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Hubo algunas personas entre estos marginados, entre esta gente pobre, que trató de
organizar a otros para instalar pequeños talleres que pudieran producir algo. Esto fue una
innovación. Estos innovadores no producían cosas caras apropiadas solamente para las
clases altas; producían cosas más baratas para cubrir las necesidades de todos. Y esto
fue el origen del capitalismo tal como opera hoy. Fue el comienzo de la producción masiva,
el principio fundamental de la industria capitalista. En tanto las antiguas industrias
procesadoras que servían a la gente rica en las ciudades habían existido casi
exclusivamente para cubrir la demanda de las clases altas, las nuevas industrias
capitalistas comenzaron a producir cosas que pudieran ser compradas por la población en
general. Era producción masiva para satisfacer las necesidades de las masas.
Este es el principio fundamental del capitalismo tal como existe hoy en todos aquellos
países en los cuales existe un altamente desarrollado sistema de producción masiva. Las
Grandes Empresas, el objetivo de los más fanáticos ataques de los así llamados
izquierdistas, producen casi exclusivamente para satisfacer las necesidades de las masas.
Las empresas que producen artículos de lujo solamente para los ricos nunca alcanzan la
magnitud de las grandes empresas. Y hoy, son los trabajadores de las grandes fábricas los
principales consumidores de los productos hechos en dichas fábricas. Esta es la diferencia
fundamental entre los principios capitalistas de producción y los principios feudales de las
épocas anteriores.
Cuando las personas suponen, o alegan, que hay una diferencia entre los productores y
los consumidores de los productos de las grandes empresas, están gravemente
equivocados. En las tiendas por departamento en los EEUU puede oírse la consigna ‘el
cliente siempre tiene razón’ Y este cliente es la misma persona que produce en las
fábricas esas cosas que son vendidas en la tienda por departamentos. Las personas que
piensan que el poder de las grandes empresas es enorme, también están equivocadas, ya
que las grandes empresas dependen totalmente de la voluntad de los que compran sus
productos: la más grande de las empresas pierde su poder y su influencia cuando pierde
sus clientes.
Cincuenta o sesenta años atrás se decía en casi todos los países capitalistas que los
ferrocarriles eran demasiado grandes y demasiado poderosos; que tenían un monopolio;
que era imposible competir con ellos. Se alegaba que, en el campo del transporte, el
capitalismo ya había alcanzado una etapa en la que se había destruido a sí mismo, ya que
había eliminado a los competidores. Lo que la gente pasaba por alto era el hecho que el
poder de los ferrocarriles dependía de su habilidad en servir a la gente mejor que cualquier
otro método de transporte. Desde ya habría sido ridículo competir con uno de estos
grandes ferrocarriles construyendo otro ferrocarril paralelo a la antigua línea, ya que esta
antigua línea era suficiente para dar servicio a las necesidades existentes. Pero muy
pronto vinieron otros competidores. La libertad para competir no significa que se puede
tener éxito simplemente imitando o copiando con exactitud lo que algún otro ha hecho. La
libertad de prensa no significas que se tiene el derecho de copiar lo que otra persona ha
escrito y así obtener el éxito que esta otra persona ha ganado merecidamente en razón de
sus logros. Significa que se tiene el derecho de escribir algo diferente. La libertad para
competir respecto a los ferrocarriles significa, por ejemplo, inventar algo, hacer algo, que
sea un desafío a los ferrocarriles y los ponga en una precaria situación competitiva. En los
EEUU la competencia a los ferrocarriles – en la forma de ómnibus, automóviles, camiones
y aviones – causó grandes problemas a los ferrocarriles y los derrotó casi totalmente, en lo
que a transporte de pasajeros se refiere. El desarrollo del capitalismo consiste en que cada
uno tenga el derecho de servir a su cliente mejor y / o más barato. Y este método, este
principio, en un comparativamente corto período de tiempo, ha transformado el mundo