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MARTIN HEIDEGGER EL SER Y EL TIEMPO FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXIOO Introduccion EXPLICACION DE LA PREGUNTA QUE INTERROGA POR EL SENTIDO DEL SER ey Capitulo I NECESIDAD, ESTRUCTURA Y PREEMINENCIA DE LA PREGUNTA QUE INTERROGA POR EL SER § 1. NEcESIDAD DE REITERAR EXPRESAMENTE LA FREGUNTA QUE INTERROGA POR EL SER La mencionada pregunta est4 hoy cafda en olvido, bien que nues- tro tiempo se anote como un progreso volver a afirmar la “me- tafisica”. Sin embargo, nos tenemos por dispensados de los es- fuerzos que requeriria el desencadenar una nueva yeyavtopayta negl tii obolas. Con todo, no es la tocada pregunta una pregun- ta cualquiera. Tuvo en vilo el meditar de Platén y de Aristéte- les, cierto que para enmudecer desde entonces como pregunta exptesa de una investigacién efectiva. Lo que ganaron ambos se conservé a través de variadas modificaciones y “retoques” hasta la misma “Idégica” de Hegel. Y lo que en otro tiempo se arran- ¢6 a los fenémenos en el supremo esfuerzo del pensamiento, aun- que fragmentariamente y en primeras arremetidas, esta hace mu- cho trivializado. No sélo esto. Sobre el terreno de los comienzos griegos de la exégesis del ser, se desarrollé un dogma que no sélo declara su- perflua la pregunta que interroga por el sentido del ser, sino que encima sanciona la omisién de la pregunta. Se dice: “ser” es el més universal y vacio de los conceptos. En cuanto tal, resiste a todo intento de definicién. Este, de los conceptos el mds univer- sal y, por ende, indefinible, tampoco ha menester de definicién. Todos lo usamos constantemente y comprendemos también lo que en cada caso queremos decir con él. De esta suerte, lo que como algo oculto sumié y mantuvo en la inquietud el filosofar de la Antigiiedad, se convirtié en una cosa comprensible de suyo y tan clara como el sol, hasta el punto de que a quien sigue haciendo atin la pregunta se le tacha de error metédico. ” 12 LA PREGUNTA QUE INTERROGA POR EL SER Al comienzo de esta investigacién no pueden discutirse por extenso los prejuicios que cobijan y alimentan constantemente de nuevo el no sentir que haya menester de preguntar por el ser. Estos prejuicios tienen su raiz en la misma ontologia antigua. Esta solo es susceptible, a su vez, de una exégesis suficiente —por lo que respecta al terreno en que brotaron los conceptos ontoldgicos fundamentales, y por lo que se refiere a la exactitud del sentido y del niimero de las categorias— tomando como hilo conductor la pregunta que interroga por el ser previamente aclarada y res- pondida. Vamos, por ende, a Hevar la discusién de los prejuicios sdlo hasta donde resulte evidente la necesidad de reiterar la pre- gunta que interroga por el sentido del ser. Son tres: 1. El “ser” es el “mas universal” de los conceptos: td 8v ott xaddiov pdhiota advtwv.t Illud quod primo cadit sub apprehen- sione est ens, cuius intellectus includitur in omnibus, quaecumque quis apprehendit. “Cierta comprensién del ser es en cada caso ya incluida en toda aprehensién de un ente.”? Pero la “universa- lidad” del “ser no es la del género. El “ser” no acota la mds alta regién de los entes en cuanto articulados éstos con arreglo a los conceptos de género y especie: odte td bv yévos.* La “uni- versalidad” del ser es “superior” a toda universalidad genérica. El “ser” es, ‘segtin el término de la ontologia medieval, un “transcen- dens’. La unidad de este “universal” trascendental frente a la plu- ralidad de los conceptos genéricos supremos con un contenido material, la identificé ya Aristételes como la unidad de la analo- gia. Con este descubrimiento, y a pesar de toda su dependencia respecto de la manera de hacer Platén la pregunta ontoldgica, puso Aristételes el problema del ser sobre una base fundamental- mente nueva. Pero iluminar la oscuridad de estas relaciones ca- tegoriales no lo logré tampoco él. La ontologia medieval discutid copiosamente el problema, ante todo en las escuelas tomista y escotista, sin llegar a fundamental claridad. Y cuando, finalmente, Hegel define el “ser” como lo “inmediato indeterminado” y da esta definicién por base a todo el restante despliegue de las cate- gorias de su “Idgica”, se mantiene en la misma direccién visual que la ontologia antigua, sdlo que deja de mano el problema, planteado ya por Aristételes, de la unidad del ser frente a Ja plu- ralidad de las “categorias” con un contenido material. Cuando, asi, pues, se dice: el “ser” es el mds universal de los conceptos, esto 1 Aristételes, Met. B 4, 1001 a 21. 2 Tomas de Aquino, S. th. IT1 qu. 94 a. 2. 8 Aristételes, Met. B 3, 998 b 22.

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