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Albert Ellis (1913 - 2007) fue uno de los psicólogos más influyentes del siglo
XX y una de las figuras más destacadas en el ámbito de la psicología tras su
rompimiento con la escuela psicodinámica.
Fue el creador en una de las teorías que han revolucionado los fundamentos y la
metodología en el tratamiento de los problemas emocionales y psicológicos, se
ha ganado un puesto de honor entre los más grandes psicólogos. Hablamos hoy
de Albert Ellis y la TREC.
Ellis (1995) afirmó que las personas son en gran parte responsables de sus
sentimientos perturbados, que son generados tanto consciente o
inconscientemente. Por ende, esas mismas personas disponen de todos los
recursos para poder modificar sus pensamientos y traer a sus vidas estados
duraderos y estables.
El vínculo entre el pensamiento y la emoción
Según Ellis, esto demuestra cómo se relacionan el pensamiento y la emoción.
Ellis afirmaba que lo que causa la alteración o dificultad emocional no es lo que
sucede en el punto A, sino que las personas crean una estructura de creencias en
el punto B y refuerzan estas creencias en una forma negativa y muchas veces
perjudicial, lo cual se manifiesta en las reacciones conductuales o emocionales: el
punto C, según Ellis (1962).
Este cuerpo teórico y la terapia que surgió del mismo motivó muchas críticas
por parte de algunos profesionales del campo de la psiquiatría y de la misma
psicología, al afirmar que pecaba de un exceso de "racionalismo” lo que causaba
que la teoría se percibiera como no muy viable y poco científica. No obstante, el
tiempo dio lugar a numerosos estudios e investigaciones sobre casos en donde se
ha había aplicado la TREC, obteniendo una alta confiablidad y excelentes
resultados. Es por eso que la TREC, desde que fue creada por Albert Ellis hasta
la actualidad se encuentra en la vanguardia de las psicoterapias.
Los estudios que Ellis desarrolló a lo largo de su vida tuvieron sus frutos.
Actualmente, en su instituto ubicado en la cuidad de Nueva York se sigue
trabajando en la formación de psicoterapeutas, mediante charlas, atención a
personas con problemas familiares, personales, y con estudios que hacen que día
tras día la ciencia de la psicología desarrolle nuevas herramientas para un siglo
tan exigente como el que vivimos.