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INDÍGENAS
La diversidad cultural más que un concepto es la expresión manifiesta de lo que
sucede en el tiempo y en el espacio.
Veracruz está conformado por una rica diversidad de tradiciones, creencias y
costumbres populares, mismas que han sido transmitidas a través del espacio, esta
diversidad ha subsistido a lo largo del tiempo gracias a los pueblos indígenas y a
esa agrupación de éstos, en etnias, las cuales a lo largo de la historia han sido los
portadores de un legado cultural especifico.
Hoy en día se está tratando de preservar la diversidad cultural ya no solo dentro del
estado, sino que además dentro del país, afín de que no vayan en decadencia los
pueblos indígenas, sus lenguas, sus costumbres y toda esa gama de variedad …ver
más…
Introducción histórica
Hacia el 900 d.C. este pueblo estuvo gobernado por sacerdotes, pero en los
momentos finales del México prehispánico esta función recayó en jefes guerreros.
Arte zapoteca
Los Zapotecas trabajaban la piedra, especialmente realizaban diseños decorativos
que abundan en su arquitectura. Los bajorrelieves y las pinturas murales constituyen
algunos de los fragmentos más preciosos del arte prehispánico de México.
Destacan especialmente los motivos de guerreros y cautivos, en los que pueden
observarse la importancia de los conflictos bélicos en la sociedad. Cabe mencionar
los diseños denominados ‘danzantes’, que presentan personajes en actitud de
sacrificio y sometimiento. La arquitectura del período final de esta cultura se
caracteriza por una profusa decoración tipo mosaico, tableros y grecas. Los
zapotecas desarrollaron un calendario y un sistema logofonético de escritura que
utilizaba un carácter individual para representar cada sílaba del lenguaje, el logro
más importante de esta cultura. Este sistema de escritura perduró durante más de
mil años en Mesoamérica. Como en casi todas las culturas, la escritura sólo estaba
al alcance de unos pocos, y se llevaba a cabo en los más diversos materiales, como
hueso, concha, cerámica y piedra. Se piensa también que debieron haber escrito
en materiales
perecederos
como madera,
tejidos de
algodón, papel
o pieles. Esta
escritura
consistía en
glifos que narran sucesos históricos y fechas. Probablemente fueron muy usados
por las clases dominantes para llevar un registro vigente de sus hechos, así como
para controlar los bienes y contar con una memoria de las guerras.
Urna del dios Cocijo, Museo Friselli Brasero efigie cubierto con cinabrio, conocido
como ‘el diablo enchilado’, Museo Comunitario de San José Mogote, Oaxaca Urna
Funeraria de la Diosa 13 Serpientes, Cerámica, 2.5 cm Urna funeraria zapoteca
Vaso tripode de alabastro
Monte Albán, el gran centro zapoteca
Los primeros zapotecas se establecieron en pequeñas aldeas a orillas de los ríos,
las cuales pronto se convirtieron en asentamientos urbanos que conformaron una
gran ciudad en el Monte Albán.
Cronológicamente, la historia de la cuidad se ha dividido en cinco amplias etapas:
Monte Albán I (500 a.C. a 350 a.C.)
Monte Albán I-B (350 a.C. a 200 a.C.)
Monte Albán II ( 200 a.C. a 300 d.C.)
Monte Albán III-A (300 a 500 d.C.)
Monte Albán III-B (500 a 750 d.C.)
Monte Albán IV (750 a 1000 d.C.)
Monte Albán V (1000 a 1520 d.C.)
Durante la primera etapa es palpable la influencia de Teotihuacan, la cual se pone
de manifiesto tanto en cerámica como en monumentos arquitectónicos y
escultóricos; sin embargo, las relaciones entre los dos mayores centros
mesoamericanos durante esa época parecen que fueron bastante pacíficas y
basadas en el respeto mutuo. Seguramente, este fenómeno se debe a que la capital
zapoteca aparece en este momento como un centro aislado, introvertido, muy
tradicional e incapaz de competir política y económicamente con Teotihuacan.
Como consecuencia de este periodo tranquilo, sin enfrentamientos bélicos, hay una
reorganización profunda del valle mediante la cual surgen cinco tipos de
asentamientos jerarquizados. Uno de ellos, Jaleza se desarrolla como un centro de
segunda categoría situado a 20 kilómetros de Monte Alban. Varios asentamientos
más llegan a tener responsabilidades administrativas, aunque no ceremoniales ni
de elite, lo cual se demuestra por los pocos y pequeños montículos piramidales
encontrados. No obstante en todos ellos se tallan monumentos con el mismo estilo
que los existentes en Monte Alban.
Plano de Monte Albán, Oaxaca, México Vista general de Monte Albán, Oaxaca,
México
Monte Albán es el centro urbano más importante de este pueblo, establecido
estratégicamente sobre el plano aterrazado de una montaña. Nunca llegó a
convertirse en una metrópoli importante desde el punto de vista económico. La
ciudad surge como una capital política, como un centro destinado preferentemente
a coordinar las actividades de otros asentamientos, a organizarlos militarmente y
para controlar el comercio y los contactos diplomáticos. Es por ello que el área de
abastecimiento se halla bastante alejada y fuera del casco urbano y a que las áreas
de trabajo en la ciudad sean muy escasas.
Su crecimiento fue rápido y monumental, alcanzando hasta cuatro kilómetros de
extensión alrededor de la plaza central. Poseía grandes templos, palacios y dos
canchas de ‘Juego de Pelota’, además de otras imponentes construcciones. Las
casas del pueblo se distribuían en las laderas, fuera del conjunto central. Estas
instalaciones contaban con la vivienda, una pequeña huerta, un pozo y espacios
para talleres de artesanos.
Una de las construcciones más afamadas de este lugar es el llamado templo de los
Danzantes construido en la fase Monte Albán I. Posee muros elevados, revestidos
de grandes losas y con figuras en actitud dinámica, unas grandes y verticales y otras
pequeñas y horizontales.
En la fase Monte Albán II se observa una continuación y un cambio. Se construye
el Montículo J, una estructura pentagonal compuesta por dos cuerpos, con
revestimiento en algunas partes con lápidas olmecoides provenientes,
posiblemente, del templo de los Danzantes. Aparecen en dicho montículo
jeroglíficos, y su fachada, en forma de punta de flecha, se supone guarda alguna
relación con los equinoccios y con un lugar que servía de observatorio. A este
mismo periodo corresponde una cancha para el ‘Juego de la pelota’ con dos tribunas
inclinadas, un muro de fondo vertical y planta en forma de T. Más tarde fue
modificado y se acondicionó la gran plaza para ampliar el centro ceremonial.
Recinto donde se jugaba el Juego de pelota, Monte Albán Recinto donde se jugaba
el Juego de pelota, Monte Albán
Los periodos Monte Albán III-A y Monte Albán III-B corresponden a la fase más
álgida de los zapotecas. La inmensa mayoría de los edificios que actualmente hay
en Monte Albán son de la época III-B, que se caracteriza por el fin de la influencia
de Teotihuacan. En el valle está identificada por la presencia de un estado regional
mucho más centralizado y enfocado sobre Monte Albán. En el sur se observa un
descenso de la población, e incluye el abandono de Jalieza; sin embargo el norte
continúa aún siendo próspero.
El estilo arquitectónico de los edificios públicos de Monte Albán es el que se ha dado
en denominar de ‘doble escapulario’, es decir, que las fachadas se cubren con dos
tableros que dejan en medio un nicho o un espacio que queda rehundido. Se trata
de una característica muy generalizada, pero que además se exporta a otros sitios
del valle de Oaxaca, llegando a convertirse en un rasgo regional. Esta integración
regional la adquiere las escalinatas de los edificios, que nunca llegaron a ser
concebidas como elementos adicionales, sino como parte de estos.
TRADICIONES Y COSTUMBRES
El huipil es una blusa de manga corta y la enagua es una falda larga y ancha; se
confeccionan en una gran variedad de colores y diseños de flores artísticamente
matizadas a base de hilo de seda, que pueden ser bordadas a mano, tejidas a mano
con aguja de gancho o tejidas en figuras de cadenillas que se elaboran
mecánicamente. El refajo es una falda blanca de popelina que se usa como fondo.
El huipil y la enagua se confeccionan en tela de terciopelo de primera, segunda y
de exportación -terciopelo más suave-; también en telas "raso", "piel de ángel" y
"piel de durazno"; las dos últimas son más suaves, ligeras y apropiadas al calor de
la región que es de clima tropical.
El traje de gala de la mujer del Istmo de Tehuantepec consta de huipil, enagua con
holán, refajo y resplandor o " bidaani quichi' ", que se usa en festividades especiales
como paseo floral, convite, tirada de frutas, velas, misas del día principal o "lanii" de
fiestas titulares; se complementa con rica joyería de oro destacando el ahogador,
aretes, pulsera, pectorales y torzales. Es el traje que lucen las mujeres juchitecas
en los Lunes del Cerro durante la Guelaguetza en Oaxaca, México.
Los trajes varían de una comunidad a otra. Los que se usan en la ciudad de
Tehuantepec están bordados con flores más grandes y el holán es más amplio en
comparación con la moda de Juchitán.
Ver imagen en tamaño completoHablar del traje regional de la mujer istmeña es
hablar de colorido y belleza. Este traje, tiene su origen en la necesidad de cubrirse
el cuerpo y defenderlo de las inclemencias del tiempo, y además hacerlo con cierta
comodidad, incluso manifestar gustos particulares y distinción.