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TRABAJO TEÓRICO-PRÁCTICO INDIVIDUAL

Tema escogido: Condicionamiento y Adicciones (Drogodependencia)

RESUMEN
En este trabajo se intentará explicar qué papel desempeña el condicionamiento clásico y
el operante o instrumental respecto a la adición del alcohol. Para ello, y con la intención de
conseguir una mayor comprensión sobre el tema elegido, se tratará de desarrollar, en primer
lugar, algunos contenidos teóricos que sirvan de base para facilitar su entendimiento. Así,
cuestiones tales cómo, ¿qué es una adicción, cómo se origina y por qué? serán objeto de
análisis en el presente trabajo. Una vez vistos los conceptos base, se pasará a desembrollar
el proceso que envuelve a los “tan conocidos términos” de condicionamiento clásico y
operante. Igualmente, y para su completa comprensión abordaremos conceptos tales como
habituación y tolerancia a la droga dónde se hará imprescindible analizar el funcionamiento
y proceso que postula la teoría motivacional del proceso oponente (Solomon y Corbit,
1973, 1974).

Por último, y tras exponer las bases teóricas, se planteará un experimento dónde se reflejará
de forma práctica cómo influye el aprendizaje asociativo en la adicción, alterando el
equilibrio natural del organismo y, por ende, la conducta de las personas. Todo ello,
entendido desde la óptica del condicionamiento clásico y operante. También se
mencionaran someramente, algunas técnicas que pudieran ser de aplicación y ayuda para
superar el problema de alcoholismo que sufre la persona.

INTRODUCCIÓN
Comenzaremos haciendo alusión a la definición que establece La Organización
Mundial de la Salud (OMS), (Thomas F. Babor y otros 2001) sobre la adicción o
dependencia, entendiendo ésta como “un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos
y fisiológicos que pueden aparecer después del consumo repetido de alcohol (p.5)”. Así,
podríamos entender el término “dependencia o adicción” cómo aquel qué se manifiesta a
través de un intenso deseo por consumir alcohol. Las consecuencias de dicha manifestación
obstaculizan la capacidad del adicto para controlar el consumo llevándolo a persistir en el
mismo aunque ello suponga el acarreo de graves consecuencias que derivan en perjuicios
tanto en su salud física como mental.

¿Se podría determinar el momento preciso en el que comienza a originarse la adicción?


lógicamente, la respuesta es no, pero sí se sabe que para que se produzca una adicción
deben confluir una serie de características, a saber, debe existir tolerancia a la sustancia (es
la necesidad de consumir dosis cada vez mayores para alcanzar el efecto deseado), debe
haber síndrome de abstinencia (son los molestos síntomas que se producen con el cese del

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consumo) y por último debe haber una falta de control sobre el consumo de la sustancia (es
decir, la administración de la misma con mayor frecuencia o cantidad de la que se desea).

Partimos de la base de que el consumo de cualquier tipo de sustancias se realiza


inicialmente de forma voluntaria. Con el tiempo, este hábito controlado se convierte en una
pauta de comportamiento que se encuentra fuera de nuestro control, es a partir de ese
momento cuando podemos hablar de adicción. Cualquier pauta de comportamiento que se
escape a nuestra decisión es considerada una dependencia. En este caso, vamos a estudiar
en profundidad la forma en la que se establece el aprendizaje mediante condicionamiento
de la adicción, enfocada particularmente hacia el alcoholismo.

En definitiva, la adicción implica, un intenso e irresistible deseo de beber, un


comportamiento de búsqueda compulsiva de alcohol, el desarrollo de la tolerancia y la
dependencia.

CONCEPTO DE HABITUACIÓN, TOLERANCIA Y DEPENDENCIA


Las primeras definiciones del concepto de habituación aparecen reflejadas en el
suplemento 165 del Public Health Repon, Himmelbach (1937), en el que se describía la
habituación o hábito, como «el fenómeno “psíquico de la adaptación y el condicionamiento
mental a los repetidos efectos de una sustancia determinada». Dicha definición
extrapolada al ámbito de la adicción, podría ser interpretada cómo la capacidad que
tenemos las personas para adaptarnos a los distintos cambios que se producen en el medio
ambiente. En otras palabras, la habituación sería el instrumento o mecanismo utilizado para
lograr dichas adaptaciones con éxito. Luego, podríamos considerar la habituación como la
disminución de una respuesta ante la presencia repetida de un determinado estímulo.

Para entender el término tolerancia, haremos alusión a lo referenciado por Goldstein,


Aronow y Kalman (1974) los cuales consideran que la tolerancia se produce por la
disminución de los efectos de una droga debido a las exposiciones previas o reiteradas a la
misma droga. Esto provoca en el adicto la no consecución de los efectos iniciales de la
sustancia consumida por lo que necesitará tomar mayores dosis para conseguir el mismo
efecto que experimentó al principio (citado en García, Barrientos, Ruiz y Miranda (2009).

O’Brien (1996), plantea en base a lo expuesto en el párrafo anterior, qué la disminución


de los efectos iniciales de la sustancia, se produce en el consumidor por no poder
experimentar con la misma intensidad el efecto de la droga, es entonces cuando el adicto
comienza a sentir síntomas de abstinencia. Así es como se da paso a otro proceso: el de la
dependencia, debido a la necesidad que se genera en el adicto de obtener el efecto inicial,
situación que le hace aumentar la dosis para conseguir el efecto deseado o también para
eliminar los malestares que derivan de la abstinencia (citado en García et al., (2009).

Para entender cómo funcionan estos conceptos en la práctica, haremos referencia a las
alusiones manifestadas por Siegel, Baptista, kim, McDonald y Weise-Kelly y Ramos
(1978, 1983, 2000, 2002) qué sostenían que la tolerancia a las sustancias adictivas, tenía
mucho que ver, con la asociación de los estímulos ambientales que se encontraban

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presentes, tanto en el momento previo como en el coincidente con el consumo de la droga.
Dichos autores consideraron la tolerancia como un modelo basado en el condicionamiento
pavloviano. De esta forma, propusieron que la tolerancia a una droga es una respuesta
condicionada que se da bajo ciertas claves ambientales (citado en García et al., (2009).

FUNCIONAMIENTO Y PROCESO QUE POSTULA LA TEORÍA


MOTIVACIONAL DEL PROCESO OPONENTE
En el manual Domjan se explica el funcionamiento y proceso de la teoría motivacional del proceso
oponente, M., (2011), (eds.), Principios de aprendizaje y conducta (pp 60-63). Madrid: Paraninfo.
Según esta teoría formulada por Solomon y Corbit (1973, 1974), alude a que el organismo
tiene como función principal mantener la estabilidad emocional de los humanos, se trata,
por tanto, de una teoría basada en el equilibrio.

Del contenido de la teoría se deduce lo siguiente: si nuestra estabilidad emocional se viera


amenazada por la presencia de un estímulo que activara una respuesta emocional,
produciendo con ello, un desequilibrio en nuestro bienestar, entonces, aparecería otro
estímulo emocional que corregiría la descompensación generada por el primer estímulo.
De esta forma, quedaría restablecida la homeostasis natural del organismo,
devolviéndonos a nuestro equilibrio emocional.

Tal y como argumentan García, E., Mendieta, S., Cervera, G. y Fernández, J.R. (2003),
(eds.), Manual SET de Alcoholismo (pp. 28-33). Madrid: Médica Panamericana. El
funcionamiento de la teoría se sostiene bajo la premisa principal de que, es el sistema
nervioso el que organiza las respuestas sensoriales o emocionales. ¿Cómo lo hace?,
separando dichas respuestas en dos procesos coincidentes. Así, se podría decir que la teoría
se compone de dos procesos, el primero, llamado proceso primario “a” elicitado por un
estímulo incondicionado (EI) que produce un estado afectivo “a”, y cuya función sería la
dar una respuesta directa al estímulo presentado (EI); y un segundo proceso, llamado “b”,
o proceso oponente, elicitado por el proceso “a” y que se encargaría de frenar o
contrarrestar el proceso primario. Se produciría, por tanto, un estado afectivo “b” de sentido
contrario al estado “a”.
Ilustremos con un ejemplo, Juan, es invitado a una fiesta en la que se prepararán cóctel de
alcohol de distintos sabores de frutas tropicales. A su llegada, se encuentra con “viejos
amigos” que hace tiempo que no ve, así que comienzan a charlar y beber de los distintos
cócteles que estaban disponibles para su consumo. A medida que Juan, va ingiriendo
alcohol experimenta un estado de bienestar y euforia consecuencia del proceso “a”
elicitado, precisamente, por la ingesta de alcohol (EI). Juan, se lo pasa muy bien en la fiesta
y gracias al alcohol se siente desinhibido y alegre. Al día siguiente, tras finalizar la fiesta
y, al no estar presente el estímulo incondicionado (alcohol) aparece el proceso “b” en forma
de resaca o síndrome de abstinencia, así, el proceso “b” cumple con su función opositora y
de supresión, debilitando el fortalecimiento del estado eufórico generado por el proceso
“a”. Por tanto, se aprecia claramente, que el efecto y el estado placentero del proceso “b”
es antagónico o inverso al experimentado en el proceso “a”. El proceso “b” se fortalece con
las repeticiones, es decir, con la conducta consumatoria de beber cóctel con alcohol, sin
embargo, en el proceso “a” casi no se producen variaciones.
Además, el funcionamiento o dinámica del proceso oponente sostiene que los efectos
hedónicos del alcohol irán desvaneciéndose sustancialmente con la ingesta reiterada y

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continuada de éste. De esta forma, y a medida que transcurre el tiempo, el sujeto irá
desarrollando la adicción, con lo que el proceso “b” se verá fortalecido, produciéndose, con
ello, la disminución del sentimiento de euforia originado en el proceso “a”. Es por ello, que
cuando el adicto necesita ingerir alcohol para suprimir el síndrome de abstinencia y no
dispone de la dosis, empezará a sentir un malestar de mayor intensidad que el
experimentado al inicio de consumir sus primeras veces.
Es importante señalar, que el fortalecimiento del proceso “b” se dará siempre y cuando se
cumplan unos requisitos considerados esenciales y necesarios para que ocurra dicho
fortalecimiento. Estos son: la presencia de un tiempo de intervalo considerado lo bastante
corto entre las presentaciones del estímulo así como la intensidad y duración de exposición
al mismo.

La reacción afectiva primaria o proceso “a” se caracteriza por la experimentación del sujeto
de un estado eufórico o placentero, pero el consumo de una nueva ingesta hará que la
intensidad de bienestar vaya desapareciendo gradualmente, aumentando, con ello, en
fuerza y potencia, el proceso “b”. Se llegará, de este modo, a producirse el efecto de
tolerancia. De esta forma, el adicto necesitará, con más frecuencia, mayores cantidades de
alcohol para conseguir un estado hedónico pero no alcanzará nunca el estado inicial de
bienestar ya que la tolerancia se presentará cuando el proceso “b” se encuentre fortalecido.
Por ello, y basándonos en lo mencionado por García et al. (2003) se podría afirmar que
cuando se consume mucho alcohol con frecuencia, “…la respuesta emocional primaria del
proceso “a” se debilita y la post-reacción oponente se fortalece…”.

PAPEL QUE DESEMPEÑA EL CONDICIONAMIENTO CLÁSICO


EN LA ADICIÓN DEL ALCOHOL

Tal y como mencionan Sánchez, Ortega y De la casa (2008), “el condicionamiento clásico
se basa en lo que podríamos denominar el aprendizaje de señales”. Así, desde la
perspectiva del aprendizaje asociativo o condicionamiento clásico, la señal sería
considerada como un estímulo tanto interno como externo con funciones de pronóstico ante
sucesos que revisten motivaciones de especial relevancia.

El término condicionamiento clásico o pavloviano, se lo debemos al filósofo ruso Ivan


Petrovich Pavlov. Fue él quién lidero multitud de investigaciones empíricas que le llevaron
a descubrir, a través de varios experimentos realizados con perros, cómo éstos salivaban al
presentar estímulos en principio neutros, es decir, sin significado y sin valor motivacional
para los perros, por ejemplo, enseñar al animal una campana, de forma reiterada e inmediata
con la presentación de comida, esto hacia que el animal salivara como si de un estímulo
incondicionado se tratara (comida). Con éste hallazgo se llegó a la conclusión de que se
había producido una respuesta aprendida llamada, Respuesta Condicionada, ¿por qué
condicionada? pues porque a diferencia de la respuesta incondicionada que emitía el animal
cuando se le presentaba la comida, la respuesta condicionada tenía que cumplir ciertos
requisitos previos para que sucediera.

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Antes de adentrarnos en desarrollar cuál es el papel que desempeña el condicionamiento
clásico en la adicción al alcohol, definiremos los términos básicos que componen este
proceso de condicionamiento clásico, con el objetivo de obtener un mayor entendimiento.

Tal y como se recoge en el manual Domjan, M., (2011), (eds.), Principios de aprendizaje
y conducta Intervienen en el proceso de aprendizaje asociativo o condicionamiento clásico
los siguientes conceptos:

Estímulo Incondicionado (EI): es un estímulo “biológicamente significativo” que


desencadena una reacción refleja o automática (en la investigación de Pavlov, el EI sería
la comida).

Estímulo Condicionado (EC): se trata de un estímulo neutro, carente de valor


motivacional, no significativo. Podríamos considerar una gran variedad de EC, cómo
objetos, música y un largo etc.

Respuesta Condicionada (RC): la Respuesta Condicionada sería aquella respuesta


aprendida debido a la provocación del Estímulo Condicionado (EC). Por tanto, se podría
decir que la respuesta aprendida se produce porque el sujeto aprende tras sucesivas y
simultáneas repeticiones de presentación de los estímulos a asociar el EC y el EI. Así, la
simple presentación del EC causa que se manifieste la RC.

Condicionamiento apetitivo: es el tipo de estímulo utilizado para provocar el


condicionamiento. Es agradable y produce apetencia en el animal.

Condicionamiento clásico excitatorio: En el condicionamiento clásico excitatorio, los


sujetos aprenden una nueva respuesta al estímulo condicionado que es coherente con el
estímulo incondicionado.

Puede ser:

 Condicionamiento excitatorio-apetitivo: cuando el EI utilizado es agradable o


apetecible para el sujeto que realiza el condicionamiento.
 Condicionamiento excitatorio-aversivo: cuando el EI utilizado es desagradable o
aversivo para el sujeto que realiza el condicionamiento.

Condicionamiento clásico inhibitorio: Los sujetos aprenden a inhibir o retener una


respuesta condicionada; es decir, aprenden que un estímulo señala la ausencia de un EI.
A este proceso se le conoce como inhibición condicionada.

Seguimiento de señales o automoldeamiento: Por seguimiento de señales se entiende


la conducta de los animales de acercarse y contactar con aquellos estímulos que señalan
la disponibilidad de la comida en vez de la comida en sí.

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Una vez hecha alusión a los conceptos más básicos pasamos a explicar la influencia que
ejerce el condicionamiento clásico en las adiciones. En este trabajo, nos referiremos
directamente al alcohol pues es el tema escogido del presente.

Recordaremos que en la teoría motivacional del proceso oponente se explicaba que los
efectos placenteros del proceso primario experimentados por el sujeto tras varias ingestas
de alcohol, desaparecían dando paso al proceso oponente, luego, podríamos plantearnos la
siguiente pregunta: si los efectos de euforia y bienestar desaparecen, ¿por qué continúa el
sujeto bebiendo? pues bien, la respuesta a esta pregunta podemos encontrarla en el
condicionamiento clásico de Pavlov.

Ya hemos hablado en apartados anteriores del presente trabajo, cómo la manifestación


de la tolerancia puede ser debida, en un alto grado, a los estímulos ambientales que se
encuentran presentes en el momento y durante la administración de la ingesta de alcohol.
Desde esta óptica, se pronunciaban Siegel et al., (1978, 1983, 2000, 2002) desarrollando
un modelo de condicionamiento pavloviano de la tolerancia a las drogas citado en García
et al., (2009).

Procederemos, pues, a señalar someramente algunas de las evidencias experimentales que


apoyan a los investigadores citados en el párrafo anterior. Tal y como se afirma en García
et al., (2009) Mitchell y su equipo, llevaron a cabo experimentos sobre el desarrollo de
tolerancia a los efectos analgésicos de la morfina. Los resultados de dichos estudios
demostraron que el ambiente dónde se producía “la tolerancia” tenía un efecto decisivo ya
que ocurría lo siguiente: si la prueba a la tolerancia ocurría en el mismo lugar habitual o
mismo ambiente, acontecía la tolerancia. Sin embargo, si los ambientes dónde se realizaba
la prueba eran diferentes a los habituales, la tolerancia no se daba (Adams, Yeh, Woods y
Mitchell, 1969; Kayan, Woods y Mitchell, 1969), citado en García et al., (2009).

Al parecer, los datos obtenidos en la investigación llevada a cabo por Mitchell y


colaboradores, sobre la interacción ambiente-droga, eran difíciles de ser explicados por los
modelos farmacológicos tradicionales que, defendían a ultranza que era la exposición
crónica a las drogas la clave del desarrollo de la tolerancia ignorando, por tanto, el papel
que los estímulos ambientales asociados al proceso de consumo ejercían sobre el desarrollo
de la tolerancia.

Sin embargo, y a pesar de los resultados obtenidos por la investigación realizada por
Mitchell y sus colaboradores, fue Siegel, quien logró probar tras una investigación llevada
a cabo con varios grupos de ratas, que la tolerancia era producto del aprendizaje por
asociación entre los efectos que producen las drogas y los estímulos ambientales que
estuvieran presentes durante la administración de la sustancia. De esta forma, Siegel,
incorporó a través de un modelo de condicionamiento basado en las investigaciones de
Pavlov, la manifestación de que el consumo de una droga podía constituirse como un
ensayo de condicionamiento. Por tanto, en el momento en el que el sujeto se encuentra
dispuesto para consumir, los estímulos ambientales presentes ejercen el papel de estímulos
condicionados (ECs) y el alcohol funcionaría como EI.

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En definitiva, el desarrollo de la tolerancia al alcohol sucede porque los estímulos
condicionados (estímulos ambientales) asociados con el consumo de alcohol conducen a
una respuesta condicionada (RC) contraría a los efectos que produce el alcohol, luego, esta
respuesta condicionada opuesta, que fue denominada por Siegel, respuesta compensatoria
porque actuaba como debilitador de los efectos que provocaba el consumo de alcohol.

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2º PARTE DEL TRABAJO: PARTE PRÁCTICA

EXPERIMENTO
MÉTODO
Planteamiento del problema
En el presente trabajo, se analizará la presentación de un caso de evaluación y
tratamiento cognitivo-conductual de alcoholismo. Para ello, trataremos de exponer qué
tratamientos servirán de aplicación para el paciente, concretamente nos centraremos en la
descripción del tratamiento psicológico.

El paciente, objeto de estudio, presenta una serie de dificultades a nivel psicológico,


entre ellas se puede advertir déficit en asertividad así como en habilidades sociales
fundamentalmente. Este cuadro psicológico incrementa la necesidad del paciente de
apoyarse en el alcohol ya que, encuentra en el consumo, cierta fluidez y desinhibición a la
hora de interrelacionarse con los demás.

A lo largo de la terapia se pudo comprobar que existían otros problemas subyacentes,


originados, como consecuencia, del excesivo consumo de alcohol. A medida que el
paciente se enfrentaba a situaciones que le generaban ansiedad, para paliar el malestar que
sentía, incrementaba su consumo de alcohol, lo que derivaba en una cadena de problemas
que se iban entrelazando con “efecto dominó”. Así, se pudo observar problemas de toda
índole emocional: conflictos con su pareja e hijos, discusiones en el trabajo, baja
autoestima etc.

Sujeto
Se trata de un varón, Juan, de 45 años de edad, tienen un nivel de dependencia media
y severa al alcohol. Acude a consulta por presión familiar, concretamente de su pareja.
Según cuenta ésta –que acompaña a Juan en la primera sesión- “la situación en casa y en
la convivencia del día a día se hace insostenible, ¡no puedo más!, o cambia o lo dejo
definitivamente”. Juan y Marta, tiene 2 hijos de 16 y 20 años respectivamente. Él es
Subdirector económico de una multinacional y su pareja ejerce como trabajadora-social en
un centro de menores de exclusión social. Su nivel socio-económico es medio-alto.

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Historia del problema y evaluación a través de entrevista
En la entrevista inicial, Juan cuenta que su “coqueteo” con el alcohol comenzó en su
adolescencia. Se define como introvertido y “vergonzoso”, así que, al descubrir que la
ingesta de alcohol le hacía sentir más desinhibido y con más facilidad para interrelacionarse
con los demás, fundamentalmente con las chicas, no dudo en hacerse consumidor de fin de
semana, sin reparar, lógicamente, en los perjuicios que el alcohol podría ocasionarle, tanto
a nivel físico como psicológico.
Dice Juan, “cuando bebía alcohol los fines de semana, lo último que se me pasaba por la
cabeza, era que esa práctica se podría convertir en una adicción, al contrario, creía que
gracias a los “cubatas” que bebía, podía hablar con las chicas y “ligar” sin ninguna
dificultad, cosa que sin el alcohol, me veía incapaz de poder hacerlo, así que lo incorporé
cómo algo beneficioso en mi vida.”
De esta manera, conoció a su pareja. Al principio, Marta no advirtió problema alguno
cuando veía a Juan consumir de forma excesiva alcohol durante los fines de semana, pues
es así como lo conoció, por tanto, consideraba normal la situación. Fue, más adelante,
cuando la relación comenzó a consolidarse y la pareja se casó, que Marta, empezó a darse
cuenta que las cosas no iban bien. Juan, bebía cada vez más, la frecuencia del consumo ya
no se reducía a los fines de semana, consumiendo también cuando le acuciaba cualquier
exceso de responsabilidad cómo por ejemplo, problemas en el trabajo o con sus hijos.
Al parecer, y según cuenta Marta, los dos últimos años se han hecho insoportables. La
dependencia al alcohol es patente, llegando tarde a casa y poniendo todo tipo de excusas
tal cómo que ha pinchado la rueda del coche, qué se ha encontrado un viejo amigo y
estuvieron charlando y un sinfín de mentiras más que lanza tratando de esconder la realidad
y así no tener que enfrentarla.
Sus hijos comienzan a darse cuenta de lo que le está sucediendo a su padre y se quejan de
su conducta, les avergüenza que se comporte de ese modo, así que, una vez más, surgen
nuevos conflictos familiares como consecuencia de los problemas de alcohol que sufre su
padre.
Los datos aportados por Juan y Marta en la entrevista inicial (realizada por separado,
lógicamente) confirman, que el consumo desmesurado de Juan, ha derivado en múltiples
consecuencias, entre otras se destacan las más importantes:
Su círculo de amistades se ha reducido considerablemente, ya que, él siente que le han dado
de lado, sin embargo, no es capaz de reparar en su parte de responsabilidad al respecto de
dicha situación. Por otro lado, las relación de pareja se ha visto seriamente perjudicada,
concretamente, ya no mantienen relaciones sexuales, según cuenta Marta, porque “no
soporto realizar el acto sexual cuando se encuentra ebrio, que es la mayoría de las veces”.
En el área laboral, también presenta problemas, ya que, derivado de su malestar, producto
del síndrome de abstinencia, se encuentra mal, con vómitos, temblores y otros síntomas
que le hacen poner excusas a su jefe para no acudir al trabajo. En varias ocasiones, incluso,
se ha cogido bajas laborales de larga duración. Cuando no está de baja y se encuentra
trabajando, Juan se siente torpe y con gran ansiedad, manifestando síntomas tanto físicos
como psicológicos que le hacen no desempeñar su trabajo adecuadamente. Su jefe ya le ha
llamado varias veces la atención.

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Instrumentos de Evaluación
Se realizará en el paciente una evaluación de tipo cognitivo-conductual. Por tanto, para
evaluar los problemas derivados se utilizarán las siguientes técnicas:

 La entrevista conductual de Luis María Llavona, 1999, (citado en López-


González, 2009).
 La escala de asertividad de Rathus, formulada por Rathus, 1973, (citado en López-
González, 2009).
 La escala de ajuste marital de Locke y Wallace, 1959, (citado en López-González,
2009).
 El test MALT para diagnóstico de alcoholismo, (traducción de Rodríguez Martos,
1989), (citado en López-González, 2009).
 El BDI y auto-registros ad hoc de actividades cotidianas, así como de conductas
problema.

Tratamiento Psicológico
Los resultados de las pruebas de evaluación aplicadas al paciente (escala de asertividad de
Rathus, escala de ajuste marital de Locke y Wallace, test MALT para el diagnóstico del
alcoholismo y el BDI) confirman las patologías de base a las que hicimos mención en el
planteamiento del problema de este trabajo. Así, todas las pruebas de evaluación citadas,
dieron positivo.
Tras examinar los datos resultantes, se comienza la terapia con el paciente. El tratamiento
consiste en 5 sesiones individuales semanales repartidas a lo largo de 12 meses, más un
seguimiento a los tres meses, seis meses y al año, en función de los resultados obtenidos
de los distintos cuestionarios y escalas que se han aplicado al paciente.
Se tratará a lo largo de las sesiones y de forma gradual, enseñar a Juan a dominar estrategias
de comunicación. El objetivo de dichas estrategias se centrará en enseñar al paciente a que
aprenda a iniciar y mantener una conversación apropiada. Se pretende también que aprenda
a expresar sus deseos de forma asertiva.
Por otro lado, y respecto a los problemas de pareja e hijos, se pondrán en marcha técnicas
operantes de refuerzo positivo, dónde se destinaran varias sesiones tanto a terapia de pareja
así como familiar.
Para reducir el deseo de beber, se utilizarán técnicas que le ayuden a afrontar dicho deseo.
Concretamente, en esta terapia se le ensañará al paciente a manejar la técnica de
sensibilización encubierta que consiste en aplicar castigos positivos. Se pretende, con ello,
disminuir las probabilidades de recaer en la conducta y se hace a través de la presentación
de un estímulo aversivo imaginado justo después de haber imaginado la conducta.
Se le pregunta al paciente por las actividades de ocio que le motivan y que le gustaría
retomar si se encontrase con buena salud. En base a sus inquietudes y gustos, se le propone
una lista de 25 actividades afines a su perfil tanto psicológico como socio-económico con

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la finalidad de recuperar dicha motivación que le ayudará a alejarse del hábito adquirido
con el alcohol.
Se le propone a Juan, acudir a terapia de grupo dónde ex alcohólicos cuentan cómo se
rehabilitaron. De esta forma, se puede conseguir reforzar la conducta adictiva de no beber.
También se le propone, incorporar nuevas amistades, visitar otros lugares distintos de los
que habitualmente estaba acostumbrado y, todo ello, como estrategia de exposición a su
fobia social, a través de la cual se quiere conseguir que Juan, adquiera un nuevo estilo de
vida con hábitos saludables.

RESULTADOS
Se presentan en gráficos los resultados de los datos de evaluación pre-tratamiento, post,
y, en el seguimiento a los tres, seis meses y al año, con la finalidad de medir si el tratamiento
ha sido exitoso.

GRAFICO Nº 1 Puntuaciones obtenidas en la escala RAS de asertividad de Rathus.

Fuente: obtenida en López-González (2009). Evaluación y tratamiento psicológico de un caso de


alcoholismo.
GRAFICO Nº 2 Puntuaciones del sujeto en el inventario de Depresión de Beck. (BDI)

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Fuente: obtenida en López-González (2009). Evaluación y tratamiento psicológico de un caso de
alcoholismo.

GRAFICO Nº 3 Puntuaciones del sujeto a la escala de ajuste marital de Locke y Wallace

Fuente: obtenida en López-González (2009). Evaluación y tratamiento psicológico de un caso de


alcoholismo.

CONCLUSIONES
Si bien, Juan, no acudió a terapia de forma voluntaria sino obligado por su pareja (ya que
de no hacerlo, ella le pediría el divorcio), la evolución que ha presentado a lo largo de las
sesiones ha sido satisfactoria. El paciente ha cumplido con las indicaciones dadas en el
tratamiento psicológico. Hay que decir, que parte del éxito conseguido se debe al apoyo
familiar, más especialmente, el de su pareja que se ha mantenido a su lado, apoyándolo
durante todo el tiempo que ha durado el tratamiento. No se observa en los seguimientos
que el paciente vuelva a consumir alcohol a pesar de surgir oportunidades para hacerlo y
el deseo de beber, por tanto, consideramos que se está dando una evolución positiva
respecto al problema de adicción al alcohol del paciente.
No obstante, debemos ser prudentes ante el resultado del tratamiento ya que, en caso de
que se produzca una recaída, habrá que enfrentarla motivando de nuevo al paciente para
que se encuentre con fuerzas y el apoyo suficiente para abandonar la bebida. Es
fundamental, tranquilizar al paciente haciéndole entender que las recaídas forman parte del
proceso de recuperación (Marlatt y eitkiewitz, 2005), citado en Almazán, González y
Rocha 2012.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Babor, T. F., Higgins-Biddle, J. C., Saunders, J. B., & Monteiro, M. G. (2001).


Cuestionario de Identificación de los Transtornos debidos al Consumo de
Alcohol. Pautas para su utilización en atención primaria. Ginebra: Organización
Mundial de la Salud.
 García, E., Mendieta, S., Cervera, G. y Fernández, J. R. (2003), Teoría de la
habituación o del proceso oponente. Editorial médica panamericana (Ed). Manual
SET de alcoholismo. Madrid.
 García, T., Barrientos, I., Ruiz, R. I. y Miranda, F., (2009). Influencia del
aprendizaje pavloviano en la tolerancia y adicción a las drogas. “Revista
electrónica de psicología Iztacala”, “12”, 4, (121-136).
 Domjan, M. (2011). Principios de aprendizaje y conducta. Madrid: Paraninfo.
 Sánchez, P., Ortega, N. y De la Casa, L.G. (2008). Bases conceptuales del
condicionamiento clásico: Técnicas, variables y procedimientos. Universidad
Nacional de Educación a Distancia de Sevilla.
 López-González, F. J. (2009). Evaluación y tratamiento psicológico de un caso de
alcoholismo severo. Alicante.
 Almazán, G., González, M. y Rocha, M., (2012). Análisis del cambio en un
problema de adicción al alcohol. Estudio de caso. “Clínica y Saludo”. Versión On-
line ISSN 2174-0550 versión impresa ISSN 1130-5274. “23”, 1. Madrid.

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