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LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES Ignacio GALINDO GaRFIAS SuManto: 1. Introduccién; 2, Enfoque genético (Ia causa eficiente de las obligaciones); 3, Enfoque formal (la causa civilis obligandi); 4. Clasificacién de las fuentes de las obligaciones; 5. Conclusiones. 1. Introduccién E! estudio de las fuentes de las obligaciones se puede llevar a cabo desde un punto de vista genético, que nos ofrece explicacién del porqué determinados fenémenos (hechos 0 conducta humana) dan origen a relaciones juridicas obligacionales. Desde otro punto de vista, el problema de las fuentes de las obliga- ciones se cifra en determinar si un cierto hecho 0 un acto juridico, con- figura el presupuesto previsto en la norma de manera que se produzca la consecuencia —también prevista— que es la creacién de obligaciones. En el primer caso nos planteamos el problema de la causa eficiente de las obligaciones; en tanto que en el segundo, consideramos el problema desde el punto de vista de la causa formal (causa civilis obligandi). Podemos referirnos a una tercera perspectiva en el tratamiento de las fuentes de las obligaciones, a saber: la clasificacién de las fuentes © causas generadoras de las obligaciones, atendiendo a su origen. La solucién de esta ultima cuestién presupone el conocimiento y sobre todo el discernimiento de los hechos o conductas humanas de di- versa indole que producen obligaciones, problemas que deben ser previamente resueltos desde los puntos de vista a que me refiero en los parrafos anteriores. En otras palabras, el estudio de las fuentes de las obligaciones debe buscar Ja respuesta a estas tres interrogantes: a) por qué determinados hechos juridicos (y no otros) generan obligaciones, 6) cuales son los hechos juridicos que se encuentran previstos en un determinado orde- namiento como fuente de obligaciones, y c) cual es el criterio de clasi- ficaci6n que, atendiendo a las respuestas de las cuestiones a y b, debe adoptarse para clasificar las fuentes de las obligaciones. 7 8 IGNACIO GALINDO GARFIAS 2. Enfoque genético (la causa eficiente de las obligaciones) Conforme a lo expuesto en parrafos anteriores, no parece que la definicién que la doctrina ha dado sobre el concepto fuentes de las obli- gaciones comprenda los tres aspectos aludidos. Cominmente se refiere “a los hechos juridicos por virtud de los cuales éstas se originan o nacen... representando por tanto el vinculo juridico entre acreedor y deudor en que la obligacién consiste”.* Propiamente no se precisa cuales hechos son fuente de obligacién. Se dice solamente que ciertos hechos juridicos o una especie de ellos, dan origen a obligaciones. En este sentido la posicion adoptada en el Digesto (contrato y delito) parece convincente al hacer la clasificacién bipartita de las fuentes, admite el contrato y el delito como tinicas causas generadoras de obligaciones, Como es sabido, en el derecho romano? las obligaciones tomaban su origen de ciertos actos solemnes (contractus) o de un dajfio injusta- mente causado (maleficio).* La palabra latina contractus es el participio pasado del verbo con- traere y significa lo contraido, es decir la obligacién se adquiria a través del nexum, de la stipulatio, o de la sponsio, que eran las unicas formas reconocidas para declarar la intencién de obligarse frente a alguien, como consecuencia de haber observado determinadas forma- lidades verbales o escritas.* 1 Espin Canovas, Diego, Manual de derecho civit espariol, vol. III, Obligaciones y contrafos, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1954, p. 115, Véase también Bonnecase, Julién, Elementos de derecho civil, t. H, Derecho de las obli- gaciones, de los contratos y del crédito, (traduccion de José M. Cajica Jr.), Puebla, Editorial José M. Cajica Jr., 1945, pp. 212 y ss; Corin A. y Capirant H., Curso elemental de derecho civil, t. Ul, Teoria general de las obligaciones, (traduccién de Deméfilo de Buen), 4a. ed., Madrid, Instituto Editorial Reus, 1960, p. 557; Borya Soriano, Manuel, Teoria general de las obligaciones, México, Editorial Porriia, 1982, p. 386; Ripert, Georges y BouLANGeR, Jean, Tratado de Derecho Civil, t. IV, vol. I, Las obligaciones (primera parte), (traduccién de Delia Garcia Daireaux), Buenos Aires, La Ley, 1964, p. 24; PLaNiot, Marcel Riert, Georges, y Esmet, Paul, Tratado practico de derecho civil francés, (traduccién de Mario Diaz Cruz), La Habana, Cuba, 1945, t. VI, p. 12. 2 Gayo, Instituciones, 3, 88. 3 Iotesias, Juan, Derecho romano, instituciones de derecho privado, 6a. ed., Barcelona, Espafia, Ediciones Ariel, 1972, p. 397; Jors, Paul, y Kunket, Wolfgang, Derecho privado romano, ({traduccién de la 2a. ed, alemana de Prieto Castro, L.), Barcelona, Editorial Labor, S.A., 1965, p. 268. 4 BonranTe, Pietro, Instituciones de derecho romano, (traduccién de la 8a, ed. por Luis Bacci y Andrés Larrosa), Madrid, Editorial Reus, s/f, p. 406; Diez FUENTES DE LAS OBLIGACIONES 9 Originalmente, la voz contractus no parece haber poseido un preciso significado técnico juridico. Etimolégicamente, contractus es el par- ticipio pasivo del verbo contraere, por lo cual designa genéricamente “lo contraido”’. Lo contraido es un negocio 0, mas exactamente, una obligacién (negotium contractum, obligatio contracta), Contractus, es pues, aquella situaci6n que da origen a ese especial vinculo iuris en que la obligatio consiste (Bonfante Betti). Ahora bien, para crear una obligatio, en el antiguo derecho romano, era necesario realizar unos determinados actos solemnes y rituales (nexum, sponsio, stipulatio). De esta suerte, en rigor, sdlo aquellos solemnes y rituales actos que generaran una obligatio se les podia llamar contractus, Mas adelante, sin embargo, probablemente por influjo del derecho de gentes, se admitié que, en determinados casos concretos, el he- cho de la entrega de una cosa generaba para el que la habia recibido la obligacién de restituir dicha cosa. Se hablaba entonces de una obligacién recontrahitur, es decir, que se contrae por virtud de la entrega de una cosa (res). Esta idea, que mas adelante dio origen a la categoria dogmatica de los Ilamados “‘contratos reales”, se apli- caba sobre todo al mutuo o préstamo, al depésito, al comodato y a la prenda. En un momento posterior, cuando el derecho pretorio admitié los Namados judicia bonae fides, se consideré que algunas obligaciones podrian crearse por el mero consentimiento o por el mero acuerdo de las partes. Estas obligaciones que se contraian por el mero con- sentimiento.o por el mero acuerdo fueron, sin embargo, excepcionales y quedaron limitadas a tipos muy concretos de negocios: compra- venta, arrendamiento, mandato, sociedad.* No hallamos una exacta correspondencia entre el contractus y la nocién moderna de contrato como fuente de obligaciones. En el derecho romano clasico la fuente contractual de obligar (las diversas fuentes de obligar conocidas distintas del dolo) eran fuentes formales. La obligacién no nacia propiamente ex voluntate sino ex solemnitate. Se puede percibir en la clasificacién gayana de las fuentes una cierta confusién ya que, tratandose del delictum, el origen de la obli- gatio consiste en el daiio dolosamente causado que es la causa eficiente de la obligacién, al paso que en las obligaciones que nacen ex contracto Picazo, Luis, Fundamentos de derecho civil patrimonial, vol, I, Introduccién: feoria del contrato, las relaciones obligatorias, Madrid, Editorial Tecros, 1970, * Diez Picazo, Luis, op, cit., p, 85.

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