Camarada, no me sorprende: su confusión es proverbial, mayor sin
duda (Vd. lo dice) que la del espurio chicharrón criollo en el panettone
cocoliche.
1. Se ve que Vd. sigue la tesis materialista de Pascal (con la que
acuerdo) de la "prioridad de la práctica": se termina creyendo de tanto insistir en la práctica de arrodillarse y rezar y rebolear el incensario. Pero, mi "práctica" navideña -desde antiguo hasta ahora- es otra: tiene que ver con el nada ascético banquete (symposio) y con los regalos que el Niño Dios nos deja con los zapatos y el sincrético Santa Claus en ese arbolito tan poco palestino; en otras palabras: puro materialismo.
2. Pero todo esto no pasa de un trivial malentendido sin importancia
alguna. Grave, en cambio, es confundir diciendo que San Pablo se convirtió al "cristianismo" (el camino de Damasco de la μετάνοια), cuando el "cristianismo" es una operación ideológica estupenda (casi "milagrosa") y un invento -pergeñados por San Pablo, un refinadísimo intelectual y político judío (como Jesús). Pues… Mientras Jesús nació en un chiquero en Belén, San Pablo en el centro cultural y comercial de Tarso (las verduras de la "estirpe de David" eran increíbles para los saduceos). Mientras Jesús era un "lider carismático" y un orador nacional y popular (sin duda genial y capaz de discutir con los doctores), San Pablo era además un rabino y un exegeta agudo y un maestro de la Ley. Mientras Jesús era un genio autodidacta, San Pablo era además un egresado de la Universidad de Jerusalén. Mientras que Jesús probablemente supiera griego, San Pablo, un intelectual helenizado, indudablemente lo conocía a la perfección, no sólo como lector de su literatura y escucha, sino como eficaz escritor de diatribas y tesis teológicas. Mientras que Jesús, el nazareno, era un carpintero, i. e., un artesano, San Pablo, el fariseo, era (además de empresario textil) un "dialéctico", un refinado profesor universitario (rabino y conocedor de todas las tradiciones de la Filosofía Griega, especialmente estoica) que inventa la Teología "cristiana" (los Evangelios no sólo son cronológicamente posteriores, sino dependientes de las Epístolas). Mientras Jesús era un judío que sólo hablaba ante unos judíos de cuarta (no a los saduceos, ni a los fariseos), San Pablo (un estoico), el Apóstol de los gentiles, les habla a todo los hombres de buena voluntad. Mientras Jesús era leninista (¿zelote?), San Pablo era gramsciano (según Horowicz). Mientras el judío materialista Jesús luchaba por el Templo (en definitiva un "lugar"), el estoico San Pablo "ubica" a Dios ubique, en el cada vez que se reúnen en su nombre. Mientras el judío Jesús es "folklórico" (aunque no incompatible con el universalismo), el estoico San Pablo, un universalista, entiende el mensaje redentor del "Cristo" como un mensaje salvífico para todos los hombres de buena voluntad. Mientras Jesús intervino en una interna judía de Palestina (¿algo más que un esenio?), San Pablo creó una religión universal (= una mentira de 2000 años es casi una verdad). Como dice Niezsche (a quien sigo), el "cristianismo" (tertium genus) es una creación teológica de San Pablo.
3. También confunde todo con el Argentinazo, insisto, una epopeya
nacional por antiimperialista. No es de buen cristiano juzgar moral y/o políticamente con el criterio de la utilidad (ante el tribunal de la consciencia moral) un acontecimiento o un acto moral; el cristiano no debe hacer cálculos de costo/beneficio. Tampoco es bueno confundir las vísceras: como lo enseña la historia de las revoluciones (y el materialismo), la más sensible de todas es el bolsillo, más que el cerebro y aun que el corazón (no ponga a nadie en el dilema entre perder el padre o el patrimonio). Tampoco hay que confundir el punto de vista del tribunal de la Historia: para valorar el Argentinazo hay que mirar desde abajo (desde donde se miran también los regímenes y los ideales políticos) y no de rodillas. Finalmente, confunde -como los fascistas clericales argentinos ("los piantavotos de Felipe II" según los dichos del General)- el fenómeno del nacionalismo y los Estados Nacionales. El nacionalismo es un "invento" de la Revolución Burguesa más que nada afrancesada que exasperan los países atrasados (Alemania e Italia). Los Estados Nacionales sepultan a la "Cristiandad"; los tres primeros: Inglaterra produjo un cisma; Francia se alió con el "Infiel"; la muy católica España saqueó Roma y encarceló al Papa todos porque privilegiaron el interés nacional contra los intereses de la Cristiandad. O se es nacionalistas o se es católicos (de katà y de hólos). Era Lutero, el que apoyaba al Absolutismo.
4. En fin, para conmigo confunde el sentido del consejo nunca digas
de esta agua no he de beber, porque es con la que te ahogas, cuya verdad y prudencia me consta personalmente. No creo, sin embargo, que de renegado y apóstata reincida en el catolicismo (del que siendo niño me liberé), aunque como Vd. festeje hasta tal punto los "domingos" que así también me llamo con uno de mis nombres, aun cuando se sepa que no se los dedico precisamente al Señor. Lo saluda en vísperas (insisto, sin afán de importunarlo) del Argentinazo, Gustavo A. Domingo Lambruschini