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ORIGEN Y DESTINO DEL CULTO EN DOMINGO

EN IGLESIAS CATOLICAS Y PROTESTANTES


En el tiempo mismo en que vivimos, el Señor ha llamado a su pueblo y le ha
dado un mensaje para presentar. Lo ha llamado a exponer la maldad del hombre de
pecado, que ha hecho de la ley del domingo un poder distintivo, que ha pensado cambiar
los tiempos y la ley, y ha oprimido al pueblo de Dios que se mantiene firme para honrarlo y
guardar el único verdadero día de reposo, el sábado de la creación, como santo para el señor
(Testimonios para los ministros, pág. 118. Año 1903).

A principios del siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto que hacía del
domingo un día de fiesta pública en todo el Imperio Romano. El día del sol fue reverenciado
por sus súbditos paganos y honrado por los cristianos; pues era política del emperador
conciliar los intereses del paganismo y del cristianismo que se hallaban en pugna. Los
obispos de la iglesia, inspirados por su ambición y su sed de dominio, le hicieron obrar así, pues
comprendieron que si el mismo día era observado por cristianos y paganos, éstos llegarían a
aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en beneficio del poder y de la gloria de
la iglesia. Pero a pesar de que muchos cristianos piadosos fueron poco a poco inducidos a
reconocer cierto carácter sagrado al domingo, no dejaron de considerar el verdadero sábado
como el día santo del Señor ni de observarlo en cumplimiento del cuarto mandamiento. El
Conflicto de los Siglos, pág. 53

Constantino, pagano aún, promulgó un decreto para apoyar la observancia general del domingo
como una festividad pública en todo el Imperio Romano. Después de su conversión siguió
siendo un ferviente abogado del domingo, y su edicto pagano fue puesto en vigencia en
provecho de su nueva fe. Pero el honor manifestado hacia ese día no era suficiente para
impedir que los cristianos consideraran que el sábado era el día santo del Señor. Había que dar
otro paso más; el falso día de reposo debía ser exaltado para lograr su igualdad con el
verdadero. Pocos años después de la promulgación del decreto de Constantino, los obispos de
Roma le confirieron al domingo el título de día del Señor.

El archiengañador no había terminado su obra. Estaba resuelto a reunir al mundo cristiano


abajo su estandarte, y a ejercer su poder por medio de su representante, el orgulloso pontífice
que pretendía ser el representante de Cristo. Logró cumplir sus propósitos por medio de
paganos semiconvertidos, prelados ambiciosos y miembros de iglesia mundanos. Se celebraron
grandes concilios, de vez en cuando, a los que concurrían dignatarios de la iglesia procedentes
de todas partes del mundo. En casi cada uno de ellos se degradaba un poco más el sábado que
Dios había instituido, mientras en forma proporcional se exaltaba el domingo. De ese modo
la festividad pagana finalmente llegó a ser honrada como una institución divina,
mientras al sábado de la Biblia se lo declaró reliquia del judaísmo, y se insistió en
que su observancia era maldita. Historia de la Redención, pág. 345 y 346

Se repetirá la historia. Será ensalzada la falsa religión. El primer día de la


semana un día común de trabajo que no tiene ninguna santidad,
será erigido como la imagen de Babilonia. Se ordenará a todas las naciones y
lenguas y pueblos que rindan culto al falso día de reposo. El decreto que ordena el culto de
este día [el domingo] será promulgado en todo el mundo.- Eventos de los último días, pág. 137 y 138.
Los protestantes alegan ahora que la resurrección de Cristo en el domingo convirtió a dicho
día en el día del Señor. Pero las Santas Escrituras en nada confirman este modo de ver. Ni
Cristo ni sus apóstoles confirieron semejante honor a ese día. La observancia del domingo
como institución cristiana tuvo su origen en aquel "misterio de iniquidad" que ya
había iniciado su obra en los días de San Pablo. El Conflicto de los Siglos, pág. 54

Mientras los que adoran a Dios se distinguirán especialmente por su respeto al cuarto
mandamiento -ya que éste es el signo de su poder creador y el testimonio de su derecho al
respeto y homenaje de los hombres,- los adoradores de la bestia se distinguirán por sus
esfuerzos para derribar el monumento recordativo del Creador y ensalzar lo instituído por
Roma. Las primeras pretensiones arrogantes del papado fueron hechas en favor del domingo;
y la primera vez que recurrió al poder del estado fue para imponer la observancia del domingo
como "día del Señor." Pero la Biblia señala el séptimo día, y no el primero, como día del Señor.
Cristo dijo: "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado." El cuarto mandamiento declara que:
"El día séptimo es día de descanso [margen, sábado], consagrado a Jehová." Y por boca del
profeta Isaías el Señor lo llama: "Mi día santo." (S. Marcos 2: 28; Éxodo 20: 10; Isaías 58: 13,
V.M.) El Conflicto de los Siglos, pág. 446

Como signo de la autoridad de la iglesia católica, los escritores católicos citan "el acto mismo de
cambiar el sábado al domingo, cambio en que los protestantes consienten . . . porque al
guardar estrictamente el domingo, ellos reconocen el poder de la iglesia para ordenar fiestas y
para imponerlas so pena de incurrir en pecado." -H. Tuberville, An Abridgement of the Christian
Doctrine, pág. 58. ¿Qué es, pues, el cambio del día de descanso, sino el signo o marca de la
autoridad de la iglesia romana, ¡´la marca de la bestia´"? El Conflicto de los Siglos, pág. 447

Los romanistas declaran que "la observancia del domingo por los protestantes es un homenaje
que rinden, mal de su grado, a la autoridad de la iglesia [católica]." -Mons. de Segur, Plain Talk
About the Protestantism of Today, pág. 213. La imposición de la observancia del domingo
por parte de las iglesias protestantes es una imposición de que se adore al papado, o
sea la bestia. Los que, comprendiendo las exigencias del cuarto mandamiento, prefieren
observar el falso día de reposo en lugar del verdadero, rinden así homenaje a aquel poder, el
único que ordenó su observancia. Pero por el mismo hecho de imponer un deber
religioso con ayuda del poder secular, las mismas iglesias estarían elevando una
imagen a la bestia; de aquí que la imposición de la observancia del domingo en los
Estados Unidos equivaldría a imponer la adoración de la bestia y de su imagen. El
Conflicto de los Siglos, pág. 449

LA MARCA DE LA BESTIA
Pero cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea
ilustrado respecto a la obligación del verdadero día de descanso, entonces el que transgrediere
el mandamiento de Dios para obedecer un precepto que no tiene mayor autoridad que la de
Roma, honrará con ello al papado por encima de Dios: rendirá homenaje a Roma y al
poder que impone la institución establecida por Roma: adorará la bestia y su
imagen. Cuando los hombres rechacen entonces la institución que Dios declaró ser el signo de
su autoridad, y honren en su lugar lo que Roma escogió como signo de su supremacía, ellos
aceptarán de hecho el signo de la sumisión a Roma, "la marca de la bestia". Y sólo cuando la
cuestión haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados a
escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, será cuando los
que perseveren en la transgresión recibirán "la marca de la bestia" (El Conflicto de los Siglos,
págs. 502, 503. Año 1888).

LA RECEPCIÓN DE LA MARCA DE LA BESTIA EN EL FUTURO


El cambio del sábado es una señal o marca de la autoridad de la Iglesia Romana. Aquellos
que, comprendiendo las aseveraciones del cuarto mandamiento, escogen observar el falso día
de descanso en lugar del verdadero, están con ello rindiendo homenaje al único poder que lo
ordena. La marca de la bestia es el día de descanso papal (domingo), que ha sido aceptado
por el mundo en lugar del día señalado por Dios.
Con pasos rápidos nos aproximamos a este período. Cuando las iglesias protestantes se
unan con el poder secular para sostener una falsa religión, a la cual se opusieron sus
antepasados soportando la más terrible persecución, entonces el día de descanso papal
(domingo) será hecho obligatorio por la autoridad combinada de la iglesia y el estado. Habrá
una apostasía nacional, que determinará tan sólo la ruina nacional (Manuscrito 51, 1899).

La profecía del capítulo 13 de Apocalipsis declara que el poder representado por la bestia
de cuernos semejantes a los de un cordero haría "que la tierra y los que en ella habitan"
adorasen al papado, que está simbolizado en ese capítulo por una bestia "parecida a un
leopardo"... Esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la
observancia del domingo, que Roma declara ser el signo característico de su
supremacía. Eventos de los último días, pág. 132.

Debemos hacernos el firme propósito de que no reverenciaremos el


primer día de la semana como día de reposo, porque no es el día
que fue bendecido y santificado por el Señor, y al reverenciar el
domingo nos colocamos del lado del gran engañador. Eventos de los último
días, pág. 136.

Una gran crisis aguarda al pueblo de Dios. Una crisis aguarda al


mundo. La lucha más portentosa de todas las edades está por producirse. . . Ha llegado a ser
de interés e importancia nacional la cuestión de imponer la observancia del domingo. Bien
sabemos cuál será el resultado de este movimiento. ¿Estamos listos para la crisis? ¿Hemos
cumplido fielmente el deber que Dios nos ha confiado, de advertir al pueblo acerca
del peligro que le espera?.

Son muchos los que nunca han comprendido las obligaciones que impone el día de
reposo bíblico ni el fundamento falso sobre el cual descansa la institución del
domingo. Cualquier movimiento en favor de la legislación religiosa, es realmente una
concesión al papado, que durante tantos siglos ha guerreado constantemente contra la libertad
de conciencia. La observancia del domingo debe su existencia como supuesta institución
cristiana al "misterio de iniquidad"; y su imposición será un reconocimiento virtual de los
principios que constituyen la misma piedra angular del romanismo. Cuando nuestra nación
abjure de tal manera de los principios de su gobierno que promulgue una ley dominical, en
este acto el protestantismo dará la mano al papismo; y con ello recobrará vida la
tiranía que durante largo tiempo ha estado aguardando ávidamente su oportunidad
de resurgir en activo despotismo. Maranatha, pág. 138

El poder milagroso que se manifiesta en el espiritismo ejercerá su influencia en perjuicio


de los que prefieren obedecer a Dios antes que a los hombres. Habrá comunicaciones de
espíritus que declararán que Dios los envió para convencer de su error a los que rechazan el
domingo y afirmarán que se debe obedecer a las leyes del país como a la ley de Dios.
Lamentarán la gran maldad existente en el mundo y apoyarán el testimonio de los ministros de
la religión en el sentido de que la degradación moral se debe a la profanación del domingo.
Grande será la indignación despertada contra todos los que se nieguen a aceptar sus
aseveraciones. Maranatha, pág. 165

Hasta ahora se ha solido considerar a los predicadores de las verdades del mensaje del
tercer ángel como meros alarmistas. Sus predicciones de que la intolerancia religiosa
adquiriría dominio en los Estados unidos de Norteamérica, de que la iglesia y el estado se
unirían en ese país para perseguir a los observadores de los mandamientos de Dios, han sido
declaradas absurdas y sin fundamento. Pero, a medida que se va agitando más ampliamente la
cuestión de la observancia obligatoria del domingo el tercer mensaje producirá un efecto que
no habría podido producir antes. Maranatha, pág. 170

El partido del domingo se está fortaleciendo en sus pretensiones falsas, y esto significará
opresión para los que decidan guardar el sábado del Señor. Debemos ubicarnos en un lugar
donde podamos cumplir plenamente con el mandamiento del sábado. El Señor declara: "Seis
días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no
hagas en él obra alguna" (Exo. 20: 9, 10). Y debemos tener cuidado de no colocarnos en
un lugar donde será difícil para nosotros y nuestros hijos observar el sábado. Mensajes
Escogidos. Vol. 2. Pág. 412

SOSTENGAMOS NUESTROS DISTINTIVOS


Debemos sostener en alto nuestros distintivos: los mandamientos de Dios y la fe
de Jesús. Todos los que mantienen firmemente el principio de su confianza hasta el fin,
observarán el sábado como séptimo día, que llega hasta nosotros determinado por el sol. La
falacia de la línea de cambio de fecha es una trampa de Satanás para desanimar. Tenga fe en
Dios. Brille allí donde está, como una piedra viva en el edificio de Dios.
Los hijos de Dios triunfarán. Saldrán como vencedores y más que vencedores sobre todos los
elementos opositores y perseguidores. No tema. Tendremos la victoria por el poder de la
verdad bíblica y el amor ejemplificado en la cruz, y establecidos por el Espíritu Santo. Toda la
batalla que tenemos delante radica en la observancia del verdadero sábado de
Jehová.

Aférrese a un sencillo "Así dijo el Señor". Él la confortará y la bendecirá, y le dará gozo


en su corazón. Alabe a Dios de que tengamos una luz clara, y un mensaje sencillo, claro y
distinto para presentar (Carta 118, 1900). Mente, Carácter y Personalidad, Vol. 1. Pág. 365

El primer día de la semana no es un día que se haya de reverenciar. Es un falso día de


reposo, y los miembros de la familia del Señor no pueden estar de parte de los hombres que
exaltan ese día… No debemos comprometer los principios cediendo a las opiniones y prejuicios
que hayamos albergado antes de unirnos con el pueblo que guarda los mandamientos de Dios.
Nos hemos alistado en el ejército del Señor, y no debemos pelear en el bando del enemigo,
sino al lado de Cristo, donde podemos formar un conjunto unido en sentimiento, en
acción, en espíritu y en camaradería. Los que son verdaderamente cristianos serán
sarmientos de la vid verdadera, y llevarán el mismo fruto que la vid. Obrarán en armonía, en
compañerismo cristiano. Obreros Evangélicos, pág. 407

Saludos y bendiciones,

Johnny Fdez G.

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