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Salmo 50
Líbrame de la sangre,
¡oh Dios, Dios, salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
II
III
Oh Esposa divina, que has dado a luz al Señor, Guía del mundo,
calma la agitación de mis pasiones y la multitud de mis pecados.
IV
VI
VII
Aleja de nosotros, oh Virgen, los asaltos de las tentaciones y las insidias de las
pasiones para que podamos aclamar a ti por todos los siglos.
VIII
Oh Creador de los ángeles y Señor de las potencias del cielo, Tú que has
abierto el oído y dado la palabra al sordomudo, ilumina mi espíritu y desata mi
lengua para que pueda alabar a Tu Nombre purísimo y dirigirme a Ti con este
canto:
El ciego te siente pasar, Señor, y se pone a gritar: “¡Hijo de David, ten piedad e
mí!”. Llamándolo, Tú le devolviste la vista. Del mismo modo, en tu ternura,
ilumina los ojos de mi corazón, a mí que te grito, diciendo:
Con tu sangre derramada, nos has rescatado. Así, Jesús, no nos dejaste
prisioneros, esclavos de nuestras pasiones y de la profunda tristeza. Haznos
verdaderamente libres, a nosotros que te gritamos: Aleluya.
Los hijos de tu pueblo han visto, en un cuerpo como el nuestro, a Aquél que
con su mano había creado al hombre. Y, habiéndolo reconocido como el Señor,
buscaban festejarle agitando los ramos y gritando: ¡“Hosanna”! Del mismo
modo, nosotros te ofrecemos un himno diciendo:
Viéndote, oh Jesús, nuestro Salvador, los oradores más elocuentes quedan sin
palabra. No son capaces de decir cómo tú permaneces Dios inmutable y
hombre perfecto. Pero nosotros, llenos de admiración delante del misterio, con
fe aclamamos:
Queriendo salvar el mundo, oh Sol que surges, has tomado un cuerpo como el
nuestro y te has humillado hasta la muerte. Por esto tu Nombre ha sido
exaltado sobre todo nombre y de todos los seres de la tierra y del cielo sientes
cantar: Aleluya.
Pablo, que hasta aquel momento te perseguía, obedece al poder de la voz que
lo ilumina del conocimiento divino y se convierte al instante. Así también Señor
-Luz que ilumina a quien está en las tinieblas de la ignorancia- ilumina los ojos
oscurecidos de mi alma que te invoca:
Señor eterno, Creador de todas las cosas, Tú que me has llamado a esta vida
en tu inexorable bondad, que me has dado la gracia del bautismo y el sello del
santo Espíritu. Tú que me has dado la gracia del deseo de buscarte, tú, el único
Dios verdadero, escucha mi oración:
Mi Dios, no tengo vida, luz, alegría, sabiduría y fuerza sin ti. Pero tú has dicho a
los discípulos “todo lo que pidan en la oración si creen lo obtendrán".
Dame y has crecer, en mí, el poder amarte según tus mandamientos, con todo
mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente, con toda mi fuerza y con
todo mi ser.
Dios mío, enséñame la justicia y el conocimiento de tu santo Espíritu.
Dame el conocimiento de tu verdad antes de abandonar esta vida.
staret Sofronio
Ícono del Cristo Orante - Capilla del Eremitorio, Monasterio del Cristo Orante
Kondakion 1
Ikos 1
Virgen del Eón sin ocaso, santa Madre de la Luz, escúchanos a nosotros
esclavos del pecado, hijos indignos del fango. Dulcísima, buenísima y
santísima Virgen, llave del Señor Jesús, libéranos de los cerrojos de la
maldición, ábrenos el camino hacia lo alto, para que recibida la revelación tan
deseada, el secreto del Esposo amado, te podamos cantar nosotros también,
como Moisés que, quitándose sus sandalias, el rostro volvió hacia la llama de
la zarza, ardiente de gracia, y exclamó en el anochecer:
Kondakion 2
Ikos 2
Kondakion 3
Más allá de los siglos, oh Virgen, yo escucho hablar de ti por la boca de Isaías,
el profeta de las brasas ardientes, y en el cielo de la Escritura, de todas las
alturas de la gracia, resuena esta palabra que fue proclamada para ti: Un niño
nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado; el signo de la dominación está sobre
su hombro, se le ha dado este nombre: Admirable, Ángel del gran Consuelo,
Dios fuerte, Príncipe de la Paz, Padre de los siglos venideros. Tal es su
Nombre, el Nombre de las cinco advocaciones, el santo Nombre del Señor, que
Jesús traerá. Tierra, escucha y permaneced atenta, mientras todos nosotros
gritamos: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Ikos 3
Ikos 4
Ikos 5
Kondakion 6
Ikos 6
Madre de Dios, corazón de luz; Madre de Dios, corazón del mundo; Madre de
Dios, corazón purísimo; Madre de Dios, corazón del Verbo, hacia ti venimos,
llenos de vergüenza y con el alma desfallecida, el cuerpo inclinado y dobladas
las rodillas, ya que por consecuencia de nuestra ignorancia, nuestro corazón se
ha grandemente oscurecido, el Señor nos ha dejado vagar por los caminos de
nuestro espíritu, pero ahora, hemos venido hacia ti, Madre de Jesús, acógenos,
como almas sedientas de las alegrías de la mañana sin ocaso, y dígnate
renovar en nosotros un corazón puro, para que nosotros te cantemos:
Kondakion 7
Ikos 7
Madre de Dios, Madre buenísima del mundo, guardiana de la tradición del
Verbo, tú posees en la Jerusalén celestial, en sus lugares más silenciosos, un
santo y gran monasterio invisible, donde residen, como tus servidores
presurosos, todos los que con un verdadero celo han renunciado a sí mismos:
ascetas, monjes y ermitaños, anacoretas, hesicastas y padres espirituales y
quien mantiene los tesoros de bendición: la sobriedad, la firmeza del alma, el
consejo del padre espiritual, todas las cosas que purifican, enderezan y aclaran
al alma, y que participan de tu pureza y de tus misericordias infinitas. Juntos,
ellos forman la doctrina secreta, la herencia de los santos, puestas al alcance
de nuestra mano en los escritos, en las palabras y en todos los textos de los
santos Padres. Por todo esto nunca sabremos como dignamente alabarte,
honrarte y glorificarte, si no cantándote así:
Kondakion 8
Ikos 8
Madre del Señor, Señora del Misterio, Señora de la Esperanza, vestida del
zafiro de las noches, Señora con las tres estrellas sobre tu manto, y santa
ancla de nuestras aspiraciones, estoy aquí de nuevo ante ti, disipado por el
tumulto del mundo y esclavos de mis pensamientos. Después de haber recibido
el consejo de mi padre espiritual y su bendición, yo había entrado en el camino
de mi salvación, provisto de la santa decisión de esforzarme en orar sin cesar.
Pero mis pensamientos, ídolos de tierra, no me dejan el tiempo para
establecerme en estado de oración, en el lugar de Dios, allí, en el fondo de mi
corazón hacia el cual yo tiendo. Ayúdame tú, mi Protectora, a consolidarme en
la invocación incesante, ayúdame, y yo te cantaré:
1. Señor Jesús, tú eres el Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Tú perdonas nuestros pecados y no tienes en cuenta nuestras culpas.
Tú no has venido a condenarnos sino a salvarnos,
y todo el cielo se alegra cuando un pecador se convierte.
“Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
“Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador”
***
Señor, “por tu poder los ciegos ven, los paralíticos andan, los leprosos quedan
limpios, los sordos oyen y los muertos resucitan…” Señor Jesús, porque no
eres indiferente al dolor humano y tu corazón se conmueve ante todo
sufrimiento te suplico:
***
3. Señor Jesús intercede ante el Padre para que nos libre de todo mal.
Intercede para que el mal no venza en el mundo. Ten compasión de todos los
que sufren y ruega al Padre por ellos.
***
4. Señor Jesús, te pido también por todos tus fieles amigos, por tus verdaderos
discípulos que luchan y dan la vida por tu Reino.
Señor fortalece y dales las gracias necesarias a todos aquellos que trabajan
por la paz, por la verdad, por la justicia y por el bien.
Te pido por todos los que dan la vida por sus hermanos y por todos los mártires
que no temen perder sus vidas en tu Nombre.
Señor, te pido también por todos los que ofrecen sus sacrificios, sufrimientos y
oraciones de manera escondida, bajo la sola mirada del Padre. Ruega por
estos, tus amigos verdaderos, que conocen los secretos de tu corazón y se
dejan consumir por completo por el fuego de tu amor. Amén.
PREGHIERA
per komboskini
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà del tuo mondo e donali la pace.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà della nostra Chiesa.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà del nostro vescovo e della sua
sinodia.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà di tutti i devoti cristiani.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà del mio padre spirituale.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà dei nostri governanti.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per quelli che ci odiano.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per quelli che ci diffamano.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per quelli che ci amano.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per quelli che pregano per noi.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per quelli che ci sostengono nelle
dificoltà della vita.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per i nostri genitori, fratelli e
maestri.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per i nostri fratelli che soffrono
nello spirito e nella carne.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà per coloro che sono abbandonati
e senza difesa.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà degli anziani, dei bimbi e dei
giovani.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà di coloro che si trovano sotto la
schiavitù della droga e dell'alcool.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà delle nostre sorelle che sono in
attesa di partorire
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà dei nostri fratelli orfani.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e prottegi i nosti fratelli che sono
in viaggio.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà dei nostri fratelli afflitti delusi.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà di coloro che si adoperano presso
monasteri e tempi.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e aiuta coloro che si adeperano
per la verità della Fede.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà di coloro che sono lontano dalla
verità della Fede.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà di coloro che deridono e
offendono il tuo santo nome.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e proteggici dalla guerra, dalla
fame e da ogni violenza.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà dei nostri fratelli addormentati e
dona a loro la pace.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e allontana da me ogni tentazione
e malattia dell'anima e del corpo.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà, proteggi la mia famiglia e il mio
matrimonio.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e insegnami i tuoi comandamenti.
SignoreGesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e fortifica la mia Fede.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà donami la grazia del pentimento.
Signore Gesù Cristo, Figlio di Dio abbi pietà e donami la pace interiore e le tue
Grazie divine.