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El oso se levantaba temprano.

En la primavera todos
los niños iban al jardín del oso a jugar, comer frutas y
divertirse. Pero un día el oso no permitió que los
niños entraran a su jardín. Entonces llego el verano,
paso el otoño y el invierno y muchas primaveras más
sin las presencia de los niños. Una mañana mientras
el oso, triste, todavía estaba en la cama, escucho el
pillar de un jilguerillo y la bulla que hacían los niños al
jugar en su jardín. Entonces el oso muy contento se
puso a jugar con los niños. Desde entonces el oso
siempre permitió que los niños jugaran en su jardín
en primavera.
El zorro y el halcón

El zorro era muy amigo del halcón, hasta que un día


los dos tuvieron crías. El halcón no tenía mucha
comida para darles a sus polluelos y se alimentó de
las crías de su amigo el zorro. El zorro al enterarse de
esto se vengó del halcón y sin que éste se diera
cuenta, quemó el árbol donde estaba el nido con sus
polluelos.

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