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a) Sentido positivo del silencio administrativo en los procedimientos iniciados a

instancia de parte.
Dicha norma general está sometida a las siguientes excepciones y limitaciones:
1) El Silencio administrativo no puede amparar la transferencia de facultades sobre bienes de
dominio público ni sobre servicios públicos.
2) No puede reconocer ex novo derechos o pretensiones que carezcan de un reconocimiento
legal previo.
3) No puede reconocer facultades y derechos a quienes carecen de los presupuestos
esenciales para ostentarlos.
4) No puede resolver favorablemente los recursos administrativos o reclamaciones, salvo
cuando se trate de un recurso de alzada interpuesto contra un acto administrativo presunto
resuelto por silencio negativo.
b) Sentido negativo en los procedimientos iniciados de oficio (art. 44 Ley 30/1992).
El silencio negativo es una ficción jurídica que solo posibilita la impugnación del acto
administrativo presunto.
En el momento en que ocurre el silencio administrativo, el ciudadano tiene abierta la vía para
acceder a la siguiente instancia administrativa o a la jurisdicción contenciosa administrativa.

Acto presunto[editar]
Un acto presunto en Derecho administrativo es la consecuencia jurídica de la inacción de la
Administración. Si bien no se trata de un acto administrativo propiamente dicho, la ley da valor
al silencio administrativo (la falta de respuesta a favor o en contra) asimilándolo a un acto
administrativo, permitiendo al administrado seguir defendiendo sus intereses mediante los
recursos pertinentes.

 En el caso del silencio administrativo positivo, la ley dicta que se presume que la
administración ha respondido afirmativamente a la petición realizada, con todas sus
consecuencias jurídicas.
 En el caso del silencio administrativo negativo (la ley entiende denegada la petición) es en
realidad una ficción procesal, que permite acceder a la siguiente instancia administrativa,
o en su caso, al proceso contencioso-administrativo.
La instauración del acto presunto es una garantía en favor del administrado, que le permite
defenderse en vía contenciosa y evitar que la administración, en lugar de responder y
enfrentarse a un presumible recurso, directamente no conteste y no de lugar a plantear un
recurso a su respuesta.

Regulación por países[editar]


España[editar]
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En España el sentido por defecto del silencio administrativo es estimativo, aunque en la Formatted: Normal
práctica, hay tantas excepciones, que casi nunca se da. Se denomina silencio
administrativo al hecho de que cuando un ciudadano solicita
algo a la Administración
Pública (Estado, Ayuntamiento, Gobierno…) puede darse el
caso de que ésta no responda. La Leyestablece que en
ciertos casos el silencio administrativo es positivo, lo que
significaría que lo que se solicita es concedido. Sin embargo
lo más corriente es que el silencio administrativo
sea negativo, en cuyo caso el ciudadano sabe que,
transcurrido el plazo legal, puede recurrir la referida negativa
ante instancias superiores.
El silencio administrativo es una de las formas posibles de
terminación de los procedimientos administrativos. Lo
característico del silencio es la inactividad de la
Administración cuando es obligada a concluir el
procedimiento administrativo de forma expresa y a notificar la
resolución al interesado dentro de un plazo determinado.
El silencio administrativo opera como un mecanismo que
permite, en caso de inactividad por falta de resolución en
procedimientos administrativos, imputar a la administración
de que se trata un acto administrativo presunto, que tendrá la
condición de verdadero acto, en caso de que las reglas del
silencio lo configuren como estimatorio y que, por el contrario,
será mera ficción jurídica, si se configura como
desestimatorio.
No están sujetos al régimen de silencio los procedimientos
de mediación, arbitraje y conciliación, así como aquellos
terminados por pacto o convenio. Esta técnica es correlativa,
en los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, al
deber de dictar resolución expresa en todos los
procedimientos y a notificarla, que pesa sobre la
administración pública y ha sido expuesto con anterioridad;
deber que existe en todo procedimiento, cualquiera que sea
su forma de iniciación

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