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Nerón, el reino del terror

Obsesionado por las


conspiraciones contra su
poder, reales o
imaginarias, Nerón
persiguió de forma
implacable a numerosos
miembros de la nobleza
romana. Acusados de
traición ante el Senado,
muchos de ellos fueron
obligados a suicidarse
10 de octubre de 2014

ROMA
NERÓN

EMPERADORES

LEER EL ARTÍCULO
1/6
El suicidio de Séneca
Este óleo de Manuel
Sánchez Domínguez
recrea el momento en que
Séneca se abre las venas
en el baño rodeado de sus
parientes y amigos. 1871.
Museo del Prado, Madrid.
JOSEPH MARTIN /
ALBUM
2/6
Un emperador despótico
Ambicioso y megalómano,
Nerón gobernó Roma
conforme a sus caprichos.
En sus últimos años se
sucedieron las conjuras y
rebeliones contra su poder
tiránico, pero el emperador
logró sofocarlas. Busto en
mármol de Nerón.
Araldo de Luca / Corbis /
Cordon Press
3/6
Nerón y Agripina
La relación entre Nerón y
su madre Agripina fue muy
controvertida. Al final,
Nerón acabaría ordenando
su muerte. En la imagen,
Nerón y Agripina. Anverso
de un áureo. 54 d.C.
Museo Británico, Londres.
BRITISH MUSEUM /
SCALA, FIRENZE
4/6
La Domus Aurea
El gran palacio de Nerón,
con sus ochenta hectáreas,
comprendía jardines,
fuentes, pabellones y un
lago, además de
trescientas habitaciones
decoradas con gran lujo.
PETER CONNOLLY / AKG
/ ALBUM
5/6
Amante de las fiestas
Este óleo, por Caesar van
Boetius, representa a
Nerón disfrazado como el
dios Baco. 1670.
AKG / ALBUM
6/6
El Foro de Roma
El Senado fue siempre
complaciente con los
caprichos imperiales,
aunque al final declaró a
Nerón enemigo público y
nombró emperador a
Galba. En esta imagen del
Foro romano, a la derecha,
el edificio de la Curia Julia,
sede del Senado.
AGE FOTOSTOCK
Nerón, el reino del terror
Durante los catorce años
que duró el gobierno
de Nerón (54-68 d.C.), el
Senado de Roma vivió un
ambiente similar al que
respiró el senado de
Estados Unidos durante la
famosa «caza de brujas»
instigada por el senador
republicano Joseph
McCarthy (1950-1956). Si
en este segundo caso
cualquier individuo con
influencia política o
mediática podía ser
acusado de «comunista»,
en el de Nerón todos
temían ser declarados
«enemigo del
emperador». Fue un
período de continuas
sospechas y condenas
políticas, de
conspiraciones y represión
despiadada, que terminaría
trágicamente con el
suicidio del emperador tras
haber sido declarado
enemigo del Estado por el
Senado de Roma.
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SABES SOBRE
EMPERADORES
ROMANOS?

Para entender el papel que


en este proceso
desempeñó el Senado hay
que tener en cuenta la
evolución política del
Estado romano en
aquellos años. En Roma,
el emperador no era
omnipotente. Su voluntad
tenía que ser ratificada por
el Senado, de modo que la
tensión de poderes y los
intentos por influir o
controlar a los senadores
eran constantes. El
Senado había sido la
quintaesencia de la política
romana: durante la
República fue el órgano de
gobierno central. Pero las
constantes guerras civiles
que sufrió Roma durante el
siglo I a.C. desembocaron
en el enaltecimiento de un
individuo, el
emperador Augusto, quien
recibió del Senado
numerosos poderes
especiales de manera
perpetua para acabar con
la guerra, garantizar una
paz duradera y mantener la
unidad de Roma.
A partir de entonces se
impuso un nuevo orden
político basado en la
primacía de una sola
persona. Aun así, durante
toda la época imperial, el
Senado mantuvo una serie
de funciones políticas
importantes: era el
encargado de elegir a los
magistrados, todas las
leyes tenían que ser
consultadas y aprobadas
por él, controlaba los
fondos públicos y era el
responsable de reconocer
los honores y decidir sobre
las cuestiones religiosas
que afectaran al
Estado. Un gobierno que
no tuviera en cuenta al
Senado tenía que chocar
necesariamente con él. Y
eso fue lo que ocurrió
con el emperador Nerón.
Al servicio del emperador
En la práctica, las
relaciones entre el
emperador y el Senado se
caracterizaron siempre por
un teatral cuidado de las
formas, y, de hecho,
aunque algunos senadores
se implicaron en conjuras
contra Nerón, la mayoría
de ellos tuvieron una
actitud conformista e
incluso de acatamiento
servil de las órdenes del
emperador. El Senado
sirvió a menudo de caja
de resonancia para las
decisiones de Nerón,
quien gustaba justificar
la persecución de sus
enemigos políticos a
través de los discursos
dirigidos a la curia. Por
ejemplo, en el año 65,
Nerón hizo frente a la
conspiración más peligrosa
de las que había sufrido
hasta entonces, dirigida
por el senador Pisón. Tras
deshacerse de los
cabecillas –entre ellos
personajes cercanos al
emperador, como el
filósofo Séneca, el
poeta Lucano y el
escritor Petronio– por
medios expeditivos,
ejecutándolos o
forzándolos a suicidarse,
convocó una sesión del
Senado. Ante una cámara
repleta, leyó las
confesiones de los
condenados y otorgó las
máximas condecoraciones
a los que le habían
ayudado a reprimir la
conjura. Todos los
senadores presentes «se
humillaron con sus
alabanzas» a Nerón,
incluidos los parientes de
las víctimas, quienes a lo
largo de varios días se
postraron ante el
emperador y le besaron la
mano mientras negaban
tener nada que ver con la
conspiración.
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GLADIADOR A
GENERAL
5
Fotografías

Otro ejemplo de cómo el


Senado sirvió de
instrumento del despotismo
neroniano lo ofrece el caso
de Barea Sorano. Senador
él mismo, su amistad
con Rubelio Plauto, un
patricio que había sido
asesinado por el
emperador por tratar de
organizar un golpe de
Estado, hizo que también
él fuera visto con
suspicacia. Primero se le
acusó de malversación de
fondos, y cuando esto no
funcionó las imputaciones
se dirigieron contra su hija
–cuyo marido acababa de
ser condenado al exilio–
por practicar artes
mágicas. La hija
compareció ante el Senado
en presencia de su padre
y, temiendo perjudicarle,
rompió a llorar y se arrojó
al suelo mientras negaba
haber realizado ningún rito
impío. Pero el Senado no
se conmovió y lo único que
ofreció a Sorano fue elegir
la manera en que prefería
morir.
Senadores rebeldes
Hubo también senadores
que colaboraron
espontáneamente con el
régimen de terror de
Nerón, engordando
mediante acusaciones
oportunistas las listas
negras de supuestos
enemigos del Estado; una
forma, para ellos, de
mejorar su cota de poder a
través de las sentencias
del princeps. Sin embargo,
no todos aplaudieron la
política de Nerón ni
aceptaron comprometerse
en ella. Hubo algunos que
se mantuvieron fieles a los
principios de una
República ideal, pero
utilizando estrategias
diferentes al intento de
golpe de Estado. Uno de
ellos fue Peto Trasea. Al
principio, Trasea se
limitaba a callar cuando
el resto de sus colegas
adulaban al emperador
por sus acciones
despóticas, pero al cabo
de un tiempo su silencio se
convirtió en muestra de
disconformidad. Así,
cuando el emperador
reconoció ante el Senado
el asesinato de su
madre Agripina y trató de
justificarlo, Trasea salió de
la curia mientras el resto
de senadores aplaudía a
Nerón. Tampoco mostraba
especial entusiasmo en los
espectáculos públicos de
Nerón, y solía utilizar su
influencia en el Senado
para rebajar las condenas
de algunos de los
enemigos del emperador.
Nerón manifestó su
disgusto al prohibirle acudir
a la ceremonia fúnebre por
la muerte prematura de su
hija en Ancio; Trasea, sin
embargo, recibió la noticia
inmutable, incluso con
cierto agrado ya que así no
tendría que fingir tristeza
por la desgracia del
emperador.
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DE LOS ROMANOS

El senador impasible fue


durante mucho tiempo un
auténtico superviviente. Se
salvó de la caza de
brujas por la
conspiración de Pisón y
sobrevivió también a
otras persecuciones. Su
estrategia fue retirarse de
la vida pública y darle la
espalda a sus obligaciones
como senador: dejó de ir a
la curia, rechazó proclamar
el discurso de año nuevo
cuando se le ofreció, no
asistió a la ceremonia en la
que se le otorgaba el
importante cargo de
sacerdote quindecenviro, y
así un largo
etcétera. Finalmente, en
el año 66, Nerón hizo que
Trasea fuera acusado de
sedición ante la curia. El
patricio se hallaba en sus
jardines cuando recibió la
noticia de que el
emperador le concedía la
gracia de elegir su propia
muerte. Según cuenta
Tácito, allí mismo se abrió
las venas y, mientras su
sangre regaba el suelo, se
dirigió al emisario:
«Hagamos –dijo– una
libación a Júpiter
Liberador. Mira, joven, ¡y
que los dioses prohíban
este presagio! Por otro
lado, a ti te ha tocado
nacer en estos tiempos en
los que conviene fortalecer
el alma mediante ejemplos
de rectitud».
Nerón, enemigo público
Igual que Trasea, fueron
cayendo poco a poco los
enemigos de Nerón o de
los senadores afines al
emperador. No por ello,
sin embargo, logró el césar
una completa seguridad.
Los numerosos asesinatos
que ordenó –incluyendo los
de su madre Agripina, su
primera esposa, Octavia, y
su segunda
esposa, Popea–, el saqueo
permanente de los tesoros
de los templos y de las
arcas de las provincias
para pagar sus correrías y
la humillación constante a
la que sometió a las
familias más antiguas de
Roma hicieron que su
impopularidad acabara por
desbordarse.
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5
Fotografías

Finalmente, las legiones en


las provincias empezaron a
desertar, el pueblo se
atrevía a abuchearlo en el
teatro y el Senado, que
siempre había actuado de
manera oportunista y
mantuvo su actitud
aduladora hasta el final,
decidió declararlo enemigo
público cuando vio que a
Nerón no le quedaban
apoyos. El 9 de junio del
año 68, Nerón dejó la
ciudad de Roma
prácticamente sólo en
medio de la oscuridad de la
noche. Oculto en una villa
de su propiedad, sin
amigos a su alrededor,
ordenó a su fiel liberto
Epafrodito que acabar con
su vida clavándole un
puñal en la garganta.
Para saber más
Arde Roma. La caída del
emperador Nerón y su
ciudad. Stephen Dando-
Collins. Ariel, Barcelona,
2012.
Nerón. Edward Champlin.
Turner, Madrid, 2006.
Anales. Libros XI-XVI.
Tácito. Gredos, Madrid,
2002.

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