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EL PAPEL DEL DOCENTE EN EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DEL ADOLESCENTE:

En un mundo cada vez más peligroso y violento, los niños y jóvenes están expuestos a mayores
riesgos y peligros. Los padres, a su vez, sienten que sus ocupaciones laborales los agobian
destinando menos tiempo a observar cómo se van desarrollando sus hijos y como van formando
su personalidad, sus valores, sus talentos… Los problemas se presentan tanto en los centros de
enseñanza públicos como privados; algunos de ellos cuentan con más recursos personales y
materiales para implementar un servicio de orientación y tutoría, pero en otros las limitaciones de
estos recursos son evidentes.

El diseño curricular asigna una hora en la carga horaria semanal para la orientación y tutoría. Es
indudable que trabajar temas tan complejos que se relacionan con la formación y creación de
hábitos de vida y de estudio de los estudiantes en una hora semanal es muy difícil. Por esta razón,
estos amp`lios temas deberían trabajarse transversalmente sacándole provecho a toda actividad
que en cualquier área de formación lo permita.

En otras palabras, hay que cumplir con una de las finalidades inseparables de toda función
docente: hacer efectivo su rol de orientador; rol que tiene diferencias con el de tutor.
Como orientador, el profesor debe apoyar la construcción de los distintos itinerarios de las
personas y las opciones que han de tomar respecto a caminos alternativos. En cambio, el rol de
los tutores más concreto: responde a la necesidad de educar personas concretas, particulares,
individuales, con problemas singulares y con motivaciones y características distintas una a otra. La
tutoría supone un acompañamiento al conjunto de alumnos de una clase y a la vez a cada uno de
ellos en particular.

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