Está en la página 1de 1

Ensayo sobre el séptimo sello

La concepción del hombre para el medievo, es una concepción fundamentalmente religiosa. La


religión determina el principio y el fin de la historia, y así mismo la del hombre, por lo que este
está destinado la muerte, y como religión, se concibe la trascendencia; lo más allá de la vida
terrena, lo que está después de la muerte; así está destinado también a enfrentar un juicio para la
salvación o uno para la perdición en está trascendencia. De modo que el hombre del medievo
pose una espiritualidad marcada por un sentido de destino; su preocupación estará entonces
fijada en su juicio inevitable; en la salvación o perdición de su alma. Por esto el Hombre medieval
vivirá una vida preparativa; un modo de vivir preparándose para ser enjuiciado después de su
muerte, y trascender hacia uno de los dos destinos. La vida misma - este viaje hacia el fin marcado
por el destino - se vuelve así una peregrinación; peregrinaje de penitencia, porque el hombre es en
principio pecador y desmerecedor de salvación.

En el séptimo sello, encontramos una representación particular de este peregrinaje; los enfermos
por la peste negra hacen un peregrinaje de penitencia; penitencia que consiste en flagelación,
porque como uno de los personajes de la película, un muralista pintando en una capilla, comenta,
“aquellos desafortunados consideran la peste como un castigo de Dios”, y el azotarse es su intento
de aplacar su ira. Es un acto de arrepentimiento, buscando así no salvar sus vidas castigadas, sino
sus almas condenadas, antes de enfrentar su destino tortuoso.

Pero allí también encontramos un fuerte sentido de desesperación por parte de uno de los
personajes principales por un encontrar una prueba del destino impuesto por la fe; se le introduce
jugando contra la muerte como jugando contra aquella; se resiste a creer pero sabe que la muerte
es inevitable, y que sus intentos por sacarle alguna respuesta son inútiles, por lo que al final no
tiene más que su fe,

También podría gustarte