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INTRODUCCIÓN:
Cualquier tipo de intervención quirúrgica requiere una adecuada planeación, si se
pretende ejecutar de una forma adecuada; dentro de dicha planeación se debe
incluir los siguientes aspectos:
1. Conocimiento del paciente (historia clínica).
2. Diagnóstico adecuado (que problema tiene el paciente).
3. Plan de tratamiento (como resolver el problema).
4. Competencia (dominio de la técnica que se pretende emplear).
5. Infraestructura (instrumental y equipo adecuados).
No contar con alguno o varios de los rubros citados pone en riesgo el éxito del
tratamiento y por ende, la posibilidad de que surjan complicaciones derivadas del
mismo aumenta en forma considerable. Las complicaciones en cirugía bucal
pueden clasificarse de acuerdo con el momento en el que ocurren (transoperatorias
y posoperatorias) y su localización (sistémicas y locales). Las complicaciones
locales a su vez, pueden relacionarse con tejido óseo, tejido blando y órganos
dentarios. Aunque pueden ser muy variadas, aquí sólo se mencionan las más
importantes, ya sea por su frecuencia o por su gravedad.
Existen algunos factores que pueden precipitar una complicación, y deben evitarse:
• Aplicación de fuerza excesiva.
• Planeación inadecuada.
• Falta de visibilidad.
• Uso inadecuado del instrumental.
• Manejo precipitado.
En todos los casos la cirugía debe realizarse siguiendo los protocolos de orden
adecuado, así como bajo un ambiente que propicie la tranquilidad tanto del paciente
como del operador.
PREVENCIÓN DE COMPLICACIONES:
El mejor manejo de cualquier complicación, como ya se ha dicho, es la prevención.
Enseguida se detallan algunos de los aspectos que pueden ser útiles en la
prevención de complicaciones durante o después de la atención odontológico-
quirúrgica de un paciente.
COMPLICACIONES:
Como ya se mencionó, para tener una idea más clara y una forma organizada que
permita su estudio, las complicaciones más comunes o más importantes en el
ejercicio de la cirugía oral y maxilofacial posoperatorias, locales y sistémicas; se
estudian también las posibles medidas para prevenir o solucionar las mismas.
Sin duda, ésta es la complicación más dolorosa en el área de la cirugía bucal y una
de las más dolorosas de la odontología en general, por lo que su reconocimiento es
de vital importancia para otorgar al paciente una atención de calidad. En la
actualidad, el término más aceptado es el de alveolitis, aunque también se le ha
denominado osteítis alveolar, o alveolo seco. La referencia de Crawford en 1896,
quien lo llamó alveolo seco es la primera mención formal de un proceso retardado
en la cicatrización de una extracción dental por este motivo. Se puede definir a la
alveolitis como una exposición ósea alveolar causada por el desalojo total o parcial
del coágulo, o por necrosis del mismo y se acompaña de dolor intenso que irradia a
una hemiarcada.
Aunque se desconoce su etiología, se han identificado factores predisponentes
como procedimientos de exodoncia traumáticos o los realizados en molares
inferiores, tabaquismo, infección preexistente, exceso de vasoconstrictor,
enjuagues vigorosos, contaminación por alimentos, uso de anticonceptivos, etc.
Recomendación:
Es indispensable un diagnóstico acertado. Si bien cuando la alveolitis ocurre en
sitios de fácil acceso, se identifica sin problemas porque el alveolo se encuentra
vacío y se puede ver el hueso expuesto no todos los casos son así, más aún, el
mayor porcentaje de esta complicación ocurre en los alveolos de los terceros
molares inferiores, donde el acceso visual al interior del alveolo no solo sería muy
complicado, sino que implicaría llevar a cabo un manejo muy invasivo e innecesario.
El diagnóstico entonces debe basarse tanto en el interrogatorio como en algunos
otros hallazgos clínicos, como se menciona a continuación.
• Presencia de halitosis.
• Alveolo total o parcialmente vacío.
• Instalación del dolor del segundo al cuarto día.
• Dolor muy intenso y constante.
• Dolor irradiado a esa misma hemiarcada (puede irradiar también al oído o a la
mitad de la cabeza, pero en ningún caso cruza la línea media)
Prevención:
Aunque se han propuesto algunas teorías para explicar la etiología de la alveolitis,
como la colonización bacteriana, el trauma excesivo, los agentes bioquímicos, o la
actividad fibrinolítica sobre el coágulo sanguíneo, ninguna ha podido demostrarse.
Sin embargo, se han publicado múltiples estudios en los que se sugieren diferentes
medidas para prevenir esta complicación con diferentes grados de éxito, como los
que se mencionan a continuación.
Uso de antibióticos. Desde el punto de vista farmacológico, se han descrito
diferentes métodos preventivos, como la administración sistémica de
metronidazol, penicilinas y eritromicina, incluso se ha demostrado que su
administración preoperatoria es más efectiva que cuando se usa después del
procedimiento. Se han propuesto diferentes tipos de apósitos para colocar
en el alveolo inmediatamente después de la extracción, como Gelfoam
impregnado con tetraciclinas, clindamicina, lincomicina o con rifampicina, y
todos ellos han demostrado resultados estadísticamente significativos en la
reducción de la alveolitis como complicación posoperatoria.
EDEMA:
La inflamación durante el posoperatorio de un procedimiento quirúrgico traumático
como pudiera ser la extracción de los terceros molares, se considera una secuela
normal, es una herramienta para el organismo en sus procesos de defensa y
reparación. Sin embargo, cuando sucede de una forma muy marcada, llega a ser
incómodo para el paciente e incluso puede relacionarse con dolor debido a la
distensión de los tejidos.
Shawn Conrad et al: hicieron un estudio multicéntrico en el que evaluaron
diferentes aspectos en la calidad de vida de los pacientes sometidos a cirugía de
terceros molares, sobre todo durante la primera semana. Entre otras cosas
interesantes, descubrieron que el edema llegaba a su máximo en el primero y
segundo día del posoperatorio, y que decrecía en forma importante para el quinto
día. Shawn Conrad et al.
Recomendación:
Tanto el paciente como los familiares deben de conocer las posibles complicaciones
que derivan de un procedimiento quirúrgico, de manera que al considerarlas pueden
programar sus actividades personales en una forma que no se vean afectadas.
Antes de cualquier intervención, al momento de discutir las opciones de tratamiento
con el paciente se deben discutir todas las posibles secuelas relacionadas con el
mismo, incluyendo la inflamación, esto ayudará además a que cuando se presente,
no sea una causa de preocupación o de ansiedad, sino más bien, que sea vista
como una evolución normal de la intervención.
Prevención:
La inflamación es causada por diversas sustancias químicas liberadas como
respuesta del organismo a una agresión, en este caso, de tipo quirúrgico. Estas
sustancias pueden aumentar la vascularidad de la zona, así como la permeabilidad
de los vasos sanguíneos, lo cual permite la extravasación de componentes
sanguíneos al área afectada, aumentando así su volumen y distensión de los
tejidos.
REFERENCIAS:
Martínez J.A. Cirugía Oral y Maxilofacial.1ª ed. edit. Manual Moderno. 2009