Está en la página 1de 2

María Lucia Quadrini

37.754.127

Juicio por jurados y perspectiva de género

Una docente, un colectivero, un empleado municipal, jornaleros, amas de


casa y personas desempleadas oyeron, juzgaron y condenaron a prisión perpetua a un
hombre que mató a su esposa a puñaladas.

En la práctica del derecho argentino, en donde la justicia parece –al


menos en el imaginario colectivo- estar conformada por juristas de renombre
pertenecientes a una cierta élite intelectual, la escena descripta podría ser parte de
una sátira.

Sin embargo, esas eran las ocupaciones de las personas que juzgaron a
Javier Ferrer, acusado de matar a su esposa a puñaladas. Aquellxs ciudadanxs lo
hallaron culpable del delito de homicidio agravado por tratarse la víctima de una
mujer y haber sido perpetrado por un hombre mediando violencia de género. (Art. 80
inc 11 del código penal).

A pesar de que el juicio por jurados resulte, quizás, ajeno a la


concepción habitual que se suele tener de la práctica judicial, lo cierto es que la
Constitución Nacional – desde su sanción - establece en 3 artículos 1que las
cuestiones que se sometan a juicio deberán ser dirimidas por jurados populares.

En los últimos años se evidencia en las provincias la progresiva incorporación


de este instituto a sus ordenamientos procesales penales. En lo que al fuero penal
ordinario respecta, esta modalidad de juzgamiento se realiza activamente en Buenos
Aires, Neuquén y Córdoba y prevé su inmediata implementación en Chubut, Santa
Fe y Entre Ríos. Por su parte, Río Negro y Chaco cuentan con normativa de forma
sancionada al respecto.

1
Ver Constitución Nacional Argentina: art. 24, art. 75 inc.12 y, particularmente sobre juicios
criminales ordinarios, art.118.
María Lucia Quadrini
37.754.127

En los últimos años se ha puesto en evidencia la lógica patriarcal que el


derecho en nuestro país reproduce. Ello, a través de la normativa que emana del
poder legislativo y, más aún, de las instituciones encargadas de resolver los
conflictos de los individuos.

No resulta extraño que uno de los problemas más significativos que enfrentan las
mujeres frente a los operadores judiciales sea la presunta falta de credibilidad en sus
dichos. (Frug 2006). En este sentido, ante la actual puesta en práctica de los juicios
por jurado, cuando los encargados de juzgar a sus pares sean ciudadanos legos,
podemos preguntarnos si dicha práctica se verá modificada.

A su vez, son jueces varones, en su gran mayoría, los encargados de resolver los
conflictos penales en los que una mujer se encuentra involucrada, sea como imputada
o presunta víctima.

Otro de las cuestiones más conflictivas para las mujeres que acceden al sistema de
justicia es la continuidad del proceso. Anualmente, pocos de los casos de violencia
de género judicializados llegan a tener sentencia y “esta situación explica en parte
que las mujeres afectadas tengan miedo de denunciar por temor a represalias del
agresor, en un contexto en el que la protección de su integridad (…) no queda
claramente garantizadas”. Esto último se suma a que “los tiempos de la justicia son
largos y se encuentran atravesados por procedimientos burocráticos que llevan
muchas veces a que las usuarias desistan de continuar el proceso judicial” (Teodori
2015) .

A través del análisis de diversas causas penales iniciadas por violencia de género,
llevadas adelante bajo el sistema de juicio por jurados, pretendo esclarecer, de modo
aproximado, si la intervención de jueces no profesionales torna más igualitaria
nuestra práctica judicial, atendiendo a las desigualdades estructurales que aquejan a
la mujer en estos contextos.

En suma, examinar con el grado de certeza acorde al presente trabajo, si el hecho


de ser juzgado por pares en un sistema democrático tiene como correlato una
expresión más respetuosa de la justicia, que permita a las mujeres resolver sus
conflictos de modo acabado encontrando un espacio más dignificante y protector.

También podría gustarte