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Los bocetos de Conrad Martens: entre el paisaje y la cartografía.

¿Representación o construcción
visual del espacio?
Eduardo Elías Gómez
Posgrado en Historia del arte, UNAM

Sucesivas a lo largo de los siglos posteriores al descubrimiento del continente americano, las
expediciones con objetivos científicos y de exploración de estas tierras dejaron a su paso un enorme
testimonio de los intentos racionalistas y europeos de aprehender y describir la realidad americana;
pero también, quizá de manera involuntaria, dejaron en los diarios, compendios y libros emanados de
ellas, registro de las particularidades miradas europeas y cientificistas que sus actores posaron sobre
los sujetos y realidades del “Nuevo Mundo”. Desde Magallanes hasta Malaspina o Mociño, las
miradas buscaron siempre asentar visualmente aquello que trataban de explicar.

En la primera mitad del siglo XIX tuvo lugar una expedición inglesa a las costas de Sudamérica que
décadas después se volvería mundialmente conocida por haber incluido entre sus participantes al
hombre que sería un paradigma en la ciencia moderna: Charles Darwin.
La expedición del HMS Beagle, a cargo del Capitán Robert Fitzroy tenía lugar en los albores del siglo
XIX inglés; su objetivo consistía en concluir y mejorar la cartografía en el extremo sur del continente,
Tierra del Fuego, labores iniciadas un par de años antes por el mismo barco al mando del Capitán
Philip Parker King. Sin embargo, el registro visual de este largo viaje alrededor del mundo (1831-
1836) resulta llamativamente reducido. La primera publicación de los resultados de la expedición
tuvo lugar en 1839, “The narrative of the voyages of H.M. Ships Adventure and Beagle”, tres tomos
en donde asentaban la relación de la primera expedición del Cap. P.P. King, el diario de Fitzroy y el
de Darwin. De esos tomos, los volúmenes correspondientes a Fitzroy y King se encuentran ilustrados
por numerosos grabados, paisajes en su mayoría, atribuidos a un pintor inglés, Conrad Martens.

Conrad Martens fue el segundo ilustrador a bordo del HMS Beagle, sustituyó a otro pintor inglés,
Augustus Earle, quien abandonó la expedición debido a problemas de salud. El registro visual de
Martens siguió el recorrido del Beagle desde Montevideo en 1833 hasta finales de 1834, en
Valparaíso. De ese trabajo sobreviven dos cuadernos de bocetos que contienen la mayoría de los
dibujos preparatorios para los grabados que acompañarían la primera publicación de los resultados
de la expedición. Atender e interrogar la naturaleza de los bocetos y su relación con los grabados
finales puede permitir ahondar en el lugar que tienen las imágenes con la ciencia y con la actividad
cartográfica. La formación académica de Martens, cercana al romanticismo inglés, impresa en sus
dibujos y bocetos pone en tensión el uso y objetivo de las imágenes cartográficas. Como
representación de un espacio, la construcción de sus paisajes parece atender más a una conformación
visual artística que a una representación mimética supeditada a su encomienda cartográfica. ¿Qué
distancia media entre un boceto y un grabado hecho a partir de él? ¿Qué aporta lo “acabado” de uno
y lo “incompleto” de otro? ¿El soporte, la técnica, el detalle? ¿Su función?

Como otra arista del inagotable proceso de reconocimiento del espacio americano, los paisajes de
Conrad Martens permiten atender la compleja relación que hay entre la ciencia y las imágenes que la
acompañan, entre el paisaje como construcción estética y la cartografía como representación
científica.

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