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Martin Gambarotta Como no leer a Shakespeare }6mo leer algo que ya fue leido por nosotros, para nosotros, mal o bien por el sistema. William Shakespeare es un alimento procesado. Leerlo 0 no leer- lo, para ponerlo en términos shakespea- rianos, se vuelve un asunto. Debo leerlo ¢ ir a las obras (las puestas teatrales) 0 sélo leerlo y no ir al teatro, o debo ir a ver las obras y no leerlo. Tal vez deba intentar leerlo, y una vez que se inten- ta leerlo vale la pena hacerlo. Es decir, el asunto es hacer una lectura (y no, en este caso, prestarle demasiada atencién a las puestas en escena ni ala intrincada parafernalia de sus 154 sonetos). A pro- pésito: José Kozer, el prolifico poeta na- cido en Cuba, tiene un breve texto muy didactico de cémo leer a Pound. Kozer, entre otras cosas, dice, “dejemos noso- tros en manos de los eruditos poundia- nos las innumerables referencias y pa- labras extranjeras (en particular griegas y chinas) que desconozcamos. Leamos, saltandonos descaradamente lo que no entendemos: leer poesia no es entender sino acceder por la misteriosa via de! desconocimiento al conocimiento intui- do de un texto.” Esto se aplica también a Shakespeare. No hay que prestarle tan- ta atencién a esos disfraces. Pero si, tal vez, a los mondlogos, al verso blanco. Es decir, a lo que se pueda intuir que es el verso blanco. ES un verso que ya est en tensién con la métrica, liberéndose. Y liberdndose con la intencién de captu- rar (mas que nada con el ofdo) la ener- gia humana del momento. El intento de Shakespeare es emitir verdades, trans- formar esa energia humana en ima- genes verbales. Lo que en un principio puede parecer aforistico, malo, es lo que lo hace perdurable. Pone la invencién verbal al servicio de esa carga humana. Y sise rescata este aspecto de los monélogos se descubre que son un elemento central de la poesia contempo- ranea, Esto es evidente en los poetas mo- dernos, ahora un tanto vetustos, que al- guna vez ocuparon el centro de la escena Por ejemplo: La cancién de amor deJ. Alfred Prufrock de Eliot. Pero también en poetas més contemporéneos que hurgaron en la carrofia de Prufrock. Esto esta dicho desde la periferia de la periferia. Desde el conoci- miento intuido del que habla Kozer. No es ni siquiera la periferia desde la que Borges hablaba de Poe. (Qué podia sa- ber Borges de Poe?). Pero en la periferia tam- bign es importante ese monélogo. Esté ese poema de Alejandro Rubio en el que el personaje se pregunta si esté bien 0 est mal atarse el pelo con una banda elastica. Esta idea esta un poco en tensién con Joyce, con el discurrir inter- no de la consciencia. En Shakespeare los personajes (que no conocen el recurso hallado por Joyce) casi que hablan solos. Y escribir en verso es lo més cercano a ponerse a hablar solo. Se piensa en ver- so. Se delira en verso. Se venera en ver- So. Por las venas corren versos. Por eso los personajes de Shakespeare hablan en verso. Le hablan a su consciencia y, a su mods, le estan hablando a la eter- nidad. La escritura es la antesala de la enfermedad mental, el cltimo recurso antes de ponerse a hablar solo. Bien. Pero, para que ten- ga sentido, ésta sigue siendo una lectura desde la periferia, una lectura desde el castellano. Entonces lo que queda es traducir. Pero no para pasarlo de un idioma a otro sino para desfetichizario. Es decir, para tratar de entender cémo fue producido en el momento que fue producido ~400 afios antes de que fuera procesado. Y entender, traducirlo para intentar comprender cémo fue produ do, permite traerlo al presente para ha- cer algo nuevo. También éstas son tra- ducciones desde la periferia de la pe- riferia. En 2002, el escritor argentino Marcelo Cohen dirige un proyecto de es- critores latinoamericanos que traducen a Shakespeare y dice, "Esté claro que ha- cer esto es un poco ambicioso, un poco temerario. Pero también esté claro que habla que hacerlo y en las condiciones. reales de la cultura latinoamerican: reduccién de la lectura, reduccién de ventas, reduccién del precio del trabajo, reduccién de la curiosidad... y al mismo tiempo la permanencia de esa nocién testaruda de que este continente tiene futuro. O sea: que la gente pueda leer a Shakespeare, entenderlo y que les gus- te. Y punto.” Mas alld del tono de que- ja, se trata de ubicar a Shakespeare en ‘América. Es decir, proponer una aproxi- macién irresponsable, ambiciosa, teme- raria. a cual es el lugar de Shakespeare en América? ¢Cuél es el lugar del continente que se puede to- mar como punto de partida para seguir leyendo a Shakespeare mas alld de la mania? Es probable que ese lugar sea la casa de Nicanor Parra en Las Cruces, un pueblo de playa chileno. Parra, se decia a fines de los 90, estaba traduciendo a Shakespea- re. Vivia en una casa de madera en una colina. El balcén tenia vista al mar. Ma- nejaba un VW escarabajo plateado. Su casa funcionaba como un pequefio mu- seo, Poemas visuales suyos, con frases como “Don Nica, por mas que insista no me voy a bajar las bragas,” colgaban de las paredes. Y en la sala principal de la casa un televisor conectado a una video- casetera mostraba una imagen en pau- sa de una escena de Hamlet. Hasta ahora Parra nunca publicé su traduccién de Hamlet. Pero existe una versién suya del Rey Lear, pu- blicada en 2009 y que, como es obvio, generé comentarios. “Las traducciones existentes del espafiol pecan, en la vi- sién de Parra, por la censura al habla co- min, podandolo de todo lo que pudiera parecer conflictivo para el buen gusto académico y de las clases dirigentes, omitiendo las palabras y situaciones de grueso calibre que se dan de frentén en Shakespeare”, dice la critica Maria de la Luz Hurtado. Fetichizar un objeto es desconocer cémo fue producido (0 es- conder las condiciones de cémo fue producido y cémo circula). Parra toma a Shakespeare para desfetichizarlo. Tra- duce: Debemos inclinarnos ante el peso De estos tiempos sombrios. Decir lo que [sentimos. No lo que se supone que debemos decir. —

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