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LA DIVERSIDAD CULTURAL, ESTATAL BASADA EN LOS PUEBLOS

INDÍGENAS
La diversidad cultural más que un concepto es la expresión manifiesta de lo que
sucede en el tiempo y en el espacio.
Veracruz está conformado por una rica diversidad de tradiciones, creencias y
costumbres populares, mismas que han sido transmitidas a través del espacio, esta
diversidad ha subsistido a lo largo del tiempo gracias a los pueblos indígenas y a
esa agrupación de éstos, en etnias, las cuales a lo largo de la historia han sido los
portadores de un legado cultural especifico.
Hoy en día se está tratando de preservar la diversidad cultural ya no solo dentro del
estado, sino que además dentro del país, afín de que no vayan en decadencia los
pueblos indígenas, sus lenguas, sus costumbres y toda esa gama de variedad …ver
más…

ORÍGENES DE LOS ZAPOTECOS

Introducción histórica

Los zapotecas es uno de los pueblos más desconocidos de la historia


mesoamericana. Por los restos arqueológicos encontrados se sabe que los primeros
indicios de esta cultura datan del segundo milenio a. C. Aunque las evidencias
arqueológicas indican que pudo existir 2500 años antes de esta fecha.
Aproximadamente entre los siglos XV y IV a.C., cuando tuvo lugar el primer
desarrollo urbano importante de la cultura zapoteca, con centro en San José
Mogote, en el sureste de México. Este asentamiento se localiza a pocos kilómetros
al noroeste de Monte Albán, en el valle de Etla. Sin embargo, no será hasta los
siglos V y IV a. C., cuando tiene lugar los primeros asentamientos urbanos
importantes de esta cultura en el gran valle regado por el río Atoyac, en el actual
Estado de Oaxaca en México.
Desde el primer momento en que se constituyen como colectivo, mantienen un
sistema de vida sedentario, estableciéndose en un punto fijo. Ello fue debido en
parte por las extraordinarias condiciones climáticas y la fertilidad de las tierras en
las que se asentaron. Una región propicia para el trabajo agrícola, que era la
principal actividad de los zapotecas. Manejaron un avanzado sistema de riego y
entre los cultivos que practicaban destacaba el maíz, pero también cultivaron varias
especies de chile, frijoles, calabaza y cacao. Para la obtención de carne cazaban
venados, jabalís, conejos y otros animales, completando su dieta con la recolección
de frutos y tubérculos.
La sociedad estaba muy estratificada, con una clase gobernante que probablemente
basaba su poder en una concepción teocrática. Esta elite mantenía su poder por un
sistema de alianzas y matrimonios entre las clases gobernantes y las autoridades
locales de cada uno de los territorios que eran incorporados a su órbita. La pirámide
social estaba estructurada de la siguiente manera: aristocracia, comerciantes y
artesanos especializados, y campesinos.

Hacia el 900 d.C. este pueblo estuvo gobernado por sacerdotes, pero en los
momentos finales del México prehispánico esta función recayó en jefes guerreros.
Arte zapoteca
Los Zapotecas trabajaban la piedra, especialmente realizaban diseños decorativos
que abundan en su arquitectura. Los bajorrelieves y las pinturas murales constituyen
algunos de los fragmentos más preciosos del arte prehispánico de México.
Destacan especialmente los motivos de guerreros y cautivos, en los que pueden
observarse la importancia de los conflictos bélicos en la sociedad. Cabe mencionar
los diseños denominados ‘danzantes’, que presentan personajes en actitud de
sacrificio y sometimiento. La arquitectura del período final de esta cultura se
caracteriza por una profusa decoración tipo mosaico, tableros y grecas. Los
zapotecas desarrollaron un calendario y un sistema logofonético de escritura que
utilizaba un carácter individual para representar cada sílaba del lenguaje, el logro
más importante de esta cultura. Este sistema de escritura perduró durante más de
mil años en Mesoamérica. Como en casi todas las culturas, la escritura sólo estaba
al alcance de unos pocos, y se llevaba a cabo en los más diversos materiales, como
hueso, concha, cerámica y piedra. Se piensa también que debieron haber escrito
en materiales
perecederos
como madera,
tejidos de
algodón, papel
o pieles. Esta
escritura
consistía en
glifos que narran sucesos históricos y fechas. Probablemente fueron muy usados
por las clases dominantes para llevar un registro vigente de sus hechos, así como
para controlar los bienes y contar con una memoria de las guerras.

Lápida 55, uno de los relieves conocidos como ‘danzantes’, Monte


Albán, Oaxaca Dibujo de la lápida 55, uno de los relieves
conocidos como ‘danzantes’, Monte Albán, Oaxaca Mural de la
Tumba 104 de Monte Albán, Oaxaca, México Pintura mural de
Mitla Hombre juguar
Con la disolución paulatina del sistema político de Monte Alban y
el eventual abandono de la gran urbe, la escritura zapoteca cayo lentamente en
desuso. Los señoríos que controlaban los territorios que antes habían estado bajo
el dominio de Monte Alban, siguieron dejando registros escritos pero usando una
forma de escritura jeroglífica diferente, cuyas convenciones estuvieron en boga en
muchas regiones de Oaxaca, Puebla y Tlaxcala. Esa otra forma de escritura esta
mejor representada en los códices prehispánicos y los lienzos coloniales que se
pintaron en varios pueblos de la Mixteca alta, Mixteca baja, y en la cuenca alta del
Papaloapan.
Una vez iniciado el periodo de colonización, los zapotecas siguieron escribiendo
subrepticiamente acerca de sus tradiciones y su lengua usando la escritura
alfabética europea, una forma de reafirmar su identidad.
Tablillas con escritura zapoteca de Oaxaca, MéxicoDibujo de Javier Urcid de unas
Tablillas con escritura zapoteca de Oaxaca,Galería del templo de los Danzantes,
Monte Albán, Oaxaca, MéxicoDibujo de escritura zapoteca, México
El arte funerario de los zapotecas
Los zapotecas enterraban a sus familiares dentro del espacio doméstico, bajo el
suelo de su casa o en un sitio cercano a ella. Estas tumbas eran sencillas y no están
asociadas a ningún tipo de construcción. Más tarde los enterramientos fueron más
complejos. Se edificaron con cubierta abovedada, poseían jambas y dinteles con
bajorrelieves, vestíbulos, cámaras funerarias y murales. El ‘Juego de Pelota’ era
una escena muy representada, ya que poseía una especial relevancia en materia
ritual y simbólica. Las representaciones en bajorrelieve de piedra de los jugadores
eran sumamente detalladas y compartían el espacio con representaciones de
sacerdotes, ofrendas y jaguares, animal que tuvo enorme significación en todas las
religiones mesoamericanas. Los sacrificios también tenían gran relevancia en la
vida religiosa, dada la cuantiosa cantidad de bajorrelieves encontrados, que
representan personajes agonizantes o sacrificados, tal como la conocida galería de
‘Los Danzantes’, en Monte Albán. Por último se llegó a la tumba con escalinatas con
fachada con tablero doble, un nicho central para la colocación de una divinidad, una
antecámara y una cámara funeraria con un nicho en el fondo y otro a los lados.
Tumba del Cerro de la Campana en Suchilquitongo, a unos 29 km. de la ciudad de
Oaxaca hacia el Valle de Etla Tumba del Cerro de la Campana en Suchilquitongo,
a unos 29 km. de la ciudad de Oaxaca hacia el Valle de Etla Fresco de la tumba
del Cerro de la Campana en Suchilquitongo, a unos 29 km. de la ciudad de Oaxaca
hacia el Valle de Etla
En cuanto a los enterramientos podían ser secundarios, cuando los muertos eran
depositados en un sarcófago común, e individuales, reservados a los altos cargos,
estos iban acompañados de ofrendas para la otra vida, especialmente colocaban
urnas de barro con representaciones de las divinidades. Han sido tantas las
halladas, que gracias a ellas han podido identificarse a gran cantidad de dioses
como Cocijo o dios de la lluvia, la principal divinidad zapoteca [Nota 1].

Urna del dios Cocijo, Museo Friselli Brasero efigie cubierto con cinabrio, conocido
como ‘el diablo enchilado’, Museo Comunitario de San José Mogote, Oaxaca Urna
Funeraria de la Diosa 13 Serpientes, Cerámica, 2.5 cm Urna funeraria zapoteca
Vaso tripode de alabastro
Monte Albán, el gran centro zapoteca
Los primeros zapotecas se establecieron en pequeñas aldeas a orillas de los ríos,
las cuales pronto se convirtieron en asentamientos urbanos que conformaron una
gran ciudad en el Monte Albán.
Cronológicamente, la historia de la cuidad se ha dividido en cinco amplias etapas:
Monte Albán I (500 a.C. a 350 a.C.)
Monte Albán I-B (350 a.C. a 200 a.C.)
Monte Albán II ( 200 a.C. a 300 d.C.)
Monte Albán III-A (300 a 500 d.C.)
Monte Albán III-B (500 a 750 d.C.)
Monte Albán IV (750 a 1000 d.C.)
Monte Albán V (1000 a 1520 d.C.)
Durante la primera etapa es palpable la influencia de Teotihuacan, la cual se pone
de manifiesto tanto en cerámica como en monumentos arquitectónicos y
escultóricos; sin embargo, las relaciones entre los dos mayores centros
mesoamericanos durante esa época parecen que fueron bastante pacíficas y
basadas en el respeto mutuo. Seguramente, este fenómeno se debe a que la capital
zapoteca aparece en este momento como un centro aislado, introvertido, muy
tradicional e incapaz de competir política y económicamente con Teotihuacan.
Como consecuencia de este periodo tranquilo, sin enfrentamientos bélicos, hay una
reorganización profunda del valle mediante la cual surgen cinco tipos de
asentamientos jerarquizados. Uno de ellos, Jaleza se desarrolla como un centro de
segunda categoría situado a 20 kilómetros de Monte Alban. Varios asentamientos
más llegan a tener responsabilidades administrativas, aunque no ceremoniales ni
de elite, lo cual se demuestra por los pocos y pequeños montículos piramidales
encontrados. No obstante en todos ellos se tallan monumentos con el mismo estilo
que los existentes en Monte Alban.
Plano de Monte Albán, Oaxaca, México Vista general de Monte Albán, Oaxaca,
México
Monte Albán es el centro urbano más importante de este pueblo, establecido
estratégicamente sobre el plano aterrazado de una montaña. Nunca llegó a
convertirse en una metrópoli importante desde el punto de vista económico. La
ciudad surge como una capital política, como un centro destinado preferentemente
a coordinar las actividades de otros asentamientos, a organizarlos militarmente y
para controlar el comercio y los contactos diplomáticos. Es por ello que el área de
abastecimiento se halla bastante alejada y fuera del casco urbano y a que las áreas
de trabajo en la ciudad sean muy escasas.
Su crecimiento fue rápido y monumental, alcanzando hasta cuatro kilómetros de
extensión alrededor de la plaza central. Poseía grandes templos, palacios y dos
canchas de ‘Juego de Pelota’, además de otras imponentes construcciones. Las
casas del pueblo se distribuían en las laderas, fuera del conjunto central. Estas
instalaciones contaban con la vivienda, una pequeña huerta, un pozo y espacios
para talleres de artesanos.
Una de las construcciones más afamadas de este lugar es el llamado templo de los
Danzantes construido en la fase Monte Albán I. Posee muros elevados, revestidos
de grandes losas y con figuras en actitud dinámica, unas grandes y verticales y otras
pequeñas y horizontales.
En la fase Monte Albán II se observa una continuación y un cambio. Se construye
el Montículo J, una estructura pentagonal compuesta por dos cuerpos, con
revestimiento en algunas partes con lápidas olmecoides provenientes,
posiblemente, del templo de los Danzantes. Aparecen en dicho montículo
jeroglíficos, y su fachada, en forma de punta de flecha, se supone guarda alguna
relación con los equinoccios y con un lugar que servía de observatorio. A este
mismo periodo corresponde una cancha para el ‘Juego de la pelota’ con dos tribunas
inclinadas, un muro de fondo vertical y planta en forma de T. Más tarde fue
modificado y se acondicionó la gran plaza para ampliar el centro ceremonial.
Recinto donde se jugaba el Juego de pelota, Monte Albán Recinto donde se jugaba
el Juego de pelota, Monte Albán
Los periodos Monte Albán III-A y Monte Albán III-B corresponden a la fase más
álgida de los zapotecas. La inmensa mayoría de los edificios que actualmente hay
en Monte Albán son de la época III-B, que se caracteriza por el fin de la influencia
de Teotihuacan. En el valle está identificada por la presencia de un estado regional
mucho más centralizado y enfocado sobre Monte Albán. En el sur se observa un
descenso de la población, e incluye el abandono de Jalieza; sin embargo el norte
continúa aún siendo próspero.
El estilo arquitectónico de los edificios públicos de Monte Albán es el que se ha dado
en denominar de ‘doble escapulario’, es decir, que las fachadas se cubren con dos
tableros que dejan en medio un nicho o un espacio que queda rehundido. Se trata
de una característica muy generalizada, pero que además se exporta a otros sitios
del valle de Oaxaca, llegando a convertirse en un rasgo regional. Esta integración
regional la adquiere las escalinatas de los edificios, que nunca llegaron a ser
concebidas como elementos adicionales, sino como parte de estos.

Muchos elementos decorativos de la Plaza Central de Monte Albán tienen claras


influencias de la cultura Teotihuacan como hemos señalado. Además, en ciertos
edificios se han encontrado piezas y ofrendas Mixtecas, sugiriendo un posible
vínculo entre ambas culturas.
La cerámica hallada en Monte Albán es de la más numerosa de Centroamérica, se
han encontrado dos hornos de cerámica muy cerca de la ciudad. La manufactura
cerámica es de tipo utilitario y también decorativa y ritual, con una enorme variedad
de objetos especializados. Casi todos de estilo teotihuacano. Asimismo se han
descubierto otro tipo de cerámica, Naranja Delgada, obtenida por comercio. Durante
la segunda parte del tercer periodo y, coincidiendo con el final de la influencia
teotihuacana, el tipo de cerámica influyente de esa ciudad es desplazada por una
confección de urnas zapotecas.

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLITICA

La familia representaba la unidad básica y social de los zapotecas, en donde a cada


persona, de acuerdo con su sexo, le correspondía realizar una determinada
actividad. Al hombre le correspondía la caza, la pesca, las labores del campo, el
comercio, la fabricación de cerámica y la guerra. A la mujer la recolección, la
preparación de los alimentos, el cuidado del hogar, la industria casera del tejido de
fibras vegetales y en algunas ocasiones también participaba en las labores
agrícolas.
La organización social de los zapotecas estaba dividida en grupos dependiendo del
oficio que cada persona desempeñaba:
Clase dominante
· Sacerdotes
· Militares
· Comerciantes
Clase dominada
· Campesinos
· Cargadores
· Cazadores
· Orfebres
· Tejedores
El pueblo estaba gobernado por el “Gocquitao” o rey, que era auxiliado por los
sacerdotes y militares. Los sacerdotes estaban ligados a la divinidad y fungían como
jueces supremos del reino, guardaban celibato y permanecían aprisionados en el
palacio. El sucesor del rey era engendrado por él mismo y la hija de un caudillo.
Podría decirse que regía un estado monárquico, pero en realidad funcionaban bajo
normas teocráticas.
Los dirigentes del pueblo vivían en habitaciones de mampostería mientras que el
pueblo lo hacía en casas de materiales perecederos.
Su laboriosidad y disposiciones artísticas han revelado que los zapotecas eran
fundamentalmente un pueblo pacífico, pero la necesidad de proteger sus vidas,
posesiones o familias les obligó a sostener interminables luchas con sus vecinos y
con grupos invasores.
El grupo más importante de nuestra sociedad zapoteca está formada por
sacerdotes, militares y comerciantes, por el otro lado la clase dominada está
formada por artesanos y campesinos.
Nuestra Organización Social siempre ha sido teocrática pero anteriormente hemos
agregamos el carácter militarista.
Nuestra clase dirigente vivía en habitaciones de mampostería el cual es un sistema
tradicional de construcción que consiste en erigir muros y paramentos, y en cambio
el pueblo hacia sus habitaciones con materiales perecederos.
Nosotros destacamos en el conocimiento de la astronomía, en la numeración, el
calendario, la escritura jeroglífica y la medicina herbolaria. En la arquitectura civil,
religiosa y funeraria, en la alfarería, joyería y oras artes menores.

TRADICIONES Y COSTUMBRES

El juego de pelota: Entre nuestras costumbres más importantes podemos


mencionar el juego de pelota, consistía en un ritual como muestra de
agradecimiento para nuestros dioses, y los ganadores del juego eran sacrificados
y ofrendados para mantenerlos alegres y también para que mantuvieran la
prosperidad.

La danza de la pluma: Es una de las danzas más importantes de Oaxaca y sus


comunidades incluyendo la nuestra. Representa a la conquista de México antiguo
por los españoles. Nosotros bailamos esta danza en Santa Ana del Valle cuando
estamos en las fechas de nuestras festividades.

La Guelaguetza: Esta fiesta es el resultado del mestizaje, en la época prehispánica


nosotros los zapotecas celebramos, junto al cerro que llamamos "de la Bella Vista"
es una fiesta en honor a la diosa Centéotl diosa del maíz tierno o elote.
RELIGIÓN
Eran politeístas, eso quiere decir que tenían varios dioses. Su dios principal se
llamaba Xipe Totec y este se le conocía por tres nombres:
Totec: es el dios mayor, el que los regía.
Xipe: es el dios creador, aquel que hizo todo como es ahora.
Tlatlauhaqui: es el dios astro, el Sol.
Otros de los dioses principales eran:
Cocijo: Dios del trueno y de la lluvia.
Pitao Cozobi: Maíz tierno.
Copichja: Deidad solar.
Coqui Xee: El increado.
Coqui Bezelao: Dios de los muertos.
Pitao Cozana: Dios de los antepasados.
Quetzalcoatl: Viento.
Xonaxi Quecuya: Terremotos.
También tenían ciertas supersticiones, como el "Nahualismo". Esta consistía en que
cada vez que una madre esperaba una cría, el día del nacimiento se ponían cenizas
en la choza donde vivía el recién nacido y al siguiente día la huella del animal que
se formara sería el "tótem" del niño: aquel animal que lo representa y le da su
personalidad.
Otra creencia llamada "Tona" consistía en que los magos oscuros aprovechaban su
"tótem" y se convertían en animales para hacer maldades en la noche
VESTIMENTA
as mujeres zapotecas del Istmo de
Tehuantepec, Oaxaca, y
particularmente las de
Juchitán, portan con garbo la
ropa típica regional que las
identifica de otras culturas. La
vestimenta de la mujer zapoteca
varía de acuerdo con cada
momento social; así tenemos
vestimenta típica para fiestas,
bodas, velas, misas, sepelios, de
luto y para uso cotidiano; se diseñan y se combinan para cada ocasión.
La ropa típica de la mujer zapoteca consta de huipil, enagua que puede ser con o
sin holán o enagua "rabona" -falda con holán hecho de la misma tela- y refajo;
además, como complemento, una rica variedad de joyería de oro, aretes, pulseras,
esclavas, torzales, pectorales y ahogadores, según lo amerite la ocasión.

El huipil es una blusa de manga corta y la enagua es una falda larga y ancha; se
confeccionan en una gran variedad de colores y diseños de flores artísticamente
matizadas a base de hilo de seda, que pueden ser bordadas a mano, tejidas a mano
con aguja de gancho o tejidas en figuras de cadenillas que se elaboran
mecánicamente. El refajo es una falda blanca de popelina que se usa como fondo.
El huipil y la enagua se confeccionan en tela de terciopelo de primera, segunda y
de exportación -terciopelo más suave-; también en telas "raso", "piel de ángel" y
"piel de durazno"; las dos últimas son más suaves, ligeras y apropiadas al calor de
la región que es de clima tropical.
El traje de gala de la mujer del Istmo de Tehuantepec consta de huipil, enagua con
holán, refajo y resplandor o " bidaani quichi' ", que se usa en festividades especiales
como paseo floral, convite, tirada de frutas, velas, misas del día principal o "lanii" de
fiestas titulares; se complementa con rica joyería de oro destacando el ahogador,
aretes, pulsera, pectorales y torzales. Es el traje que lucen las mujeres juchitecas
en los Lunes del Cerro durante la Guelaguetza en Oaxaca, México.
Los trajes varían de una comunidad a otra. Los que se usan en la ciudad de
Tehuantepec están bordados con flores más grandes y el holán es más amplio en
comparación con la moda de Juchitán.
Ver imagen en tamaño completoHablar del traje regional de la mujer istmeña es
hablar de colorido y belleza. Este traje, tiene su origen en la necesidad de cubrirse
el cuerpo y defenderlo de las inclemencias del tiempo, y además hacerlo con cierta
comodidad, incluso manifestar gustos particulares y distinción.

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