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Sebastián

Aristóteles
El ser humano está constituido por materia y forma

Materia es el ser como tal

Forma hace característico al ser

Alma logra animar al cuerpo

Por lo cual alma y cuerpo son inseparables

Según Aristóteles, el ser humano es una única sustancia compuesta de alma y cuerpo, que se
relacionan como forma y materia, y, por tanto, como acto y potencia. El alma es, pues, el principio
que anima al cuerpo. Esta concepción del hombre parece negar la inmortalidad del alma, pues la
considera inseparable del cuerpo. Como en la naturaleza hay tres grados de vida, existen también
tres clases de alma. El alma vegetativa se relaciona con la nutrición y la generación; el alma
sensitiva rige, además de estas funciones, el movimiento y la sensibilidad; por último, el alma
intelectiva abarca todas estas capacidades junto con el pensamiento y la voluntad.

En sí, para Aristóteles el hombre es un animal político, es decir, un animal que habla. Sin embargo,
contrariamente a su maestro Platón, para este filósofo el hombre es un compuesto entre cuerpo y
alma, siendo las dos fundamentales: el alma es lo que anima el cuerpo y son inseparables.
Aquellos objetos inanimados no poseen alma.

Para Aristóteles, sin cuerpo no hay alma y sin alma no hay cuerpo, así que cuando muere el cuerpo
muere el alma también. Sin embargo, el hombre tiene un fin, el cual es la felicidad

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