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Neoclasicismo
El Neoclasicismo es una reacción antibarroca europea. Es una vuelta los valores de la
poética aristotélica y a cierta preocupación por la belleza ideal platónica, identificada en
el arte grecolatino. Por ello, en muchos casos se redujo a la imitación de los estilos
antiguos. Los artistas influenciados por esta corriente veían una antigüedad idealizada,
formada por hombres libres y ejemplares. Intentaban expresar lo nuevo con esquemas
viejos, lo que en ocasiones resultaba en una efecto lejano, ajeno y muerto. Pese a todo,
el Neoclasicismo confirió al siglo XVIII un carácter voluptuosos y refinado a la vez que
académico.
Prosa erudita, los géneros didácticos y ensayísticos y otras formas de discurso en prosa
Montaigne y Bacon dieron prestigio al género del ensayo a finales del XVII y
contribuyeron a su cultivo, que fue especialmente didáctico en el XVIII. Este siglo relega
a los géneros más artísticos como la novela y la poesía y potencia la prosa crítica y
didáctica.
El ensayo es difícil de delimitar como género, aunque tiende a dejar de lado la
parte más estética y a primar la disposición ideológica. Por ello, algunos críticos
modernos no lo consideran literatura. Pese a este, el ensayo es el género del
racionalismo y de la ilustración por su utilidad y el empleo que hace de la crítica y la
sátira. En este siglo la historiografía también es revisada, igual que la filosofía y la ciencia,
que busca un rigor en la utilización del léxico y una prosa precisa y clara. Se crean en
castellano los lenguajes divulgativos, periodísticos, políticos, pedagógicos… Igualmente,
se crean nuevos textos en prosa: costumbristas, satíricos, utópicos… Se publican libros
de viejas, diarios y epístolas con intención de ilustrar al lector. Informes, memorias y
discursos se crean con afán renovador.
Siguiendo el espíritu de Diderot y D’Alambert, el padre Feijoo realiza un cruce
entre ensayo y enciclopedia en su Teatro Crítico Universal y en sus Cartas Eruditas y
Curiosas.
Durante este siglo los escritores no se especializan, sino que se caracterizan por
tratar todos los temas y materias en sus escritos ensayísticos y didácticos.
José Cadalso
Cartas Marruecas. ‘Carta VI (De Gacel a Ben-Beley). Atraso de las ciencias por
falta de protección.’
En la obra, imitando las Lettres parsanes de Montesquieu, se vale de un fingido
intercambio epistolar para realizar un examen crítico de España, desde el carácter a la
política, las costumbre, la educación… Al emplear un personaje de un viajero, esto
proporciona cierto distanciamiento y aparente objetividad. En esta carta, Gacel achaca
el mal estado de las ciencias a la enorme falta de reconocimiento que tienen quienes se
dedican a ellas. Pone como ejemplo su intento de publicar una obra y, al buscar un
mecenas, ningún rico le quiso patrocinar, por lo que se lo terminó dedicando al mozo
que le traía el agua a casa, Domingo.
Libros de viajes
Leandro Fernández de Moratín
Viajó por Europa y se formó con la élite intelectual de Madrid, colaboró con los franceses
durante la invasión y tuvo que huir de España. Sus textos de viajes son considerados
modelo de los actuales textos periodísticos. Alterna cuadros descriptivos, comentarios
artísticos, reflexiones e información sobre la vida teatral de las ciudades por las que va
pasando.
Viaje de Italia. Cuaderno segundo: Milán.
Comienza relatando el viaje en carricoche desde Como hasta Milán, fijándose en el
paisaje y en el arte, del que destaca su ausencia, y en como la propiedad del terreno
está repartida entre unos pocos grandes propietarios. También menciona el estado de
los caminos. A continuación, describe la ciudad de Milán, comenzando por el inacabado
Duomo, que describe técnicamente mencionando sus naves y agujas. También del
material, el mármol, y los comentarios que otros han hecho sobre él. Da información
sobre el autor de los relieves. Habla de otros monumentos, como el palacio del
archiduque o la cárcel pública, donde traduce la inscripción. Al describir algunos edificios
también cuenta detalles sobre su historia, como quien los construyó o para que han sido
usados antes.
Viaje de Italia. Cuaderno segundo: Florencia.
Describe caminos y edificios. Es minucioso y cuando algo le llama la atención explica los
detalles. Comentario sobre el acento de los florentinos. Bustos de emperadores.
Admiración de la técnica.
Viaje de Italia. Cuaderno tercero: Nápoles.
Comenta las posadas informando sobre la calidad de las camas. Sin embargo, no habla
de las comidas. Habla de los pobres de Nápoles, los lazzaroni, y de los mendigos.
También crítica a los nobles, haciéndolos responsables de la situación y atacando su
pose. En el comentario social (ya no se limita a describir la arquitectura o el trazado de
la ciudad) incluye a los frailes y monjas que dice que abundan en la ciudad, y a las putas
y alcahuetes, que explica dónde pueden encontrarse y los compara con el estado de la
prostitución en España y en otras ciudades europeas.
Los nuevos géneros periodísticos
José Blanco White
Sus ideales nacionales le hicieron apoyar a los españoles en la Guerra de Independencia,
pero su liberalismo le llevó a enfrentarse con la Junta General y a abandonar España
para siempre por el Reino Unido, donde escribió artículo, fue profesor en Oxford y
murió. En los extractos del manual aparece su preocupación con la libertad y la igualdad,
en especial con los conceptos.
La prosa narrativa
En el siglo XVIII, Quevedo aún contaba con imitadores, como Torres de Villaroel, que
empléalos sueños ficticios para criticar los defectos de la sociedad contemporánea. La
novela es poco cultivada durante este siglo, pues lo intereses se centran en reproducir
los temas y modelos ya existentes y en la utilidad de las obras. La única renovación del
género son las Noche lúgubres de Cadalso donde se aprecia el desarrollo del héroe y el
escenario romántico.
Diego de Torres Villarroel
Se le suele considerar ejemplo de literatura posbarroca, como un rezagado de fuerte
influencia quevedesa. Algunos lo consideran un hombre de la Ilustración por su interés
en las ciencias, pero su superstición es un argumento en contra. Otros críticos
consideran ver en su obra técnicas que adelantan el costumbrismo del XIX, como las
deshumanización y animalización.
Padre José Francisco de Isla
Miembro de la orden de los jesuitas, en la expulsión se exilió a Italia donde murió. Su
obra más famosa la publicó bajo el pseudónimo de Francisco Lobón de Salazar y fue
titulada Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758).
Libro prohibido por la Inquisición y defendido por el padre Sarmiento y Feijóo, pues lo
que hacía era satirizar los disparates de los predicadores. Critica a su vez la ignorancia
del estamento eclesiástico, algunas costumbres tradicionales relacionadas con la
religión y los sistemas de enseñanza. Tuvo un éxito fulminante. También satiriza el
cultismo oratorio y aboga por un lenguaje claro y natural.
José Cadalso
Como se ha mencionado anteriormente, Noches lúgubres fue un éxito editorial. Su tema
lúgubre, ambiente nocturno y los sepulcros dibujan el escenario para una reflexión
desesperanzada y melancólica sobre la condición humana. En el extracto presente en el
manual, hay un diálogo entre Tediato y Lorenzo.
La poesía de la Ilustración
La mayoría pertenecían a la élite política e intelectual del siglo XVIII. No son poetas
marginados, si no protagonistas de la política, la justicia y la academia nacionales. Sin
embargo, la poesía no sigue la ilustración, pues está dominada por la sensibilidad
barroca cercana a Quevedo y Góngora. Pero en el 1737 Ignacio Luzán publica su Poética
abogando por una lírica más clara, más ordenada y más sutil. Luzán distingue belleza,
que compete al entendimiento, y dulzura, que conmueve los ánimos. Pide que se eviten
la oscuridad de pensamiento, los conceptos pueriles, la inverosimilitud, la acumulación
de metáforas y otros defectos que achaca al barroco. Aconseja moderación en el uso del
lenguaje figurado y aboga por que sea útil a la vez que deleitable. Es decir, lo que en
Europa se conoce como el ‘buen gusto’.
Esto se aplica en las corrientes neoclásicas de la poesía de la segunda mitad del
siglo, aunque debe ser tenida en cuenta la poesía rococó, de tono menor, con léxico
cortesano, refinado, de ritmo marcado por estrofas breves y una sintaxis lineal cuyos
temas son el amor y la belleza femenina.
El mundo bucólico también se mantiene, pero cambia la inocencia de los
pastores ideales por la sensualidad, creando una poesía galante en una época en que la
galantería era una forma de moverse en el mundo. Tanto lo rococó como lo pastoril,
combinan las delicias del pecado con la inocencia del juego en una huida de la vida actual
hacia una más sencilla y dulce. Al mismo tiempo, se da la difusión de la filosofía
sensualista de Locke y Condillac que primaba a los sentidos en la formación de nuestros
conocimientos.
Este sensualismo se terminará convirtiendo en el sentimiento alrededor del que
se creará el espíritu romántico. Se propaga la filantropía y afecta a la literatura en la
poesía cívica, científica y filosófica, que dará paso a la poesía prerromántica.
Tomás de Iriarte
Sus Fábulas Literarias (1782) son una sátira de la vida literaria del momento al tiempo
que reflejan su credo estético que supedita estilo a didáctica, pero son también un
exponente de la culminación del didactismo moralizador: ‘El burro flautista’, ‘El ratón y
el gato’, ‘La criada y la escoba’, ‘La contienda de los mosquitos’…
Félix María Samaniego
Su obra Fábulas morales (1781) fue un encargo de su tío, el conde de Peñaflorida, para
el seminario de Nobles de Vergara, primera escuela laica en España. Siguiendo el espíritu
de la poesía ilustrada, apenas emplea figuras retóricas y subraya la enseñanza: ‘Fábula
de la lechera’, ‘Los dos amigos y el oso’…
También cultivó la poesía erótica, como en El jardín de Venus (1780) donde incluye
poesías como ‘El voto de los Benitos’, donde todos los frailes tuviesen una lavandera
con la que pillar una vez a la semana y así evitar hacerlo demás y esquivar la tentación,
y ‘La fuerza del viento’, donde durante una pasión viviente María Magdalena le provoca
al Cristo una erección.
La poesía neoclásica
Juan Bautista de Arriaza
Poesías de carácter lírico y patriótico. Poeta oficial de la vuelta de Fernando VII aunque
a veces critica los abusos del régimen. ‘Terpsícore o las gracias del baile’
Nicolás Fernández de Moratín
Aunque es un autor ilustrado presenta elementos característicos del Romanticismo,
como el popularismo, le medievalismo y la visión castiza de lo español. Poesía
anacreóntica (arte menor cantando a los placeres de la vida el arte y el amor), didáctica,
erótica. ‘Fiesta de toros en Madrid’ donde se vale de un ambiente pseudo medieval, en
el que incluye el Al Andalus, y aparece el Cid campeador como el matador.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Se expresa a través de la epístola, con endecasílabos libres donde se desgrana la
reflexión, en esta Epístola del Paular, Jovellanos realizó dos versiones, en la segunda
suprimió la parte dedicada a Enarda y al amor, convirtiendo la composición en un poema
filosófico en la línea de Horacio y Fray Luis de León. Se presenta ya una nueva
sensibilidad ante la naturaleza.
Juan Meléndez Valdés
El poeta más importante del XVIII y exponente de la llamada Escuela de Salamanca,
dominaba todos los registros: églogas, elegías, odas filosóficas y morales, epístolas,
letrillas festivas y satíricas… En su poesía reflexiva, destacan los temas de la frustración
de los deseos humanos, la injusticia del mundo y la defensa de una religiosidad sin
fanatismo. Su emoción en la contemplación de la naturaleza y su poesía anacreóntica,
que es la que le dio más fama. ‘No te me disculpes’ erotismo de dos palomas que
recuerda al de los animales en el cantar de los cantares. ‘A la mañana, en mi desamparo
y orfandad’. ‘A unos lindos ojos’. ‘El lecho de Fili’. ‘El despecho’. ‘La lluvia’.
Manuel José Quintana
Liberal, respetado por el pueblo y por los intelectuales de la época. Mantiene retórica y
estilo neoclásicos pero los temas y tono incluyen muchos rasgos del prerromanticismo.
Muchas de sus obras pertenecen a la tendencia de poesía filosófica propugnada por
Jovellanos. ‘A España, después de la revolución de marzo’ (el motín de Aranjuez). ‘A una
negrita protegida por la duquesa de Alba’
Juan Nicasio Gallego
Perseguido y encarcelado por Fernando VII por sus ideas liberales. Además, es el último
representante de la escuela salmantina cuyos sonetos aún son neoclásicos pero su oda
‘Elegía al Dos de Mayo’ ya es considerada romántica.
Alberto Lista y Aragón
Sacerdote y docente, fue maestro de algunos de los más insignes románticos. Liberal y
afrancesado. Practicó el periodismo y la crítica literaria. Poesía religiosa y filosófica de
gran dominio técnico. ‘Al sueño. Himno del desgraciado’. ‘A las ruinas de Sagunto’
Los rasgos formales se centran en lo que rodea al hombre, por lo que las descripciones
ganan importancia. La naturaleza refleja en muchas ocasiones el estado emocional del
poeta o personaje. Hay un gusto marcado por lo misterioso, lo inexplicable y fantástico.
Los sueños se asocian a los deseos y son una expresión de anhelo. Es un estilo enfático,
en el que los personajes representan modos de ser y a veces pueden carecer de matices
psicológicos.
A mediados del XIX, el Realismo entiende la realidad como un objeto digno del arte sin
necesidad de reelaborarlo idealizadamente. De aquí surge la doctrina naturalista, que
incluye relacionar y acercar literatura y ciencia.
El Naturalismo es una tendencia del Realismo formulada por Emile Zola, que trata de
trasladar el método hipotético-deductivo-experimental de la ciencia positivista a la
palabra escrita. Es decir, que las ciencias y sus métodos entrasen en la literatura. Pese
al escándalo y debate que supusieron estas ideas, la mayoría de los escritores lo
incluyeron en mayor o menor medida.
En España
Se practica el modelo de la imitación de la realidad imperante. La psicología y el análisis
de las conciencias es sello de los mejores realistas. Los realistas se atienen a este
principio de mímesis, por lo que sus personajes son cotidianos y reconocibles,
apostando por la verosimilitud. Esto hace que se vaya imponiendo una percepción
objetiva sobre las obras.
El Naturalismo entra en España con la novela de tesis, pero es una versión atenuada,
pues la situación histórica y sociocultural del país no permite un nivel hegemónico como
el de Francia, aunque a finales del XIX una serie de escritores adoptan un naturalismo
radical caracterizado por el anticlericalismo, la crítica del orden sociomoral imperante y
el interés por la conducta fisiológica de los personajes. Este radicalismo naturalista
pretende encontrar la causa de los males sociales, analizarlos y erradicarlos, pero tiende
a resultar pobre y maniqueo. Sin embargo, legitima temas hasta entonces marginados
de la literatura, como la sexualidad.
P54: El empleo del verso octosílabo por los románticos españoles se acompaña
de la asonancia en la rima, en especial en los romances narrativos de tema
histórico y legendario. El verso asonantado es frecuente también en la poesía de
Bécquer y Rosalía de Castro.
4. A lo largo de estas páginas, y sobre todo en las secciones que siguen, se hacen
con frecuencia afirmaciones sobre la "sinceridad" y la "autenticidad" del
ensayista; se dice que "el ensayista expresa lo que siente y cómo lo siente", que
"nos hace partícipes del proceso mismo de pensar", y otras aserciones
semejantes con las que se pretende establecer una aproximación al carácter
dialógico del ensayo, a su retórica; pero sin más desarrollo, estas expresiones
podrían ser interpretadas como posturas impresionistas que desconocen la
complejidad y dificultad que conlleva todo intento de significar, de codificar un
pensamiento.
El ensayista, por el contrario, siente la necesidad de decir algo, pero sabe que lo
hace desde el perspectivismo de su propio ser y por lo tanto nos lo entrega no
como algo absoluto, sino como una posible interpretación que debe ser tenida
en cuenta.
El valor del ensayo no depende del número de datos que aporte, sino del poder
de las intuiciones que se vislumbren y de las sugerencias capaces de despertar
en el lector.
8. las citas, numerosas en los ensayos, tienen valor por sí mismas en relación con
lo que el ensayista nos está comunicando; importa destacar que alguien creó una
idea, representada en la cita, pero el "quién", y el "dónde" carecen en realidad
de valor. No son las citas importantes porque fulano o mengano las dijo, sino por
su propia eficacia. Y el hecho de señalarlas como citas es sólo con el propósito
de indicar que no son de propia cosecha, sino que forman parte del fondo
cultural que se trata de revisar.
11. Cuando digo que el ensayo es una forma de pensar, quiero indicar que está
escrito al correr de la pluma, como diálogo íntimo del ensayista consigo mismo.
17. Lo original del ensayo no reside, pues, en lo nuevo de los temas tratados,
sino en el tratamiento mismo; para ello el ensayista cuenta con su propia
personalidad y visión del mundo, que le individualiza; cuenta también con las
circunstancias históricas de la sociedad de su época, que no sólo aporta nuevas
preocupaciones, sino que igualmente modela nuevos lectores con nuevas
experiencias.
“Así pues, como formas de la literatura de la transición del siglo XVIII al XIX nos
encontramos con estos tres términos que representan la literatura moderna en
una doble vertiente: el costumbrismo y el realismo, por un lado, y el romanticismo,
por el otro.”
“La idea repetida por los autores dieciochescos en sus consideraciones críticas sobre la
literatura es que imitar consiste en copiar con la mayor semejanza posible el modelo
que se observa, como se pinta un cuadro con la intención de reproducir exactamente
la realidad observada por el artista.”
“En la literatura de mímesis costumbrista en sus diversos géneros (el cuadro de
costumbres, la comedia de costumbres, la novela de costumbres), el término
«costumbres», referido a lo local y circunstancial, es ahora sinónimo de «vida civil». El
uso de esta expresión en la crítica literaria dieciochesca implica la indicada referencia a
lo circunstancial que lleva en sí la acepción moderna del término «costumbres», en el
sentido de usos y costumbres, ajena al sentido tradicional propio de la gran literatura
moralista clásica, como costumbres morales o formas morales de la conducta humana
(mores).”
“Por eso, en mis discursos, no dejan de ocupar su debido lugar las costumbres de
las clases elevada y humilde, obtienen naturalmente mayor preferencia las de los
propietarios, empleados, comerciantes, artistas, literatos y tantas otras clases
como forman la mediana de la sociedad. Lo cual coincide con lo que dice Bretón en
uno de sus artículos de costumbres: «no es en los palacios de los próceres, ni en los
caramanchones de la chusma donde han de estudiarse la índole y las costumbres
de un pueblo, sino en la clase media, y más cuando ésta ha ganado en número y en
influencia lo que aquélla ha perdido, tal vez para bien de todas».”
“En relación con esta transformación el Romanticismo es una reacción contra esta
moderna concepción mimética del arte. El desvío que la poética romántica significa
con respecto a esta concepción mimética de la literatura forma parte de la
resistencia romántica a la «gran transformación» a que se refiere Jameson.
Entendemos el Romanticismo como una insatisfacción producida por las
consecuencias de la revolución burguesa.”
“durante la segunda mitad del siglo xix anima la vida cultural y literaria, mostrar cómo
un género, la novela, se hace hegemónico y cómo conjuntamente una orientación
nueva en su forma moderna, el realismo, alcanza poco a poco, sobre todo durante la
década de los ochenta, gracias al influjo vitalizador de algunos aspectos del
naturalismo, una madurez estética a la altura de las exigencias de una literatura digna,
por fin, de competir con la de los países más avanzados.”
“La forma realista del arte pocas veces se aparta de una finalidad ética, llamada utilitaria
por los que piensan que es una desviación del arte.”
La novela realista busca la gran novela nacional que compita con las extranjeras que
inundan el mercado. La española se diferencia por su negación a aproximarse al
cintificismo/naturalismo de Zola, que buscaba explicación científica a los males
presentados en sus obras.
“A partir de los años ochenta o de algunos años antes, lo que poco a poco se construye
es una nueva mirada sobre las cosas, el mundo, el hombre..., debida a la recepción en
España de nuevas corrientes derivadas de la ciencia moderna, del positivismo, del
cientificismo; baste decir, en este planteamiento introductorio de la cuestión, que la
asimilación de las teorías de Darwin (cuyas obras se traducen a partir de 1876), provoca
una verdadera revolución mental ante una visión antropológica que sorprende en un
primer momento y después seduce o escandaliza.”
“Resumiendo lo que por sí solo merecería un estudio de gran envergadura que aquí no
viene al caso, diré que empiezan a apasionar en España ramos de una ciencia en plena
expansión en Europa, como la psicología, la fisiología, la psicofisiología, la medicina, las
ciencias naturales, la ciencia histórica y su nueva aproximación epistemológica, las
nuevas filosofías positivistas, materialistas e incluso espiritualistas, el evolucionismo, el
transformismo y hasta el esbozo de una mal llamada ciencia literaria, el naturalismo.”
“Pero ya por aquellos años anteriores a 1880, algunos espíritus rebeldes, como los
jóvenes Leopoldo Alas, Armando Palacio Valdés y el menos joven Galdós, propugnan
en la estela dinámica del sexenio, un arte que sin dejar de ser arte sea también útil,
un arte docente.”
“En estas novelas tanto las de Galdós, como las de los novelistas del bando
opuesto, aunque el efecto de realidad garantice credibilidad artística, la idea
previa que informa la representación aparece como transcendental y se impone
sobre la forma, por muy verosímilmente realista que sea. Son novelas de tesis,
más que novelas realistas. Es decir que, según la atinada fórmula de López-
Morillas, la novela de aquella época es idealista por su intención y realista por sus
medios».”
“Es más; la estética del realismo, de cualquier realismo está justificada por un imperativo
ético que dimana de la conciencia de que se vive un momento histórico en el que el
hombre hace, puede hacer o debe hacer la historia o por lo menos que puede influir en
ella y por tanto que va movido por certidumbres.”
“Conocer la realidad para representarla, respetarla (La «modestia» del estilo implica
la discreción del narrador y la lógica de la transparencia lleva al precepto de la
impersonalidad, el más delicado y el más difícil de atender, afortunadamente para
el arte), impersonalidad del autor.”
Lissorges, Yvan. Hacia una estética del lenguaje interior en la novela del
“gran realismo” del siglo XIX. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cerv
antes, 2015. En: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/hacia-una
-estetica-del-lenguaje-interior-en-la-novela-del-gran-realismo-del-siglo-x
ix/html/f3c0ee17-dc9a-4a32-bae4-9bb707505487_2.html#I_0_
“Es esta realidad del tiempo psicológico y desde luego esta captación del flujo de la
conciencia que les falta a todas las representaciones de la interioridad en las otras
novelas del gran realismo. El ejemplo tomado de Los pazos de Ulloa permite medir la
diferencia. Se trata de la reacción interior de Julián frente a la enfermedad de Nucha
(Pardo Bazán, 1887; 1987: 369-370; desde «Puede ser grave...» hasta «...perecedera
despreciable?»). El narrador de la condesa está siempre en el espacio interior del
personaje y obra según tres modalidades:
reproduce sin comillas lo que este se dice: «Puede ser grave»; y acto seguido
interviene para relatar la consecuencia de estas palabras: «esto principalmente
se estampó en el pensamiento de Julián»,
pasa dos veces al indirecto libre, no tan libre pues, si el contenido es de Julián, el
lenguaje es el del narrador adaptado a la ingenuidad del joven clérigo,
le concede la palabra al personaje que se expresa en primera persona en un
monólogo no entrecomillado.”