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Sin rostro por Cleyn
5.
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Tomé un baño con agua tibia y por fin pude respirar profundo. Limpié
minuciosamente mi cuerpo intentando quitar todo rastro de contacto
con Gerard, limpié mi cabello casi frenéticamente y salí del baño sólo
cuando estuve seguro de estar completamente limpio, me vestí con
ropa casual y como siempre me puse a ordenar lo que ya estaba
ordenado, limpiar lo que ya estaba limpio, al terminar todo me senté
Cómo se hizo millonaria en el sofá, prendí la televisión y me abracé a mi arma mirando hacia
esta astuta muchacha con la puerta.
solo 19 años
-no.
-aquí hace mucho frio todo el tiempo, me pregunto ¿Cuándo abría
días soleados? -volteó y siguió caminando.
-no exageres…
-¿bromeas? -apreté los puños sintiendo como la rabia subía por mis
pies hasta llegar a mi cabeza.
-no, no bromeo -apretó los dientes y pasó a mi lado, inmediatamente
volteé y tomé el bolso que llevaba arrebatándoselo, cuando volteó
hacia mí para quitármelo levanté mi puño lanzándole un puñetazo al
rostro haciéndolo retroceder y caer sentado a un lado, subió una
mano y cubrió su mejilla en la zona del golpe mientras abría sus ojos
viéndome con sorpresa.
-¿Qué quieres? -vi la hora y ya eran las seis de la mañana por lo que
dejé mi arma a un lado y me levanté, el animal dio vueltas y luego
caminó hacia su pocillo de comida- que molesto es esto -tomé el
pocillo con la carne y puse un poco para que el animal comiera.
-no por favor -susurré muy bajo pero el animal levantó las orejas y
ladeó la cabeza, se levantó de su puesto y se puso a saltar y gemir
con ansias.
-¿seis? -escuché a Gerard al tiempo que tocaba la puerta, suspiré
aliviado y acomodé la máscara en mi rostro antes de abrir la puerta,
Gerard sonrió ampliamente volteando sólo un momento hacia un lado
-¿puedo pasar?
-la traía puesta -dijo y se agachó extendiendo los brazos hacia los
lados- Black -dijo y el animal dio barias vueltas antes de correr hacia
él pasando su cabeza por el cuello de Gerard quien lo abrazó con
suavidad- fueron anoche pero no quise venir a buscarlo ya que
rondaban por el lugar.
-no, dejó su olor por todos lados, nada más –me encogí de hombros
y levanté la mirada para verlo, sonreía con amabilidad.
-¿qué? -volteé hacia el reloj viendo que eran las tres y treinta, otro
escalofríos me recorrió la espalda por lo que corrí hacia el sofá y
tomé mi arma para salir, pero Gerard colocó una mano en mi hombro
para impedirme salir de mi cuarto.
-bien, apresúrate y lleva tu arma -lo empujé con fuerza para que
recogiera las cosas de su mascota, él sonrió y lo hizo rápidamente,
dejó al zorro en el suelo quien mantenía la mirada en mi ladeando la
cabeza de un lado a otro, al ver todo listo se metió en el bolso
acomodándose.
-soy Seis del jardín ocho -dije y levanté las manos- intercambié…
-¿disculpa? No sé de qué…
-¡sube las manos! -ordenó uno de los guardias, por lo que dejé las
manos tras mi cabeza y me levanté lentamente, uno de ellos me
obligó a voltear, revisó mi cuerpo en busca de más armas, me quitó el
transmisor, un revolver que escondía en mi pantalón y dos cuchillos
que estaban en mi cinturón, me esposaron y guiaron rodeando la
casa de gobierno.
-no entiendo lo que está pasando, debe ser un error, yo estuve en mi
cuarto…
-su moto estaba mala -susurré muy bajo viendo que la máscara que
usaba no era la de un felino, si no la de un pájaro, entonces todas las
piezas encajaron- hijo de puta -intenté correr hacia él pero los
guardias me sostuvieron y uno golpeó mi cabeza con la punta de su
arma- ¡Gerard! ¡Hijo de puta! –grité y lo vi pasar a unos metros
nuestro rodeando la casa de gobierno.
-¡no soy Gerard! ¡Soy Seis! ¡Soy Seis! ¿Son idiotas o qué? -forcejeé e
intenté voltear hacia ellos pero uno de los guardias me golpeó con la
parte de atrás de su arma dejándome inconsciente.
-hijo de… -la lancé hacia un lado haciendo que se partiera en dos y
gruñí por la frustración, me levanté y miré el lugar intentando
calmarme, el pánico era una mala opción, debía tranquilizarme y
pensar, me acerqué a la puerta viendo como los guardias salían
rápidamente, se alistaban y sacaban armas antes de salir del lugar.
-me las vas a pagar -quité el alambre y lo torcí lo más rápido que
pude, fui hacia la puerta y miré el lugar para asegurarme que todos
los guardias habían salido, saqué mi mano y metí el alambre en el
cerrojo torciendo y girando hasta que la puerta se abrió,
inmediatamente volteé para recoger la máscara rota y salí del
calabozo, rebusqué algunas cosas decidido a vengarme por la
estupidez de ese mocoso.
-¡hey tú! –gritó alguien por lo que me detuve, volteé y mostré una
identificación con sello rojo, la misma identificación del dueño del
traje que ahora estaba escondido bajo un mueble de cocina, un
guardia tan pobre y distraído que aún no debe haberse enterado de
que estaba muerto- ¿Dónde vas? –Preguntó y apunté hacia donde
debería estar la habitaciones del gobernador- ¿sabes lo que ha
pasado? -se acercaba a mí escondiendo las manos a sus espaldas por
lo que saqué mi arma para apuntarlo haciendo que levantara las
manos- los guardias como tú están buscando al asesino ¿qué haces
aquí?
-lo sé, ahora voy por ello –dije y guardé mi brazo bajo la capa,
caminé hacia los aposentos, debía encontrar la escena del crimen
para poder identificar el lugar por el que podría haber ido Gerard.
Sentía como las sombras caminaban tras de mí, los pasos de ella
alentándome a acabar con la vida de cualquiera que entorpeciera mis
planes. Tuve que escabullirme entre muros de guardias para evitar
sus absurdas preguntas de quien soy y que quiero.
Esa era buena idea, debía buscar en los jardines, si no había rastro de
él afuera, debía estar escondido en la madriguera. Volteé y entre a la
casa de gobierno y corrí por los pasillos hasta llegar a los pasillos de
jardines, me detuve un momento, miré el lugar y caminé dando
largos pasos hacia el octavo jardín, al entrar vi dos guardias caminar
de un lado a otro con sus armas, uno de ellos era un guardia
corriente, pero el otro era Gerard con mi mascara y un uniforme más
delgado. Inmediatamente apunté al guardia haciendo un gesto para
que saliera.
-soy guardia de relevo del octavo jardín -dijo y volteó hacia Gerard al
tiempo que subía las manos.
-soy Seis –dijo con voz muy baja y sentí como la sangre me subía a la
cabeza.
-¡arriba las manos! -gritó alguien tras de mí, volteé sólo un momento
viendo que dos guardias asesinos me apuntaban.
Es obvio.
-maldición –volteé y corrí tan rápido como pude hacia la salida, otra
explosión me obligo a cambiar de dirección para salir del lugar,
cuando por fin estuve fuera rodeé el edificio para ir hacia los corrales
de vehículos, subí a una motocicleta y aceleré sin siquiera saber cómo
se usaba- ¿por qué no andas? -Pregunté y bajé la mirada viendo una
llave colgando de un lado, la hice girar haciendo que la moto rugiera-
¡demonios! -lance un golpe a la moto sin entender cómo demonios
podía hacerla avanzar, me bajé y rodeé la motocicleta, comenzaba a
perder la paciencia, me acerqué y tomé el manubrio y lo moví, al
moverlo un poco la motocicleta avanzó soltándose de mis manos,
terminó por chocar con la puerta de entrada rompiendo la reja que
impedía el paso- bien, ya sé cómo funciona -me subí a otra
motocicleta e hice lo mismo, giré la llave y moví el manubrio hasta
que comenzó a moverse, avancé tan rápido como pude y esquivé
varios guardias de manera muy torpe, estuve a punto de chocar con
vehículos de vigilancia pero logre estabilizarme.
Avanzar y aprender fue fácil, detenerme sería un problema, no tenía
idea de cómo detenerme por lo que ladeé la motocicleta lo que más
pude para luego tirarme hacia un lado, rodee sobre la nieve mientras
la moto giraba y chocaba con unos contenedores de basura, me
levanté como pude y corrí hacia el edificio de mi dormitorio, tuve que
detenerme cuando un fuerte dolor en mi rodilla atravesó hasta me
cabeza, el hombro me sangraba y aunque era fácil disimular el dolor,
no podía soportarlo.
-no abuelo –me incliné hacia delante- hoy yo soy el héroe –dije y
forcé un sonrisa, corrí hacia el ascensor presionando el botón,
subiendo en cuanto las puertas se abrieron y detuve las puertas en
cuanto estas se iban a cerrar- ¿Quién más está en el edificio?
>>mátalo.
-ya voy -gruñí al tiempo que las puertas se abrieron, fui a mi cuarto y
entré al ver la puerta abierta.
-¿te costó...?
-en cuatro estaré abajo- dijo y dejó caer el transmisor –si no salimos
de aquí…
-¡Ven aquí! -gruñí y salí del cuarto corriendo, lo seguí por las
escaleras de emergencia, aún tenía a Magdalena para disparar, quería
terminar con él con un golpe limpio, quería que todos supieran que
yo lo maté.
>>Mátalo, mátalo…
>>si no lo matas…
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Solo mira como baja la balanza día a día
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