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CRISIS CULTURAL ¥ CONCIENCIA EVANGELIZADORA® INTRODUCCION ‘Tenemos ante nuestros ojos un hecho sorprendente, pero que pue- de pasarnos inadvertido: el contraste entre las respectivas autoconcien- 108 a un tiempo Ta ev ‘manera indo, nos encon- tilos de vida que sensacién de vivir en todo a partir del Conci yan imponiendo, tiene exp! ina profunda crisis. La Iglesia, pero sobre ones una forma Ilamativa en el florecimiento de la conciencia evangelizadora, EI mundo se siente perdido y acabado, con sus alternativas racio- nales agotadas, lleno de miedos y angustias, con enorme incertidumbre de cara a un futuro que en vano se afana por prever y dominar, sin pro- yectos vilidos capaces de remover sus energfas... La Iglesia, sabedora de las conciencias, conocedora del clima espiritual en que vive y preocupada por la suerte del hombre y su destino, se siente impulsada a u evangelizacion; 0 mejor, & una reevangelizacién, El mundo, menso poder de todo tipo, carece de lo esencial: alma, aliento y futuro: se parece a ese primer ministro del rey francés Luis XVI del que se decfa “posefa todos los talentos, menos el tal lesia, de nuevo pequefia grey en una y ridiculizada, sin poder y . est convencida de que Ima, impulso y esperanza, Mientras el la Iglesia se purifica, se renueva y se la gran empresa divina: evangelizar, mundo-piensa y esctibe su cri apresta para reiniciar una vez m: * Facultad de Teologia San Vicente Ferrer, Valencia 1990, 2 EVANGELIOY CULTURA, Lo que acabo de afirmar puede parecer gratuito y sin fundamento, ‘Veamos si es asi ‘SOLO UN DIOS PUEDE AUN SALVARNOS” (HEIDEGGER) se expresa con mayor pate ergido en una profunda Fi ta y agnds- jo acabadlo. Ese mundo acabado es la Modernidad con esperanzador. La postmodernidad cree que se ha iniciado ya definiti- imente Ia “era del vacfo” y de Ia indiferencia egoista; y el vaefo es en modo alguno eapaz de engendrar esperanza, Unos otros propugnan el pensamiento débil que -gger profetiza el final de la metafisica, el ol- > ser; y otros hablan de “ausencia de todo fandamento”, de “nega- cién de toda ‘més. De todo ello tenemos ya los fos algo cansadis. Sélo citaré unos textos representativos. Escribe Lyotard: “Los siglos XIX y XX nos han proporcionado te ror hasta el hartazgo. Ya hemos pagado suficientemente la nostalgia del todo y de lo uno, de la recone’ experiencia transparente y comunicable. Bajo Ia demanda ger relajamiento y apaciguamiento, nos propot mascullar el deseo de recomenzar el terror, cumpl puesta es: guerra al thos las diferencias, salvemos el honor del nombre”. "LyOTARD, LF, pastmodemidad esplicada alos os, Geisa, Barcelona 1987, 26 (CRISIS CULTURAL Y CONCIENCIA EVANGELIZADORA 33 fundamento del ser y anunciadas en nuestra cu Amos textos son. un claro expor y agnosti ira por Heidegger y Nietzsche” we vengo diciendo: demis, Dejar que la “masa” de Ia democraci A lo dicho hay que afiadir, porque a mi entender son muy si cativas, unas declaraciones de Heidegger. En 1966 accedié a ser ent tado por una revista alemana (Spiegel) con la condicién de que dicha entrevista se publicara de en mayo de 1976, Alli, entre otras cosas, habla Heidegger de nuestro mundo dominado por una técnica que nadie domina y del ¢ sitivo de esta manipulacin de la realidad, que imposibilita que ‘muestre en su ser y en su verdad. Y ante la pregunta de si la filosofia podria remediar algo esta operar ningtin cambio inm Y cuando el entrevistador insiste sobre si puede haber alguna rela- cidn entre su pensamiento y Ia venida de ese dios, Heidegger sigue res- pondiendo: “No podemos traerlo con el pensamiento, lo mds que podemos es preparar la disposicién para esperarlo”.* 2 VAFRO,G.~ROVATM, PA. El pes 2 specoeR, M,, “Entrevista dl Spies “Tecnos; Made 1985, 71-72 ide, 72 4 EVANGELIOY CULTURA, Considero muy importante fa de Heidegger. Represen- ta todo un estado de dnimo no s6lo individual, sino también colectivo. Heidegger afirma que nuestro mundo, la cont en Ja que vivimos, se encuentra en un To que se tam- sobre los que se asentaba, se han per- bdsicas y se ha derrumbado su sistema de creencias, predominio del pensar técnico es un signo de esta sn un horizonte cultural surgen mismo horizonte lo que se ha vuel nos encontramos no es una crisis en un mundo més © menos firm una crisis del mundo espiritual mismo. Hemos perdido a tierra firme; jo nuestros pies. Un mundo en crisis es un mundo ira en los hombres incertidumbre y desorienta- Ortega en su obra En sélo puede ser salvado. Esa salvacién, nos dice también Heidegger, no puede aportarla el pensamiento, ni los afanes o esfuerzos meramente humanos. El pensa- tniento y los esfuerzos humanos pueden resolver problemas, buscar y en- mes; pero no puieden procurar salvaciones. Las posibilidades nas se han agotado. Entramos en un orden nuevo donde la palabra del hombre y su pensamiento ya no iluminan, sino que necesitan ser ilu- 10 €s asunto de Tos hombres. a, tan Vaga y ambigua como el ismo Heidegger: ivarnos”. Lo que supera lo imano ¥ lo trasciende es, por definicién, lo di get no pasa de esta indeterminaci6n: un dios, y dios con mintisct nico capaz de salvarnos atin, Su afirmaci6n no quiere ser mas ex quizé no pueda serlo, Apunta a la nostalgia de una re: nombre desconocido o sin non el pensamiento y la poesfa, una disposicién para la aparicién del Tarea humilde, pero amente importante. Pues el hombre, atin sabiéndose perdido y sin rumbo, puede negarse a esperar, puede no estar dispuesto a escuchar una palabra nueva, extrafia para 1 pero fecundamente reveladora.... puede crisis TURAL ¥ CONCIENCIA EVANGELIZADORA 35 , ¥ no de cualquier dios, sino del Dios tinico y personal re- \dte amoroso en Jesucristo. ¥ por proseguir su que ser manejable fa poder de este modo de quedar; todo tenfa Ya escribié Zubiri hace muchos afios: creyeron serlo todo, se perdieron a sf mism« anonadados. De esta suerte, el hombre del s6lo atin; esta vez, sin mundo, sin Dios y sin sf mismo. Singular condi- cién hist6rica. Intelectualmente, no le queda al hombre de hoy més que el lugar ont lad del mundo, de Y Ia absoluta desesperacién, podemos ¥ el economista Schumacher ha escrito también: “El modemo ex- perimento de vivir sin religin ha fracasado y, una vez que hemos enten- dido esto, sabemos cudles son nuestras metas postmodemas”.* (Es obvio ‘que Schumacher se refiere a una “postmodernidad” muy diferente de la que estd de moda y a la que nos hemos referido antes; lo que él entiende por “postmodernidad” coincide en lo esencial con lo que en otro lugar he llamado “pensamiento trasmoderno””), ‘a de su mi 5 zum, X. Nauwalera ® SciusactieR, Es 7 Chr. Gaenupo, J 28 1988) 329-344

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