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no basta
Por Mónica Bernabé
1
Corre el año 1928 y Siegfried Kra- perceptiva tomando vistas de la ciudad
cauer se instala en Berlín como y agudizando el oído para recolectar
enviado especial del Frankfurter las voces de los que desde abajo ve-
Zeitung para investigar y escribir una nían gestando una cultura subalterna.
serie de notas sobre el nacimiento de
un insólito y abrumador sector social: 2. Crónica es un término ambivalente
los empleados. Walter Benjamin, lector e impreciso. Por un lado, en las acade-
entusiasta de sus entregas al periódico, mias de literatura, nombra la invención
advierte la emergencia de un narrador modernista de un dispositivo discursi-
LA CRÓNICA
singular. Ve en Kracauer el retorno de vo eficaz para exhibir lo nuevo hacia fi-
Tersites, el detractor homérico, el conju- nes del siglo XIX. En el entramado de la
rado, hombre vulgar e impertinente que, crónica, los modernistas fabularon sus
descontento ante sus jefes, decide de- imágenes de artista en tensión con la
safiar las reglas del oficio. El heroísmo información y abrieron un espacio para
EN CUESTIÓN
de Kracauer asoma cuando se resiste a el ingreso de la literatura en el seno
jugar el juego de la pretendida objetivi- del periódico, ansiosos por dar con un
dad del reportaje. Desafía el estilo del público lector. En su inmensa mayoría
periódico con entregas fragmentarias, autodidactas, sin apellidos ilustres ni
trabajadas desde el montaje de mate- propiedades que heredar, los escritores
riales disímiles: cartas, conversaciones modernistas hicieron del periódico un
casuales, pequeños relatos, citas de da- medio para crear una demanda literaria
¿Cómo podríamos definir la crónica tos estadísticos, descripciones de los es- hasta entonces inexistente, al tiempo
pacios de trabajo. Benjamin celebra este que una fuente de ingresos para paliar
hoy? ¿Cuáles son sus límites, sus modo de escribir en un medio masivo: sus endebles economías.
trampas, sus desafíos? ¿Cómo convive “Ya el lenguaje delata que aquí alguien Por otro lado, en las academias de
se pone en camino por su propia cuen- periodismo, definen la crónica como el
con el periodismo en la era digital? ta. Dicho lenguaje, de manera obstina- resultado de un trabajo de investigación
da y pendenciera, busca procurarse sus sin limitación temática, realizado en
¿Cuándo se pierde entre mañas y puntos de referencia con terquedad”. A profundidad y apelando a estrategias
fórmulas repetidas? Las tensiones con diferencia de los productos de moda de y recursos propios de la narración de
la industria editorial, a distancia del sen- ficción. Hay talleres, fórmulas, manua-
el referente y el verosímil parecen no sacionalismo esnob, los relatos sobre los les. Hay maestros. Enseñan que el valor
empleados abren el camino hacia la po- diferencial de la crónica reside en una
saldar la pregunta por la verdad que litización de los intelectuales desde el marcada voz de autor. Esa es la lección
aún se enseña en academias y escuelas ejercicio de la práctica periodística. del llamado nuevo periodismo o perio-
También en 1928, bien lejos de Ber- dismo narrativo, que argumenta desde
de comunicación. En este número lín, Roberto Arlt –el Tersites argentino– una serie de binomios improductivos:
ingresa al diario El Mundo de Buenos ficción/realidad; mentira/verdad. Las
nos proponemos pensar el género, Aires con una formación y un proyecto llamadas a literaturizar el periodismo,
discutir su vigencia ante un panorama diferentes de los de sus colegas euro- a amenizar la noticia, a contar hechos
peos. Diferente, a su vez, de sus con- reales como si fueran ficción dan conti-
que se percibe, muchas veces, falto temporáneos rioplatenses. Arlt resiste nuidad al modelo retórico del realismo
a la información con el plebeyismo na- del siglo XIX. Parece que a algunos to-
de reflexión y debate. Convocados rrativo que despliega en sus notas que davía los seduce la ilusión referencial,
por Lectura Mundi, la doctora en denomina “aguafuertes”. De este modo, empeñados en dar con una anotación
pone fin a la prosa bella de la crónica insignificante y seguir con el conocidí-
Literatura Mónica Bernabé, el rector modernista y también a la pretensión simo truco del efecto de realidad. ¡Oh,
de transparencia de la lengua periodís- Nietzsche! Él enseñó primero: “no hay
de UNSAM Carlos Ruta, los escritores tica. Con el saber adquirido en el vér- hechos, sólo interpretaciones”.
Martín Caparrós y María Sonia Cristo , tigo de una mesa de redacción tanto
como en la calle, a la que salía junto con 3. Aunque con una fuerte impregna-
y el director de Anfibia*, Cristian Alarcón, un fotógrafo en busca de la nota poli- ción periodística, las crónicas son un
cial del día, desarrolló una sensibilidad producto orillero. Su condición anfibia
reflexionan sobre las transformaciones
de la no ficción desde su surgimiento Mónica Bernabé es doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires y profe-
y las posibilidades de innovación sora titular de Literatura Iberoamericana II en la Facultad de Humanidades y Artes de
la Universidad Nacional de Rosario. Publicó Vidas de artista. Bohemia y dandismo en
en la actualidad. Mariátegui, Valdelomar y Eguren (2006) y numerosos ensayos sobre crónica literaria
e imaginarios urbanos. En 2009 impulsó la creación de la Maestría en Estudios Cul-
turales en el Centro de Estudios Interdisciplinarios (CEI-UNR), en la que actualmente
se desempeña como coordinadora académica. Es directora del Programa de Investiga-
ción en Estudios Culturales radicado en el Centro de Estudios Críticos de la Facultad de
Humanidades y Artes de la UNR. En 2011 obtuvo la Beca Guggenheim.
* Anfibia es una revista digital de crónicas, ensayos y relatos de no ficción que trabaja con el rigor de la investigación periodística y las herramientas de la literatura. Fue creada en 2012
por la UNSAM, dentro de su programa Lectura Mundi. Anfibia propone una alianza entre la academia y el periodismo con la intención de generar pensamiento y nuevas lecturas de lo
contemporáneo.
Lectura Mundi | I
La memoria del acontecimiento
Cristian Alarcón (1970) nació en La
Unión, Chile. Es autor de los libros
Cuando me muera quiero que me to-
quen cumbia (2003) y Si me querés, Por Cristian Alarcón
quereme transa (2010). Escribió en
Página/12, la revista TXT y el diario
Crítica. Actualmente dirige la revista El cronista que he sido ya no una redacción, imprescindible para so la idea de que habría categorías
Anfibia de la UNSAM y coordina Co- existe. No existe más el de los la- hacerla funcionar. En este sentido superiores de la crónica vinculadas
secha Roja, la Red de Periodistas Judi- drones, ni el de los narcos; tampoco vivo y leo la crónica como una opor- a la demanda de un tiempo ideal, se
ciales de Latinoamérica. Es director del el viajero sibarita ni el investiga- tunidad para el periodismo. De esto malogró aquello que había nacido en
posgrado en Periodismo Cultural de la dor criminal, no existe ya ni el gay se trata Anfibia: de generar intercam- el siglo XIX en las páginas de los dia-
Universidad Nacional de La Plata y ti- de las confesiones, ni el espiritual: bios genuinos con la diferencia de rios de América Latina, tanto antes
tular de la cátedra II de Gráfica I en la se han muerto los cronistas que he lograr nuevas transacciones con la que Tom Wolfe, Truman Capote y el
misma casa de altos estudios. sido porque debí ser muchos otros y contemporaneidad. El periodismo na- mismísimo Rodolfo Walsh.
así fui yo mismo otra vez. Hoy miro rrativo como una interpretación; aun En esa idea arribista de que exis-
la crónica con el ojo de editor de la re- cuando se habla de rigor, de chequeo, ten cronistas excelsos y simples pe-
las instala en los márgenes del campo vista Anfibia y busco en ella algo que de acumulación de datos. Ante la he- riodistas –soy una pinche periodista,
literario. El sentido común refiere a su me emocione ya no en la experiencia gemonía de una crisis de la “informa- dice en sorna Elena Poniatowska–
carácter híbrido, marca descriptiva que del “campo” sino en la experiencia de ción”, creo en cronistas capaces de algo se perdió. Y en espacios como
pretende decir todo y no dice nada. Más la lectura de lo real; últimamente, abandonar la idea en el fondo binaria Anfibia intento, intentamos, recupe-
allá de las etiquetas, alineamos la cróni- cada vez más, eso viene de la noti- de “la mirada” como tótem individual. rarlo: es un ejercicio de memoria, creo
ca entre otras tantas formas narrativas cia. No siento culpa, qué va, no es Pertenezco a una generación de a esta altura de los acontecimientos.
que, acuciadas por un deseo de lo real, que se pueda traicionar al género cronistas nacidos en los periódicos, La memoria del acontecimiento, diría.
hoy gestionan un campo de fuerzas en cuando ya todo es “trans”. En cambio, curtidos en las coberturas, hijos del Un texto es al fin y al cabo el resul-
la intersección de formas discursivas experimento algo muy parecido a la rigor del cierre. Conocimos el insul- tado de la vida entera de su autor y
heterogéneas. Son formas que solicitan adrenalina de los comienzos. to de los editores. “Enterrador”, nos de eso que ocurre aquí y ahora, eso
ser abordadas prescindiendo de la idea Me dejo llevar por el aconteci- decían cuando obsesionados por el que afecta sus cinco sentidos y los
tradicional del género: entrevistas, tes- miento como cuando era un cronista lenguaje demorábamos la entrega del lector, capaz de dar cuenta del
timonios, ensayos de crítica cultural, en el escalafón: por abajo del redac- del texto poniendo en peligro “la sa- mundo más allá de las viejas ideas
minificción, no ficción, narrativa do- tor, y del redactor especial, del sub- lida del diario”. Conocimos luego las de literatura y de periodismo. Para
cumental, diarios íntimos, informes editor, del editor, del prosecretario mieles del tiempo laxo: la crónica no ponernos a hablar del desafío di-
etnográficos, biografías, autobiografías, de redacción. Como un trabajador para concurso, la crónica para revista gital: el relato que ya no es sólo el
memorias, ¿algo más? En la inmensidad necesario, uno alejado de las jerar- de crónicas, la inmensidad del libro. comienzo, el desarrollo, el clímax y
del archivo, seguramente anidan formas quías de la máquina que es siempre Y en esas prácticas, cuando se impu- el fin.
orilleras en espera de ser añadidas al
campo expandido de la literatura actual.
4. Si a fines del siglo XIX los modernis- la realidad. Procuran adquirir un ses- ca opción literaria posible para que las esperado (puede ser en la página de
tas dieron la batalla por el funciona- go performático, en el sentido de que experiencias asociadas a la ‘primera un libro como en el plano de una pan-
miento de una esfera estética autóno- intentan interpelar y redirigir aquellas persona’ mantengan una presencia no talla, en un ejercicio de crítica cultural
ma y por la configuración de un campo experiencias humanas que no han sido amenazada por la irrelevancia”. Lo do- como en el guión de un documental, en
específico para lo literario, desde fines subsumidas por el capital en esta época cumental aquí no señala una forma de la columna de un periódico como en la
del XX asistimos al proceso de confu- de expropiación total del tiempo y de referir a lo real, sino que apunta a una voz que interpreta una canción, en un
sión de géneros y desjerarquización fetichización de los cuerpos. puesta en funcionamiento de disposi- grafiti callejero como en la entrevista
de las formas a partir de las cuales se tivos para ver y oír que, a la mane- a un escritor), deciden dar cuenta de
pensó habitualmente la literatura. ¿Es 5. Hace un tiempo, Sergio Chejfec pu- ra de un materialismo antropológico, una experiencia sensible, un plus de
posible asignarle un sentido unívoco a blicó en su blog Parábola anterior un permitan dar con las huellas de lo real. sentido, un excedente estético. En esta
la escritura de la crónica en este con- brevísimo texto sobre lo documental Hay escritores que no están seguros precisa coyuntura que rediseña espa-
texto? ¿Cómo establecer diferencias o como tendencia preponderante en la de serlo, a quienes mueve el deseo de cios y que interroga por las formas de
grillas clasificatorias en un campo dis- literatura de los últimos años. Allí sos- escribir asociado a una intensa curio- representar, queremos darle otra vuel-
cursivo tan extenso como impreciso, tiene que el núcleo distintivo de estos sidad por la realidad tanto como por ta crítica a la idea crónica y describir
dentro del cual podamos incluir tam- “relatos de la documentalidad” sería los modos de representación, que es su relación con las formas estéticas
bién las experiencias literarias con- el de estar afectados por una intensa por lo que suelen interrogar las escri- contemporáneas.
temporáneas, ellas mismas diversas mirada subjetiva. La operación narra- turas del presente. Es decir que, a la vis-
y heterogéneas? Existe un campo ex- tiva parece descansar en un oxímoron ta de todos y sin protocolos, poniendo 6. Entre la crónica modernista y las
perimental de la narrativa actual en el originado por el encuentro entre do- en jaque a las instituciones y las tra- narrativas contemporáneas publicadas
que el término “crónica” suele designar cumento y sujeto a partir del cual el diciones (del libro, la obra, el autor, la bajo la misma denominación se extien-
relatos que interrogan por la relación mundo se manifiesta por fuera de la crítica, la academia) y promoviendo de, además de un siglo, un abismo tec-
entre lo real y el arte de narrar, aunque convención ficcional. Dice Chejfec: “el un giro del lenguaje o una particular nológico que es necesario considerar.
bien lejos de la pretensión de reflejar registro documental parece ser la úni- inflexión sintáctica, en el lugar menos Se interponen el teléfono, la radio, el
Lectura Mundi | III
es recién en la década de los ochenta
Contra el público
Martín Caparrós nació en Buenos
Aires (1957). Se licenció en Historia en
París, vivió en Madrid y Nueva York,
dirigió revistas de libros y revistas de
cocina, tradujo a Voltaire, Shakespeare
Por Martín Caparros
y Quevedo, recibió el Premio Planeta
Quizá la definición de la crónica que más me gusta 6. Las 10 bodas más caras de la historia.
Latinoamérica, el Premio Rey de
es una que no he escuchado todavía: un texto perio- Esto es, visiblemente, lo que despierta el interés del
España y la Beca Guggenheim. Es
dístico que se ocupa de lo que no es noticia. público. Y muchos editores caen en la tentación de escu-
autor de unos treinta libros, entre
Sabemos lo que es una noticia: las escuelas se en- darse en ese interés para producir materiales cada vez
ellos, las novelas A quien corresponda
cargan de remacharnos ese saber en cada clase. “La peores. A imagen y semejanza de la “democracia en-
(2008), Los Living (2011, Premio
noticia es el relato de un acontecimiento de actuali- cuestadora”, en la que los partidos políticos ya no tienen
Herralde de Novela) y Comí (2013); y
dad que suscita el interés del público. El periodista programas y proyectos que los identifiquen sino que os-
las crónicas de Una luna (2009) y Contra
tiene la responsabilidad de relatar con la mayor ob- cilan y vacilan al ritmo de las supuestas demandas del
el cambio. Un hiperviaje al apocalipsis
jetividad y veracidad posible cómo se han producido público consumidor auscultadas a través de encuestas
climático (2010).
esos acontecimientos o hechos”, dice un manual –que perfectamente dirigidas, el “periodismo encuestador”,
habla todavía, entre otras cosas, de objetividad–. Y, dispuesto a lo que haga falta para vender un poco más,
peor: que se escuda detrás de ese telón infame, el pú- gana terreno. Los editores siempre tuvieron la ansiedad
blico. “Que suscita el interés del público”: cualquiera de satisfacer a su público; nunca tuvieron, como ahora,
para proponer relatos donde el yo que haya perdido el tiempo mirando cuáles son las tantas técnicas para determinar qué quiere.
está “tejido” con sus circunstancias in- noticias más leídas de las webs de la mayoría de los Basura, muchas veces, gentileza del famoso círculo:
mediatas. De ahí que la figuración del grandes diarios sabe que el interés del público tiene te doy basura, te entreno en la lectura de basura, te
escritor, en estas literaturas del límite, que ver con chismes y famosos y dietas y exotismos acostumbro a la basura, me pides más basura, te la doy.
sea el resultado de un cruce entre el y algún crimen. Unas, al azar, recientes, de un diario Por eso parece claro que habría que hacer perio-
periodista y el etnógrafo urbano: mo- prestigioso, gallardete y pendón del Reino de España: dismo contra la demanda más primaria del público:
delo de escritor que, desde Kracauer 1. Así son las actrices porno sin maquillaje. contra el público. Que periodismo no sólo es contar
y Arlt, viene horadando las fronteras 2. Enterrada 9 años rodeada de hormigón y cuatro las cosas que algunos no quieren que se sepan. Que
entre ficción y realidad, asumiendo camiones de tierra. periodismo es, cada vez más, contar las cosas que mu-
las formas ordinarias de la lengua, po- 3. Los diez chicos malos más sexis de Hollywood. chos no quieren saber.
niendo en relación el mundo de arriba 4. Las diez mujeres más poderosas y sexis del fútbol. Porque creen que no les interesa. Porque no se pu-
y el mundo de abajo. En el pasaje de 5. Científicos cambian desde el presente lo ocurrido sieron a pensar en ellas. Porque nadie se las contó bien.
la forma sustantiva (crónica) al adje- en el pasado. Es la opción de la crónica.
tivo, las cuestiones crónicas vienen a
señalar un problema muy arraigado y
que apremia desde siempre: la astucia
para transferir una experiencia sensi-
ble excediendo las formas instituidas
Clásicos o polémicos Operación masacre, Rodolfo Walsh
La noche de Tlatelolco, Elena Poniatowska
hasta transformarla en experiencia viva Aguafuertes porteñas, Roberto Arlt Viajes de un cosmopolita extremo, Rubén Darío
de una cultura. Descubrimientos, Clarice Lispector Camino hacia una tierra socialista. Escritos de viaje, César Vallejo
Una excursión a los indios ranqueles, Lucio V. Mansilla Noticias de un secuestro, Gabriel García Márquez
10. Y todo el resto es literatura. Viajes, Domingo Faustino Sarmiento El nuevo periodismo, Tom Wolfe
Periodismo todoterreno, Enrique Raab Bajo el signo de Cibeles, Alejo Carpentier
: Rector: Carlos Ruta. Director Lectura Mundi: Mario Greco. Edición general: Sonia Budassi. Colaboran en este suplemento: Mónica
Bernabé, Cristian Alarcón, María Sonia Cristo , Carlos Ruta, Martín Caparrós.
IV | REVIEW