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Oscar Alberto Casillas Hernández 100004980

Tarea Ética Profesional La Montaña Sagrada

2/12/15

La montaña sagrada no es una película, aunque esté filmada, sino un conjuro porque la
historia que nos muestra está articulada como un ritual que pretende que el espectador se
libere de prejuicios, de ideas preconcebidas no solo sobre lo que se entiende por película
o arte, sino sobre lo que cada uno considera intocable en su propia existencia. En este
sentido, la poderosa imaginación audiovisual de Jodorowsky se superpone al relato
fantástico que teje la película. Apenas hay imágenes en La montaña sagrada que no
incluyan un elemento extraño, algo que llama la atención, que en principio no se supone
que deba estar ahí. Lo mismo ocurre con la original manera de entender el sonido en el
cine. En lugar de intentar acentuar la realidad, de lo que se trata aquí es de insistir en la
irrealidad de lo filmado. Forma parte del conjuro.
La primera parte de la película es quizá la más agotadora, porque las referencias no son
explícitas. En la segunda parte todo parece ir aclarándose poco a poco, con la entrada de
los políticos y los hombres importantes de cada "planeta", lo que no es más sino una
alegoría por las funciones que desempeñan. Y entonces el espectador se aventura a
sospechar que en el fondo hay una crítica fuerte a la violencia, a la humanidad propiamente
dicha, en especial al temor de mostrar lo que nadie quiere mostrar, algo que confirma el
final con toma de la cámara pronunciado por el alquimista.
La montaña sagrada es una experiencia que no viene mal vivir al menos una vez en la vida.
Si uno se deja llevar por los múltiples atractivos visuales y las provocaciones, por el conjuro
en sí mismo que el propio Jodorowsky escribió, habrá sido partícipe de una aventura que
va más allá de asistir a la proyección de un relato filmado. Para ellos, al final La montaña
sagrada adquirirá sentido y es probable que el ritual tenga el efecto para el que fue
diseñado.

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