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TEMA No 1.
Rituales lunares y solares en la antigüedad.
Monita del grado III.
Generación y no creación. - la vida y la muerte como principio y fin de
cuanto existe, como producto de la generación.
“Los trabajos tienen por objeto demostrar al candidato ¿, por el estudio de la vida y
la muerte, que la inteligencia sola constituye y distingue al hombre, y que para
conservarle toda su integridad se debe resistir siempre en toda circunstancia y con
todas las fuerzas, los ataques mortales de los enemigos de todo progreso: la
ignorancia, la hipocresía, y la ambición”.
Rituales solares.
A lo largo de la historia el ser humano ha venerado al Sol, como el que propia la
vida. El son sin el, la vida no es posible, es la fuente de energía que anima,
directamente o indirectamente, a todos los seres vivos, y en todas las culturas es
venerado con distintos nombre, como Ra para los Egipcios, Tonatiuh en los aztecas
padre de los demás dios.
En la tierra, la energía por el sol es aprovechada por lo seres fotosintéticos, que
constituyen la base de la cadena trofica, siendo así la principal fuente de energía de
vida. Y mantiene en funcionamiento los procesos climatológicos.
Los solsticios.
El solsticio es un término astronómico relacionado con la posición del sol en el
ecuador celeste. El nombre proviene del latin (sol sistere o sol quieto).
Los solsticios son momentos del año en que el sol alcanza su mayor o menor altura
en los cielos, y la duración del día o de la noche son las máximas del año,
respectivamente.
En el solsticio de verano del hemisferio Norte el sol Alcanza el Cenit al medio día
sobre el Trópico de Cáncer y en el Solsticio de invierno alcanza el Cenit al medio
día sobe el Trópico de Capricornio. La existencia de los solsticios está provocada
por la inclinación del eje de la tierra sobre el plano de su órbita. En los dias de
solsticio, la longitud del día y la latitud del sol al mediodía son máximas (en el
solsticio de verano) y mínimas (en el de invierno) comparadas con cualquier otro
año.
Simbólicamente los solsticios se identifican el verano con las ideas luminosas,
alegría, calor y fertilidad; mientras que el invierno se asocia con la oscuridad,
tristeza, frio y esterilidad. Pero en realidad los dos solsticios tienen un carácter
simbólico totalmente opuesto a las ideas que evocan nuestra mente, porque, en un
universo donde todo es cíclico, cuando se llega a su máximo no queda otra
alternativa que aquella de disminuir. Por el contrario, aquella que llega a su mínimo,
debe crecer. Por ese motivo el solsticio de verano señala el momento cumbre en el
cual el sol que ha alcanzado sus máximo de su esplendor, comienza a declinar
hasta el solsticio de invierno en el cual, llega al mínimo de luz, comenzara a
incrementarla.
Cada inicio del año, que en el hemisferio norte coincide con el solsticio de invierno,
evoca el inicio de mundo. Es por ello que en muchas tradiciones al inicio del año la
sociedad es regenerada mediante ritos de expulsión del mal y de re-creación del
orden. La misma palabra rito es por sí misma significativa. Deriva de la raíz sanscrita
rta, orden, la ley establecida por la divinidad en el momento de la creación del
universo.
A través del rito se repite el gesto primordial del dios creador. Es un momento
mágico donde el tiempo se detiene en el “eterno presente”, donde aquello que fue,
es y será, revive nuevamente. Así en cada rito, en cada celebración de los solsticios,
estamos, aunque inconscientemente, repitiendo un acto cosmogónico y
representando la eterna lucha entre la luz y la oscuridad, así como han hecho
hombres y mujeres desde el origen de los tiempos.
El significado estacional del solsticio de invierno se manifiesta en la reversión de la
tendencia al alargamiento de la duración de las noches y al acortamiento de las
horas diurnas. Distintas culturas definen esto de diversas maneras, puesto que en
algunas ocasiones se considera que, astronómicamente, puede señalar, ya sea el
comienzo o la mitad del invierno del hemisferio. El invierno es una palabra de
significado subjetivo, puesto que no tiene un principio o mitad que esté
científicamente establecido.
El significado o interpretación de este evento ha variado en las distintas culturas del
mundo, pero la mayoría de ellas lo reconoce como un período de renovación y re-
nacimiento, que conlleva festivales, ferias, reuniones, rituales u otras celebraciones.
Dado que el solsticio de invierno es visto como la inversión del retroceso de la
presencia solar en el cielo, los conceptos de nacimiento o el renacimiento de los
dioses solares han sido comunes y, el uso de calendarios cíclicos por las distintas
culturas basados en el solsticio de invierno, se ha celebrado el renacimiento del año
en lo que se refiere a la vida-muerte-renacimiento de las deidades o a nuevos
comienzos.
Quizás la festividad relacionada con el solsticio de invierno más popular en nuestros
días sea la Navidad. Históricamente la fecha real del nacimiento de Jesucristo se
desconoce. La fecha llegó a celebrarse el 2 de enero, 28 de marzo, 19 de abril, 20
de mayo, 29 de septiembre, hasta quedar fijada el 6 de enero. Posteriormente en el
año 354 se trasladó a la festividad solar del solsticio de invierno, el 25 de diciembre,
haciéndola coincidir con las Fiestas Saturnales, Al final de las Saturnales, el 25 de
diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictus (nacimiento
del sol invencible, Día del Sol Invicto)— personificado en el dios Mitra.
Efectivamente; el día 25 de diciembre se celebraba entre los persas y
posteriormente en Roma el nacimiento de Mitra, divinidad que también había nacido
en una gruta sobre un pesebre. Del Dios Mitra se dice que “Ascendió a los cielos,
donde mora; a su llamada, los muertos se alzarán en la tierra en donde se hallan
sepultos y serán juzgados. Aquellos que durante su vida intentaron hacer el bien y
vivieron para ello, subirán al Reino de los Cielos, mas los malignos y perversos,
descenderán a las Tinieblas” (Zend Avesta, cap.XIX).
Entre los asirios se festejaba el nacimiento de Adonis un 25 de diciembre, como el
de Tammuz en Babilonia. No sorprende entonces que en tiempos de San Jerónimo
se construyese la “Iglesia de la Natividad de Belén” sobre un santuario de Adonis.
También coincide con el día conocido entre los egipcios como el “Nacimiento de
Infante Horus”. Se exponía ante las multitudes una imagen sacada del santuario
para representar la natividad de le Luz y de la Vida. Se habría gestado en el “Maem
Misi”, el Sagrado Lugar, el Argha o Arca, la Matriz del Mundo. Cómo vástago de los
dioses y subyugador del mundo, cósmicamente simbolizaba el Sol de Invierno.
Esta alegoría fue tomada por los griegos, que también festejaban el nacimiento de
Dionisos o Baco un 25 de diciembre, cuando le gestó una Virgen, la Magna Mater.
En la misma fecha nace entre los nórdicos el dios Freyr, hijo de Odín y Friga. Freyr
es el regente luz celestial en cuyo honor se encendían hogueras y se distribuían
coronas de muérdago.
En la Escandinavia antigua, al llegar la noche del día 24 se encendían las hogueras
de Jul o Yule. Esta fiesta conocida como Madraneght en lengua sajona, tenía como
fundamento el nacimiento de sol, al igual que en las antiquísimas leyendas
germanas que rendían culto a Nornagesth y Helgi, también nacidos un 25 de
diciembre. A Nornagesth le visitan los Tres Reyes del Destino (Odin, Ohir y Loki) y
a Helgi los Tres Hermanos Herreros, de quienes recibe obsequios.
El Festival de Solsticio de Invierno o el extremo de invierno, es uno de los más
importantes festivales celebrados en China y otros países asiáticos alrededor de 21
de diciembre. Este período coincide con el momento en que el sol es más débil y la
luz del día más corta. Los orígenes de este festival se remontan al Yin y el Yang, el
equilibrio y la armonía en el cosmos. Después de esta celebración, habrá días con
más horas de luz natural y, por tanto, un aumento de la energía que fluye.
La Noche de San Juan es una festividad de origen muy antiguo que suele ir ligada
a encender hogueras o fuegos. Ligada con las celebraciones en la que se festejaba
la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte, cuyo rito principal consiste
en encender una hoguera. La finalidad de este rito era “dar más fuerza al sol”, que,
a partir de esos días, iba haciéndose más “débil”, pues los días se van haciendo
más cortos hasta el solsticio de invierno. Simbólicamente el fuego también tiene una
función “purificadora” en las personas que lo contemplaban. Se celebra en muchos
puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada en España, Portugal, en
las Islas Británicas y en los Países Nórdicos.
Conclusión
En muchos lugares no cabe duda de que las celebraciones actuales tienen una
conexión directa con las celebraciones de la antigüedad ligadas al solsticio de
verano, influidas por ritos pre-cristianos o simplemente vinculados a los ciclos de la
naturaleza.
La celebración del solsticio, y por ende del Sol, es una forma de recordar la
importancia del “Astro-Rey” y de sus ciclos en nuestras vidas. Un sol que, como
afirmaba Platón, es de alguna manera la representación más evidente de la idea de
la divinidad y de la idea del bien. Así como nos queda claro que el sol, es el más
representativo de la vida, me gustaría añadir, que los mexicanos lo vemos, en la
tortilla, pues cuenta la leyenda que Tonatiuh, dio al hombre el maíz para que se
alimentara de él, y este le rindió culto, haciéndolo en forma circular, representando
al sol mismo. Como también son las ostias que dan en rituales durante las misas.
Son circulares como el sol, representando a el cuerpo del Dios, y bien el sol es el
que propicia y permite la vida, el más representativo del creador, de la creación
misma.
Una cosa que cabe recalcar es que, aunque el sol es benéfico, también hemos vistió
que su exposición tan prolongada, provoca cáncer de piel, y algo que aun debemos
preguntarnos, porque el ser humano y no todas las razas son tan vulnerables a la
radiación solar. Ya que por ejemplo los de color o negros tiene a soportar más la
exposición al sol, y si es bien sabido que fisicoquímicamente, unos cuerpos negros
tienen a adsorbe la luz, y un cuerpo blanco, solo lo refleja. Científicamente debemos
plantearnos más esta cuestión, del porqué, hay un poco de interrogantes que
pueden surgir de aquí.