Está en la página 1de 7

392

WADROS DI

con on padre; ni el padre quo contemp al hijo; ni Is madre quo


ye en Sc so contento, su orgullo y so
Wads! Nada so escapa a on furor
Esas.lenguas son coino el volcnn c o arroja an lava, an fuego
y su cenia, sin cuidarse de quo cain ii sobre ci boton. do rosa
quo crece a Ia orilla do un arroyo, bet ,ndo do an vapor an vida
y lozanfa; ni sobre In plants, tal vez iedicival, quo empieza a
extender sus ramos robustos y gallardi ; iii sobre ci árboi seen-
Jar bajo cuya soinhra, animales y viaj us han mitigado el can-
sanclo 7 calor que los abrurnaban!
Y qud media habrá contra esa cli e do mujeres 1
Desgraciadamente ninguno, a mi entender;. porque si no
haD valido Ins pláticas del sacerdote e el pálpit'o, Ill BUS conse-
Joe y arnonestaciones en ci confesona D mucho menus valdrá
este articulo en quo no so lea amenaza on ci inferno.
Sin embargo, yo no desespero; pi sconfloen que, silas ya
enpallecidas en eec oJicio no so comic dan, Is nueva geieracion
de minas, de jóvenes senoritas de cada laic, huiráu do ese detes-
table vicio que las afeará mae quo Ia vi ela yquo In lepra; puce
si estas corrornpen el cuerpo (ulicatne :e, aquel,, infiltrándose en
Is sensibilidad, purisimo manantia c I corazon, y en ci alma,
depOsito santo de In caridad cristiana, venenará sue nobles son-
timientos, sue ideas generosas!
Y entónces, ay do elks! porque fin no creerán ni en Is
virtud, ni en Is caridad, ni on is religi
A ceo abismo horroroso tienen q conducir nun veivana y
turn kngua mal etnpleadas!
Howe MADRID.

VIAJE A ORIENIE.

Is4TRODLJCCION.—DE MEDELLIN A MARGARITA.

I
Existe en la Arndrica latina, entre las ramificaciones de Ia
cordillera central de los Andes, hácia los sois grados do latitud
boreal, un hermoso valie, do cerca de seis leguas do longitud y
chico de anchura, recorridu do eur a horte por un pequcuo rio
Y RZLACIODU øi visit 396

que se desliza silencioso sobre arenas aurffera, yendo a perder-


se en ci Cauca, que so une a Ia vcz con ci Magdalena, pan con-
ducir sus ngua. at Atlántico.
Colocado en el centro dc Ia zpna intertropical, y elevado 1,500
metros sobre ci nivel del Ocdano, goza éunstantemente de una
suave ternperatura, quo le proporciona los encantos de unit pri-
maven eterna. Su cielo, do un bel!fsimo azul, sóIo se ye cob-
rearse con los rosados tintes do Is aurora, vestirse de nUbecillas
blancas
I
como nieve, 6p engalanarse con los brillantes festones de
purpura y de oro quo deja ci sol at hundirse en el ocaso. Mas,
qud rants son ahi las tempest.ades!
Las montanas quo to circunvalan, coronadas de bosques y
azulencas par la distancia, tienen sus faldas sembradas de casitas
blancas, que ya ac perciben en mediu do las rozas, ya 80 confun-
den a to hSjos con los ganados. De SUB vertientea brotan mu
fuentes cnstaiinas, que no teniendo el estlo rigoroso que las se-
que, ni el invierno que las hiele, corren perennes, siempre fres-
cas, siempre bulliciosas, siemre sonoras. Los árboles jamas
pierden sus hojas; las fibres ostentan por doquiera sus riqulsi-
inas corolas, y nunca niegan on perfume; y bandadas do piSjaros
do vistoso plumaje y armonioso canto, saludan cotidanamente at
aol en on nacer. at
Varias aldeas do risueno aspecto, sentadas en torno pig de
las cordilleras, se avanzan hácia el ilano, que, todo cultitado,
muesta acá y acullá innumerables granjas diseminadas en
iimpias praderfas cubiertas do roses y do bestias, 6 campus de
scmentcras di yidldos en cuadros de diversos colores, quo apare-
ccii It to ldjos como alfombras, en que contrasta el verdor inten-
so del follaje del maiz con ci amarillento de Is can do azácar,
y ci tinte indefinible do los yucales con el oscuro do Jos platana-
lea y €1 cafi; y en el fondo so descubren inanchones do arbole-
das, cargadas en todo tiempo con los rápidos frutos do los tró-
picos.
Eumedio do eats campina, junto 6. Ia mItrgen derecha del
rio, extiende sus reales Medellin, pequenapore bermola ciudad,
atravesada por un arroyo quo desciende do la montana, corriendo
sobre piedras y formando blancas espumas.
Ademas do la amenidad del paisaje, BUS cailes rectas y asea-
das, Bus habitaciones alegres, espaciosas y cómodas y sus hellos
jardines, contribuyen S hacer do ella unit mansion agradable. .A1lf
so enlazan las producciones do todas las zonas, se obtienen ]as
fibres de todos los climas. Al lade do la palinera quo yergue al-
tiva an SaUl y mèce su penacho en Jos aires, crecen la violets.
Sk ctt*flog DI OGGrUlIUS
humildd y ci fragante tine). Junto al natanJo p ci liznoneto del
Asia pt_c embalsaman el ambiente con sue azahares, so eticuentran
ci heliotropic de los Andes peruanos p Is caUndula do Is Euro-
pa boreal. Tambien se di ahl ci jazmin do Is Arabia, como ci
rodadendro do los Alpes; los rosales 4 Bengali, comb los Iris do
Alernania; los gerinios do Is Buena EsperanzL como lea calceo-
larias de nuestros piramos. Tantjñeii florecen el nard q y los
66nv6lvulos del litoral, con ci rosad6 lirio y Is blanca azucena
do Las cordilleras.
Los habitantea de toda esa comarca afortunada son general-
monte notables por so moralidad, Is snciliez de sue costumbres,
y inn is bonded do su caricter, que as comb un reflejo de Is
suavidad del dims, de Is arinonfa de lo g elemeutos naturalea.
Dcsdendient.ea do los Castellanos quo descubrieron p coLonizaron
el pals, lea heredaron sus creencias, l k fd católicá, quo han eon-
sorvado intacta y quo cultitan nan cod fervor. Elba podrian do-
cit corno el pueblo do Israel: " Nowdtros sornos felicea, porque
Consenamos lo quo agrada al Senor."
En tea sociedad nacieton y ban vivido mis padret y alit,
enmedie do ins caricias maternales, en ci regazo de Is qua duet-
tue boy an el aepnlcro, adquirl yo, desde temprano, lea sisrn
enseflanzas. Ah! i con qué ternura hie hablaba ella del Nifto
Dios y su pesebre! Con qué emocioh do los cuedroi sangrien-
tOa delaPasion de Cristo ! icon quéfey con qudesperdnzade
1* fleairrocdion gloriosa 7 do ]as pro mesas Laos escogidos! La
Slat filosofla do too sabios, los vanos uidados del ftand it to-
ftette de lea pasiones desbordads, potrian shogar an el Codim
bumano los sentimientos religiosos quo nun buena mddre graM
On ad millet; pew botrarlos completamcnte jamat A Ia mendr
tregua, al menor contratiempo, a Is priticra defeccion, ci hombre
tolveri sobre at, p entánces ese g6rnen do virtud, eonio ntis
plauta ivida do mob, crecerA do nuej'o p oxtendert sus Woes.
Nunca serA excesivo el cuidado quo pongan Ins madres en
Inctilcar S ens hijos, desde Is infancia, vivos sentimientos do pie-
dad: A 611a be confiado Is Providencie In suerte do las soeids-
dM: cuss deben son, por 080 medic, Is incora de athvathoii 7 de
salud.
No es, puce, extrano quo con tales ideas 70 totifl desde
niflo, un vehemente deseo do visitar la Tierra Santa. 1 Qad eb-
tszon cristiano no habri latido aIguna vez con entusiasmo, via-
jsndo an g05 ensuefios por aquella cointime l Ah I (Juins to-
tes elevAndese mi alma an lea alas dl pensainiento, babia era-
Bandit, dsp. U, v, U.
T ULACIONfl Dl VlSfl. SOS
tdo lei crests encrespadas de los Andes, surcado lo g mares,
atravesado los desiertos, 4 ido a sentarse baja 'as cedros cente-
nariós del Libano! Mis de una vez hthia recorrido yo con Ia
imagination las playas del Jordan y banadome en sus aguas
bibia vagado pensativo pot las riberas del lago de Jeuezaret,
tisitado ci Huerto do las Olives, subido a! Tabor y orado reve-
route sobre el Gólgota, en ci tepuicro del Hombre-Dios!
Largos aflos ban pasado desde entónces. i Cuántas dulces
iluswnes de esa edad ventnrosa se han disipado ante mis ojos
como niebla calentda por el sol! Muchas di las belles fibres qua
habia entrevisto ml fantasia juvenit, ban caido deshojadas y mar-
chitas a mis pi4s! Quedébame, sin embargo, ese sueflo querido,
ese proyecto quo yo acaricid; y llegô pot fin el dia do vet reali-
zar an cumplimiento.
II

El 15 de Febrero de 1868, abandonaba yo ci bpgar pater-


no, pan encaminarme S Europa, do donde debia poser A Sida.
En dos horas Ilegud I Ia cumbre de la serranla, hicia ci borde
oriental, de donde contempl6 par on mainento el herinoso pato-
rama del valle, que iba ya S porder de vista. Me hallaha sélo:
is atmósfera impregnada del aroma do las fibres silvestres, traia
£ mis oldos la voz confusa de los insectos, ci susurro do is liSa
entre las hojas, y ci murmurio cadencioso de las corrientesd c-
yes ondas veja yo descolgarse en ueflas cascades, y envid Ni
los air M' inezelado con ese rumor relas selves, ml áltitnos,afeo-
t.os . los sêres que me eran queridos. No sabia silos volveria
A vet!
Desdeque se deja ci nile de Medellin, dirigidndose bAcia
date, so martha par Ia alto de Is cordillera, quo aunque acciden-
fads, cruzada pot cuestas y canadas en todas direcciones, vi
siempre descendiendo, deprimiéndose sucesivamente, Lasts it 4
tercuinar en las vegas ardientes del Magdalena. En su principlo
SC eleva a! nivel de la zone fria, cuya vegetation caracterizan lus
belechos arborescentes A manera de palmas, los meiAstomas do
corolas matizadas, los amarrabollog, cuyas lindas fibres claman
por un nombre mIs po4tico, y el vistoso dunce, que con sus to-
ass de ow esmaltaba ci verde ropaje de los sotos.
El aire fresco y penetrante do esa region vigorizaba mis
pulinones, despejaba ml espiritu y disipaba en parte ese vago
sentimiento do melancolla quo el principlo de todo viajo haoe
nacer. iMpidamente avaotaba en ml damino; pero do vex on
396 CVADtOS DE COSTUW3RU.

cuando, como la mujer do Lot, dirigia Ls ojos haS atras. Pron-


to recorri Ia attn planicie, cubierta ab pastos y reses, en quo so
balls. Ia pequefla ciudad de Rionegro sentada entre fibres: atif
vI por Ia primera vez ci rio Nare, do perezoso curso, quc veinte
leguss despues volveria a saludar. Ms adelante, graciusamente
situada enmedlo de colinas. so lialla Marinilia, quo ci patriotis-
mo de twa hijos le ha hecho nobleJ En ci segundo dia so en-
cuentra colocado enmedio do dos der ros ci alegre pueblo del
Pertol, y Mete leguas inás aiM, en u'rn hondonada montuosa, Ia
aidea do San Oárlos.
Hasta aquf ci terreno aparece mks 6 mnos cuUivado por
todas partes: 6 bien con limpias dehesas que alimentan los ga-
uados, y potreros ilenos de muladas, 61 sernenteras adornadas con
]as blancas espigas del mafz: mks adelante se yen Ins casitas do
los montafleses, colocadas en ins falda8 enmcdio de los empra.ii-
zados. A su iado, ci bosque espeso reonaba al oir ci hacha con
que ci robusto labrador lo descuajaba, distrayendo sri cansancio
con alegres cantos; los terneros brAmaban en el amarradeto,
mientras quo la niujer y ins hijñs, oficiosas como ci hombre, so
ocupaban on ordenar, y los cbiquiI10 jugueteaban tiritando do
frio, pues so veia In neblina flotar en' guedejas desde las copas
blanquecinas del yarurno. ; Bellas escnas de la vida campestrc,
quo ci corazon sensible no podia caitar!
Pero, con ezcepcion de Is peqiefla parroqula do CanS,
quo so encuentra a una jornada mu 4114, tudo to demas estA de-
sierto: in naturateza abandonada a si misma, recupera todo an
imperio, y ci viajero so ye precisado t recorrcr sulit.ario mu do
catorce leguas, entregado a las meditaciones que le sugiere cat
imponente espectAculo.
Cuando par alguna do las frecuentes ondulaciones del cami-
no yo ttegaba a cotocarme en una altdra, vein a mi airededor co-
mo un vasto océano do vvrdura, do eb vegetacion exhuherante
y vigorosa quo es sólo propia dc Ia boa tórrida. eritrinas quo
habian perdido sus hojas para cubrir4 de fibres, aparecian a Jo
ldjos como un fotlaje de fuego, midntras ]as cassias silvestres, des-
hojadas tambien, se vestian con ci roprje amarillo de sus p&alos;.
Arboles coiosates nacian do -las cana4as profundas y cast iguala-
ban en attura los cerros; gruesos bejucos, It manern de cables
enlazaban sus ramas, formaban columios y brindaban una sávia
fresco at sediento transeunte, It ia vS que ci drbol de la vaca Jo
convidaba con so sustancioso jugo; ci alor de las rcsinas y los
bItisamos se exhalaba de los troncos agrietados y ni ei . mcnor ruido
turbaba ci silcncio majestuoso de esoS J)tltajCS.
I nLACIONES DE VIAJE. 897
Cuán(.as riquezas, cuántas maravillas so ballaritn sAn SC-
puutadas en esas soledades, aguardaudo al naturalista afortunado
que rasgue el velo y que las muestre at mundo, para alivio de la
humanidad, gloria de Ia ciencia, adelanto de lea ciencias y ci co-
mercio! Ah! i quidn diera it la patria largos aflos do paz que
consolidaran sue instit•&ciones y permitieran arraigar en nuestro
suelo los progresos de la sabia Europa! i Qulén le hiciera vol-
ver esos dma fetices en que los Mittia, los Oáldas, los Zeas, los
Lozmnos, los Valenzuelas y Restrepos tegian para ella, eon las
manos do Ia ciencia, esa espindida guirnalda quo so marchitó
con ci humo do las batallas y so anegó en lasangre do los putt-
hubs!
En cuatro dies y rnedio so recorren las treinta leguas do ca-
mino quo separan it Medellin del pueblo de Nare, situado it la
derecha de la desembocadura del rio del mismo nombre, sobre
Is mitrgen occidental del Magdalena. by estit reducido a unas
pocas cases pajizas alineadas en dos cables inmediatas it Ia ribera,
sin iglesia y sin pdrroco. Un Corregidor representa alIt la auto-
ridad poiftica y judicial. Hay unit oficina nacional de correo8,
destinada it establecer las comunicaciones del Estado do Antio-
quia con el centro tie Ia RepAblica, con las costas del Atlitotico
y Europa; y aunque en (al paraje, so halla administrado por tin
excelente funcionario, hombre de instruccion que ha tenido la
filosofla bastante para haflar acomodo en un humilde tugurlo.
El terreno Ilano y cenagoso de esa tocalidad exhala en abundan-
cia emanaciones miasmiticas que hacen enddmicas ]as fiebres
patudianas. So elevacion sobre el nivet del mag es do 163 metros;
su temperatura media 20 centfgrados.
El rio Magdalena, cuyo nombre indigena se ignora, Ileva
nan ci nombre quo be impuso so descubridor, Rodrigo do Basti-
das, en Marzo de 1502. Es el mayor do los do Nueva Granada,
y ocupa por el caudal do sus aguas el tercero 6 cuarto lugar en-
tre todos los do Ia Amtrica meridional Noce en Is cima do la gnu
cordillera do los Andes, al sur do P4yan, entre los 132 grados
do latitud boreal y it 3,956 metros do elevacion; y desde alit
corre, casi en Is direccion del meridiano, separando las cordille-
ras oriental y central, quo Ic surninistran numerosos afluentes,
para ir it derramarse por varins hocus en ci mar Caribe, entre
Cartagena y Santa Maria, haiendo recorrido ci pals en una ex-
tension do cerca do 300 leguas; y siendo navegable por buques
do vapor on inits do la mitad de su curso. Es, plies, nuestra
grande arteria nacional.
Me cinbarquá en eT Era do tardc: ci sob, próximo it ocul-
39$ CVADROS D3 COflSflfl

tame, ilurninaba hicia ml izquierda as azulaalas cordilleras do


Antioquis, quo su vegetation lozana engalanaba, y venia 4 roBe.
jar sus rayos do ore sabre Ins dormidas ondas del Nare, cups
spas fresqufairnas me recordaban con' agradable tristeza Ice gn-
tos dlitnas do donde habia salido y me representaban en sit in.
sensible curse Is it tranquilidad71'Is inapreciada paz qua allá
so gozo. Algunas ráfaps fugitivas do Is bn8a, escapndn tat yes
do too altos valics do Rionegro traianl hasta ml vagos aromas quo
me parecian conocidos. Si hubiera sido beta, babria creido per-
cibir affi los lejanos y amortiguadol acentoc de ann voz amiga.
Frente A Nare ci Magdalena f'dnna una pequena iota cu'
biorta do gramas, en quo pastan aIgums roses; de sill en adeisa-
to continda recorriondo, en curso ku a Snot tortuoso, pore
.iompro at norte, el dilatado nile. Ai occidente, aunque distant.
toe, 80 VCfl In cerranfas ada per large trecho, pain desaparecer
on seguida, reaparecer macho mis 'ljos d ir, A internarso en at
Estado do Bolivar. AL oriente, el e4acio no tione Ilmites: ci
alelo azul iba 4 confundirse en loutaflansa con ligerca cimuAis
qhe at erepáscuio veepertino teflia de' rose; grupos do perezosos
caimapos, tondidos do vientre sobre in arena, con In. boca snobs'
monte abierta, so calentaban 4 bc ttimoà resplandqres do Is
taMe, y grandes garzas blancas ypizitadas reposaban trnquilas
£ on lado, sostenidndose ott. sóIo una 'do sus largas paths. Parecu
quo aquellos habitadoros de In soldad, mis citerdos quo be
hombres, sabon disfrutar en pat do los beneficios del Creadur!
El rio continda enperrando isloths do vordura, mis 6 mince
extensos y frtilee. En sue orilLas. arestes y desapaciblos, abun'
dan too guarumos, las acacias y helicóuias: numerosos depdsit.os
de Iona as yen en una y otra ribera, r 4 an lade ci humikie ran-
cho del duane, qüe vive do ese trifieb con too vapor.
Per muchas beguas do extension, of psisaje no vans: In
misina vegotacion, lea mismos cuadros; solamente quo per Ian
niaflaaa, las garzas y ninnerosas variodades do paths cubren Ian
playas anegadas, y too mops y migp i hacen resonarla seiva con
sq bulliciosa algazara....
Poaw6 Au sue.

FIN.

También podría gustarte