Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
contra el frio
¿Quién no se ha encontrado en alguna ocasión pasando frio porque hemos salido poco
abrigados y el frio nos ha sorprendido?. Nuestros frágiles cuerpos se ven sometidos a
bruscos cambios de temperatura que a veces no podemos controlar, ¿Qué podemos hacer?
Si miramos más allá de nuestras fronteras y nos desplazamos al Tibet podemos encontrar
una ayuda de la mano de los monjes budistas tibetanos. Durante años han guardado un
secreto que ahora comparten con nosotros, el secreto del fuego interior o tumo, que en
tibetano significa calor interior. Esta práctica ya queda recogido en los antiguos textos de
Las seis yogas de Naropa, conjunto de meditaciones budistas avanzadas.
PRACTICA
– La postura que adoptaremos será la clásica postura de loto, la postura fácil o simplemente
las piernas cruzadas. Colocaremos las manos sobre los muslos con el dedo pulgar, índice y
meñique extendidos; el dedo corazón y anular doblados bajo la palma de la mano.
– Comenzaremos esta práctica respirando por la nariz, no debes olvidar que hay que estar
concentrado en lo que estás haciendo.
– La respiración adquirirá una doble función. Cuando expulsemos el aire estamos
expulsando odios, rencores, orgullos, todo lo que nos carga de energía negativa y cuando
tomemos aire entrará en nosotros sabiduría, fuerza, bondad, pensamientos positivos.
– Poco a poco comenzaremos a sentir que cada bocanada de aire que entra dentro de
nuestro cuerpo penetra en nuestro vientre y comienza a reanimar un fuego interior que se
encuentra a la altura del ombligo.
– El fuego de nuestro interior despertará y tomará forma de hoguera que calienta nuestro
estómago, poco a poco reavivamos ese fuego interior, las llamas comenzarán a subir por
nuestras arterias, venas y nervios de nuestro cuerpo, el fuego se expande por todas
direcciones.
– La respiración nos permitirá sentir como las llamas ascienden y se expanden por todas las
zonas de nuestro cuerpo y los canales por donde el fuego es transmitido, las venas, arterias
y nervios.
– Nuestro cuerpo se convertirá en una gran chimenea que contiene fuego y energía que se
expande. Nuestra respiración generará un mar de fuego.
– Cuando el fría haya desaparecido, realizaremos el camino inverso, desaceleraremos la
respiración e iremos sintiendo como nuestro cuerpo deja de ser una intensa hoguera, pero
seguiremos conservando un grado de calor que nos permita combatir el frio.
Recuerda que esta meditación no puede pararse en el acto debe realizarse una
desaceleración. Debemos apagar la hoguera interior antes de acabar nuestra meditación,
dejando de avivarla con nuestra respiración, visualizando como el fuego se apaga, pero sin
dejar de conservar el calor que sus cenizas desprenden