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Algunos especialistas están convencidos que Lucas cayó en un error en este pasaje.
Josefo escribió sobre un censo en el año 6 o 7 d.C., pero no hay evidencia histórica
sobre un censo de todo el mundo durante el reinado de César Augusto. Mateo (2:1)
localiza el nacimiento de Jesús en tiempos del rey Herodes, quien murió en el 4 a.C.
No hay razón por la que José y María tuvieran razón para registrarse en Belén, ya
que los censos romanos de realizaban donde la gente residía.
Cirenio no era el gobernador de Judea cuando Jesús nació, sino a partir del 6 d.C. y
llevó a cabo un censo de Judea, pero no de Galilea en el 6 o 7 d.C.
Fecha: Ramsay, ha mostrado que hubo muchos censos en el Imperio Romano. Hay
evidencia por ejemplo de los años 28 y 8 a. C. y 13-14 d. C. para Pearson eran
importantes los censos para recolectar impuestos, tal es el caso, también, del ultimo
testamento de Herodes que detalla los recursos de su reino, lo cual había sido
imposible, evidentemente sin un censo. Así mismo se han encontrado en los últimos
doscientos años registros de más censos pertenecientes al siglo I.
El viaje a Belén: Roma era un imperio flexible ante los sentimientos judíos hacia la
tribu a la que pertenecían, por lo tanto, cuando era tiempo de censos permitía
regresar a estos a su lugar de origen.
Conclusión.
Lo más prudente es la hora de interpretar el texto tanto para F.F. Bruce como Hemer,
es, que la importancia no está en esos pequeños detalles no demostrables, sino más
bien en ver que hay más evidencia en otros detalles, esto no invalida el texto, por
tanto, no podemos condenar a Lucas por un error.
Se dice que las Escrituras contienen errores, pero a estas conclusiones se llegan sin
la investigación científica, cuando se trabaja a fondo y se investiga con rigor el texto
es verificable.
COMENTARIOS.
Regularmente cuando no podemos verificar históricamente un texto bíblico, se
llegan a conclusiones presurosas, pero no ponemos a examen con otras formas de
analizar los textos desde otras perspectivas. Por tanto, el lector no debe tomar
conclusiones presurosas sin la investigación rigurosa del texto, condenando así el
contenido bíblico como falaz, sin mirar desde otros ángulos aun los asuntos
históricos, tampoco tomar con demasía los pequeños detalles, si nos encontramos
frente a la evidencia de muchos más detalles.