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Textos literarios modernos.

SIGLO XVIII. ILUSTRACIÓN Y NEOCLASICISMO.


Orígenes
El empirismo considera que la experiencia puede elevarse a valores teóricos. La filosofía
racionalista de David Hume se basa en este empirismo y defiende la mente crítica y
abierta. Los llamados ‘librepensadores’ como Newton y Locke son estudiados y
discutidos en Francia y es así como va naciendo el movimiento ilustrado, que se
caracteriza por fusionar el intelectualismo y el empirismo, de rigor metódico y
observación de lo real. Su objetivo es alcanzar una visión total del universo, sistematizar
las directrices de la cultura y fijar una norma de organización práctica político-
económica que asegure una felicidad pública. Así surge el mito del progreso: para los
ilustrados la historia de la humanidad es un camino hacia la perfección que cada estadio
es un paso más. Para alcanzarlo, se debe disipar la ignorancia a través de la razón y la
ciencia. Consideraban que era la tarea de los doctos y los sabios guiar al pueblo hacia
este estado hasta que fuese capaz de convertirse de forma libre y consciente en artífice
de su destino y gobernase los principios de la ciencia y la felicidad públicas.
Así surge una corriente de optimismo racionalista que se extiende por Europa,
que estima que toda la Naturaleza está dispuesta de acuerdo a un orden racional y
reguladas por unas leyes mecánicas que logran el equilibrio en el universo.
La literatura de la Ilustración tiende a mostrar la belleza y las maravillas de la
naturaleza además de a mostrar el plan racional detrás de ella. Tomándola como
modelo, consideran que el quehacer y las instituciones humanas deben estar regidas
por los mismos principios.
En lo teológico, este optimismo conduce a una percepción finalista (la
ordenación interna del universo está dirigida a una finalidad universal). Esto, para los
teístas, es obra de una inteligencia superior a la naturaleza, pero para los deístas es
fruto de la propia naturaleza, a la que consideran un todo animado de una fuerza
intrínseca que la dirige a sus fines. Ambas corrientes conducen al mismo resultado: un
culto de razón a un dios de razón.
Las consecuencias de estas ideas en la mayoría de los países europeos fue un
reformismo encarnado en el despotismo ilustrado.
España
El espíritu y las teorías de la Ilustración entran en España gradualmente, manifestándose
en un filosofismo, promotor de una inquietud científica, en la filantropía, sentimiento
altruista eminentemente aristocrático que busca el mejoramiento económico e
intelectual del pueblo, aunque excluyendo su participación en el poder, en la
preocupación por la cultura como símbolo de distinción.
El XVIII es un siglo reformador, pues se intenta una difusión de la cultura
mediante la secularización de la enseñanza, la fundación de escuelas primarias y
profesionales, y la reforma de la enseñanza universitaria mediante la intervención del
Estado. Se crean gabinetes, laboratorios, jardines botánicos, escuelas de ingenieros,
agrimensores y veterinarios. Se examina y se juzga lo heredado de otras épocas con
nuevos criterios: el de la racionalidad y la utilidad.
Los ilustrados españoles tuvieron que luchar un combate desigual con la Iglesia
y otras instituciones que les obligó a atemperar las críticas, moderar la expresión y a
caer en vacilaciones e incluso contradicciones.
Algunos historiadores han dividido este siglo en tres etapas:
 La primea, dominada por Felipe V, que quiere modernizar el país según el
modelo francés. Está marcado por el Padre Feijoo, quien inicia en España lo que
hoy conocemos por Ilustración.
 La segunda, que es la Ilustración propiamente dicha, que es el reinado de Carlos
III (1759-1788) y donde la reforma se extiende a todos los ámbitos, aunque el
éxito fuese parcial. Un pequeño grupo de intelectuales ilustrados crea un clima
intelectual y político que inicia la modernidad en España.
 La tercera, que es el reinado de Carlos IV, ve el declive de la Ilustración, pues se
mira con recelo todo lo francés desde la revolución de 1789. Los ilustrados se
convierten en sinónimo de revolucionarios y son perseguidos.

Neoclasicismo
El Neoclasicismo es una reacción antibarroca europea. Es una vuelta los valores de la
poética aristotélica y a cierta preocupación por la belleza ideal platónica, identificada en
el arte grecolatino. Por ello, en muchos casos se redujo a la imitación de los estilos
antiguos. Los artistas influenciados por esta corriente veían una antigüedad idealizada,
formada por hombres libres y ejemplares. Intentaban expresar lo nuevo con esquemas
viejos, lo que en ocasiones resultaba en una efecto lejano, ajeno y muerto. Pese a todo,
el Neoclasicismo confirió al siglo XVIII un carácter voluptuosos y refinado a la vez que
académico.

La prosa española del XVIII


Tras los tratados de Utrech y Rastadt, España perdió muchas de sus posesiones en
Europa y un sentimiento de decadencia inundó al país al mismo tiempo que despertaba
un espíritu reformista que posibilitase el desarrollo del país y que atacaba a los
aristócratas y a la Iglesia por impedirlo.  Informe sobre la ley agraria (1795) Gaspar
Melchor de Jovellanos: señalaba la necesidad de redistribuir las tierras y un derecho de
propiedad más amplio.
Los pensadores progresistas se vieron investigados por la Inquisición, como en el
proceso de Pablo de Olavide (1777), que huyó a Francia para escapar de la pena
inquisitorial. La censura de la Inquisición obligó a modificar muchas obras y provocó una
autocensura en los escritores. Además, se le suma la censura gubernamental, que quería
evitar cualquier aliciente a la revolución, aunque algunas ideas lograron ser discutidas y
difundidas en libros clandestinos.
Las modalidades literarias más típicas de este siglo fueron el ensayo, la carta y el
sueño ficticio. Estas modalidades promovían la controversia y la polémica. Los
periódicos contribuían a la difusión de obras literarias difundiéndolas por entregas. Hay
que recalcar que el número de lectores era reducido porque tan sólo 30 % de la
población podía leer.
Desde el extranjero se lanzaron críticas desdeñosas hacia la literatura y la cultura
españolas. Se llegaba a representar al país como un desierto intelectual habitado en
exclusiva por monstruos. En España tuvo lugar una corriente defendiéndose de estas
críticas y ensalzando el valor de las obras españolas al mismo tiempo que aceptaban
algunas críticas e intentaban mejorar ciertos aspectos.

Prosa erudita, los géneros didácticos y ensayísticos y otras formas de discurso en prosa
Montaigne y Bacon dieron prestigio al género del ensayo a finales del XVII y
contribuyeron a su cultivo, que fue especialmente didáctico en el XVIII. Este siglo relega
a los géneros más artísticos como la novela y la poesía y potencia la prosa crítica y
didáctica.
El ensayo es difícil de delimitar como género, aunque tiende a dejar de lado la
parte más estética y a primar la disposición ideológica. Por ello, algunos críticos
modernos no lo consideran literatura. Pese a este, el ensayo es el género del
racionalismo y de la ilustración por su utilidad y el empleo que hace de la crítica y la
sátira. En este siglo la historiografía también es revisada, igual que la filosofía y la ciencia,
que busca un rigor en la utilización del léxico y una prosa precisa y clara. Se crean en
castellano los lenguajes divulgativos, periodísticos, políticos, pedagógicos… Igualmente,
se crean nuevos textos en prosa: costumbristas, satíricos, utópicos… Se publican libros
de viejas, diarios y epístolas con intención de ilustrar al lector. Informes, memorias y
discursos se crean con afán renovador.
Siguiendo el espíritu de Diderot y D’Alambert, el padre Feijoo realiza un cruce
entre ensayo y enciclopedia en su Teatro Crítico Universal y en sus Cartas Eruditas y
Curiosas.
Durante este siglo los escritores no se especializan, sino que se caracterizan por
tratar todos los temas y materias en sus escritos ensayísticos y didácticos.

Prosa científica y erudita: Padre Benito Jerónimo de Feijoo


Considerado el primer ensayista español y el creador del lenguaje científico en nuestra
lengua. Afán didáctico. Dos colecciones de ensayos. Se basa en la crítica y en la reforma
de los estudios. Su método es la observación y la experiencia. Solo consideraba digno de
la fe las cuestiones teológicas.
 Teatro crítico universal (1726-1739): ‘El gran magisterio de la experiencia’
Historia + comentario interpretándola: Reino de Cosmosia donde llegan Solidina, que
representa la experiencia, y Idearia, que representa la imaginación. La historia presenta
la evolución del pensamiento humano hacia la valoración de la experiencia.
 Cartas eruditas y curiosas (1741-1760): ‘Días aciagos’
Tiene una forma más ensayística que el otro ejemplo. Trata de las casualidades y la
superstición, y como estas debe ser eliminadas por ser un sinsentido. Destaca los
conceptos falso vs. verdadero.
El nuevo espíritu literario:
Gregorio Mayans y Siscar
Enlaza la tradición de los preilustrados a la vez que se nutre de las corrientes europeas.
Fue defensor de la pureza idiomática del español, de la reforma de los estudios e
introduje la moderna historiografía científica en España. Tuvo problemas con el poder,
por lo que fue perseguido y vivió en cierto aislamiento, aunque participó por
correspondencia en los debates de la época. Es autor de la primera obra sobre los
orígenes del español (Orígenes de la lengua española 1737). Dedicó un gran esfuerzo a
la divulgación de autores españoles como Juan Valdés, Cervantes, Nebrija, Luis Vives,
Fray Luis de León…
 Oración que exhorta a seguir la verdadera idea de la elocuencia española (1727)
Defiende la grandeza de la lengua española sobre el resto de europeas para la
elocuencia, la que define como la falta de artificio y la capacidad de hacer comprensible
lo difícil. Crítica la situación internacional de la literatura contemporánea española, que
no es traducida y es burlada, con la de sus predecesores, que fueron expandidos por
toda Europa. Defiende una reforma de los estudios en la que se limiten los contenidos
y se logre la excelencia de la elocuencia.

Juan Pablo Forner


Críticas y sátiras que hicieron que un real decreto le obligase a dejar de publicar. Por su
agudeza, cuando Masson de Morvilliers publicó el artíco ‘Pero qué se debe a España…’
También publicó obras estudiando la evolución de la literatura española.
 Oración apologética por la España y su mérito literario: Para que sirva de
exornación al Discurso leído por el abate Denina en la Academia de Ciencias de
Berlín, respondiendo a la cuestión ¿Qué se debe a España? (1786)
Es una defensa de la calidad de la cultura española en la que el autor hace referencia
directa a Masson de Morivilliers diciéndole que si busca referencias sofistas
(charlatanería vacía) en España no va a encontrar ejemplos, pero que si se fija en
auténtica cultura que se fija en lo verdadero, España ofrece mucho al desarrollo
intelectual de Europa.
Ignacio Luzán
Define la doctrina neoclásica en su Poética, compuesta por cuatro libros. Se formó en
Italia y fue secretario del embajador en París, perteneció a la Junta de Comercio y fue
superintendente de la Casa de la Moneda.
 Libro I. Del origen, progreso y esencia de la poesía: Capítulo IV. ‘Reflexiones sobre
los antiguos y modernos poetas, y sobre la diferencia entre unos y otros.’
Desde los poetas griegos y latinos, traza una historia de la literatura fijándose en los
objetivos y en las formas que va tomando a lo largo del tiempo. Tiene en cuenta que en
la literatura se aprecian las costumbres de la época, y pone como ejemplos a Homero y
Virgilio, y las diferencias entre los personajes.
 Libro II. De la utilidad y el deleite de la poesía: Capítulo IV. ‘Del deleite poético y
de sus dos principios: belleza y dulzura.’
La bondad unidad con la verdad crea un deleite poético que procede de la belleza
fundada en la verdad  neoplatonismo. Además, utilizando la autoridad de Horacio,
añade la dulzura, a la que considera la propiedad de la poesía para conmover (‘mover
los espíritus’).
 Libro II. De la utilidad y del deleite de la poesía: capítulo XIX. ‘De los tres diversos
estilos.’
Relaciona los tipos de estilos con las materias tratadas y como cada uno se adecua más
a una o a otra. Relaciona el estilo alto con las materias más formales, y menciona como
los errores más comunes la frialdad y la hinchazón. El estilo bajo lo relaciona con
materias comunes y cita como posibles errores la bajeza y la sequedad, siempre en
relación con el estilo de lenguaje que dice ser el más adecuado para cada uno. Defiende
que en los tres estilos puede darse lo sublime como virtud y la afectación como defecto.
Cita a autores antiguos y a pensadores de una manera que recuerda a las actuales
formas de citación.

El espíritu didáctico de la Ilustración


Gaspar Melchor de Jovellanos
Es el representante más completo de la Ilustración en España. Formó parte de gobierno
de Godoy pero cuando los ilustrados fueron perseguidos fue arrestado y pasó seis años
encarcelado en Mallorca. Escribió teatro, poesía, ensayos, documentos económicos y
tratados pedagógicos.
 Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias
(1794)
La forma en la que está escrita recuerda a un discurso en público en vez de a un ensayo
destinado a leerse, especialmente por el vocativo ‘señores’ empleado al comienzo y por
varias referencias directas a una audiencia. Defiende a la literatura como un completo
muy importante a la formación científica, pues adorna el espíritu y es la expresión de las
ideas. En un claro espíritu reformista, critica la educación formal de la época, en especial
la especificación del saber, y aboga por una perspectiva más global. Emplea la metáfora
del árbol del saber para ilustrar que un árbol necesita de todas sus partes (los saberes)
para ser tal. Usa la pregunta retórica. Indica que antes de ser algo se ha de estudiar para
dominar la materia de ese algo y tomar buenos ejemplos de los que fueron delante.
Insiste en la importancia de la literatura para desarrollar el buen gusto y saber
comunicar las verdades adquiridas por la ciencia. También habla del poder de la
literatura para manipular las emociones. Al final también incluye la filosofía.

José Cadalso
 Cartas Marruecas. ‘Carta VI (De Gacel a Ben-Beley). Atraso de las ciencias por
falta de protección.’
En la obra, imitando las Lettres parsanes de Montesquieu, se vale de un fingido
intercambio epistolar para realizar un examen crítico de España, desde el carácter a la
política, las costumbre, la educación… Al emplear un personaje de un viajero, esto
proporciona cierto distanciamiento y aparente objetividad. En esta carta, Gacel achaca
el mal estado de las ciencias a la enorme falta de reconocimiento que tienen quienes se
dedican a ellas. Pone como ejemplo su intento de publicar una obra y, al buscar un
mecenas, ningún rico le quiso patrocinar, por lo que se lo terminó dedicando al mozo
que le traía el agua a casa, Domingo.
Libros de viajes
Leandro Fernández de Moratín
Viajó por Europa y se formó con la élite intelectual de Madrid, colaboró con los franceses
durante la invasión y tuvo que huir de España. Sus textos de viajes son considerados
modelo de los actuales textos periodísticos. Alterna cuadros descriptivos, comentarios
artísticos, reflexiones e información sobre la vida teatral de las ciudades por las que va
pasando.
 Viaje de Italia. Cuaderno segundo: Milán.
Comienza relatando el viaje en carricoche desde Como hasta Milán, fijándose en el
paisaje y en el arte, del que destaca su ausencia, y en como la propiedad del terreno
está repartida entre unos pocos grandes propietarios. También menciona el estado de
los caminos. A continuación, describe la ciudad de Milán, comenzando por el inacabado
Duomo, que describe técnicamente mencionando sus naves y agujas. También del
material, el mármol, y los comentarios que otros han hecho sobre él. Da información
sobre el autor de los relieves. Habla de otros monumentos, como el palacio del
archiduque o la cárcel pública, donde traduce la inscripción. Al describir algunos edificios
también cuenta detalles sobre su historia, como quien los construyó o para que han sido
usados antes.
 Viaje de Italia. Cuaderno segundo: Florencia.
Describe caminos y edificios. Es minucioso y cuando algo le llama la atención explica los
detalles. Comentario sobre el acento de los florentinos. Bustos de emperadores.
Admiración de la técnica.
 Viaje de Italia. Cuaderno tercero: Nápoles.
Comenta las posadas informando sobre la calidad de las camas. Sin embargo, no habla
de las comidas. Habla de los pobres de Nápoles, los lazzaroni, y de los mendigos.
También crítica a los nobles, haciéndolos responsables de la situación y atacando su
pose. En el comentario social (ya no se limita a describir la arquitectura o el trazado de
la ciudad) incluye a los frailes y monjas que dice que abundan en la ciudad, y a las putas
y alcahuetes, que explica dónde pueden encontrarse y los compara con el estado de la
prostitución en España y en otras ciudades europeas.
Los nuevos géneros periodísticos
José Blanco White
Sus ideales nacionales le hicieron apoyar a los españoles en la Guerra de Independencia,
pero su liberalismo le llevó a enfrentarse con la Junta General y a abandonar España
para siempre por el Reino Unido, donde escribió artículo, fue profesor en Oxford y
murió. En los extractos del manual aparece su preocupación con la libertad y la igualdad,
en especial con los conceptos.

La prosa narrativa
En el siglo XVIII, Quevedo aún contaba con imitadores, como Torres de Villaroel, que
empléalos sueños ficticios para criticar los defectos de la sociedad contemporánea. La
novela es poco cultivada durante este siglo, pues lo intereses se centran en reproducir
los temas y modelos ya existentes y en la utilidad de las obras. La única renovación del
género son las Noche lúgubres de Cadalso donde se aprecia el desarrollo del héroe y el
escenario romántico.
Diego de Torres Villarroel
Se le suele considerar ejemplo de literatura posbarroca, como un rezagado de fuerte
influencia quevedesa. Algunos lo consideran un hombre de la Ilustración por su interés
en las ciencias, pero su superstición es un argumento en contra. Otros críticos
consideran ver en su obra técnicas que adelantan el costumbrismo del XIX, como las
deshumanización y animalización.
Padre José Francisco de Isla
Miembro de la orden de los jesuitas, en la expulsión se exilió a Italia donde murió. Su
obra más famosa la publicó bajo el pseudónimo de Francisco Lobón de Salazar y fue
titulada Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes (1758).
Libro prohibido por la Inquisición y defendido por el padre Sarmiento y Feijóo, pues lo
que hacía era satirizar los disparates de los predicadores. Critica a su vez la ignorancia
del estamento eclesiástico, algunas costumbres tradicionales relacionadas con la
religión y los sistemas de enseñanza. Tuvo un éxito fulminante. También satiriza el
cultismo oratorio y aboga por un lenguaje claro y natural.
José Cadalso
Como se ha mencionado anteriormente, Noches lúgubres fue un éxito editorial. Su tema
lúgubre, ambiente nocturno y los sepulcros dibujan el escenario para una reflexión
desesperanzada y melancólica sobre la condición humana. En el extracto presente en el
manual, hay un diálogo entre Tediato y Lorenzo.

La poesía de la Ilustración
La mayoría pertenecían a la élite política e intelectual del siglo XVIII. No son poetas
marginados, si no protagonistas de la política, la justicia y la academia nacionales. Sin
embargo, la poesía no sigue la ilustración, pues está dominada por la sensibilidad
barroca cercana a Quevedo y Góngora. Pero en el 1737 Ignacio Luzán publica su Poética
abogando por una lírica más clara, más ordenada y más sutil. Luzán distingue belleza,
que compete al entendimiento, y dulzura, que conmueve los ánimos. Pide que se eviten
la oscuridad de pensamiento, los conceptos pueriles, la inverosimilitud, la acumulación
de metáforas y otros defectos que achaca al barroco. Aconseja moderación en el uso del
lenguaje figurado y aboga por que sea útil a la vez que deleitable. Es decir, lo que en
Europa se conoce como el ‘buen gusto’.
Esto se aplica en las corrientes neoclásicas de la poesía de la segunda mitad del
siglo, aunque debe ser tenida en cuenta la poesía rococó, de tono menor, con léxico
cortesano, refinado, de ritmo marcado por estrofas breves y una sintaxis lineal cuyos
temas son el amor y la belleza femenina.
El mundo bucólico también se mantiene, pero cambia la inocencia de los
pastores ideales por la sensualidad, creando una poesía galante en una época en que la
galantería era una forma de moverse en el mundo. Tanto lo rococó como lo pastoril,
combinan las delicias del pecado con la inocencia del juego en una huida de la vida actual
hacia una más sencilla y dulce. Al mismo tiempo, se da la difusión de la filosofía
sensualista de Locke y Condillac que primaba a los sentidos en la formación de nuestros
conocimientos.
Este sensualismo se terminará convirtiendo en el sentimiento alrededor del que
se creará el espíritu romántico. Se propaga la filantropía y afecta a la literatura en la
poesía cívica, científica y filosófica, que dará paso a la poesía prerromántica.
Tomás de Iriarte
Sus Fábulas Literarias (1782) son una sátira de la vida literaria del momento al tiempo
que reflejan su credo estético que supedita estilo a didáctica, pero son también un
exponente de la culminación del didactismo moralizador: ‘El burro flautista’, ‘El ratón y
el gato’, ‘La criada y la escoba’, ‘La contienda de los mosquitos’…
Félix María Samaniego
Su obra Fábulas morales (1781) fue un encargo de su tío, el conde de Peñaflorida, para
el seminario de Nobles de Vergara, primera escuela laica en España. Siguiendo el espíritu
de la poesía ilustrada, apenas emplea figuras retóricas y subraya la enseñanza: ‘Fábula
de la lechera’, ‘Los dos amigos y el oso’…
También cultivó la poesía erótica, como en El jardín de Venus (1780) donde incluye
poesías como ‘El voto de los Benitos’, donde todos los frailes tuviesen una lavandera
con la que pillar una vez a la semana y así evitar hacerlo demás y esquivar la tentación,
y ‘La fuerza del viento’, donde durante una pasión viviente María Magdalena le provoca
al Cristo una erección.

La poesía neoclásica
Juan Bautista de Arriaza
Poesías de carácter lírico y patriótico. Poeta oficial de la vuelta de Fernando VII aunque
a veces critica los abusos del régimen. ‘Terpsícore o las gracias del baile’
Nicolás Fernández de Moratín
Aunque es un autor ilustrado presenta elementos característicos del Romanticismo,
como el popularismo, le medievalismo y la visión castiza de lo español. Poesía
anacreóntica (arte menor cantando a los placeres de la vida el arte y el amor), didáctica,
erótica. ‘Fiesta de toros en Madrid’ donde se vale de un ambiente pseudo medieval, en
el que incluye el Al Andalus, y aparece el Cid campeador como el matador.
Gaspar Melchor de Jovellanos
Se expresa a través de la epístola, con endecasílabos libres donde se desgrana la
reflexión, en esta Epístola del Paular, Jovellanos realizó dos versiones, en la segunda
suprimió la parte dedicada a Enarda y al amor, convirtiendo la composición en un poema
filosófico en la línea de Horacio y Fray Luis de León. Se presenta ya una nueva
sensibilidad ante la naturaleza.
Juan Meléndez Valdés
El poeta más importante del XVIII y exponente de la llamada Escuela de Salamanca,
dominaba todos los registros: églogas, elegías, odas filosóficas y morales, epístolas,
letrillas festivas y satíricas… En su poesía reflexiva, destacan los temas de la frustración
de los deseos humanos, la injusticia del mundo y la defensa de una religiosidad sin
fanatismo. Su emoción en la contemplación de la naturaleza y su poesía anacreóntica,
que es la que le dio más fama. ‘No te me disculpes’ erotismo de dos palomas que
recuerda al de los animales en el cantar de los cantares. ‘A la mañana, en mi desamparo
y orfandad’. ‘A unos lindos ojos’. ‘El lecho de Fili’. ‘El despecho’. ‘La lluvia’.
Manuel José Quintana
Liberal, respetado por el pueblo y por los intelectuales de la época. Mantiene retórica y
estilo neoclásicos pero los temas y tono incluyen muchos rasgos del prerromanticismo.
Muchas de sus obras pertenecen a la tendencia de poesía filosófica propugnada por
Jovellanos. ‘A España, después de la revolución de marzo’ (el motín de Aranjuez). ‘A una
negrita protegida por la duquesa de Alba’
Juan Nicasio Gallego
Perseguido y encarcelado por Fernando VII por sus ideas liberales. Además, es el último
representante de la escuela salmantina cuyos sonetos aún son neoclásicos pero su oda
‘Elegía al Dos de Mayo’ ya es considerada romántica.
Alberto Lista y Aragón
Sacerdote y docente, fue maestro de algunos de los más insignes románticos. Liberal y
afrancesado. Practicó el periodismo y la crítica literaria. Poesía religiosa y filosófica de
gran dominio técnico. ‘Al sueño. Himno del desgraciado’. ‘A las ruinas de Sagunto’

SIGLO XIX. ROMANTICISMO.


Orígenes
Movimiento surgido en Alemania a finales del XVII y expandido por Europa a principios
del XIX. Objetivo: liberar los espíritus de la sujeción a los modelos del arte y el
pensamiento clásico. Reacción anticlásica: proclama los derechos del sentimiento y del
individuo frente a la razón y las reglas organizadoras del mundo y del arte. NUEVA
SENSIBILIDAD que revaloriza lo fantástico, lo irracional, lo misterioso y lo extraño, lo
melancólico y lo terrorífico. Movimiento nacional de vuelta a los orígenes que rechaza
las unidades clásicas y sus géneros, anulando sus formalidades. Sustitución de los
valores por los del medievo, donde encuentran los valores de la épica y las leyendas
fuentes de inspiración, o de los pueblos exóticos de Oriente, o de las gentes más
primitivas. Las fuerzas de la naturaleza son la mayor potencia que hay y la poesía debe
ser la voz del alma, se considera que la voz del pueblo se expresa en las creaciones
populares, lo que revalora estas composiciones.
Idealismo pesimista, en contraste con el optimismo que reinaba entre los ilustrados,
pues su aspiración a la felicidad y la justicia esta siempre teñida de la conciencia de la
derrota y el fracaso: Contradicción interna cuya salida suele ser la marginalidad, el
suicidio y la blasfemia. Hay una expresión del sentido trágico de la vida, que el romántico
busca en mundos de ensueño, en el servicio a una causa justa, o en el sarcasmo como
sufrimiento enmascarado.
Políticamente se identifica con el liberalismo en oposición al absolutismo monárquico,
y ponen al servicio de la sociedad burguesa sus creaciones.
En España
1833 muere Fernando VII y los exiliados que han practicado el romanticismo vuelven a
España, que junto con los nuevos aires políticos provocan la eclosión romántica. Entre
los autores españoles se distinguen tres grupos: los que eran neoclásicos y en el exilio
comenzaron a modificarse hacia el romanticismo, los que recibieron educación
neoclásica pero vieron las tensiones entre liberalismo o represión y se vuelven
románticos combativos, aunque también los había moderados, y los que tiene una
educación plenamente romántica.
Los temas del Rom español no difieren del europeo. El AMOR es el fundamental, ya sea
sentimental o pasional. Como sueño irrealizable y que deja al poeta como única
compañera a la naturaleza. El pasional aparece en teatro, novela y poesía, es repentino
y violento y rompe fronteras como las convenciones sociales y obliga a los enamorados
asaltarse códigos morales. Su consecuencia es la infidelidad, o muerte trágica o
desengaño que termina en cinismo.
La vida es presentada como algo sombrío, por lo que se deprecia el riesgo de perderla.
La MUERTE se muestra como una opción liberadora a este sinsentido, ya se por una
muerte en acción o por un dejarse morir melancólico.
El PESIMISMO domina la visión del mundo y es llamado “mal de siglo”, y destaca
especialmente en Larra y Espronceda, dos románticos de segunda generación.
Se da un cierto anticlericalismo por el papel de la Iglesia en el absolutismo y en la
Inquisición. Asimismo, la religiosidad es superficial, centrada en la celebración de la
popular en la recreación de leyendas y milagros.
Novela, teatro y poesía narrativa se atraen hacia la HISTORIA nacional para extraer de
ella una lección ejemplar o proyectar sentimientos y problemas del presente.
La LIBERTAD es su bandera y su grito para todas las actividades públicas y privadas. Se
rechaza todo aquello que coarte la expresión espontánea del yo. Por ello aparece la
exaltación de tipos marginales, como el bandolero, mendigo o pirata.

Los rasgos formales se centran en lo que rodea al hombre, por lo que las descripciones
ganan importancia. La naturaleza refleja en muchas ocasiones el estado emocional del
poeta o personaje. Hay un gusto marcado por lo misterioso, lo inexplicable y fantástico.
Los sueños se asocian a los deseos y son una expresión de anhelo. Es un estilo enfático,
en el que los personajes representan modos de ser y a veces pueden carecer de matices
psicológicos.

La poesía romántica en España


Manifestación del yo más profundo, oscuro y oculto. El amor es el tema estrella y sus
rápidas fases. Asimismo, aparece una poesía lírica que busca desentrañar los secretos
del universo y el significado de la vida. Igualmente, una poesía de reivindicación social y
política que canta a los marginales, como el verdugo o el reo a muerte. Frecuente es
también la poesía descriptiva y la narrativa, en Zorrilla y Espronceda esta tuvo grandes
exponentes.
La silva y la octava real sustituyen al soneto. El octosílabo es el verso más usado, como
el endecasílabo agudo, y aparecen el hexámero y el alejandrino.
José de Espronceda. EL romántico español por vida y obra. Exiliado, diputado en cortes
al ser perdonado, fundador de una sociedad secreta, parte de la revolución del 1830 en
Francia… Trató todos los tipos de poesía lírica.
Enrique Gil y Carrasco. Tono delicado y melancólico, sensibilidad por los paisajes, la
naturaleza y la insatisfacción. Inicia un romanticismo más íntimo que culmina en
Bécquer. ‘La violeta’.
Gertrudis Gómez de Avellaneda. Romanticismo femenino por actitud vital y obra.
Fuerte sensualidad e independencia vital. Hastío Byroniano. ‘A él’. ‘A las estrellas’.
José Zorrila. Sensorial y sensual. Poesía épica y narrativa. Predominio descriptivo en
tono grandilocuente. ‘La tempestad’
(Segunda mitad de siglo)
Gaspar Núñez de Arce. Musicalidad e imágenes muy trabajadas. La duda es un tema
recurrente. ‘Tristezas’
José Selgas. Intimismo que culmina en Bécquer. Defensa de valores tradicionales. ‘La
cuna’. ‘El sauce y el ciprés’.
Poesía narrativa:
Duque de Rivas. Se empapa de la historia y del medievo. En el destierro en Inglaterra
lee a Shakespeare, Byron y Scott. Iniciador del Romanticismo en España. ‘Un castellano
leal’.
Espronceda. ‘El Estudiantes de Salamanca’
Zorrila. ‘Oriente’. ‘A buen juez mejor testigo’

Renovación lírica en la segunda mitad del XIX: Campoamor, Bécquer y Castro.


Campoamor inicia una renovación de temas y estilos influido por el realismo, que
considera todos los temas dignos del arte por ser humanos, y emplea un lenguaje
cotidiano. Visión escéptica, emplea el humor y la ironía. ‘Botánica aplicada’ ‘El gran
festín’ ‘A rey muerto, rey puesto’
Bécquer inicia la poesía española moderna con fusión de fondo y forma y buscando un
efecto de naturalidad, marcado por la sugerencia y no la asertividad.
Rosalía de Castro continúa en la línea de Bécquer en incluye profundas reflexiones sobre
ser humano. Pesimismo metafísico en el fracaso del ser humano. El dolor domina su
creación en castellano. ‘A mi madre’ ‘En las orillas del Sar’
SIGLO XIX. REALISMO Y NATURALISMO.
El Realismo está ligado a la filosofía positivista de Auguste Comte, cuyo Curso de
filosofía positiva se publica entre 1839 y 1842, donde fija el concepto de filosofía social
al tiempo que el de ciencia positiva. Para Comte, el espíritu humano al alcanzar el estado
positivo renuncia a investigar el origen y el fin de las cosas: combinando experiencias y
razonamientos se limita a fijar leyes efectivas de los fenómenos. Se busca explicar la
relación entre los fenómenos particulares y los hechos generales, pues todos están
sujetos a leyes naturales invariables. La ciencia busca la previsión. El realista, contra el
genio y la intuición del Romanticismo, impone el método objetivo, experimental y
positivo. La psicología y la sociedad son dos de sus intereses prioritarios.
El Realismo también está muy ligado a la burguesía y a la clase media, que es la nueva
protagonista de la historia y también del nuevo género literario dominante: la novela.

A mediados del XIX, el Realismo entiende la realidad como un objeto digno del arte sin
necesidad de reelaborarlo idealizadamente. De aquí surge la doctrina naturalista, que
incluye relacionar y acercar literatura y ciencia.

Durante el XIX, la industrialización y la urbanización avanzan a pasos agigantados y las


clases bajas se convierten en proletariado. Las prensas rotativas favorecen el auge de
publicaciones periódicas y aparecen revistas ilustradas que buscan cambiar la
mentalidad del lector. Los conocimientos se internacionalizan y los trenes comunican
con rapidez los puntos geográficos, lo que facilita la circulación de libros y periódicos. La
burguesía impone un sistema de valores: el liberalismo económico con fines coloniales.
Los escritores encaran la realidad para comprenderla y reflejarla, y en muchos casos
también para combatirla. Los primeros teóricos del realismo lo justifican con motivos
éticos y pretenden un arte vivo que refleje los caracteres, ideas y aspectos de la época
según su percepción.

El Naturalismo es una tendencia del Realismo formulada por Emile Zola, que trata de
trasladar el método hipotético-deductivo-experimental de la ciencia positivista a la
palabra escrita. Es decir, que las ciencias y sus métodos entrasen en la literatura. Pese
al escándalo y debate que supusieron estas ideas, la mayoría de los escritores lo
incluyeron en mayor o menor medida.

En España
Se practica el modelo de la imitación de la realidad imperante. La psicología y el análisis
de las conciencias es sello de los mejores realistas. Los realistas se atienen a este
principio de mímesis, por lo que sus personajes son cotidianos y reconocibles,
apostando por la verosimilitud. Esto hace que se vaya imponiendo una percepción
objetiva sobre las obras.

El Naturalismo entra en España con la novela de tesis, pero es una versión atenuada,
pues la situación histórica y sociocultural del país no permite un nivel hegemónico como
el de Francia, aunque a finales del XIX una serie de escritores adoptan un naturalismo
radical caracterizado por el anticlericalismo, la crítica del orden sociomoral imperante y
el interés por la conducta fisiológica de los personajes. Este radicalismo naturalista
pretende encontrar la causa de los males sociales, analizarlos y erradicarlos, pero tiende
a resultar pobre y maniqueo. Sin embargo, legitima temas hasta entonces marginados
de la literatura, como la sexualidad.

Textos. Novela del Prerrealismo. Fernán Caballero y Pedro Antonio de Alarcón.


La novela del Realismo. José María de Pereda. Juan Valera. Benito Pérez Galdós.
Leopoldo Alas.
La novela del Naturalismo. Emilia Pardo Bazán. Alejandro Sawa. Vicente Blasco Ibáñez.
Aullón de Haro, Pedro, La poesía en el siglo XIX (Madrid: Playor, 1989)

P 10: subjetivismo romántico y poesía de la noche. La efusión sentimental y el


talante meditativo perfilaron la subjetividad como por lo opuesto a la
imitación. Se produce un cambio de la preeminencia del mundo interior por la
del exterior. O sea, el cambio de la razón ilustrada por la imaginación, la intuición
y la fantasía. Sumando la ensoñación, el sueño y el sentido del inconsciente, se
completa el sistema cultural psíquico de la doctrina romántica.

P11: la libertad poética rompió la estabilidad clasicista en forma y temas. Los


románticos proceden a desintegrar los géneros tradicionales y a modificarlos,
además de componer un nuevo género, el poema en prosa, y sustituir las
temáticas clásicas por lo referido a la vida interior del poeta. Para ello, se valen
de lo bello lejano, el paso, la intimidad de la naturaleza, el lado oculto de la
realidad y el subconsciente. Lo facilita el medievalismo. Buscan en la primitividad
legendaria, la poesía popular y la libertad del paganismo.

P54: El empleo del verso octosílabo por los románticos españoles se acompaña
de la asonancia en la rima, en especial en los romances narrativos de tema
histórico y legendario. El verso asonantado es frecuente también en la poesía de
Bécquer y Rosalía de Castro.

P56: Polimetría y asimetría al experimentar con el verso. También se empleó la


escala métrica.

P61: Afirma que El estudiante de Salamanca se caracteriza por una adjetivación


profusa en la que 70% de los adjetivos aparecen antepuestos

P70: los tropos y la poesía romántica. Sinécdoques y metáforas con los


elementos naturales para referirse al mundo interior. P72: llegando a formarse
tópicos, como ‘el manto de la noche’ P73: el polisíndeton y la enumeración,
anáfora y paralelismos.
José Luis Gómez-Martínez. Teoría del ensayo. Segunda edición. México:
UNAM, 1992

4. A lo largo de estas páginas, y sobre todo en las secciones que siguen, se hacen
con frecuencia afirmaciones sobre la "sinceridad" y la "autenticidad" del
ensayista; se dice que "el ensayista expresa lo que siente y cómo lo siente", que
"nos hace partícipes del proceso mismo de pensar", y otras aserciones
semejantes con las que se pretende establecer una aproximación al carácter
dialógico del ensayo, a su retórica; pero sin más desarrollo, estas expresiones
podrían ser interpretadas como posturas impresionistas que desconocen la
complejidad y dificultad que conlleva todo intento de significar, de codificar un
pensamiento.

5. Del carácter esencialmente comunicativo del ensayo, en su intento de


establecer un lazo de diálogo íntimo entre el ensayista y el lector, se desprende
la necesidad de su contemporaneidad en el tiempo y en el ambiente. Pero el
concepto "actual" no sólo hace referencia a los sucesos del presente, los cuales
si no se los somete a una visión en perspectiva y se los eleva a un plano de
trascendencia, sólo poseen el caduco valor de la novedad, sino que significa con
más propiedad un replanteamiento de los problemas humanos ante los valores
que individualizan y diferencian a cada época de las precedentes

El ensayista, en su diálogo con el lector o consigo mismo, reflexiona siempre


sobre el presente, apoyado en la sólida base del pasado y con el implícito deseo
de anticipar el futuro por medio de la comprensión del momento actual.

6. El doble significado de "prueba" o "intento" implícito en el término ensayo y


el hecho de que no se pretenda agotar el tema tratado, ha motivado que esta
característica, tan única del género ensayístico, dé pie para considerarlo,
despectivamente, como fragmento o comienzo inexperto y vacilante.

La brevedad del ensayo y el no pretender decir todo sobre el tema tratado no


significan, por tanto, que el ensayista distancie lo considerado para poder así
abarcarlo en una visión generalizadora. Todo lo contrario. La totalidad no
importa. Se intenta únicamente dar un corte, uno sólo, lo más profundo posible,
y absorber con intensidad la savia que nos proporcione.

En realidad, el elaborar una idea y llevarla a sus últimas consecuencias requiere


un proceso de sistematización que raramente está dispuesto a seguir el
ensayista. Su espíritu es demasiado libre. Escribe según piensa, y su producción
la considera tan unida a su mismo ser, que no cree necesario, o quizás posible,
el volver la vista atrás para modificar, adaptar o reorganizar lo ya escrito
7. En todos ellos encontramos un común denominador: versan sobre algo ya
existente. Lo cual, lejos de suponer una nota negativa para el género, es una de
sus características decisivas. Su misma existencia depende no sólo de un "algo"
ya creado, sino de que ese "algo" haya sido asimilado por los posibles lectores:
sus escritos abundan en referencias y alusiones que deben ser comprendidas
para que estos adquieran su verdadera dimensión.

El ensayista, por el contrario, siente la necesidad de decir algo, pero sabe que lo
hace desde el perspectivismo de su propio ser y por lo tanto nos lo entrega no
como algo absoluto, sino como una posible interpretación que debe ser tenida
en cuenta.

El valor del ensayo no depende del número de datos que aporte, sino del poder
de las intuiciones que se vislumbren y de las sugerencias capaces de despertar
en el lector.

8. las citas, numerosas en los ensayos, tienen valor por sí mismas en relación con
lo que el ensayista nos está comunicando; importa destacar que alguien creó una
idea, representada en la cita, pero el "quién", y el "dónde" carecen en realidad
de valor. No son las citas importantes porque fulano o mengano las dijo, sino por
su propia eficacia. Y el hecho de señalarlas como citas es sólo con el propósito
de indicar que no son de propia cosecha, sino que forman parte del fondo
cultural que se trata de revisar.

9. El subjetivismo es, según lo indicado, parte esencial del ensayo. Es esta


motivación interior la que elige el tema y su aproximación a él; y como el
ensayista expresa no sólo sus sentimientos, sino también el mismo proceso de
adquirirlos, sus escritos poseen siempre un carácter de íntima autobiografía.

10. El ensayo es, en efecto, diálogo; pero en él el diálogo se establece con el


lector, considerado éste no como una persona determinada, sino como un
miembro de "la generalidad de los cultos". De ahí la diferencia que existe entre
el ensayo y el diálogo como forma literaria.

11. Cuando digo que el ensayo es una forma de pensar, quiero indicar que está
escrito al correr de la pluma, como diálogo íntimo del ensayista consigo mismo.

Esta espontaneidad sigue a una profunda y quizás larga meditación; y es seguida


por una reexaminación de lo ya escrito, donde se pule el estilo y se precisan las
ideas. El ensayista se siente reaccionar ante una situación y transcribe la reacción
misma con la espontaneidad con que es sentida; pero tal reacción, a su vez, es
producto de una previa meditación.

14. Lo más común, sin embargo, es que el ensayista no avise al lector en el


momento de internarse en una digresión, y que éste no sea consciente de ello
hasta el final de la digresión misma, cuando el ensayista hace, con frecuencia,
referencia a su deseo de regresar "al momento" que quedó interrumpido.

17. Lo original del ensayo no reside, pues, en lo nuevo de los temas tratados,
sino en el tratamiento mismo; para ello el ensayista cuenta con su propia
personalidad y visión del mundo, que le individualiza; cuenta también con las
circunstancias históricas de la sociedad de su época, que no sólo aporta nuevas
preocupaciones, sino que igualmente modela nuevos lectores con nuevas
experiencias.

18. Y esta imaginación a la que se refiere Schultz, es la imaginación poética del


ensayista, la que da valor estético al ensayo. Hay críticos, filósofos, historiadores,
etc. que se acercan en sus escritos al ensayo, al intentar en ellos una superación
estética; del mismo modo que por carecer de ella, hay pretendidos ensayistas
que no pasan de simples divagadores.

Escobar Arronis, José. (2000). Costumbrismo entre el Romanticismo y el Realismo.


Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En:
http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcws956

“Voy a apoyarme en dichos trabajos anteriores para mi intervención de hoy en la


que propongo que consideremos la mímesis costumbrista -generadora del
costumbrismo y del realismo decimonónicos- como un procedimiento estético
acorde con la Modernidad, mientras que el Romanticismo representa una
problematización de la Modernidad.”

“Así pues, como formas de la literatura de la transición del siglo XVIII al XIX nos
encontramos con estos tres términos que representan la literatura moderna en
una doble vertiente: el costumbrismo y el realismo, por un lado, y el romanticismo,
por el otro.”

“Con la expresión «mímesis costumbrista» pretendía yo, en el Coloquio de Kentucky,


designar este cambio de la mímesis clásica a la mimesis moderna: la mímesis de la
Modernidad. Ya no es la imitación de la Naturaleza en general, como venía
entendiéndose tradicionalmente, lo que importa a la nueva literatura.” “Ahora lo
local y temporalmente limitado va a reconocerse como objeto de imitación poética»,
decía yo en aquella ocasión.” Paso de lo general a lo circunstancial.

“La idea repetida por los autores dieciochescos en sus consideraciones críticas sobre la
literatura es que imitar consiste en copiar con la mayor semejanza posible el modelo
que se observa, como se pinta un cuadro con la intención de reproducir exactamente
la realidad observada por el artista.”
“En la literatura de mímesis costumbrista en sus diversos géneros (el cuadro de
costumbres, la comedia de costumbres, la novela de costumbres), el término
«costumbres», referido a lo local y circunstancial, es ahora sinónimo de «vida civil». El
uso de esta expresión en la crítica literaria dieciochesca implica la indicada referencia a
lo circunstancial que lleva en sí la acepción moderna del término «costumbres», en el
sentido de usos y costumbres, ajena al sentido tradicional propio de la gran literatura
moralista clásica, como costumbres morales o formas morales de la conducta humana
(mores).”

“La mímesis costumbrista -el costumbrismo, el realismo- quiere ser mímesis de la


historia presente, de la prosa de lo particular y no de la poesía de lo general, según la
concepción aristotélica clásica. Tiene una pretensión documental. En su ansia de
veracidad, aspira a completar la representación histórica de la realidad transcribiendo
lo que los historiadores desatienden, los aspectos circunstanciales de la realidad
ordinaria, para ofrecer un cuadro de la historia que sea un cuadro de la vida civil,
excluida de los libros que tratan de la gran Historia.”

“Por eso, en mis discursos, no dejan de ocupar su debido lugar las costumbres de
las clases elevada y humilde, obtienen naturalmente mayor preferencia las de los
propietarios, empleados, comerciantes, artistas, literatos y tantas otras clases
como forman la mediana de la sociedad. Lo cual coincide con lo que dice Bretón en
uno de sus artículos de costumbres: «no es en los palacios de los próceres, ni en los
caramanchones de la chusma donde han de estudiarse la índole y las costumbres
de un pueblo, sino en la clase media, y más cuando ésta ha ganado en número y en
influencia lo que aquélla ha perdido, tal vez para bien de todas».”

“En relación con esta transformación el Romanticismo es una reacción contra esta
moderna concepción mimética del arte. El desvío que la poética romántica significa
con respecto a esta concepción mimética de la literatura forma parte de la
resistencia romántica a la «gran transformación» a que se refiere Jameson.
Entendemos el Romanticismo como una insatisfacción producida por las
consecuencias de la revolución burguesa.”

“En el plano literario, generalmente, se suele oponer el Romanticismo al


Neoclasicismo, pero en realidad la oposición en la concepción de las artes entre los
siglos XVIII y XIX se establece verdaderamente como oposición entre la mímesis
costumbrista generadora del Realismo y la expresividad romántica. Al fin y al cabo el
Neoclasicismo representa en el siglo XVIII la supervivencia y el fin de una concepción
de la literatura propia de la Antigüedad, mientras que la mímesis costumbrista
iniciada en el mismo siglo abre hacia adelante el camino de la literatura realista del
siglo XIX, en el periodo posromántico. Cuando Espronceda ridiculiza al «pastor
clasiquino» se ensaña con un tipo ya momificado en su pervivencia. El Romanticismo
más que contra al Neoclasicismo, ya anacrónico, se opone al nuevo realismo literario
de la Ilustración, abriendo a su vez otros caminos simultáneos, pero antitéticos de la
literatura moderna.”
Lissorges, Yvan. Hacia una estética de la novela realista (1860-1897). Alic
ante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008. En: http://www.cerv
antesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcgj001

“durante la segunda mitad del siglo xix anima la vida cultural y literaria, mostrar cómo
un género, la novela, se hace hegemónico y cómo conjuntamente una orientación
nueva en su forma moderna, el realismo, alcanza poco a poco, sobre todo durante la
década de los ochenta, gracias al influjo vitalizador de algunos aspectos del
naturalismo, una madurez estética a la altura de las exigencias de una literatura digna,
por fin, de competir con la de los países más avanzados.”

La novela realista es influenciada por un montón de variables que la hacen un


documento histórico.

“cualquier realismo, está siempre relacionado con un momento histórico en que el


hombre tiene conciencia de que hace o puede hacer o debe hacer la historia o por lo
menos de que puede influir en ella y por tanto va movido por certidumbres; lo cual no
impide que algunos escritores que toman la realidad como objeto para la
representación artística se sientan más artistas que autores”

“La forma realista del arte pocas veces se aparta de una finalidad ética, llamada utilitaria
por los que piensan que es una desviación del arte.”

La novela realista busca la gran novela nacional que compita con las extranjeras que
inundan el mercado. La española se diferencia por su negación a aproximarse al
cintificismo/naturalismo de Zola, que buscaba explicación científica a los males
presentados en sus obras.

“La tradición literaria española, lejana o inmediata, no puede proporcionar ejemplos


que seguir y el tipo de prosa que domina «lo han hecho -escribe Clarín— los oradores
políticos, los académicos y los poetas gárrulos. La primera creación progresiva de los
novelistas realistas es la de un lenguaje natural, sencillo y a la vez rico y flexible, no sólo
para «decir las cosas como son», sino para expresar «por primera vez muchas ideas,
relaciones y aspectos de la vida que por mucho tiempo no se creyeron materia
novelable.”

Impersonalidad del autor en la novela tratando de hacerse invisible, aunque siempre


hay una percepción individual de la realidad.

Dignificación de todas las clases sociales en el realismo moderno


Lissorges, Yvan. Hacia una estética del realismo en España en la segunda
mitad del siglo XIX. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 20
16. En: http://www.cervantesvirtual.com/obra/hacia-una-estetica-del-r
ealismo-en-espana-en-la-segunda-mitad-del-siglo-xix/

“A partir de los años ochenta o de algunos años antes, lo que poco a poco se construye
es una nueva mirada sobre las cosas, el mundo, el hombre..., debida a la recepción en
España de nuevas corrientes derivadas de la ciencia moderna, del positivismo, del
cientificismo; baste decir, en este planteamiento introductorio de la cuestión, que la
asimilación de las teorías de Darwin (cuyas obras se traducen a partir de 1876), provoca
una verdadera revolución mental ante una visión antropológica que sorprende en un
primer momento y después seduce o escandaliza.”

“Resumiendo lo que por sí solo merecería un estudio de gran envergadura que aquí no
viene al caso, diré que empiezan a apasionar en España ramos de una ciencia en plena
expansión en Europa, como la psicología, la fisiología, la psicofisiología, la medicina, las
ciencias naturales, la ciencia histórica y su nueva aproximación epistemológica, las
nuevas filosofías positivistas, materialistas e incluso espiritualistas, el evolucionismo, el
transformismo y hasta el esbozo de una mal llamada ciencia literaria, el naturalismo.”

“Pero ya por aquellos años anteriores a 1880, algunos espíritus rebeldes, como los
jóvenes Leopoldo Alas, Armando Palacio Valdés y el menos joven Galdós, propugnan
en la estela dinámica del sexenio, un arte que sin dejar de ser arte sea también útil,
un arte docente.”

“En estas novelas tanto las de Galdós, como las de los novelistas del bando
opuesto, aunque el efecto de realidad garantice credibilidad artística, la idea
previa que informa la representación aparece como transcendental y se impone
sobre la forma, por muy verosímilmente realista que sea. Son novelas de tesis,
más que novelas realistas. Es decir que, según la atinada fórmula de López-
Morillas, la novela de aquella época es idealista por su intención y realista por sus
medios».”

“Es más; la estética del realismo, de cualquier realismo está justificada por un imperativo
ético que dimana de la conciencia de que se vive un momento histórico en el que el
hombre hace, puede hacer o debe hacer la historia o por lo menos que puede influir en
ella y por tanto que va movido por certidumbres.”

“Conocer la realidad para representarla, respetarla (La «modestia» del estilo implica
la discreción del narrador y la lógica de la transparencia lleva al precepto de la
impersonalidad, el más delicado y el más difícil de atender, afortunadamente para
el arte), impersonalidad del autor.”
Lissorges, Yvan. Hacia una estética del lenguaje interior en la novela del
“gran realismo” del siglo XIX. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cerv
antes, 2015. En: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/hacia-una
-estetica-del-lenguaje-interior-en-la-novela-del-gran-realismo-del-siglo-x
ix/html/f3c0ee17-dc9a-4a32-bae4-9bb707505487_2.html#I_0_

“Para que el personaje contribuya a que el mundo literario produzca el efecto de


realidad, es preciso que tenga todos los atributos de una persona de carne y hueso, que
también se le vea o se le oiga, de una manera u otra, pensar y sentir. La verdadera
estética realista es la que tiende a producir la mayor y la mejor ilusión de realidad y
esta depende, en gran parte, del grado de densidad interior que alcanza el personaje.”

“Es esta realidad del tiempo psicológico y desde luego esta captación del flujo de la
conciencia que les falta a todas las representaciones de la interioridad en las otras
novelas del gran realismo. El ejemplo tomado de Los pazos de Ulloa permite medir la
diferencia. Se trata de la reacción interior de Julián frente a la enfermedad de Nucha
(Pardo Bazán, 1887; 1987: 369-370; desde «Puede ser grave...» hasta «...perecedera
despreciable?»). El narrador de la condesa está siempre en el espacio interior del
personaje y obra según tres modalidades:
 reproduce sin comillas lo que este se dice: «Puede ser grave»; y acto seguido
interviene para relatar la consecuencia de estas palabras: «esto principalmente
se estampó en el pensamiento de Julián»,
 pasa dos veces al indirecto libre, no tan libre pues, si el contenido es de Julián, el
lenguaje es el del narrador adaptado a la ingenuidad del joven clérigo,
 le concede la palabra al personaje que se expresa en primera persona en un
monólogo no entrecomillado.”

“Para los novelistas del XIX la preocupación dominante es hacer inteligible la


representación de la vida interior.”

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