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Fernanda Larrainzar
Las cifras hablan por sí mismas; en Nueva York un millón 600 mil inmigrantes
mexicanos trabajan en limpieza y mantenimiento de edificios, un millón 400 mil en
la construcción y extracción, un millón 300 mil en instalación, reparación y
producción y 930 mil en restaurantes preparando y sirviendo comida.
Las condiciones injustas que vive día a día el trabajador mexicano en Nueva York
pueden resumirse en lo siguiente: largas jornadas laborales, falta de pago por
horas extras, despidos injustificados, retardo en el pago de salarios y condiciones
de inseguridad. Ante estas circunstancias la mayoría prefiere guardar silencio,
aguantar o simplemente buscar otro trabajo.
Es verdad que existen leyes tanto estatales como federales en los Estados Unidos
que protegen los derechos de los inmigrantes, sin importar si estos son
documentados o indocumentados. Así mismo existen instrumentos internacionales
como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención
Internacional para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores y sus
Familias.
La tarea para los comunistas es clara, los trabajadores mexicanos en Nueva York
requieren organizarse. Para la clase trabajadora no existen fronteras, existe una
bandera que a todos agrupa, la bandera roja con la hoz y el martillo. Los
comunistas mexicanos vamos a levantar esta bandera en Nueva York y otras
ciudades importantes de Estados Unidos, y claro que serán bien recibidos los
trabajadores guatemaltecos, salvadoreños, hispanohablantes y no
hispanohablantes que quieran organizarse y luchar.