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Había una vez una familia topo que vivía muy próximo a la guarida de un lirón.

Un
día el menor de los topos se acercó a la puerta del lirón y le dijo:

– Muy buenos días tenga usted Don lirón, mi mamá me ha mandado porque quiere
que usted le preste medio kilo de harina para hacer una pastel. A pesar de que
don lirón era muy tacaño le dio de muy mala gana la harina porque la señora topo
en varias ocasiones lo había ayudado.

Unos minutos más tarde volvió el pequeño topo a la puerta de don lirón para
pedirle medio kilo de azúcar. Esta vez don lirón no quiso acceder pero para no
negarse en vez de darle azúcar le dio sal.

Al llegar la noche don lirón volvió a sentir unos toques a la puerta, y cuando abrió
vio a la familia de topos completa y traían una torta y todos juntos dijeron

– ¡Muchas felicidades! Aquí le traemos este pastel que hemos preparado con
mucho amor para usted por su cumpleaños.

Don lirón se quedo muy asombrado al ver tal gesto y para demostrar su
agradecimiento accedió a comérsela después sin decir que la torta en vez de
azúcar tenía sal.

Moraleja: Si eres de esos que les gusta engañar a los demás, en algún momento
tu vas hacer engañado.

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