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TRANSFORMACIONES EN EL SISTEMA EDUCATIVO

DESDE EL PERIODO COLONIAL

Luis Eduardo Rojas Quito


96122411424
Bibliografía: Jaime Jaramillo Uribe, El proceso de la educación, del virreinato a la época
contemporánea. En: Manual de Historia de Colombia, Tomo III. Instituto Colombiano de Cultura. Pp
249-337.

Un aspecto básico desde el cual se puede extraer una gran cantidad de información sobre la vida
de una sociedad, es su forma de educar a los jóvenes. Por ende la realización de un estudio
histórico de lo que ha sido los diversos sistemas de enseñanzas que se han empleado en nuestro
país puede permitirnos comprender como y por qué es que la educación actual posee tantos
déficits, analizando el modo como a lo largo de los siglos se ha venido enfocando la creación de
las instituciones educativas y como los servicios que estas prestan se subyugan a otros factores
externos ya sea a nivel político, económico o incuso religioso. Un poco de todo esto es el marco
que nos intenta crear Jaime Jaramillo en su capítulo sobre educación en el “Manual de Historia de
Colombia. Tomo III” donde más allá de proponer una forma de analizar los registros históricos, se
limita simplemente a darnos una perspectiva de lo que estaba ocurriendo de forma clara,
facilitando más bien al lector el decidir una forma adecuada para la interpretación y
profundización de estos datos ligados a dicha temática.
En un primer momento se evalúa la educación que actualmente se denominaría primaria, que en
sus inicios coloniales era poco más que una alfabetización de nivel regular acompañada de un
adoctrinamiento en la moral católica y las tradiciones. De hecho, la educación de las clases altas
difería mucho de profundizar mucho más allá de dichas temáticas básicas, puesto que al basarse
su economía en una especie de feudalismo modificado, los hijos de españoles solo debían
preocuparse por mantener un adoctrinamiento poco más complejo (superior) que el resto delas
clases para poder enmarcar su diferenciación étnica, y por ende social. Sin embargo, y como
muchos ya lo piensan, la nación resultante luego de los procesos independentistas n marco una
real diferencia respecto al paradigma social que existo dúrate la colonia, puesto que aquellos con
ideales de libertad que guiaron a las tropas independentistas eran básicamente criollos cuyo
adoctrinamiento en Europa hizo que conservaran ciertos preceptos como el de la necesidad de
educar a los indios para permitir el progreso de la sociedad.
A costa de esto se sigue avanzando en políticas que promulgaban la ampliación de la cobertura
como la diseñada por Santander, tras lo cual vino un periodo donde las diferencias ideológicas y
el deseo de poder le costarían caro al país, puesto que por un lado estaban los liberales,
promotores de sistemas de educación alternos, llenos de propuestas como el carácter obligatorio
de la educación y propuestas de inclusión de cátedras basadas en la enseñanza de ciencias útiles;
y por el otro lado estaban los conservadores ligados estrechamente a la iglesia quienes
procuraban una unión entre los dos poderes, y quienes veían en las propuestas liberales un
mecanismo de ingreso de los enemigos de los católicos como lo eran los masones o los ateístas.
Estos últimos eran constantemente apoyados por el pueblo debido a la influencia que ejercían
los sacerdotes sobre los pobladores de un lugar. No fue sino hasta mediados de la década de los
30 del siglo pasado, cuando finalmente se dio un cambio en la percepción y se dirigieron recursos
a una población que debería sustentar el progreso de una nación que desarrollaba un rápido
proceso de industrialización, combinando varias de las ideas liberales con modelos de educación
importados de Francia o Alemania.
Por otra parte la educación superior o universitaria atravesó sus propios cambios y
trasformaciones respondiendo a contextos un poco diferentes. Esta educación llego América
gracias a las misiones religiosas de los tomasinos, los jesuitas y otras congregaciones católicas. Al
igual que en la educación primaria, fue Santander uno de los principales promotores de un nuevo
desarrollo de estas instituciones mediante la creación de las universidades públicas, una de las
cuales, ubicada en Bogotá seria el foco donde se atisbarían los distintos cambios en cuanto a
políticas de educación superior y que tras una serie de transformaciones daría origen a la
Universidad Nacional. Dentro de estos cambios se destacan los conflictos sobre autoridad e
independencia académica que poseían estos centros de estudio. Dicho debate estaría enmarcado
en la división bipartidista e iría de la mano con los conflictos en educación primaria, puesto que
se trataban temas de autonomía en la cuestión de las cátedras impartidas, la injerencia del estado
en la difusión de ideologías y el papel de la iglesia en la educación de la sociedad.
Cabe destacar que al margen de estas disputas ideológicas se veía formando un ambiente
académico que dotaba de prestigio tanto a la institución como al país, y fue en este periodo d
finales del siglo XIX e inicios del siglo XX que surgió la referencia por parte de Menéndez y
Pelayo hacia Bogotá como la “Atenas Sudamericana” reflejando el gran auge investigativo que
se veía en la región. A pesar de esto los problemas económicos y administrativos que aquejaban
a estas instituciones eran tantos que conllevaron a que un movimiento interno forzara al
gobierno a darles ciertas libertades de catedra y autonomía en la gestión luego de la década de
los treinta.
Todos estos datos nos revelan el contexto social por el cual han tenido que transformarse los
sistemas educativos en sus distintos niveles, y los diversos factores que influyen en esto. Vemos
como la religión se ha sabido escudar al lado de terratenientes y gente poderosa del lado
conservador, con tal de mantener un status quo en la sociedad para proteger su poder y capacidad
económica, llegando a transgredir claramente las funciones del estado como se ve en la
constitución de 1886, donde el estado mismo reconoce el pleno poder, y de hecho la autoridad
por parte de la iglesia para impartir y definir los sistemas de educación.
Esto también nos revela como una la construcción de la nación ve su mayor obstáculo en sí
misma, al permitir un sistema que sirvió como campo de batalla entre liberales y conservadores,
cada una de las partes con la total disposición de destruir a la otra, sin la menor esperanza a
escuchar, sin el menor respeto por la diferencia. Es así que de hecho en la actualidad se puede
ver restos de estas confrontaciones, se aprecian discursos donde el centro es el hacer frete a un
“enemigo” y vemos como seguimos careciendo de una verdadera capacidad de producir
conocimiento, tal vez es hora de, en un contexto diferente, adoptar las palabras de Manuel
Ancízar al afirmar que “Lo que nos importa no es enseñar a leer a la infancia, sino enseñar a
pensar a la juventud”. (Uribe, 1980)
Narciso es, entre las historias de los griegos, uno de esos personajes en cuya mayor virtud se
esconde a su vez su principal debilidad. Cuenta una de las historias que el vidente Tiresias vio
en su futuro una larga y prodigiosa vida, en tanto que el muchacho no divisara su reflejo, mas
fue ya en la juventud cuando su belleza innata le causo la admiración y el deseo de múltiples
doncellas, y a su vez le genero una gran arrogancia y prepotencia de su parte. Drástica es si
embargo la línea que sigue la historia, pues esta misma belleza a que hace que surja una gran
atracción por parte de la ninfa Eco, maldecida por Hera y que por esto solo podía pronunciar
únicamente la última palabra que dijeran los demás. Fue este curioso mal el que provoco una
desdeñosa respuesta por parte de Narciso ante su encuentro con Eco, y en venganza por esto
Némesis, diosa de la venganza, hizo que el joven observara su reflejo en el agua y al verse
tan bello, quedo enamorado de aquella imagen, muriendo ahogado al intentar alcanzarla.
Esta historia puede verse de distintos modos, uno de los más interesantes, haciendo un
paralelo con la sociedad es esa incapacidad de mirarse a sí mismos, y simplemente identificar
la figura de otro. Ni si quiera un espejo nos puede mostrar todo lo que en realidad somos, y
se limita a darnos una sombra de una figura que fuimos, en el instante inmediatamente
anterior al que la observamos. A pesar de esto seguimos buscándonos, aunque tal vez nos
estemos ignorando realmente al intentar vernos como diferentes de los demás. En todo este
drama sigiloso, surgen momentos en los que pareciera que dejamos a un lado esa búsqueda
y nos vemos, cual actor novato, deseosos no por encontrarnos, sino por encarnar a otro.
Lástima que en aquel momento la sociedad vea una máscara, en vez de ver su reflejo. Tal
vez hay miedo, tal vez creemos que al igual que Narciso, no podamos resistir la magnificencia
de tal imagen, y fingimos ver una masara para no perdernos. Más sin embargo este momento
siempre llega, en toda sociedad, y en todo hombre, y le vemos en nuestras cercanías en días
tan mágicamente distintos como el Halloween.

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