Andrea Sanchez Quintanar
ENCUENTRO“X HISTORIA
eoria y praxis de su ensefianza en México
Pocas veces, 0 ninguna, se piensa en aquel o aquellos a quie-
nes va dirigido el conocimiento histérico. O mds bien, casi nunca
se contempla, entre los profesionales de la historia, el ambito
reducido o amplio, estrecho o multitudinario, en que ese saber
deba ser difundido, ni mucho menos la razén de ser de tal difu-
sidn. ¢Cuil es el sentido del estudio histérico? (Quiénes deben
conocerlo y hasta dénde? ¢Qué sentido tiene estudiar, investi-
gar la historia, y difundir lo estudiado o investigado? O aun la
interrogante la historia ¢para qué?,* formulada en nuestro pafs
hacia 1980 por un grupo de intelectuales —de ocho, sélo dos de
ellos historiadores—, son preguntas cuyas respuestas no necesa-
riamente se hacen presentes en los textos especializados de la
investigaci6n histérica, o en la mente de los historiadores, sino
como problemas que se resuelven en el hacer mismo.‘Tratar por cuenta y riesgo propios, hasta donde den las fuer-
zas, de aclarar por sf mismo y para los dems, el significado
de las propias actividades del espiritu es la unica forma de
salvacion intelectual; para quien guste de concebirse a si mismo
como hombre de ciencia, es una obligacién precisa.°
Pese a lo que se piensa en general, la historia, como toda cien-
cia, tiene su raz6n de ser en el hecho de que debe ser conocida y
utilizada en beneficio de la sociedad que produce su conocimien-
to, sobre todo en el mundo contemporaneo, en el que los avances
cientificos “han adquirido tanta importancia que no pueden se-
guir exclusivamente en manos de los cientificos 0 de los politi-
cos, sino que deben pasar a manos de! pucblo entero para que se
convierta en algo benéfico en vez de ser una maldicién”.”
Si bien comparte, en este sentido, una caracteristica de toda
ciencia, el histérico es particularmente un conocimiento que
® Carlos Pereyra et al., Historia tpara qué?
* E. O'Gorman, op. cit., p. Xit.
7 John D. Bernal, La ciencia en nuestro tiempo, p. 484.
debe ser constitutivo de la condicién humana. Por lo mismo, las
caracteristicas y peculiaridades de los procesos que propician la
difusién de la historia, deben ser objeto de estudio y anilisis de
quienes se dedican a producirlo: los historiadores.
Los métodos, las formas, las técnicas de la difusién del cono-
cimiento histérico no se limitan, por otra parte, a un dmbito
escolar que permita caracterizarlas como “ensefianza de la his-
toria”, en el obtuso concepto que arrumba a la historia al con-
junto de nociones abstrusas, aburridas ¢ inuitiles que se memo-
rizan en la “aborrecida escuela”, de ingrata memoria para Joan
Manuel Serrat, y que se olvidan tan pronto cumplen su funcioén
de “pasar el examen”.Después de realizar sus investigaciones, de buscar en archi-
vos abstrusos, de revisar abundantes fuentes bibiliograficas, de
contrastar testimonios, opiniones y registros materiales, de com-
pararlos con sus posiciones te6ricas y de sistematizarlas con arreglo
asus propuestas metodoldgicas, cl historiador debe dar a cono-
cer sus conclusiones, ya que no tendria sentido conservar los
resultados de ese trabajo sdlo para si.
Es un criterio comin —compartido también por una mayo-
ria de los propios historiadores— que la forma idénea de dar a
conocer los resultados de sus investigaciones es la publicacién
de articulos o libros, generalmente dirigidos a la comunidad
cientifica de su propio grupo profesional, y se entiende que debe
hacerse en editoriales o revistas de tanto prestigio como lo per-
mita la ubicacion del historiador en el contexto de las relaciones
publicas de las ciencias sociales. Este es el primer nivel al que
habran de aspirar a llegar todos cuantos se dediquen ala ciencia
historica.
Otra posibilidad es la que ofrecen los cendculos especializa-
dos de los consagrados: congresos, coloquios, simposios, foros,
mesas redondas, conferencias o etcéteras que se quieran incluir,
espacios todos donde es posible presentar y conocer los tiltimos
resultados de las investigaciones mis recientes, y donde debe
cumplirse la funcién, estrictamente cientifica y por lo mismo,