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Confesiones
Clase IV
Agustín, (354-430), Tagaste
ciudad natal, Norte de África.
Vida, primeros estudos en
Tagaste y de ahí aprende retórica
y letras en Cartago. En el 373
encontró un dialogo de Cicerón
Hortensio que lo motivo para el
estudio de la filosofía.
III, 4.7:
Agustín encuentra un exhortatio ad philosophiam.
VII, 9.13:
Exposición sobre el neoplatoniasmo
VII, 10.16
VII, 11.17
IX:
La iluminación y la prefiguración de la ciudad de dios.
XI:
“Para san Agustín, también, la contingencia del hombre se
evidencia en su ser temporal. El libro XI de las Confesiones,
sin duda alguna influido por Plotino, refleja la sobrecogedora
experiencia de haberse hecho consciente de la propia
existencia situada entre un pasado irreal y un irreal futuro. El
tiempo debe ser subjetivo, un atributo del alma que
experimenta su propio Ser, pues lo que fue y lo que será no
tienen existencia excepto en tanto aprehendidos por la mente
humana. Por ello, sólo en relación al alma podemos hablar
con sentido de una distinción entre la realidad pasada y la
futura. Pero esta distinción traiciona de por sí la contingencia
de un ser que es consciente de que su propia vida es una
perpetua evanescencia, representada en cualquier momento
dado por un punto que carece de extensión y está aislado entre
dos trechos de nada. San Agustín, al igual que Plotino,
describe la insuficiencia del hombre, pero la idea de
Providencia modifica sustancilmente el cuadro”.(Kolakowski,
p. 27-28).
Conclusión
Cristianización de la metafísica
“[...] lo que más le importaba a Agustín era mostrar que estaba
perfectamente de acuerdo con la metafísica de su tiempo,
metafísica que para él no era la de Plotino o Porfirio, sino la del
principio mismo que se intenta pensar”. (Grondin, 2006, p. 134).
“La teoría agustiniana del conocimiento ilustra bien este dualismo típicamente
platónico, a la vez que destaca la diferencia cristiana. Como Platón, Agustín
opone el saber sensible —tosco y engañoso— al saber inteligible de las ideas
esencias eternas. Pero éstas no constituyen, como en el idealismo platónico, un
mundo en sí. Son las ideas pensadas y queridas por Dios. En adelante, la
verdad y el mundo trascendentes dependen de un sujeto trascendente. Las
idealidades platónicas no eran pensadas por un dios: eran objetos
inmateriales, eternos, modelos de todas las cosas. Según la epistemología de
inspiración agustiniana, el conocimiento espiritual se vuelve participación de
la inteligencia humana en la inteligencia divina, ya sea que el hombre
encuentre, en su propio entendimiento y con ayuda de la reflexión, las
verdades que Dios ha inscrito en él, ya sea que Dios eleve el espíritu humano y
le permita ver las verdades eternas directamente en el entendimiento divino.
La segunda vía es más mística, pero una y otra postulan el auxilio de la luz
divina y confortan la concepción teórica, contemplativa, del conocimiento.”
Hottois, G.; Historia de la filosofía; Págs. 3940.
Teoría del conocimiento de San Agustín.
“La teoría agustiniana del conocimiento ilustra bien este dualismo típicamente
platónico, a la vez que destaca la diferencia cristiana. Como Platón, Agustín
opone el saber sensible —tosco y engañoso— al saber inteligible de las ideas
esencias eternas. Pero éstas no constituyen, como en el idealismo platónico, un
mundo en sí. Son las ideas pensadas y queridas por Dios. En adelante, la
verdad y el mundo trascendentes dependen de un sujeto trascendente. Las
idealidades platónicas no eran pensadas por un dios: eran objetos
inmateriales, eternos, modelos de todas las cosas. Según la epistemología de
inspiración agustiniana, el conocimiento espiritual se vuelve participación de
la inteligencia humana en la inteligencia divina, ya sea que el hombre
encuentre, en su propio entendimiento y con ayuda de la reflexión, las
verdades que Dios ha inscrito en él, ya sea que Dios eleve el espíritu humano y
le permita ver las verdades eternas directamente en el entendimiento divino.
La segunda vía es más mística, pero una y otra postulan el auxilio de la luz
divina y confortan la concepción teórica, contemplativa, del conocimiento.”
Hottois, G.; Historia de la filosofía; Págs. 3940.
Teoría del conocimiento de San Agustín.
“La teoría agustiniana del conocimiento ilustra bien este dualismo típicamente
platónico, a la vez que destaca la diferencia cristiana. Como Platón, Agustín
opone el saber sensible —tosco y engañoso— al saber inteligible de las ideas
esencias eternas. Pero éstas no constituyen, como en el idealismo platónico, un
mundo en sí. Son las ideas pensadas y queridas por Dios. En adelante, la
verdad y el mundo trascendentes dependen de un sujeto trascendente. Las
idealidades platónicas no eran pensadas por un dios: eran objetos
inmateriales, eternos, modelos de todas las cosas. Según la epistemología de
inspiración agustiniana, el conocimiento espiritual se vuelve participación de
la inteligencia humana en la inteligencia divina, ya sea que el hombre
encuentre, en su propio entendimiento y con ayuda de la reflexión, las
verdades que Dios ha inscrito en él, ya sea que Dios eleve el espíritu humano y
le permita ver las verdades eternas directamente en el entendimiento divino.
La segunda vía es más mística, pero una y otra postulan el auxilio de la luz
divina y confortan la concepción teórica, contemplativa, del conocimiento.”
Hottois, G.; Historia de la filosofía; Págs. 3940.