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Daño Moral
Daño Moral
En virtud del mandato del artículo 2329 del Código Civil, en orden a que todo daño sea
indemnizado, la jurisprudencia nacional a comienzos del siglo XX empieza a pronunciarse en
sentencias que acogen la reparación del daño moral. Así, en virtud de esta disposición, se crea y
desarrolla toda una doctrina en atención a su concepto, reparación y extensión. Este proceso
evolutivo ha sido una constante durante los últimos años.
Para explicar mejor este asunto, utilizaremos un ejemplo real y el razonamiento que llevó a la
Corte de Apelaciones de Valparaíso, a condenar al demandado al pago de la suma de $80.000.000
por concepto de daño moral.
a) Los hechos
La Corte estima en primer lugar la edad de la víctima, que al tener sólo 28 años al momento del
accidente, se trataba de un joven que tenía varios años de expectativas de vida, que se vieron
destruidas por el actuar irresponsable de quien conducía un vehículo en estado de ebriedad,
infringiendo, además, normas del tránsito al efectuar un viraje en lugar prohibido y sin respetar
el derecho preferente de paso de otro móvil. En este punto para la Corte resulta claro que existe
un daño imputable a la culpa del demandado, es decir, que concurre el primer elemento que debe
acreditarse para la procedencia de la indemnización por responsabilidad extracontractual.
Se acreditó, asimismo, que el occiso era casado y tenía tres hijos menores, de ocho, cinco y dos
años a la época del accidente. En atención a la edad en que los niños perdieron a su joven padre,
no cabía duda que tal hecho tiene que haber provocado un dolor al verse privados, de forma
violenta e imprevista, de la figura paterna. Constaba también, por otro lado, el daño psicológico
que experimentado por la cónyuge sobreviviente. En este punto, la Corte da por acreditado el
daño moral que efectivamente sufrieron los hijos de la víctima y su cónyuge sobreviviente.
Finalmente, ya que se tiene la existencia de un daño imputable a dolo o culpa -es esta última la
que concurre en este caso-, y además se ha acreditado el sufrimiento y daño psicológico -o daño
moral si se quiere- que los demandantes experimentaron, la Corte debe avocarse a la tarea de
estimar a cuánto debe ascender la indemnización por este concepto. En tal sentido, la Corte
señala que el daño moral “aun siendo de difícil cuantificación, debe evaluarse prudencialmente
por los tribunales, considerando el daño causado, así como también los antecedentes de que se
dispone en autos acerca de los ingresos, bienes y actividades que realiza el demandado”. Una
vez que se acreditó que el demandado percibía un ingreso de $1.200.000, que era dueño del
vehículo que conducía y propietario de un bien raíz en Viña del Mar, se determinó que “no se
trata de un persona carente de recursos que no pueda afrontar el pago de una indemnización”
y, por tanto, lo condenó al pago de ésta, en los términos señalados, por un monto de $80.000.000.
[Corte de Apelaciones de Valparaíso, 17 de abril de 2002].