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7.

POR MEDIO DE LOS MILAGROS


JESÚS FORTALECE Y PURIFICA LA FE
(8,22-56)

El nuevo apartado presenta cuatro milagros: la misericordia de Jesús


actuando. Percibiremos cómo el Reino se va acercando y “rompe toda
frontera”.
En concreto, veremos que la presencia de Jesús:
— libera del caos exterior: la tempestad en el mar
— libera del caos interior: el endemoniado de Gerasa
— libera de la vida que se le va escapando desde hace doce años
a una mujer con hemorragias
— libera de la muerte a una muchacha de doce años
En la dinámica interna del relato de Lc, llegamos a una sala de la
pinacoteca vibrante y amable a la vez, llena de vigor y de misericordia.
En el primero, tercero y cuarto cuadros la fe es el tema central. Son tres
catequesis sobre la fe.

1. La tempestad calmada (8,22-25)


22
Cierto día subió a una barca con sus discípulos y les dijo:
— Pasemos a la otra orilla del lago.
Y se hicieron a la mar. 23 Mientras ellos navegaban, se quedó dormido.

Para la mentalidad primitiva el mar es signo del mundo caótico que Dios
todavía no ha organizado 1, igual que los endemoniados, también el mar está
repleto de malos espíritus. Jesús duerme en medio de un lago enloquecido, en
medio del Reino del mal.
23b
Se abatió sobre el lago una borrasca; la barca se anegaba y estaban en
peligro. 24 Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo:
— ¡Maestro, Maestro, nos hundimos!
Él, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron y
sobrevino la bonanza. 25 Entonces les dijo:

1
Ver Génesis 1,2.
Cap 7 / 1
— ¿Dónde está vuestra fe?
Ellos, llenos de temor, se decían entre sí maravillados:
— Pues ¿quién es éste, que conmina a los vientos y al agua, y le obedecen?

El texto evoca recuerdos de situaciones desesperadas que los discípulos


debieron vivir con el Maestro, recuerdos de navegaciones por el lago, quizá de
temores de naufragio en noches duras.
Podemos permitirnos imaginar una noche en que la tempestad se encrespa,
el temor a la muerte los domina. Es fácil ver la indignación de los discípulos:
“¡Y éste duerme en vez de ayudar!”. O imaginar que lo despiertan con
maneras nerviosas. Espanto de Jesús ante el caos marítimo. Con su
personalidad y pedagogía profundas, es capaz de dar ánimos y de dominar el
caos en el interior de la barca y en el interior de los discípulos. Es capaz de
provocar la fe, una fuerza casi desconocida de los hombres que tiene que ver
con Dios y que incluso sería capaz de mover montañas.
Como hombre religioso, ora al Padre e increpa a los malos espíritus del
mar. Poco antes todo parecía perdido, no luchaban juntos, cada uno tiraba por
su cuenta a la desesperada. Jesús saca fuerza de la debilidad de sus amigos. La
tempestad parece bastante soportable..., llegan a puerto.
Es probable que los discípulos vivieran con Jesús a lo largo de sus días
situaciones que pueden parecerse a ésta.
En la narración lucana Jesús utiliza las mismas palabras con que conjura a
los malos espíritus y –como el Creador– pone orden en el caos (Gn 1,2). El
mundo ha sido de nuevo creado. La naturaleza ya no es enemiga del hombre,
la ha puesto a su servicio. El Reino se ha acercado.

Una catequesis sobre la fe

La fe es la fuerza que mueve a creer que, apoyado en Dios, el hombre


supera infinitamente al hombre, que es más que su propia pobreza y
limitación. Una actitud delante de Dios y de la vida que provoca en Jesús la
exclamación “tu fe te ha salvado” (ver a continuación v. 48). El Señor reta a
los discípulos a avivar eso nuestro tan profundo: ¡todavía no creéis!
Lc nos ha ofrecido un relato sobre la poca fe de los discípulos del año 30 y
de todas las épocas. En el texto resuena también la experiencia del cristiano y
de los misioneros de la primera hora lanzados a los países del Mediterráneo.
Delante de ellos se levantan mil tempestades. Y Jesús, que prometió estar con
ellos, parece absolutamente dormido. Es el tema de la fe, de la confianza, de la
capacidad de dejarlo todo en manos del Señor. Porque se ha experimentado
Cap 7 / 2
que es capaz de liberar del caos exterior e interior.
Los cristianos de todos los tiempos han sabido reconocer en este fragmento
el hecho de que Jesús está con ellos en la barca, aunque parezca
insoportablemente dormido mientras aguantamos la gran tempestad, exterior o
interior.
El discípulo, ante tal signo de la presencia del Reino (entre su poca fe y la
fascinación por el Misterio de Jesús) se pregunta: ¿Quién es éste? Con ello
prepara los capítulos siguientes donde esta pregunta será tema central.

2. El endemoniado (8,26-39)

Nueva pintura vibrante, de colores vivos y chocantes. Un energúmeno que


vive en los sepulcros, que grita, se hiere a sí mismo... Es el retrato del hombre
desencajado, del hombre-peligro para los demás... y para sí mismo.
Han llegado a la otra orilla del lago. Jesús pisa por vez primera, en el relato
de Lc, territorio pagano. El texto –que copia, casi al pie de la letra, el de
Marcos– describe con gran realismo el mundo de la miseria, la
infrahumanidad, la alienación mental..., utilizando imágenes muy vivas y una
gran tramoya barroca venida en parte del helenismo.
26
Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea. 27 Al
saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre, poseído por los
demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en
una casa, sino en los sepulcros.
28
Al ver a Jesús se echó a sus pies, gritando con gran voz:
— ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no
me atormentes.
29
Es que él había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel
hombre; pues en muchas ocasiones se apoderaba de él; y, aunque le
sujetaban con cadenas y grillos para custodiarle, rompía las ligaduras y el
demonio le empujaba al desierto.30 Jesús le preguntó:
— ¿Cuál es tu nombre?
Él contestó:
— Legión;
porque habían entrado en él muchos demonios.31 Y le suplicaban que no les
mandara irse al abismo.
32
Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; le
suplicaron que les permitiera entrar en ellos y él se lo permitió. 33 Los
demonios salieron de aquel hombre y entraron en los puercos; y la piara se
arrojó al lago de lo alto del precipicio y se ahogó.

Cap 7 / 3
34
Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron por la
ciudad y por las aldeas. 35 Salieron, pues, a ver lo que había ocurrido y,
llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los
demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se
llenaron de temor. 36 Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido
salvado el endemoniado. 37 Entonces toda la gente del país de los gerasenos
le rogaron que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor.
Él, subiendo a la barca, regresó.
38
El hombre de quien habían salido los demonios le pedía estar con él;
pero le despidió, diciendo: 39
— Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.
Y fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con
él.

Para significar la aniquilación absoluta de este hombre, el mal espíritu que


rompe su interior será llamado Legión. Indudablemente es una legión...: capaz
de hacer enloquecer a una gran piara de cerdos, de impulsarla a lanzarse desde
lo alto del precipicio2. (Y tiene su ironía que el texto dé a los demonios el
nombre de las legiones romanas que, como malos espíritus, rompen por dentro
el pueblo de Israel, poco a poco, hasta llegar a la destrucción de la ciudad y
del Templo de Jerusalén).
A Lc le cuadra bien este relato que recibe de la tradición, tan mítico, lleno
de cuevas mortuorias, cadenas, cerdos, mar, etc., para mostrar que Jesús es el
liberador que ha puesto límite al Reino del mal. Lo ha limitado en la
naturaleza física: el mar. Le pone ahora un nuevo límite: en el interior del
corazón del hombre. El demonio lo comprende y desesperado, a la vez que
fascinado por Cristo, se lanza a sus pies como atraído por un imán.
La anécdota no considera a Jesús responsable de la muerte de los cerdos.
Son los demonios quienes se lo proponen y los que cargan con la
responsabilidad3.
Seguramente que los habitantes de la ribera del lago se acercaban a aquel
joven loco con palos y cadenas, ya que lo percibían como una amenaza. Con
ello no hacían más que aumentar la imagen rota que él tenía de si mismo.
Jesús se le acerca desarmado, caminando por las piedras del monte,
2
Nos resulta difícil imaginar la repugnancia religiosa con que un israelita mira al cerdo y el
horror que siente ante una gran piara de animales impuros. (¿Podríamos pensar nosotros en las
ratas de cloaca? Nos producen repugnancia y quisiéramos que fueran echadas totalmente al
mar y que se ahogaran). Para la tradición donde Lc halla el relato, es normal que el demonio se
apodere de lo que le pertenece. Y celebra que se ahoguen.
3
No hay que excluir que, detrás de este episodio, haya una leyenda popular del género
“diablo engañado”.
Cap 7 / 4
inspirándole una confianza que jamás había experimentado. Ese solo gesto
comienza ya a liberarlo de los muchos demonios, de la legión que llevaba por
dentro.
En cambio, Jesús el hombre nuevo del Reino, percibe la realidad con los
ojos de Dios y se acerca a ella como Dios mismo. Desde los basurales a donde
ha sido echado el marginado se levanta un hombre nuevo.
Sin duda que muchas personas que se acercan a excluidos, sin techo,
delincuentes de los arrabales de nuestras ciudades... nos podrían contar
muchas historias análogas.
La luchas cara a cara con Satanás no es simple ni ingenua. En este relato
resulta que:
a) Jesús desconoce el nombre del demonio, mientras que el demonio sí
sabe el de Jesús;
b) Jesús se ve obligado a negociar con Satanás las condiciones para
salir del hombre (ir a la piara de cerdos: también ellos pertenecen al
mundo impuro, por eso proponen pasar a los cerdos);
c) la liberación es mal recibida por los impuros propietarios de los
animales impuros y por el pueblo en general;
d) y, en definitiva, Jesús se ve obligado a marcharse: su presencia es
una amenaza que trastorna el orden establecido.
Lc ha recordado subliminalmente que el Liberador, cuando libera, recibe
golpes (preparando el definitivo: la muerte). Es una lección que el discípulo
debe aprender: el combate por el Reino es duro.

El primer misionero entre paganos

Una última nota que hay que tener en cuenta: el hombre que ha renacido a
su humanidad, “sentado, bien vestido y con el entendimiento recobrado”, es
enviado por Jesús mismo a predicar en su tierra de paganos la buena noticia
de la proximidad del Reino. Será el primer misionero entre no judíos. (Léase
el texto en el contexto del enfrentamiento entre las comunidades de los
primeros años sobre si la Buena Nueva tenía que predicarse o no a los
paganos).

3. La hija de Jairo y la hemorroísa liberadas de la muerte


(8, 40-56)

En medio del Lago, Jesús ha sido liberador del caos de la naturaleza física;
Cap 7 / 5
en tierra de paganos, ha liberado del caos el corazón del hombre. Ahora, de
nuevo en Galilea, se mostrará liberando incluso de la muerte, el límite
supremo del hombre.
Una mujer que lleva doce años perdiendo la vida día a día (para ellos la
pérdida de sangre es pérdida de vida, ya que la vida reside en la sangre) y una
niña de doce años a quien la muerte ha robado una vida recién estrenada.
Dos milagros que a Lc le llegan ya unidos en una sola narración.
40
Cuando regresó Jesús, la muchedumbre le recibió con agrado, pues todos
le estaban esperando. 41 Llegó entonces un hombre, llamado Jairo, que era
jefe de la sinagoga, y, cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en
su casa, 42 porque su hija única, de unos doce años, se estaba muriendo.
Mientras iba, la gente le ahogaba.
43
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años,
y que no había podido ser curada por nadie, 44 se acercó por detrás y tocó
la orla de su manto; y, al punto, se le paró el flujo de sangre. 45 Jesús dijo:
— ¿Quién me ha tocado?
Como todos lo negaban, dijo Pedro:
— Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.
46
Pero Jesús dijo:
— Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí.
47
Viéndose descubierta, la mujer se acercó temblorosa y, postrándose ante
él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al
punto había sido curada. 48 Él le dijo:
— Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.
49
Estaba todavía hablando, cuando uno de casa del jefe de la sinagoga
llega diciendo:
— Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro.
50
Jesús, que lo oyó, le dijo:
— No temas; solamente ten fe y se salvará.
51
Al llegar a la casa no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan y
Santiago, y al padre y a la madre de la niña. 52 Todos la lloraban y se
lamentaban, pero él dijo:
— No lloréis, no ha muerto; está dormida.
53
Y se burlaban de él, pues sabían que estaba muerta. 54 Él, tomándola de
la mano, dijo en voz alta:
— Niña, levántate.
55
Retornó el espíritu a ella y, al punto, se levantó, y él mandó que le dieran
de comer. 56 Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie
dijeran lo que había pasado.

Cap 7 / 6
Gentío al llegar a la otra orilla del Lago. Un padre (responsable de la
sinagoga) deshecho por la enfermedad mortal de su hija de doce años 4. Jesús
se pone en camino. Apretones, estrujamientos... y, en medio de ellos, una
mujer definitivamente desbaratada por doce años de tragedia. El flujo de
sangre la hace impura (la margina de la sociedad religiosa y civil), y convierte
en impuro todo lo que toca. La Ley prohíbe cualquier contacto con ella 5.
Detrás suyo, por una parte la larga experiencia del fracaso médico que ha
agotado inútilmente toda su fortuna y, por otra, la experiencia diaria de que la
vida (= la sangre) se le escapa irreversiblemente.
Jairo está seguro de que el gesto de Jesús salvará a su hija. La mujer esta
segura de que el solo hecho de tocarle la ropa la salvará.

Nueva catequesis sobre la fe

Parece que los dos relatos se configuraron en ambiente cristiano griego y


que utilizan mucha tramoya helenística. Marcos, a quien Lucas copia casi al
pie de la letra, aprovechará la tradición que recibe para convertirla en una
catequesis sobre la fe.

1. De la magia a la fe. En el caso de la hemorroísa, el evangelista quiere


que la mujer deje de pensar que la curó un simple gesto mágico: “Hija, tu fe te
ha salvado”. Había que dejarlo claro en aquellos ambientes tan cargados de
magias, amuletos, mitologías paganas..., que también se iban adhiriendo a la
fe. Y hay que dejarlo claro en todas las épocas, cuando la fe se ha ido
mezclando con gestos mágico-paganos, en ocasiones relacionados con
imágenes, reliquias, santuarios... El mismo Jesús repite que lo que salva no es
el simple contacto físico, sino la fe. Jesús le purifica la fe.

4
Acaba de llegar a la edad núbil, o sea a la edad en que puede transmitir vida.
5
Vale la pena leer Lv 15,25-30: «25 Cuando una mujer tenga flujo de sangre durante
muchos días, fuera del tiempo de sus reglas o cuando sus reglas se prolonguen, quedará impura
mientras dure su flujo, como en los días del flujo menstrual. 26 Todo lecho en que se acueste
mientras dura su flujo será impuro como el lecho de la menstruación, y cualquier mueble sobre
el que se siente quedará impuro como durante la impureza menstrual. 27 Quien los toque
quedará impuro y lavará sus vestidos, se bañará y quedará impuro hasta la tarde. 28 Una vez
que ella sane de su flujo, contará siete días, y quedará después pura. 29 El octavo día tomará dos
tórtolas o dos pichones y los presentará al sacerdote a la entrada de la Tienda del Encuentro. 30
El sacerdote los ofrecerá uno como sacrificio por el pecado, el otro como holocausto; y hará
expiación por ella ante Yahvé por la impureza de su flujo.»

Cap 7 / 7
2. ¿Hasta dónde puede llegar la fe? Que la misericordia de Jesús y el
Reino llegan es una evidencia que se ha ido haciendo patente desde la primera
jornada en Cafarnaún. Por eso Jairo se dirige a Jesús (y podemos sospechar
que lamenta el retraso que está provocando la hemorroísa). Los familiares de
la niña piensan que lógicamente habrá un límite: la liberación no traspasará el
límite supremo, la muerte. Ya no merece la pena molestar al Maestro, se ha
llegado demasiado tarde.
Jesús provoca en el padre la fe en que el Reino llega con todas las
consecuencias. Le pide una fe contra toda esperanza, contra la evidencia de la
muerte que niega toda posibilidad. El mundo de la muerte, del llanto, de los
gemidos..., se burla de la pretensión de quien en estas circunstancias continúa
anunciando que el Reino llega, incluso traspasando el límite supremo, la
muerte.

Para el lector de los ochenta Jesús es el hombre nuevo del Reino, es la Vida
Plena. Pero Lc quiere subrayar que eso no era público. Y de manera un tanto
artificial intenta que todo quede en secreto. Nadie conocerá la realidad
mesiánica de Jesús a través de actos milagrosos. Sólo se revelará en el fracaso
de la cruz, cuando ya no pueda ser interpretada de forma triunfal.

Cap 7 / 8
PARA LA ORACIÓN

Te proponemos un ejercicio de contemplación, con diversos niveles de


profundización, sobre la catequesis de la tempestad en el Lago.
1. Imagina qué podía haber pasado en los años 30, las situaciones de caos,
peligros de naufragio..., a las que Jesús se enfrenta, crea fe... y entre todos
superan la catástrofe. Mira los ojos despavoridos de los discípulos, la paz (y la
preocupación...) en los ojos de Jesús. Escucha las palabras de pánico que se
dicen entre ellos y las palabras enérgicas y de calma de Jesús.
2. Ahora ve recorriendo en la oración la “historia de la tradición” que acabará en
la catequesis de Lc. Mira las situaciones de caos en las barcas de los misioneros
(2Cor 15,21)..., el Señor parece dormido. Las situaciones en que, en la barca de
Pedro, todo se hunde. Imagina la vida de las primeras comunidades (parece que el
Señor ¡ya no esté!), sus conflictos internos (ver Hechos de los Apóstoles), las
persecuciones, la marginación que les toca vivir...
3. Llega a la época de Lc. Lee el texto con toda solemnidad y reverencia.
Capta todo el vigor de la reinterpretación teológica de Lc. Esta re-lectura nos
hace pasar del conocimiento externo al conocimiento interno del Misterio de
Jesús.

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

1. Aclarad una vez más qué es y qué no es milagro en el evangelio.


2. Tomad una de las tres catequesis; tratad de rehacer el itinerario de la
confección del texto:
— qué pudo pasar en los días de Jesús,
— cómo la comunidad y sus misioneros (entre los años 30 y los días de
Lc) tuvieron que ir reflexionando la anécdota original, incorporando a
ella sus propias experiencias y necesidades catequéticas,
— tratad de aclarar lo que Lc quería enseñar al lector de los años 80
3. ¿Qué enseña este capítulo sobre la fe del discípulo?
4. Mirad las situaciones, más o menos caóticas, de las iglesias del s. XXI

Cap 7 / 9
perdidas en la tempestad. ¿Qué aporta a ello esta catequesis?

Cap 7 / 10

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