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PRÓLOGO DE AlFONSO LÓPEZ MICHELSEN

ISBN 958601411-8

T
--m--
EDITORES
DEL PODER
Y LA GRAMÁTICA
Y otros ensayos sobre historia,
política y literatura colombianas

Por
MALCOLM DEAS

1m TERCER
MUNDO
EDITORES
CONTENIDO

PRóLOGO 9
CORrA CONFESIÓN 17
Agradecimientos 23
MIGUEL ANToNIO CARO y AMIGOS:
GRAMÁTICA Y PODER EN COLOMBIA 25
Notas 52
Los PROBLEMAS FISCALES EN COLOMBIA
DURANTE EL SIGLO XIX 61
Notas 107
POBREZA, GUERRA CIVIL Y POLíTICA: 121
RICARDO GAITÁN ÜBESO y su CAMPAÑA 121
EN EL RfO MAGDALENA EN COLOMBIA, 1885 121
Notas 160
LA PRESENCIA DE LA POLíTICA NACIONAL
EN LA VIDA PROVINCIANA, PUEBLERINA Y RURAL
DE COLOMBIA EN EL PRIMER SIGLO DE LA REPúBUCA 175
Notas 198
ALGUNAS NOTAS SOBRE LA HISTORIA DEL
CACIQUISMO EN COLOMBIA 207
Not as 228
U NA HACIENDA CAFETERA DE CUNDINAMARCA:
SANTA BARBARA (1870-1912) 233
Propietario y administrador 235
Arrendatarios y otros trabajadores
permanentes 238
Cosecha, salarios y comida 244
8
CONTENIDO

Condiciones reale~
249
La decadencia de Santa Bárbara
258 PRÓLOGO
Santa Bárbara 1870-1912
261
Nota bibliográfica
263
Notas
264
EL NOSTROMO DE JOSEPH CONRAD'
269
Notas
282
JOSÉ MARtA VARGAS VILA
285
Su vida
287
Su obra
293
Su vida después de muerto
295
Vive en rumores
298
Notas E sta obra del profesor Malcolm Deas merece especial atención.
299
AVENTURAS Y MUERrE DE UN CAZADOR DE ORQUÍDEAS
303 Siempre admiré las crónicas de los viajeros que durante el siglo XIX
UNA VISITA AL · NEGRO" MARfN visitaron a Colombia y dejaron en sus relatos un testimonio valioso
307
UN DfA EN YUMBo Y CoRINTO: 11obre la república naciente. El más conocido es, por razones obvias,
24 DE AGOSXO DE 1984 PI del barón Humboldt, pero son innumerables las obras de ingle-
313 IICS, fTanceses y norteamericanos que en una u otra forma consig-
UNA TIERRA DE LEONES:
nuron sus apreciaciones sobre Colombia y sus gentes.
COLOMBIA PARA PRINCIPIANTES
329 Tanto me engolosiné con esta clase de lecturas que al aventu-
NOTA BIBLIOGRÁFICA
345 r·nrme en el campo de la novela escogí como personaje central un
judío alemán que se supone viene a vivir en nuestro medio duran-
t t' la guerra, se familiariza con la a lta clase social bogotana y pasa
lu vida estableciendo un parangón entre la Colombia de los años
c·uarenta y los reinos balcánicos de la primera guerra mundial. Su
l'ducación puritana y sus costumbres de burgués europeo lo lle-
vun a enamorarse de esta tierra sin perder la distancia insalvable
t•ntre sus experiencias de joven europeo y las inconsecuencias de
una sociedad en formación que había permanecido enclaustrada
pm· siglos en el a ltiplano cundiboyacense. Malcolm Deas, con más
Plomen tos de juicio y más sentido del humor que el personaje de
mi libt·o, rea liza a caba lidad mi ideal y aventaja a mi protagonista
pm· muchos aspectos.
r:n primet· tét·mino, este profesor distraído, que parece arran-
•·nclo do unu novela del siglo pasado, es un historiador de veras.
l>ios st~ bP por· qué r·nzón acnbó interesándose y especializándose
"n Colombin hustn convcrtir·se en una autoridad sobre nuestro
Hi¡do X IX. 13illn huhior·u podido csrriuir un tcxt.o completo de his-
trwiu , o ul nwrHlH In hiogrnfin r'tlmpiPt.n de alguno dP nu(•sLros
10 PROLOGO PIIOU>GO 11

hombres públicos, pero ha preferido escribir ensayos breves sobre rnmo políticos? Es lo que ocurre con la obra de Vru'gas Vila y su
los rasgos más salientes de nuestra gente, y de esta suerte sus mnt t·il>ución al populismo latinoamericano. Más de un general
observaciones no solamente son amenas sino hasta divertidas. 11\PXICUno de la primera mitad del siglo XX se nutría de la liLera-
¿Qué decir, por ejemplo, de su hallazgo con respecto al consumo lu•·n de Vargas Vila. Juan Domingo Perón se contaba entre sus
de la coca que, según Deas, tuvo por precursor ni más ni menos udmiradores, y nuestro Jorge Eliécer Gaitán hizo suyo el lema
que al prohombre de la Regeneración, el doctor Rafael Núñez? qllt' el propio Vargas Vila se aplicaba a sí mismo de "yo no soy un
Recientemente dio a la luz su análisis acerca de la interrela- hombre. Soy un pueblo".
ción enlre la política y la gramática en el gobierno de Colombia, ¿Quién más que Malcolm Deas se ha ocupado tan minuciosa-
el cual, con un grano de sal, debe hacer sonreír a nuestros vecinos nwnt.e de este personaje ya olvidado, que fue el primer colombia-
y a los estudiosos europeos que se ocupan de est.as minucias. no que consiguió vivir espléndidamente de su pluma, no obstante
Y decía que aventajaba al personaje de mi novela Los elegidos ,.,. v1ctima de las ediciones piratas en el mundo de habla hispa-
por su versación en los antecedentes de nuestra sociedad. Alguna nu '> Lo único que falta saber es si alguna vez fue traducido a otro
diferencia debe haber entre un investigador con un gran bagaje u huma, porque parece difícil que una prosa tan truculenta encua-
intelect.ual, fruto de sus lecturas, y el observador imaginario que dn• dentro de la economía de superlativos de los ingleses o dentro
hace una crítica benévola de nuestra sociedad, equiparándola por dt•l racionalismo francés. Todo el mérito de desenterrar no ya el
su inmadurez con el mundo del sureste europeo, siempre pen- ··udaver físico sino el cadáver literario de Vargas Vila le corres-
diente de Alemania, Francia e Inglaterra, como nosotros siempre ponde a Malcolm Deas.
atentos a las opiniones norteamericanas, a sus inversiones Ya sus En su estudio sobre los gramáticos en el gobierno, compara-
empréstitos. ¡,¡,. por su erudición al trabajo de Vargas Vila, aparece, por con-
Lo menos que se puede decir de esta antología de Malcolm t mste, el investigador, elt·atón de biblioteca, que tras engolfarse
Deas, es que es amena. Es un menú completo en el que el lector • n la correspondencia de Caro y Cuervo, Marroquín y Uribe Uri-
puede escoger, según el estado de ánimo, entre la vida del inglés IJP, formula un diagnóstico sobre nuestra inclinación al cultivo del
coleccionista de orquídeas, que muere asesinado en Victoria (Cal- •dioma en las formas más puras. Tan caracterizada es esta pro-
das), y el sesudo estudio sobre nuestra situación tributaria a lo pPnsión a la gramática que, hasta bien ent.rado el siglo XX, era el
largo del siglo XIX. iY cuántos hallazgos afortunados salen a flote! htulo por excelencia para alcanzar las mas altas dignidades del
Un ejemplo de exb'aordinnria agudeza es el penetrante análisis J•;fltado. Lástima grande ha sido el que la investigación de Deas
sobre la influencia de Vargas Vila en América Latina y en Colom- " haya limitado a los inicios del siglo y nos quedemos esperando
bia en particular. Digo la influencia porque el primero en desesti- ••!juicio crítico sobre la pluma y la garganta de los prohombres de
mar la calidad literaria de la obra de Vargas Vila es el propio nuestro tiempo. Saber en qué medida el dominio de la lengua cas-
Deas, quien no ahorra epítetos para descalificarlo. Pero una cosa IPllnna siguió sirviendo de pedestal a las reputaciones políticas.
es el mérito intrínseco y otra, muy distinta por cierto, lo que sig- Vale decir, si, por escribir bien, se sabía gobernar bien, o, como se
nificó en su tiempo. En alguna parte leí el singular aserto según dtce en nueslro idioma vernáculo a propósito de las mujeres: "Ver
el cual durante el siglo XIX fue más decisiva la mlluencia de la ·• eomo camina, cocina".
obra de Víctor Rugo en la lucha de clases que la obra de Carlos Otros estudios son el fruto de una investigación profunda en
Marx. Los miserables despertaba en mayor grado el sentimiento m·chivos privados, que son tan t•aros en Colombia. Es el caso de
contra los ricos que los pesados estudios econométricos del revo- los de la hacienda cafetera Santa Bárbara, que le permiten al
lucionario alemán. Sin embargo, ¿quién osaría establecer un pa- pt•ofesor Deas reconstruir el escenario de las primeras plantacio-
rangón entre los dos escritores como sociólogos, o simplemente nPs cafeteras en el departamento de Cundinamarca. La fuente de
12 PRóLOGO 1111111,01:0 13

su información no puede ser más original: La correspondencia en- 11 l1·nvps del tiempo entre padres e hijos, sino que la posesión de
tre el propietario de la hacienda, don Roberto Herrera Restrepo, lu ltl'tTn se fue perdiendo por la explotación material de colonos e
residente en Bogotá, y su mayordomo, don Cornelio Rubio, vecino ínVt • ttii"C'S que acabaron por ser dueños de terrenos comprendidos
de Sasaima. Del intercambio de cartas entre el culto señor Herre- ,¡, lllt·o de las supuestas adjudicaciones de baldíos hechas por la
ra, hermano del arzobispo (nos Bernardo), y el capataz, no tan t•wnrw e>spnñola. El acopio de cst.os datos en Estados Unidos e
ignorante como podría suponerse en aquellas edades, desfilan pe- ln vluiPnu, sedes de las empresas petroleras, se fue transmitien-
queñas viñetas de la vida rural colombiana en los treinta años "" 11 lm; círculos académicos y acabamos con un gran número de
anteriores a 1912: las guerras civiles, la caída de los precios de 1" nf,.¡.;m·cs sustentando la peregrina teoría de que el mayor desa-
nuest.l'OS productos en los mercados internacionales, la condición 11nllu di? n lgunos países, como México con respecto a Colombia,
de los arrendatarios y los peones, el papel del cacique polít.ico y el e t nh11ba en que ellatifunclio había sido abolido en México a tiem-
tratamiPnto que recibe la oposición a 1 régimen imperante. 1'' que• subsistía en nuestro suelo. La explicación se halla en otro
Una afirmacion del aut.or, sustentada en el hecho de la dis- dr lu!l estudios contenidos en este volumen: nuestra legendaria
persión de la hacienda Sant.a Bárbara, me llamó poderosamente Jllllw, Zlt. La riqueza de las naciones en la época moderna proviene
la at.ención. Dice e l profesor que en Colombia nunca hubo grandes ti• u eomercio. El desarrollo industrial es hijo de la capacidad de
latifundios. Yo agregaría, en abono de esta afimación, que es muy 1 1111pnmiento proveniente de las exportaciones de productos agrí-
interesante desde el punto de vista de la reforma agraria, que l olu , y Colombia, después del oro y la plata, nunca tuvo un rubro
basta comparar la extensión de los llamados latifundios mexica- ¡u• ¡,,garantizara un mínimo de estabilidad. La quina, el añil, el
nos, argentinos y aun salvadoreños, para verificar de qué manera 1 dull'o y el caucho conocieron bonanzas transitorias para luego
en Colombia, quizá por la Lopografía, fueron cont.ados los latifun- el• fiJHirccer del renglón de nuest.l·as exportaciones.
dios en las zonas agrícolas. Estudios de CEGA -Corporación de Yu lns recomendaría a quienes quieran sacar el mayor pro-
Estudios Ganaderos y Agrícolas- comprueban que en la actuali- e t hu ele> la obra que estamos presentando la lectura detenida
dad hay sólo cinco latifundios, entendiendo por tales los que lle- el, mtPstro historial en el campo de las finanzas públicas. Me
gan a las cinco mil hectáreas en la parle colonizada del territorio h e t o~ r.on transcribir esta afirmación contundente del trabajo
nacional, es decir, excluyendo los Llanos Orientales, adonde toda- 1 11 ntt·~tión:
vía no ha llegado la explotación agrícola. Aun teniendo en cuenta
estas propiedades, se cuentan en los dedos de la mano los indivi- l•:lcomercio internacional es más fácil ele gravar con tributos que
duos dueños de esta clase de extensiones. En otro lugar ya he clmmercio doméstico. A la luz de estas simples informaciones,
anotado el origen de esta creencia generalizada en los círculos lns pt>r::;pectivas colombianas eran tan pobres como eran medio-
' n ·s HUs exportaciones per cápita. Rafael Núñez escribió en 1882
universitarios norteamericanos, que equiparan nuestra situación
IJII••: "Comparando el movimiento comercial de los otros países
con la de otros países. Cuando vinieron a Colombia las primeras luttnoamericanos con el nuestro en general, (...) estamos a reta-
empresas petroleras en busca del oro negro se encontraron con el RIIttnlin Pn dicho movimiento. Respecto de algunos de esos paí-
fenómeno casi excepcional de que los recursos fósiles del subsue- ' no sólo estamos a retaguardia sino que casi los hemos perdi-
lo, antes del año 1873, pertenecían al dueño del suelo, o sea que du ""vista". Estábamos situados entre Bolivia y Honduras.
existía la propiedad privada del petróleo. Con tal pretexto se re-
l~n 1871 don Salvador Camacho Roldán decía:
vivieron los títulos coloniales sobre tierras en la parte norte de
Colombia y comenzaron a aparecer en las Cédulas Reales inmen-
sos latifundios adjudicados durante la época española. La verdad Sus pretender, desde Juego, establecer en materia de rentas pun-
t" ulguno de comparación entre los pueblos europeos y los Esta-
es que no solamente la propiedad del suelo se fue subdividiendo dnH Unidos con nuestro país, nuestros recursos fiscales, compa-
14 PRóLOGO 1 l l ll,( X.O 15

rados con los del resto de la América española, son: la mitad de '''"""''que no desdice de la solidez de la investigación. Son temas
los del Salvador, la tercera parte de los de México y Nicaragua, 11 nl 11 ci•·Ndeñables para el sociólogo, pero que en nuestro medio
la cuarta parte de los de Venezuela, la quinta de los de Chile, la
sexta de los de Costa Rica y la República Argentina, y la duodé- 1 ''" fl nP<'On cautivos en el coso de los papeles viejos.
cima de los del Perú; Guatemala tiene un 50 por 100 más de 1lr111 idea del historiador que hubiera podido ser Malcolm
rentas que nosotros, el Ecuador un 20 por 100, y Bolivia un 10. 11 , 11 se hubiera propuesto escribir un solo libro, la da su re-
Apenas tenemos superioridad sobre la república de Honduras, y ''" nln, que con más propiedad debiera llamarse testimonio, so-
aun es posible que en los ocho años transcurridos desde la fecha t. .. In puesta en marcha y la fJ.rma de los diálogos de paz en el
a que se refieren los datos que tengo de ese país, nuestra ventaja rh ""' t nmento del Cauca, más concretamente en Corinto y Yum-
se haya disipado.
1" Hu prosa liene mucho de la agilidad periodística de Heming-
ny " clr•1'ruman Capote por la admirable expectaliva que presi-
Part.iendo de estas cifras es como se entiende mejor el destino
rlr lrt t ol nlidad del relato. Quien lo lee cree estar asistiendo a la
de los colombianos. Luchadores incansables, trabajadores de
t r .r, lnH contendientes y, aun cuando no se trata de ningúnjui-
tiempo completo en las más adversas circunstancias, han conse-
n .r, vulor acerca del mérito de lo que va ocurriendo, es algo
guido sobrevivir sin haberse ganado hasta el presente ninguna
rll ""' nlc ilustrativo acerca de los tropiezos a que deben hacer
lotería, ni la frontera con los Estados Unidos como México, ni el
petróleo como Venezuela, ni el turismo, en su tiempo, como Cuba,
r•• "'' quienes se comprometen en el proceso de paz.
Bren venidos estos textos a manos de los lectores colombianos.
ni los cereales ni el ganado como Argentina y Uruguay, ni la ex-
1 11 (111 Vl'res se encuentra una pluma menos comprometida con
tensión territorial como el Brasil. Todo conspiraba contra la su-
IIIHt 11 ni rn causa. Se requería ser intelectualmente ajeno a nues-
pervivenda del estado colombiano que solamente a partir de 1975
1• "' • onflict.os, así emocionalmente Malcolm Deas, por innumera-
comenzó a tener ingresos patrimoniales, distintos de la tributa-
11 " lnmR, se sienta vinculado a este jirón de la América del Sur.
ción, con el carbón de propiedad del Estado, los superávit de pe-
tróleo oficial para la exportación y el níquel de Cerromawso. Con
razón anota Malcolm Deas que por décadas el único patrimonio
del estado colombiano eran las minas de sal. Ha sido la gran Alfonso López Michelsen
transformación de los últimos veinte años del siglo XX: haber te- Santafé de Bogotá, DC,
nido al lado ele los ingresos tributarios Jos ingresos fiscales opa- septiembre de 1992
trimoniales de que carecía Colombia.
Anota el ensayista al analizar nuestra vida política la presen-
cia de los llamados caciques como una institución propia de toda
la América española. Es curioso registrar cómo subsiste el cacique
con diversos nombres a través de los tiempos. Al cacique sucedió
el manzanillo y, con la intemacionalización de los términos, el
"clientelista". La primera vez que encontré la palabreja fue en las
memorias de Raymond Aron, antes de que fuera conocida en Co-
lombia. Divulgada por algunas plumas, ha corrido con tanta fortu-
na como la llama sobre la gasolina cuando se le prende un fósforo.
Seguramente, en el futuro, se encontrará otro vocablo sin que la
institución desaparezca, pero permanecerá, como un testimonio, el
análisis tan documentado que se nos presenta en esta obra con un
('e 11( I'A CONFESIÓN

1Jlt ~ w1 ¡mr primera vez a Colombia a fines de 1963, despistado,


11111 tnt uye mi prologuista, y mal preparado para estudiar la his-
11' dt• In república. El entrenamienlo oxfordiano de historiado-
' n "~l· entonces nos formaba muy bien para reseñar libros,
ru un pura escribirlos: nunca había visto un archivo y casi no
1111 1 In que era una bibliografía. Sin negar los méritos de ciertos
llio n11c~os y amateurs, había muy pocos historiadores profesio-
mlombianos en ese tiempo: recuerdo a Luis Ospina Vás-
JIII .luime Jaramillo Uribe y a los jóvenes Germán Colmenares
lt•11:., Orlando Melo. Juiciosamente me registré en el Consulado
1 1 11 "'""o. Después alguien me contó que mi autodescripción de
Id lo1uulor" había suscitado tan vivas sospechas que se envió un
thlo 11 Londres para averiguar si era cierto, o se trataba del dis-
1 do 11lgún profesional siniestro.
llny riJa no me parece que hubiera empezado mi labor en una
t 1 ht toriográfica que me fuera afín. Tuve, sí, la ventaja de em-

" c·tutndo los ingleses, por lo menos los académicos ingleses,


1 tl•tnn nada sobre América Latina, y así evité muchos malos
n r Jtt• (Recuerdo dos consejos, no más, de viejos miembros de
11 olliH, mi College de Pse entonces. Uno, de alguien muy emi-
"'', que• sumaba la sabiduría de una larga vida de banquero
ti t "'u·wnnl: "Nunca confíes en un extranjero"; otro, no menos
"1"' 11IP, me recomendó irme a Montevideo o a Buenos Aires
1 11 1 "" ¡ll'rder las temporadas de ópera). Pero las modas predo-
111 llllt·•• l'n la historiografía eran, sin embargo, bien tristes a
1 nc l¡tlllfl rlc los años sesenta. Un inefable francés había dicta mi-
l lo, "pul'll ser historiador es necesario saber contar" --en el sen-
18 MALcOLM DEAS 1 1 1 tllhlt Y I..A GRAMÁTICA 19

tido numérico de la palabra-. Hubo californianos que insistían • ,¡, 1Jmnña; sin su ayuda hubiera entendido mucho menos de
en la necesidad de precisar las últimas estadísticas de las catás- 1 11!1111 11. El proceso de Ricardo Gaitán Obeso lo hallé en el ex-
trofes demográficas antes de proceder a cualquier otra tarea; con lit 111• m·¡ginal cuando estuve pensando hacer un estudio de la
tal propósito formaban cuadrillas de graduados esclavos, bajo el 1... 111 dnl crimen en Bogotá -tema de moda en ese entonces-
lema de hacer "trabajo en equipo". Ni me atraía tal trabajo ni la lt~~luu metido en un ramo del Archivo Nacional lleno de hur-
idea de formar parte de un equipo, y no veía por qué todos los 111· IIIII'I'S y riñas de chichería. Hice a un lado los hurtos y riñas

historiadores tenían que saber contar; buenos historiadores, pen- ,,, ... ho t•cmordimiento. El tema fiscal a l principio me pareció
saba yo, habían contado poco: Tucídides, Plutarco, Gibbon, Ma- 111 ¡u t•n me comprometí a explorarlo porque Miguel Urrutia
caulay, contaban de vez en cuando, pero no tanto, y no por falta ' 11, • 111 un Liquete para venir a un simposio. Quedé encantado
de formación francesa ... Pero me faltaba confianza. Había en el
aire cierta solemnidad que no cuestionaba la innata superioridad M• ••ll'prcndió comprobar que los ensayos tienen cierta uni-
de la historia económica, y la superioridad moral de una historia 1 1 h 'nf'oque, sin demasiada repetición. Pensaba que había ma-
económica de sufrimientos y frustraciones. Fueron los años de la ' "lo mlis. Tal vez no debería estar tan sorprendido, al menos
"Alianza para el Progreso", que trajo tanto experto de Wisconsin ¡, 111111lnd de enfoque; después de todo, son del mismo autor,
para implantar la reforma agraria. En sociología, se debatía el IIIIJIII ,.¡ uuLor puede haber cambiado con l.os años.

"cambio de estructuras". No hubo mucha historia política, sólo la t\1l l•••·lo ciertos errores, sin insistir en el hecho obvio e inevi-
embrionaria ciencia política, entonces hipnotizada por "los gru- 11, tlo qtH• algunos argumentos tienen bases más sólidas y ma-
pos de presión". No me sentía muy bien, ni andaba con la concien- ' lulmJ'IIl'iÓn que otros, que unas partes son de piedra y otras
cia clara en ese ambiente. toholu, digamos. Ricardo Gaitán Obeso (véase Pilar Moreno de
Confieso que no llegué con tema ni con hipótesis. Todo me 1, "'untander, Bogotá, 1989, pp. 678-679) tuvo ancestros y
pareció curioso e inexplicable. Después de algún tiempo tuve de- 1,¡, niPs más notables de lo que yo suponía; además de haber
masiados temas y demasiadas hipótesis. d111nno del Colegio Militar, fundado por el general Mosque-
Raras veces me ha parecido claro el porqué tal historiador n oloonclP tuvo por compañero al poeta Candelaria Obeso (véa-
escoge tal tema. Los manuales, aun los mejores, guardan silencio nl 1111111 .José Restrepo, Ají pique, Medellín, 1950, p. 37), había
sobre este interesante punto. Aun Marc Bloch tiene poco o nada lt ¡, d1•Niacado en la revolución radical en Antioquia en 1879
que decir al respecto. A veces el historiador ofrece una racionali- ,J,,·.c•· Isaacs, La revolución radical en Antioquia, Bogotá,
zación de su interés, a veces una excelente y útil racionalización, 1' Jlhl n lns detalles). Mis observaciones sobre la tenencia de la
pero casi siempre se limita a lo intelectual. No he intentado expli- 1 1 1 n••l occidente de Cundinamarca en el ensayo sobre Santa
carme a mí mismo por qué llegué a interesarme tanto en el anár- 1 1 11 um demasiado rotundas y simplistas: el panorama al
quico y poco respetado siglo XlX colombiano, pero el impulso ori- '' ' ""' nuís variado.
ginal no tuvo una clara formulación intelectual. Fue de otra 1 11 1 11K nw han señalado la persistencia de algunos hábitos in-
naturaleza. Tal vez estaba buscando la República de Costaguana. ! 11 ,¡, 1. mñs sugerencia que conclusión, por ejemplo. Bueno,
He leído otra vez estos ensayos. Recuerdo que son en parto 1• "~"'s'nrcuse. No tengo el sitzfleisch, esa capacidad de sen-
producto de hallazgos y de accidentes, pero hay que estar prepa- u l11 n! ,, 11 un problema o tema por largos años. Puede ser que
rado para hacer buenos hallazgos; y los accidentes ocurrieron a 1 tdllJu dt•finiLivas en historia, pero dudo que haya ensayos

alguien que ha gastado buena parte de sus últimos treinta años 11111 VIl' /\demás, confieso que trente a muchos aspectos de la
en el estudio de este país. El archivo de Santa Bárbara, que no 1 1 1 ,.,.(omlHana no me parece fácil llegar a conclusiones. Mu-
andaba buscando, me lo abrieron don José U maña y María Carri- n! lo,,., quPda, y mucha ambivalencia en este escritor. No sé,
20 MALcOLM DEA:- ¡, 111 11 V LA GRAMÁTICA 21

por ejemplo, cómo juzgar esa obsesión nacional filológico-grama· 1 1l11lm· de la época de nuestra guerra civil y biógrafo de Oli-
tical que es el tema del primer ensayo, ru si es el deber del histo· 1 1 uuwt•ll, a alguien que le preguntó cuándo sabía que había
riador j11zgarla. En mis andanzas por las librerías de segundu 1t¡Htlo lo suficiente. "Cuando los escuch o conversando",
mano, me llamó la atención la existencia de tantos textos viejo¡¡ 1 1111 l,u'l restos de las conversaciones muertas están en mu-
de gramática; también reflexioné sobre el acervo de las publicn· JIII 1 1.,._.,
ciones del Instituto Caro y Cuervo. Empecé como el soldado Woy· 1 1111 ""''ucharlas sin prejuicios un extranjero tiene ventaja,
zeck frente a los hongos: "¿No ha visto Ud. cómo brotan enpadro· 1t ''" mus fácil ser neutral y mantener cierta distancia. Pero
nes? Si a lguien pudiera leerlos". Quise entonces escudriñar 1'1 IIIIIIJI l'o también tiene sus sesgos. Espero que los míos sean
misterio de tanta filología. 1 , \ qta• por lo menos haya argumentado de manera abierta.
Paso ahora a mi corto credo. La historia no avanza iluminan· 1111 luulo clos ensayos sobre coyunturas políticas de años re-
do todo el campo con una luz igual y bien distribuida, sino con 1• No Hon militantes; el lector juzgará si son neutrales.
luces de luciérnaga. El historiador debe cultivar un grado de pn· ! 11111 lt•Ho que me gustan casi todos los aforismos sobre la his-
sividad frente a su materia, debe abrirse a sus sugerencias, aun 1 Y lloln·.. los historiadores, y son muchos en los varios tomos

si eso lo conduce a abandonar sus primeras hipótesis. Para expli· 1 1u/111.~ a un texto implícito, de Nicolás Gómez Dávila. El
car, primero es necesario describir con toda la minuciosidad po· t11 quP he anotado dice: "Período histórico interesante es
sible. El gusto por el detalle no me parece un gusto frívolo: !'1 1 olm• el cual existe un libro inteligente". Ojalá que haya
poeta William Blake aspiraba a "ver un mundo en un grano dt· lltilllldo n hacer más interesante nuestro siglo XIX. A veces
arena", y el historiador puede tener la misma aspiración. No mt 1 1 (on In señora de Gould en Nostramo: "Para que la vida sea
gusta el antagonismo entre "vieja historia" y "nueva historia"; h 1 V llt•na tiene que mantener el cu idado del pasado y del
hay que hacer nueva historia: económica, popular, profesional. 11 1 1111 l'lldn momento del presente". Ideal insostenible, como
cosmopolita, comparativa, de archivo, rigurosa ... pero eso no im · 1 ltol! tdPnles.
plica el rechazo de la vieja. ¿Quién que aspire a conocer la hist.o· l(¡ lllttt'dimientos profesionales? Al historiador, o por lo me-
ria de este país, puede prescindir de leer a J. M. Cordovez Mour~>, 1 1 " rl o tipo de historiador, "los hechos" dan un frisson que la

talento extraordinario, sin rival, como historiador social del siglo 11 1111111'11 iguala. Hay hallazgos que se encuentran demasiado
XIX en América Latina? Los archivos son fundamentales (toda· 1 e'"'ndo ya quedó terminado y publicado un escrito. Recien-
vía hay tanto por hacer para rescatar el archivo republicano dro "'' • rll'onLré uno. Un amigo, que se hallaba depurando s u
Colombia), pero muchas cosas no se encuentran en ellos. Ilav lnl• t 11, me regaló un panfleto, de miserable apariencia y de
que leer mucho libro viejo -malo y bueno- y la prensa, muy 1 1 ''" lun rnteresante: J. M. Phillips, "La Humareda". Del libro
poco explotada hasta ahora. En la "vieja historia" colombiana ht 1 loR, (Eclit. Marco A. Gómez, Bucaramanga, junio de 1935).

encontrado mucha sugerencia, mucha inspiración. Se ve en mis 1 ut¡ttlumente no lo tuve a la mano cuando escribí sobre Gai-

notas de pie de texto. Me ha nutrido la imaginación, y sin imagi· tll•tlln Phillips, veterano de la batalla de La Humareda,
nación no se puede intentar hacer historia. No he sido asiduo 1 t,trtu·ucnta años después, los extraordinarios !males de esa
lector de libros sobre la historia, su filosofía y sus métodos, v 1 ntlu:
nunca tuve la buena o mala suerte de ser "formado" en una eH
cuela, fuera del aprendizaje oxfordiano de escribir ensayos. Soy 1 1• numada mi tarea, como a las diez de la noche, sentí un
de la última generación de a llá que consiguió empleo académiro
r 11 "" llltlridisímo en la parte norte del campamento, donde es-
''''llllttlracndos los vapores ...
sin pasar ni por maestrías ni por doctorados. (Esos, digo, tien<'n h" hnllla ocWTido? Que el vapor "Once de Febrero" en el que
mis a lumnos). Recuerdo la respuesta de Sir Charles Firth, gran h I•IIIIIIUII guardado todas las municiones, el armamento cogido
22 MALCOLM DEAS

al enemigo, una brigada como de 60 mulas y el cadáver de don


Luis Lleras que estaba en cámara ardiente en el salón, se había
llt\III•:CIMIENTOS
incendiado y había desaparecido en pocos minutos. Este vapor
cuyo nombre recordaba el triunfo de Barranquilla y que ante-
riormente se llamaba "María Emrna", recibió en el combate una
bala de cañón de proa a popa, que se llevó toda la fila de lám-
paras que colgaban por toda la mitad de los salones; esas lám-
paras según la disciplina de los barcos, se llenaban todos los
días, de manera que esa gran cantidad de petróleo cayó sobre
la madera seca del buque que la absorbió como esponja; el des-
pensero, apurado por alumbrar el buque estaba poniendo velas
esteáricas en botellas, y al caer una de ellas se incendió el barco
con gran velocidad, que no permitió sacar nada; al prender las
bodegas empezaron a estallar las municiones. El zapateo de las A la memoria de Eua Aldor
mulas acon·aladas producía gran impresión, pues todo mundo
comprendía que se estaban quemando vivas. Sobre la albarra-
da frente al buque había una infinidad de soldados cansados y libro abarca trabajos de muchos años; estoy endeudado
dormidos; el General Lombana, que estaba en el buque siguien- t ""'""'colegas, exalumnos, alumnos, maestros de estilo, ar-
te, viendo el incendio, advirtió a gritos que al quemarse la casi- 1" y bibliotecarios, que la lista de sus nombres sería tan
lla del Capitán caería sobre el puente y haría disparar la cule- 1 11111\0 una de esas viejas "adhesiones" a una candidatura
brina de proa, cargada con metralla y podía matar unos cuantos hlo 1u•inl con buenas perspectivas de éxito. Tengo una deuda
de esos soldados. Se les trató de despertar pero fue en vano: el
• ll l'"''llll con el gremio de libreros, del libro nuevo y del libro
sueño del soldado que ha combatido un día entero es un poco
más profundo que el del justo; y hubo que tirarlos de los pies,
J• v pnrlicularmente con J. Noé Herrera, de Libros de Co-
operación a que caritativamente vino a ayudar el General Lom- 111
bana; y en el momento en que hacia su obra de caridad se cum- Jl¡,ln prlrdón a todos los demás, y su comprensión por haber
plió su previsión: lu casilla cayó al puente; la culebrina se dis- 11 ld1• unn lista tan larga y por no agradecer acá con nombre
paró y la metralla despedazó al General Lombana, dejándolo ¡lo 1Unn a quienes tienen que ver muy directamente con este
sin manos y lleno de het'idas. Se le llevó al vapor inmediato con ' '""'Antonio Ocampo, que me pidió compilarlo, y Alfonso
ánimo de socorrerlo, pero él, que era médico, les dijo a sus cole-
1 1\twlwlsen, que me infundió aliento en un tiempo cuando el
gas: "Yo comprendo perfectamente que no tengo remedio; déjen-
me t1·anquilo, y que mis ayudantes me den a fumar un cigari- 11H1 lult uhu, y que me ha honrado con su prólogo.
llo" . Así se hizo. Por mano de sus ayudantes fumaba, y
conversaba con ellos, dándoles consejos respecto a que no aban-
donaran la causa liberal por más contratiempos que hubiera.
Hizo que le tuvieran abierto un reloj que se hacía mostrar cada
rato. Anunció los minutos que tardaría en tener hipo; a los
cuantos empezaría s u estertor y últimamente a los cuantos mo-
riría, todo lo cual se cumplió con exactitud.

¿Qué hace el hist.oriador frente a un reJaLo así'? ¿Forma un


equipo y aprende a contar? A mí me atrapó de nuevo la vieja fus
cinación.
Santafé de Bogot.á, septiembre de 19!J~
lf 1 1 1, ANTONIO CARO Y AMIGOS:
1 'I'IC'A Y PODER EN COLOMBIA

11 1llu 1lr·ibt> fue un inquieto y ambicioso guerrero y polí-


uhl 11111, •·uyn carrera concluyó con su asesinato en octu-
1 11 1 1'umhatió en tres guerras civiles, y en los intervalos
¡hfllt• pl'l'iodicos, sembró café y animó a otros en el culti-
11 11111 1>id.o conferencias sobre el socialismo, figuró en el
IIJ" mucho como diplomático y escribió cuentos para
1 1 1 11rqu•tcclo de muchas combinaciones revoluciona-
'' II IHIIIs, o ni menos subversivas. Semejante versatili-
' 1 ' 11 ,, • n In vida pública colombiana, aunque Uribe Uri-
h 1lu•t•ln llevado a extremos frenéticos. Cualquier cosa
1 11111 111 hucer, él, cicrtamenLe, intentaría hacerla mejor.
1 1Hhl1111os de ascendencia liberal en la década de 1960
111 1 nl1'1• ~us recuerdos de ruñez ambiguos senlimientos
!1 ltmnbre ejemplar, quien también era muy dado a
tf, ¡pmnasia sueca y a los baños de agua fría 1.
n ltlllrll'l, Ul'ibe Uribe no esluvo en el bando ganador
1 1v11 1"' 188fi. En un acceso de celo disciplinario -es-
1 11 """de sus defectos como comandante en el campo
1 111 1l III'Hsionó en sus tropas muchas más deserciones
11111 mnt.ó de un disparo a un soldado de su bando y
1 1 l"lllHÍn Allí, además de adaptar un texto de geolo-
11 11111' 1'omun, !.raducir un trabajo de Herbert Spencer
1 I'''"P'" defensa, escribió su Diccionario Abreviado
flu111r11cialismos y Correcciones de Lenguaje, con
uu111 1xpl Í<"nlivas, un lrabajo denso de 376 páginas .
2
26 27

Su carrera, su prestigio, su arsenal, no hubieran qu~duel 1 Jrcmi .. nto de los centros académicos más avanzados, de
completos sin un libro así. Tampoco fue ese el fin de sus estuchu e v ele• las distracciones de la política, a las cuales eran
gramaticales y filológicos. Los congresos de finales de los 111111 1 letju 11 ""'• algunos de esos estudiosos colombianos fueron
1880 y de la década de 1890 fueron ampliamente dominados 1'" 1 l"cmidnbles y prolíficos. Pocos hoy tienen la particular
los adversarios del liberalismo, y Uribe Uribe fue uno de !oH clu 1 1 111 n t!l tiempo, o la inclinación que se necesitan para
únicos liberales que lograron ser elegidos en ese período. El cnn11 1 '' IIHIIldo académico y para evaluar sus contribuciones al
cimiento de galicismos, provincialismos y correcciones era, :m 1 ti• tcutor se siente lejos de estar bien equipado para la
duda, una ayuda en el RLaque y en la defensa 3. Sin embargo, pnr 1 111 1'11, Hin embargo, que le sea posible analizar el impor-
medirse con la figura principal del gobierno en la década de IH!HI 1 11" 1 c¡uo ha desempeñado esta cultura académica en la
Miguel AnLonio Caro, el conocimient.o del latín también era ne·e e 1 1 "l1111lhtuna, sin nada más que una rudimentaria com-
sario. Uribe Uribe contrató a un discreto profesor de esa lengun " de 11111"lcs de su contenido.
un desconocido traductor de tratados religiosos, y tomó leccioru ' ' l ll tJdo XIX fue "la edad de oro de los lexicógrafos, gra-
durante tres meses, al final de los cuales le dijo a Caro en un fllulogos y letrados vernacularizantes", ha sido frecuen-
debate que él no era el único latinista en el Congreso. clh lw y su rol en el surgimiento de muchos nacionalis-
Para demost.rarlo citó un proverbio, Nunqua es fide cum /H 1• cnlunte familiar5 . El entusiasmo gramatical y
lente socia. Caro, poniendo las manos sobre la cabeza, exclame 1 11 tlll Pn las colonias inglesas de Norteamérica y en los

"iHorror, horror! Cuando ustedes quieran hablarme en lat.in, le 1lnulns durante la primera etapa de la vida republicana,
ruego que me pronuncien bien las sílabas fmales, porque allr' 1 '"' ul interés de su gente por la pureza y uniformidad,
donde está el meollo de IR cuestión"4 . 1 lt•l· qJt·ctados como "un fenómeno típicamente colonial,
¿Por qué escoger est.as dos anécdotas en una carrera 1un 1 1,1,. lndavía inseguros de su nueva cultura y que trata-
activa y variada? ¿Qué, aparte de vanidad, condujo a este rc•ve el tlumurse demostrando que eran más correctos aún
lucionario a la lexicografía y a los clásicos? ¿Qué pertincnd• h 1htlm1ics de la madre patria". Las interpretaciones nor-
tienen estas peculiares preguntas? ¿No preferiría e l lector cune ' 11111 11 Hi<'mpre revelan un característico matiz igualita-
cer mejor sus experiencias en el cultivo del café y los capril'lw
de sus precios, o su entusiasmo, posiblemente infundado, pn
las prometedoras perspectivas del comercio del banano? Qui~ 1 llnrc • 1 pobladores de la Nueva Inglaterra, pertenecientes
Pero es tal vez algo más que vanidad lo que impulsó a Urrh le • tlll•eliu educada, campeones de la escuela común (com-
Uribe a redactar su Diccionario y a tomar lecciones de latín. S hr ul). tuvieron mucho que ver con el establecimiento de
1 1rn ulnd en el primer lugar. El profesor de la escuela yan-
daba la inevitable presencia de Miguel Antonio Caro, inge·nl
1 u11111 1'1 vendedor yanqui, viajaban mucho, y ambos lle-
obstáculo para el part.ido liberal, filólogo y latinista superior ' 1 •IIHIHO ~>1 manual de ortografía, que daba la pauta de la
vicepresident.e encargado de la presidencia. Cuando uno cxpl 1 tlllloluollingüistica. A comienzos del siglo XIX, un tendero
ra un poco más allá, sale a luz que esta clase de sabiduría y el 1 vn l11¡rlut.erra podía tener en su lista de ventas: "Todo
competencia en t.re sabios está íntimamente conectada en ('o wh111ky, melaza, percates, libros de ortografía y parillas
1 tllt!!", Nouh Webst.er se benefició grandemente con el he-
lombia con el ejercicio del poder.
1 'l'" lu uniformidad del lenguaje norteamericano depen-
Una exploración minuciosa de este tema y de sus impliciH'I
lt lt t ll'llrla y de la universalidad del alfabetismo. "Nada
nes, incluso en e l que parecería ser el nada complicado caso 11 1 1 tltl•·t·uniento de escuelas y alguna uniformidad en el uso
una república suramcricana, agobiadoramente rural y annlfuh 11 P•n (lpr11feriblemente la ortografía de Webster!) -argüía
ta, a finales del siglo XIX, es una perspectiva intimidante. A pi'KA 1JI 1'I111'Íones sobre el idioma inglés (1789)-, puede a ca-
28 29

bar con las diferencias en el habla y preservar la pureza de In 111 1 u fin y las gen eraciones de la Colombia inde-
lengua estadounidense6. t urmnnr los métodos y motivos opuestos que libe-
' 1 v ulurt>s adoptaron en la inmensa tarea de ilustrar
Sin embargo, no parece posible asimilar satisfactoriamt•nt
1 1pulur·ps Pero esto no es asunto de este ensayo, que
las preocupaciones de los colombianos por la lingüística con las •l
1 •n la -.ingular prominencia de gramáticos y filólo-
los nacionalismos europeos del XIX o con las de la Américn 1l
¡J 1 "" lrlll'n del país.
Norte anglosajona. Aunque las hazañas filológicas eran mnl111
1 , , roou ..¡ t!Jemplo del diccionario que compuso en la
de orgullo patriótico, e implicaban cierta resistencia contru ¡,,
1 1¡,duo, 1·l Diccionario de Galicismos. Aunque respe-
influencias culturales externas, esencialmente no eran de cm H
ll r nn7.n In fama, ni logró una segunda edición. Aquí
ter nacionalista. Aun a veces podrían resultar conscientem••nl
11 1 1 ool>f'll que, como se puede deducir del prólogo, de-
antinacionaüstas, es decir, transnacionales. Aunque los libJ'oll rl
gramática y de ortografía se vendían junto con el aguardientt, 1
\¡llllllrwiones Críticas sobre el Lenguaje Bogotano, de
1 1 vn~. l'ul>licado por primera vez en Bogotá en 1872,
panel a, las telas y las parrillas, las ganancias no eran tan grande
1 tlrlu nlt un:r.ndo su cuarta edición en 1885, algo nunca
y el espíritu no era tan democrático.
1 1 11lnr11n otro trabajo local de erudición. El artículo
Había algo más en juego. La gramática, el dominio de lnH 1
1 1 1111 llltl{t'" Pn la Encyclopaedia Britannica, undécima
yes y de los misterios de la lengua, era componente muy impo
1 111 , ¡, o • ln~in con cierta casual generosidad geográfica,
tante de la hegemonía conservadora que duró de 1885 hasta 1!l:IO
1111 111 uul.oridad en lo relacionado con el español de
y cuyos efectos persistieron hasta tiempos mucho más recicnt
1 1ol1111 d• Cuervo, en sus ediciones posteriores, fue im-
La política colombiana ha contenido desde un principio u
m r lll, y 1w encuentra, por lo general, bien encuader-
vigoroso elemento ideológico y pedagógico. Mucho se escribió, y
ha escrito desde entonces, acerca de la conveniencia de formnr 1
lt 1pnrrPnria solemne y sin leer del premio escolar.
p nlrr·u lnrmcnte raro, tiene alto precio en el mercado
joven mentalidad r epublicana con base en los textos de Benthnm
1 uundu muno.
y Destutt de Tracy: el presidente Santander, 1832-1837, a fnvor
11\111 nrnpli n divulgación alcanzó un libriLo más barato,
el presidente Ilerrán, 1841-1845, en contra... 7 . L a e d ucacton
.. 1''
1 1 lo u , llltiS práctico: Tratado de Ortología y Ortogra-
pular laica que preparase a las masas rurales, manipulada!-! 1"
"• .¡,, ,Jmu; Manuel Marroquín -guía para la orto-
los curas, para el sufragio universal que prematuramente !11' 1
utu .. ·rn•·i<in cnstcllana, con útiles listas de cuándo usar
había concedido, era una de las principales preocupacion<'s ,¡,
1 1 11·, y dP palabras "de dudosa ortografía"-. Buena
liberalismo radical en las décadas de 1860 y 1870, y fue unn d
t 1 rnt'unnnción se daba en rimas, y generaciones de
las ostensibles manzanas de discordia en la guerra civil de 1R70
"hl11111H hun L<>nido que aprenderlas de m emoria:
1877. Los colombianos no hubieran discrepado de la doclrinn •l
David Hume relativa a la importancia del púlpito y la esrw•ln
l.u.~ voces en que la zeta
Los gobiernos sucesivos, al readmitir o reexpulsar a los jesuitn
l'tlf'dt• colocarse antes
tuvieron muy en cuenta sus habilidades como educadores. Elmn
trol de la educación fue frecuentemente el centro del debatP • n
n.. otras letras consonantes
~,, ga...pacho, pizpireta,
torno a las relaciones entre Iglesia y Estado; era algo de vitnl
('ulli. baJO, plazgo, yazgo,
importancia para conservadores y liberales, elemento esencinlll
1/t~zlo, y hazlas y juzgar
cualquier hegemonía.
f:'on p(l.zgualo, sojuzgar,
Dichos debates fueron apasionados y comprometidos. Es fn•
1/aztc• y /os nombres en azgo ...
cinante seguir las carreras de Bentham y Destutt de Tracy a 1rn
30 M.ALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 31

La obra todavía se imprime, el texto permanece igual que en tre 1874 y 1876, sostuvo una escuela y en 1853 publicó una de las
vida del autor y se vende por la calle, fotográficamente reproducido primeras gramáticas colombianas, Compendio de Gramática
9
con todas las preocupaciones y los ejemplos de hace cien años . Castellana, para uso de sus alumnos. También publicó una abre-
Miguel Antonio Caro y Rufino José Cuervo escribieron una viación de la Gramática de Andrés Bello -a uno le parece que
gramática latina que disfrutó un succes d'estime en España y que un conservador hubiera ampliado la obra; ciertamente, Cuervo
fue objeto de varias ediciones. Caro escribió extensamente sobre así lo hizo en 1881-. César Conto, prominente radical del Valle
Andrés Bello, cuya Gramática de la Lengua Española, publicada del Cauca, muy comprometido con los conflictos educativos que
por primera vez en 1847, fue la gramática más utilizada en His- desembocaron en la guerra civil ele 1876-1877, compuso en 1885
panoamérica en el siglo pasado, y dirigió una edición de la Orto- un Diccionario Ortográfico de Apellidos y de Nombres Propios de
logía de Bello en Bogotá en 1882. En 1870 redactó un Tratado del Personas, con un apéndice de nombres geográficos de Colombia.
Participio, muy aplaudido, que se volvió a publicar en 1910. (Es- Tambien elaboró un trabajo acerca del inglés, Apuntaciones sobre
cribió muchísimo más y fue la inteligencia rectora de la longeva la Lengua Inglesa, con un apéndice sobre el argot 11 •
Constitución de 1886, cuyo trazado general sobrevivió en sus lí- Un rápido vistazo a la lista de gramáticas, diccionarios y
neas generales hasta 1991, pero lo que acá nos concierne es ape- guías para escribir y pronunciar bien que se han publicado en
nas la parte gramatical y filológica de sus escritos). Colombia en el último siglo revela que en su mayor parte fueron
Hubo otros gramáticos que giraban con más o menos inde- obra de personas políticamente prominentes y comprometidas.
pendencia en la órbita de Caro. Marco Fidel Suárez, presidente a Los líderes en este campo también eran líderes en la vida pública.
su vez posteriormente, nunca se sentía más feliz que cuando pes- Santiago Pérez no fue el único que fue propietario de una escuela.
caba errores en los escritos de los demás. Al término de la última También lo fue José Manuel Marroquín, en su hacienda de Yer-
guerra civi l colombiana, Lorenzo Marroquín, el hijo de José Ma- babuena, en la Sabana de Bogotá. Marroquín había enseñado an-
nuel, que había dejado de versificar la ortografía para r;ercer la tes en el establecimiento de Pérez. El colegio de Marroquín adop-
presidencia del país, escribió una novela en clave, Pax, para ex- tó la norma de los jesuitas de vigilancia total de los alumnos en
poner la moralidad y las costumbres de entonces. La facción de t.odo momento, aunque la solemnidad era aliviada por becerradas
Suárez era opuesta a la de los Marroquín, y su reacción fue publi- y frecuentes representaciones teatrales. Un selecto grupo de mu-
car una anatomía de sus errores, de ciento cincuenta páginas: chachos cantaba las rimas ortográficas: algunos años después se-
Analisis Gramatical de Pax. Los temas filológicos son comunes en t•tan remplazados por otro escogido grupo de niñas 12. Igualmente,
su voluminosa producción periodística lO_ Miguel Abadía Méndez, Miguel Antonio Caro abrió una escuela después de retirarse de la
el último presidente de la hegemonía conservadora, escribió, por presidencia. Un buen número de esos hombres también dictó cur-
su parte, unas Nociones de Prosodia Latina, obra publicada por -.os universitarios a lo largo de sus carreras. Abadía, por ejemplo,
la Librería Americana en 1893. Él mismo también suministró el 11iguió con sus clases de derecho, temprano por la mañana, duran-
prólogo para el Tratado del participio de Caro en la edición de ! P s u período presidencial.
1910. Anteriormente la empresa de Miguel Antonio Caro, la Li- Pero no nos desviemos de gramática y filología. El interés lo-
brería Americana, había pasado a manos de José Vicente Concha, c·nl por estas ciencias -sus practicantes insisten siempre en lla-
también presidente del país entre 1914 y 1918. marlas ciencias- recibió forma ósea institucional con el estable-
Aunque Uribe Uribe como liberal fue sobrepasado en número e 1miento de la Academia Colombiana, en 1871. Los tres espíritus
de aliados y ampliamente superado en erudición por los gramá- fundadores, Miguel Antonio Caro, José Manuel Marroquín y José
ticos conservadores, no fue el único liberal en publicar un trabajo Mnría Vergara y Vergara, eran miembros correspondientes de la
en este campo. Santiago Pérez, dirigente radical y presidente en- A':ndemia Española. El número de miembros se fijó, primero, en
MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 33
32

1885, no se trataba de hombres ricos. Algunos de ellos habían


doce, "como conmemorativo de las doce casas que los conquista- conocido la pobreza en carne y hueso. El mayor interés que des-
dores, reunidos en la llanura de Bogot.á el 6 de agosto de 1538, pierta el grupo radica en esto. ¿Cómo pudo ocurrir que cuatro
13
levantaron como núcleo de la futura ciudad" . Entre los doce fi- personas, conectadas por una sola librería, se convirtieran en pre-
guraban dos prominentes radicales, Santiago Pérez y Felipe Za-
sidentes de la nación en un lapso de treinta años? Y pedagogos,
pata, pero la mayoría eran conservadores. todos ellos, hasta cierto punto.
Aprobada por la Academia Española en noviembre de 1871,
Si hubieran sido exportadores de tabaco, cultivadores de café
esta fue la primera entidad de tal naturaleza que se fundó en las
o abogados de compañías de petróleo, es fácil suponer que ellos y
Américas 14 • Durante años sus actividades fueron intermitentes,
sus relaciones hubieran llamado más la atención. Es fácil tam-
sin dejar de ser controvertidas políticamente. Como no tenía dón-
bién imaginar qué clase de conclusiones sobre su época habrían
de reunirse, en 1875 la Academia pidió permiso al Congreso para
deducido los historiadores, si grupo tan influyente se hubiera con-
utilizar el antiguo convento de Santo Domingo. La solicitud fue
gregado alrededor de un solo negocio. Los historiadores, sin em-
rechazada. Los congresistas se opusieron, acusando a los miem-
bargo, no se han mostrado ni muy interesados, ni muy benévolos
bros de la Academia de ser "los soldados póstumos de Felipe Il",
con ellos.
de rezar el rosario en sus sesiones y de escribir la conjunción "y"
En una historiografía predominantemente liberal, Caro tiene
así, y no con "i", "a la manera de ese funesto monarca". El uso de
los rasgos de un "monstruo sagrado", y disfrutó de cierto renovado
la uy" era considerado conservador, reaccionario. En vano Caro 15 interés por el centenario de la Constitución de 1886 y por la defi-
señaló que Felipe II había favorecido la "i", como los radicales .
nitiva desaparición de la misma en 1991. Los demás no son muy
La Academia no tuvo ambiente favorable bajo el régimen ra-
recordados. Marroquín perdió a Panamá: "Puedo decir lo que muy
dical, a pesar de contar entre sus miembros a Pérez y a Zapata.
pocos estadistas: recibí un país y le devolví al mundo dos". Suárez
Se reunía, pues, raras veces, en casas privadas. Rufino J. Cuervo,
tuvo orígenes notoriamente humildes, pues fue hijo ilegítimo de
el académico más distinguido, qui~o renunciar a pesar ""yo: un
~na lavandera; como presidente fue acusado, con éxito, por empe-
malentendido lo llevó a creer que no había sido invitado a una de
nar sus gastos de representación. Abadía tuvo la desgracia de ser
las escasas reuniones que se llevaron a cabo. Caro apeló, con éxi-
presidente en el tiempo de la huelga de las bananeras, 1928, aho-
to, a su sentido del deber: ra tan céle,bre por su inclusión en Cien años de soledad.
Usted sabe que nuestra Academia, por falta de rentas, de local,
Se han explorado poco las fuentes de su poder, tal como fue
de ocupación fija, y de cuanto informa una sociedad semejante, realmente.
ha sido generalmente y por años enteros como concilio disperso. Es notorio que el régimen conservador dependió, principal-
Es un simulacro de Academia, una lucecita que espera mejores mente, de los recursos políticos de la Iglesia. Pero, ¿¿e qué más?
dias, mantenida por la amistad que agrupa a unos pocos(...) Hoy ¿Estas eruditas figuras eran agentes "dependientes" de algún
creo que hubiera sido más prudente de parte de la Academia
Española tener aquí individuos correspondientes, por las dificul-
otro clan familiar? ¿Efectuaron el trabajo político de los latifun-
tades de establecer en América sociedades de esta clase(...) Pero distas, de los cafeteros, de las casas importadoras y exportadoras
una vez aceptado el compromiso, hay que lavar la ropa sucia en o del capital extranjero? En términos políticos, ¿qué clase de in-
la casa y sostener el honor de la familia, o como dice Cervantes, telectuales eran? ¿Las teorías de Gramsci, tan leídas y tan poco
limpiarnos los dientes en público para que p¡arezca que hemos nplicadas, vierten alguna luz sobre ellos? Antes de volver a la
6
comido aunque estemos muertos de hambre . gramática y la filología, y a su posible papel en el sostenimiento
de esa hegemonía, vale la pena examinar estas figuras y su con-
La imagen fmal es sorprendente y sugestiva. Aunque ellos
texto con mayar detenimiento.
iban a ejercer el poder y a establecer una hegemonía a partir de
MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
34 35

No todos son de Bogotá, pero es la cultura bogotana la que los más extensa La Miscelánea: "Nosotros creemos que es de sumo
informa. Tomemos a Rufmo José Cuervo y Miguel Antonio Caro mt.erés para los nuevos Estados Americanos, si es que quieren
-a Rufino José Cuervo, ante todo, que aunque conservador, nun- algún día hacerse ilustres y brillar por las letras, conservar en
ca fue militante,• pero que, con sus Apuntaciones resultó ser la !.oda su pureza el carácter de originalidad y gentileza antigua de
inteligencia más destacada. . . lu literatura española, tal cual se presentó en sus más hermosas
El linaje de Rufmo José Cuervo apEp"ece en la b1ograf1a que, épocas de Carlos V y Felipe Il. Pensamos que los negociantes, los
con su hermano Ángel, escribió de su padre, Rufino Cuervo. Los magistrados y todos los que de cualquier modo puedan tener al-
Cuervo eran de diversa ascendencia criolla, de estirpe española guna influencia, deben proteger por todos los medios que les su-
llegada más 0 menos recientemente. Por lo menos un antepasado giera el patriotismo y el amor a las letras, la introducció~ de li-
resolvió emigrar cuando la independencia se af'1an~?· por .r~.. en bros en español, la lectura y la enseñanza por ellos y no por los
1819 con la batalla de Boyacá. Ruf'mo Cuervo nac10 en Tibmta, que estén en lenguas extranjeras"19.
cerc; de Bogotá, en 1801, retoño de un criollo ~e p~era ge~e:a­ Los autores de La Miscelánea recomendaban una "federa-
ción, y mercader fracasado. Fue criado por su tw, pros~ero clengo ción lit.eraria" conformada por hombres escogidos, virtuosos y sa-
bogotano. Este tío f1rmó la declaración de indepe~dencta de Bogo- bios de cada nueva nación. Tendría su sede en alguna ciudad lo-
tá, y fue lo suficientemente destacado co~o patri~~- para s~r de- calizada centralmente, "digamos Quito", que debía estar dotada
nunciado por el realista obispo de Popayan como hiJo del ~~blo, de imprenta, biblioteca y todos los elementos necesarios, ajena a
separado del rebaño de Jesucristo e indigno del sace_rdocto . El toda intriga política. En palabras de los dos Cuervo, "no debía
joven Rufino, sin embargo, tuvo la sufic~ente .~rudenc1a p~a..lle- tener por instituto sino conservar la lengua castellana en la mis-
gar a ser escogido para pronunciar la oracton de es~d1os , el ma pureza que nos la legó España, para que en ella pudieran
discurso conmemorativo, en el colegio de San Bartolome en 1817, dignamente redactarse nuestros códigos, escribirse nuestra his-
en tiempos de la reconquista española, bajo el régimen del gene- toria, pintarse nuestra naturaleza y cantarse las glorias de nues-
ral Pablo Morillo. Habría de coronar una larga carrera como bu- ll'os guerreros". La Miscelánea, mientras tanto, tomó la iniciati-
rócrata, político, abogado y periodista; fue vicepresidente Y c~n­ va: "En los artículos titulados 'Neologismo', 'Correspondencia
didato a la presidencia. Comenzó como liberal "moderado Y , ntre un doctorcito flamante y su padre', se satiriza con agudeza
terminó como conservador. ol galicanismo chabacano de los recién graduados, que no habien-
Vtda de Rufino Cuervo y noticias de su épocaP es fruto del do estudiado ni leyendo sino libros franceses o traducciones bár-
amor filial que exalta la inquebrant.able consistencia ideológica baras, hacían alarde de estropear su propia Jengua"2o.
del biografiado, pero también está lleno de detalles sobre ~tras Cuervo se interesó personalmente por la educación. Como go-
facetas de su casta mental y sobre el ambiente de su Bogota. bernador de Cundinam.arca a comienzos de los años 1830, fundó
A mediados de 1820 Cuervo editaba La Miscelánea, un perió- una Sociedad de educación primaria que distribuyó libros y otros
dico, y en sus páginas se pueden encontrar algunos d~ l~s prime- Plementos para las escuelas, y edificó, cuando menos, un plantel.
ros ejemplos de interés local por el idioma. Como escnb1eron s_us l~stableció un colegio para niñas con fondos de los extinguidos
hijos, "llama particularmente la atención el empeño con que m- conventos menores, "destinado especialmente para las hijas de
culean la importancia de conservar en toda su pureza la lengua los próceres de la Independencia y de los beneméritos de la pa-
castellana (...). y es cosa que causa maravilla que, apenas acaba- trian. Para tal colegio escribió en 1833 un Catecismo de urbani-
da una guerra de exterminio, supiese con justo temperame~to dad, "obrita tan recomendable por la sencillez como por la discre-
reconocer la primacía literaria de España sin comprometer la m- ción y universal oportunidad de sus máximas (... ) dispuesto de
dependencia política de América" 18. Vale la pena citar en forma manera que pueda llegar lo mismo a manos de señoritas criadas
MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 37
36

~u hijo Ángel23 mostró una tierna lealtad a las viejas recetas


en los salones, que a las de modestas aldeanas, sin riesgo de que
l'spanolas, y en 1867 publicó los resultados en La Dulzada. Poema
la afectación haga insoportables sus maneras. Ueva por epígrafe
de ocho cantos Y un eptlogo, larga narración heroico-burlesca de
la divisa que parece tuviera él estampada en el fondo de su cora-
la guerra librada por dulces, pudines y tortas, españoles y crio-
zón: Quod munus reipublicae maius meliusue otferre possumus,
quam si d.ocemus atque erudimus iuuentutem (Cicerón, De Diui- llos, contra la nefasta invasión de confites franceses de moda en
los años del Segundo Imperio: '
nitate)"21.
Cuervo se esmeró mucho en la educación de sus propios hijos,
Nos trata a matar a indigestiones
y no escatimó en gastos: "Era talla atmósfera de estudio Y apii-
Por eso manda Napoleón III
cación que había en la casa -escribieron sus hijos- que los cria-
A tanto ruin y puerco pastelero
dos en sus horas de descanso aprendían a leer, o a escribir Y con-
tar siendo nosotros los maestros". Parece haber vivido bien, pero
Este trabajo puede reputarse afortunado por haber logrado
no 'dejó gran fortuna. Era, en palabras de sus hijos, "tan distante
una segunda edición al cabo de un siglo24 •
del despilfarro como de la miseria". No contento con estampar
Quod munus, etc., en su corazón, colocó la siguiente inscripción
A Rufmo José le fue mucho mejor en las ventas, con el éxito
d~ las Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, que ya ha
·en piedra sobre el portalón de su hacienda:
s1do mencionado. En realidad, Rurmo fue uno de los colombianos
más preparados de su generación, y sostuvo nutrida correspon-
dencia c_on rllólogos y lexicógrafos contemporáneos. Él y Ángel
1848
establecieron sus rmanzas sobre un sólido fundamento gracias a
NEC NOS AMBITIO NEC NOS AMOR URGET HABENDI
la organización de una fábrica de cerveza en Bogotá, remota an-
R. c.
Lepasada de la actual Bavaria, y sus utilidades y venta fmalles
produjeron ingresos suficientes para pasar el resto de sus vidas
Tal fue el padre de Rufino José22 • Éste y Ángel se dedicaron al en París25. La residencia allí resultaba más económica y, obvia-
estudio, a la literatura y a la fabricación de cerveza. Quizá porque mente, favorecía el estudio. En París pasó Rurmo sus últimos tres
ellos mismos escribieron la admirable y convincente biografía de
d~c~nios dedicado a trabajar en su Diccionario de construcción y
su padre, uno ve mucho de él en ellos, hasta llegar a extremos
regtmen de la lengua española, obra basada en avanzados y cui-
curiosos. d~dosamente ponderados principios. Algunas muestras y dos vo-
Por ejemplo, Rufino padre fue un entusiasta gastrónomo y un lumenes fueron publicados durante su vida, aunque no vivió lo
ávido coleccionista de recetas. Aquí también se dan la mano lo suficiente para ver más allá de la letra "D". Estas primicias fue-
viejo con lo nuevo: ron bien acogidas y, desde entonces, han sido muy admiradas:
resultaron superiores, en concepción y ejecución, a lo que pudiera
brindar cualquier otro diccionario español de la época. Se dice
Dentro de los líJ:njtes de una moderación higiénica gustaba el
Doctor Cuervo de manjares regalados, afición que sin duda se que la cervecería Bavaria ha prometido fmanciar la terminación
había acrecentado con los viajes y el trato con personas de dis- del diccionario como parte de su contribución a la celebración del
tinción; así que las copiosas recetas de cocina española que nos quinto centenario de lo que Cuervo no habría vacilado en llamar
venían de nuestros abuelos matemos, se aumentaban con los el Descubrimiento de América.
buenos platos que se le servían fuera, y cuya descripción se com- Las Apuntaciones críticas traen un prólogo que precisa las
placía en hacer luego, ya por haber adivinado su compo~~ción, ya
por h11berla averiguAdo discretamente en la conversac1on.
intenciones del autor:
MA.LcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 39
38

Es el bien hablar una de las más claras señales de la gente culta de urbanidad, "pues no pueden despreciarse sin dar indicios de
y bien nacida, y condición indispensable de cuantos aspiren a vulgaridad y descuidada educación". Otras son para los más ade-
utilizar en pro de sus semejantes, por medio de la palabr~ ~ de lantados. Acerca de algunas más, Cuervo mismo parecía insegu·
la escritura los talentos con que la naturaleza los ha favonc1do:
ro: "No es fácil, verbigracia, que a quien bautizaron Arístides se
de ahí el e~peño con que se recorrúenda el estudio de la gramá-
tica26. contente con ser llamado Aristides". Hace un rechazo y una pro-
testa. Primero, niega cualquier imputación de que pretende erigir
Las Apuntaciones ciertamente no son de fácil lectura, pero el una suerte de "odiosa dictadura, para lo cual no tenemos ni títulos
autor no pretendió que fueran parte de la "alta fUosofía" de lama· ni disposición". En segundo término, teme que sus quinientas pá·
teria; el trabajo se proponía señalar "digámoslo así, con el dedo, las ginas contengan tantas censuras que induzcan a los extranjeros
incorrecciones a que más frecuentemente nos deslizamos al hablar que no hayan visitado al país -muy pocos lo habían hecho- a
y al escribir", y esto se procuraba para aquellos que no disponen ~o~acar la conclusión de que "aquí hablamos en una jerga como de
del tiempo ni de los elementos para realizar estudios profundos. El gitanos". Ello no era así:
número de colombianos que no halló el libro pesado debe haber
sido sumamente reducido, pero es muy significativo que su autor En Bogotá, como en todas partes, hay personas que hablan bien
afumara que estaba destinado a ser un libro accesible. y personas que hablan mal, y en Bogotá, como en todas partes,
El título puede parecer parroquial. Su objetivo fue todo lo con- se necesitan y se escriben libros que, condenando los abusos,
vinculen el lenguaje culto entre las clases elevadas, y mejoren el
trario: chabacano de aquellos que, por la atmósfera en que han vivido,
no saben otro.
Cuando varios pueblos gozan del beneficio de un idioma común,
propender a la uniiorrrúdad de éste es avigorar sus. simpatías Y
relaciones hacerlos uno solo. De modo pues que, deJando aparte El asunto, sin embargo, es grave:
a los que trabajan por conservar la unidad religiosa, aspiración
más elevada a formar de todas las razas y lenguas un solo redil Bueno es también recusar aquí las disculpas que alegan algu-
con un solo Pastor, nadie hace tanto por el hermanarrúento de las nos en favor de sus desaciertos gramaticAles. Tratando, suelen
naciones hispano-americanas, como los fomentadores de aque- decir, de puntos de mucha monta, no es dable atender a atildar
llos estudios que tienden a conservar la pureza de su idioma, el lenguaje y obedecer menudos preceptos relativos a la forma;
destruyendo las barreras que las diferencias dialécticas oponen escribiendo, además, de prisa, ¿quién va a reparar en rrúnucio-
al comercio de las ideas. sidades y pequeñeces? El bien hablar es a la manera de la bue-
na crianza: quien la ha mamado en la leche y robustecídola con
El modelo tenía que ser España: "Ya que la razón no lo pidie· el roce constante de la gente fina, sabe ser fiel a sus leyes aun
ra, la necesidad nos forzaría a tomar por dechado de nuestr~ ha· en las circunstancias más graves, y en éstas precisamente le es
blar a la lengua que nos vino de Castilla". más forzosa su observancia. Es más: quien osa tratar punLos
No hay posible rival americano. Hasta los Estados Unidos, muy altos debe tener muy alta ilustración, y apenas se concibe
"con gloriarse de los Prescotls, Irvings, Bryanls Y Longfellows" ésta sin estudios literarios, esmalte y perfume de todas las fa-
cultades; según aquella peregrina idea, los escritores más emi-
veneran a Shakespeare, a Pope, a Gibbon y a Hume. Hay que
nentes de todos los países no habrían producido sino obras lige-
desechar los odios recientes: "Rotas las antiguas ataduras, unos ras, cuando es a menudo todo lo contrario. En suma: los
y otros son pueblos hermanos, trabajadores de consuno en la obra adefesios de personas humildes que escriben cuando las cir-
de mejorarse impuesta por el Señor de la familia humana"· cunstancias los precisan a ello, cualquiera los disculpa; pero no
Cuervo enuncia entonces sus razonables propósitos. Algunas es fácil ser indulgente a este respecto con los que presumen
observaciones quedarían, tal vez, mejor ubicadas en un manual componer el mundo.
40 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
41

Cuervo mismo fue un gramático relativamente apacible. Has- objeto del lenguaje sea el entenderse y comunicarse una vez
ta creyó conveniente incluir una advertencia en su prólogo, aun- que los vulgarismos vienen a constituir obstáculos pa:.a ello en-
que muchos de sus lectores no lo han tenido en cuenta: tre diversos lugares, en vista del estado de la lengua en los
d?más paises que la hablan, hay derecho para proscribir lo que
solo por abuso ha logrado privar.
No menos oportuno parece señalar un escollo propio de los estu-
dios gramaticales. El hábito, sobre todo en los principiantes, de
exigir la corrección en la forma se convierte a menudo en pedan- Muy lejos en París, llevando la vida de un "monje secular"
tería que rechaza cuanto no satisface a un ideal falso o legítimo. trabajando duro en su Diccionario, Cuervo no fue olvidado enBo~
Por lo mismo que una forma descuidada suele ser indicio de poca gotá. Sus amigos tuvieron el cuidado de preservar y enaltecer su
solidez en la parte sustancial de la obra, es ordinario que, en rPputación. Allí había un colombiano que se había dedicado con
faltando lealtad para reconocer méritos de otro orden, o ciencia I'Xilo, a una empresa intelectual que le había merecido el re~ono­
para dilucidar la materia sobre que versa un escrito, acuda la
pasión a la odiosa tarea de probar que el contrario no sabe gra- c •miento Y el respeto de las figuras principales de la filología eu-
mática. Dicho se está que jamás ha sido nuestro designio pro- •·opea. Muy pocos colombianos habían sido capaces de establecer-
porcionar armas para esta clase de ataques. SI' en el e~rior y de sobrevivir y, mucho menos, de labrarse tal
prestigio. El, en consecuencia, siguió ejerciendo una autoridad a
Ciertamente, pocas prevenciones en un prefacio han sido ig- distancia. También se mantuvo en contacto con sus amigos, como
noradas en forma más general. lo comprueba su voluminosa correspondencia. Un volumen de
Era importante tener los motivos correctos, pero la vigilancia f•tla es con Miguel Antonio Caro27 .
debería sin embargo ser mantenida: El primer Caro en llegar a la Nueva Granada fue Francisco
Jnvier Caro, nacido en Cádiz en 1750. Llegó en 1774, como prote-
Nadie revoca a duda que en materia de lenguaje jamás puede ¡.ciclo del virrey Flórez; hacia 1782 era oficial mayor de la secreta-
el vulgo disputar la preeminencia a las personas cultas; pero na del virreinato, y se había casado con una de las damas de
también es cierto que a la esfera de las últimas puede trascen- honor de la virreina. Dejó, entre otros escritos varios, un diario
der algo del primero, en circunstancias y lugares especiales.
Así, el aislamiento de Jos demás pueblos hermanos, origen del 11otable, que recoge con minuciosos y maliciosos detalles doce días
olvido de muchos vocablos puros y del consiguiente desnivel del ciP rutina burocrática en agosto de 178328. Su hijo, Antonio José
idioma, el roce con gente zafia, como, por ejemplo, el de los niños lltlVó una corta, triste y agitada vida política y matrimonial, sien~
con los criados, y los trastornos y dislocaciones de las capas do perseguido por los dos bandos durante las guerras de inde-
sociales por los solevantamientos revolucionarios, que encum- 11t>ndencia. Su adversa fortuna en la política también, a su turno
bran aun hasta los primeros puestos a los ignorantes e inciviles,
pnrsiguió a su hijo, el poeta y filósofo José Eusebio Caro si bie~
pueden aplebeyar el lenguaje generalizando giros antigrama-
ticales y términos bajos. Esto sin contar otras influencias, tal ··~t.e tiene el honor de ser uno de los padres fundadores del con-
vez no tan eficaces, pero que siempre van limando sordamente lll'rvatismo colombiano organizado. Fue el padre de Miguel Anto-
el lenguaje culto de la gente bien educada; así, en parte pudiera 1110. Se marchó al exilio cuando Miguel Antonio era niño de tierna
achacarse la diferencia entre la copiosa y más castiza habla de •·dud, Y nunca volvió a ver a su familia. La fiebre amarilla dio al
nuestros padres y la nuestra a lo distinto de Jos libros que an- l1·nste con él en Santa Marta a su regreso, en 185329.
daban en sus manos y Jos que ·manejamos constantemente no-
sotros; ociábanse ellos saboreando con sus familias las obras de Caro creció en un ambiente de pasión política, así como de
Granada, Rodríguez y Teresa de Jesús, mientras que en nues- VPneración por el estudio y la literatura. La familia vivió en gentil
tros hogares, cuando se lee, se leen de ordinario libros pésima- pobreza. Desde muy temprano Miguel Antonio mostró su afición
mente traducidos o periódicos en que, a vueltas de algo original, Jl 1 ~~" el estudio. Su abuela Nicolasa Ibáñez trató de infundirle otras
menudean también traducciones harto galopeadas. Pero como el ul••as: "Desengáñate, hijo mío, el comercio da la riqueza, propor-
42 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
43

ciona tener buenas relaciones, y una vida divertida y agradable. tina. Así mismo,. dio a la estampa su Tratado del participio, y Del
Lo demás no es talento, sino bestialidad, pasar la vida entre los uso en sus relacwnes con el lenguaje, su traducción de la Eneida
cuatro paredes de la casa con los libros y la pluma en la mano, sin las Geórgicas y las Églogas de Virgilio, al igual que numeroso~
saber cómo se gana un real, sino atenidos a lo que los demás quie- estudios sobre Virgilio y Andrés Bello, un largo prólogo a las
ran darles". En carta anterior, también lo había prevenido, por los obra~ ~el po~ta conservador, político y asesinado dirigente de gue-
abismos de su poco común experiencia personal: "Por Dios, hijo rra civil, Jul1o Arboleda, y varios volúmenes menores de su propia
mío, cuida de no meterte en política". Caro no seguiría ninguno poesía. En 1878 obtuvo con uno de sus poemas una mención ho-
de estos consejos. Su tía tuvo un sentido más claro del destino de norífica en los juegos florales de MonLpellier31.
la familia, cuando le escribió a la madre de él: "Debes saber que Fue a través de sus escritos como Núñez se fijó en él. Rafael
todos los Caros han sido pobres". Miguel Antonio le hacía evocar Núñez, inspirador de las evoluciones políticas de la década de
la memoria de su padre. 1880, le hizo el primer nombramiento político: le designó director
Caro estaba destinado, inequívocamente, para la política. Es rle la Biblioteca Nacional.
representante de cierta clase, pero de una clase que tiene su exis- Con Núñez, fue el arquitecto de la Constitución de 1886.
tencia en el gobierno, no en ningún sector o faceta particular de F'ue elegido vicepresidente en 1892, pero en realidad ejerció la
la economía. Es heredero de la antigua burocracia del imperio presidencia mientras Núñez permanecía semirretirado en Car-
español, tal como los Cuervo, los Marroquín, los Vergara30• Estas t.agena, hasta su muerte en 1894. Gobernó Caro, pues, hasta
familias estaban acostumbradísimas al poder, sin poseer grandes 1898. Su manejo de la sucesión fue un fracaso: su anciano e
tierras ni riqu eza comercial. En eso se manifestaban no intere- inválido candidato, Manuel Antonio Sanclemente, fue sustitui-
sadas, o mejor, desinteresadas: el poder sí les interesaba. No les do por el vicepresidente, José Manuel Marroquín, en un golpe
parecía, en lo más mínimo, anormal o inverosímil que éste fuera de estado consumado en medio de la guerra civil, el 31 de julio
ejercido por letrados, como muchos de sus miembros, cuyos ante- ele 1900. A Caro esto le dolió profundamente. Un interés común
pasados habían venido a las Américas a gobernar a cualquier tí- o.n la filología, y ser ambos miembros de la Academia, no garan-
tulo. Para los letrados, para los burócratas, el idioma, el idioma I.Jzaban la amistad entre los conservadores32.
correcto, es parte significativa del gobierno. La burocracia impe- Caro ordenó grandes pedidos del primer volumen del Diccio-
rial española fue una de las más imponentes que el mundo haya narii> de Cuervo y de las Apuntaciones para la Librería America-
jamás visto, y no es sorprendente que los descendientes de esos na : en 1884 solicitó quinientos ejemplares de cada uno, y trescien-
burócratas no lo olvidaran; por eso, para ellos lenguaje y poder t os de la Gramática Latina que habían escrito juntosaa. Se
deberían permanecer inseparables. preocupó mucho cuando la llegada de los libros se retrasó por la
Caro se forjó su reputación política mediante el periodismo y ¡c~e~a civ~l de 1885. En esas difíciles circunstancias, promovió el
la polémica, en oposición a los gobiernos radicales que predomi- 1Jtccwnarw en todas las formas posibles:
naron entre 1863 y 1885. Lo hizo así, con gran resonancia, en el
En La Asamblea de Cundina.marca ha pasado por unanimidad
resueltamente ultramontano El Tradicionista, periódico que al Y propuesto por diputados de los tres partidos, un proyecto d~
fm en 1876 fue físicamente destruido por los radicales. También decreto en que se reconoce el alto valor cientüico del Diccionario
alcanzó fama de literato y erudito. Su bibliografía ocupa ciento Y se vota la suma necesaria para comprar cincuenta ejemplares·
treinta páginas en la versión de su hijo, y su obra completa en la no precisamente, sino que se ordena la compra de cincuent~
edición filial ocupa ocho gruesos volúmenes. Además de sus ex- ejemplares de la obra, y que se incorpore en el presupuesto la
suma que se juzgue necesaria para la adquisición inmediata del
tensos y variados escritos ocasionales, había publicado, antes de
primer tomo. También he tenido alguna parte en este asunto
la caída de los radicales y en unión con Cuervo,la Gramática La- aunque no la iniciativa. '
44 MALcOLM DEAS IIJo:L PODER Y LA GRAMÁTICA 45

Caro le remitió a Cuervo una entusiasta reseña hecha por El propio Cuervo respetaba a Caro como gramático y ftlólogo.
Marco Fidel Suárez, en la que calculaba que la obra completa l'uvo hasta la cortesía de reconocer una sombra de temor: en la
podría abarcar doce volúmenes de mil páginas cada uno, quizá lnlr·oducción al Diccionario, página XXXIX, escribe que "varios
más de lo negociado por la Asamblea de Cundinamarca. Después puntos que hemos tratado, han sido aclarados y resueltos por Mi-
del cambio de gobierno, Caro se propuso persuadir a los gobema· .ruel Antonio Caro en su escrito Del uso en sus relaciones con el
dores de los demás departamentos, designados bajo los términos il•nguaje, con tanta precisión filosófica y fllológica, que uno expe-
de la nueva Constitución: rimenta cierto temor al volver a mencionarlos".
Caro, al fm, concluyó que literatura y política eran incompa·
Como los gobernadores de los departamentos tienen provisional: 11hles. Pero en su carrera, frecuentemente se confunden. Como
mente las facultades de las asambleas, me parece que no sera lodos Los políticos grandes, suscitó anécdotas, y muchas de ellas
d.üícil que compren cierto número de ejemplares del Diccionario
•iluden a su erudición34 . Tenía un busto de Virgilio en su patio.
a ejemplo de Cundinamarca. Promoveré esto con la debida cir-
cunspección y decoro, y en modesta escala. "/.Virgilio qué?", pregunta un curioso visitante, bastante despis-
l.•do. "Virgilio Rodríguez", replica Caro. Dos curiosos ciudadanos
Así, pues, una fina y refrescante lluvia de Volúmenes l, A· B, In visitan para preguntarle qué diferencia hay entre "estar dor·
caería sobre las resecas y sedientas provincias. Caro también re· lllido" y "estar durmiendo": "La misma que entre 'estar jodido' y
señaría la obra en forma inequívoca: ••star jodiendo'", fue la impublicable - y, virtualmente, intradu-
•·lble- respuesta. Otros dos piden la definición de "teología":
A La Luz enviaré el artículo que me ha pedido el doctor Núñez; 'Pues --dice Caro--, sucede que la teología es una yerbita que
será más fllosófico que literario. La idea será que una obra como Muele encontrarse en los campos de Boyacá, que si la comen los
su Diccionario de usted y otras semejantes no hubieran podido burros los hace engordar hasta reventar", refiriéndose a ese de-
componerse, ni aun concebirse, bajo la influencia de los !alsos
purtamento notoriamente conservador y clerical. En forma ele-
principios que dominaban en el siglo XVIII, cuando se cre1a que
el lenguaje era cosa de capricho, y la gramática reglamento re- mental, Las anécdotas reflejan cómo la reputación de sabio de Mi-
volucionario; y de aquí tomaré pie para mostrar el parentesco l(uel Antonio Caro entraba en el ambiente político cotidiano,
entre la filología de la Enciclopedia y la Revolución francesa. pueblerino. Éste agregaba a su erudición grandes dosis de sarcas-
mo, ingenio y don de gentes; fue un hombre abordable por Los
El doctor Núñez de hecho bendijo la obra, pero fue de menor humildes. Las anécdotas tienen interés político: son parte de La
ayuda para las ventas; Caro escribió de nuevo: hegemonía que él representó, parte de la forma como la erudición
·w hacía sentir.
Nada tengo que decirle del Diccionario. El doctor Núñez me ha Cada alumno de escuela del país sufrió con las lecciones de
escrito una carta en que me dice que esa obra 'alegra y pasma'.
La tiene sobre su mesa, y el otro día le oí discurrir sobre ella ortografía y sobre el gerundio. Tales lecciones tenían una dimen-
delante de muchas personas con la mayor propiedad. Con todo 'IIOn adicional cuando el maestro del participio, o el autor de la
esto no me he atrevido a pedir que el Gobierno se suscriba, por- ortografía, desempeñaban la presidencia, en una época en que el
que se ha iniciado una época de economías feroces: se ha reducido método pedagógico que prevalecía era el que se resumía en la
el ejército, suprimídose muchos destinos, y acordádose_ que n_o fl·nse "la letra con sangre entra". Una descripción más detallada
habrá más auxilios que los decretados para el ferrocarril de Gl·
rardot y el del Cauca. Veremos si los gobernadores toman algu- "''1 sistema educativo de entonces permitiría observar cómo esta
nos ejemplares. nutoridad se transmitía en el seno más amplio de la sociedad35 .
El dominio del idioma llegó a ser, y Lo fue durante mucho
Lástima que no había llegado a "g", para gobernador. 1i~mpo, elemento del poder político. Núñez se sirvió de él, como
46 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
47

Caro y como Marco Fidel Suárez. Este último, desalojado de la é~ul~~ de Caro. Entonces, cuidar la lengua es preservar la comu-
presidencia por los ataques de su copartidario conservador Lau- l rucacJOn con el mundo hispanoparlante.
reano Gómez, abandonó el poder disparando esta flecha gramati- ¿Qué tan sincera era esta concepción? No creo que ella obede-
cal del parto: "Lo único que no perdono en su discurso es el error ciera a ningún impulso económico, a ninguna visión del futuro
gramatical (...)el pecado de decir 'ovejos', término desventurado económico del país: esto más bien explicaría la anglofilia de los
que echa a perder tan brillante oración (...) él todavía no conoce años 1820, que no le gustó a la mayoría de quienes se preocupa-
la diferencia entre 'ovejo' y 'corderom 36 . Quizá Laureano Gómez, ban por el futuro del idioma español en Colombia. Pero estas per-
el más formidable político conservador de los años treinta, los sonas tampoco estaban tan directamente interesadas en la comu-
cuarenta y los cincuenta, más tarde reparó el entuerto con su apo- nicación con sus vecinos, o con España. Los comienzos de la
yo al Instituto Caro y Cuervo, centro fundado por el exalumno de Babilonia fueron evidentemente lentos; el país estaba poco inte-
Caro, Alfonso López Pumarejo, y sostenido por el Estado para resado en sus vecinos y, antes de las superficiales festividades de
estudios filológicos y literarios, cuyas ediciones pulcras y escogi- 1992, tan poco comprometido con España como ésta con la Nueva
das me han suministrado buena parte de los libros y los materia- Granada, la Confederación Granadina, los Estados Unidos de Co-
les necesarios para este ensayo. No tiene rival en América Latina lombia o la Colombia de la Const.itución de 1886.
el Caro y Cuervo en su especialidad; quizá lo tenga en otros luga- Ciertos colombianos se sentían felices con la aprobación de
res del globo, pero estos han de ser muy contados. España: Cuervo, Caro, Marroquín, Suárez, se sentían todos hala-
¿cuál es la ideología de todo esto? Realmente, hay aquí una gados con los elogios de españoles, en una ocasión o en otra. He-
ideología coherente que vale la pena volver a examinar en el año mos visto que eran córrespondientes de la Academia Española, y
centenario de 1992, cien años después de efectuarse la elección de que buscaron su bendición para la Academia Colombiana. Sin
Caro a la vicepresidencia de la república. embargo, no es tanto el servilismo; es más bien como si se buscara
lPor qué se preocuparon tanto por el idioma? Proclamaron su un inst.rumento. Por católico ortodoxo y ultramontano que fuera,
temor por la fragmentación del español, que podría generar una Y aunque ve?erara a la Roma de Virgilio y a la Roma de Jos papas,
Babel después de la independencia. Como tantas otras veces, la Caro no era mdividuo para recibir órdenes de un obispo o arzobis-
clásica definición de esta posición la hizo Andrés Bello, en su dis- po, Y el Papa residía muy lejos. Él no estaba más dispuesto a aca-
curso al inaugurar la Universidad de Chile, en 1843: tar a filólogos españoles.
La preocupación por el idioma no se derivaba del temor al
Si concedemos carta de naturaleza a todos los caprichos del ex- aislamiento, aunque Colombia estuviera aislada, ni del men-
travagante neologismo, entonces nuestra América, en corto tér- guante nivel de comunicación con los· mexicanos, chilenos o ar-
mino, reproducirá la confusión de las lenguas, de los clialectos y
gentinos, que le importaban poco38. Me parece que el interés ra-
de las jergas, que es el caos babilónico de la edad media; diez
países perderán uno de sus más poderosos vínculos fraternos, dicaba en que la lengua permitía la conexión con el pasado
uno de sus más preciosos instrumentos para la correspondencia español, lo que defmía la clase de república que estos humanistas
y el comercio37 • querían.
Caro, en sus escritos sobre la lengua, insiste con frecuencia
Esto es lo que continuamente parafrasean los colombianos. El en esta continuidad histórica. El ensayo sobre el uso se abre con
idioma no es considerado tan importante como elemento de la una invitación a "honrar (...) el recuerdo de aquellos hombres de
unidad nacional colombiana: la mayoría de los colombianos hace fe Y sin miedo que trajeron y establecieron la lengua de Castilla
, mucho que habla español, por largo tiempo, y las concepciones en estas regiones andinas. Volvemos a conmemorar el día glorioso
románticas sobre las lenguas nativas reciben poca atención de los que en este valle de los Alcázares comenzaron a sonar acentos
)
48 MALcoLM DEAS 1lEL PODER Y LA GRAMÁTICA 49

neo-latinos, de que estas mismas palabras, que por encargo vues- Caro insiste hasta en señalar al liberalismo origen peninsu-
tro tengo el honor de dirigiros, son como una continuación y un lnr: tales ideas, declaró, no se generaron espontáneamente en
econ39. rnenLes americanas, ni fueron importadas de contrabando desde
La guerra de independencia es una guerra civil, según la ver- Ft·ancia o Estados Unidos. Nociones "trans-pirenaicas" ya habían
sión de Caro, expresada en su "Americanismo en el Lenguaje", de nrraigado entre las clases educadas de España, y de allí pasaron
187840 . La lucha de España contra los franceses tiene sus aspectos nl\mérica:
lingüísticos, como los contiene la siguiente contienda americana:
Las odiosas doctrinas sensualistas de la escuela de Condillac
El hecho es que en aquel período de vaivenes sangrientos, re- habían invadido los venerables claustros de Salamanca muchos
vueltas y fraccionamientos, la lengua castellana, lejos de verse años antes de que penetrasen en nuestras universidades. Aque-
amenazada en su unidad, la afianzó recibiendo homenaje uná- llo de "tres siglos de servidumbre" que sonó como feliz frase pa-
nime, y a veces tributos valiosos, de los escritores que abogaban triótica en los escritos de (José Fernández) Madrid y Camilo To-
la causa de diversas y contrarias parcialidades. Lo cual fué en- rres, era ya expresión manoseada en España.
tonces una consecuencia, y hoy es demostración, de que la gue-
rra de independencia hispano-americana no fue guerra interna- Una de las primeras publicaciones de Caro había sido una
cional, sino una guerra ciuil, encaminada a emancipar como •·cseña de las Memorias histórico-políticas del general Joaquín
emancipó, de la dominación de un Gobierno central, vastos y
lejanos territorios. Bien lo entiende y lo expresa Bello cuando 1,osada Gutiérrez, un trabajo famoso por su conclusión: "La inde-
dice: "El que observa con ojos fJ.!osóficos la historia de nuestra pc>ndencia es el único bien que hemos logrado~ 1 . Caro y sus alia-
lucha con la Metrópoli, reconocerá sin dificultad que lo que nos dos estuvieron en eso de acuerdo: defendían la independencia,
ha hecho prevalecer en ella es cabalmente el elemento ibérico. pero nunca repudiarían lo que España había hecho en las Améri-
Los capitanes y las legiones veteranas de las regiones transa- c·ns, y e llos ondeaban la lengua Como una bandera.
tlánticas fueron vencidos por las cuadrillas y los ejércitos im~ro­ Su visión del pasado era ciertamenLe coherente, y hasta rea-
visados de otra Iberia joven, que abjurando el nombre conservó
el aliento indomable de la antigua (...) La constancia española se lista. Evoca el aspecto lingüístico de la conquista y la catequiza-
ha estrellado contra sí misma". Hemos oído contar que alguna c~•ón42. Por diferentes motivos, anticipa ciertos temas que la his-
vez el soldado español descubría al insurgente americano por- l.oriografía moderna ha escogido para poner de relieve, como la
que éste, como nosotros hoy día, pronunciaba la "z" como "s". naturaleza "civW de las guerras de independencia y la generali-
Pero cuando esto sucediese, diríamos con más exactitud que el l.ada lealtad al rey entre los indígenas43. Este último punto me-
genuino castellano distinguía al enemigo por una pronunciación I'<'Ce más profunda consideración.
que es provincial en España y que prevaleció en América. Por lo
Es demasiado fácil ver en estos escritos nada más que la jus-
demás semejante señal hubiera sido por punto general equívoca,
pues los americanos se dividieron en opiniones, y el elemento lificación de otro "idioma de dominación", de un idioma bajo el
indio fue de ordinario adverso a la emancipación. No pocos pe- r.ontrol de los eruditos y civilizados, que se utiliza para mantener
ninsulares a su vez militaban en las filas patrióticas. En Ayacu- 11 otros en su lugar, cuyas reglas son parte esencial del orden, en
cho el general español Moret invitó al colombiano Córdoba a que general. Habría más que decir en defensa de dichos idiomas, más
antes de darse la batalla saliesen a saludarse en cierto sitio equi- de lo que está actualmente de moda sostener, pero el énfasis sobre
distante, los hermanos y parientes que en notable número había
dominación también pasa por alto en ese caso una nota popular
repartidos en uno y otro campo; y así se verificó. ¿En qué guerra
propiamente internacional hubiera podido suceder cosa seme- o, por lo menos, paternalista.
jante? Sólo el acento, que suele variar de una provincia a otra, La gramática y la filología son predominantemente conserva-
hubiera servido a distinguir, menos la opinión, que la proceden- claras en Colombia. Lo propio ocurre con el folclor, y todo esto está
cia local de las personas. relacionado por la visión compartida del pasado. El primer "cua-
50 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 51

dro de costumbres", o bosquejo literario de la vida colombiana, fue El historiador comunista Nicolás Buenaventura declaró algu-
escrito en 1841 por Rufmo Cuervo -"Los Bogas del Río Magda- na vez que cuando alguien le felicitaba por la pureza de su espa-
lena"- y mi impresión es que la mayoría de los escritores de este ñol siempre pensaba en los doscientos mil muertos que ella le
género, que incluye entre los gramáticos y filólogos a Marroquín había costado al país48. Quizá argüía que el aislamiento había
y a Vergara y Vergara, fueron conservadores44 . L os prrmeros
. ·
pm- conservado puro el idioma, pero que había tenido otros efectos
tores de la vida colombiana, José Manuel Groot y Ramón Torres menos felices, y tal vez pretendía expresar el rechazo de esta arro-
Méndez, fueron conservadores. El interés de Marroquín en las gante erudición y la distorsión de valores que algunas veces im-
rimas, dichos y refranes populares, fue al menos en parte filológi- plica: "cuidar la lengua" no es garantía de tolerancia en política49.
co, y es el paralelo colombiano del descubrimiento, por James En los últimos sesenta años filología y gramát.ica, no sin lu-
Russell Lowell, en el dialecto yanqui, de "la más pura habla sajo- char, han cedido, gradualmente, la posición central que una vez
na que haya quedado en el mundo45. El apacible Rufino José ocuparon en la cultura colombiana. Los conservadores perdieron
Cuervo, escribiendo desde París, se manifestó inusitadamente el poder en 1930, a manos de un partido liberal liderado por el
ávido de echarles un vistazo a los apuntes sobre dichos y refranes antiguo pupilo de Caro, Alfonso López Pumarejo, quien tenía
de Marroquín, y le escribió a Caro con la esperanza de que éste mucho de pedagogo pero cuya mente se inclinaba a dictar leccio-
buscase otras fuentes: el poeta Rafael Pombo coleccionaba rimas, nes sobre otros asuntos. La Librería Americana fue consumida
el costumbrista Caicedo y Rojas proverbios (ambos fueron conser- por las llamas del Bogotazo, 9 de abril de 1948. Nuevas ciencias
vadores). "¿Sabe usted si alguien ha pensado en recoger cuentos anglosajonas, particularmente la economía, han suministrado
de criadas a estilo de los Grimm y Andersen?..-16 . oportunidades alternativas para el ejercicio de la erudición, y
La búsqueda era de cosas viejas, incontaminadas y esencial- han engendrado nuevos "vocabularios de dominación". Es difícil,
mente españolas. El enemigo no era el americanismo -Caro, actualmente, para la mayoría de los colombianos evocar esa cla-
Cuervo y Marroquín, todos defendieron los americanismos en su se de hegemonía que he tratado de recordar, imaginar las lealta-
debido lugar- sino el neologismo, el galicismo, la importación des que exigió en sus días de esplendor, y hasta entender las
reciente. La tradición y el predominio conservadores en el estudio ganas de burlarse de ella, que algunos todavía sintieron hasta
del folclor, estudio con una pronunciada inclinación lingüística, hace veinte años.
persistieron en los años 1950. Este ensayo llama la atención sobre un fenómeno inusitado:
Las hebras se juntan, por ejemplo, en el caso de Lucio Pabón ol gobierno de los gramáticos en forma peculiarmente directa y
Núñez, ministro de Gobierno, brevemente ministro de Guerra en la pura. Si esos hombres fueron "intelectuales tradicionales", en el
administración conservadora de Laureano Gómez, y uno de los au- sentido gramsciano, entonces ciertamente disfrutaron de la auto-
tores del golpe de estado de 1953. Entre sus escritos figuran un nomía que Gramsci les atribuía. Una explicación más a fondo de
estudio sobre el folclor en su departamento nalal, Norte de Santan- qué fue lo que les permitió ejercer tanta influencia durante tanto
der, un ensayo sobre José Eusebio Caro, y olro con motivo del cen- tiempo, demandaría un examen más minucioso de la estructura
tenario de la Gramática de Bello47• Este último apareció en el año del país, de sus debilidades comparativas, económicas e institu-
sectario de 1952. Por esa época se construyó una calle nueva que cionales, que no le permitieron producir Guzmanes Blancos, pero
atravesaba el principal cementerio de Bogotá. Los liberales la lla- que les dieron a nuestras figuras su ventaja comparativa. Uno de
maron"Avenida Pabón Núñez", pues dejaba muertos a cada lado. ellos, José Manuel Marroquín, derivó hacia la noción de que Co-
Una vez más, como con el general Uribe Uribe, un gramático lombia, no muy afortunada en lo demás, disfrutó de cierta ventaja
en medio de una guerra civil, o casi una guerra civil. 1·omparaliva lingüística: "La Nación, que, ya que en otros ramos
52 MALcOLM DEAS llhl, I'ODER Y LA GRAMÁTICA
53

de la cultura no puede competir sino con muy pocas, puede en c¡ue 'siempre expresarán'". D. Busbnell, The Santander Regime in Gran
cuanto a lenguaje preciarse de no ser de las últimas"50• Colombia, Delaware, 1954, p. 41.
Durante mucho tiempo se exportó poco, pero la industria do- Ilubo otros prominentes gramáticos liberales, además de Santander, co·
méstica prosperó extraordinariamente. mo otro presidente, Santiago Pérez; pero la gramática era, predominan-
u•mente, una preocupación conservadora: "El odio a la gramática y a la
lengua latina es en Colombia como la divisa de las escuelas políticas
reformadoras y revolucionarias; y no les falta razón para ello, porque no
hoy ~n el mundo nada más tradicional y conservador que el lenguaje, ya
NOTAS que el es el trasunto de los sentimientos más caros al hombre: la religión
de los antepasados, las glorias nacionales, los purísimos afectos bogare-
E l autor desea agradecer a Bill Schwarz, Efraín Sánchez y Eduardo nos, cada uno de los cuales tiene en cada familia, de generación en gene·
Posada. Traducción basada en primera versión de Luis E. Guarín G. roción, su vocabulario especial, una especie de idioma propio que sólo
l. Una biografía accesible es E. Santa, Rafael Uribe Uribe, Bogotá, 1962. nntienden a fondo los que han vivido en íntimo contacto con las personas
Como ejemplo de su actividad, uéanse sus Discursos parlamentarios, Bo- que a la sombra de un mismo techo recibieron una misma educación, y
gotá, 1896, y su Por la América del Sur, 2 Vols., Bogotá, 1908; también hnn experimentado los mismos goces y sufrimientos. La dañosa tin-ia
C. A. Urueta, ed., Documentos militares y políticos, Bogotá, 1904. que en Colombia le tienen algunos escritores a la gramática y a toda
2. Medellín, 1887. nntigua cultura, proviene en parte de que don Miguel Antonio Caro, don
3. Según parece, en ocasiones eran también de rigor. En sus memorias, Rulino J. Cuervo, don José Manuel Marroquín, don Marco Fidel Suárez
Julio H. Palacio comenta una de las cartas de Uribe Uribe a su padre, el Y tantos otros hombres ilustres pertenecientes a la misma escuela políti-
general conservador Francisco J. Palacio, clarificando relaciones entre él co que contaron, entre otras muchas excelencias, la de haber consagrado
y sus enemigos: "Vibrante, enfática, y casi que me atrevería a calificarla de o las humanidades lo más florido de su vida, con lo que alcanzaron, si no
soberbia(...) comunicación sin embargo redactada en términos corteses pa· btenes de fortuna ni la estimación de muchos de sus compatriotas, sí
ra el comandante en jefe del ejército del Atlántico a quien no se negaba el verdadero renombre para su patria en centros europeos de gloriosas tra-
tratamiento de vos con tanto el código militar, como el de régimen político diciones literarias. A don Manuel María Mallarino le hacía.n el cargo de
y municipal señalaban para los generales en jefe". J. H. Palacio, Historia de que en medio de las duras faenas del gobierno empleaba algún tiempo en
mi uid.a, 2 Vols., Bogotá, 1942 y s. f. (1990), Vol. 2, pp. 179-180. lo lectura de los autores latinos. Don Julio Arboleda era un scholar y don
4. G. Hernández Peñalosa, ed., Anécdotas y poesías satíricas de Miguel An· Carlos Holguin recitaba de memoria largas tiradas de La Eneida. La
tonio Caro, Bogotá, 1988, pp. 82-84. enemistad para con la gramática tiene pues como causa una pobre ojeri-
5. La cita es de B. Anderson, lmagined Communities, Londres, 1983, p. 69, za o reacción de partido~. L. M. Mora, Los maestros de principios de siglo
y reconoce la inspiración de H. Seton Watson, Nations and States, Boul· Bogotá, 1938, pp. 8-10. Véase del mismo autor Croniquil/as de mi ciudad'
der, 1977. Bogotá, 1936, 2a. ed., 1972, para la fisonomía cultural de Bogotá duran~
He encontrado particularmente útil para propósitos de comparación R. las décadas de 1880 y 1890.
D. Grillo, Dominant Languages. Language and Hierarchy in Britain and El diccionario de Uribe Uribe halló una recepción contradictoria. El poe-
France, Cambridge, 1989; también K. Cmiel, Democratic Eloquence. The ta conservador Rafael Pombo al comienzo lo denunció como plagio del
Fight ouer Popular Speech in Nineteenth Century América, Nueva York, trabajo de su amigo Cuervo, desfigurado por "términos no oídos en labios
1990; y O. Sm.ith, The Politics o{ Language, 1791-1819, Oxford, 1984; hones~s•, y "por antioqueñismos no escuchados fuera de esa región";
ambos tratan temas relacionados. ndemas, el autor fue irrespetuoso con la Academia. Un viraje posterior
6. Ambas citas son de D. Boorstin, The Americans. The Colonial Experience, en alianzas políticas lo llevó a revisar su opinión. El diccionario fue tra-
Nueva York, 1958, pp. 277-287. tado de inmoral en el periódico de MedellínLaMi.scelánea, pero fue apro-
7. Tampoco el presidente Santander descuidaba la gramática: "No sólo ilus· bado por el obispo.
traba al Senado sobre cuándo la conjuación 'o' debía usarse así, o escri· IJ J. M. Marroquín, director de la Academia Colombiana de la Lengua y
birse 'u', sino que señaló tres errores gramaticales menores en una ley y miembro correspondiente de la Real Academia Española, Tratados de or-
halló tiempo para observar que 'expresarán siempre' sería 'más elegante' tología y ortografía de la lengua castellana, Bogotá, 1858.
54 MALcOLM DEAS 1 1'tllER Y LA GRAMÁTICA 55

El libro ha sido reeditado frecuentemente en Colombia, y fue impreso 1 ''"connotaciones políticas de la ortografía eran, en realidad, menos el a·
durante muchos años por Appleton & Co. de Nueva York, quienes t.am ''"'· Marroquín observó que la lealtad no había seguido las líneas partí·
bién publicaban la guía principal de la etiqueta latinoamericana, la Ur , lu1tas: "Con jotas y con ies latinas se batieron El Catolicismo y El Tiem·
banidad de Carreño, y por Gamier, de París. Otras ediciones: La I Iabann, ¡•u, el señor Groot y el doctor Murillo. Dos de los últimos campeones de
1860; Piura, 1861; Cuenca, 1874. Mis citas son de una edición facsímil, lu ortografía antigua, don U!piano González y el doctor Lleras, eran libe·
Medellín, 1989. Sobre su acogida e importancia, uéase J. M. Marroquín, , otles conspicuos. Entre los conservadores de hoy hay acérrimos enemigos
presbítero, Don José Manuel Marroquín {ntimo, Bogotá, 1952. ele lag y de la y·.
10. El Análisis Gramatical de Pax ocupa las páginas 415·558 de sus Obras, l.n ortografía americana fue un capricho juvenil de Andrés Bello y de
Vol. 1, Bogotá, 1958, que también contiene sus otros tratados fonnales de ,Juan Garcia del Río, propuesto en la publicación londinense Repertorio
gramática. Su periodismo gramatical ha sido pulcramente recogido por ·\merícano, en 1826. Tuvo más éxito en Chile. Véase J. M. Marroquín,
E. Caballero Calderón, Sueños gramaticales de Luciano Pulgar, Bogotá, "De la neografia en América y particularmente en Colombia", en Reper·
1952. torio Colombiano, Vol. 2, No.l2, Bogotá, junio de 1879, en donde también
11. Hay una práctica lista de gramáticas y de gramáticos en las Obras COIII· Ro encuentra la referencia a El Catolicismo, etc.
pletas de Marco Fidel Suárez, ed. J. J . Ortega Torres, 3 Vols. a la fecha, 1• Caro a Cuervo, 25 de mayo de 1880, en M. G. Romero, ed., Epistolario de
Bogotá, 1958, Vol. 11, pp. 99-100. Aunque larga, es incompleta. RufinoJosé Cueruo con Miguel Antonio Caro, Bogotá, 1978, p. 51. Caro se
12. Para un recuento del colegio -y también para la temprana historia de equivocó sobre el consejo de la limpieza pública de los dientes: no está en
una hacienda colombiana- uéanse J. M. Marroquín, En Familia, Bogo· Cervantes, sino en el anónimo Lazarillo de 'lbrrnes.
tá, 1985, pp. 300-301 y J. M. Marroquín, presbítero, Don José Manuel Esto contrasta con los primeros años de la Academia Venezolana: fundada
Marroqu{n intimo, Bogotá, 1915, Cop. 5. en 1883, como parte de las celebraciones del centenario de Simón Bolívar,
13. J. M. Marroquín, presbítero, op. cit., p. 211. ésta se unió al coro general de aduladores del dictador Antonio Guzmán
14. Vale la pena leer la carta enviada por Vergara y Vergara desde Madrid a Blanco. Elegido como su primer presidente, Guzmán Blanco insistió en
Marroquín, el1 de mayo de 1870, en que relata cómo logró el reconocimien· inaugurar sus labores con una conferencia sobre su teoría de los orígenes
to de la Academia Española: "Yo le dirigí a la Academia un escrito en que vascos del español, la cual fue bellamente editada y ampliamente divulga·
le hablo con cierta insolencia. El rey de España, les digo, perdió las Améri· da. La teoría era infundada.
cas porque no quiso reconocerles ni el carácter de provincias; y las que él no Venezuela produjo notables gramáticos. Andrés Bello nació y fue educado
quiso ver ni como provincias, son hoy repúblicas. La Academia va a perder allí, y también Caracas puede ufanarse del notable gramático y polígrafo
también su reino con América, y no quiere reconocernos, como Fernando Juan Vicente González. Pero la comparación entre la carrera de éste y la de
VII no quiso reconocer a Bolívar. Puede ser que éste sea el gran cataclismo Caro muestra la distancia relativamente corta que, gracias a la erudición,
que espera a la lengua española, pues al fin y al cabo América tendrá que pudo recorrer alguien en Venezuela. Para la Academia Venezolana y para·
prescindir de t.oda regla peninsular y atender por sí misma a sus segurida· González, uéanse los artículos correspondientes en el Diccionario de Histo·
des". Citado en J. M. Marroquín, presbítero, op. cit., p. 208, No. l. ria de Venezuela, 3 Vols., Caracas, 1988. González fue autor de un Compen·
15. J. M. Marroquín en respuesta a una solicitud de la Academia Gua tema!· dio de Gramática Castellana, Caracas, 1841, que fue objeto de muchas
teca, 10 de agosto de 1884: "El Gobierno de esta República adoptó en otro reediciones, entre otras una por lo menos en Bogotá, 1857.
tiempo como ortografía oficial la llamada americana. Aquí se había incu· 17. 2 Vols., París, 1892. 2a. ed., 2 Vols., Bogot.á, 1946. Referencias de la 2a. ed.
rrido en la extravagancia de considerar dicha ortografía como insepara· 18. Ibid., Vol. 1, pp. 37-38.
ble de los cánones del Partido Liberal. Este partido subió al poder en 19. Ibíd., Vol. 1, p. 39.
1861, Y en él se mantiene, lo que parece hubiera debido ofrecer al mismo 20. Ibid.., Vol. 1, p. 40.
sistema ortográfico el apoyo más eficaz. No obstante, el Gobierno ha ce· 21. Ibíd.., Vol. 1, p. 188.
dido al empuje de la opinión y a l ejemplo de la mayoría de la gente edu· 22. Estos detalles de la vida de Cuervo de la Vu:ia, Vol. 2, Cap. 6.
cada, Y emplea hace ya algunos años, por resolución expresa del Cuerpo 23. Ángel Cuervo combatió aliado del derrotado conservatismo en la guerra
Legislativo, la ortografía pura e íntegra de la Academia Española". Cita· civil de 1859-1862, y dejó su versión en Cómo se euapora un ejército,
do en J. M. Marroquín, presbítero, op. cit., p. 137. París, 1900. Otro de los hjjos, Antonio B. Cuervo, fue historiador y des·
tacado general conservador, y otro, Luis María, educador.
56 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 57

24. A. Cuervo, La Dulzada, cd. M. G. IWmero, Bogotá, 1973. Este énfasis en menta la anglofilia de la década de 1820, con el cambio de la noble cali-
las tradiciones de la comida fue común entre los conservadores. Su clási- grafía española por la inglesa, de nuevo cuño. Ignacio Gutiérrez escribió
ca expresión se encuentra en la elaborada pieza costumbrista de J. M. una célebre Oda al Chocolate (todavía en Bogotá se usa la expresión viejo
Vergara y Vergara Las tres tazas, que describe el paso del chocolate al chocolatero para designar a cierto tipo de viejo santafereño sentimental);
café y al té en el seno de la sociedad bogotana como una lamentable amigo de José Eusebio Caro, estimuló al joven Miguel Antonio; solían
decadencia. Artículos literarios, Londres, 1885, pp. 197-232. intercambiar versos. Entre los antepasados de Marroquín estuvo el fiscal
25. Para detalles del establecimiento de la cervecería y su venta fmal, M. G. Francisco Antonio Moreno y Escandón, uno de los mas enérgicos e impor-
Romero, ed., Epistolario de Ángel y Rufino José Cuervo con Rafael Pombo, tantes burócratas de fmales del siglo XVIll en Nueva Granada, cuyas
Bogotá, 1974, pp. XXVII y ss. Se fabricaba "pale ale, excelsior ale, porter actividades contribuyeron a precipitar la Rebelión Comunera. Véase J.
ale, porter and bitter ale" y las etiquetas que traían las botellas se impri- O. Melo, ed., Indios y mestizos de la Nueva Granada a finales del siglo
mían en París. Los ingresos de sus propiedades y la inversión del producto XVIII, Bogotá, 1985; también "El Fiscal don Francisco Moreno y Escan-
de la venta de la cervecería les significaron a los hermanos una renta anual dón", en J. M. Marroquín, Escritos históricos, Bogotá, 1982, pp. 65-87.
de cerca de $10.000, aproximadamente 2.000 libras esterlinas de la época. Marroquín anota, p. 86: "En los escritos y en todos los demás que de él se
26. R. J. Cuervo, Apuntaciones criticas sobre el lenguaje bogotano, 4a. ed, conservan, el lenguaje es notable por su elegancia y pureza".
Chartres, 1885, p. l. Todas las referencias se hacen sobre esta edición. 31. Su Himno del latino fue la única muestra en español en una competencia
Todas las citas que siguen son del prólogo, pp. 1-XXJv. que atrajo colaboraciones en francés, italiano, "cevenol, perigordino, ro-
27. M. G. Romero, ed., Epistolario de Rufino José Cuervo con Miguel Antonio mano del siglo XII, loragués, languedocino, catalán y milanés". Véase
Caro, Bogotá, 1978. "Fiestas Latinas en Montpellier", en Repertorio Colombiano, Vol. 1, No.
28. Diario de la secretaria del Vi.rreynato de Santa Fe de Bogotá. No compren- 4, Bogotá, octubre de 1878. Para la historia y trascendencia de estos fes-
de más que Doce Días. Pero no importa, Que por la Uña se conoce al León; tivales, véase Grillo, op.cit., Cap. 4, "A View from the Periphery: 'Occita-
Por la Jaula el Páxaro, )'por la hebra se saca el ovillo. Año de 1783. nie'".
Madrid, 1904. (Reimpreso en A. Gómez Picón, Francisco Javier Caro. 32. Es tentador contrastar su filología, así como su política. Las rimas orto-
Tronco Hispano de los Caros en Colombia, Bogotá, 1977). gráficas de Marroquín, por difíciles que hayan sido de aprender, no dejan
29. Para la familia Caro, véase M. Holguín y Caro, ed., Los Caro en Colom- de ofrecer cierto toque de frivolidad. En unas notas autobiográficas pri-
bia, de 1774 a 1925. Su fe, su patriotismo, su amor, Bogotá, 1942. Esta vadas, escritas en 1881, hace esta confesión: "Muchos, conociéndome co-
obra contiene trozos de muchos papeles familiares. Para las desventuras mo conservador viejo y no ignorando que he escrito cosas que se han
personales de Antonio José, véase J. Duarte Fl-ench, Las Ibáñez, 2a. ed., impreso, me atribuyen la mitad de lo que sobre política se escribe. Todos,
Bogotá, 1982, con prólogo de A. López Michelsen; la relación del general todos están engañados, y lo están tanto como los que me tienen por gran
Santander con la esposa de Antonio José, Nicolasa Ibáñez, también se literato, los que se quedarían lelos si supieran la estúpida bostezadera
trata en P. Moreno de Ángel, Santander, Bogotá, 1989. La mejor fuente con que escucho las doctas disertaciones de mis amigos doctos sobre Vir-
para José Eusebio son sus propias cartas, José Eusebio Caro, Epistolario, gilio, sobre Bryant o sobre Muller". J. M. Marroquín, presbítero, op. cit.,
ed. S. Al jure Chalela, prólogo por L. Pabón Núñez, Bogotá, 1953, y com- pp. 249-250.
pilados por el mismo editor, sus Estudios histórico-políticos, Bogotá, Fácilmente se adivina cuál era el erudito amigo que disertaba eobre Vir-
1982. gilio.
La mejor introducción a Miguel Antonio Caro es M. A. Díaz Guevara, La (La psicología de Marroquín merece estudio aparte. Revisando otras
vida de don Miguel Antonio Caro, Bogotá, 1984. fuentes para este ensayo, el autor encontró este párrafo fmal del prólogo
Indispensable para su pensamiento y su contexto, J. Jaramillo Uribe, El de Marroquín a la Gramática práctica de la lengua castellana, de Emi-
pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, 1964; 3a ed., Bogotá, liano Isaza, Bogotá, 1880: "Cierto compatriota nuestro, ponderando la
1982. belleza del cementerio de no sé qué ciudad de Italia, decía que le había
30. Vi.da de Ignacio Gutiérrez Vergara, por su hijo Ignacio Gutiérrez Ponce, provocado morir por ser enterrado en él. Yo, dejando a un lado la cues-
2 Vols., Londres, 1900 y Bogotá, 1973, merece compararse con la vida de tión de si el enseñar Gramática es cosa que merezca compararse con la
su padre por los Cuervo. Ignacio Gutiérrez tuvo antecedentes familiares muerte, diré que me provoca volver a ser maestro de castellano para
parecidos y carrera política semejante, aunque más agitada. La obra la- tener la satisfacción de enseñar por el texto del Sr. Isaza'~
58 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 59

Un profundo odio también separó a Marco Fidel Suárez y José Vicente 40. Jbíd., No. 1, julio de 1878.
Concha. 41. J. Posada Gutiérrez, Memorias histórico-políticas, 2 Vols., Bogotá, 1865,
33. Véase el epistolario Cuervo-Caro; numerosas menciones de temas rela- 1881.
cionados con la venta del diccionario en las cartas de 1885-1886. El vo- 42. H. Triana y Antorveza, Las lenguas indígenas en la historia social del
lumen A · B pesaba cerca de dos kilos, el límite post.al máximo; sólo se Nueuo Reino de Grana.da, Bogotá, 1987.
podía incluir con el libro la nota más breve y delgada. Los trozos que 43. El historiador J. M. Groot, en su Historia eclesiástica y ciuil de la Nuer1a
siguen son del epistolario. Granada, publicada por primera vez en 186!), le da a la versión conser-
34. Están recopiladas convenientemente en G. Hernández Peñalosa, ed., vadora su máxima expresión. La obra contiene un notable pasaje sobre
Anécdotas y poesías satíricas de Miguel Antonio Caro, Bogotá, 1988. la distinta suerte de la población indígena bajo la colonia y bajo la repú-
35. Para una descripción del método de enseñanza en las provincias de "las blica liberal. Véase 2a. ed., 5 Vols., Bogotá, 1889, Vol. 1, pp. 316-319.
definiciones, las jaculatorias, los versos de la ortografía, la lista de los 44. El bosquejo de Cuervo "Los bogas del Río Magdalenan aparece en El Ob-
verbos irregularesn, por los métodos de "Don José de Lancasterw, reforza· servador, Bogotá, 16 de febrero de 1840. La mejor antología de costum·
dos con un látigo de cuero de tres colas, uéase J. Mejía y Mejía, Historias brismo que ha sido reimpresa, es (J. M. Vergara y Vergara, ed.) Museo de
médicas de una uida y de una región, Medellín, 1960. La escuela del ca.so Cuadros de Costumbres, 2 Vols., Bogotá, 1866. Alguno!' de sus autores
estaba en Salamina, Antioquia. son prominentes liberales, pero la mayoría son conservadores. El Museo
36. C. A. Díaz, "Lo que oí, vi y conocí de don Marcon, pp.133-153, en sus imprime un par de trozos de la obra histórica del general Posada Gutié·
Páginas de historia colombiana, Bucaramanga, 1967. Esta obra también rrez como cuadros de costumbres.
contiene un breve recuento de los primeros años de su vida, sus comien· 45. Véase Cmiel, Democratic Eloquence, p. 110: "Los ingleses que vinieron
zos en Bogotá como portero de un colegio, de cómo fue descubierto por aquí en el siglo diecisiete fueron provincianos cuya habla no había sido
uno de los maestros, Caro, por su conocimiento del latín. afectada por el vocabulario latinizante de los humanistas. Trasladado a
37. Citado en E. Rodríguez Monegal, El otro Andrés Bello, Caracas, 1969, p. América y desprendido del progresivo refmamiento del habla inglesa, el
312. Los capítulos VI y VII contienen detalles de los antecedentes de los dialecto yanqui fue producto de un desarrollo detenido. Pero esto lo hizo
pronunciamientos de Bello y de sus discusiones con D. F. Sarmiento y J. atractivo, no vulgarn.
V. Lastarria. A pesar de sus diferencias, Bello les prestó discreto apoyo a 46. Epistolario Cuervo-Caro, p. 111. Cuervo a Caro, 5 de enero de 1884.
los radicales esquemas de Sarmiento para la reforma de la ortografía, 47. La Reuista Colombiana de Folclor, que en un tiempo rivalizó con la Re·
con gran horror y sorpresa de algunos conservadores chilenos. uista Colombiana de Antropologla, fue estimulada por los gobiernos con·
38. Aunque Vergara y Vergara visitó Europa, y aunque los Cuervo eventual· servadores de 1945 • 1953. Las obras de Lucio Pabón Núñez alas que se
mente se establecieron allí, Caro y Marroquín eran notoriamente a versos háce referencia son Muestras Folklóricas del Norte de Santander, Bogo·
a viajar. Caro quizá recordaba el desgraciado exilio de su padre, pero dio tá, 1952; su prólogo a la edición de S. Aljure Chale! a del Epistolario de
como excusa la miopía, por la que tuvo una dolorosa experiencia con unas J. E. Caro, Bogotá, 1953; "El Centenario de la Gramática de Bellon en R.
hormigas de tierra caliente. Lo más lejos que viajó de Bogotá, parece Torres Quintero, ed., Bello en Colombia, Bogotá, 1952.
haber sido San Gil, a cuatro o cinco días a caballo. Véase M. A. Díaz El autor, en cierta oportunidad, escuchó al doctor Pabón Núñez cuando
Guevara, op. cit. se dirigía a los conservadores de Grama lote, Norte de Santander. El dis·
Marroquín, en 1888, llevó a su familia a una correría por las tierras altas, curso fue muy filosófico y muy largo. El doctor Pabón le explicó que el
como Tunja, Chiquinquirá, Villa de Leyva, Ráquira y el monasterio del auditorio exigía simultáneamente el estilo -no les gustaban las novele·
desierto de la Candelaria, y después de dejar la presidencia de la repú· rías- y la extensión : nadie iba a efectuar un viaje de medio día para
blica, tomó unas vacaciones en Villeta y Fusagasugá: entonces fue inclu· escuchar un discurso de quince minutos.
so menos audaz en los viajes que Caro. Aunque en alguna ocasión deseó Para otro florecimiento tardío del entusiasmo filológico y folclórico, uéase
visitar los Llanos Orientales, su anhelo, curiosamente expresado, fue J. A. León Rey, El lenguaje popular del oriente de Cundinamarca, con
morir "si Dios le daba vida, salud y licencia para ello, sin conocer el marn. respuesta del R. P. Félix Restrepo, El castellano imperial, Bogotá, 1954.
Detalles en J . M. Marroquín, presbítero, op. cit. 48. Intervención en un congreso de historia económica, Bogotá, 1978. Dos·
No hay evidencia de que alguno de los dos hubiera visto el río Magdalena. cientos mil es la cifra convencional de muertos por la violencia en los años
39. Repertorio Colombiano, No. XXXVIII, agosto, 1881. cuarenta y los cincuenta.
58 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
59

Un profundo odio también separó a Marco Fidel Suárez y José Vice.n te 40. lbíd., No. I, julio de 1878.
Concha. 41. J. Posada Gutiérrez, Memorias histórico-políticas, 2 Vols., Bogotá, 1865,
33. Véase el epistolario Cuervo-Caro; numerosas menciones de temas rela- 1881.
cionados con la venta del diccionario en las cartas de 1885-1886. El vo- 42. H. Triana y Antorveza, Las lenguas indlgenas en la historia social del
lumen A . B pesaba cerca de dos kilos, el límite postal máximo; sólo se Nuevo Reino de Granada, Bogotá, 1987.
podía incluir con el libro la nota más breve y delgada. Los trozos que 43. El historiador J. M. Groot, en su Historia eclesiástica y ciuil de la Nueua
siguen son del epistolario. . _ Granada, publicada por primera vez en 1869, le da a la versión conser-
34. Están recopiladas convenientemente en G. Hernandez Penalosa, ed., vadora su máxima expresión. La obra contiene un notable pasaje sobre
Anécdotas y poesías satíricas de Miguel Antonio Caro, Bogotá, 1988. la distinta suerte de la población indígena bajo la colonia y bajo la repú-
35. Para una descripción del método de enseñanza en las provincias de "las blica liberal. Véase 2a. ed., 5 Vols., Bogotá, 1889, Vol. 1, pp. 316·319.
definiciones, las jaculatorias, los versos de la ortografía, la lista de los 44. El bosquejo de Cuervo "Los bogas del Río Magdalena" aparece en El Ob·
verbos irregulares", por los métodos de "Don José de Lancaster", reforza- servador, Bogotá, 16 de febrero de 1840. La mejor antología de costum-
dos con un látigo de cuero de tres colas, véase J. Mejía y Mejía, Historias brismo que ha sido reimpresa, es (J. M. Vergara y Vergara, ed.) Museo de
médicas de una vida y de una regién, Medellin, 1960. La escuela del caso Cuadros de Costumbres, 2 Yola., Bogotá, 1866. Alguno!! de sus autores
estaba en Sal ami na, Antioquia. son prominentes liberales, pero la mayoría son conservadores. El Museo
36. C. A. Díaz, "Lo que oí, vi y conocí de don Marco", pp.l33-153, en sus imprime un par de trozos de la obra histórica del general Posada Gutié-
Páginas de historia colombiana, Bucaramanga, 1967. Esta obra también rrez como cuadros de costumbres.
contiene un breve recuento de los primeros años de su vida, sus comien· 45. Véase Cmiel, Dcmocratic Eloquence, p. 110: "Los ingleses que vinieron
zos en Bogotá como portero de un colegio, de cómo fue descubierto por aquí en el siglo diecisiete fueron provincianos cuya habla no había sido
uno de los maestros, Caro, por su conocimiento del latín. afectada por el vocabulario latinizante de los humanistas. Trasladado a
37. Citado en E. Rodríguez Monegal, El otro Andrés Bello, Caracas, 1969, p. América y desprendido del progresivo refinamiento del habla inglesa, el
312. Los capítulos V1 y VII contienen detalles de los antecedentes de los dialecto yanqui fue producto de un desarrollo detenido. Pero esto lo hizo
pronunciamientos de Bello y de sus discusiones con D. F. Sarmiento Y J. atractivo, no vulgar".
V. Lastarria. A pesar de sus diferencias, Bello les prestó discreto apoyo a 46. Epistolario Cuervo-Caro, p. 111. Cuervo a Caro, 5 de enero de 1884.
los radicales esquemas de Sarmiento para la reforma de la ortografía, 47. La Reuista Colombiana de Folclor, que en un tiempo rivalizó con la Re-
con gran horror y sorpresa de algunos conservadores chilenos. vista Colombiana de Antropología, fue estimulada por loa gobiernos con·
38. Aunque Vergara y Vergara visitó Europa, y aunque los Cuervo eventual· servadores de 1945 · 1953. Las obras de Lucio Pabón Núñez a las que se
mente se establecieron allí, Caro y Marroquín eran notoriamente a versos hace referencia son Muestras Folklóricas del Norte de Santander, Bogo-
a viajar. Caro quizá recordaba el desgraciado exilio de su padre, pero dio tá, 1952; su prólogo a la edición de S. Aljure Chalela del Epistolario de
como excusa la miopía, por la que tuvo una dolorosa experiencia con unas J. E. Caro, Bogotá, 1953; "El Centenario de la Gramática de Bello" en R.
hormigas de tierra caliente. Lo más lejos que viajó de Bogotá, parece Torres Quintero, ed., Bello en Colombia, Bogotá, 1952.
haber sido San Gil, a cuatro o cinco días a caballo. Véase M. A. Díaz El autor, en cierta oportunidad, escuchó al doctor Pabón Núñez cuando
Guevara, op. cit. se dirigía a los conservadores de Grama lote, Norte de Santander. El dis·
Marroquín, en 1888, llevó a su familia a una correría por las tierras altas, curso fue muy filosófico y muy largo. El doctor Pabón le explicó que el
como '1\mja, Chiquinquirá, Villa de Leyva, Ráquira y el ~onasterio d~l auditorio exigía simultáneamente el estilo -no les gustaban las novele-
desierto de la Candelaria, y después de dejar la presidencia de la repu· rías- Y la extensión: nadie iba a efectuar un viaje de medio día para
blica tomó unas vacaciones en Villeta y Fusagasugá: entonces fue inclu- escuchar un discurso de quince minutos.
so m~nos audaz en los viajes que Caro. Aunque en alguna ocasión deseó Para otro florecimiento tardío del entusiasmo filológico y folclórico, uéase
visitar los Uanos Orientales, su anhelo, curiosamente expresado, fue J. A. León Rey, El lenguaje popular del oriente de Cundinamarca, con
morir "si Dios le daba vida, salud y licencia para ello, sin conocer el mar". respuesta del R. P. Félix Restrepo, El castellano imperial, Bogotá, 1954.
Detalles en J. M. Marroquín, presbítero, op. cit. 18. Intervención en un congreso de historia económica, Bogotá, 1978. Dos·
No hay evidencia de que alguno de los dos hubiera visto el río Magdalena. cientos mil es la cifra convencional de muertos por la violencia en los años
39. Repertorio Colombiano, No. XXXVlll, agosto, 1881. cuarenta y los cincuenta.
60 MALcOLM DEAS

49. Ni, por supuesto, descuidarla, como se dice con más frecuencia. Para una
antología de decadencia, que ahora parece más significativa políticamen·
te que cuando apareció por primera vez, véase A. Bioy Casares, Breve I.OS PROBLEMAS FISCALES EN COLOMBIA
diccionario del argentino exquisito, Buenos Aires, 1978. Para un uso no 1)URANTE EL SIGLO XIX
tan inocente del lenguaje coloquial, véase M-19, Corinto, Bogotá, 1985.
Hay ejemplos más antiguos. Angel Cuervo ae refiere a un coronel que
cambiaba de estilo en la guerra de 1859-1862, "redactando panfletos en
dos partes: una dirigida ~ pueblo', en el lenguaje de las venteras y ven- Conviene recordar (... ) que las tropas del virreinato de
dedores de pollos, y la otra, en estilo elevado para 'A la sociedad', colmada Santa Fe, se pagaban con fondos del Pení. y Méjico.
de giros como vos ereis". Epistolario de Angel y Rufino José Cuervo con
Rafael Pombo, p. XXIV. G. Torres García, Historia de la moneda en Colombia, p. 31.
50. Citado en J. M. Marroquín, presbítero, op. cit., p. 218.

Es un extraño espectáculo el ver a un pueblo, tan endeudado


y tan libre de impuestos como este, porque no existe
actualmente en el país un solo impuesto directo a menos que
el de timbres pueda ser considerado como tal. Yo en vano he
buscado quien en este país fuera capaz de formar un
gobierno lo suficientemente ilustrado como para preferir los
intereses de la justicia y el pago de la deuda al cultivo de la
popularidad. Popularidad que sería puesta en peligro, si no
destruida, al establecerse un justo sistema: tributario o al
crear con liberalidad estímulos al desarrollo de los recursos
del país para agilizar así el pago de dicha deuda. La
presión extranjera, como lo he sugerido, puede empujarlos a
hacerlo, pero ello supone la existencia de un clima de
tranquilidad, y el Presidente que prevea esa tranquilidad
ha de ser un vaticinador más audaz que yo.

Del Ministro británico en Bogotá,


William Turner, a Lord Palmerston, 1836
(Public Record Office, Londres, Foreign Office 55-5)

Mi interés por este aspecto cuantificable del pasado de Colom-


bia no nace de un simple deseo de cuantificar. Más bien me llevó
11 él mi interés por el desorden. "Las guerras producen malas fi.
nanza;: y a su vez las malas finanzas conducen a las guerrasn,
62 MALCOLM DEAS 1)EL PODER Y LA GRAMÁTICA 63

guerras civiles inclusive. Dada la relación obvia entre la fortaleza muchos aspecLos de la vida republicana. Parte de esta historia es
de los recursos del gobierno y de sus fluctuaciones y la posibilidad ubvia y algunos círculos viciosos son bien conocidos. Otras partes
de mantenerse en el poder, es sorprendente la poca investigación In son menos o se han olvidado, o sencillamente no se conocen. El
que se ha hecho de las finanzas públicas en Latinoamérica duran- tostado colombiano era en verdad pobre. Esto es obvio hoy en día,
te el siglo XIX y de sus raíces: la tributación 1. pero vale la pena recordar que ello fue una sorpresa para muchos
Cuando se afirma que un país es rico o que un gobierno es tll' sus habiLanLes mejor informados y para casi todos los extran-
poderoso se dan usualmente las razones de esto. Por el contrario, wros -los ingleses, los franceses, los norteamericanos y los sue-
la pobreza y la debiUdad de un país no son generalmente motivo c·os- después de ljis ~valuaciones exageradamente optimistas de
de estudios tan detallados, aunque el caso sea igual de complica- lu década de 18203/ No fue tampoco el desarrollo posLerior del
do. Hay que empezar con las fmanzas públicas. Schumpeter ase- pensamiento fiscal local siempre de creciente realismo y sobrie-
gura que el estudio de las finanzas públicas es "uno de los mejores dad. Había que sufrir aún las desilusiones de los pocos recaudos
puntos de partida para la investigación social, especialmente, ele uno y otro arbitrio. También hubo intentos románticos de ver
aunque no de manera exclusiva, para el de la actividad política. virtudes en una realidad desalentadora, que confundieron el Es-
El espíriLu del pueblo, su nivel cultural, su estructura social, las tado pobre en una economía pobre con la modernidad del Estado
metas de sus políticas, todo esto y mucho más está escrito libre de mínimo postulado por las teorías de laissez faire. Algunos extran-
todo adorno en su hisLoria fiscar. Algo semejante dice de manera jeros siguieron siendo cándidos: los tenedores de bonos durante
más gráfica el español J. Navarro ReverLer: "Las finanzas públi- mucho tiempo sobreestimaron la capacidad de Colombia para pa-
cas de los estados expresan toda la vida de las naciones. Por lo gnr, y poco entendieron por qué no había llegado el momento para
tanto, simihu· a la manera en que un naturalista a partir de un rt>abrirse el crédito colombiano en el exterior 1·eanudando los pa-
1
diente puede reconstruir Lodo el animal, el presupuesto de la na- gos de la deuda externa4 Est.o se explica porque ellos no podían
ción le enseñará todo el mecanismo nacional a alguien quP entien- desde lejos ni sentir laS"presiones ni vivir las restricciones bajo
de de finanzas. Esas columnas de números, en grandes y poco las cuales se movía el gobierno colombiano. Aunque éstas eran
leídos Lomos, dan una medida del grado de pobreza o riqueza de t.an notorias y severas, solamente unos pocos comentaristas se
un país, de sus fuerzas productivas, de sus tendencias y deseos, tomaron la molestia de estudiarlas o sencillamente de regisLrar-
de su decadencia o progreso, de su vida política y de sus institu- las con exactitud. Las recomendaciones de lo que se podía hacer
ciones, de sus t.radiciones y cultura, de su poder y de su destino". o de lo que se debía hacer eran frecuentemente erradas. Todavía
Schumpeter concluye así: "Aquel que sabe escuchar este mensaje los historiadores incurren en las mismas apreciaciones equivoca-
de las finanzas públicas oye mejor que en cualquier otra parte el das. La imporLancia tributaria del comercio exterior no se destaca
trueno de la historia universal 2. o se subesLima aún por comentaristas modernos, siendo que no
No es exactamente el trueno de la historia mundial lo que se había alternativa práctica al fomento de un fuerte renglón de ex-
escucha en el llanto ahogado de las Memorias de Hacienda de portación, un staple, como fuente eventual de recursos fiscales 5 .
Colombia del siglo pasado, sino las características de toda una ¿Por qué eran tan escasos los recursos de estos gobiernos? El
economía políLica de pobreza. No se tiene que participar de la objetivo de este ensayo es hacer un tour d'lwrizon de las posibles
monomanía fiscal al estilo Cuvier del español citado -los estu- fuentes de ingreso y de los arbitrios a que hubieran podido haber
diosos de la tributación Lienden a explicarlo todo en sus térmi- recurrido. Gran parLe del ensayo, aunque no todo, se dedica al
nos- para estar de acuerdo con que la cuidadosa lectura de los l~studio del sistema tributario, ya que después de todo, los recur-
balances fiscales, lectura que escasamente se ha iniciado a nivel sos fiscales no tributarios derivan de la tributación. El ensayo
académico, puede ayudar a explicar o a dar información acerca de incluye poco trabajo cuantitativo, aunque creo que todos sus as-
64 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 65

pectos podrían cuantificarse, y me interesaría ver un esfuerzo t'«mtas del gobierno. Los movimientos de disminución señalaron
más completo en este sentido. Pero en realidad me interesa más «•mergencias políticas, y estas rentas por su propia naturaleza no
la calidad general de la situación del gobierno. Igualmente, en podían responder a dichas emergencias. EstebanJaramillo lo ex-
algunos momentos siento deseos de prestar atención a determi- presó así: "En Colombia, probablemente más que en ninguna otra
nadas cantidades absolutas; la preferencia por series oscurece a pnrte, la renta de aduanas ha hecho ver su ineficacia para satis-
veces el significado de las magnitudes. Es obviamente imposible fncer necesidades extremas, por su carácter inflexible y su falta
tratar, en un ensayo de corta extensión, de presentar un recuento de elasticidad"~. Hay muchos ejemplos de este tipo de crisis. En
de la historia fiscal colombiana del siglo pasado; algunas observa- 1885 se vio una combinación de condiciones de depresión en los
ciones generales pueden ser aplicadas con mayor pertinencia a mercados mundiales, una crisis general en las exportaciones co-
algunas épocas que a otras. El matiz ha sido sacrificado para dar lombianas que llevó a la penuria absoluta del gobierno, la guerra
o
mayor claridad a todo el panorama6 . 1 1vil, el agotamiento de todo crédito y la inaudita introducción de

Es un axioma que la facilidad de la recaudación es directa- papel moneda de curso forzoso. Los ingresos de las aduanas que
mente proporcional a la prevalencia de una economía de inter- precedió el estallido de la Guerra de los Mil Días mostraron un
cambio. El comercio exterior es generalmente más fácil de gravar put.rón similar:
que el comercio interno. A la luz de estas simples observaciones
las perspectivas de Colombia fueron tan pobres como mediocre
1897 1899
fue el récord de sus exportaciones. En la lista de exportaciones per
cápita de los países latinoamericanos Colombia ocupó un sitio ba- gnero 1.046.606 713.102
jo, al nivel de Bolivia y Honduras. En 1882 Rafael Núñez escribió:
"Comparando el movimiento comercial de los otros países hispa- Febrero 982.887 733.409
noamericanos con el nuestro, resulta en efecto, en gen"~al, que Marzo 814.505 854.381
estábamos a la retaguardia en dicho movimiento. Respecto de al-
gunos de esos países, no sólo estamos a la retaguardia sino que Abril 1.138.923 662.851
casi los hemos perdido de vista~. Carlos Calderón, ministro de
Hacienda en la crisis de 1899, se lamentó diciendo que "Colombia
Mayó 1.117.661 673.6889
es el país cuyo tesoro se desarrolla más lentamente~. En 1903
Calderón presentó unos datos comparativos para exportaciones Y Este tipo de tendencia no necesita mayores comentarios, pero
gastos per cápita del gobierno para algunos países. Colombia es- desde el punto de vista de la historia fiscal pueden hacerse algunas
taba muy por debajo de México, nación que tampoco ocupaba una observaciones más amplias y útiles acerca de la aduana. La adua-
posición alta en la escala de los países latinoamericanos: exporta- na era un impuesto sobre artículos de primera necesidad. Dos ter-
ciones per cápita $3 per annum, gastos del gobierno central per dos de las importaciones colombianas eran textiles, en su mayoría
cápita $0.75 per annum7 . hnratos, destinados a la confección del vestuario de la gente pobre.
El nivel era bajo y aún entonces estaba sujeto a fluctuaciones l .a clase que consumía lo que en una definición algo espartana uno
bruscas; la historia del tabaco, la quina y el café es suficientemen- podría llamar artículos de lujo, era muy pequeña. Esta clase social
te bien conocida y no hay necesidad de repetirla aquí. El producto nn estaba más inclinada a imponer tributación sobre sí misma que
de la aduana naturalmente sigue estas fluctuaciones y a partir de ' ualquier otra clase social en el poder, perp aun suponiendo una
finales de los años cuarenta del siglo pasado, los ingresos de adua- t•nra abnegación, el pequeño caudal de importaciones costosas no
na llegaron a representar entre la mitad y los dos tercios de las •·ra fuente potencial de recursos significativos. Dada la composi-
66 MALCOLM DEA l•1 1 1'ODER Y LA GRAMÁTICA 67

ción de las importaciones colombianas, cualquier aumento en !11 1 gohterno de Caro a fines de lo noventa, un ejemplo de cómo tal
tarifa se encontraba con la respuesta elástica de un mercado qu•• ltthut ación era la solución menos indicada en las circunstancias
estaba en gran parte cerca del nivel de subsistencia. No sólo In tdvt•t·sns que llevaron a un gobierno desesperado a ensayarla 13.
posible respuesta de la aduana era lenta, sino que era tambit>n l 1 I(OI.Jierno tampoco tenía ningún monopolio natural al cual re·
limitada. La regresividad del gravamen fue por momentos empeu· '11r11r. Al leer la lista de exportaciones, sólo se encuentran las
rada por los sistemas utilizados -el método de peso bruto tuvo tul mmns de esmeraldas, cuyo derecho de explotación no pudo ser
efecto sobre los textiles- pero éste era regresivo por la obligada • udido en 1860 por $12.000, y el bálsamo de Tolú, del cual se
composición de las imporlaciones 10. · portaron $20.000 en 1891. No había guano colombiano, ni nada
Los consumidores podían comprar lo más barato -hay evi· tnulnr 14 ,. Para el colombiano de finales del siglo, cuando miraba
ciencia de que hicieron esto en los últimos veinticinco años del In volúmenes del comercio internacional del país, la teoría de la
siglo- o comprar menos, o proveerse por vía del contrabando. Los V• nt.aja comparativa le habría parecido una simple teoría.
ministros y empleados oficiales desarrollaron un conocimiento 1f. H. Hinrichs, en su trabajo A General Theory o{Tax Struc-
práctico que les indicaba a cuáles niveles de tarifa el comercio se ltu·t• Change During Economic Deue/opment, llegó a la siguiente
desviaba de los cauces legales. Muchos de estos funcionarios eran cundusión: la sabiduría convencional sostiene que la participa-
comerciantes. Por todos los argumentos económicos que expusie· ' ton del gobierno en el producto nacional aumenta con el desarro-
ron, por todas sus euforias temporales, ellos como ministros estu· llo t'conómico. Lo anterior es obvio cuando se compara tal partici-
vieron continuamente preocupados por las rentas. A las tarifas no pttción del gobierno en los países desarrollados con la que
se les consideró primariamente como un instrumento de política pn•valece en los subdesarrollados. Sin embargo, cuando se obser·
económica. A lo largo del siglo XIX la política de la aduana fut• vun las diferencias entre los países subdesarrollados, la anterior
esencialmente fiscalista. Así como en el siglo XIX Europa y Rusia woposición es en el mejor de los casos engañosa, y en el peor de
gravaron los denrées coloniales, en el mismo siglo en este punto "llos simplemente equivocada. Para los países pobres el grado de
del trópico se gravó la importación de textiles 11. Los puntos finos 1tpcrtura puede ser un mejor indicador de su "capacidad de tribu-
del argumento pueden ser encontrados en las Memorias, y los ! ación" que la medida usual de ingreso per cápita. El sector de
detalles técnicos y adminis·trativos que contienen justifican fre· l'llmercio exterior es relativamente fácil de tributar; su crecimien-
cuentemente algunas prácticas usualmente tachadas de anticua· lo a través de mayor monetarización, la expansión de cultivos
das o rutinarias. Algunos problemas ya tienen su descripción clá· c·omerciables, el aumento del tamaño de los negocios y la urbani-
sica en las Relaciones de mando de la última etapa de la era zación incrementan las capacidades del gobierno para aumentar
colonial, las cuales comparten con las memorias republicanas In Impuestos a todo nivel. "A medida que una sociedad tradicional
intensa preocupación por las rentas y el conocimiento que ellas c·errada se abre al comercio, no sólo es administrativamente posi-
derivan del comercio: "Un Reino en donde no hay comercio activo, ble gravarlo, sino que se le puede atar la tributación del comercio
no tiene ejercicio la navegación, y sus habitadores son pobres, 11 una base con algo de elasticidad-ingreso". La historia fiscal de
tampoco puede producir para enriquecer el Real Erario" 12 . Colombia del siglo XIX concuerda con estas conclusiones 15.
Los impuestos a las exportaciones se enfrentaron a un fraca· El padrón del comercio interno del país no era un aliciente
so predecible: iban en contra de la necesidad obvia de incentivar para el recaudador de impuestos. Todo lo que se moviliza puede
las exportaciones. Estos impuestos no se acomodaban a Colom· <Jer gravado. En Colombia el transporte era notoriamente caro y
bia, un productor marginal con altos costos en unos mercados muy pocos de los productos se transportaban a grandes distan·
competitivos. Con malos precios en el exterior, el café colombiano ctas. Desde luego qu~ existía intercambio entre regiones, y sus
no podía resistir el impuesto a las exportaciones establecido por detalles pueden ser establecidos de fuentes taLes como Wilis, Co·
68 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

dazzi, Pérez y Galindo. Pero en realidad este tráfico no era fuente haber sido gobernada ligeramente. Muchos de sus habitantes fue-
importan le de impuestos. En el entusiasmo de reconstruir su his- t·on respetuosos frente a cualquiera autoridad. La población del
toria en detalle y en el reconocimiento de su rol esencial en el Magdalena Medio, según la descripción del Fr. Palacios de la Ve-
desarrollo de cualquier faceta de la economía, uno no debe situar ga, es una pesadilla para un recaudador de impuestos 19. Quizás
esta tributación en un si Lío destacado entre las rentas posibles de c•l pobre campesino indio de la tierra fría era sumiso, pero tenía
la nación. Existía un buen número de peajes internos y dered{os muy poco para ser gravado. Los gobiernos republicanos se enfren-
para propósitos específicos o generales establecidos por compa- taban aún a una fuerte resistencia política para lograr incremen-
ñías privadas o gobiernos locales, pero su producto era escaso. lnr sus rentas: no estaban recubiertos de ninguna majestad, te-
Colombia era aún un país de unidades relativamente aisladas de nían que sacrificar algunos recursos coloniales en aras del
inadecuada poliproducción. No existía buena complementarieclad modernismo, y fueron en su mayoría gobiernos de partido, mani-
entre las economías regionales. Los comerciantes y geógrafos re- ftestamente débiles y algunas veces corruptos. En tales circuns-
copilaron lo que había, pero sus lectores deben hacer, ellos mis- tnncias la evasión de impuestos aparecía para muchos como de-
mos, una más larga recopilación de lo que no existía 16. ber cívico. Se debe recordar que ninguno de estos gobiernos
La de Colombia era una economía de las menos gravables de Pxistió en un vacío político. Los virreyes fueron conscientes del
Latinoamérica, un país donde muchos podían subsistir, pero con peligro de las innovaciones, y los presidentes de la república lo
una población abrumadoramente rural y dispersa, cuyo ingreso fueron aún más20•
per cápita pudo haber sido aun inferior a $40 al año 17 . Salvador La debilidad básica del sistema fiscal de Colombia en el siglo
Camacho Roldán dejó una viva descripción de sus habitantes, y pasado se derivó de los débiles logros de las exportaciones y sus
en sus palabras uno puede percibir la nota de un arbitrista frus- c·onsecuencias para la aduana. Sin embargo, el panorama de las
trado: finanzas públicas se debe completar examinando los otros recur-
Hos que el gobierno tenía y explorando las limitaciones de cada
Poblaciones que mueren sin conocerse y viven sin amarse; entre uno de ellos. En la clasificación de George Ardant estos "rudimen-
las que no existe el lazo de un comercio recíprocamente ventajo- 111rios e intermediarios arbitrios podían producir determinada
so, ni la comunidad de las a~s. ni la fraternidad de las ciencias; c•nntidad y nada másn2l.
para quienes no hay nada comün sino el recuerdo de la esclavi·
tud de otros días y la hueUa de las guerras civiles más recientes; Existían ciertos monopolios, de los cuales el más importante
pueblos en que se prodiga la sangre en obsequio de ideas no bien l'ra el de la sal, principalmente las minas de sal de Zipaquirá.
claras o de palabras resonantes aunque vacías de sentido en oca- Esta era la segunda fuente de impuestos del gobierno después de
siones, y se discuten los céntimos que se quisieran aplicar a dar lns aduanas; era continuo, cercano. al gobierno y la cadena del
trabajo al proletario, colocación a los capitales del rico y educa- c·nmercio de la sal había funcionado desde antes de la aparición
ción a la infancia: nacionalidades cuya existencia se defiende
eh• los españoles. Además del consumo humano directo, la sal se
más que por su grandeza, por su miseria y por su anarquía: esos
pueblos podrán tener un gobierno barato, fácil, inofensivo; nero utilizaba para salar carne, engordar ganado y fortalecer las mu-
carecen de algo de lo necesario para poder llamarse nación 8. IHs. Existía, entonces, un punto de consumo por debajo del cual
nu se situaría la demanda, pero sería inocente suponer que no
Los colombianos no solamente viven aislados sino también •·xislían severas limitaciones en la renta que podía ser extractada
son recalcitrantes. Había una larga historia de resistencia colo- .¡,. este monopolio. Primero, había otras fuentes de sal diferentes
nial a la tributación, de la cual la Revolución de los Comuneros es ''In de Zipaquirá y sobre algunas de las cuales el gobierno ejercía
solamente el más famoso episodio. La Nueva Granada de la colo- colo un control nominal; en a lgunas regiones el estanco nunca
nia nunca conoció el sistema de intendencias y da la impresión de pudo ser instituido. Inclusive, Zipaquirá por sí sola estaba lejos
111-.1. PODER Y LA GRAMÁTICA 71
70

de ser completamente controlada; el fraude y el contrabando fue· ""'·á más que recuperado por la aduana, por medio del consiguien·
ron frecuentes. Hubo gran debate acerca del precio ópti.:mo paro 11• numento en comercio, gracias a la adopción de una sencilla
los diferentes tipos de sal. No era barato: Camacho Roldáncalculo t ·•rifa fiscal. La medida administrativa, la cual iba en contra de
en 1870 que la sal se vendía a un precio siete veces superior ni lm1 más optimistas expectativas de este argumento, fue la deseen·
costo de producción. Para los pobres, quienes con su dieta rural lt·nlización de rentas y gastos. En ella ciertos ingresos y respon·
consumían más sal que los ricos, el gasto representaba 65 centa· 1ubilidades fueron cedidos a las administraciones locales. Los de·
vos por cabeza. Esta pequeña cantidad una vez sumada repre· ft~nsores del monopolio exageraron su importancia en los ingresos
sentaba para el padre de una familia de cualro personas cerca de dPl gobierno, ignorando los considerables costos del recaudo y qui·
doce días de trabajo en un año; si se da por supuesto que trabajn· 1.11 haciendo caso omiso de la proporción del producto de la renta

ba 240 días al año, entonces lo anlerior equivaldría al 5% de sus que se escapaba del control del gobierno con los multiformes prés·
ingresos. Por otra parle, el engorde de ganado, proceso en el que tnmos y contratos de mercadeo. Los cálculos de quienes apoyaron
la sal era necesaria, sólo era rentable con la sal a determinado In reforma fueron vindicados, aunque no tan rápido como éstos
precio. Si el precio impuesto por el monopolio era muy alto, el t'Rperaban: las exportaciones de tabaco aumentaron, los ingresos
negocio de engorde dejaba de ser beneficioso y los ganaderos ce· dt. la aduana se incrementaron. No hubo otro intento significativo
saban la compra de sal o la buscaban más barata en otra parte. ele gravar el tabaco en el siglo pasado. Los impuestos sobre el
Las operaciones del monopolio eran fácilmenle interrumpitlas en tabaco en las circunstancias colombianas no obedecieron a los
épocas de guerra civi l, cuando los precios de emergencia podían preceptos clásicos de la tributación. A pesar de que las mejores
difícilmente compensar las pérdidas de la disminución de ventas. lierras para el cultivo no eran muy extensas, el monopolio era
Las guerras civiles no eran ciertamente épocas para el engorde engorroso, caro y molesto. Necesitaba el uso de grandes recursos
de ganado. A pesar de todas estas limilaciones, Los ingresos de la que frecuentemente eran precisados con más urgencia en otra
sal eran todavía a fmales del siglo la segunda fuente de las rentas parte: el gobierno tenía en ocasiones que escoger entre sostener
del gobierno. Según Carlos Calderón, su reforma apareció como la renta del tabaco o sostenerse a sí mismo. Fue afectada por el
la fuente más promisoria de mejores ingresos en 1903. El mono· fraude y aún más por el recelo y por su impopularidad general. El
polio de La sal tuvo una vida más prolongada y m ayor importancia rendimiento neto, en promedios anuales para períodos de cinco
fiscal que la que t,uvo el est.anco del tabaco, el cual en época de la años después de 1830, fue calculado por Aníbal Galindo así:
.• . . . 22
Independencia aparec10 como mas prom1sor1o .
El monopolio del tabaco ha atraído siempre la atención de los Años Pesos($)
historiadores económicos, y el progresivo abandono del producto 1830-1835 190.273
por parte de los gobiernos de la década de los cuarenta ha sido 1835-1840 202.044
justamenle analizado como proceso climat.érico en La política gu· 1840-1845 261.516
bernamcntal y en el desan·ollo del siglo XIX. EL significado fiscal
1845-1849 371.948
del tabaco no ha sido aún totalmenle explorado. Una mirada rá·
pida a los datos parece indicar el abandono por parte de estos
Aun tomando los datos de Galindo como verdaderos, y recor·
gobiernos de su principal recurso del interior. La oposición al em·
dando que la deuda del gobierno con sus a genles Llevaría a pensar
puje de terminar con el monopolio fue combaLida con la promesa
que la cifra verdadera era más baja, el tabaco representó cerca
de un gravamen de export.ación (que nunca fue impuesto) y con
del 20o/o del total de los ingresos del gobierno, cantidad compara·
un argumento y una contra medida administrativa. El argumento
fue que la pérdida de ingreso con la desaparición del monopolio ble a los ingresos producidos por la sal23•
72 MALCOLM DEAS 1)EL PODER Y LA GRAMÁTICA 73

El tabaco había sido el estanco más productivo de la última ¿cuáles eran las posibilidades de tributación directa? El tri·
parte de la era colonial, realmente el más importante de todos huto de indios había dejado de ser de alguna importancia en la
los ingresos del virreinato24 . Entre las rentas "estancadas", el Nueva Granada mucho antes del final de la era colonial y poco
tabaco estaba seguido por los impuestos al licor, los cuales nun· 28
He perdió cuando desapareció finalmente en 1832 . De mayor
ca han dejado de aparecer de una u otra forma en la historia volumen, especialmente para quienes Jo pagaban, fue el diezmo.
fiscal de la república. Estos impuestos tampoco llegaron a ser J~ste, que no era siempre un décimo, fue impuesto a la mayoría
tan product.ivos en los tiempos republicanos como lo fueron en de los artículos de producción agrícola. El café, el índigo y el
épocas coloniales. Los tributos al licor fueron descentralizados cacao plantado después de 1824 fueron eximidos. El diezmo fue
a mediados del siglo, cuando los ingresos ascendían a $150.000 implantado a través de un sistema local de remates, y los diez-
al año 25 . Los diversos sistemas utilizados y sus diferentes resul- meros que licitaban su recaudo centraban su atención en un
tados siguieron la variedad ecológica del país: un método que pequeño número de circuitos. El recaudo tomaba tiempo y era
era tolerado en la tierra fría podía producir serios problemas costoso y molesto; tenía que seguir el calendario agrícola, requi-
para quienes trataban de utilizarlo en zonas cañicultoras situa· riendo el conocimiento de la región, mulas, pesos, corrales y
das a corta distancia. Requerían una ágil administración lbcal, probablemente no poca fuerza de carácter. Como en todas las
y aun así los rematadores obtenían mayores beneficios que e l cuestiones de predicción agrícola, fue siempre fácil equivocarse
mismo gobierno. Estas rentas permanecieron en calidad de lo- en el cálculo y muchos diezmeros registraron pérdidas. La poca
cales por el resto del siglo pasado. Inclusive derrotaron los in· evidencia existente indica que a estos últimos no les fue mal por
Lentos del general Reyes de nacionalizarlos en los primeros
ser indulgentes. El gobierno civil recibió un cuarto del producto
años del presente siglo y siguen siendo rentas departamentales ele los remates, la Iglesia el resto y Los diezmeros cualquier can·
hoy en día. Aunque su historia ha estado ligada al desarrollo de
tidad que conseguían de ahí en adelante. Uno se puede imagi·
muchas familias y fortunas, la suma que llegó al gobierno fue
nar que las ganancias de éstos podían variar de año a año y de
siempre una pequeña proporción de lo gastado en bebidas 26.
lugar a lugar, pero cálculos aproximados contemporáneos admi-
Algunos monopolios menores de la colonia, mercurio, bara-
ten que los valores recaudados eran tres o cuatro veces las can-
jas de juego y pólvora, fueron abandonados27 • Existieron algu·
tidades obtenidas por el gobierno y la Iglesia juntos. El director
nos intentos republicanos tempranos de fomentar la industria
general de Impuestos reportó en 1848 al ministro de Hacienda
y la empresa a través de concesiones de monopolio, pero éstas
que el diezmo de Ambalema fue rematado por un quinto de su
no tuvieron ningún significado fiscal y habían desaparecido en
producto calculado, y concluyó como sigue:
su mayoría a mediados de siglo. Algunos privilegios de mono-
polio en e l transporte se mantuvieron, pero el único de ellos que
Esta renta, Señor Secretario, esLá cercada de incidias: no hay
pr·odujo beneficios al gobierno fue el del tránsito por el Istmo de disposición suya que no se anule por las trampas del interés
Panamá . Ningún nuevo monopolio de consumo fue intentado individual. El contribuyente la elude cuando puede; i última-
hasta la presidencia del general Rafael Reyes. El monopolio fis- mente perece a manos de los rematadores.
cal efectivo requiere artículos de consumo masivo que no son
fácilmente producidos y que además son necesidades. Los pa- El diezmo fue descentralizado en 1856, y en ta mayor parte
trones colombianos de consumo y las condiciones de producción de las provincias fue rápidamente abolido. En datos incomple-
no tenían estas características, con excepción de la sal y en me- tos aparece que la suma más alta recibida por el gobierno repu·
nor grado de las bebidas. Las limitaciones en ambos casos son blicano en este rubro fue $61.803 en 1835. Era un resultado
fácilmente explorables . muy pequeño para tanta "molestia". Como en otros países, el
1

74 MALcOLi\'1 DEA8 ltt 1 1~JDER Y LA GRAMÁTICA 75

diezmo ocultaba muchas complicaciones bajo una fachada sen· tlt lt•:;tnnco del tabaco los habitantes de la Nueva Granada paga-
cilla, y sus efectos negativos fueron ampliamente reconocidos: llltll hombres, mujeres y niños- alrededor de $2 per cápita a
• 1 "monstruo multiforme" del fisco:
El bárbaro sistema de cobrar en especie, i no en dinero, la con·
tribución, trae la consecuencia necesaria del arrendamiento i la 1,n forma enruanada del guarda del aguardiente, el rostro colé-
creación de una bandada de publicanos más que viven espiando
•·ico del asentista, el tono grosero del cobrador de peaje, la sucia
al agricultor para apropiarse la décima parle del producto de su
sotana del cura avaro, los anteojos del escribano, la figura impa-
fatigosa industria, a tiempo que al tesoro no entra sino una mí-
~ iulc del alcalde armado de vara, la insolencia brutal del •·ema-
nima parte del valor de lo que contribuye el ciudadano laborioso.
ludor del diezmo, o la cara aritmética del administrador de
Bajo dos aspectos es perjudicial la tendencia de este sistema vi- .teluana.
cioso i bárbru·o. Él desalienta la industria agrícola, gravándola
con un impuesto excesivo, i crea una clase de hombres destina-
' 1' prod uccn 29 .
dos a molestar a ¡os que trab ajan Igualmente calculó que el indefenso empleado público pagaba
11 t'c'll del 6% de su salario en una u otra contribución aun sin
No fueron el tributo de indios ni el diezmo buenos impuest~s e tlllsir.lerar el monto de los impuestos indirectos que pagaba; los

republicanos, y el producto del primero fue tan pequeño que pu· ~tlclnr.los, según él, pagaban el8%. El sistema existente, concluye,
do ser abolido en medio de general indiferencia. Como es natu· 1111 c•s eficiente ni equitativo, y debería ser remplazado por el im-

ral, la Iglesia estaba profundamente preocupada con el diezmo JIIIt •sto directo, progresivo y único31 .
y se oponía al derecho del gobierno civil a abolirlo. Pero no de· Este era el punto de vista prevaleciente de los liberales, y
fendió el sistema de remate, y trató de abolir sus inco~venien· tlllH'has localidades ensayaron a lgún tipo de contribución direc·
cias cuando estableció sus propias rentas en el período de hos· l1t•·n los años posteriores a la descentralización de rentas y gas-
tilidad liberal. Su bajo producto para el Estado no pudo sino loH Los resultados no fueron más alentadores de lo que habían
reforzar la hosLilidad de los informadores de mediados de siglo ulo en los días de Castillo y Rada. Esto no es una sorpresa.
contra el diezmo30 . 1 'unlquier impuesto a la tierra o a la propiedad requiere infor·
El pensamiento de tales t·eformadores tendía a asociar La co- ttJm•ión catastral, de la cual no había nada disponible. Lo que se
lonia con la ruLina y las trabas, olvidando que a veces esos gobier- ,.. tnaba en intimidad por medio de los nvalúos locales era inevi-
nos habían sido enérgicos, innovadores y perfectamente conscien- l.tblemente perdido por una administración local aún más débil
tes de la importancia del comercio para las rentas. Igualmente, a 1 por la distorsión política de los avalúos. Los colombianos pro-

mediados del siglo hubo un nuevo intento de modernizar el siste· ponentes de impuestos a la tierra, quienes frecuentemente eran
ma fiscal tal como no se había visto desde los eufóricos años de • omerciantes, pudieron estar en lo justo cuando pensaban que
Castillo y Rada a comienzos de la década de los veinte. La más la agricu ltura estaba relativamente subgravada. Sin embargo,
sucinta expresión de esta actitud aparece en el trabajo del joven d principio no estaban conscientes de las grandes dificultades
Salvador Camacho Roldán, Nuestro sistema tributario, de 1850. 1 arduos esfuerzos requeridos para establecer la base de dicho

En él se estudia todo el aparato de los impuestos indirectos, cos- 1mpuesto y de lo poco apropiado que era el campo colombiano
tosos de recaudar, confusos en sus cuentas, represivos, molestos ptti'H éste. El catastro de Milán, la primera agrimensura moder·
y antiproductivos; el diezmo y sus terribles consecuencias; el tra- 1111 de Europa, tenía para sus propósitos las g•·andes, planas y
bajo personal subsidiario, un coruée que debería haber producido n·lativamenLe uniformes haciendas del Valle del Po, y sin em-
$400.000 al año o su equivalente en trabajo, pero el cual manifies· lu11·go transcurrieron más de 41 años antes de completarla en
tamente no produjo ninguno de los dos y se perdía en una serie de 17ü0. E l catastro francés tomó de 1807 a 1845. Turgot mismo
abusos locales. Camacho Roldán calcula que antes de la abolición hilhía escrito acerca de las dificultades de dichos avalúos en las
76

regiones montañosas del mundo con sus pequeñas parcelas dr ellos consienten en valorar sus fincas justamente para que el
minifundistas y. aparceros. Sus afirmaciones eran del iodo apli impuesto sea equitativo? Es cla.ro que no, i de aquí el que las
cables a Colombia, uno de los países más montañosos en el m un fincas de segundo orden estén siempre valoradas en una propor-
ción que no guarda equilibrio. Esto trae por consecuencia la im·
do y de ninguna manera un país de grandes propiedades, qur
posibilidad del pago de los impuestos, la odiosidad consiguiente ~
contaba además con una variedad tal de "modos de producción" que atraen i la mina de los capitales pequeños, sucediendo que
que lo deja a uno perplejo32 . Era, entonces, inevitable que loH el impuesto más equitativo venga a ser el más funesto para la
intentos hechos terminaran en el fracaso y el desengaño. Hay riqueza común. Aparte de esto, i para hacer más odioso el im-
que reconocer el heroísmo que hubo al intentarlo; los r esuliacloH puesto i más difícil su cobro, sucede que en Jos distritos gravan
nos dan infamación interesante acerca de las dificultades admi- excesivamente las propiedades de los que no son vecinos i que
nistrativas y de la naturaleza de la base del gravamen. tienen la desgracia de no estar presentes a la hora de los recla-
mos. Quien lance una rápida ojeada por el territorio del Estado
Tres estados produjeron algún sistema de tributación direct.u
se abisma al pensar como es que la mala fe, la falta de patriotis-
durante la era federalista: Cundinamarca, Boyacá y Santa nder; mo i el gamonalismo pueden hacer de este impuesto una arma
otros tres intentaron establecer un impuesto a la tierra aun con para derribar un gobierno i una impostura para desacreditar lo
menor información. La lista de dificultades de los informes locales' que precisamente encierra en su esencia más justicia 35 .
son similares y de nuevo recuerda la experiencia de los años veín·
te del siglo pasado. El secretario de Hacienda del Tolima encontró Algo se pudo haber logrado con un apropiado registro catas-
que: 1ral; sin embargo, el secretario afirmó: "No me hago ilusiones de
que el trabajo y sus resultados sean perfectos, y mucho se conse-
Aunque mejor en teoría tiene también sus graves inconvenien- hruirá si se aproximan a lo equitativon. Igualmente, se quejaba de
tes por la falt.a de datos sobre la riqueza i por los abusos que que los valores no tenían relación con el ingreso. Las propiedades
cometen los evaluadores de ella o las juntas de pueblo a hacer urbanas que eran virtualmente invendibles producían altos in-
los repartos.
gresos, y las propiedades rurales de gran valor no producían
En 1865 en este estado se produjeron $14.000 de un estimado prácticamente nada. "La situación anómala de nuestra industria
de $60.00033. La administración de Boyacá de 1869 logró recau· --<:oncluía el secretario- pone todo r esultado fuera del alcance
dar $23.000 de $33.000 posibles: de los principios sentados por la ciencia económica. En esta ma-
leria, es en nuestro país en donde se pueden venir a estudiar las
No obstante el odio que los contribuyentes tienen al impuesto di- t>xcepciones36 . En Cundinamarca, la Legislatura Estatal estimó
recto, se nota que los pueblos ya van habituándose al pago de él. Pn 1867 que de $100.000 que podían ser obtenidos del impuesto
directo, $24.235 fueron recaudados37 • El ~atastro fue inicialmen-
La misma fuente comenta acerca de "los abusos de los mag- te decretado en 1856, a partir de 1862 le fueron asignadas par-
nates de los pueblos al hacer la distribuciónn34. Pero ese gobierno tidas para los gastos, y se llevó a cabo en 1867 bajo la adminis-
secciona! no era tan optimista en 1873: tración del general Aldana. El trabajo consistió en "una simple
enumeración de las propiedades raíces en cada distrito, del nom-
La desigualdad con que los impuestos están repartidos en los bre del propietario, del valor de la fmca, y de la contribución
Distritos es notoria. El hombre rico es en todas partes el árbitro
territorial que le corresponde, a razón de $2 por cada $1.000 de
de la suerte de los que tienen menos. La importancia se mide en
dondequiera por el haber pecuniario, i de aquí el que esos indi- valor capital y nada más38. Esto era mucho mejor que nada, a
viduos sean los Alcaldes, miembros de las municipalidades o pesar de que nunca resultó como Felipe Pérez había esperado,
cuando menos directores de esos empleados, ¿podrá creerse que según lo cual:
78 111 1 1\lDER Y LA GRAMÁTICA 79

Bien organizadas su contribución sobre fmcas raíces i la directa, l•n lt•soreros locales eran incompetentes, algunos analfabetas Y
bastarían ellas no más, no sólo para llenar su presupuesto dt> ,u o·onocimient.os de contabilidad. La explicación de este estado
gastos, sino para dejar un sobrante en caja de muchos miles de l• l'!lsas no era la escasez de personas capacitadas para desem-
pesos al año.
1 • 1111r las funciones, sino la falta de interés de las personas ca-
¡mo·ps de ocupar estas posiciones.
En Cundinamarca el 2 1/2% sobre la propiedad era la
más importante39 . Un Camacho Roldán más viejo y sabio lo ('Mil
Debo esplicar que lo que dejo espuesto respecto de los tesoreros,
mó en cerca de $70.000 para 1873-1874, en un presupuesto i que puede estenderse por regla general a los empleados muni·
$400.000. Quizás se dejó llevar por sus prejuicios, para estima cipales, no quiere decir que no haya en los pueblos i en el estado
por encima de un impuesto más fácil de calcular, el de sacri hombres probos muy competentes para desempeñar los destinos
de ganado o degüello de $2 por cabeza. Este impuesto se calculahl públicos de toda escala: esta negativa envolvería una atroz ca·
en $56.000 y fue defendido por el secretario general de Boyac lumnia, que est.oi mui lejos de inferir a la civilización del Tolima.
Lo que significan mis espresiones es que ningún ciudadano de
como el más equitativo, siendo un gravamen, según él "que pRifl
probidad i siquiera a medianos conocimientos, a no ser muí pa·
la clase acomodada de la sociedadn. Camacho previamente ha~l triota, se sujetará a servir un destino como el de tesorero onero-
estimMlo que los impuestos a la tierra de los estados que lo ha so, con título de lucrativo, que tanta consagración necesita, que
bían establecido, con o sin catastro, sumaron menos de $400.000, tantas incomodidades proporciona i que apareja una inmensa
de un ingreso total compuesto de rubros nacionales, estatales y responsabilidad.
distritales de alrededor de $6.100.000. Estos estados eran los mol ( ...)En el pueblo de D. el tesorero es un personaje tenido por algo,
pero no entiende tampoco de cuentas, i que por economía o por
poblados de la república y tenían una desproporcionada partid otro motivo interesado lleva por sí los libros en retazos de papel
pación en la riqueza territorial nacional. La suma real estaba sucio i ajado, sin sujeción a reglamentos i modelos, porque no los
probablemente muy por debajo del anterior estimativo. Santan lee o no los comprende.
der, el tercer estado en llevar a cabo un catastro, obtuvo en 1873
$35.000 de impuestos directos. Los estimativos locales conocidot El siguienLe es un ejemplo que da el mismo informe de un
dan una suma menor, y si se estudia el conjunto de los recaudoa mlent.o honrado de contabilidad:
se puede obtener menos de la mitad de $400.000 para los seia
estados que utilizaron este recurso40 . (Fórmula del cargo)
Algunos de los informes contienen relatos gráficos del por· "Persebimiento de platas"
y sigue una lista de personas i cantidades sin espresión
qué estos y otros impuestos no pudieron ser productivos, y de la
de las fechas ni de la procedencia de los enteros
naturaleza precisa de "deficiencia administrativan, del porqué la (Fórmula de la data)
administración tiene que estar en esta situación y de por qué fue "Entregamiento i remitimiento de platas"
mejor no emplear su limitado talento en inútiles direcciones pro· I sigue una lista por el estilo de la anterior, en la
gresistas. El informe de Tolima, escrito por Francisco de Paula cual figura la siguiente curiosa partida:
228 pesos que me robó (fulano de tal) con uniforme
Rueda en 1865, en el cual explica las razones para obtener ape·
militar i con armas ... $228
nas un tercio de Jos ingresos proyectados, es de gran valor. En el I este no más su valor ... $140
informe se describe cómo en apenas cuatro municipios del Toli· Suma (tal)
ma Grande existía una contabilidad formal en los libros. El teso·
rero general del Estado tenia tan sólo un escribiente y un tene- Si el tesorero local hacía fraude, era poco lo que el gobierno
dor de libros a su mando, y la contabilidad se hallaba podía hacer para remediarlo; sencillamente el tesorero se podía
desactualizada ya que él había estado en campaña. Muchos de declarar en bancarrota, si no tuvo energía suficiente para desa-
80 MALCOLM 0EA8 11111, PODER Y LA GRAMÁTICA 81

41
parecer . Los informes de Boyacá presentan comentarios simila· 1 11l.onces significativas, bajo control local. Igualmente ilustran las
res acerca de las dificultades de recaudar impuestos morosos, es· llll'talezas relativas de las rentas de las secciones federales. (Véa-
pecialmente de "aquellos que dirigen los asuntos en los distritos•, '" cuadro página siguiente, Rentas 1 Gastos de los Estados44).
y acerca del poco deseo de los críticos de aceptar "destinos onero· Tomando los nueve estados juntos, el derecho de degüello,
sos" ellos mismos, parte de la significativa pero por historiadorE'.a Impuesto sobre sacrificio de ganado, aparece como la renta más
inadvertida competencia durante el siglo XIX de eludir puestos pmductiva. Esta era efectivamente la fuente más importante cie
públicos 42. l11gresos en tres estados, en los de la costa, Bolívar y Magdalena,
La facilidad de recaudo tenía que pesar fuertemente en estas v ton Tolima. En segundo lugar, aparece la renta de aguardiente
minúsculas administraciones, cuando enfrentadas a la deseen· v hcores; en Antioquia y Santander este era el ramo más produc-
tralización de rentas y gastos tenían que escoger cuáles impues· ltvo, y sus entradas en esos dos estados sumaban los tres cuartos
tos se debían establecer. Dicha medida no resolvió ningún proble· dt• su producto en toda la nación. La contribución directa aquí
ma fiscal, sencillamente trasladó gran parte del problema a las upnrece en forma optimista situada en tercer lugar -Galindo era
nuevas entidades federales. En los informes de los nueve "estados ltnl radical-45, y a continuación aparecen los derechos de consu-
soberanos" se puede observar que sus capacidades fiscales varia· tllo y los peajes.
ban significativamente, al igual que las escogencias de opciones El estado más rico, Cundinamarca, tenía unos ingresos cinco
fiscales. Sin embargo, todos ellos se enfrentaban a la misma clase wces y medio más grandes que el más pobre, Magdalena46 • El
de problemas. Estos informes proveen las más detalladas inves· tngreso total de los estados fue de $2.103.248, cifra considerable si
tigaciones de las posibilidades fiscales diferentes de las de la •••• compara con la de los ingresos del gobierno nacional que fueron
aduana y la sal. Ya hemos considerado el rango y el producto de $:1.927.685, de los cuales $2.811.159 provenían de la aduana47 .
los impuestos sobre la tierra, y antes de retornar a la considera· Las cifras anteriores merecen comentario~ más detallados. El
ción de los restantes expedientes por vía de los cuales el gobierno un puesto de sacrificio de ganado era fácil de imponer, y aun en las
colombiano pudo haber obtenido recursos, es importante explorar nt·oas rurales era difícil de evadir, excepto en los casos más remo·
la información existente acerca de estos otros impuestos y descri- luH de autoconsumo. Este impuesto ha sido consistentemente pro-
bir por medio de cifras y tendencias la situación fiscal de la repÚ· ducLivo a lo largo de la era republicana y no tuvo problemas de
blica al final del tercer cuarto de siglo, después de cincuenta años '"'Hptación por parte de la población, siempre y cuando no fuera
de existencia independiente. "xcesivamente alto.
"El fisco federal es un tiburón insaciable, rodeado de nueve Ya hemos visto que las autoridades fiscales de Boyacá lo con·
tiburoncitos que aprenden en buena escuela"43• Arubal Galindo •mleraban equitativo -de todas formas los boyacenses y los de-
presenta en su obra pionera, el Anuario Estadístico de Colombia mns campesinos de tierra fría no consumían mucha carne-. El
1875, unos cuadros sinóptico~ de estos "tiburoncitos", los cuale~ ""cretario de Hacienda del departamento del Tolima lo estimaba
presento aquí con las reservas usuales acerca de su exactitud y •·um.o el impuesto de mayor producción, pero informa que se eva-
calidad. Las cifras de los cuadros, comparadas con una muestra du\ cuando llegaba a $5 por cabeza; a ·este nivel el degüello no
de informes locales que proveen mayor detalle, parecen verosími- pt·oducía más que cuando era fijado en $248 • El impuesto al licor
les, a pesar de que en el producto de contribuciones directas hay mostraba variaciones grandes de acuerdo con la localidad. Suba-
sobrestimaciones cuando la información se deriva de proyeccio- Jo rendimiento en Boyacá se explica por razones largo tiempo co·
nes presupuestales. Los cuadros son ciertamente confiables para nucidas: era considerado inequitativo por los habitantes de las
mostrar la estructura tributaria de los diferentes estados, y con t ll!rras templadas, "pues en la fría nadie pagan. De otro lado el
algunas adiciones, la del país como un todo en las rentas, por t•tmtrabando y la destilación ilícita eran frecuentes. Un resguardo
Cuadro!
REI'o"TAS 1CASTOS DE LOS ESTADOS" R5
Cuadro que mani(ielt.a la naturaleza l el importe de lu rentu 1contri.buckmet que rorm11r0n la hac~nda pública
ele loo Eotadoode la Unión""" looalloocle 18731187._

N•turaleu 6e ... Antioqula Bolfv•r Boy.c:ol Cauco e¡., ... Mqdal.... Pana•' Sanla.ndor
18'73
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Total..
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318.000 735.967 151.000 2.103.24'1 .. 112
liiiJIDO 122.1DO 168.400 440626 78!01
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111.1128 224.062 433.178 %311.891 !.931.884
366.9'11 241.'101 498.MI 436.078 413.61!8
R>blocion 18'70o
Reru.- 1Cllaln~ ~
Q!9 1.42 G.fi4 065 O.i2 tzl
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peropua: 1.08
. - -... Aauwio P.e&aba&a~ de C'.ololnllla. ~t.i.. 1875. p 2:21)_ Alb&aciaD de .. .,.,_ fi.DW. p. d

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CUADRO SISOPIICO ~
- .....r- la _, .......... de loo - - o_...... pllbllcoo en que • e•pleó el

Nalurale&a ele loo,..,.,. AAlloqula Bolívar


.,....._..,de loo Eoladoo de la Unión Coloablana, """" en 1873 1 ouoo m 1874

lloyod Cauca Cundlnaaarca MaadaJena Jl'ua.ú Sanl&Dder Toliaa


TcK&l•
i
o<
¡;
1874 1873 1874 1873 1874 1874 1874 1874 1873

Adminiatnción jeoenl
)d¡..t.u.. i ejecutiva

Adminiall'OÓÓnde
juatlcia
43.80160

94.596
65.469

33.52A
43.478

40.958
60.650

88.738
31.235

52.340
32.928

19.75090
66.74160

41.464
81.527 40

71.«0
17.54960

46.111 20
863.18020

467.92210
i~
lnolnlcÓÓa publica 30.7« 82.482 12.00260 22.890 61.696481/2 :n28660 7.760 81.650 319.011681/2

Obrao públicao 293.200 213.2'10 23.600 39.316 162.600 0.040 33.400 2A.4lí0 600 6(11.176

llonolicanda

Recom- 8.190 15.116 3.100 U99 32.600 1.505 5.200 16.832 1.3!6 91.166

Conooo U60 5.000 2.884 3.04950 6.000 8.500 1.800 5.860 3.000 40.263 50

SoMdo de la deuda
17.73686 1.480 18.06993 15.437921/2 4.048 29.940 SS 2.848 8.339 15 97.6&9711/2
del Eolado

Rlllicia o fuena
19.766 22.900 16.400 &9.101 36.000 1752 110.010 28.01220 1.6.600 320.531 !O
pública

CaotDa de bodenda 66.154 55.731 10.400 22.602 21.466 10.67615 25.2ll8 9.232 18.546 235.00615

Awtilio a loo diolritDa 17.500 17.500

,....... $564.70160 2!14.228 36 154.202 60 312.11543 419.16541 99.48665 321.523 96 271.46160 123.661 96 2.560.437 66

l'laenl« Anuario Eoladiotico da Colombia. 8ocotA lfll!, p. 221. 00


C.:!
84 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 85

costaba más de lo que podía producir49. Los resultados ele! siste- lo intensidad con que los liberales tolimenses pelearon en la Gue-
ma de remate de los monopolios en los diferentes distritos eran rra de los Mil Días. La renta de licores fue la •renta (... ) la más
regularmente desalentadores. pingüe del Departamento, la que mayores dificultades o.L.-ece en
El problema aparece bien descrito por el director general de su organización y la que ha dado hasta ahora Jugar a mas serias
Impuestos en 1848: complicaciones"62 . También era de todos los impuestos estata-
les el que producía la suma más alta de que se tiene informa-
Cómo puciieron éstos moralizarse: no lo alcanzo. El interés indi- ción en la tabla de Galindo: Antioquia recaudó por mec.li:> <!e él
vidual oculta casi siempre los provechos que saca i no deja en- $175.434 63.
trever las bases que pudieran servir a nuevos especuladores i el
El estado con el ingreso más alto es el de Cundinamarca. De
temor que se tiene a ciertas notabilidades agiotistas, que se han
apoderado de estos negocios i que en cierta manera han hecho un total de $440.626, se obtuvieron $160.000 del peaje, impuesto
de ellos su propio patrimonio, obstruye la entrada a la libre com- Hobre los productos foráneos que llegaban al estado. Dado que
petencia, en lugar de promoverla. Si alguna vez se observan pu- Bogotá era el principal centro de distribución nacional de b1enes
jas sorprendentes que contribuyen a aumentar trabajosa \forza- importados, este ingreso era en efecto un sobrecargo interno de
damente los productos, es porque alguna rara casualidad frustra nduana para el beneficio de este estado. Como tal fue atacado por
la confabulación de los licitadores o aleja el respeto de personas Miguel Samper en su análisis de la política fiscal de los estados
temibles interesadas, o porque el transcurso de los años ha lo-
11oberanos: Nuestras enfermedades políticas. Voracidad fiscal de
grado arrancar el secreto de las grandes ganancias alcanzadas
por los asentistas, que estimulan a otros a lograrlos, arrastrando los Estados. El autor encontró que se impusieron tarüas internas
la enemistad i persecusiones de los anteriores, que se empeñan 110 todos los estados exceptuando Boyacá y Panamá; iban de $12

en arruinarlos i a lo cual se ha debido varias quiebras50 . por cada 100 kilos en Antioquia hasta $1.60 en el Tolima, y en los
tlstados de la Costa Atlántica el 15% de la tarifa nacional. Estas
El gobierno de Boyacá estableció precios de reserva en cada diferencias limitaban el intercambio, "dividiendo la república en
distrito, pero el informe de 1873 dice que: pequeñas Chinas, con sus murallas de recaudadores y guardas".
Prima facie, estas imposiciones iban en contra de las disposicio-
Sucede con frecuencia que una compañía organizada para hacer nes tle la Constitución. Samper argumentó que una subvención
los remates de un circuito por medio de sus influencias, o de
nacional cargada sobre las aduanas debería ser pagada a los es-
cualquier otrn modo, aleja toda competencia i obtienen el remate
sólo por la base adoptada, sin que sea posible hacer subir de tados para compensar su pronta abolición a pesar de que la equi-
precio el remate61 . dad y los intereses creados estarían obviamente en conflicto con
In! subrogación64 • Cundinamarca no impuso virtualmente nada
Las quejas de la "desmoralización~ de esta renta fueron cons- ni licor, pero obtenía sumas sustanciales de la contribución direc-
tantes y extensas. El Tolima experimentó dificultades particula- ln, el derecho de consumo (un impuesto a las ventas de ciertos
res en ciertas áreas debido al gran número de pequeños produc- htones) y el impuesto de degüello.
tores, sin lograr la combinación de remates, patentes Y Antioquia era el segundo estado en total de recursos, y el más
administración directa que pudiera satisfacer todas las partes in- nito en renta per cápita. Esto fue reflejo de una mayor prosperi-
teresadas a lo largo de los noventa. Los ajustes decretados en esa dud, y el éxito fiscal fue logrado por un gobierno conservador que
década pueden ser encontrados en los Informes del Goberandor a no desperdiciaba tiempo con la progresiva tributación directa.
la Asamblea Departamental. Algunos de ellos fueron altamente Mas de tres cuartos de sus rentas provenían de tres impuestos
impopulares, contribuyendo a "una pesada atmósfera de descon- Indirectos: el de degüello; el de consumo de productos nacionales
tento" en el departamento, la cual pudo haber tenido conexión con y extranjeros llegados al estado: tabaco, cacao, anís y algunos
86 MALcoLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 87

otros, y el impuesto a licores y aguardiente, organizado bajo el para remplazarlos57 • Un gobierno mínimo es el corolario obvio de
sistema de remates donde nacieron o crecieron algunas de las mínimas rentas. Entonces las funciones del gobierno caen en ma-
más grandes y más famosas fortunas del país. Las otras rentas nos privadas, o sencillamente no se llevan a cabo. Algunos gobier-
eran insignificantes. Antioquia poseía ciertas ventajas económi· nos estatales, presos de desesperación fiscal, consideraron la po-
cas y tenía a su favor cohesión y consistencia en su administra· llibilidad de disolverse totalmente58 .
ción, además de gran honestidad. Es cierto que existían combina· En la Memoria de Hacienda que presenta Salvador Camacho
ciones en los remates, pero sin embargo las entradas del gobierno H.oldán al Congreso de 1871 aparecen unas cifras de los recursos
aumentaron permanentemente. El sistema variaba muy poco, del gobierno central que eran igualmente desoladoras. Contiene
"porque las innovaciones hacen que jamás se aclimate ningún sia· t•sta llamativa comparación de los impuestos per cápita de Colom-
tema rentístico, i sufra el estado"55. Una proporción similar del Ina con la situación en otros países:
ingreso del estado liberal, Santander, provenía de los impuestos
indirectos, el derecho de degüello y aguardientes y licores. San·
tander abandonó su temprana confianza utópica en el impuesto Sin pretender, desde luego, establecer en materia de rentas punto
único y directo, a pesar de que aún obtenía $35.000 ~esos con el alguno de comparación entre los pueblos europeos y los Estados Urú-
directo y se jactaba de tener un catastro impreso. Los resultados dos con nuestro país, nuestros recursos fiscales, comparados con los
fueron muy inferiores con relación a los obtenidos en Antioquia. del resto de la América española, son: la mitad de los de El Salvador,
Cuando los precios del café y la quina de Santander cayeron en la tercera parte de los de México y Nicaragua, la cuarta parte de Jos
de Venezuela, la quinta de los de Chile, la sexta de los de Costa Rica
los ochenta, el estado sufrió un duro golpe y la crisis fiscal fue
y la República Argentina, y la duodécima de los del Perú; Guate-
aguda. La imposición de una nueva tributación en 1884 por el mala tiene un 500/o más de rentas que nosotros, el Ecuador un 200/o
general Wilches inició el período de guerra civil que puso fm a la y Bolivia un 10%. Apenas tenemos superioridad sobre la república
Constitución Federal56. de Honduras, y aún es posible que en los ocho años transcurridos
Los resultados de la descentralización de rentas y gastos fue· desde la fecha a que se refieren los datos que tengo de ese país,
ron, entonces, poco uniformes. El gobierno central logró algún nuestra ventaja se haya disipado (...).
Las rentas nacionales montan en la actualidad a poco más de
respiro fiscal, que fue disminuyendo gradualmente cuando las
dos millones ochocientos mil pesos; y como nuestra población,
circunstancias políticas lo forzaron a conceder algunas subvencio· según el censo de 1870, da una cantidad a lgo superior, resulta
nes a los gobiernos locales. Éstas llegaron a ser mucho más coa· que nuestros impuestos no alcanzan a representar un peso por
tosas para el gobierno de lo que aparece en los cuadros de Galindo cabeza de población.
para los años 1873-1874. Si suponemos que el gobierno del estado
de Bolívar no logró recaudar todo lo presupuestado, $201.800, se El ministro continúa describiendo cómo "en materia de ren-
puede ver que cinco de los nueve estados tuvieron cada uno ingre- 1ns y contribuciones hemos atravesado en los veintitrés últimos
sos inferiores a $200.000 al año. Medida en términos de libras unos un período de demolición incesante"59 . Aparte de la alcabala,
esterlinas, esta última cifra sería de .240.000; el ingreso del estado ubolida en 1836, el gobierno central cedió rentas por $598.000 a
del Magdalena fue de menos de .t16.000 al año. ¿Qué se podía lns provincias y estados y abolió otras -el monopolio del tabaco,
esperar de gobiernos con tal limitación de ingresos? La mayor ol papel sellado y la aduana en el Istmo de Panamá- que produ-
parte de ellos podía soportar solamente "un tren gubernativo tan ' ían $520.00060 • Lo que quedó fue lo siguiente, presentándose
modesto que acaso toca en miserable", y en épocas difíciles aun •gualmente de cifras de una veintena de años antes: (Véase cua-
gobiernos tan pequeños tenían que adelgazar más cuando sus em· dro página siguiente) ·
pleados impagados renunciaban y. no se podía encontrar alguien
88 MALcOLM DEAS ÜEL PODER Y LA GRAMÁTICA 89

Dt.mi- Tampoco era muy optimista acerca de las perspectivas de las


Rentaa 1851·1852 1869-1870 Aumento
n ución
t•xportaciones en general. Siendo un experto en limitaciones del
Aduanas 714.978 1.676.904 860.926 monopolio de la sal, esperaba aún menos en este campo. Consi-
deraba que el impuesto a la tierra era la forma más posible y
Salinas 400.467 768.329 367.872
f'quitativa de incrementar futuros ingresos, dado que la tierra
Correos 66.126 61.282 14.844 t•staba subgravada, y que las dificultades de crear un impuesto a
Bienes nacionales 69.130 26.600 32.630 lRs rentas en general eran insuperables en la administración co-
lombiana -un impuesto sobre la tierra a escala nacional presen-
Tierras baldías 6.817 t nría suficientes aificultaaes-. Tampoco esperaba mucho de las
Amonedación 26.734 29.213 2.479 ntras rentas. El correo produjo pérdidas; Camacho calculó lúgu-
bremente la tasa nac10nal de alfabetismo en 5o/o; mientras que en
Ferrocarril de
260.000 250.000 In Gran Bretaña se enviaban 31 cartas por persona, Colombia
Panamá
mostraba una relación de 16 personas por carta64 .
Aprovechamientos 93.211 92.402 92.402
Los "bienes nacionales" no eran significativos y las inmensas
Totales 1.360.636 2.883.768 1.623.122 11xtensiones de terrenos del Estado, controlados sólo parcialmen·
11' por el gobierno nacional, no producían mucho. Los bonos de
Al explorar los recursos del gobierno de 1871, Camacho Rol- t ícrra se cotizaban en el mercado a un precio muy bajo. Un im-
dán no abrigaba muchas esperanzas de aumento inmediato. Los puesto a la extracción de la quina demostró ser muy düícil de
impuestos sobre comercio exterior, de los cuales advirtió que la ndministrar y no valía la pena gastar esfuerzos para obtener tan
aduana no era el único, son de por sí elevados: "Son superiores a hnjo producto. Las casas de moneda no ganaron suficiente por su
lo que la experiencia de siglos enteros ha sugerido a los gobiernos numtenimiento: en 1884 no se recibió oro y el gobierno tuvo que
tener por límite en Europa..a1. No obstante lo anterior, estos im· ofrecer la Casa de Moneda de Bngotá como garantía de un prés-
lnmo66.
puestos iban a incrementarse antes del final de la era federal,
más allá del30% de lo que el autor los calculó62 . Camacho Roldán, Cuando las cifras en pesos de papel moneda para los años pos-
un comerciante práctico, pensaba que tales aumentos sólo contri· l.,riores a 1885 son desinfladas y cuando se tiene en cuenta la re-
huirían a alentar aún más el ya floreciente contrabando. Él esta- nmtralización de gastos que apareció con la RegenElración, no se
ba igualmente enterado de las bases sobre las cuales estaba mon· •·ncuentra ningún cambio significativo en el resto del siglo. Los co-
tada la aduana y cuán regresiva era: ml'ntarios de Carlos Calderón guardan semejanza con los de Cama-
1 ho Roldán. Refiriéndose a la época en la cual el último había escri-

La importación de telas de diversas especies representan las to , Calderón lo catl:l~oriza como "esa época ue prosperidad
tres cuartas partes del producto de las aduanas (...) imaginemos umversal, debido a los altos precios de las cosas, que terminó en
por un instante una contribución directa cuya tasa disminuye a IH73 Y no ha vuelto". El autor analiza el descenso fiscal anterior a
medida que aumentase la renta del contribuyente y que fuese de
In l'risis de 1885, "tan seria, que el mmistro del tesoro llegó a ser
10 por 100 sobre las clases jornaleras, y sólo de 1 por 100 sobre
la clase rica capitalista( ...) por más que se dijese, esa iniquidad ultrajado por los pensionados, a quienes no podía servirles la eXI·
sería notoria y capaz de despertar indignación en los caracteres gun pensión con que, en muchos casos, se recompensa el martirio
más apacibles. Esa es, sin embargo, con corta diferencia, la faro· • n 11ervicio de la independencia nacional". En 1886la nueva Cons-
porcionalidad de la contribución de aduanas entre nosotros . ltl ución centralizó los gastos de justicia, "un organismo vasto y exi·
K•·nte", Y de las fuerzas armadas, del "ejército que había sido, como
90 111·,1, PODER Y LA GRAMÁTICA 91

en Santander, Cundinamarca y Antioquia, cáncer de la haciencla unfiscación y sus resultadl's fueron menores de lo que se había
nacional". Al mismo tiempo el gobierno fue forzado por circunstan r ¡ ~erado por las siguientes razones: la Iglesia resultó ser menos
cias políticas a continuar la concesión de subsidios sustancialet1 n th·u de lo que sus entusiastas enemigos habían supuesto; el gobier-
los departamentos que remplazaron los antiguos estados sobera 1111 t•staba muy necesitado, tal como todos los gobiernos expropiado-
nos. En 1898 Calderón encontró que a partir de 1876 la renta quo •• ·• lo han estado, y no podía efectuar las ventas de la manera pa-
recibió el gobierno nacional per cápita de población había declinaclo 11nnt.e y cuidadosa requerida para asegurar los precios más altos.
de $1 oro a 80 centavos oro. Los costos en oro del gobierno -()1 1 ~~ principal preocupación del gobierno era tranquilizar a los deu-
esquelético aparato diplomático y servicio consular, el pago de In durt!S internos; de tal manera que recibía en pago una proporción
deuda, los pagos a reclamos diplomáticos (elemento de considern ,,lf u de su propio despreciado papel y poco "dinero fresco", para usar
ción en épocas de mala fortuna y trastornos consecuentes) y la com ¡,, fruse hispana. Las ventas eran demoradas fuera de la ciudad
pra de armas- fueron todos incrementados. El papel moneda no • •IJHtal; y la Antioquia conservadora aún rehusaba aplicar la medi-
los pudo mantener bajos. No se podía esconder que "Colombia es el ,¡,, Las expropiaciones crearon nuevas obligaciones para gobiernos
país cuyo tesoro se desarrolla más lentamente". El autor tam¡xx:o 111 uros, dada la compensación que recibió la Iglesia. Como siempre,
pudo llegar a una conclusión, en las vísperas de la guerra civil de 1 un tales medidas, ésta no se podría volver a utilizar •
67
1899, diferente de "la imposibilidad absoluta de seguir gobernando
Existían otras formas para obtener préstamos forzosos que sí
con las obligaciones que gravan al tesoro nacional, sin más rentu•
1 1· podían volver a utilizar. Una era la demora reiterada en el pago
que las que hoy tiene". La caída de los precios del café disminuyo
.¡, Halarios ofic1ales, o su disminución forzosa, lo cual fue el uso
los ingresos del gobierno en un 40%. Después de la catástrofe, cuan
1 • publicano de los antiguos valimientos coloniales; y la otra, la serie
do consideró los posibles arbitrios, Calderón no pudo encontrar má•
IHIIH o menos regular de préstamos forzosos que llegaban con el
de cuatro, de los cuales ninguno era nuevo. Veía posibilidades da
ull tmo recurso fiscal: la guerra civil. En estas ocasiones el gobierno
efectuar un reforma del monopolio de la sal, cuyo producto había
publicaba listas de opositores prominentes y neutrales, imponién-
sido virtualmente estacionario desde 1869; un nuevo impuesto da
ol..lt•s sumas específicas a cada uno y tomando fuertes medidas para
timbre; un posible aumento resultante del ajuste de tarifas; fmal·
1 •·•·ulectarlas: los agentes que se encargaban del recaudo recibían
mente, se podía imponer nuevos impuestos a los vicios66. Estas no
• llus mismos un porcentaje sustancioso; o se confiscaban los bienes
eran conclusiones obtenidas por un hombre autosatisfecho o sin
¡J, nquellos en lista o ellos o sus familiares podían ser molestados
imaginación, o por una persona desconocedora de recursos más
complejos de crédito y papel moneda, con los que el gobierno colom '"'"l.a que pagaran. Aun así, las sumas recaudadas eran general-
biano había para entonces tenido gran experiencia y a los cuales '"''llte inferiores a las estipuladas. Dentro de la intima sociedad
este ensayo, hasta ahora preocupado con las rentas estrechamentó lll huna de la Nueva Granada había mucho motivo para lograr

defmidas, regresa más adelante. 111 1111rdos amistosos y, aunque los actos arbitrarios eran comunes y

Hay algunos recursos de naturaleza menos elaborada que do 1proceso se tornaba cada vez menos regular a medida que se apar-
ben ser considerados antes de discutir el crédito formal y la infla l•hn del centro del gobierno, no era frecuente observar remates de
ción organizada. El primero de ellos era la confiscación. ¿Existía ¡uopiedades de enemigos, y las sanciones tampoco eran extremas.
alguna concentración de riqueza sobre la cual un gobierno desespe- 1\ ro la limitación real a esta clase de impuestos de emergencia
rado podía poner sus manos para lograr algún alivio significativo? 1 u Heaba una vez más en la naturaleza de la economía. Ciertos tipos
Sólo aparecía una, la de las manos muertas, la propiedad de la lgle· l• nqueza se podían confiscar con facilidad, y lo eran; el más obvio
sia, y el victorioso gobierno revolucionario de Tomás Cipriano de 111 ol ganado. Sin embargo, el exprimir a los ricos hostiles o indife·
1 nlt~s no rendía mucho .
68
Mosquera decretó una expropiación a gran escala en 1861. Elsta
92 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 93

No había muchos de éstos. Ello puede verse en las listas que pretexto de que eran un buen remedio para la anemia de la cual
publican los periódicos de la época, y deducirse con cierta confian· parecían padecer tantos cachacos delicados-. Pero no es posible
za de una cantidad de fuentes. Además, los ricos no eran muy ri· concebi..- cómo se habría podido llevar a cabo esto dentro de las
cos. No se ha hecho investigación sistemática alguna sobre los in· circunstancias del siglo XIX, aun si hubiera habido un interés
gresos más altos del siglo pasado, pero hay indicios aquí y allí y político. Al consi~erar lo que sucedía cuando un sector del estrato
éstos refuerzan el viejo dicho "nosotros los colombianos no tenemos alto se veía obligado por las circunstancias a tratar de obtener
para postre". Cuando Camacho Roldán abogaba por su "impuesto Hustento fiscal dt aquellos ricos alejados del poder, se ve que la
directo y progresivo y único" a mediados del siglo, decía que: solución no parecía encontrarse por ese camino70 .
Los efectos flScales de la guerra civil a corto plazo señalaban
La renta más alta en la provincia de Bogotá es la del señor Fran- una caída desastrosa en las aduanas y un aumento enorme en la
cisco Montoya, com&utada en $15.000 por las juntas calificado-
deuda interna, el cual no era compensado con confiscaciones o
ras de 1850 y 1851 .
préstamos forzosos -los últimos por supuesto formaban técnica-
mente parte de la deuda interna:
Allá Montoya era notoriamente rico, pero tales ingresos no lo
hacían muy acaudalado bajo ninguna medida internacional. Lo
La influencia de cada guerra civil ha hecho retroceder diez años
que se puede decir sobre ingresos, y no hubo ningún intento. serio a la renta de aduanas (...) una nueva guerra civil equivaldría a
de crear impuestos a las rentas en el país en el siglo pasado, puede la construcción de un ferrocarril del Norte hacia lo pasado71 .
decirse igualmente de la riqueza líquida disponible: los ricos no
solamente no eran muy ricos, sino que su riqueza estaba en in· Esos eran expedientes primitivos. Desde los primeros días de
versiones difíciles de realizar, tales como la propiedad raíz y el In Gran Colombia, los gobiernos trataron de explotar medios más
ganado. En el caso de los comerciantes era en inventarios o en nlnborados de crédito tanto en casa como en el exterior. Los prés-
créditos en el exterior, dado que muchos de ellos preferían que sus 1•Irnos obtenidos en Europa tienen una escandalosa historia que
agentes les invirtieran sus ganancias por fuera si había proble· nn es necesario considerar en detalle en este estudio72 . Ellos que-
mas en el país. Esta no era la única medida prudente que se adop· d 1ron rápidamente sin cubrirse. La Nueva Granada salió per-
taba. Los dueños de todo tipo de propiedad trataban de cubrirse ·lit>ndo con la distribución de las deudas luego de la fragmenta-
con banderas extranjeras; algunos emigraban y se llevaban parte , wn de la Gran Colombia, dado que el criterio principal utilizado
de su capital con ellos. El estilo de vida era modesto y provinciano, pura resolver la participación fue el de la población. Durante el
con poco de ese despliegue que hace más fácil la vida del recauda· II'Hto del siglo hubo una serie sucesiva de incumplimientos y re-
dor de impuestos, y se mantuvo así hasta bien entrado este siglo. IIJU!Ites. No hubo arreglo que se mantuviera el tiempo suficiente
Esto era debido, al menos en parte, a que era muy costoso llevar tt•mo para reducir sustancialmente la deuda, o para obtener nue-
aun una existencia burguesa poco extravagante en Bogotá. Htl sumas de importancia. El gobierno fue obligado a incumplir
Hago mención de estas medidas de emergencia no sólo para llr't>glos que habían sido realistas para ambos lados en el momen-
completar el examen de los impuestos, sino por lo que aportan ln ele efectuarlos. Las guerras civiles fueron siempre fatales para
como respuesta a la idea de que en Colombia las clases reinantes 1. umplimiento de estos pagos de la deuda y los ministros pronto
se habrían podido gravar a sí mismas con impuestos más altos, y r clteron cuenta de necesidades más apremiantes en casa. El se-
de que su aversión a hacerlo debería ocupar un sitio más promi· 1d m·io de Hacienda de 1844, Juan Clímaco Ordóñez, lo expuso
nente en este análisis de la penuria estatal. El argumento es a nuy claramente, y a la vez con mucha delicadeza, al explicar por
veces tentador -aun Camacho Roldán, con toda su austeridad, 111" 1'1 presidente no había ratificado el convenio hecho en 1842 al
era renuente a ponerles impuestos muy altos a los vinos, bajo el n,d de la Guerra de los Supremos:
94 MALcOLM DEAS 1)g[. PODER Y LA GRAMÁTICA 95

El actual jefe de la administración pública no ha querido sacri- Núñez era un experto fmancista y un político valiente y el
ficar el honor de su patria a la fugaz reputación que él pudiera "nlgo espasmódico" no era una señal de timidez. J,.a caída de Moa-
adquirir por un momento. Es un hecho evidente que los fondos quera en 1867 fue en parte debida a las sospechas que se levan-
asignados por las leyes para el pago de aquella deuda no alcan-
¡ aron por sus operaciones financieras en el exterior. La atmósfera
zan a cubrir anualmente la cantidad que debe satisfacerse por
intereses, i aunque el poder Ejecutivo está ampliamente autori- política no apoyaba generalmente ninguna iniciativa audaz que
zado para arreglar su pago, tomando las cantidades necesarias pudiera satisfacer a los tenedores de bonos de deuda externa a fin
del cúmulo de las rentas nacionales, también es cierto que hoi du restaurar el crédito del país. Uno no puede imaginarse ningún
grava sobre todas estas rentas, una cuantiosa deuda contraída l(obierno colombiano que tenga, por ejemplo, la autoridad fman-
para el sostenimiento del gobierno constitucional durante la úl- l'iera y la decisión de Guzmán Blanco. Había tentaciones para
tima guerra, i para cuya satisfacción están especialmente hipo- mantener la demora, una de las armas de los deudores pobres y
tecadas las más pingües del tesoro. Si se hubiera pues de deducir una muy bien esgrimida por Colombia, a juzgar por el ritmo de la
de estos fondos una suma considerable para atender a el pago de
c·nrrespondencia oficial: la demora en pagar es, después de todo,
la deuda exterior, nada adelantaría el crédito de la nación, se
perdería en el interior lo que pudiera ganarse en el estranjero, i "" sí, una forma estéril de tomar prestado. La renovación del cré-
si por desgracia llegaban a repetirse los sucesos revolucionarios dito en el exterior iba a ser ciertamente un asunto de largo plazo,
que han causado tan enorme daño a la República, el Gobierno v los cálculos de la mayoría de estas administraciones tenían que
no encontraría quién lo prestase fondos para atender a su con- cc>r cortos, y tendían a impedirles que se pusieran en una situa-
servación i defensa73. ··wn en la que nuevos préstamos, bajo mejores condiciones, hu bie-
n m sido posibles, al menos en el exterior. Durante los cortos pe-
Aunque no todos los fmancistas colombianos eran igualmente nodos en que las cosas marcharon bien, los gobernantes no
conscientes de los puntos más delicados del honor del gobierno, es ¡u•nsaron tanto en obtener nuevos préstamos como en amortizar
cierto que políticos prudentes se mantuvieron lo más lejos posible lns existentes. No se creó ninguna reputación haciendo conversio-
de cuestiones de crédito exterior. La opinión de Rafael Núñez era rws ortodoxas, para las cuales no era posible lograr fondos. lgna-
que: ' ro Gutiérrez y Felipe Pérez aumentaron su prestigio con sólo per-
uadir a los dueños de los bonos de que fueran más realistas
Las operaciones fmancieras, en general, son en verdad cosas ex- rPNpecto a la capacidad del país para pagar. Los argumentos de
plosivas, que es necesario manejar con circunspección extrema ! >rdóñez, en 1844, nunca estuvieron muy alejados del pensamien-
( ...)
lo de sus sucesores, y un orden convencional no fue restituido en
No tenemos, pues, embarazo en confesar que algo espasmódico
se apodera de nuestro ser, siempre que cartas o periódicos de • l campo del crédito externo sino cuando se suscribió el convenio
Bogotá nos hacen entrever la posibilidad de negociaciones finan- llnlguín-Avebury de 1905.
cieras de cualquier clase, que no sean enteramente normales. Con todo y sus complejos detalles, la historia de la deuda ex-
Toda operación semejante es siempre causa de desprestigio para •••rna en el siglo pasdo es esencialmente muy sencilla. Por razones
el Gobierno que la ejecuta, porque se presta a comentarios más •lt urgencia diplomática el país contrajo deudas que luego no pudo
o menos mordaces (...) Entre nosotros especialmente el celo de la pugar bajo los términos acordados. Los gobiernos no podían dedi-
opinión es intenso y constante -exagerado acaso- en las ma- Cill"le a ese fin la parte del ingreso que se necesitaba, y Colombia
terias aludidas. Malas pasiones pueden sin duda contribuir, pero
1111 tenía nada que ofrecer en cuanto a bienes naturales que fueran
como revisten las exterioridades del honor, la integridad y el pa-
triotismo, es inútil, ante el juicio público, tachar sus censuras ru· .. ptables. El acuerdo Gutiérrez estipuló la tasa a que los dueños
atribuyéndoles deshonrosos motivos 74• el, 1 préstamo externo (entre quienes, incidentalmente, siempre
lr.rhía un buen número de especuladores nativos) podían cambiar
0EL PODER Y LA GRAMÁTICA 97
96 MALcOLM DEAS

Felipe Pérez alegaba que había favoritismo:


los bonos por tierras rúblicas, pero no hay evidencia de que estd
estimulara su demanda. y aun el precio no parece ser r ealista. Los fondos recaudados se entregaban de preferencia a los acree-
Los dueños de los bonos no encontr aron aceptable la propuesta du dores de origen contiguo78•
Camacho Roldán de que recibieran las minas de sal de Zipaquirá.
Se hicieron algunas propuestas respecto a los derechos del Ferro· El agiotista era una persona execrada, que parecía aprove-
carril de Panamá, pero esa prooiedad era insignificante en pro· t•hurse del desastre de los demás, obteniendo ganancias fáciles
porción a la suma total que se debía. Colombia no aparece en lo t'On las desgracias ajenas bajo el favor y consentimiento del go-
que se podría denominar el segundo ciclo de préstamos latinoa· hiemo.
mericanos en el exterior del siglo XIX. Tanto Miguel Samper como Ezequiel Rojas anotan que esto
El gobierno tomaba préstamos locales, y la deuda intema al· nstaba lejos de ser exactamente el caso. Miguel Samper:
canzó muy pronto una situación extremadamente complicada. La
historia de préstamos de emergencia es tan vieja como la Inde· Las quejas contra los llamados ajiotistas son para nosotros la
pendencia: prueba de que no se ha dado con las causas verdaderas de la
decadencia de nuestro crédito público. La prevención llega hasta
En efecto, cada una de las convulsiones políticas ha creado una nue- alejarse contra ellos el no deber salir incólumes en sus intereses
va deuda; cada una de las variaciones en el sistema fiscal ha produ- de esta boiTasca, de la cual nadie ha escapado ileso, como si los
cido un gravamen para satisfacer la necesidad que ha dejaao. acreedores no tuvieran, además de sus papeles, bayetas, caba-
llos, monturas i dinero, i como si Jos encargados de las espropia-
ciones hubieran recibido orden de inquerir previamente quiénes
La Memoria de Hacienda de 1854 enumeraba veinticuatro
eran o no tenedores de vales.
tipos de deuda interna, y la confusión era aun peor debido a la
forma errática y descentralizada en que se administró esa deu· Rojas escribió en su propia defensa en tono de afligida fran-
da76 • Aparecen aquí las prácticas notorias de agiotaje: c¡ueza:

La variada nomenclatura, i el diverso interés asignado a los mis· El valor de cambio de Jos documentos de deuda pública o privada
mos vales, lejos de prestar estímulo a sus tenedores para formar varía por las causas antes indicadas. De estas variaciones nace
causa común, lo tienen para no interesarse unos en la suerte de la ganancia de Jos que negocian en ellos. A esta ganancia o dife-
otros. rencia es a la que se da el nombre de Agio i a 'os que negocian se
La cotización o vruor relativo de estos papeles es obra de pocas les Jlama Agiotistas, como se Jlaman carbonerbs a los que venden
personas, i muchos no saben to que tienen. carbón, i se quiere perjudicar a los ajiotistas?li se quiere reducir
¿cómo puede admitirse siquiera la posibilidad de que haya or· sus ganancias? Hai dos medios, a saber: no poner papel en cir-
den en la administración de una deuda que se amortiza en todas culación9 o pagar puntualmente: así no hai gal).ancias, o son pe·
las oficinas de recaudación i de pago de la República? No habien- queñas7 •
do un responsable único, ni una cuenta Jeneral, porque no puecie
haberla, ninguna oficma sabe aqu1)o que debe la Nación, sino
El agiotista, como cualquier corredor, asumía riesgos y ofre-
por malicr.a o cálculos aproxunados 16.
•·an servicios, y en Colombia tanto el riesgo como el trabajo lo ha-
don exigir y lograr un margen más amplio:
Arubal Galindo creía que los cupones eran falsificados, o sustraÍ·
dos a hurtadillas de las oficmas de gob1emo, y presentados de nuevo:
Todos aquellos a quienes el Gobierno, después de una revolu-
ción, les espide vales en cambio de cabalios, ganado etc. etc.,
Creemos firmemente que la Nación ha pagado ~orlo menos dos espropiados durante la gueiTa, prefieren vender sus vales más
veces cada una de las deudas que ha contraído 7 .
98 IIJ 1, I'ODER Y LA GRAMÁTICA 99

bien que aguardar a que la tesorería jenerallos mande llamar


Es la renta sobre el tesoro creada por la consolidación de 1845-
para pagárselos. I no solo venden los vales, sino el derecho de
percibirlos, por ser la percepción una tarea ardua, dilatada i de 1H17. al 6o/o, había obtenido una respetabilidad que duró hasta
mucha teolojía. Los requisitos que el Gobierno exije para reco- IHiiO, _gracias a que era aceptada para todos los pagos al Estado;
nocer las deudas que ha contraído con los espropiados, el recargo l1ulusiVe había sido criticada por distraer capital de otras activi-
de las oficinas después de una de nuestras guerras etc. etc. im· thult•s productivas. Pero perdió su aceptación y las arbitrariedades
ponen al reclamante sacrificios de tiempo i dinero que no le com· IIII'I'Hivas socavaron aún más el crédito del gobierno. Ciertas ren-
pasen ordinariamente los vales por lo que prefiere venderlos por
1" l'l'an destinadas a determinadas deudas, y la amortización de
cualquier cosa80 .
1· · fondos se prometía con sendas garantías escritas. Pero lo que
1 luobierno puede dirigir, puede también redirigir y cuando quería
Samper da un ejemplo de una circular de diciembre de
en que luego de una larga guerrtl civil, se pide a aquellos l'"'ltn escoger violar sus garantías, aun si era necesario utilizar
reclaman caballos que indiquen "las marcas, color i demás 1• .. -u ello un batallón de sus propias tropas83.
les de las bestias". La mayor parte de la deuda interna era el resultado de arre-
MI"" de emergencia, pagos suspendidos, expropiaciones y compro-
Apremiados todos nuestros gobiernos, desde el restablecimiento llllllos vencidos. El gobierno generalmente podía obtener présta-
de nuestra independencia, por necesidades pecuniarias, i poco 1111111 de un modo más correcto, pero sólo de sumas relativamente
familiarizados nuestros hombres públicos con las sanas nociones 1' quenas Y a altas tasas de interés. Ocasionalmente, las listas de
del créclito, nuestra historia fmanciera no ha ~odido ser sino un'
•t 111 sumas y los nombres de los prestamistas se encuentran en
complicado enredo de trampas i espoliaciones 1 .
1 n \lemorias de Hacienda. El informe de 1844 enumera, entre
El éxito del agiotista de este ambiente era ciertamente '''"'• n Judas Tadeo Landinez, Rafael Tejada, Juan de Francisco
1rsrl in, al comerciante inglés Roberto H. Bunch, "el señor Vélez",
choso, pero no estaba garantizado. La guerra que produjo
lnrge Isaacs padre, bajo una lista Lit.ulada "pagado por los con-
escritos de Samper y Rojas había llevado al ideólogo liberal
lnlu!! especiales celebrados con ... " La Esposición de 1858 tiene
nuel Murillo Toro a la doctrina que él denominaba "La Verdad
la Deuda", "el cual consistía en obligar a los tenedores de Obl 11 11 ltsta, que indica que N. Danies había obtenido control de la
1 l1111na de Riohacha, para gran escándalo de los lectores cacha-
ciones del Estado, a venderlas al mismo Estado, en remates
blicos, al precio efectivo a que se cotizaban en el mercado". ' ul prestar $105.580; un ejemplo de mejor civismo fue dado por
11 1' 11!1teño de paso y antiguo presidente de México, "Jeneral An-
consecuencias eran catastróficas para los tenedores de todo
flln López de Santa Anna", quien había prestado generosamen-
de deuda:
y ·ID intereses $5.500, garantizado sobre la Aduana de Carta-
La renta sobre el Tesoro, que era el más antiguo y más respeta- 1111 . Tales listas no son muy largas y ni las sumas pactadas ni
ble de los valores públicos, que antes de la guerra del 1860 se totales son muy grandes; algunos de los nombres son de gente
cotizaba con gran demanda al 70% y cuyos cupones valían a la Jnunente, pero la mayoría no lo son, y las listas incluyen un
par, quedó valiendo del 20 al 25%, con la cual se redujo a menos illll'ro sorprendente de mujeres, tal vez de viudas, éstas bien
de la tercera parte la renta que algunos colombianos habían de·
1' u·t•s de defenderse por sí mismas. La impresión es que el go-
jado al morir, a sus famiüas (...)
si a tan terrible despojo se sometía a nuestras viudas y huérfa· ' nn obtenía fondos líquidos en esta forma, y mantenía a su
nos, no había razón ninguna para que el inglés saliera mejor t..dor un cierto número de personas acaudaladas, al menos
librado82. rwaudaladas que la mayoría de esa magra especie. La mayo-
' wnpaba notoriedad. Fuera de Landínez, otro que no la escapó
100
111 l. PODER Y LA GRAMÁTICA 101

fue el ministro francés bajo la presidencia de Mariano Ospina Ho


dríguez, el barón Goury de Roslan84• 1 11tradas de "dinero fresco". Con todo esto el gobierno es aun más
El gobierno pagaba altos intereses sobre su deuda flotant.. 1•11hre de lo que parece en su propia contabilidad86 •
Rafael Núñez, al discutir las ventajas de un préstamo en 18M Un observador moderno de esta lamentable escena esperaría
--que traería recursos velozmente, no complicaría el comercao Inmediatamente que el gobierno apelase a lo que entonces se Ua·
establ:cería nuevos lazos entre gobernador y gobernados, y era uu1 la litografía. Pero Colombia no emitió ninguna cantidad de
ademas una buena inversión para el capital de quienes "por IU I'''Pcl moneda hasta los últimos quince años del siglo.
edad, sexo Y otras circunstancias no pueden entrar en el movl Esta falta de papel moneda debe ser explicada. Hubo ciertos
~iento de la industria"- tuvo que admitir que "el alto precio qu ' ~tperimentos tempranos: Gutiérrez de Piñeres decretó una emi·
bene entre nosotros el dinero, no permite contratar empréstito. hln de $300.000 en Cartagena en 1812; Márquez en 1839 y Mos-
por cuenta del Tesoro, a menos de un 18 por 100 anual, siempN quora en 1846 y 1848 utilizaron notas respaldadas por las minas
que se trate de cantidades de alguna consideración..as. Los tontt ¡1, sal y billetes llamados "representativos"; Mosquera declaró la
dores de obligaciones a corto plazo y altos intereses sólo consen r rntsión de $500.000 en billetes de Tesorería en 1861. Todos estos

tían. consolidarlas si el gobierno les reconocía sumas que les die • perimentos fueron un fracaso: como anotó más tarde en pocas
ran Igual renta con las nuevas tasas de interés. pnlabras Miguel Antonio Caro, "Mosquera fusilaba, y no pudo
. L~ práctica de mantener el crédito de todos estos papelea lrunsformar en moneda sus billetes de tesorería"87 . Las circuns-
as1gnandoles obligaciones específicas fue común a través del si luncias colombianas por muchos años no permitieron que se in·
glo. Un porcentaje de los productos de aduana, algunas veces de l1'nuujera el papel moneda y sin él, el único auxilio similar prove-
un puerto específico, otro tanto de los ingresos de la sal, los dere· 11111 de un método menos productivo y más engorroso de
chos de la nación en el Ferrocarril de Panamá, eran todos asigna· ~tolulteración: "El negocio fiscal( ...) de dar mala moneda a cambio

dos a bonos de tal y tal clase. Esta práctica tenía inconveniente. do• especies de superior condición" utilizado, entre otros, por Na-
obvios, Y para los años setenta llegó a proporciones absurdas: Sal· rtno y Santander.
vador Camacho Roldán calculó que un 75% de los ingresos brutos Los colombianos estaban atados a una acuñación desordena·
de 1~ ~duana estaban comprometidos en 1871; Felipe Pérez, al dn de plata:
escrtbtr en 1873, encontró la situación aún más grave: sus cifras
El hábito, se ha dicho, es una segunda naturaleza; y si esto es
demostraron que por algún descuido 100 de 105 unidades de la verdad en la generalidad de los casos, ella cobra mayor fuerza
aduana tenían fines específicos -60% iba a varios tipos de deuda en el campo de la moneda (...)
interna, 37. 1,12% a la deuda externa, 2.1/2% a "gastos del serví· La no elección del oro para patrón monetario por el congreso de
cio del ramo", si se ignoraba el descuido-. La Ley de Crédito Na- 1857 demuestra el respeto de los legisladores por los hábitos del
cional de 1868 fue demasiado rigurosa; no le dio espacio al gobier· país (...) y a aquel respeto por la costumbre debe agregarse la
no para respirar. Camacho Roldán esperó sólo $600.000 de las desconfianza entonces reinante por el oro, cuya sobreproducción
estaba a la vista de todos88.
aduanas para los gastos generales del gobierno, si el comercio se
mantenía, YPérez calculó que las rentas de libre disposición de la
No fue posible que se establecieran bancos privados antes de
administración, provenientes de todas las fuentes eran sólo la
mitad de esa suma. La renta efectiua del gobierno ~s también la
los años setenta. De nuevo, Miguel Antonio Caro comenta:
más difícil de calcular por los diversos grados en que consentía en
El billete de banco, no conocido en tiempos antiguos, ha sido la
recibir sus propias obligaciones como forma de pago: el elevar el crisálida del papel-moneda. En 1860 no existía en Colombia la
nivel de su crédito en tal manera efectuaba inmediatamente sus institución de los bancos, no podía existir el billete de banco, no
podía improvisarse el papel-moneda. En esa época cayó el Gobier·
102 111~1. PODER Y LA GRAMÁTICA 103

no de la Confederación Granadina (... ) Faltóle el recurso extraor· la deuda es interna, y a un tributo humillante pagado al extran-
dinario del papel-moneda, con el cual, en el orden natural de las jero, y a su moneda, cuando en el exterior se contrajo la deuda.
cosas, hubiera dominado la revolución. Pero hay otro medio de arbitrar recursos en tiempos calamitosos;
medio que ya se conoció en otros siglos con el nombre apasionado
Caro pensaba que aun sin bancos Mosquera hubiera insistí de "alteración de la moneda"; arbitrio que consiste en dotar la
do, y hubiera terudo éxito, en imponer sus Billetes de Tesorería 11 moneda con un valor nominal que representa crédito del Estado.
El crédito es capital y esta es una forma de movilizarlo.
una nación reacia, si no hubiera terudo a la mano otra fuente do
fondos "anticuada e inmoral" prohibida a sus enemigos conserva
Típico de Caro es el tratar de justificar el uso de papel mone·
dores: el decomiso de la propiedad de la lglesia89. El intento do
du durante la Regeneración citando a Alfonso el Sabio:
hacer circular las notas no fue abandonado sino en 1863. Ésta1
fueron impuestas a los acreedores del gobierno, con ciertas excep Fue Don Alfonso el Sabio un príncipe desgraciado.
ciones, y a los empleados del gobierno; debían ser recibidas como Destronóle su mismo hijo, y murió lleno de amargura refugiado
pago de deudas judiciales, y se aceptaban por un 50% de los dere en Sevilla.
chos de aduana y como 60% de los pagos de la sal. Se imponían Su gran crimen no fue la "alteración de la moneda", sino haberse
grandes multas a los que las cotizaban en oro o plata. Las nota1 anticipado a sus tiempos92.
no tuvieron mucha acogida durante el corto tiempo en que estu·
vieron circulando90• Entre 1886 y oct.ubre de 1899 el Banco Nacional emitió la
Los papeles de deudas de una y otra clase sí tuvieron cierta 111odesta suma de $40.083.806, que con una población de cerca de
t ms millones viene a ser $13 per cápita. No fue posible evitar
aceptación en círculos informados y con la fundación ~n 1870 del
Banco de Bogotá aparecieron las primeras notas bancarias, liUI uucvas e interesantes maneras de agiotaje y un analista de esos
cuales fueron seguidas en 1880 por las del Banco Nacional. Esta ·•nos computa el total de emisiones legalmente defectuosas en
institución del gobierno esperaba igualmente atraer a suscripto· 11!).064.317. La mayoría de éstas no parecen hechas con intento
res privados, y no obtuvo un monopolio en la emisión de billetes • r·iminal o corrupto, pero es interesante anotar que las medidas
hasta 1886. Fue en ese año cuando el país adoptó un sistema de 1rr·eventivas imperfectas y la falta de comprensión pueden respon-
papel moneda, que no se podía convertir, "de curso forzoso, sin dor por casi un tercio del total impreso durante las administracio-
lll'!l de Núñez, Carlos Holguín y Caro. El gobierno no perdió su
libre estipulación" obligado a ese camino por la caída de los ingre·
sos y por la guerra civil, y por el drenaje de la circulación mone· l'llntrol durante la corta guerra de 1895. La tasa de cambio se
taria del país -tan completo que los comerciantes de Bogotá cal· mnntuvo relativamente estable hasta fines de 1898, con un má-
culaban que sólo quedaban $200.000 en la plaza91 . imo de 217o/o y un promedio de 117% para letras a noventa días
Dice Miguel Antonio Caro: mbre Londres93. Hubo mucha discusión sobre la verdadera natu-
ruleza del papel moneda, sobre si era o no un préstamo, y si lo era,
Para cubrir gastos extraordinarios los gobiernos ocurren a la rl• qué tipo. En ciertas ocasiones se hicieron planes para amorti-
confiscación o al empréstito. Las formas rudas de estos dos mé· •tr la moneda circulante, y en 1893 Carlos Calderón fue enviado
todos son. por su orden, el despojo, y el empréstito forzoso o ex- 11 Londres con la propuesta de crear un Banco Anglo-Colombiano
propiación cuyo valor se reconoce. Las formas civilizadas son: el
que pudiera amortizar gradualmente el papel moneda por vía de
aumento proporcional de los impuestos, y los empréstitos volun-
tarios. Por medio del empréstito, forzoso o voluntario, adquiere un monopolio de cigarrillos94 • El pensamiento oficial no conside-
el gobierno un capit.al de que dispone inmediatamente, impo- ' aba por consiguiente que el papel moneda fuera una panacea
niendo a las generaciones futuras el servicio de los intereses, que h. cal siempre a la mano, y durante una década y media después
equivale a un aumento del presupuesto de gastos nacionales, si do introducido fue manejado en forma conservadora. Los libera-
104 1 11 I'ODER Y LA GRAMÁTICA 105

.
les ortodoxos nunca dejaron de indicar las terribles tentacionll 11 nl!Ís altos intereses y con las garantías más extravagantes.
que representaba. 1 •o lns rebeliones también necesitan recursos, y el gobierno
La Guerra de los Mil Días llevó al gobierno a caer en esta ~ lí lwtwivió porque los de los rebeldes eran aún menores. El ge·
rrible tentación, con lo que se originó una de las primeras hiper. 111, .,) Reyes, al heredar este desbaratado país, creó un esquema
inflaciones, y una que tuvo más de un elemento original y dram' ,, .. ponía el recaudo de los ingresos en manos privadas99 . Por
tico. Una vez más la guerra coincidió con una crisis económica '1 ftJOt extremo que parezca hoy, tuvo sus atractivos después de
una desesperanza fiscal. Los conservadores abandonaron todo C... 11• l• nta y cinco años de desilusiones y desastres poco llevaderos.
no y se dedicaron a derrotar al enemigo a punta de imprimir. L1 f\1 •• mzó un éxito modesto: un vistazo a sus limitados recursos
Litografía Nacional produjo $870.379.622 entre octubre de 18991 11 •uficiente para explicar su mayor fracaso en convertirse en

el fin de la guerra en 1903, y $100.000.000 adicionales mientna 11\1rfirio Díaz de Colombia. Mejores épocas, las primeras des·
duró el estado de emergencia de 1904. "Estas emisiones de la gu• lt In década de los sesenta, hubieron de esperar el renacimiento
rra de tres años llevaron a Colombia a ocupar el primer puesto en lt lns exportaciones, y la posibilidad de más gobierno, y mejor,
la historia universal de la depreciación del papel moneda"95. 1 1,1 respuesta de esas mismas aduanas que un romántico fiscal
Se establecieron "emisoras" departamentales que no estaban tlt mediados del siglo XIX llamare "antiquísimos aparatos tri-
sujetas a ningún control central efectivo, pero que sí lo estaban a f,ulnrios (que) no pueden resistir los ataques de la ciencia eco-
los intereses privados de los generales en campaña96. Algunos de 1Wmlca"100. No fue ni el proteccionismo, ni ningún nuevo arbttrio,
ellos aspiraban a algo mejor que las irrisorias notas garrapatea nlnl papel moneda, ni ningún cuello de botella súbitamente am-
das que recibían sus renuentes proveedores, si tenían suerte, en pll11do lo que aumentó los ingresos a un nivel que se acercara o
guerras anteriores: en Santander, el general González Valencia qun sobrepasara las necesidades y aspiraciones del gobierno,
produjo una moneda circulante hecha de cápsulas usadas de rifle, 11lno el aumento gradual en las exportaciones, y lo que esto trajo
que combinaba en forma maravillosa lo simbólico y lo práctico, y • umo consecuencia.
que hubiera deleitado a Caro en sus discusiones sobre qué tanto Hay una pregunta más que debe tratarse: con tanta eviden·
dependían tales medios de intercambio del crédito, y qué tanto de 1 In oficial y no-oficial no es difícil demostrar que los gobiernos

la fuerza. Esta moneda dependía directamente y en forma poco el•· Colombia en el siglo pasado recibieron sólo escasos ingresos.
común de la cantidad de material que hubiera para acuñarla97• hntonces sí es fácil dar un pequeño paso más y decir que estos
Al gobierno central se le agotó en un momento dado todo el papel, n¡cresos fueron insuficientes. Pero, ¿qué tan insuficientes? ¿In-
y se dice que un estudiante cuidadoso del alza del cambio puede flllficientes para qué? ¿Qué hubiera sido un ingreso adecuado?
detectar, en la parte alta del gráfico, un pequeño plateau correa• E tu es una pregunta que el historiador difícilmente puede con-
pondiente al momento en que ocurrió este contratiempo. Se halló tnKlar. Los gobiernos de países cercanos -como por ejemplo los
más papel en la Fábrica de Chocolates Chavea y con ello se volvió ol•• Venezuela y Perú- tenían ingresos mayores. ¿Les fue mejor?
a imprimir: las notas llevan la denominación "República de Co- No hay colombiano que necesite que le recuerden todo lo que no
lombia" por un lado y "Chocolate Chavea" por el otro. El cambio "''resolvió con el aumento en los ingresos desde 1920 en adelan-
subió hasta un 20.000%. La guerra y la inflación naturalmente l••. La mayoría de las administraciones tratan de gastar hasta
crearon caos en todo tipo de renta normal98. , 1 límite de sus ingresos, y más allá, y siguen siendo política-
Así terminó el siglo, con los gobernantes de la república ex· mnnte vulnerables a las fluctuaciones. ¿Qué gobierno fuera del
plorando las limitaciones del último recurso de la hiperinfla· nrchiconservador fiscal Juan Vicente Gómez sobrevivió en La- ,
ción. Los cálculos comerciales ordinarios dejaron de ser posible• t moamérica a las consecuencias de 1929? Hubo muchos colom-
y el gobierno sólo podía obtener préstamos en moneda dura a ltutnos inclinados a argumentar que el poco gobierno que se sos-
106 111 1. PODER Y LA GRAMÁTICA 107

tenía con un 2%101 del reducidísimo producto interno bruto era Camacho Roldán era perfectamente capaz de resaltar estos
más que adecuado, y sus argumentos eran menos equivocad~ l'untos en detalle y de costearlos, y sus trabajos muestran una
de lo que suponían los entusiastas fiscales: los gobiernos sí ernn lll"nte práctica y en ocasiones aun mezquina, con algunas pru-
partidarios, ineptos y algunas veces corruptos, y la alternativ1 il•·nt.es esperanzas y pocas ilusiones. Por muchos años después de
de "cuidarse por sí mismo" era una muy real para gente agrcal 1111 muerte en 1900, el país no pudo pagar la cuenta que él le pre-
va y capaz de depender de sí misma. •••nt.ó en medio de la más severa guerra civil, con el cambio cerca
Sin ~mbargo, uno puede profundizar más en estas nocion81 "" 1.200 y en rápido ascenso, y los pesos impresos en papel de
de lo adecuado o inadecuado. Podría uno mirar en detalle lo que hncolate sólo a unos meses vista104 • Un gobierno central con los
se hizo con las entradas del gobierno en las épocas y momentot rn• ·dios suficientes para trabajar en lo que pasó en su lista demoró
más favorables, tanto por conservadores como liberales, examon IJuHI nnte tiempo en llegar a Colombia, y esta demora tuvo los efec-
1u!l más profundos en la política, la economía y la cultura. ¿La
que podría corregir la impresión dejada por partes de este ensayo
ru'l.on? Como dijo Miguel Samper sobre otro asunto:
de que el culpable no fue tanto el nivel de entradas como sus fluc-
tuaciones. Sobre este asunto también hay opiniones contemporá Es posible (...) que esté consignada en alguna de las Memorias
neas valiosas. Considérese, una vez más, al eminente victoriano de Hacienda, que son documentos en que casi siempre se consig-
Salvador Camacho Roldán: nan muy buenas indicaciones, pero alas cuales, en lo general, la
pasta del volumen que los contiene hace las veces de losa de
La situación de la Hacienda federal es absolutamente inferior a sepulcro 105.
las obligaciones que el Gobierno tiene para cQR el país.
Hay un déficit crónico de cerca de medio millón de pesos anuales La macabra imagen cae muy bien aquí, así como la sugerencia.
en los gastos de pura administraciÓn.
No hay medios algunos de atender al fomento de los intereses
morales y materiales 102 .
NOTAS

¿Era esta la simple intuición de un hombre de Estado que, M. Burgin, The Economic Aspects of Argentine Federalism, 1820-1852,
como cualquier persona privada con su propio bolsillo, sentía que Cambridge, Mase., 1946, es todavía sobresaliente. Para una mejor com·
su país podría salir adelante sólo si tuviera un poquito más? La paración con el desarrollo colombiano, T. E. Carrillo Batalla, P. Orases et
al, Historia de las firw.nzas públicas en Venezuela, 8 Vols. hasta la fecha,
conclusión seguía un examen de las necesidades del país, que era
Caracas, 1972, es invaluable. Véanse también los artículos en M. Izard
algo más que pura intuición: ct al, Política y economi'a en Venezuela, 1810-1976, Caracas, 1976, publi-
cados por la Fundación John Boulton, muchos de los cuales están rela·
Protección contra las violencias, justicia en la decisión de las cionados con finanzas públicas. •
controversias, seguridad para las propiedades, defensa de la pa- Joeeph Schumpeter citado en R. Braun, "Taxation, Socio·political Struc-
tria común, ejecución o reglas adecuadas para la ejecución de los ture and State Building: Great Britain and Brandenberg-Prussia", en C.
trabajos públicos, enseñanza general, alumbrado público, poli- Tilly, ed., The Formation of National States in Western Europe, Prince·
cía de ornato y de aseo, estudio de los intereses del porvenir para ton, 1975, (Studies in Political Development No. 8), p. 327. Las pp. 164-
preparar su advenimiento, todas esas son necesidades indivi- 242 de este libro contienen el ensayo de G. Ardant, "Financia! Policy and
duales que se satisfacen mejor por medio de una organización Economic Infrastructure of Modem States and Nations". Yo estoy en deu-
común que por los esfuerzos aislados y débiles de cada individuo da con este artículo y con las obras del mismo autor: Theorie sociologique
en particular 103. de l'impot, 2 Vols., París, 1965, e Histoire de l'impot, 2 Vols., París, 1971-
1972. J. Navarro Reverter citado en Macedo, La euolución mercantil,
111'1, PODER Y LA GRAMÁTICA 109
108

comunicaciones y obras pública8. La hacienda pública. Tres monogro{IO. pidez, sino que se fatiga y desmaya antes de tiempo, bajo la presión de la
VIOlencia que le impone, para que rinda más pronto la jornada•.
que dan idea de una parte de la evolución económica de México, MélUco
11 C. Calderón, La cuestión monetaria, pp. 190 y ss. Él estimó que una caída
1905, p. 307.
en los precios del café de US$0.16 en 1897 a US$0.10 en 1898 privaría
3. Ellas son lo suficientemente conocidas como para ser ampliadas aquí; aln
ni Gobierno del 40% de sus ingresos.
embargo, vale la pena anotar que esta "manía" optimista permitió a Co
111 Véase el trabajo de J. A. Ocampo, "Las importaciones colombianas en el
lombia conseguir empréstitos importantes en "términos ridiculosament.
•lglo XIX", para el análisis más completo existente.
ventajosos"; estas palabras son del encargado de negocios de la Legación
11 A la luz de la atención otorgada actualmente a la cüscusión acerca de
Británica, el coronel Patrick Campbell, Campbell a Dudley, enero 30,
libre comercio y protección, la afirmación de que las tarifas fueron consi·
1828, FO 18-52. Véase también au "Memoir on the Revenues and Expend
tlcradas esencialmente desde el punto de vista fiscal parece ser fuerte.
itures ofthe Republic of Colombia .. .", contenido en FO 18-26. Esta tem
Poro las consideraciones fiscalistae siempre fueron más importantes que
prana euforia tuvo importantes efectos sobre la historia fiscal aubal
lua de economía política; como E. Jaramillo decía, "la renta de Aduanas
guiente del país. • s antes que todo un recurso fiscal" (La reforma tributaria, p. 92), y un
4. Los enviados británicos compartían generalmente el pesimismo de la ad recurso regresivo (p. 97).
ministración colombiana. Véase por ejemplo: Pitt Adama a Palmer.on, Para el debate económico sobre las tarifas, véanse: M. Samper, "Le pro-
abril25 de 1839, FO 56-19. !Pcción", en Escritos político-económicos, 4 Vols., Bogotá, 1925, Vol. I, pp.
6. Los argumentos acerca de la "dependencia" parecen haber ignorado oom 195-291 que da un breve recuento hasta 1880; D. Bushnell, "Two Stages
pletamente este problema. Esto es extraño, cuando ésta había preocupa m Colombian TariffPolicy: The Radical Era and the Return to Protection
do tanto a los gobiernos en esa época. (La discusión acerca de la "depen (1861-1885)", en Inter American Econamic Affairs, 1955, No. 6.
dencia" se dio generalmente entre economistas o historiadoret G. Giraldo Jaramillo, ed., Relaciones de mando de los uirreyes de la Nue-
económicos, con poca participación de historiadores interesados en la poo ua Granada. Memorias económica8, Bogotá, 1954. •RaJación del Sr. D.
lítica y sus ambiciones y necesidades más inmediatas). Véase Sir J Manuel de Guirior, p. 87.
Hicks, A Theory of Economic History, Ox.ford, 1969, Cap. VI, p. 82. 11 Véase R. Uribe Uribe, Discursos parlamentarios Congreso Nacional de
6. Además de las Memorias, he encontrado útiles las siguientes obras: A. 1896, 2a. ed., Bogotá, 1897. "Gravamen del café", pp. 189-223.
Cruz Santos, Economía y hacienda pública (Vol. XV de la Historia exle,.. 11 1';1 monopolio más importante en posesión de Colombia era el tránsito a
sa de Colombia), Bogotá, 1965. Entre otros trabajos viejos: A. Galindo través del Istmo de Panamá. Éste producía ingresos, loe que al querer
Historia económica i estadística de la hacienda nacional desde la colonia 11umentar contribuyeron en parte a la separación de ese departamento.
hasta nuestros dias, Bogotá, 1874 y Estudios económicas y fiscales, Bop g1 ferrocarril producía al Gobierno $225.000 al año.
tá, 1880; J. M. Rivas Groot., Páginas de la historia de Colombia 1810. 11. H. Hinrichs, A General Theory of Thx Structure Change During Eco-
1910. Asuntos económicas y fiscales, Bogotá, s.d. (c. 1910); Clímaoo Cal nomic Deuelopment, Cambridge, Masa, 1966, pp. 7, 19-24 y ss.
derón, Elementos de hacienda pública, Bogotá, 1911, contiene ua 111 (G.Wills), Observaciones sobre el comercio de la Nueva Granada., con un
recuento histórico de los gravámenes coloniales, muy útil; E. Jaramillo. apéndice relativo al de Bogotá, Bogotá, 1831 (2a. ed. Bogotá, 1952). A.
Tratado de hacienda pública, 4 ed., Bogotá, 1946; La reforma tributarlo C'odazzi, Jeogra{ía física i política de las provincias de la Nueva Grana·
en Colombia, Bogotá, 1918 (2a. ed. 1956). da, 2a. ed., 4 Vols., Bogotá, 1967 (la. ed. Bogotá, 1856). F. Pérez escribió
7. R Núñez, "Le crisis mercantil", en la Reformfi. Política, Bogotá, 1945, una Jeogra{ía física i política de cada uno de los nueve Estados Sobera·
I, parte 2, p. 303; Carlos Calderón, La cuestión monetaria en t:O,[On;IOICI, IIOS y del Distrito Federal, Bogotá, 1862-1863. A. Galindo, Anuario Esta-

Madrid, 1905, pp. 143, 147 y ss. Véase también F. C. Aguilar, Colombia tllstico de Colombia, 1875, Bogotá, 1875; parte tercera, sección 7a., "Co-
en pn!sencia de las repúblicas hispanoamericanas, Bogotá, 1884. rn<'rcio Interior", pp. 148-163. De esta y de otras fuentes similares se
8. Véase La Reforma Tributaria, pp. 88-110 (edición de 1956) y p. 177: "La puede reconstruir el panorama comercial interno del país.
renta de aduanas es una cabalgadura del fisco, bastante cómoda, de fáail ( 'olombia era un país donde podía subsistir una población relativamente
sustento y de regular resistencia; pero absolutamente ineficaz cuando tcrnnde. Esta paradoja de abundancia de población y pobreza fue obser·
vnda por muchos comentaristas, por ejemplo Antonio Nariño: "La rique·
trata de acelerar el paso o hacer un esfuerzo mayor que el ortunllrl'lll
lO\ sigue en todas partes a la población y aquí es en sentido contrario. A
entonces, no solamente se muestra reacia a las exigencias de mayor
110 111-:L PODER Y LA GRAMÁTICA 111

proporción que se multiplican loa hombrea, aumenta la pobreza". (Citade pública y producir el hambre y la muerte entre las poblaciones.. .". "A
en A. Cruz Santos, op. cit., p. 231). esta noción debe haber contribuido, además de la tradidión histórica, el
Ingreso per cápita: S. Camacho Roldán, "Catastro del Estado de Cund empleo poco cuidadoso que entre nosotros se ha dado hasta el día al pro-
namarca", en Escritos varios, 3 Vols., Bogotá, 1892-1895, Vol. 1, pp. 681 ducto de las rentas públicas, invertidas, en gran parte, caai siempre, en
y ea., cálculo del ingreso per cápita en Bogotá en 1868 a $76 p. a. Eatlld 11aldar laa cuentas de las guerraa civiles y pagar empleados y pensiona-
el consumo per cápita en Cundinamarca en $50 p. a. en "Presupuesto dt dos cuyo servicio no estima o no comprende el público en general" (op.
rentas y gastos de Cundinamarca, 1873-1874", Ibíd., Vol. III, p. 16 y eal cit., Vol. III, p. 248).
culó "producimos y consumimos $125.000.000 anuales" c. 1870, que coa Camacho Roldán exageraba verdaderamente la eficiencia colonial, pero
una población de 2.9 mil1onea da algo cerca a $40 per cápita per annu .. hay que reconocer que el gobierno colonial no enfrentaba la oposición
(Ibíd., "Estudios sobre la hacienda pública. Fragmentos de la Me·mo.rla1 partidista que los gobierno!. republicanos encontraron. Carlos Calderón
de 1872", p. 243). da la siguiente descripción del círculo vicioso de la debilidad fiaca!: "El
Continúa: "Sólo un 2 por 100 consagramos a la satisfacción de neceallchll desprestigio del régimen político trae naturalmente la debilidad del go-
des comunes por medio del funcionamiento del gobierno nacional. Si bierno y la desconfianza y la intranquilidad; porque un Gobierno pobre
cluimos en esta comparación las rentas de loe gobiernos municipalea ea un gobierno débil, sin autoridad moral incapaz de inspirar temores ni
loa Estados y Distritos... la proporción subirá a poco menos de 5 por nfectos. Esto mismo repercute sobre el producto de laa rentas porque toda
(p. 243). mtranquilidad significa paralización de loe negocios, y ésta, disminución
Estas cifras dan una impresión del esfuerzo impositivo de la época. ele las rentas" (La cuestión monetaria, p. 195).
cifras del ingresqconeumo per cápita tienen el valor de ser un '"'"Ju11mw•,. Va le la pena mencionar, además, que Colombia era una república cons-
de un contemporáneo bien informado. Su cifra de 15 centavos por lttucional, bien provista de abogados, con las adicionales dificultades fis-
como costo de subsistencia daría un gasto anual de $54.75. cales y políticas que ello implica.
18. Op. cit., Vol. Ill, p. 259. En su Theorie sociologique de l'impot, 1., pp. 389 y ss., 440 y ss.
19. Difícilmente había encontrado el sentimiento de descontento con loa Para una detallada descripción de lo atractivo de este ingreso véase Ca-
puestos una expresión más clara que en las eapitulaciones de z¡~,aquill. macho Roldán, "Negociación de loe acreedores extranjeros para la amor-
"La imprudencia! conducta de loe Visitadores, pues quisieron ....car t 1zación de la deuda exterior, mediante la dación en pago de la salina de
de la sequedad (... ) que sea don Juan Francisco Gutiérrez de Zipaquirá y la abolición del monopolio de la sal", op. cit., Vol. Ill, pp.
Visitador de esta Real Audiencia extrañado de todo este Reino (...)y ')0-106; para el cálculo de su incidencia sobre los pobres, Ibíd.., pp. 202-
nunca para siempre jamás se nos mande tal empleo, ni personas que 'l03.
manden y traten con semejante rigor de imprudencia•. M. Briceño, Para las salinas de Zipaquirá, el mejor recuento ea aún el de L. Orjuela,
Comuneros, 2a. ed., Bogotá, 1977, pp. 73-83. J. L. Phelan, The Peoph! Minuta histórica Zipcu¡uireña, Bogotá, 1909, ·ojeada sobre salinas", pp.
tite King, Madison, 1978, Cap. ll, pp. 18-35. Para Palacios de la Vega, LXXII-CCVI. La opinión de Carlos Calderón en La cuestión monetaria,
Reichel-Dolmatoff, ed., Diario de Vu:zje del P. Joseph Palacios de la p. 152; Clímaco Calderón alegaba que el monopolio era aún más regresi-
entre los indios y los negros de la provincia de Cartagena en el vo ya que el pobre, quien vivía en una dieta predominante de vegetales,
Reino de Granada, 1787-1788, Bogotá, 1955. 1·onsumía más sal que el rico. Elementos de hacienda pública, pp. 42-103.
20. Podían confiar aún menos los gobiernos republicanos en las l~et.e trabajo tiene también una descripción muy útil de la administración
y la legitimidad que sus antecesores coloniales. rolonial de las aa linaa y de la geografía de la sal en Colombia, pp. 371-
Camacho Roldán considera que la misma idea de loa gravámenes 109.
asociada con la opresión colonial, exagerada por él mismo: "Época en A Ga lindo, Historia económica i estadística de la hacienda nacional,
siendo la riqueza apenas la décima parte de lo que es en el día se C 'u adro 3, provee cifras para estos cálculos.

han impuestos cuyo producto era igual al de los tiempos actuales y 1'.Jra la historia del monopolio del tabaco véase M. González, "El estanco
invertía, no en la mejora de nuestra condición, sino en el remache •~olonial de tabaco", Cuadernos Colombianos, No. 8, pp. 637-708; J . P.
nuestras cadenas. Se tiene la idea, cuando se trata del pago de una 11 nrrison, "The Colombian Tobacco lndustry from Government Monopoly
tribución, de que el país es en extremo pobre, y de que, por pequeña l o Free Trade" (tesis de Ph.D. no publicada, Universidad de California,
sea la tasa de aquélla, ea lo bastante para cegar las fuentes de la l'l51), especialmente Cap. VII, la abolición; L. F. Sierra, El tabaco en la
112 111 l. PODER Y LA GRAMÁTICA 113

economía colombiana del siglo XIX, especialmente pp. 91-96, para 1ae
Véase M. Brugardt, "Tithe Production and Patterns of Economic Change
argumentos abolicionistas; J. L. Helguera, "The first Mosquera Admlnl,.
m Central Colombia, 1764-1833" (Tesis de Ph.D. no publicada, Universi-
tration in New Granada, 1843·1849" (Tesis de Ph.D. no publicada, Cha
dad de Texas, 1974), pp. 6 y ss., para los métodos administrativos.
pel Hill, 1958), Cap. XI, pp. 327,332, 353-358. Desafortunadamente nln
Citas del Informe del Director Jeneral de Impuestos al H. Señor Secreta·
guno de estos autores está particularmente interesado en el upeat,t rio de Estado en el Despacho de Haciendo, Bogotá, 1848, y de Florentino
fiscal de la historia del tabaco. Harrison, Sierra y Helguera sobreatimaa González, Informe de Haciendo de 1848.
la importancia fiscal del monopolio en la década de 1840 al confundir el Las cifras de 1835 de A. Galindo, op. cit., Cuadro No. 9: Galindo calculó
producto bruto y neto, y al no ubicar la renta en el contexto fiscal geMI'III. que la Iglesia y el Estado debieron haber recibido cerca de S250.000
Sierra hace énfasis en lo hipotecada que estaba la renta. anuales, y por consiguiente los pagadores el diezmo tuvieron que haber
Climaco Calderón, op. cit., p. 106, defiende el argumento de la rápldl pagado mínimo lo que pagaban para la sal.
recuperación de la pérdida a b·avés de la aduana: "En efecto, el produat.e 111 Para los argumentos de la Iglesia uéase Documentas para la biogra{t'a del
de la renta de aduanas, que el) el año fiscal de 1848 a 1849 no habialicle ilustr¡"simo señor D. Manuel José Mosquero, 3 Vols., París, 1858, Vol. II,
sino de $540.238, ascendió en el año 1855 a 1856 a $1.096.210, lo qlll pp. 306·318; Vol. III, p. 512: "Para hacer menos gravosa esta contribución
arroja un aumento de $555.972; y como el producto liquido de la renta de (...) para evitar extorsiones ( ...) se previene que se procure introducir el
tabacos en el año fiscal de 1848 a 1849, último de su existencia, fue de ~tstema de composición con los contribuyentes( ...) Si el sistema de rema·
$321.071, con el aumento ya expresado en la renta de aduanas, se obtu" tes ha sido odiosa, porque tal vez han abusado los rematadores, o porque
para el fisco un excedente efectivo de $243.901•. se ha ct·eído, con razón o sin ella, que éstos hacían ganancias exorbitan·
Para la "descentralización de renta i gastos•, lei del 20 de abril de 1860 tes, ambas cosas cesan con el sistema que se recomienda". -1853, "pro·
y el preámbulo de éste, de MuriUo Toro, uéase A. Galindo, op. cit., pp. yecto sobre aneglo de la administración y contabilidad de la renta de
85-94. diezmos".
24. Para u.n a sinopsis de rentas durante el virreinato, uéanse las tablu • fl t Escritos t•arios, Vol. III, pp. 421 y ss., "Nuestro sistema tributario", "Im·
L. Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia, 1810·1930, Meo puesto único" e Impuesto directo progresivo".
dellín, 1955, p. 37 (tomado de Memoria de Hacicndcr'de 1839); A. Gallndo, 1'' Para un recuento magistral de estos puntos uéase G. Ardant, "'Financia!
Historia económica i estadística de la hacienda nacional, Bogotá, 18'74, Policy and Economic Infrastructure of Modern States and Nations", en
Cuadro No. 1 (cuidado con crrotutn en el "Tributo de Indios). Galindo C. Tilly, ed., op. cit., particularmente pp. 208-220.
también usa la Memoria de 1837. 1:1. Informe que el secretario de Haciendo presenta al ciudadano Presidente
25. A. Galindo, op. cit., Cuadro No. 10. del Estado Soberano del Tolima, 1865. Natagaima (T) 1865. (Hay algo
26. Véase abajo para los problemas locales del ingreso de bebidas. Para 1• heroico en imprimir informes en Natagaima. En 1870 la población del
intentos de nacionalización de Reyes, L. Ospina Vásquez, Industrio 7 municipio alcanzó 6.823).
11 Informe del Secretario Jenera/ del Poder Ejecutiuo del Estado Soberano
protección, p. 322.
de Boyacá, 1869, Tunja, 1869, pp. 30 y ss.
27. Véase Climaco Calderón, Elementos de hacienda pública, pp. 477 y •· Bl
1' · El mismo Informe para 1873, pp. 29 y ss. Para más especulaciones acerca
monopolio de la fábrica de naipes fue anulado por recurso popular a otral
de estos aspectos de política local uéase mi articulo "Algunas notas sobre
"juegos prohibidos, como el de dados".
la historia del caciquismo en Colombia", particularmente el extracto de
28. La tabla de Luis Ospina Vásquez, op. cit., p. 37, da $47.000 para el•a6t
común de los inmediatamente anteriores al de 1810•.
R. Gutiérrez, Monografías, 2 Vols., Bogotá 1920·1921, Vol. l, pp. 90-92, y
la controversia mencionada en nota 10 del citado articulo. El gamonal es
(Comparar el total para Ecuador: $184.000 en 1836. C. A. Goselmaa.
renuente a gravarse a si mismo, o a gravar a sus amigos, e incapaz de
Informes sobre los estados sudamericanos en los años de 1837 y 1831,
gravar a sus superiores.
Estocolmo, 1962, p. 100. Este trabajo es una fuente útil de informacióa
flli Informe para 1873, ya citado.
comparativa para el período republicano; el libro cubre Chile, Perú, Boo
lt Informe del secretario de Hacienda de Cundinamarco al gobernador del
livia, Ecuador, Nueva Granada y Venezuela). Estado, Bogotá, 1868.
Véase también A. Cruz Santos, Economía y Hacienda Pliblica (Vol. XV
lit Véase articulo de Camarho Roldán, "Catastl·o del Estado de Cundina·
de la Historia extensa de Colombia), pp 285 y 88. marca", en Escritos uarios, Vol. 1, pp. 585 y ss.
111 115

ll!l F Pérez, Jeografía física i política del Estado de Cundinamarca, 1 :11tindo dejó sus Recuerdos históriC08, Bogotá, 1900, que dan una mues·
1863, pp. 80·81. t' "hnstante buena de sus ideas. Entre sus muchos logros está la primera
40. En Camacho Roldán en 1873 ~stirnativos de su "presupuesto11 do 1' tducción completa a l castellano del Paralso perdido de John Mil ton.
tas y gastos del Estado de Cundinumarca en el año de 1873 y 187!1 1\hu·has de las observaciones hechas en este ensayo acerca de Colombia
Escritos varios, Vol. III, p. 3 y ss. Su opinión acerca del total nnl'innnl plat·clen hacerse a escala menor sobre los Estados Federales. Los estados
la contribución territorial y los impuestos en general de "Estudio11 rcoMI.nneros tenían una tasa de impuestos per cápita relativamente alta;
ls Hacienda Pública y de Colombia - Fragmentos de la memorin <11• 1 'undinamarca con su dominio sobre las importaciones y Antioquia con
cienda ... de 1871", /bid., pp. 212·213. Las cifras de Santander del 1111 vigorosa economía local, ocupan lugares altos en la escala, de la cual

rio estadística de Colombia, 1875, p. 220, de A. Galindo. La opiniun uc·upan los últimos puestos los estados aislados: Santander, Tolima, Cau-
,.,, y el pobre Boyacá.
secretario general de Boyacá acerca del degüello del Informe de 1800
Los otros tres estados registrados como aplicadores de una 1 ''s pobres perspectivas fiscales de Boyacá fueron previstas por J. M.
•nmper en su Ensayo aproximado sobre la Jeografía i estadística de los
directa fueron Panamá, Bolívar y Tolima.
r~·llo estados que compondrán elló de septiembre de 1875 la Federación
41. El Informe par"ll1865 antes citado, pp. 9 y ss., 17.
Nt'D-Granadina, Bogotá, 1857: "Pueblo tan laborioso como pobre. Sus
"Destino oneroso" se debe entender C'omo cargo público sin sueldo o
frutos tienen bajo precio, por fultn de consumo; los salarios son extrema-
remuneración suficiente.
dnmente bajos", poco movimiento.
42. Informe de Secretario Jeneral del Poder Ejecutivo del Estado .:.oDcrn•
11 Cifras de Galindo, Anuario, p. 211.
de Boyacá, 1869, Tunja, 1869, p. 38:
Informe del Secretario de Hacienda del Departamento del Tolima al se·
"Por desgracia nuestro pueblo(...) está muy atrasado en materias
1ior Gobernador, Neiva, 1886.
micas i de gobierno; creen que toda contribución que se pide es un 111 Informe del Secretario Jeneral del Poder Ejecutivo del Estado Soberano
que se les hace, i que los empleados públicos son ladrones que viven tle Boyacá, 1869, pp. 11 y ss.
espensas del pueblo i sin embargo, el día en que a esos mismos o Informe del DirectorJcncral de Impuestos ... Bogotá, 1848, p. 11.
se les llama a servir un destino oneroso, reniegá'n, pero sin hacer Informe del Secretario Jcneral... 1869, Tunjn, 1869, p. 41.
a quien tiene que consagrar su vida i lo que es más, su honra i Véase l nforme del Gobernador del Tolima a la Asamblea Departamento l en
lidad al servicio público". sus sesiones ordinarias de 1896, Ibagué, 1896, pp. 20 y ss.: "Renta de Lico·
La obra de J. L. l lelguera sobre la admini;tración de Mosquera res". Hay abundancia de información en los otros Informes también.
1845-1849, arriba citada, contiene una descripción de las dificul Estos problemas son similares a los encontrados por los funcionarios
encontradas al intentar introducir la partida doble, pp. 341-344. Emplea franceses en las áreas habitadas por los bouilleurs de cru o por los
dos mal pagados renunciarán antes que mejorar su trabajo o acomodlll'llt encontrados por los emisarios del sheriff al oriente de Tennessee. Para
a nuevas normas que ellos nq entendían. El gobierno podía dar poco1 los primeros ver la obra de G. Ardant, Theorie sociologique de l'impot,
incentivos e imponer pocas sanciones. Vol. JI.
Sería revelador investigar por qué la situación no era peor. (i'l. La participación del monopolio de las bebidas en la formación de los ca·
43. M. Samper, Nuestras enfermedades políticas. Voracidad fiscal de los & pitales privados está fuera del alcance de este ensayo; sin embargo, se
puede decir en passant que hay varios nombres interesantes en los Infor-
lados, Bogotá, 1884, p. 3.
mes locales, además del de don Pepe Sierra; para ese famoso caso véanse
44. No está claro cuánto de los impuestos municipales está incluido en esta1
las anécdotas en B. Jaramillo Sierra, Pepe Sierra, el método de un cam-
cifras; yo no creo que ello pueda alterar significativamente el panorama
pesino millonario, Medellín, 1947, pp. 73-82. Todo el problema del im·
general, pues las cantidades implicadas no son grandes.
puesto n las bebidas en tiempos de la República, con sus aspectos fiscales,
Este ejercicio comparativo también fue hecho, con resultados semejan
políticos, culturales e industriales, pide un mayor estudio.
tes, por el secretario de Hacienda de Antioquia en 1871 y 1875 para con· fi·1. M. Samper, op. cit., p. 5, para las tarifas de los estados Samper concluye:
vencer a los antioqueños de que ellos no eran sobregravados en compa· "ya hemos dicho a los hombres políticos bien int.enc1onados que conviene
ración con los otros colombianos. Véase el Informe de Estado de 1871 y )a que moderen su entusiasmo por el progreso porque el exceso de dicha
Memoria para 1875, p. 15 y p. V] respectivamente. mata a las veces... ".
llG llt ,l l'ODER Y LA GRAMÁTICA 117

55. La frnse es del Informe¿,.¡ SPcr·etnrio GL•nernl el<' 13oyncn, ISGD. p. ~!l l~re•·rocarril dc Pllnnmá 90Al
5G. Vc•nsr pnrn SantnndC'I' y la rr·isis dt• 188-1. J. 11. Palacio, Lo Gw:rro dd ,,. Resl. JO%
Bogot.n, 1936, pp. 20-23. IOOo/o
57. Ln frA se citmln c11 dl•ln E.,¡>Oslcion de llacirnrln el,• lgn:wio Guticirn•z, el• Jbíd., p. 187. Entonces el imput:'slo n )na tdns ¡ll'oducín t'ercn del '10% dl"l
1858, p. 7. El t.amnño ele l'Sils llllrocrncin~ Jocnlc.>s y centrales puedo• '"'r tola l.
cnlrulado fn¡•ilm<>nte ele los vnrios Informes, y Gnlindo dn lns si¡,'llicnto• En 1852 Camacho Rolthín hobía chulo e l siguiente cjemplo di." In nnturn·
cifras en el Anuario dC' 1875: ll'zn regresiva de esa tarifa: "El humilde agricultor, que de los 300 pesos
Emplenclos nnrional<>s: 1..151 nnunles que le dnn sus cosechas, c-onsume por 50 pesos de gc'nero de
(Et<to lnt·luyt• 27 ><<'nnclm·t•t~, 60 l'Pfli'<'SC'ntanll'S y G7 l"'t·sonns en la llm nlgodón, pngn 20 pesos al fisco, c¡ue !Ion e l siel~ por ciento ele su renln; Y
wrsidacl Nacional) "1 nc-omoclntlo negocian!<', c¡ul" con sus 6.000 pesos d<' gnnnncin ronsume
EmpiC'ndos ti,• los EstndotJ: ;1.:118 por 50 p<'Ros de seclc>t·ías paga Holnm<>nt.e 5 pe-sos de der<'chos, flUe no
Esln cnnt ida el incluye mn<>str·ol' ¡mm nl¡;unoR estndoR P<'I'O no pnr·n otros, alcanzan n ser e l uno por mil de su •·ento ('Impuesto <lil'C'clo progresivo',
hay otras di!<rl'Ppnnc-ias. (El Pjl'l't'ito no ••stri incluido). Jb¡'cf.• p. '153)".
Estn~ f'ifrall no 1:1on muy ¡:wnmll's. J\ pesar dt•l de;¡po dl' <•mplem· lo qtlt' o•) hl Jb¡'d., p. 2·16. "Pl-oporción de In socinhilidnd expresada por la correspon-
goht•t·n:ulm·llamo l'n ><u Informe¿,. IS!l6(p. 25) "pcrsonm• qm• neC<'$Íinn dencia epislolnr enlrc los hnbilnnles de lnglnlt>rrn y los de Colombin: GOO
y m<'t'l't'l'n un pu<'l'lo publit·o", Jo¡. ¡;obll'rnos no ••,.tahan ansiosos dl' n<l n 1".
qurrir ><ubalto•r·nm• n los qu•• Jupgo habna dl• d<>speclit·, y los colombinno11 lt.• Vénnse lns mcclidas anunciadas pnrn superar In cml'rgl'ncin fiscal en los
<'!ltnbnn pOl'O dispuestos '' ll•;thnjnr· pm· nadn. Exrst1• mm• cvidt>nrin clt• pe-riódicos de In época.
t'IIIJilmfobin que dc t•mplcomnma. titl Carlos Cnldl"t'Ón, La cuestión mo11etarin cn Colombia, Madrid, 1905, JXÍS·
58. Wn.~l' E. p.;t·cz, \ 'idn de Felipe l'ácz, Bo¡¡ot;Í , 1911. p. 156: "El St·. O.,Juan Sl/11.
Solnno. <lUP ejt•t·ció las funcionl"S dt• l't·C'sidt•nte del Estado de 13oyarn li 1 Sobt·e la desamortización, vénse S. Lh·ibc Arboleda, "La dPsnmortizn<'iÓn
nnlt•s c¡ut• C'l Dr. Fo•lipl' l'l'l'l'Z. s<' vio l'n tan apurndas rit·rt~nstnm•ins parn en 13ogol:i, 1861- 1870", tesis no publicmln, Facultad ele Economra, Uni-
gobt•t·nnl', qm• nron~cjti n In A"ambiPn c¡ut• di\·idit•t·nyl ll't'l'ilorio dd ER· versidad de los Andes, ID76; F. Dínz Dínz, Ln desamortización ele bienes
Indo en dos grandt•s propm·ciotw,; y q111' una st' ¡unt nm n S;mt nndcr y In eclesiásticos en Boyncá, 1'unja, J!J77; c>1 cnsnyo ''Las manos muertos", en
olt·a n C'undin:unarca •. t. Liévano Aguirre, El proceso de Mosquero ante el Senndo,Uogolá, 1!J(i(i.
Ft•l ipe p,;,.,,z til'tll' su pr·opin opmion: "Eil~stado el!' la Unión c¡ut• no¡llwdn R J. Knowlt.on: "Exproprint.ion of Chur<'h Pl-opct1y in Ninct.centh Cen·
:ll'l'<'¡;lar· su hm·it•nda, sl'ra hot'l';Hlo mris tm·d,• o mas lo•mpt·nno drlnwpa tury México and Colombia: A Compnrison", Tire Amerim.~. Vol. XXV, nbril
dt• Colombia. y lo bot•t·am la pspatht dl' la anarqura o la mano dt• la ll•y", de IDGD, No. 4, ofrece un corto estudio compnr·nlivo.
llnd .. p. IG:l. tlH. SohrP est.c tema Pn 1884-1885 véase mi ensnyo "Pobreza, gucrrn civil Y
5!1. Escrito.~ t•nrw.~. 111. pp. 19:2-l!J:l. política: Ricardo GaiUín Obeso y s u campaña en el río Mngdnlenn, 1885";
!iO. llml, p. 1~!). para expropinciones en 1877 en el sur véase G. S. G uerrero, Remembran-
61. Jlmf., p. 20G. zas políticos, Pftst.o, 1!>21, pp. 88 y ss. Véase también el ensayo de Núñcz
62. \;•nn.,,. los m·t tntlos dC' J\.1. Sampt'l' y D. Bushn,•ll nrnba nwnrionaclos, "De 1·ccho de prupi('clnd", La Reforma Político, 11ogol:í, HH5, Vol. 1 ( 1), PP·
nota t l. 249-253.
63. E.,crito.~ l'nrio,,, 111. pp. 30R-309, :28;1. ti!>. Escritos varios, Vol. 111, "Impue-sto directo progresivo", p. '1'17. En pnrle
Camnrho Holdan consid<'l'll qtll' lo>< ¡::r·:w;tl11l'tll's a las l<>httt. n los znpntos (mismo vol. ''Ferrocm·ril del N01·te", p. 68) él nfirmn: "Los empresnrios de
y n los I'Omlu·,•¡·os prodm·~;m m;ts dt• las t I'L'$ t'lt:ll'l n>< partes dl'l in¡n·pso ¿,. industria, los que cn nuestro pnis tienen esa posición independiente Arre-
:ulunnn". El el,• lm• hl'lndas prodUC'I:I el 8"i>. ghuln, vnlerosa y próspera, son muy pocos. No pnsnn del uno por ciento
(.\n,•xos de .llcnwnn de /luciendo tlt• 187:21 de In población total; C'n In 8U¡10sición mñs fnv01·nb1e, ¡·omo la de ra¡>itnl
El .1110 nntt•rwr ,.,. cult·ulu,•lrn¡::r·••so .¡,.¡ gobi,•t·no nncionnlt•omo: ele In Unión, no pnsnn del dos por ciento. En t.odn In rcpúblicn sobre tres
millones de habil.antcs, no llegan n cuarentu mil personas.
Adu .m:u• Las demás son jot·naleros, mujeres, niñoR, nncinnos, <'nfcrmos, emplea-
SalmaR dos, gente que no trabaja o que consume día por día sus snl:wios intf'grn-
IIR 111 1 1, m~:R Y LA GRAl\IÁTlCA 119

mente porque carece de alicientes, de medios, de posibilidad, de voluntad flml , p. 9.


para ponerse el duro sacrificio de la economía. De ochocientos miladull ,J llolguín, Desde Cerca, pp. 35-37.
trabajadores, hombres o mujeres, que pueden calcularse en la Repubht11 t•,. HoJas, op. cit., p. 42, dice que Bolívar mundó t~mnr ciet·tns llaves del
no menos de setecientos mil son puros proletarios sin capital". lltrcctor del Crédito Público por In fuerza.
70. Escritos varios, Vol.lii, p. 11, en cuanto a los beneficios medicinales del vtM. \::use el Informe de 1844 y In Esposiciótl de 1858. Se creía que el barón
Es necesario hacer énfasis en que las Memorias de los ministros de 11• t :oury de Roslan prestaba dinero al gobierno de Mariano Os pina Rodrí·
cienda fueron escritas en parte para persuadir a los recalcitrantes mn ¡¡ut'Z en 1859-1860. La Legación Inglesa pensuba que sólo estaba tratan-
gresos de conseguir más ingresos -con pocos resultados usualmen ... do de rnonetizat·la fortuna de su esposa, una neogranadina, para sacarla
(véase, por ejemplo, ibíd., p. 219, nota)-. El ejecutivo colombiano «'rl clc•l país y llevarla a Francia. Griffit.h a Russell, 19 de mayo de 1861, FO
mucho más débil que su contraparte venezolana. ,,, 155.
Aunque los líderes políticos pueden ser vagamente situados en el , C'ilndo en J. M. Rivas Groot, op. cit., pp. 243 y ss.
alto" no pueden ser igualados a los empresarios de industria o a los riCOI H Cnmncho Roldán, Escritos uarios, Vol. U, p. 308.
establecidos de Camacho &ldán. Estos últimos consideraban a los poli Jo' Perez, Memoria... (del tesoro i crédito nacional) 1873, pp. 11 y ss.
ticos con fastidio y alarma y no como los guardianes de sus interelltlo 1•' González, Informe... del Secretario de Ilnc!Cmda, 18-/8, p. 19· "El pago
Véase el informe de J. A. Soffia, Ministro chileno en Bogotá a su gobierno dt' d!'udas en abono de contribuciones impide el que se cuente con ingre-
fechado Bogotá, abril 30, 1882, publicado en Thesaurus XXXI, No. l sos ctertos en metálico para hacer los gnstos, complica las operaciones de
1976, pp. 128-129. La "clase especial de hombres políticos" no había sido c·nnlubihdncl, i da lugar n un ajiotaje tnmoral. t>n que muchas veces to-
cohibida por intereses de clase al tratar de imponer mayores gravám nucn pm·te los empleados pubhcos"
nes. En t·elación con eslOs int.enlOs véase G Tort·cs Garcin, llistoria de la mo-
71. lbíd., "Ferrocarril del Norte", p 54. m•da en Colombia, Bogotá, L945.
72. La mejor historia sucinta de la deuda desde sus orígenes hasta el conv• t'ompnre con las emisiones de Rosas en Argentina: "El regimen fue res-
nio Jlolguin-Avabury de 1905 es la incluida en J. Jlolguín, Desde cerro pummble por los emisiones de 10!>.080.851 pesos en un periodo un poco
(Asuntos colombianos), París, 1908, pp. 1-103. Tiene también el extraor- mnyor de once años. Esto fue entonces el secreto de la habilidad de Rosas
dinario mérito de ser legible. pm·a evitar la bancarrot.a fiscal".
73. Informe del secretario de Hacienda de la Nueva G'fanada..., 1844. M. Burgin, Tite EcoJtomic Aspects of ¡\rgentitw Fedcration, 1820-1852,
74. La Reforma Política, III, "Mamrnon", p. 242. C'nmbridge, Mass., 1946, p. 216.
75. "Lo que hay, debemos agradecerlo a los que nos han querido dar prestado Aun Rosas no pudo obtener éxito con una contribución directa: el admitió
si no hubiéramos encontrado especuladores, ya no tendríamos qué diapa que "no hay nada más cruel e inhumano que obligar n una persona a dar
rar, ni con qué", Santander a Bolívar, citado en J. M. Rivas Groot, Págl ¡•uenta de su riqueza personai",Jbíd., pp. 191-192.
nas de la Historia de Colombia, 1810-1910. Asuntos económicos y fisco R M A. Caro, Escritos sobre cuestiones económicas, Bogotá, 1943, p. 53,
les, p. 81. (La carta ea para Bolívar, agosto 2, 1823). 11obre Mosquero.
Cita de Esposición de Hacienda, 1858. r.. Tot'l'es Garcia, op. cit., pp. 32-33, para Nnriño y Santander; pp. G8·85,
Diferentes tipos de deuda interna clasificados en Esposición de Hacien para Nnrrño y el acuña miento de plata.
da, 1854, p. 27. Véanse también las secciones relevantes de A. M. Bal'l'iga Villalba, Bis-
76. Esposición de 1858, pp. 62-30. tona de la Casa de la Moneda, 3 Vols., Bogotá, 1969, Vols. Il y ITI.
A. Galindo, Estudios económicos i fiscales, Bogotá, 1880, p. 21 (su énfasis) !t Para la cita y opinión véase M. A. Caro, op. cit., pp. 97-98.
77. lbíd., p. 48. 10 Existe un relato en esle episodio en A. Gnlindo, E:;tudios ecoJtÓmicos i
78. Memoria dirijida al Presidente de la República por el Secretario del ramo fi:;ca/es, Bogotá, 1880, pp. 55 y ss.
(del tesoro i Crédito Nacional), 1873, p. 40. 11 Véase Carlos Cnlderón, La cuestión monelarra, pp. 41-4 7.
79. La primera cita es de M. Samper, Cuestión crédito público, Bogotá, 1863, r• EsLas cilns de M. A. Caro, op. cit., pp. 44-4G
p. 8; la segunda, de E. Rojas, Teoría del crédito público i privado con su e Cifras de G. Torres García, op. cit., pp. 275-27G.
aplicación al de los Estados Unidos de Colombia, Funza, 1863, p . 13. En cuanlO n las políticas de los uñas L88G-1898, y un relato de las emi-
80. M. Samper, op. cit., p. 9. siones il'l'egulares, véase el mismo trabajo, Cap. VIl!.
120

94. Carlos Calderón, op. cit., primeras páginas.


95. G. Torres García, op. cit., p. 275. 1•e >BHEZA, GUERRA CIVIL Y POLÍTICA:
96. L. E. Nieto Caballero, El curso forzoso y su historia en Colombia
1912, p. 29, estima las emisiones departamentales en $600 milÍon"'
I(IC'ARDO GAITÁN OBESO Y SU CAMPAÑA
97. Esta acuñación es descrita e ilustrada en A. M. Barriga Villalba, Ir 1N EL RÍO MAGDALENA EN COLOMBIA, 1885
de la Casa de la Moneda, Vol. IIr, pp. 187-188.
98. Véase el infonne de Mr. Spencer S. Dixon, "Financial Crisis in Coloml.
with the Exception of the lsthmus of Panama", Bogotá, diciembn• 1
1902, en FO 55-409.
99. L. E. Nieto Caballero, op. cit., pp. 45 y ss., sobre el banco de Reyes v 1
rentas reorganizadas. .
1OO. La opinión sobre la naturaleza al'caica de la aduana por J. N. Gómcz,
moría de Hacienda de 1853, citado en J. M. Rivas Groot, op. cit., p. 223
En relación con la persistencia de la estructura de ingreso fiscal con ¡, 11
en la aduana véase J . Monsalve, cálculo para los años veinte en su C
lombia cafetera, Barcelona, 1927, p. 90:
Aduana (y r elacionados) l•:n Colombin , en el siglo XIX, las disminuciones en la demanda
Ferrocarriles Nacionales l• lus exportaciones producían crisis políticas que a menudo ter-
11.5·1
Salinas tlllnnban en guerra civil. En gran parte el país era un exportador
5.8·1
Correo y Telégrafos 5, 15 llllf'tférico que escasamente figuraba en las guías comerciales de
Papel sellado y timbre nacional 2.36 !1 ••poca. Inclusive cambios fortuitos, que no reflejaban ninguna
Impuesto sobre la renta 1.57
do lll'esión en el comercio mundial, afectaban las ya precarias y
Otros renglones 11.57
llllll'ginales exportaciones. Muchos colombianos de enlonces se
101. Cá.lcu.lo de 2% d~ ?arnacho Roldán, op. cit., Vol. III, p. 243. Cf. J. S. Mili,
Prtnc~ples of Pohttcal Economy, Libro V, Cap. VIII, S 1: "La inseguriclnd tltt•ron cuenta de la estrecha conexión que existía entre la habili-
parAliza, sola mente cuando sus características y naturaleza sobrep11snn oli!d de un gobierno para permanecer tranquilo en el poder, su
esa energía que la humanidad es capaz de generar en defensa propia. ¡.;1 , .q>ncidad para mantener el orden y una relativa prosperidad.
por ello que un gobierno, cuyo poder es dirfcil de resistir por los inclivl llny los historiadores conservan la conciencia de esta correlación,
duos, puede causar tanto más daño a la prosperidad de una nación como 111'1'0 todavía en forma muy vaga y limitada.
una situación de turbulencia bajo instituciones libres. ' Hay muy pocos estud ios detallados de cómo se desarrollaban
Algunas naciones ha n podido prosperar dentro de uniones sociales <'í'r
' ns crisis dentro del s istema, de cómo precisamente se sentían
canas a la anarquía, pero ningún país sometido sin límite a la tirana
autoridad Y exaciones arbitrarias de los gobernantes ha prosperado"
us repercusiones, de las medidas que los gobiernos se veían obli-
102. Op. cit., Vol. III, p. 219. . f.!•lclos a lomar, de las tendencias al desorden que las épocas difí-
103. !bid., p. 195. ' tles fomentaban y de la forma como la oposición utilizaba esas
104. Murió. el 19 de junio de 1900. A. J. l regui, Saluador Camacho Roldri11 , l••ndencias y el gobierno las combatía 1.
Bogotá, 1919, p. 80. Tasa de cambio de Torres García, op. cit., p. 276. Los estudios cuidadosos sobre las guerras civiles han sido tan
105. M. Samper, Nuestras enfermedades politicas. Voracidad fiscal de los Es .. scasos como los de las crisis económicas. Pocos lemas han sido
lados, p. 24.
·•hJeto de tan somero an!\lisis y de tan tas observaciones lanzadas
ni aza r como el de los trastornos civiles latinoamericanos. ¿Por
qué razón no se pudo mantener mejor el orden en una sociedad
t~n la que la mayoría se preocupaba tanto de su posible derrum-
bamiento, y en donde la mayoría de los gobernantes podía ínter·
122 111 1, 1'ODER Y LA GRAMÁTICA 123

pretar tan bien los síntomas de malestar político? A prim<>rn v1 t thtm en capacidad de sugerir la forma como Colombia, dentro
y a nivel local las guer1·as civiles dan la impresión clf' ser 1 condiciones, podía alcanzar el oruen. Para los colombianos,
11\l'l
mientos de masas, lpero lo fueron en realidad? lCuántos homl 1 11 nalisis sistemático em un lujo que pocos se podían dar Y que
se necesitaban para iniciar una campaña efectiva? ¿,y cómo 1 t ¡¡ 1 1s circunstancias convulsionadas de la época requería una
involucraban 11 ot.ros después? lDebemos dar más import.an1'1 1 lllp 11·t·inlidad que naturalmente pocos lograban. Los extranjeros,
In debilidad del gobierno que a la fuerza de la oposición? i.Fw 1..1 Hll parte, estaban demasiado dispuestos a renunciar a cual-
las acciones que los gobiernos inevitablemente tenían que 1¡111,. clase de análisis de las circunstancias en favor de explica-
la s que transformaron pequeños descontentos en grandes conll nlu•s basadas en términos de la depravación de los habitantes Y
tos? lQué querían decir los rebeldes cuando contritamente n ¡, 1,, ignorancia inexplicable de sus gobernantes, quienes no Lo- 1
maban que habían sido "at-rastrados por el torbellino de la 111 1lum medidas inmediatas para elevar la reputación crediticia
lución"? lEn qué forma el desorden surgido de la deprPH 1t 1 1 l'epública en el exterior. La mayoría de estos observadores
económica la hacia más profunda, aumentándose así el desor1 . l'lbc sobre lu política colombiana con el mismo fatalismo con
mismo? lPor qué t·azón los únicos métodos que un gobierno t.o ll• ,•omenta sobre las lluvias o las sequías, aunque con mucha
l . 1 • 5
baleante podía utilizar para sostenerse, antes que todo increm "'' nos perspicacia con respecto a los factores que a mov1an .
taban el número de personas que quenan hundirlo? Ln guerra civil colombiana de 1885, y en especial la campaña
Toda guerra refleja la sociedad donde se desarrolla y 1t H1t·ardo Gaitán Obeso, se pueden estudiar muy detenidamen-
ele lo que aparentemente es irracional en los con OicLos colomlt t llny evidencia de las guerras colombianas en los archivos ~ú:
nos del siglo XIX se puede explicar en relación con el cont1• lolll'o!'l y privados, y también como hemos observado se publico
geográfico, social y económico. Pero también existe la verdnd 1!\lll'ho sobre ellas, t.anto en la época como más tarde. Para la de
la otra caru de la moneda: la guerra misma y lo que sucede en PI 1 >, como para todas las guerras colombianas, existen memo-
-y en Colombia las guerras frecuentemente han dejado lest · '¡, ele individuos que lucharon en los dos bandos, y aunque mu-
nios m ás numerosos que muchas actividades parificas- sum 1• 1 se refieren a polémicas sobre asuntos de estrategia Y táctica
t.ran evidencia sobre el carácter de In sociedud2. En la guert·a , hoy revisten poco interés, casi todas ofr~cen informacign que
1 11
hombres luchan en cierta forma y se có'nducen respecto n sus 1
11 .,. Pncuentra sino en cslos relatos de caracter personal .
mejantes en la forma como lo hacen, porque sus sociedades l•:s posible reconstruir con bastante detalle los orígenes Y el
como son: la manera como luchan o interactúan no sólo refleja .1 •.o•nvolvimiento de la guerra ele 1885 y e>dsten suficientes testi-
naturaleza de la sociedad, sino que también influye sobre ést.a. ,,,.,11ins que permiten especular acerca de lo que sobre ella pensa-
guerra civil surge de un conjunto de circunstancias políticas, 1 ,11 !()S prot.agonist.as. Todo contribuye a la comprensión del ver-
nómicas y sociales y termina en otro. Destruye, libera a unn11 u11zn~o y deplorable fenómeno ele la guerra civil, por tanto tiempo
derrota a otros; unos triunfan y ot.ros pierden; deja atrás no 1111 problema casi permanente y en apariencia insuperable.
un residuo de profundos antagonismos, sino tina épica, una 1 Además, la carrera de Ricardo Gaitán Obeso en este episodio
da y una ideología. Tal como lo mostró en forma tan acabada , l.tPspecialmente bien documentada, ya que al fmal de la conUen-
seph Conrad en Nos/romo, novela que por sus orígenes es al ¡, IP le juzgó en un consejo verbal de guerra, lo cual fue un hecho
nos en parte colombiana 3, en cualquier lugar una guerra civil n•peional y, debemos admitirlo, no muy satisfactorio desde el
un hecho mucho más complejo de lo que hRrian pensar los p•mtn de vista de la justicia y aun del interés político. Sin embargo
tarios de profundo cansancio de los observadores nacionales • 1·1IL' la evidencia del juicio, y esta clase de evidencia es relativa-
triste nada de nuestras contiendas políticas" 1• Las gentes se IH••nl~ poco común. Gaitán Obeso no era ni mucho menos un gene-
ban cuenta de que así no se debía manejar el país, pero ' 11 literato, antes de la guerra no había sido un general tan promi-
124 ji¡ 1 1 '>I)EH \' l.:\ GHi\;\IATICi\ 125

nente y ni siquiera desput;s de !'lln fut' figura impod.<mte d!'ntr·n nt¡ull'l ant l' l'n lus l'XllOrt nriom•s dt'l paiS y SU ¡>l'l'CÍO era muy unjo.
su propio pm'lido. Era un hombre d<> provincia, un individuo 1 1 l11mbia sufl'ió l'n fm·ma ¡wrticulm·mcnle aguda In depresión
medio que por un momento sobresnlió por su nudacin y nada llltcllniea mundial de l'SOs años y In rcpüblica agotó lns reservas
Fue un e lemento típico de la gumTn civil, aunque no dt• la clase• 111· t.Jlicas a medida que lllljanm las exportacianes. En opinión de
los que dcjnn memorias. Casi todas tistas fuci'On escritas por· 111111 hos, t•Ht a ful' "la crisis indust l'ial y monetaria m1ÍH gJ'HVl' que

rnlcs mlis dist.inguidos o por esr1·itm·C's que habínn rombatidoc•n h 1 uf't-irlo la t·cpúbl icn desde que se con::<t it u:-·ó''. El t•ut·so dl' la
ejército temporalmente, o por viejos veteranos inspimdos, 11 1.- pucdt' Sl'~UÍI'~w t•n In prensn dt' la l'•pcw?-:. en documentos
después, por nlgún cambio en la fortuna del pm·tido. l 'orlo gc ·tu 1 dt•s y on infornws diplmn:íl it•os y l't>nsulan•~; llay dos as¡Jl'c-
no se juzgó nunca a los t·ebeldcs, y los otros juidos político-mili 1¡11 de• la r1·isis qut• Lit•m•n Ps¡wcial inll'l'l;S pm·a l'l analisis dl' la
que se llevaron n cabo cm Colombia en el siglo XlX juzgaron a 111'1'1'11 que SP :tVl'l'innbn. Uno es su inf1uenci:1 e n las finanzas
son as m1Ís eminentes7 . Con In ayuda dt•l juicio, ele In prt>nsa y puhl1r:ts, l' l olt·o sus consl'CUl'nt'ias en lns dos :í1·cas qut' se vit•ron
ot 1·as publicationPs y mt' mot·ias es posible l't•ronstruit· Pst.a l'am 11111 o~ft•l'fndns por l'l dPscPnso dt' las t'XportacionC's.
ñn de tal mant'l'il qut' t•SII' c·nso pm·t.icular pt•rmif.t• hm·t•t· la t•acl 1.:1 situación fiscal dt•l gobit'rno fl'clt•rnl se dt>terim·ó con la raí-
grafía dl' un acto de n•lH•Iión a parli1· de sus cwígcnl's localc•s y l! uwvit abll• de> los ing'l'l'SOs de ndunnn que consliluínn aln•dcdor
cionalcs, c!PsdP el comienzo hasta el final, y t' n cunnto a sus c•fpc•tc ¡, l.1s dos ll'I'Cl't'ns pm·Lt•s dt•l ingn•so. El tesoro l'Stnbn t'n un l'sta-
mucho m:ís alla del fin. Este acto de t·ebeldía fu<> la campaña ¡., ,¡, d<\ficit lll'l'm:mt•nll•. l'n p:tl'lt• debidn n ClliL' l'l Cong¡·eso ucos-
Gail}ln Obeso y a pesar de que t•lla puede considerarse como c•l llnnhraba vot:ll' g-n:;tos sin lt'ncr l'n l'llt'nla los l'l'l'Ursos. lo cual se
cho militar cent mi de In guerra de 1885, no es nucst ra inl jlio•dt• t'l'it it·a1· t·omo poco m·dpnndo PL't'o nn sit•mpn• produjo l'Onsl'-
nan-ar aquí la historia completa de esa guerra. Pero en primt•r 1 l•· 111W::: ¡.:!'1':1\'t•s. 1\•t'll la tTi:::is dt•l moml'nto era dist int;1 pon¡ut• L'l

gnr es necesario situnr In campnñn cll'nl.ro de In historia dl' la 1''''11'1'1111 nn podía ¡·ubt·il· "los gast o:; rn;Ís indispt'nsnbll•s". :-· en Sl'¡>-
pública y In República dent.-o del conlexto mundial. li• 111lll'l' dl• 1H~ 1 t'l'l't>nocio un dairit nwnsual dt• 100.000 Jlt':>O::< t'n
Colombin tuvo un desempeño económico mediocre en lo~ 1 l111l gas tos Pst'nrin lt•s. Los l'lll'l'l'OS y l'l t l'lt•gTnfo t•slnbnn prnl'l icn-
meros cincuentn años de independencia. El p;~Ís producía y ex¡ 1111 nlt• inlt'tTumpidos porqut' n los funcionarios St' les dt•bían vn-
taba cantidades considerables aunque no suficientes de oro. 111" nwsL'S dt• sut•ldo. Los tng'l'l'SOs dt•l gobit'lno l'SI nban t'Ompro-
tabaco fue una de las pl'imeras export.nciones agrícolas que tuvo 1111 t ulos con In dt'udn inlt•rnn y con nurne1·osas subvt'ncionl'S a
éxito, pero yn estaba declinnnclo antes de la guerrn de 187G-1H77 11 ti•;Jjos puhlicos t'n las pmvml'ias poltt wnnwntL' l'l'cnlcitrantl's:
y en la década de 1880 se encontraba en plena dccndencia. l-111 h 11 111 mucho t it•mpu quP el gobit•J·no había suspl'ndido los pagos de
,
exportaciones de a lgodón únicamente t·esu llnt·on posibles dumn t 1 •J•·ud:l L'XIt•t·na y Slll'l'l;dito intt•t·no a t'orto plnt.o l'l'n muy l't•du-
te las condiciones excepcionnles de la guen·n civil americana, qu •dn1 La gut' l'l':t l'ivil anwnat.aba ya :tlc•~tndo dt• Santnnnl'l', y t•l
también favoreció por un corto tiempo las del añil. A veces Colom 1.. lttt'l'ntl lt•ntn plPnn concit•ncia dt• qLH' dl'bw dnl'll' prelacion abso-
bin exportaba quina, pm·o su capacidad de l'XpOJ·t nciún de Psi hll 1 al mantt' nimit•nto dt•lonlt•n. St• llt•gó a la ronclusion dl' que
p1·oducto lluctuaba enormemente debido a que lns rit·cunst:tndnl 1.1 lll't'l'Sill'in t'conomiznt· L' inlpn(¡u· n•cupL'l'm·l'ler6dito. pl'I'O en
extct·nas camuiab;m en forma ronslant.c y n que In calidnd dl' In• e ¡, . sl'nl ido l't·n m u:-· poco lo qUL' t'l gobit'rno podín hnn•t· fuL'l'H de
quinas colombinnns cm muy variable y poco confiable. A prim·1 u pc•ndt'r tmlns lns obt·ns pübliras, dcspt•dir la mitnd dt> los eslu-
pios de la década de 1880 el mCJ·rado de In quina se t.mst.or-ntí por lillllc•s dt• la Est'llt'l:t 1\Iilil:ll'l' hipolt't'nt' In Cnsn dl' In l\lont?dn. No
completo debido a la superproducción b1·it!Ínica en Ceiltín y a In• lo 111.1 objt•to cll'slituir m;)s Pmplendos publicos. porque eran muy
ventas excesivas que se hicieron en esa fuente pot· r·azón de ln1 t II<'Cls ·y dL' todas mnnL'I'ns no Sl' IL'S L'SI nba pn¡rnndo. Por ot t·n pnrte.
quiebras bancarins. En esa época, el enfé no era un pt·oducto muy 11, 1 sisll•ma bancario ni In opini<Ín publica hubit•nm toll'l'ndo L'X-
126 1 1 1 1 11 tEH Y LA GRAMÁTICA 127

pedientes más complicados. No obstante la fuga de una propc ulnH, los cuales tenían derecho a un voto cada uno. El sistema
muy nlta de moneda, todnvía no existía el recurso del papel ¡11 111 que se h1c1eran rondas continuas de votación, lo que pro-
da. Por consiguiente, el gobierno empezó a reclutar más ! u 111 frecuentes interferencias en la política, en principio aut.ó-
para llenar las filas c.le un ejército patéticamente minúsculo y 1111 1' rlc• los estados. Tres partidos polít1cos estaban en conflicto:
blicó la «Orden de prelación en los pagos", en la que declara 1m llltllcalcs, padres de la Consl.itucrón de Rionegro, quienes ha-
haría honor a las tradiciones civiles y democráticas de la Rc 1 11m dominado el país hasta que perdieron parcialmente el poder
en pagando, primero que Lodo, "los viáticos, dictas y el materiul 11 lu¡.rucrra civil de 1876-1877, los independientes, quienes favo-

Congreso", pcr·o que después atendería los ga~Stos militare~S. J\1 a


tlrtn una política liberal, pero menos outrance que la de los
rar la lista y estudiar· las probabilidades, se llega a la concl 1 ulwnlcs y constituían un grupo formado pacientemente porRa-

de que poco mtís se podía hacer. Además, se daría precedcnd• 11 1 Nuñez desde 1874; por último estaban los conservadores,

los gastos corrientes sobre las deudas 10• ¡u11•nos desc.Je su derrota en 1859-1862 habían quedado excluidos
Esta era la forma como todos los gobiernos colombianos sc• lo 1 ( 'nbierno Federal, aunque hasta 1877 habían mantenido la
bían visto obligados a reAccionar en crisis simjlares. Al \lpt·c·mncín <>n el estado cntolico de Antioquia. El presidcnle Nú-
los malos tiempos, el presidente Núñez durante su primet·a Ht t. y los independientes se enfrC'ntaban a In desconfianza de los

dencia (1880-1882) había sido más innovador; había concilimlo 1 ulwales, In cual se estaba convirtiendo poco n poco en oposición
opinión en las provincias dccret.ando nuevas obras públicas,<' , "lienl Miontrns tanto los conservmlorcs esperaban y mnntenínn
dujo una moneda de níquel 11 . Pero la situación empeot·ó y habín 11 organización. Hasta finales de 1884 no se sabía cuáles podrían

límite a los arbitrios que el país estaba dispuesto a tolerar al 1 1 los resultados, si la oposición radical creciente llevaría al pre-

no en tiempos de paz. El último recurso fiscal era la guerra, la "ltlt•nte a transigir con su antiguo partido, o si ésla lo forzaría a
colocaría inmediatamente una serie de recursos nuevos al 11 rm· a un acuerdo con los conservadores.
del gobierno. Núñez, como Lodo el mundo, se daba perfect:: Las maniobras políticas se realizaban dentro de un sistema
de esla posibilidad. Un gobierno pobre era un gobierno débil, y qllt' los observadores extranjeros consideraban suL generis Y que
to las economías como la búsqueda de nuevos ingresos lo tlPHcribió insuperablemente el diplom~itico chileno José Anlonio
más impopular, y todavía mucho más, el reclutamiento de hom ~uffia; él era lo suficientemente surame1·icano para comprender
pat·a el ejér·cito 12. Por otra parle en Colombia existían ta&!.bién lu qu~ estaba pasando y, al mismo tiempo, por venir de una repú-
bilidades constitucionales excepcionales. l•liea muy ordenada, lo suficientemente chileno para analizar es-
La Constitución de Rionegro de 1863 fue el resultado In~ juegos políticos tropir.a les de manera objetiva. Soffia observó
t1·iunfo militar· del general Mosquera sobre los conservadorc~ll una verdadera línea divisoria entre los partidos, el orgullo cons-
del temor polítíco que el general despertaba entre los rad· ' l!'nte de los radicales por "todos los milagros del individualismo
La Constitución era federal, y dividía la República en nueve moderno" y su conb·aparte en la reacción conservadora: "la toga,
dos soberanos, que en teoría y en la práctica gozaban de ampl lol espada. y el altar". Además notaba con agudeza cómo la política
autonomía en sus asuntos internos. Pero el sistema nunca rnlombiana ofreció una "carrera abierta al talento", tanto para
nó sin int.ervcnciones del Gobierno Federal, cuyo inslrumcn ,.¡viles como pnru militares, y como a tales talen los por su misma
principal era la Guardia Colombiana, pequeña fuerza de vetern Idiosincrasia les falLaba, y posiblemente les seguirá faltando, el
nos que conformaba el ejércilo federal permanente. El per · .•-;píritu moderado de las clases poseedorns: la pnrLiclpRción polí-
presidencial era de sólo dos años y el presidente no era inmedia t icn exponía a los miembros de éstas a riesgos demasiado gran-
Lamente reelegible. La elección de presidente era indirecta y el des. Por· consiguiente, Soffia no crc1a que la sociedad colombiana
candidato triunfador debía tener una mayoría de votos en los oa- fuera deferenctal con las clases altas. Estaba de acuerdo con el
128 f 11•.1 PODER Y LA GRAMÁTICA 129

dingnóst ico de los independientes en In necesidnrl de una reformtt tomar el rifle, que le defendió de las fieras, para matar a sus
pl'l'O considl•t·aba que e l pm·t ido de Nuñcz sólo mantenía un l'qUI conciudadanos en la soledad de un camino público.
lilu·io tcmpm·nl. yn qUl' et·a demnsindo pequeño y, exceptunndo11~
Carlos Calderón conocía Santander y escribía en la época de
jefe, no cont..abn con hombt-es de prestigio. Además le faltahnn
lnMacontecimientos. Julio H. Palacio, un escritor posterior, hace
l'C'Cursos: Soffin calculó que en 1882 el gobicmo había comprom1
l't'n 11 sus puntos de vista:
t ido ya algo como 102 partes el<> 100 de los t·educidos ingrPMO
.
nac10nn les y que no po'lna . pngm· n sus propios
. omp 1on d os 13.
Mientras el bienestar económico,la prosperidad en los negocios, la
En el estndo de Santnndl'r 1?1 gcnot·nl Solón Wilches, pl'l'lll oportuna exportación de la quina subsistieron, aquel régimen fue
dcnLe seccional, estaba atrapado en una espiml de dificultad ncrement.e censurado, pero vivió sin violentas resistencias. Los fa-
sC'mejnnLes. Su gobkrno e1·n impopular y con In caída de ln11 I'X míticos de la teoría de Marx sobre la interpretación materialista
portnciones de In quina y del cnfé. tampoco lenín ingresos 11uO de la historia encontrarán en casi todas nuestras guerras civiles
nrgumentos para comprobarla 15.
rientes. Su intento de conservnr sus pocos pm·tidnrios y su adm
nislracilÍn mediante la impnsición de nul•vos grav¡\menes, enll
Un marxismo tan simple estaba sin duda al alcance de la in-
ot l'OS e l dt.> diez pesos por cadn snco de hm·inn importada, produj
,, ligencia profunda y ecléctka del presidente Núñez, quien por lo
unn rebelion que fUl' incapaz dl' dominm·l-1. Cm·los Calderon.
r•u•nos desde diciembre de 1882 había previsto la especial vulne-
un editm·inl de La Época en dicicmb1·e dC' 18 '-!, describió niti
I 1htlídad de los estados de Cundinamarca y Santander:
mente In Sl'cuencin de los hechos:
Probablemente nuestra quina y nuestro café representan, como
D~sdt> 1880 había en las selvas un activo movimiento dt:> produc· se dice, cerca de la mitad de nuestras exportaciones normales, y
ción: Sunt nnclt'l' t•a::;i lnLE'g1·o entrón los bosque:s a extrner In qui· rs muy cierto que esos dos artículos han perdido su anterior po-
nn, que improvisnbn polentnclos de unos ellas, y f01·maba. en el sición en los mercados extranjeros, de modo que no puede ya
mismo lit•mpo. fo11unns mode$IH~ pC'ro romtuws: el caucho y lA contarse con ellos como objeto de provechoso tráfico( ... ) La deca-
lngun ;1limC'nLabnn en pm·tt? este t.mbnjo, y pnrl intlarmentc del dencia del café será causa de grandes pérdidas en el Estado de
Chknmneha hacia t•l norte dPI Estado C'I'H unn vasta plnntarión Cundinamarca principalmente, donde se han hecho extensas
dl•lt·¡lfl> qul' dnba u lns poblnc·Jonl'$lll1 bil•nestm·rompleio. El oro plantaciones, estimuladas por los favorables precios anteriores.
t'mTw t•n t·mtdal,•s por la11 mnno~ l'm·all,•cidns Pn l'IArabajo. ele La baja de la quina ha causado ya perturbaciones comerciales
c~os st>ld:ulos lJlll' iban n lt•\·ant;n· ~u;; to!dns junto n In guarida un el Estado de Santander16.
dl'l t i¡m~. t•n los tlnnl'os de In t•m·dillet·n. p:ll'<l ll,mnrlns con el rico
l>otm t¡Ul' l'ntregnbn In natul·nl,•za ni que :;abw vencerla.
La "colonia yankee del Oeste" que produjo la quina en las
Pt•ro llegó In compett•ncin de la India~· dt•l Brasil. y todo cambio.
Los que antes lomaban el ritll.' pnrn ch:fC'ndt•rH' dt' lns fieras en ruunlañas de Santander tenía una historia anterior de violencia.
la montaña. hallaron insufribl,, el1·l•gimen bnjo E'l cual \'ivían. hn In "guerra de quinas" diferentes bandos de recolectores se dis-
n1nndo <'n n•nlirlad lo qut• hnbín \'<ll'tnclo era In condición econó· ¡oultlban áreas promisorias de bosque, y compañías rivales recla-
mica E'n que se encontmbnn. Por C'sto, cuando concluyo el traba¡o "'"hnn títulos frente a distintas autoridades. Pero lo que debe
pacífico comenzó In u·agt:>clia. uhrnyarse es cómo la súbita demanda de quinas hizo que innu-
(...) Lo quC' pareció algo como una rolonin yankee del Oeste. se
Illl'l'Hbles individuos abandonaran su medio ambiente y sus ofi-
com·iet·te C'n un pueblo de instintos primiti\'OS (... ) Ln luchn por
la \'id<l re\'Ü:le entoncPs rarncte1·es smil'!:'l ros: t•n lugnr dt> la azn· ' toH tradiciona les, y cómo la caída igualmente súbita de la deman-
dn o e! machete de bosqul'. se tomn C'lrt'mington: lns aventuras "'' los dejó desamparados. Santander sufrió doblemente las
bL•lirns o políticm; entran t:>n jut>go. y si lns cosas npuran, el hom· 1nnsecuencias del descenso de las exportaciones; la crisis no sólo
bt·e l>cn~volo. cnballcro:;o, pnctfico y trabajador se hace capaz de ufo·l'l.ó a la quina, que nunca volvió a resurgir, sino también a l
130 1)EL PODER Y LA GRAMÁTICA 131

café. Así mismo, los textiles locales estaban en decadencia y e 1 Síntomas variados indican que estas apreciaciones de H. Taine
comercio estaba prácticamente paralizado. Hacia [males de lRM podrán ser aplicadas a Colombia dentro de poco tiempo, si todos
la prensa bogotana publicó un informe diciendo que "no hay let.rn1 los grupos políticos que se agitan en la superficie social no se
esfuerzan en convertirse en verdaderos partidos para trabajar
de cambio en Bucaramanga". En estas circunstancias todos lo•
luego con método, perseverancia, energía y patriotismo en la
partidos se unieron contra el "círculo de Wilches", y muchas P""' reorganización constitucional del país 19.
sonas estaban dispuestas a ir mucho más allá, tal como lo demn1
traron los hechos. Los relatos de la campaña del general Hermin Pero ese milagro moral no ocurrió y la banda de Ricardo Gai-
dez, quien había estado en el negocio de la quina17, Muestran qu 1 tn Obeso fue el primer "grupo transitorio" en surgir "del polvo
pudo reunir un número considerable de hombres que no tenínn humano". Núñez tenía razón en percibir el ataque a Guaduas co-
nada que perder, aunque también se ve que la mayoría de ell01 ¡un sintomático de lo que ocurriría después. El ataque fue descrito
tampoco tenía nada que ganar. t " detalle en la prensa bogotana, y en el juicio de Gaitán Obeso
En un principio la intervención del Gobierno Federal pud • t·indió evidencia sobre él 20• Únicamente es posible comprender
mantener la paz en Santander. El mes de septiembre transcurra lodn la fuerza de la aprensión hobbesiana de Núñez leyendo la
en calma. En las elecciones de Cundinamarca, en las que el "m u d•"lt:ripción del ataque y de los antecedentes de los rebeldes.
impopular" general Al da na intentaba prolongar su período de !101 Parece que Gaitán Obeso nació en Arnbalema en 1850, de orí-
años a cuatro, sólo hubo "tres muertos y diez heridos" 18. Pero ..14 mws que siguen siendo oscuros. En el juicio se elijo que pasó sus
de octubre, Ricardo Gaitán Obeso atacó la población de Guadun 111n~ formativos en Arnbalema y en el Tolima, lo cual no deja de
en un intento de dirigir un levantamiento contra Aldana. • ,. Hignlficativo, porque Ambalema era en ese tiempo el centro del
l=>or este tiempo en Bogotá, el presidente Núñez, hombre qu •••ncrcio del tabaco en Colombia, y una población que atraía inmi-
había leído y viajado mucho, estaba leyendo "un libro recicnl Ml fintes de muchas partes del país. Los salarios eran altos y en ella
escrito por un autor libérrimo", Hippolyte Taine, y en "la • n~~piraba un ambiente de libertad: Ambalema era prácticamen-
'' una fundación nueva, fuera del control inmediato de la Iglesia /
hojeada" se encontró con las siguientes líneas:
1
do • las viejas clases terratenientes. El auge del tabaco coincidió J
"" lu victoria liberal de 1848, y el espíritu de la población era
Por malo que un gobierno sea, hay una cosa peor aún, y es la J, flllil.ivamente liberal: en la literatura era lugar común describir
supresión de todo gobierno (...)si desfallece y deja de ser obede· lt tmbiente como bastante disipado, y los habitantes de esa región
ciclo, si es ajado y falseado de fuera por una presión brutal, In lo 1<;ran Tolima adquirieron, y todavía poseen, la reputación de
razón cesa de conducir los asuntos públicos, y la organización 1 ·•gresivamente indisciplinados. Dermiiivamente no era el sitio
social retrocede muchos grados. Por la disolución de la sociedad lo •·undo para educar a un hombre dócil y conservador. Gaitán
y por el aislamiento de los individuos, cada hombre vuelve a su llu .o nunca negó tener raíces en Ambalema, pero aclaró que por
debilidad original, y el poder entero cae en manos de las agru·
paciones transitorias que, como torbellinos, se levantan del seno IMtln tiempo había asistido a la Escuela Militar, fundada por el
de la polvareda humana. Este poder, que con tanta dificultad es no•t·nl Mosquera, lo cual podría indicar sus conexiones liberales
ejercido por los hombres de mayores aptitudes, se comprende 'IIIIZfÍ que contaba con alguna clase de vinculación o protección
cuán lastimosamente habrán de desempeñarlo fracciones im· ti (y así mismo da pie para dudar de los efectos disciplinarios
provisadas. •mn corta educación militar). Gaitán Obeso luchó en las fuerzas
1or11les en la batalla de Garrapata en 1877, en los llanos del To-
En un artículo publicado en La Luz, Bogotá, el 15 de tot, y el autor de una memoria recuerda su actuación entonces,
de 1884, Núñez escribió la siguiente glosa al pasaje: 1ti ando cómo Gaitán ordenó llevar a los cobardes al hospitul por-
132 1•1 1 I'ODER Y LA GRAMÁTICA 133

que "la cobardía es una enfermedad contagiosan. Parece que pn !lo, criminales y comunistas, pero lo más probable es que fuera
ticipó activamente como liberal radical en los estados de Tolimn le pe•t·soniflcación de los temores de los habitantes de las regiones
Cundinamarca, y en el juicio se le acusó de haber perseguido 111 " t>Stables. También se decía que había culebras en otros sitios,
servadores en el Tolima después de la guerra de 1876-1877, , toi iHl por ejemplo en Popayán y Bucaramanga. El asesinato de La
su negación de haber cometido asesinatos específicos es más wn 1tfiiTapata se le atribuyó a Gaitán, y en cuanto al Cuadro de Chi-
vincente que las acusaciones. Por algún Liempo fue prefecto di' ' •Hum parece no haber dejado ninguna otra huella.
región de Tequendama, parte de la cordillera central que .. ..,,......". Las primeras noticias que llegaron de Guaduas informaban
de al valle del Magdalena, cerca a la región donde reuniría '1"'' había habido 17 muertos y 20 heridos entre los defensores,
primeros seguidores después de abandonar Bogotá a fines de 1 lt mayor parte con arma blanca"; la tradición lootl afirma que
Gaitán Obeso tenía una hacienda en "Piedras, o sea Caldas~ y ulnmente un recluta llamado Chicala se pudo salvar escondién-
nía rango de general, quizá únicamenLe en el ejérciLo del Toli llmw debajo de los cadáveres" y que "la sangre corría hasta la
porque en Lodo caso no Lenía ese rango en el Ejército Federal, pinza mayor, que estaba casi a una cuadra de distancia". Mutila-
Guardia Colombiana, en la época del asalto a Guaduas. Por lo '''" n los muertos, hubo saqueos y una mu!Litud de radicales de
más Lenia fama de guapo. 1:uaduas se unió a los atacantes, "hasta muchas mujeres frenéti-
En el juicio declaró tener treinta y cinco años, ser agricul
k ,,,,., cnLre las cuales se sindican algunas de mediana y alta posi-
de profesión, habitar en Bogotá(...) ser soltero de religión ' lun". Algunos conservadores fueron asesinados después de haber
ca". Esta úlLima información causó "murmullos enLre la a u · '"•·minado la lucha y hay evidencia plausible de que Gaitán Obeso
cia los cuales cesaron cuando el Presidente del Tribunal hizo h dnn perdido el control total de sus hombres. Poco después del
nar su campana"21 . el u¡ue llegaron lropas del Gobierno Federal que se encontraban
El ataque a Guaduas había sido un as-alto muy , l'<'a, y el comandante, general Luis Capella Toledo, persuadió a
que difícilmente hubiera podido realizar cualquier agriculLor 1: Id fin de que aceptara un tratado. Este último reconoció el dere-
tólico radicado en Bogotá. Gaitán Obeso asaltó en la población 1 ' ho que tenían las fuerzas federales a intervenir para preservar
pequeña guarnición dei-Ulos cincuenta hombres, estacionados , lw·den en el estado de Cundinamarca, y convino desbandar sus
por orden del presidente de Cundinamarca, general Daniel A riii'I'Z8S. A cambio se le concedió indemnidad por todas sus actua-
na, un liberal en quien no confiaban los radicales como Gaitán, l 1nnes, con excepción de los delitos comunes que hubiera cometí-

los independientes como Núñez. Los cálculos sobre el número d4l "" Las fuerzas del gobierno eran superiores en número y armas
hombres involucrados en el asalto varían. El relato más comp ' las de Gaitán, pero afortunadamente para él, habían sido neu-
dice que Gaitán Obeso salió de Ambalema con ocho o diez hom le·ules ante el conflicto. Mientras se dirigía con el general Ca pella
bres a principios o mediados de septiembre y que el 23 de ese l'ul!•clo a Bogotá, sus hombres, todavía armados, volv-ieron a cru-
estaba en el distrito de Beltrán, donde asaltó una hacienda. '"' el Magdalena.
a Guaduas "por el camino de Chaguaní" con 200 hombres, segun Núñez tuvo indudablemente una actitud muy indulgente; por
la prensa y con 300 de acuerdo con la tradición local22 , una parte no tenía ningún interés especial en fortalecer la posi-
que la guarnición contaba únicamente con 50 ó 60 soldados. gl\ tum del general Aldana, quien era impopular y persona poco con-
la región se describió a los atacantes como "la culebra de Ambn ll.•ble, y quizá el presidente tenía la esperanza de que renunciara.
lema, los asesinos de La Garrapata de agosto de 1877, el Cuadro 1\''otra parte, era necesario tener en cuenta el precario equilibrio
de Chicuasa, y varios ex-convictos". La verdad es que no es ¡l, In situación política del país y el presidente no quería hacer la
ble formarse una idea muy clara de quiénes fueron. Según ¡n·1mera movida contra los radicales. Quizá también lo movió la
res la culebra de Ambalema era una sociedad secreta con Jll'llllencia: Núñez no contaba con un ejército que respaldara una
134 111 1 I'ODER Y LA GRAMÁTICA 135

actitud menos conciliatoria y cualquier intento de severidnd 1. 1ol.ro, Borda, radical fanático no obstante ser también un pa-
solamente hubiese fracasado, sino que habría empeorado lu 1! lt tr·to, escribiendo, civil como era, su plan de campaña en tarjetas
tuación, de por sí ya muy delicada. La declaración pública •au ,¡, VIHita, que tan cómodamente cabían en el bolsillo del chaleco.
hizo después del suceso es una obra maestra de ambigüedad: Nu queda la menor duda de que en los hábitos sociales del partido
• IHitn una buena dosis de democracia24 .
Los guerrilleros de Cundinamarca se excedieron en Guaduas,
Todavía no se veía muy claro Jo que iba a suceder en Boyacá
pero no todos; y en estas materias, dominados por ls pasión, C!l
difícil por otra parte, aplicar a los hechos un criterio atinado. La y Suntander cuando Gaitán, aparentemente siguiendo las ins-
guerra es la barbarie, y por esto hay que impedirla a todo tranco. lrlll'ciones de la primera tarjeta, salió de Bogotá con dos campa-
Todos los bandos cometen abusos cuando ciegos de cólera se lan- "' •·os -su camarada, el general Francisco Acevedo25 , de VleJa.. Y
zan como chacales a dar muerte colectiva a sus adversarios, y dt 11inguida familia bogotana, y un tal sargento Sabogal- quie-
sólo Dios puede señalar, después de la victoria, los que sólo me· ru , permanecerían a su lado hasta el final de la campaña. lnclu-
recen el estigma de asesinos y Jos que sí tienen derecho a ser
II I V• · algunas personas pensaban que Acevedo fue su consejero in-
llamados caba1Jeros23 .
ll•lr•rtual permanente. Es así como tres personas iniciaron lo que
El 23 de oct.ubre el ministro británico informó que Gaitán, un IIP~ at·ía a ser una destructiva campaña de ocho meses. Los docu-

"rufián", estaba ya en Bogotá, y conspirando además. Ante la m lll"ntos del juicio y los otros relatos nos permiten analizar con
sistencia de Núñez, el general Capella Toledo lo presentó al pro nnl.nble exactitud la forma como lo lograron.
sidente y después ambos afirmaron que Gaitán se había compro En Subachoque, un pueblo decididamente liberal en los lími-
1••>~ de la Sabana, reunieron veintidós hombres y en La Vega "allí
metido a no participar en ningún conflicto futuro, pero Gaitñn
negó que esto fuera cierto. Se decía que al abandonar el palnc&o u• nos reunieron unos cuarenta hom bres •26 . G a1·t·an, ev1't ando
presidencial le dijo a los amigos: "Acabo de estar con el Dr. Núño1 mmbatir con las fuerzas gubernamentales, ya fueran federales o
que cree que me va a comprar con una taza de té; y le voy a moa riP] Estado, logró bajar rápidamente al puerto de Honda, donde
trar que está equivocado". Una colecta para fondos revoluciona r·umenzaba la navegación en el bajo Magdalena. Entre Bogotá y
rios hecha entre esos mismos amigos reunió cinco pesos y "nntu llonda pudo reunir ochenta hombres sobre los que no existe la
ralmente él no aceptó esa suma tan ridícula". Francisco de Paula mPnor información, pero lo más probable es que para un cabecilla
Borda, un radical que había salido en su defensa en la prensa, lo r•nmo él no haya sido difícil reunir semejante grupo en esa época.
1:nitán conocía la región y quizá todavía gozaba de algún presti-
dio consejo y ayuda. En sus memorias Borda describe cómo ni
conocerse la noticia de que fuerzas radicales de Santander habían ICIO local como antiguo prefecto del Tequendama, región al sur
invadido a Boyacá, Gaitán se reunió con el "directorio liberal", y Inmediatamente colindante. Además, como en Santander, allí se
cómo él, Borda, había planeado para Gaitán una campaña en ol u•ntían las consecuencias de la depresión de las exportaciones del
Magdalena: r•afé, y en estas épocas de crisis los hacendados contrataban me-
nos trabajadores, reducían los salarios y dejaban crecer la male-
Lo describí detenidamente en una multitud de pequeñas tarje- I.H. Estas circunstancias afectaban rápidamente toda la vida eco-

tas mías, con el objeto de que pudiera IJevarlas ocultas en el nómica de la región y, al igual que en Santander, la situación se
chaleco. ngravaba porque por lo general las gentes no se preocupaban por
,wmbrar productos alimenticios en las regiones cafeteras. Ni en
El episodio ilustra bien la naturaleza del liberalismo de la Santander ni en Cundinamarca esta miseria produjo ninguna
época: de un lado, el hombre de provincia, arriesgado, belicoso e protesta amplia y definida, pero sí la tendencia a la rebelión que
indudablemente de extracción social relativamente humilde, y describió tan bien Carlos Calderón en Santander, y también esta
136
01 1, I'ODER Y LA GRAMÁTICA 137

parte de Cundinamarca era un área donde había habido ·


ción y donde muchos de sus habit,antes se habían alejado cln 11 , , illa del Magdalena, muy generosas para los compradores con
clase de controles sociales que todavía predominaban en ! 111 u·t·o contante y sonante, porque Gaitán no tenía ningún interés
118
11 mantener los precios de los cueros, el café o la sal, sino en
rras frías. Junto con esta gente disponible, los rebeldes
ron caballos y mulas y, tal como lo había demostrado en Guucl nHo•guir efectivo. A sus hombres les pagaba intermitentemente
Gaitán no era un jefe muy escrupuloso, así que pudo reunir 1• n1a fama de ser un jefe generoso. En Barranquilla en las ofi·
pequeño ejército sin dificultades. Honda estaba virtualmente• ¡11 1s del ferrocarril encontró 35 cajas con monedas de níquel por
defensas y esto era todo lo que él necesitaba27. dor <.le $42.500, en los correos Lomó $40.000 y en la agencia del
En Honda, según escribía Gaitán más tarde "se nos reunió t. ''"'o Nacional, $6.000 en pagarés. Puso preso al hijo del admi·
pequeña fuerza venida de Ambaleman, posibl~mente los "' II'Hdor de aduanas y consiguió que éste le entregara pagarés
hombres que habían participado en el asalto a Guaduas. Pero 1,,, un valor de $64.000, y al tomar la aduana, según los cálculos
cho más importante eran los otros recursos que la ciudad rl• 1 riscal en el juicio, logró recaudar alrededor de $440.000 en los
1no·'lcs de enero y febrero, antes de que el gobierno consiguiera
suministrar, en especial dinero. La toma del correo le
1 ¡r·r·ur parcialmente el puerto. Cuando el gobierno tuvo no~icia ~e
$70.000 y en Caracolí, un poco más abajo en el río, capturó
buques de vapor Y con noventa hombres -había dejado algunos qur• Barranquilla estaba en manos de los rebeldes, declaro el cte·
Honda- avanzó aguas abajo, incautando la mercancía que 1••· del puerto e informó a sus agentes en el exterior para que
traba en las distint,as bodegas a lo largo del río para remat.url 1 tos se lo hicieran saber a los exportadores y a los barcos, pero
luego: café, pieles, snl y algunas mercancías extranjeras que se i"' do• todas maneras tomó un tiempo antes de que se acabara com-
portaban con destino al interior. Además confiscó ganado y cnba plo•lnmente el tráfico. Gaitán Obeso también tuvo la fortuna de
28
llos . Para ganar el siguiente objetivo, la ciudad liberal de la costa , nrontrar en la aduana $150.000, que eran las entradas de las
Barranquilla, Gaitán empleó una combinación de promesas y en oluH últimas semanas de diciembre. En los meses siguientes, el
gaños: exageró el número de s1.1s fuerzas y afll'lnó que Núñez estaba ••••neral y sus subordinados recaudaron tres préstamos forzosos
1 nlre los partidos locales del gobierno, por un total de $530.000.
ya en manos de los COn!'lervadores. En Barranquilla no había sun
cientes soldados de la Guardia Colombiana para defender la ciudad 1•:1 fiscal calculó el toLa) de estas extorsiones en $1.332.500 Y esto
110 fue todo. Se decía que el ejército de Gaitán había incautado
-únicamente 60- Y prefirieron no prestar resistencia. La verdud
•1 000 "bestiasn y 3.000 cabezas de ganado. Por otra parte estaban
es que, fl.eles a sus orígenes radicales, se pasaron al bando de ¡
01 111 s subastas, sobre las que no quedó ningún informe, y los otros
rebeldes. La entrada de Gaitán a la ciudad fue un desfile triunfal y
11 queos. Don Esteban Márqucz, dueño de una hacienda en las
ciudadanos eminentes en sus coches cerraban la retaguardia del
pequeño ejército de doscientos hombres, y según un relato, cuaren· ""cmdades, declaró que solamente él había perdido 800 cabezas
ta generales. En Barranquilla, Gaitán no sólo consiguió que se lo d1• ganado. Además, a los propietarios Jos ofendía la form~ des·
unieran soldados veteranos, sino que también, de acuerdo con el ¡n·Mcupada como los rebeldes vendían el botín, pidien~o _stete u
informe del vicecónsul británico, reunió un pie de fuerza de 2.500 ol'ho reales por un sombrero o por una pieza de tela. Grután tam-
hombres y recursos económicos mucho más considerables que ¡ bwn impuso y recolecLó impuestos, y elevó el gravamen sobre el
que había logrado reunir en su corta estadía en Honda y en su rá-
08 ~nrrificio de ganado a $15 por cabeza, lo cual duplicó el precio de
pido viaje por el Magdalena . 29 111 carne. Como Barranquilla era una ciudad predominantemente
r r liberal, muchas personas aceptaron en silencio los sacrificios que
Los informes que se presentaron en el juicio de Gaitán mues·
tran cómo esta clase de revolución se financiaba sola. Gaitán to- dobían hacer por la causa, y aun cuando se Liene en cuenta que
mó $70.000 en el correo de Honda. Luego hizo rápidas subastas a ft'nía que hacer rebajas considerables para conseguir dinero en
pfectivo, es indudable que el general Gaitán logró reunir un buen

•r "' ...
138 1 1 lltER Y LA GRAMÁTICA 139

fondo de guerra. A las personas que se les imponía un emprésttt dll1t ult.ades. Más tarde, el gobierno pudo imponer un emprés-
se las encarcelaba hasta que los familiares lo pagaran, y las cnn 11 111 .1~ productivo en Antioquia. A comienzos de la revolución,
diciones en la prisión se hacían más desagradables a medida quo llllt ~ d isponia de sólo set.ecientos hombres confiables en el ejército
pasaba el tiempo: 1111 donislado del campo más fértil de reclutamiento, que era Bo-

11 1 l•:n realidad, por puras .r azones geográficas, no tuvo más re-


31
Ya en Barranquilla los amigos y enemigos están penetrados de 1 d1o que recurrir al "Ejército de Reserva" conservador •
que la revolución expira. Por eso hay un desaliento profundo ·~~~obstante el éxito inicial de la campaña, Gaitán Obeso sabía
entre los rebeldes contra el gobierno de la Unión, y por eso los u. 1111 podría formar un gran ejército en la costa. Se hnbía apod~-
empréstitos se están cobrando, poniendo a sitio a las personas, 1
a quienes en la prisión se les priva de cama, asiento, agua y 1• ¡,, .¡, . Bnrranquilla, de casi todos los barcos del Magdalena, habta
alimentos. Así he presenciado que se ha hecho, ha poco, con Joa· 1 •lllllltdo la reducida guarnición de la ciudad y podía contar con "la
quin Lamadrid y Lucas Barros, por un segundo empréstito. A 1 h11nn" de casi todos sus habitantes. Además disponía de más de
este último se lo metió en un excusado30. 11 n••nl.n "generales", es decir, suficientes jefes y coroneles para
11 uulur fuerzas mucho mayores. Es interesante recordar los nom-
En el interior del país, el gobierno del presidente Núñez se 1•11 111 de algunos de ellos: Capitalino Obando, hijo de José Maria
taba viendo obligado a hacer lo mismo, pero en forma más ordena llltnndo, quien había sido la figura más popular en la historia de la
da. Al comienzo de la guerra civil, ni el gobierno ni los revoluciona 11 publica; Patricio Wills, hijo de Guillermo Wills, inglés prominen-
ríos tenían recursos. El 31 de diciembre de 1884, Núñez decret.ó un 1 dt Cundinamarca, de quien hasta el ministro inglés admitía que
empréstito por $600.000 que se impondría entre los que se juzgaran 111 un caballero. Tal como sería evidente en la batalla de La Hu-
ser liberales enemigos del régimen en Cundinamarca. En la prensn IIHII"I'da, la lucha no estaba reservada únicamente para las clases
aparecieron las listas de los nombres con las cifras de lo que debe 1 q.1>1, y aun una expedición como la de Gaitán atraía hombres de
rían pagar al frente de cada uno. La recaudación se entregó a arren q ,, lhdos ilustres. La dificultad de luchar en la costa se debía a que
datarios del impuesto, y a la~ personas que aparecían en las lisl.a1 11 ,, difícil recluiar soldados enlre su escasa y dispersa población,
se les advirtió que cualquier intento de discutir la suma o la evn 1•111blema que después de numerosas guerras los generales colom-
luación de ésta haría elevar inmediatamente la misma. A los quo lo~.tlws conocían muy bien. También observó esta dificultad el diplo-
pagaran de inmediato les daban alguna esperanza de rembolsarlee 111'11 1co, político y hombre de letras José María Samper, quien tomó
su dinero algún día, y a los que no, les enviaban guardias para que p111 ll' en la defensa de Cartagena contra las fuerzas de Gaitán.
los vigilaran en la casa hasta que pagaran. tunper escribió que Gaitán contaba con los sentimientos produci-
Los recursos normales del gobierno se perdieron, como en el tl . 1 por la rivalidad comercial entre Barranquilla y Cartagena Y se
caso de los de la aduana de Barranquilla, que era la más productiva pudr·1a añadir que también con los recelos que despertaba el hecho
del país, o quedaron muy disminuidos: la venta de sal de las minal ti, que Núñez fuese cartagenero. Pero Samper observó correcta-
de Zipaquirá, que en esa época constituía la quinta parte de loo ln,.nte que el estado de Bolívar "no es, ni ha sido nunca, en su ge-
ingresos del gobierno, quedó restringida a la pequeña área circun '" mlidad, belicoso". El escritor tenía la intuición de que, detrás de
dante que todavía estaba bajo el control del gobierno. Algo se pudo , ,¡a falta de agresión, existía una explicación de tipo ecológico: "Sus
hacer respecto al monopolio de emergencia sobre el sacrificio de p11hlaciones, dadas al comercio, la agricultura, la industria pecua-
ganado y, a diferencia de los revolucionarios, Núñez estuvo listo a ' 1.1 y la navegación interna, de cabotaje y costera, son esencialmen-
utilizar el recurso arriesgado del papel-moneda, a pesar de que los 1• · pncíñcas; y sólo Cartagena, ciudad necesariamente heroica por
billetes se desvalorizaron inmediatamente a más de una tercera tHIH tradiciones y carácter, conserva insLintos que, especialmente
parte de su valor nominal y sólo podían hacerse circular con gran· pum la defensiva, pueden disponerla a la guerra". Los patrones de
140 141
111 l. PODER Y LA GRAMÁTICA

distribución de la población hacían muy difícil el reclutamiento De todas maneras, es muy poco lo que Gaitán hubiera podido
zoso y había, además, muy poco descontento popular y muy h u·er. Siendo Colombia un país pobre los ejércitos tenían que
sentimientos de radicalismo extremo: "Solamente en el distrito "''mtenerse alejados, y un elemento importante en una dirección
la Ciénaga, y en muy escasa medida en el de Santa Marta, .,....,.......111 111llilar acertada era reconocer las capacidades limitadas de sub-
partidarios del radicalismo que pudieran apoyar la Rebelión". Y lll•lencia que ofrecía cada región. Dirigirse a Santander con su
la costa a Gaitán le faltaba ese elemento esencial de la fama: 1 J••r·cito hubiera significado una marcha muy peligrosa e indirec-

tán era totalmente desconocido en los Estados del Atlántico, y "' · n través de un territorio hosLil y difícil. Cauca era inaccesible;
guna reputación había tenido como caudillo militar, ni menos i\nt.ioquia no fue nunca la tierra prometida para ningún radical
hombre político". ln ... t.inlivo; y Tolima, aunque era el teatro preciso para crear pro-
Para aumentar su ejército tenía que regresar al interior ,,¡, mas, no ofrecía las condiciones para una victoria decisiva.
país, lo cual procedió a hacer, dejando un pequeño Además, lo que faltaba en el interior no eran jefes -de los
32
en Barranquilla . Regresó por el río a Honda y en el camino IJIW siempre había muchos- ni hombres, sino armas y municio-
le unieron varios centenares de nuevos voluntarios prc)ceaeJiltAII, 11•''1, y Gaitán no podría suministrarlas. En cambio, podía atacar

de Santander, Cundinamarca, Tolima y Antioquia. Volvió a 11 1~artagena, y para el gobierno, que combatía otra revolución en
rranquilla el 11 de febrero, a tiempo para derrotar el ataque a la l 'mamá, un estado notoriamente inestable, y con Gaitán en Ba-
ciudad que habían planeado los partidarios locales de Núñea '""nquilla, la caída de Cartagena hubiera significado la pérdida
Gaitán era dueño del río, de los barcos y de Barranquilla, y con .¡, toda la Costa Atlántica. Algunos sostienen que Curt.agena no
taba con un ejército que debía ser de más de mil hombres: en e.. ulrecía a los rebeldes ninguna ventaja estratégica adicional a la
momento debió haber presionado al enemigo. •JIIC ya tenían con la ocupación de Barranquilla. Sin embargo, la

Sin embargo, en los siguientes quince días Gaitán asumlcS • 111dad heroica en manos del gobierno constituía una amenaza y
una actitud dilatoria. De acuerdo con el no siempre confiable pero In loma de la ciudad hubiera significado un golpe para el prestigio
siempre terminante doctor Borda, las instrucciones en las tarj.. .¡,. Núñez pero, sobre todo, contribuido a mantener el impulso de
tas de visita eran las de ata~ar inmediatamente a Cartagena, que lu t·evolución. Ni e l gobierno ni los revolucionarios contaban con
una información muy completa acerca de la siluación de sus ene-
sin duda hubiera tenido entonces menos posibilidades de defen•
derse de las que tuvo cuando Gaitán la atacó más tarde. En reall• migos sobre la cual e laborar cálculos más sutiles, y los rebeldes
mn más experiencia conocían el peligro que significaba la pérclida
dad es posible que esa hubiera sido la mejor táctica, aunque algu•
.¡,, impulso. Sabían que ua gobierno conserva su reputación, y
nos sostenían que lo mejor habría sido reforzar la revolución en
l •lm la aumenta, con cada día que pasa sin la noticia de un triunfo
el interior o invadir a Panamá. Pero al final, la revolución en el
,·,.volucionario. El gobierno necesitaba tiempo, tiempo para im.po-
interior resultó ser mucho más débil de lo que había parecido en
•u•t· gravámenes, tiempo para reclutar y entrenar hombres, y por
un principio: las fuerzas del gobierno volvieron a tomar a Honda,
'' '~O las primeras etapas de una emergencia eran casi s iempre de-
los radicales fueron derrotados rápidamente en el Cauca y muy
,.•-.ivas. La opinión era muy importante para el gobierno -Núñez
pronto perdieron a Antioquia, estado en el que nunca habían lo-
,(¡fícilmente hubiera podido sobrevivir sin el apoyo voluntario de
grado contar con suficiente opinión pública. Las campañas de 101
lm1 conservadores, materializado en el Ejército de Reserva- pero
radicales revolucionarios en Boyacá y Santander eran realmente
lo~ lenta maquinaria de reclutamiento y de los empréstitos tam-
patéticas por su falta de dirección ~ ineficacia: a los rebeldes lea lul'n contaba muchísimo. Por esta razón, una campaña revolucio-
faltaban municiones y las divisionP~ internas impedían llegar a llilt'ia como la de Gaitán Obeso debía mantenerse activa. En su
acuerdos sobre una estrategia común33.
•'JC'l'cito no había mucha disciplina formal; los hombres se unían
142 lli·:L PODER Y LA GRAMÁTICA 143

a él por entusiasmo que se evaporaba con las demoras, o por el 1\agerarían más tarde las amenazas de éste de dinamitar y asediar
deseo del botín que también los hacía impacientes: "El voluntano L11·iudad, la verdad es que la artillería de Gaitán era completamen·
en las guerras civiles exige de sus jefes maniobras rápidas y afor- 1•• msuficiente para esta tarea y, después de un tiempo, dejó de ate-
tunadas. No comprende los movimientos estratégicos de los ejér- rnol'izar a los cartageneros. Los radicales en realidad no estaban en
citos regulares. Se enroló para combatir, y sí tardan los combatel 1 .1pncidad de sostener un sitio estrecho, ni siquiera cuando venían

considera perdida la aventuran34_ 11 r·cforzarlos soldados dispersos de los ejércitos derrotados en el

Esto no quiere decir que Gaítán Obeso hubiera permanecido Inferior del país. Barcos de guerra norteamericanos, ingleses, fran-
completamente inactivo: en primer lugar, hizo los arreglos para ' 1 ·~es y españoles se hicieron presentes en distintos momentos en

enviar al coronel Benjamín Gaitán (no era pariente suyo) a Nueva lu bahía, y los sitiadores se quejaban de que su presencia complica-
York para comprar armas Yuniformes con $120.000, que incluían hu las cosas para ellos, pero los sitiados decían más o menos lo
$80.000 en oro. Esta comisión ~ía el origen de un gran escánda IIIINmo. En todo caso es difícil ver en qué forma esos barcos influye-
lo y suscitaría muchos debates35\ En segundo lugar, Gaitán ObelO ' un en el curso de los acontecimientos, aunque quizá hayan tenido
37
era "ardoroso en los placeresn. Tal como más tarde lo expresara 1111 efecto de restringir o limitar las operaciones militares • Con la
Celso Rodríguez, un liberal amargado por la derrota: llo·l{nda de jefes de "más larga trayectorian procedentes de Boyacá
y ele Santander, se redujo la posición de Gaitán a la de comandante
Los conservadores debieran levantar dos monumentos. Uno a do uno de otros tantos ejércitos. Al fm y al cabo su jefatura, no
xx, que se engulló los $300.000 oro, que se le enviaron de Barran- oolrlltante sus fallas, había sido única, lo cual permitía un comando
quilla a Nueva York para comprar armas y municiones, y otro a olt•finido y claro. Los recién llegados -Vargas Santos, Sergio Ca-
las dos Margaritas. Margarita P... que entretuvo a Gaitán veinte murgo, Daniel Hernández y otros-no habían logrado imponer una
días después del 11 de febrero, y Margarita la bella trigueña del
Sinú que fue la causa de que Rangel, el jefe del batallón Ocaña, • .t.rategia efectiva en el interior y nuevamente fracasaron en la
le tomara tan mala voluntad a Gaitán que juró vengarse ue él 1•l'll.a. Los problemas que se presentaron fueron mucho más com-
no dejándole la gloria de tornar a Cartagena. phc·ados que simples conflictos surgidos de la vanidad individual,
uunque estos últimos como en cualquier ejército también se hlcie-
Julio Il. P'llacio escribe que "Barranquilla fue para Gaitán, run presentes. Los distintos ejércitos desconfiaban el uno del otro.
proporciones guardadas, lo que Capua para Aníbaln36. Gaitán no Además era muy difícil conseguir hombres de las tierras frías dis-
marchó contra Cartagena sino a finales del mes y elll de febrero f'lll'~tos a luchar en la costa, y la mayoría terminaba desertando
sería el punto álgido de su campaña. ••rlladamente. Por otra parte, en cada grupo muchos hombres esta-
El sitio de Cartagena, una fortaleza todavía formidable dea• hu n ligados a sus jefes por vínculos mucho más estrechos que los de
pués de sesenta años de dilapidación republicana, dejó descripcio- 1111 reclutamiento fortuito; los unían experiencias comunes y los la-
nes tanto de sitiadores como de sitiados. En cuanto a las operacio- ..,. de antecedentes geográficos similares. Foción Soto describe los
nes militares, es suficiente con que aquí presentemos un breve ••·nlimientos que abrigaban sus sufridos santandereanos respecto
resumen. El ejército de Gaitán, que a veces contaba con más de mU 11 los hombres de Gaitán, que tan buena vida se habían dado en la
hombres, nunca fue suficiente para llevar a cabo un asalto o un "'~fa. "Ya se hablaba de las enormes dilapidaciones que se hacían
bloqueo. La influencia conservadora y del gobierno dentro de la ciu• • " la Costa por el ejército del Atlántico, y de la excelente vida que
dad era muy fuerte y los defensores se movieron con suficiente ra• ••· rlnban sus jefes; y que de consiguiente, La llegada allí de un ejér-
pidez como para impedir la clase de traición y golpe armado que c1111 hambriento cuando esos cuantiosos recursos debían estar ya a
habían presentado en Barranquílla, La ciudad que despertaba la punto de agotarse, iba a ser un entorpecimiento grave para quienes
rivalidad de Cartagena. A pesar de que los enemigos de Gaitán • Hl <1 ban acostumbrados a disponer sin traba de centenares de miles
144 llii . I'ODER Y LA GRAMÁTICA 145

de pesos, y un motivo inevitable de discordia entre soldados 11111 t•l rumor sobre la esclavitud pudiera circular treinta años des-
debían estar ya cansados de medio vivir, y otros llenos de dinero 1"11 t1 de su completa abolición; en cambio es obvio que los otros
de comodidades"38 . Con una administración militar tan incierta, r111nores se podían difundir muy fácilmente.
competencia por los recursos era con frecuencia tan intensa En el relato del sitio aparecen otros puntos de interés, como
los aliados como entre éstos y el enemigo, y cada jefe era ta ""r Pjemplo, que la noticias sobre el incendio de Colón por obra de
el representante político de sus hombres39. Es posible ver en 1\•llro Prestán fortalecieron, como la artillería de Gaitán, la vo-
informes sobre esta última fase de la guerra que los distintos luntad de resistencia40; la valorización de la hasta entonces des-
citos revolucionarios nunca conformaron en realidad una l"'"llt.igiada moneda de níquel frente a cualquier clase de papel
única. El asalto a Cartagena el 7 de mayo de 1885, que fue su •u cada puerco le llega su San Martín"-. El incansable Samper
fuerzo más conspicuo, fue rechazado en forma efectiva y con hul'ió un periódico literario, La Guerra-guerra a la guerra, para
des pérdidas para los rebeldes. h vnntar la moral o por lo menos para hacer que los lectores de-
Aunque el sitio no reviste mayor interés desde el punto de •nnron la rápida finalización del sitio. Cuando éste terminó Y los
militar, en él se presentaron varios episodios significativos. El 1lufonsores volvieron a ocupar El Cabrero, en la casa de Núñez,
toque hace Samper es revelador: como la mayoría de sus 1111•• quedaba fuera de las murallas y había sido el escenario de
revela más del simple despliegue de virtudes cívicas que 111111 lucha enconada, encontraron, según Samper, el retrato intac-
hacer. El relato muestra las corrientes de opinión dentro de la lu tiPl presidente colgado de la pared y una cruz de ramos benditos
dad, el prestigio de Núñez y del general Santodomingo Vila, •111•• no había sido tocada por las balas. Esta clase de detalles no
gado de la defensa. Muestra además que había voluntarios para d••ho llevar al lector a dudar de la que es, por otra parte, una
defensa del gobierno y describe cómo los que llegaron a nnrración vívida y verosímil.
a luchar por la causa oficial se negaron a desembarcar si antes En el momento en que falló el asalto a Cartagena el gobierno
se les entregaba 1·ifles. Habían d~ado los suyos con las fu ~:·zas hnhia recobrado mucho terreno. Había derrotado la revolución en
se quedaron defendiendo Riohacha, y los voluntarios temían .,¡ Tolima, con el triunfo del general Casabianca en Cogotes, y los
confundidos con soldados reclutados a la fuerza a quienes no se K••norales Payán y Reyes habían dominado el Cauca con la victoria
dieran armas. Samper describe el batallón cívico o compañía ti•• Santa Bárbara. Reyes se dirigió al Istmo, lo ganó para Núñez,
nacional, que él mismo organizó y dirigió: "Entre ellos sonaban IIJ••t·utó a dos de los compañeros de Prestán y se reunió con los de-
lüdos ilustres o muy notables en Cartagena, como los de f!lnRores de Cartagena, como también lo hicieron tropas del gobier-
Araújo, Posada, Piñeres, Jiménez, Villa, Grau, Morales, Es nu que llegaron desde Antioquia, dirigidas por el general Mateus
Calvo y muchos otros". Según el autor, no era un cuerpo cA<-.u•••"" c¡uu comandaba la expedición de Ayapel. El general Aristides Cal-
pero sí armonioso: "En el cuerpo se hallaban soldados tlc•rón pacificó a Boyacá y a Santander y rindió un informe de los
capitalistas, abogados, empleados públicos y dignísimos n~::~¡vcJllllll r.uHtos totales de esta maniobra: "Jamás campaña alguna se ha he-
tes y artesanos". En el interior de la ciudad también había c•ho con más economías, con menos desastres para la propiedad,
les. Varias veces Samper hace referencia a un barrio contrario l'ucde asegurarse que el valor de los efectos contratados no pasó de
1
gobierno, y se envió a la cárcel a algunos radicales · 1147.442.45 centavos, como es fácil por la comprobaciónn4 .
Samper dice de los radicales "que pertenecían en su gran ....... .,n..... Las fuerzas revolucionarias de la costa se retiraron a Barran-
a la gente de color", y los acusa de hacer circular rumores ma c¡uilla y los jefes iniciaron conversaciones con el gobierno bajo los
cionados, como que los conservadores masacrarían a los uu·..,,-,....,_ bUimos oficios del almirante norteamericano Jouett, pero final-
que si perdían los radicales se reimplantaría la esclavitud; que mPnte no llegaron a ningún acuerdo. Mientras tanto los soldados
ricos estaban especulando con el hambre de los sitiados. Es clc•sertaban, hasta que el ejército, cada vez más dividido y sin je-
146 111 1 1'ODER Y LA GRAMÁTICA 147

fatura efectiva, regresó Magdalena arriba, perdiendo toda ,,., t•sto sería remediable( ... ) pero estos momentos no son los más
lidad de volver a la costa cuando las fuerzas del gobierno 11 proposito para castigar desmanes, y yo no quiero hacerme res-
ron sobre Calamar. Cerca a Mompox encontraron ot.ra fuerza II'"'Hublc de nuevos actos"44 .
gobierno atrincherada en la orilla del río, bajo el mando del l•:s indudable que la conducta de Gaitán y de sus hombres
ral Quintero Calderón. Los radicales, en vez de evitar un 1'• ltficó el argumento del fiscal en el juicio, según el cual lo que
tarniento, atacaron y lograron dominar la margen del río h 111trresaba a este producto típico de Ambalema era que la flesta
costa de pérdidas muy graves. Después de esta batalla, La 1111 tl!' acabara nunca, "que siguiera la parranda, ensayando con-
reda, los rebeldes perdieron todas las esperanzas de L,-,,un••nr Vt rllr así a la Nación entera en patio de bolo, recordando quizá
45
Todavía no concluyó la guerra porque los radicales no 1111 primera juventud en Ambalema" •
ponerse de acuerdo sobre los términos de la rendición. El t•:l relato de Foción Soto y la publicación del gobierno, La re-
Sergio Camargo opinaba que se debía flrmar una paz aec~MIII IJtlion, coinciden en la descripción de los saqueos y subastas fma-
tan ráp'ido como fuera posible, pero ni Ricardo Gaitán ni lt J•Palizados por Gaitán: "Chiquinquirá, 25 de agosto de 1885:
estaban de acuerdo con él. Han quedado relatos sobre las 1 l.litun vaga arriba de Bodega Central buscando salida y llevando
gas disputas que se suscitaron entre los rebeldes en el río, Jnlwho dinero. La gente costeña se insurreccionó porque no le par-
acusando a los otros de cobardía y éstos lanzando <tt::t..tsjjtcu,.. 1 npnba de las rapiñas de la Costa, y él tuvo la habilidad de con-
igualmente graves contra Gaitán, afirmando que cuando se Ir nt.ur la insurrección con el saqueo completo de los almacenes de
bían unido a la revolución gozaban ya de una posición llculf'ga Central... Dos vapores bajaron cargados con lo robado
y que por eso no tendrían que responder por robos en la costa. nllt".
general Rueda comentó "que él había llegado al Ejército de la Soto expresó su desaprobación al comentar la oposición de
volución con nombre y oon fortuna pecuniaria que le nP.Jrm,ium 1.rután y Acevedo al convenio de Pedraza: "Yo no puedo disimular
vivir con holgura y con honor, mientras que otros lo que uu•~ca1~ t 1 disgusto con que vi a Acevedo y a Gaitán, el primero de los
con las revoluciones era el logro de alguna aventura no siemJl~ tuniPs trató de excusar a medias su falta de sinceridad"; añadió:
notable". Los generales del gobierno concedieron "Nt menos podía ocultar el desagrado que me causaba el saqueo
los rebeldes, exceptuando a "los que fueron responsables qu•• literalmente estaba haciéndose de los almacenes de Bodega
mente con el Gobierno Nacional por sus comprometimientos 1\·ntral. El plan de estos señores se limitaba a que el Isabel se
él, o que hubieran violado algún compromiso anterior. Así ut ..Htase de café, cueros y sal, y que todo eso se vendiese en Ma-
se exceptuaba también a los responsables por delitos tfll ngué para gastos de la guerra. Toda la noche se pasó en embar-
Los jefes del ejército del Atlántico creyeron ver en la cláusula ' 111' cuanto había, sin que obstase el que jefes, oficiales y tropa
núltima del convenio una excepción tácita que se hacía de la ltuhiesen dispuesto a sus anchas de los licores y comestibles que
sona del general Gaitán, y por eso fueron desde el principio 11lh existían".
tos a dicho convenio, como así lo expresaron en la junta que Soto dejó el Magdalena y se dirigió a Ocaña; Gaitán y Acevedo
lugar a bordo del "Montoya"43 . Camargo renunció al mando y .. ,. comprometieron a seguirlo, pero después de que despacharon
fue, sin más hombres que la tripulación, en un pequeño barco 111111 hombres en varios barcos para que regresaran a sus lugares
vapor, declarando que las pérdidas de La Humareda lo tlt• origen, Cundinamarca, Antioquia, Cauca y la Costa, se inter-
descorazonado y que además consideraba que las pocas nnron en la selva del Carare, quizá con la intención de llegar a
que quedaban eran incontrolables: "Ayer(...) mandé que se V.. nezuela a través de Santander. Soto no se muestra muy apr>sa-
ra una excursión por los lados de Agua Chica, y la fuerza que clumbrado al escribir sobre lo que les sucedió: "Gaitán y Acevedo,
allá cometió atropellos que avergüenzan a un Ejército. Es ¡nfieles a las promesas que me hicieron, han pagado harto caro su
148 111·;1. PODER Y LA GRAMÁTICA 149

infidencia. Muertos casi de hambre en los desiertos bosques l.c t•poca anterior a la revolución se sostuvieron- y describió
Carare, fueron aprehendidos y sometidos a un Consejo de nrll'más el ataque a Guaduas y la campaña del Río Magdalena.
rra". Cuando la noticia de su captura llegó a Bogotá el 10 de Al final pidió la pena de muerte, pero en una forma tan irónica
t.icmbre, Núñez dio por terminada la rebelión46. \' IPfltral que el lector se pregunta si es posible que Núñez o la
Gaitán llegó como prisionero a Bogotá el 4 de octubre y ¡urlc hayan tenido alguna vez la intención de decretarla. Urda-
ñez ordenó que se le siguiera un consejo de guerra verbal, Ju ·la pasó en revista las distintas posibilidades de castigo; y He-
obstante su anterior escepticismo respecto a esta clase de Hu n la conclusión de que la cárcel definit.ivamente no era una
cios: "En el moment.o forzoso de la reacción hallaron en la ,¡,. c>llas: el gobierno nacional no disponía de prisiones adecua-
sufrida mérito especial para obtener honores y rec~ornpeny_, linK en el interior del país, aunque quizá podría lograr que el
Desde el punto de vista legal la decisión era dudosa. Era ¡¡nl11erno de Cundinamarca prestara una celda. Pero aun en este
abuso del código militar e iba en contra de los precedentea l'iuw, el castigo no sería seguro: "Allí están muy bien, en cambio
las décadas anteriores. Efectivamente, la defensa Vlvl'n allí sin ninguna seguridad y prontos a irse cuando mejor
ría que el juicio no tenía ningún sentido, por lo menos desp11111 ¡, ... convenga". Y se refirió a la prisión perpetua de Luis Napo-
de la vict.oria del general Mosquera en 1863. Lo que sucedía l.. un en la fortaleza de Ham y a cómo el príncipe "había pregun-
que para Núñez era un problema muy real resolver qué t udo con esa sonrisa maliciosa tan característica de él, cuánto
con "el fantasmón de Gaitán". En los términos del convenio llt·mpo duraba la prisión perpetua en Francia". Por otra parte,
cutido en e l Río Magdalena se ve que se consideraba a Gaitán l lt·cluneta creía que en las circunstancias que atravesaba la Re-
Acevedo como casos especiales aun antes de su captura y, por publica el exilio era "más bien un premio que un castigo", en
demás, Núñez no siempre era el escéptico desapasionado t!lpccial si el exiliado había tenido oportunidad de enviar dinero
tantas veces nos h an presentado. Había que hacer algo, y t~ lt•xt.erior. Por consiguiente, el fiscal recomendaba "simplemen-
de las circunstancias el consejo de guerra significaba una 1• pusar por las armas" a Gaitán y consideraba que la corte de-
ción rápida y viable. Por consiguiente, el juicio se ordenó el ho•¡·¡a tener la suficiente resolución para decidir "o una impuni-
de octubre y empezó el 5 dQ ese mes. Bogotá todavía era tlatl franca o una justicia severa".
ciudad predominantemente liberal y la población se alarmó y Ni Gaitán ni Acevedo presentaron una defensa detallada. A
excitó al enterarse del juicio y corrieron rumores de que el nmbos se les permitió defensores. Gaitán refutó algunos de los
bierno tenía la intención de ejecutar a los prisioneros. ::se,no.ra. ¡w1meros cargos y él mismo rechazó la descripción que el fiscal
liberales le enviaron a Gaitán flores y frutas, las que él coJIDP'aJI l~t~bía presentado de sus antecedentes. En su discurso fmal, que
tió con los otros prisioneros y con sus guardianes. El juicio II•'I(Un rumores lo escribió ot.ro miembro de esa familia de aseso-
público. Sin embargo, por los relatos, parece que la barra '''"'· los Borda, negó el derecho de la corte a juzgarlo, diciendo que
hubiera sido favorable a los prisioneros. A pesar de ser un 1 1 no había hecho nada que sus enemigos políticos no hubiesen

político decretado en el calor de la victoria, del cual las ....,,,.... .,". t...dlo en guerras anteriores, y declaró que los verdaderos revolu-
cias legales son obvias, se condujo en forma decorosa 47 . tltlnarios habían sido los individuos que, ocupando posiciones de
El fiscal fue el coronel Alberto Urdaneta, un bogotano potler, habían subvertido la Const.itución del país. Declaró que su
bien relacionado, y no obstante haber participado en la gu 1 <•nciencia estaba tranquila:

conservadora de 1876, en el juicio aparece como un "soldado


48 "No olvidéis, señores Generales", terminó diciendo este "agricul-
salón" . De manera bastante meticulosa, si se tiene en
tor católico", "que hay tribunales superiores que nos ju;¡;gan a
la rapidez con que se inició el juicio, Urdaneta informó a la
todos. ¿Quién podrá sustraerse al fallo de Dios? ¿Quién al de la
sobre los antecedentes de Gaitán -pero no todos los cargos conciencia? Si derramáis una gota de mi sangre, ella caerá sobre
151
150 ll1 1 JODER Y LA GRAMÁTICA

vuestros hijos, y los hijos de vuestros hijos; la privación de mi 1' 11 , tradicionales e importantes del liberalismo colombiano, Y si
libertad significará prisión que enaltece, y no servidumbre que 11 , uHo perteneció a la élite, fue a la élite de Ambalema o acaso a
abate; la expatriación no me privará de la buena voluntad que ¡11 tll' "Piedras, es decir Caldas". No era hombre de habilidades
me han dispensado mis conciudadanos (...) señores Generales: , Ira ordinarias y no hay razón para dudar del veredicto de Foción
protesto en mi nombre y en el del partido político a que perte· utn, según el cual Gaitán era hombre "sin privilegiado talento Y
nezco, contra el tribunal que me juzga; protesto contra la irregu·
laridad de las formas y apelo al tribunal de la Historia que to· 1 1o mediana instrucción". A veces el fiscal intentó presentarlo co·
mará cuenta de vuestra conducta y de la mía". ¡11 u un simple bandido: •Este hombre es pernicioso a la sociedad

Y terminó afinnando que la historia lo absolvería49. 1!11 que vive, y es y será siempre funesto para la paz pública, pues
lfllt' ni respeta aquélla, ni teme, que más bien gana, con que ésta
El14 de octubre la corte condenó a Gaitán y a Acevedo a !!•'" turbada"51 .
años de prisión en la fortaleza de Bocachica en Cartagena. El La verdad es que es supremamente difícil que cualquier indi·
de octubre el comandante en jefe del ejército cambió el sitio \'lcluo nacido en el Tolima en las décadas de los años cincuenta,
prisión por la cárcel de Bocach.ica o la de Cartagena. í!n...-i..wllllll II•'Sl'nta y setenta del siglo XIX no hubiese tenido contacto directo
muchos rumores en la época del juicio sobre estratagemas e •·un la violencia y no conociese las ventajas que se podían obtener
venciones de última hora para impedir la ejecución de Jos 11 través de ella. Hasta el ministro británico observó que "los co·
neros, pero no existen pruebas evidentes de que Núñez lumbianos que siguen las banderas de un jefe revolucionario no \
realmente la intención de fusilarlos. A ambos se los juzgó al """ hombres de propiedad sino individuos que buscan adquirir
Y el hecho de que el caso contra Acevedo se presentara en propiedad". Es indudable que Gaitán Obeso andaba en compañía
tan débil quizá es indicio de que el presidente nunca pensó".,......._ "" gentes violentas y de mala reputación y, para decirlo en forma
Pero es posible que desde el punto de vista político le conviniera mclulgente, comandaba hombres a los que difícilmente podía con·
Núñez mantener la incertidumbre durante un tiempo. t 1·olar, tal como fue evidente en Guaduas. Uno de los últimos tes·
El 20 de octubre los prisioneros salieron bajo escolta de t igos en el juicio, Indalecio Saavedra, declaró que algunos de _los
tá para Cartagena. Gaitán O~eso murió el 13 de abril de 1886 hombres que estaban con Gaitán eran los mismos que los habtan
fiebre amarilla en el Convento de Monjas en Panamá; iba cWIJUIIIU~ utacado a él y a su hermano en su hacienda de Garrapata, en
a la prisión de Pasto, ciudad decididamente antirradical, en el ngosto de 1877. Y añadió:
del país. Su antiguo adversario, el general Santodcmingo
entonces gobernador de Panamá, no permitió que se celebrara Que el señor Ricardo Gaitán 0., en conferencias que tuvo conmi·
funeral espectacular o que se le construyera una tumba monu• go en 1877, por lo de Garrapata, y en 1884 por lo de Guaduas,
atribuyó a sus compañeros los horrorosos crímenes cometidos en
mental. Poco después empezaron a circular rumores de que Gai•
uno y otro acto, pero es el hecho que siempre anduvo con ellos Y
tán había sido envenenado por los jesuitas50 . que no se mostró en ninguna ocasión arrepentido ni quejoso de
todos aquellos actos de crueldad y barbarismo, cometidos a su
52
••• orden y con su carácter de jefe principal de los banclidos .

¿Qué debe decidir "la Historia" sobre esta figura de carácter am• Gaitán Obeso era un hombre peligroso que andaba en compa·
bivalente? Gaitán Obeso fue un personaje significativo y, desde ñía de individuos depredadores y violentos, pero no fue sólo eso Y
cierto punto de vista, un elemento típico. por esto vale la pena Soto era capaz de observarlo con imparcialidad. En el pasaje que
estudiar lo que hizo y la forma como logró hacerlo. No obstante su citamos antes en parte y que vale la pena que lo presentemos al
fugaz importancia en la guerra de 1885, Gaitán no fue uno de loa lector en forma más completa, Soto lo describe como:
152
lll•;t. PODER Y LA GRAMÁTICA 153

Joven valiente como pocos, ardoroso en los placeres, amable y


'mio tan pocas veces en el análisis de los conflictos latinoameri-
obsequioso para con sus amigos, generosísimo con sus tropas, sin
privilegiado talento y de mediana instrucción, pero capaz de ' "nos. Los hechos no apoyan la tesis corriente de que en las gue-
grande abnegación y lleno de justa ambición. trns civiles los hombres luchaban aliado de la rebelión buscando
.ulquirir cargos públicos que les dieran beneficios personales, o
Gaitán robó y permitió que otros robaran, pero nunca lo • 1111 miras siempre al saqueo y el botín; ni tampoco que lucharon

zo en provecho propio, y es posible que nunca pensara J,,,., ..r·- •Implemente porque obedecían órdenes de sus superiores en la
los fondos de la revolución, porque si hubiese sido así, lo l J•·a·urquía social, o porque habían sido reclutados a la fuerza por
es que se hubiera quedado en la costa. Al igual que todos lo• ,.( gobierno. Es indudable que algunos lo hicieron por esas razo-
revolucionarios victoriosos de su época y ambiente, era ind "''"• pero es imposible que sólo esos motivos hubiesen originado
rente a la propiedad privada, y lo que le llegaba fácilmente, (,,.,guerras civiles y que hubieran sido suficientes para que ellas
fácilmente se le iba de las manos. Se puede comparar la repu¡ hubiesen tenido la intensidad que tuvieron54 .
nancia que le produjeron las últimas expropiaciones en tloaeJr..- Para algunos de sus seguidores, Gaitán Obeso era una figura
Central a l general Soto, con el recuerdo de uno de los soldadot' 1111nrintica: "El bravo entre los bravos e hidalgo entre los hidalgos,
de Gaitán: ,,¡ <'abo Ricardo Gaitán Obeso -como cariñosamente Lo llamába-
IIHIM-". Así lo recordaba José Dolores Zarante, escribiendo mu-

El General Gaitán nos dijo allí adiós, poniendo en nuestro bolsi- t h1111 años después, en 1935. Y Vargas Vil a, en uno de sus primeros

llo unas cajetillas de cigaiTillos; icuánta tristeza y vagos presen- '• •lutos del año de 1885, dice: "lo caballeroso de sus acciones, lo
timientos dejó en nuestra alma aquella despedida! {ll'l'ugante de su porte, lo aventurero de sus empresas, lo román-
t ln1 y noble de todos sus procederes, han arrojado sobre él cierto
Parte de la tristeza debió ser la certidumbre de que ya no t 1111 e interesante que lo hace aparecer como un héroe de leyenda
habría más cigarrillos gratuitos, y lo cierto es que nunca se supo. •••hnllerosa y fantástica". Gaitán era muy buen mozo: "Un hom-
si el general había pagado o no esos cigarrillos repartidos con tan· hn• joven, de proporcionada estatura, de hermosa pero varonil
53
ta generosidad . Sin embargo, la admiración de sus hombres no ltH•momía, poblado y negro bigote, vestido de blanco, a ltas botas
era una cuestión de simple interés, Gaitán despertaba afecto; alll ""gras de montar, foete en la diestra, espada al cinto, sombrero
por ejemplo, el cabo Acuña, a pesar de estar con fiebre amarilla rl•· ¡1pa de copa alta y anchas alas, con divisa roja". Era valiente,
insistió en unirse a Gaitán e n el sitio de Cartagena "porque yo~ 1111 ¡.,tenía miedo a la muerte, y cuando los placeres no lo alejaban
podía quedarme cuando mi General Gaitán venía a pelear. Yo vine ¡(,. HUS propósitos, sus dotes de mando tenían la simple cualidad
de Ambalema para morir donde él muera, si es que nos toca esa tl•·ln decisión y la rapidez: "Él creía, y tal vez no sin falta absoluta
suerte". El lector se pregunta al leer estos informes si homb~ ,¡, . fundamento, que los asuntos de la guerra se deciden por la
ignorantes en esos ejércitos andrajosos -y jefes conservadores y nudncia y por el valor"55 .
del gobierno a veces despertaban esa misma devoción- realmen· Tampoco carecía de atractivo para los civiles. Gaitán podía
te sentían y decían este estilo de cosas que hoy nos suenan tan Mt'r l{alante e intervino para proteger a señoras conservadoras de
improbables y extrañas. Pero algunos las dijeron y las sintieron ( .. H nhusos de sus propios hombres:

circunstancia que no puede pasarse por alto en ningún relato so~


bre la forma como evolucionó esta sociedad. "General Gaitán, no le dé el brazo a las godas".
"Coronel, ponga inmediatamente preso a ese atrevido"56 .
Es curioso que un principio tan común como el de que la gue-
rra es una movilización política, además de militar, utilizado en Siempre fue el objeto de atenciones por parte de la población
el estudio de las guerras de otras partes del mundo, se haya apli· raval, por ejemplo "cuando en Sopla-Vientos (una aldea en el Di-
154 III·:L PODER Y LA GRAMÁTICA 155

que, cerca a Cartagena) se supo la aproximación del general Gai· 1 r·u capaz de aparecer como un idealista y de dar a su liderazgo
tán con su ejército, las autoridades de aquel distrito improvisaroD 1 "'' dimensión ideológica que paradójicamente es esencial para
una fiesta en su honor, cuya parte principal consistió en el obaeo , unducir a hombres ignorantes, ya que les ofrece una excusa, dig-
quio que un grupo de niñas, cuidadosamente ataviadas, le hacían llifira la causa, les permite identificarse con ella y alivia al jefe de
al general, ofreciéndole una corona de laurel, con un discurso alu 111 c·urga pesada de conducir tropas totalmente recalcitrantes.
sivo al objeto, en el que lo saludaban como al caudillo de la cauu l'rnnsmitir una ideología era parte del "arte de entusiasmar a la
de la libertad. Los habitantes de esa población son hospitalaria., 1nrpa" y si ello no hubiese tenido ninguna utilidad no se habría
humildes y liberales entusiastas"57 • l·mpleado en la medida en que se hizo.
Es indudable que el general Gaitán sabía cómo correspon Sin esa dimensión ideológica, Gaitán Obeso no hubiera de-
der a esta simpatía popular, exactamente como antes de él lo l 11lo la fama que dejó. La historia liberal no sólo lo absolvió, sino
había hecho el general Obando y como después lo sabrían hacer ''"'' hizo de él un mártir. Núñez no se equivocó con "el fantas-
los generales Herrera y Uribe Uribe. Por otra parte no hay nin• mon de Gaitán": el curso que tomó la revolución lo convirtió en
gún indicio que permita suponer que el bagaje ideológico de Gal lu principal figura militar del liberalismo colombiano -los
tán Obeso fuese en algún sentido diferente al usual entre hom ,¡,·0 s jefes murieron o no lograron alcanzar éxitos tan rápidos y
bres de su clase, quienes estaban convencidos de que el "ejército .... poctaculares-. Los liberales recordaron el hecho de que Gai-
de ciudadanos" luchaba en favor del progreso y del siglo. Pero' ''"' nunca se había rendido, y no las posibles razones que le
contaba con ese bagaje, y el hecho es que existían diferencial' Impidieron rendirse. Otra ventaja fue que sus limitaciones fue-
muy reales entre su partido y el de sus adversarios, por un ladO' ' nn muy poco conocidas. Tal como escribió, poco después de su
los conservadores, a los cuales Gaitán se refería utilizando el 111uorte, Rudecindo Cáceres, "el carácter personal del General
epíteto de "chivatos", nombre que generalmente les daban loa 1:uitán fue muy poco conocido aun entre sus propios amigos, y
liberales, y del otro los independientes, a quienes consideraba d• tlU espíritu franco, generoso y naturalmente inclinado a di-
traidores a la causa. Algunos soldados radicales fueron más tol• rllnclirse en el círculo de sus relaciones y simpatías, nadie, hasta
cos y algunos pensadores radicales más sutiles que él58, y aaf nlwra por lo menos que sepamos, ha hablado de él sin pasión".
Gaitán aparece como una figura en el término medio, un hom 1.11 versión legendaria de su personalidad se tejió rápidamente.
bre que en Bogotá podía estaJ;_ en compañía de los miembros de( Nuncz no pudo menos que protestar: "El Gran Partido Liberal
directorio liberal y tener un libro en su mesa de noche despuél hulnn descendido hasta Gaitán Obeso(... ) Gaitún fue cunoniza-
del sangriento episodio de Guaduas. Gaitán era un devoto de tln porque se apoderó de los recursos de la Costa (... ) se daba
Diosa Libertad", pero un devoto capaz de reflexionar, y en IIIVPstidura de cónsul a un caballo". Pero la verdad es que nadie
correspondencia militar y en sus proclamas muestra cierta i11fnmn caballos muertos, y que ningún partido sobrevive sin
cilidad de expresión. ho•roes muertos. A Gaitán se le imitaría en las dos guerras civi-
¿Quiénes fueron los modelos de Gaitán Obeso, qué pensaba h,. que siguieron y hasta bien entrado el siglo XX se exaltaría
de sí mismo, qué esperaba este hombre que Soto describió . 59
au memoria .
"lleno de justa ambición"? Había muchísimos ejemplos para s.. Desde el punto de vista político la campaña radical fue un
guir y rivales para emular -Mosquera, el creador del estado llllHCJ desastroso, aunque se podría sostener que Gaitán no hizo
Tolima, los otros jefes de Garrapata-, el partido radical n\1111 que multiplicar los errores de Hernández y sus amigos en
abierto a una gama muy amplia de talentos, y el Tolima lluvncá y Santander. Esa gente fue menos efectiva y más dispues-
producido dos de sus más eminentes ideólogos, Murillo Toro, ln que él a llegar a un acuerdo. Gaitán luzo inevitable que la gue-
Chaparral, y Rojas Garrido, de Saldaña. Gaitán Obeso, sin rrn se extendiera ampliamente, y eso aumentaba las posibilida-
156 IJ1 1 1, li>ER Y LA GRAMÁTICA 157

des de una deJTOta total60 . La posición política del partido hnt•cn. Usted no puede permanecer cruzado de brazos durante
much~ menos desesperada que la militar, pero una vez que In guerra, porque está en los intereses y en la política del Gobier-
menzo la guerra, los rebeldes tuvieron muy pocas posibil rm cobrarles este movimiento a todos sus enemigos. Usted irá a
llngota a sufrir el azote de los empréstitos y de la pr1sión, de los
~e tri.unfar en Cundinamarca y en gran parte de Boyacá, en
VI'JHmenes y de toda clase de disgustos, y si el partido liberal
tloqu1a o en el Cauca, lo cual significaba desventajas rucumbe en la lucha, lo que es muy probable, puesto que no está
muy. graves. Los radicales liberales tampoco tenían un plan pruparado para ella, ni la quiere ni le conviene, van 11 decir que
una Jefatura coherentes. En Colombia, en el siglo XIX, frecull!d usled tuvo la culpa porque fue el primero en desautorizarlo. No
j mente las revoluciones se debían más al hecho de que el lwne usted otra cosa que hacer sino sacrificarse a la razón de
partido.
en oposición no podía evitarlas, por tener también un escaso
troJ sobre sus propios elementos, que a una unidad de pn>Deí1111•
por parte de los revolucionarios. Los jefes provinciales no No era fácil para un hombre público escapar a esta lógica
eran indisciplinados por temperamento, sino que inevita IIIII'Jcla en la atmósfera de entusiasmo y euforia que generalmen-
te calculaban sus posibilidades basándose en una u'rnc•rn,a•!- lr tlf! generaba en épocas semejantes: "En las democracias todos
muy pobre y, además, a menudo sólo tomaban en cuenta los lu11 t•nudillos y todos los partidos tienen también sus dias de car-
reses de un particular fragmento del partido en su propia nuvnr. Pero a muchos el entusiasmo no les duró mucho tiempo, y
La ~uerte había debilitado al Olimpo radical, que desde 1h·ez mismo informa sobre las deserciones masivas, "y hasta en
hab1a perdido su anterior poder sobre la política nacional· el fu,. cuerpos más lúcidos les amanecía sin sus jefes..G1. Desde Ba-
dicalismo se había convertido en un elemento entre mucho~ r l'llnquilla, el joven matemático liberal e improvisado artillero,
No todo el "material militar" del partido estaba preparado l.uis Lleras, explicó en una carta al lexicógrafo Rufino Cuervo,
luchar en 1885, Y gran parte de los civiles se había acc1llt.uTTihr•.tc '1"'' vivía en París, las razones por las cuales, a pesar de todo, no
a que la lucha la llevara a cabo la Guardia Colombiana. Dos puclia desertar aun cuando el vapor del Royal Mail estaba en el
les que participaron activamente en la guerra dejaron relatos muelle:
que expresan sus ideas, sus sentimientos y su falta de~'~""''"";,..
en esa empresa. Felipe Pérez describe lo que era sentirse Compadre, la guerra es un vértigo, es uml locura, una insensa-
~ado". Preocupado por_ la situación, Pérez regresaba a Bogotá t lez; y los hombres más benévolos se vuelven bestias feroces; el
valor del guerrero es una barbaridad; pero cuando uno toma las
rmprudentemente entro a Tunja para ver qué estaba sucediendo
armas, no puede, no debe dejarlas en el momento de peligro, no
A pesar de ser día de mercad~, encontró que los campesinos de loe puede volver la espalda a amigos, enemigos y hermanos, sin co-
a.lrededor~s estaban abandonando la plaza -"las gentes campe- meter la más baja de las acciones, sin ser un cobarde y un mise-
amas c~rr1an azoradas y decían que había revolución•, y se rable. Preciso es que responda yo de mis acciones en las horas
para eV1tar que se las reclutara-, mientras seguía llena de gru• de prueba y amargura; que mi carácter se temple en la adversi-
pos de "personas notables" a la expectativa de los acontecimien· dad, y que cumpla hasta el fm con las obligaciones que me im-
tos. Al conversar con sus copartidarios liberales, con los cualea puse del soldado, y con las del patriotismo, como yo las entiendo.
Perdone, compadre, toda esta palabrería vacía quizá de sentido
estaba ligad~ ~?r vínculos familiares y de partido, éstos le expli·
para quien juzga las cosas con ánimo tranquilo y desapasionado;
caron su posJcJon:
pero es el caso que no acierto explicarme, y que sin embargo
tengo que buscar una excusa para no tomar hoy mismo el vapor
Su nombre Ysu posición política lo obligan a usted: hay momen- de la Mala, satisfaciendo así una de mis mayores aspiraciones:
~os en los cuales no se puede discutir con los partidos, puesto que hacer un viaje a Europa y estrechar a Ud. y a Angel entre mis
estos le dan el nombre de traidor, de vendido, o de cobarde, a los brazos62.
que no ven las cosas como ellos las ven, o no hace Jo que ellos
158 MALcOLM DEAII 1)I':L PODER Y LA GRAMÁTICA 159

La guerra reunía bajo la misma cobija a extraños compañei'OII ••xclusiva o efectivamente lo que sucedía en las provincias; esta-
y los mantenía juntos hasta la derrota final. La estrategia econo hun divididos y en la guerra eran todavía más débiles que en
mica de los radicales que promulgó durante tres décadas el libre laempos de paz. Es posible detectar cierto grado de identificación
comercio y aceptó la división internacional del trabajo y la depend ron cada causa política, con cada una de las "grandes corrientesn,
encía de las exportaciones se consideraba un fracaso total a prin 1•11 toda la escala sociaL En el caso del liberalismo, éste tenía un
cipios de la década de los ochenta. Por lo tanto, se acusaba a loe l'l)ntenido con el que el humilde y el anárquico podían identificar-
radicales de ser, cuando menos, unos optimistas ilusos. La crisi• ·~', y una figura como la de Gaitán Obeso servía para vincularlos
penetraba en la política del país y tuvo las repercusiones que dea• l'<>n los librepensadores distinguidos y los comerciantes de la élite
cribimos atrás. Además no sólo cambió la manera de pensar del radical. Por lo demás no se necesitaban muchos hombres para
morador pacífico de Santander o del desaiTaigado del occidente de mmenzar una guerra: se requerían tan pocos como el reducido
Cundinamarca, sino que desmintió a los optimistas de mediadot número de justos que hubiera sido suficiente para salvar a Sodo-
del siglo, debilitó su prestigio y produjo entre todo el liberalismo ma y a Gomorra. Al estudiar la atmósfera que reinaba en los me·
un sentimiento colectivo de intranquilidad. Inconscientemente HCS que precedían una guerra civil, se puede percibir todavía la
Núñez presenta esta sucesión de ideas en <>1 mi¡;mo ensayo en el preocupación con que la mayoría pacífica de los colombianos es-
que compara a Gaitán Obeso con el caballo de Calígula: peraba que apareciera en algún lugar, en algún momento, el ine-
vitable puñado de rebeldes. La campaña de Gaitán no fue la más
Armes de 1884 escaseaba ya hasta la moneda metálica, como es dcstrucliva de esta guerra -la suya no puede rivalizar con el
notorio, porque el trabajo nacional no alcanzaba a pagar los con- ancendio que provocó Pedro Prestán en Colón-Aspinwall- pero se
sumos. Las grandes conquistas liberales habían hecho del país
un montón de ruinas, y estas mismas ruinas iban a perecer (Lu-
lt> pueden contabilizar muchas más cosas que las depredaciones
can) ... La guerra civil de 1885 fue combate de búhos agitándose Pn el río que fueron tan incompletamente cuantificadas por el fis-
entre escombros y tinieblas como los músculos de un cuerpo de- ¡•nl en el juicio. Las conclusiones de J. M. Samper subrayan la
capitado63. vulnerabilidad de los intereses de tantos, frente a unos pocos:

Es así como la crisis atomizó la oposición, destruyó sus direc· Quedaba patentizada la enormidad de los efectos que a veces se
tivas políticas y profundizó el descontento local, el que tarde o originan de pequeñas causas, dado que un hecho de tan poca
64 monta al parecer, como el asalto dado por Gaitán a la ciudad de
temprano algún cabecilla aprovecharía temporalmente . Como
Honda el 29 de diciembre último, con sólo 90 hombres de pési-
en todas las guerras colombian'as, con una sola excepción, en la1 mos antecedentes, había causado inmensos males en los tres Es·
circunstancias particulares de 1884-1885 estas acciones fortale· tados del Atlántico, directamente, e indirectamente en los de-
cieron al gobierno: "Aun cuando parezca paradójico, a los gobier· más de Colombia66 .
nos roídos por el cáncer de una crisis flScal se les salva haciéndo·
les la guerra"65• Así Núñez podría, inclusive, introducir el papel Para evitar que se repitiera un episodio semejante, Núñez
moneda. pensó que era posible establecer "la paz científica·, poniendo rm
Colombia, una nación pobre, era muy vulnerable a esta clase ul federalismo y a los excesos democráticos con una Constitución
de convulsiones. Su débil desaiTollo como país exportador impe· ¡•entralista y un sufragio limitado; con un ejército mucho mayor
día a los gobiernos contar con ingresos seguros y al mismo tiempo -"si hay mucho ejército, también hay mucha pazn- y una Iglesia
r educía el peso de los elementos respetables, o por lo menos esta· fortalecida que dominara la educación; con una prensa que apren·
cionarios, de la sociedad. Las fuerzas represivas eran muy débi· diera a controlarse ella misma; un ejército dirigido por un número
les. Los terratenientes y los otros propietarios no podían controlar 'lelecto de generales conservadores y que no ofreciera la oportuni-
160 lll·:l, PODER Y LA GRAMÁTICA 161

dad de hacer carrera a talentos provinciales indeseables. Seria un Véase Norman Sherry, Conrad's Westem World, Cambridge, 1971, para
país donde todos sus habitantes trabajarían en armonía a fin de las fuentes de Nostromo. Para estudiar más a fondo sus conexiones con
abrirle su paso en el mundo. En resumen, la Regeneración produ Colombia, véase mi •Colombia y el Nostramo de Joseph Conrad", en Re-
vista Pluma, Bogotá, Año 11, No. 14, marzo-abril, 1977, incluido en este
ciría un país en el que no surgirían hombres como Gaitán 000.0
volumen. Conrad visitó la costa colombiana en 1876-1877, en Jos años de
Pero otras dos guerras civiles antes de que hubieran transcunido
la guerra civil que precedió a esta. Fue el primer viaje fuera de Europa
veinte años demostraron que, sin una mayor prosperidad, el fan que hizo Conrad.
tasma no iba a desaparecer tan fácilmente, y aun después de tn11 1 La frase es del presidente Rafael Núñez.
décadas de paz y dos de prosperidad cafetera, el partido liberal en (j Véanse los informes de los ministros británicos en el Public Record Office.
1930 todavía lo recordaba. Con pocas excepciones -lss del prócer O'Leary y las de Robert Bunch y
Spencer Dickson- son arrogantes hasta el cansancio y la información
política que contienen ea muy escasa: el Foreign Office no estaba inl.ere·
sado en aumentar los gastos de correo exigiendo que fueran más volumi·
NOTAS nosos. Los enviados norteamericanos mostraban menos superioridad
gratuita pero con frecuencia todavía menos esfuerzo interpretativo que
El autor desea agradecer a Gerardo Reichel Dolmatoff, Thomas Skidmoo eus colegas británicos. El ministro británico en 1884-1885, Sir Frederick
re, Raymond Carry Marco Palacios el estímulo y ayuda que le preataroa. St. John, KCMG, también escribió un capitulo sobre Bogotá en sus me·
Ángela de López hizo la traducción al español. morias, Reminiscences o{ a Retired Diplomat, Londres, 1895.
l. Para Latinoamérica en general, véase Warren Dean, "Latin Americaa O El autor utilizó relatos disponibles en la Biblioteca Nacional, Bogotá, y
Golpes and Economic Fluctustions, 1823-1966", Social Science QuGr- l'n la Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.
terly, junio, 1970. Es mucho lo que todavía se puede aprender de Juq 7 Tampoco se siguieron muchos juicios a personas prominentes. Los casos
Álvarez, Estudio sobre las guerras civiles argentinas, Buenos Airee, más notables fueron los de José Maria Obando y el de Tomás Cipriano
1914. Charlea Bergquist estudió la guerra civil colombiana de 1899 ea de Mosquero, aunque a ninguno de los dos se los juzgó por el crimen
"The Political Economy ofthe Colombian President.ial Election of 1897•, político de la guerra civil. Las ejecuciones y las represalias informales
HA.HR, Vol. 56, No. 1, febrero 1976; siento más simpatía que él por loe tampoco fueron frecuentes: el general Mosquera solía referirse a la doce·
problemas del gobierno. Para este período de la historia colombiana, na na de hombres o más que babia hecho fusilar como sus "angelitos" y a
da supera aún la economía política que se encuentra en la obras recopl nivel nacional adquirió fama de hombre cruel, pero de acuerdo con el
ladas de Rafael Núñez, La Reforma Política, 2a. ed., 7 Vols., BogoU, estándar español se catalogaría como persona indulgente. Las guerras
1944-1950. colombianas no merecen reputación de salvajismo: en ellas se luchó en
2. •¿Qué producirá de Lacy Evana en San Sebastián?" le preguntaron al forma dispersa y, para el observador ocasional, desorganizadamente, con
Duque de Wellington, ~riéndose al comandante de la Legión Británica tropas harapientss y a menudo armadas sólo con machetes. Sin embar·
contra los Carlistas. •Posiblemente dos volúmenes en octavo", contestDel go, me parece que se cometieron pocas atrocidades comparables a lss de
duque. Los colombianos fueron así mismo autores prolíficos de memoriu los guerras de la Independencia o a las de las guerras civiles españolas.
militares. Muchos escribían muy bien y los resultados son no solamente Es obvio que establecer juicios de guerra hubiera presentado extraordi·
conmovedores -véase Ángel Cuervo, Cómo se evapora un ejército, te.,.. narias dificultades legales y políticas. En Colombia generalmente las re·
ra edición, Bogotá, 1953, y Max Grillo, Emociones de la guerra, Bogotli. vueltas terminaban con algún pacto o tratado, en el que los vencedores
ain fecha- sino que t.ambién suministran información sobre condicionet, ofrecían garantíss a los vencidos. La Constitución de Rionegro de 1863
costumbres y política que difícilmente se encuentra en otra parte. Como también fue explícitamente tolerante. Véase por ejemplo el Artículo 11,
es de esperar, estas obrss son a menudo muy partidistas, lo cual no illl y el comentario en J. Arosemena, Estudios constitucionales sobre los go·
pide que sean útiles para reconstruir los sentimientos de la época. Por biernos de la América Latina, 2a. ed., 2 Vols., París, 1878, Vol. II, pp. 4 y
general la parcialidad es tan acentuada que es fácil descartarla. Ademáf, 70 respectivamente.
para la mayoría de las guerras hay relatos de ambos bandos, lo cual 11 La mejor presentación de la historia económica colombiana sigue siendo la
para controlar las dos versiones. obra del desaparecido autor Luis Ospina Vásquez, Industria y prot..:cciÓil
162 II~:L PODER Y LA GRAMÁTICA 163

en Colombia, Bogotá, 1955. Para la crisis monetaria uéase también G. Thesawus, Boletín del Instituto Caro y Cueroo, Tomo XXXI, No. 1, Bogotá,
rres Mejía, Historia de la moneda en Colombia, Bogotá, 1945, pp. 1976. V'ease el articulo "José Antonio Soffia en Bogotá•, pp. 121-144).
Para relatos locales y contemporáneos de la crisis, uéase Rafael Soffia informa que "las ideaa democráticaa, implantadas en laa altaa es·
Reforma Política, en especial los artículos "Urbi et Orbin, "La crisia feras públicaa por la presencia de muchos hombres de modesto origen,
cantil", "La crisis económica y la producción de oro", "Fomento a la levantados hasta ellas por las revoluciones, han echado hondaa raíces•.
trin", que están en el Vol. 1 (1) y (II) de la edición de 1945 de Bogotá. Le pareció que el carácter del colombiano era "apaaionado y violento• y
9. Pnrn la situación fiscal de comienzos de la década de 1880 la fuente el espíritu "notablemente enfático" Sus comentarios sobre la Guardia
accesible es la serie de Memorias de Haciendn. Sobre la estructura Colombiana: "Es curioso observar que, mienb-aa se halaga ostensible·
del país, consúltese Aníbal Galindo, Historia económica y estadística mente a la fuerza pública y se pone todo empeño por los gobernantes y
la Haciendn Nacional, Bogotá, 1874, y mi estudio "Fiscal ProbleJM por loe partidos en captarse su simpatía, se trata a la vez de quitarle
Nineteenth Century Colombia", publicado por Fedesarrollo, en respetabilidad hablando de ella con desdén y alejando de sus rangos a
Urrutia, ed., Ensayos sobre historia económica colombiana, Bogotá, las clases docentes de la sociedad. Sin contar algunos generales, muchos
torial Presencia, 1980. de los cuales han recibido sus títulos sin paaar por los grados inferiores,
Sobre la deuda externa, uéase el resumen en J. Holguín, Desde y algunos jefes de cuerpo, la mayor parte de loe oficiales son reclutados
París, 1908, y los informes del Council o{ Foreign Bondholders. Para de las clases más humildes, siendo crecido el número de individuos de
opiniones de Núñez, uéanse en la Reforma Política los artículos •ro.-< ..,. .... tropa que ascienden a oficiales. Compuesto de tales elementos, se com-
exterior" y "Deuda exterior". Es difícil compartir las primeras opiní4~MI prende que el cuerpo de oficiales, que por otra es baatante numeroso, no
de Núñez al respecto, que son bastante eufóricas. Otorgar crédito a se distinga ni por su educación ni por su porte social".
lombia no tenia ningún atractivo, aun a una tasa de interés real del H. Estos impuestos aparecen en las Leyes 6a., 7a. y 12a. de 1883.
En un estado de ánimo más realista, Núñez llegó a la conclusión da 16. Sobre Wilches y el conflicto en Santander uéaseJ. J. García, Crónicas de
el crédito se basaba en el orden y no al contrario. Quizá fue en m~•metnt.c.. Bucaramanga, 2a. ed. Bucaramanga, 1944, pp. 354-361; G . .Ptero Mu·
en que Núñez pensaba en esta forma cuando el ministro británico, ñoz, Wilches y ¡¡u Época, Bucaramanga, 1936, pp. 387-394. Los comenta·
pesar de dudar que se tratase de un gran hombre, reconoció al menoe q\le rios de Núñez están en su artículo "Santander", Reforma Política, Vol. 1
Núñez era "un repudiador por excelencia". (St. John a Granville, (11), pp. 275-279. Donde se puede apreciar mejor el punto de vista con-
2 de 1885, Foreign Oftice, FO 55·312). servador sobre el conflicto, es en Carlos Martínez Silva, Reuista8 Políti-
10. El Comercio, septiembre 6 de 1884. cas publicada8 en el Repertorio Colombiano, Vol. 1, pp. 255-256, 309-311,
11. Para una crítica de las finanzas de la primera administración de 392 y 88. (Obras completa8 del dcctor CarloB Martínn Delgado, ed. L.
uéase "Discusión sobre asuntos de Hacienda", en S. Camacho Roldáu, Martínez Delgado, Bogotá, 1934).
Escritos uarios, Tercera serie, Bogotá, 1895, pp. 752·763. Se acusó a Nú 16. Núñez, Reforma Política, Vol. I (1), "La crisis mercantiln, p. 296. Carlos
ñez de comprar amigos 11 muy alto precio en momentos cuando laa ciJo. Calderón, La cuestión monetario, pp. 8 y 88. para cifras sobre la crisis de
cunstancias exigían austeridad. la quina. El precio en Londres bajó de 16s 6d lb en 1879 a 2s 6d en 1885.
12. "El desprestigio del régimen político trae naturalmente la debilidad del Muchos exportadores colombianos se quedaron con depósitos llenos de
gobierno y la desconfianza y la intranquilidad; porque un gobierno pobre quina que no se podía vender.
es un gobierno débil, sin autoridad moral, incapaz de inspirar temo.- DI 17. J. J. García, op. cit., pp. 331-336. F. Safford, CommerceandEnterprise in
afectos. Esto mismo repercute sobre el producto de las rentas, porque Central Colombia, 1821-1870, Tesis doctoral, Columbia, 1965 -mimeo·
toda intranquilidad significa paralización de los negocios, y ésta dieml• grafiada-, Bogotá, Universidad de los Andes, pp. 210 y 88. Para Hemán·
nución de las rentas". Carlos Calderón, La cuestión monetaria en Colom dez, J. J. García, p. 336.
bia, Madrid, 1905, p. 198. Calderón escribía por experiencia, ya que fue 18. De St. John a Granville, septiembre 22 de 1884. FO 55-302.
ministro de Hacienda en 1899. 19. Publicado nuevamente en la Reforma Política, 1 (11), pp. 257-261.
13. Los informes de Soffia están en el Archivo Nacional de Chile, Santiap, 20. El Comercio, octubre lo. de 1884, octubre 8 de 1884, octubre 15 de 1884.
Ministerio de Relaciones Exteriores, Vol. 232. E l relato más completo está Proceso seguido por el Consejo de Guerra Verbal de Oficiales Generales
ene) despacho del30de abril de l882,J. A. Soffia a J. M. Balmaceda. (Haat contra Ricardo Gaitán Obeso y José Francisco Aceuedo cabecillas de la
poco lo publicó el decano del radicalismo chileno, D. Ricardo Donoso, e rebelión de 1885. Bogotá, s.f. (1886). (De ahora en adelante citado como
164 1h·:L PODER Y LA GRAMÁTICA 165

Proceso). Evidencia de Epifanio Morales, Teniente Coronel de la GuarciJa Política, Vol. 1 (1), "Urbi et Orbi", pp. 99-103. J . J. Guerra, en V~eeversas
Colombiana, pp. 69-75. liberales, Bogotá, 1923, se refiere al Cuadro de Chicuasa, pero no da
21. La mayoría de estos detalles de su vida anterior se mencionaron en .a detalles, p. 292. En el proceso se menciona el acuerdo con Cape) la Toledo,
juicio. Véase Proceso. "Piedras, o sea Caldas", es Piedras, Tolima, u-. el "Pacto de loa Tebaides". Las explicaciones de Núñez están en Reforma
J. Esguerra 0 ., Diccionario Geográfico de los Estados Unidos de CoiDm Política, 1 (11), "Reflexiones", pp. 257-261.
bia, Bogotá, 1879, pp. 41 y 180. Indudablemente era un distrito liberal 1 Para los informes del minisb-o británico, véase St. John a Granville, oc-
~e i.~ce~diado. por los conservadores durante la Guerra de los Mil Diu¡ tubre 10 de 1884, octubre 23 de 1884, diciembre 22 de 1884, FO 55-302.
B1gu1o s1endo liberal hasta hoy. Véase "Piedras, un estudio de pueblo ea Para la visita de Gaitán Obeso a Núñez, véase en especial, L. Martínez
el Tolima", de Ángela Mendoza, en Biblia-Apuntes, Universidad del Too Delgado, A propósito del Dr. Carlos Martínez Silva, 2a. ed., Bogotá, 1930,
lima, Vol. 1, No. 3, !bagué, 1971. De Ambalema en sus años de proepert p. 171. Para sus relaciones con Francisco de Pauta Borda, véase la auto-
dad hay muchos relatos de la época: véanse M. Rivas, Los trabajadoiW biografía de éste, Conversaciones con mis hijos, ed. José M. de Mier, 3
de tierra caliente, Bogotá, 1946, pp. 128-192, y del mismo autor el boeo vols., Bogotá, 1974, Vol. Il, pp. 132-134. Estas memorias no son siempre
quejo costumbrista "El cosechero", en sus Obras completas, 2 Vols., Boo confiables en los detalles, pero ofrecen una buena muestra de una men-
gotá, 1883, Y en Museo de cuadros de costumbres, 2 Vols., Bogotá, 1868, talidad de la clase alta radical-progresista a finales del siglo XIX.
Vol. I, pp. 316-321; también Manuela, de Eugenio Díaz, muy informativa Acevedo era descendiente del 'Tribuno del pueblo" de 1810, José Acevedo
Y todavía muy amena (existen muchas ediciones de esta novela escrita y Gómez. Véase Proceso, p. 122.
~ la década de 1850). Para la industria del tabaco véanse Safford, op. 2G. Uno de eUos fue otro veterano tolimense de Garrapata y combatiente
Clt., Y J. P. Harrison, The Colombian Tobacco lnd.u8try, from Govemmenl notable, Cenón Figueredo.
Monopoly to Free Trade, 1778-1878, Tesis doctoral, Universidad de CalJ• 2.7 En Colombia, con un ejército federal de unos 3.000 hombres, había muy
fornia, 1951, Y L. F. Sierra, El tabaco en la economía colombiana delsi61o pocas guarniciones. En la región habría algunas fuerzas del estado de
XIX, Bogotá, 1971. Así mismo es útil observar que había algo de quina Cundinamarca, pero no las suficientes para sofocar un movimiento de
en las montañas del Tolima. esta clase. La policía era todavía más débil; en Bogotá había menos de
El estado del Tolima debía su origen a Tomás Cipriano de Mosquera en sesenta agentes para vigilar una ciudad de 50 ó 60.000 habitantes más
su ~a~e radical, después de la victoria de 1862. Véase F. Pérez, Geogra{úJ los alrededores, "Nosotros no tenemos policía rural sino teórica~ (Núñez,
pol1t1ca del Estado del Tolima, escrita de orden del Gobierno Jeneral, Reforma Política, Vol. 1 (1), "El pueblo colombiano•, p. 320). Cifra de ha-
Bogotá; el sobrio Pérez explica la alt.a mortalidad en Ambalema así: "La bitantes de Bogotá de A. Hettner, Viajes por los Andes Colombianos
ausencia de casi toda precaución hijiénica en el modo de vivir, especial· 1882-1884, Bogotá, 1976, p. 77.
mente entre los jornaleros. Beben estos i bailan la mayor parte de la 28. En su viaje por el río, Gaitán Obeso se encontró con el nuevo arzobispo
noche", op. cit., p. 58. de Bogotá, lllmo. Señor José Telésforo Paul, a quien trató en forma muy
La presencia de Gaitán Obeso como coronel en Garrapata la registra C. cortés. Esto le pudo haber sido útil en días más difíciles para él. Véase J.
Franco V., La Guerra de 1876 i 1877, 2 Vols., 1877, pp. 231, 240, 246; M. Cordovez Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, Madrid, 1962,
comandaba el "rejimiento Guías" con 110 hombres. p. 308.
22. A. Hincapié Espinosa, La villa de Guad.uas, 2a. ed., Bogotá, 1968, pp. 29. Véanse los informes en el Proceso y en Palacio, op. cit. También Rudecin-
284-285. do L. Cáceres, Un soldado de la República en la Costa Atlántica, Bogotá,
23. Para los detaUes del asalto, véanse los relatos citados anteriormente; en 1888. Cónsul Stacey a Granville, enero 5 de 1885, FO 55-315.
el juicio el fiscal explotó mucho la asociación con la "culebra• de Bucara· ao. Cifras del Proceso.
manga, la "culebra pico de oro", véase J . J. Garcia, op. cit., pp. 240 y ... Los sistemas de coacción empleados por Gaitán están tomados de la pu-
El cónsul de los Estados Unidos en Sabanilla informó sobre los miamoe blicación oficial del gobierno La Rebelión - Noticias de Guerra, Bogotá,
hechos Ycon mucha exageración, bajo el encabezamiento de "La comuna 1885, p. 185, carta de Daniel Olaciregui. La renuencia de Gaitán para
en Colombia". Cónsul E. B. Pellet al Departamento de Estado, septiem· emitir un papel moneda se menciona en Cáceres, op. cit., p. 31: "Papel-
bre 17 de 1879 (Archivos Nacionales de los Estados Unidos Microfilm moneda que, por su historia, bien conocida ya, es tan peligrosa para las
Colombia, Consulados, Sabanilla, rollo 4). Donde mejor es~ resumid~ naciones". En este punto, como en muchas otras cosas, Núñez demostró
las opiniones de Núñez sobre la creciente tensión social es en Reformo ser más revolucionario que la revolución.
166
HJIII ll V LA GRAMÁTICA 167

31. Para la lista de los trib


Diario O . • con uyentes al primer empréstito fOI'IOeD,
. 'fi.cral, Año XXI, No. 6.273, enero 5 de 1885. A h ,1,, ilr•l curso de la revolución en el interior del país, véanse La Rebelión.-
Importantes se les fijó una suma de $5 000 1 . mu~ 011 N 1/du• de la Guerra, citado más arriba; general Guillermo E. Martín,
ban entre · • Y as conb-JbucJon" f '"" l'mia del Ejército del Norte en 1885. Relación Documentada, Bogotá,
esa suma y $100, excepto una casa . 1 1
gravó con $IO 000 \Ir .• .• comerc1a a a que IIIH7: K Pérez, VIda de Felipe Pérez, Bogotá, 1911, pp. 215-267; F. Sota,
. . . case tarnbren Nunez, Reforma Político 11
"'' murias sobre el mouimiento de resistencia de la dictadura de Rafael
popuh. suprema !ex, o la dictadura inevitable", pp. 191-199.' '
Granvrlle, 22 de enero de 1885, FO 55-310. ' St. Ntlllrz, 2 vols., Bogotá, 1913, 1, pp. 117-284. Para el Cauca, uéanse A.
flont••lez Toledo, El General Eliseo Payán, Bogotá, 1887, y E. Lemaitre,
~obre las relaciones de Núñez con los conservadores uéase M A
11m··~. Bogotá, 1953.
ecuerdos de la Regeneración. Bogotá 1924 • · ' · '
uno d J • · ' ' • passrm, Y para la Rulw.. la importancia especial que Cartagena tenia para NUñez, véase
e os prmcrpales actores, Carlos llolguín Cartas l't.
1951. La obra d N' to 1 . • po r reos, 1\•liu·to, op. cit., p. 169 y ss. Era su ciudad natal y fue la base de su
.e re es a mejor fuente pm·a el "Ejército de üd rvulnd política cuando regresó en 1874 de sus misiones consulares en
So_b re los expedrentes desesperados del gobierno Carlos Holgu.
mas tarde· •Aparee · 1 ~ • m 1 umpn. El sitio lo inspiró poéticamente: •A Cartagena cercada por han·
. . eran os rundadores del régimen ue ha tlr.Jua".
Colombia (... ) no ya como una nidada de ladro . qd
tas, p. 194. nes, srno e ratei'OII•, Grullín hubiera podido atacar más rápidamente y haber tenido mejor
• •u·rt~. Finalmente el veredicto de Felipe Pérez fue el correcta: el sitio fue
La geopolítica del país ¡ ..
Bo . a menos tranqu rhzaba al ministro b 'tánJ • unn úlcera cancerosa para nuestra causa". F. Pé1-ez, op. cit., p. 265.
gotá: "En realidad este es el lugar m . n ao
1lo•njnmín Gaitán llegó a Nueva York y logró enviar un despacho que llegó
inmensa preponderancia del art'd as seguro del país, debido •

:~~~~~· St. John a SirJulian ~u~c:r::~::~:.:~::q~ ~:OJ:S:~


1111111 o menos un mes después y que consistía en 1.200 rifles Peabody, 2
nmf'tralladoras, 300.000 cartuchos, unas cuantas docenas de espadas y
unrfonnes para varios centenares de soldados. También una espada de
Véase ta l>. • MSS
. m len No. 29, "Correspondencia diri ida 1 G pnrnda para el general Hemández de Santander. Todo el lote y su despa·
ruo B. Cuervo 1885" B'bl" tec L . . g n eneral
' ' • lo a UJS Angel Arango Bo t . d1o en el buque "Ciudad de México" se calculó en menos de $22.000.
referentes a la formación del Ejército de Re ' go a, para V.t~se Proceso, pp. 42 y ss.; La Rebelión, p. 158. Los agentes tuvieron que
32. Las observacio d J M serva.
la co ta nes e . . Samper sobre las posibilidades militare. 110bomar a la policía de Nueva York, que estaba presionada para impedir
s se encuentran en El ·1· de C lll salida del barco por el cónsul colombiano (Martín, op. cit., p. 248), pero
j • • .
Ht.stoncas)'descri 1·
81 10 0/'/0gC/IQ efl J885 ouarr<II'U....
P ruas e/1 prosa Y ucrso Bog0 tá 1885
• ••
,¡,.todas maneras sobró una suma considerable la cual explica Benjamín
regiones de la costa no estab d ' • • pp. 105-108.
Gnitán en forma convincente en Una Exposición., Nueva York, 1885, di·
d 'd . an ensamente pobladas y las
1 e VI a ofreCJan una existencia relativamente fácil e independic'o.rtatei•CIOIIIII ciondo que lo que quedó lo traspasó al cónsul colombiano en Nueva York.
os que se contentaran con vivir de plátanos y pescado . en l.a firma que Benjamín Gaitán contrató en Nueva York fue la de Santia·
clase de población que era dif .1 t . ' precrsamente go Pérez Triana, hijo del antiguo presidente radical Santiago Pérez, y
ICI en usrasmar y todavía más
rec1utar a pesar de qu . . ~v'"t''"~•qg
quien inspiraría a Joseph Conrad el personaje de don José Avellanos en
Par • e su SlmpatJa era predominantemente l'beral
a un relato sobrE' la facilidad de vida de los • . pro 1 Nostramo. La suerte que corrieron esos fondos constituyó por mucho
nicado del cónsu l de los Estados U .d . Th costenos, uease el tiempo un tema espinoso en las filas liberales. Entre otros, Vargas Vila,
DI o~; omas W. Dawson al
mento de Estado, Burranquilla, agosto 23 de 188 u. eoelrta'"' a quien loa rumores pueden haberle sugerido el comentario de que "Don
costa c>ran nitos lo cual dificultab . 4. Los salarros en la Santiago dejó dos obras: un libro que nunca se vende y Santiaguito que
. d .' a srempre el reclutamiento· "El tr b
JO or no trabaja por dinero Únicamente sino . a •· se vende todos los días• (ed. C. T. Watts, Joseph Conrod's Letters to Cun·
como a un hombre libren (Mi fil d • que exrge que se le trate nighame Graham, Cambridge, 1969, p. 159 y 206-208). iY no es que Var-
· ¡
Estados Unidos Colomb

eero 1 m1 d e los Archivos N &ClOna
ra, onsu a os Barran ill
·
11
es de la. gas Vila necesitara hechos!
también general Pedro Sicard B . - • qu a, ro o 1), uéase 31i. J. H. Palacio, op. cit., p. 59.
Bogotá, 1922, pp. 67-69: "El rtc~~~o, Geografía_Militar de Colombia, :17. Palacio, op. cit., pp. 164 y ss., para los detalles de estos encuentros. Para
~ cos no. por lo comun de 1 h bl d
•anfarrón fuerte en su el· 1 co or, a a or, las objeciones de los defensores, uéase S amper, op. cit., pp. 171 y ss. Sam·
' tma, va eroso en algu ·
enemigo del cuartel et¡ todc t . " (El nas regiOnes y aseado; per afU'I1la que el cónsul Stacy de Barranquilla era muy partidario de los
rempa · subrayado es nuestro).
rebeldes, y de loa ingleses en general dice: "Los ingleses no querían com·
168 1lr~L PODER Y LA GRAMÁTICA 169

prender estas cosas tan elementales (lo que constituye un beligerante);' prendió fuego a Colón·Aspinwall. Las pérdidas se calcularon en $30 mi-
es lo cierto que nos incomodaron todo lo posible, como si el gobiemo de llones, cifra posiblemente correcta: más tarde los reclamos británicos as·
Colombia no fuese muy leal y Liberal amigo del de la Gran Bretaña•.JM cendieron a .C239.000, y los intereses británicos en I'SB localidad eran
comunicaciones de Gaitán Obeso con los comandantes navales de loe Blo mucho menores que los norteamericanos y los franceses. Prestán buscó
tados Unidos están en E. Pérez, op. cit., pp. 283 y ss. Véase tambléa refugio en el ejército de Gaitán, pero éste se dio cuenta rápidamente de
Palacio, op. cit., p. 188. que su presencia constituía un riesgo y una desventaja, y lo mantuvo
38. F. Soto, op. cit., pp. 16·20 para los argumentos sobre enviar ejércitos ala vigilado. Cuando Prestán cayó en manos de las fuerzas del gobierno, le
costa y sobre sus temores sobre el clima y las fricciones entre los diatintal siguieron consejo de guerra y fue ahorcado. E. T. Parkes, Colombia and
jefes militares y los distintos ejércitos. the United States, Vol. 11, pp. 308-317; St. John a Rosebery, junio 10 de
39. Esto explica en parte la multiplicidad de jefes, fenómeno que tanto recal 1886, en FO 55-323; F. Soto, op. cit., pp. 45-46 para la conducta de Gaitán
caron los observadores extranjeros. Los hombres procedentes de una lo- respecto a Prestán, y su resistencia a la presión norteamericana para que
calidad determinada insistían en que se reconociera el rango de su jet. se rindiera, hecho al que debe en parte su fama póstuma. La Rebelión,
inmediato a fin de asegurar su posición dentro del ejército. Esto era ID pp. 109-110, 113, 151, 175, 195, 197.
dudablemente un inconveniente, "La superabundancia de Jefes y Oficia• Los otros detalles de este párrafo están tomados del relato del sitio que
les obligaba a formar cucrpecitos de sesenta y ochenta plazas, que apeo hace Samper y que está citado más arriba.
nas podían ser compañías, organización sumamente viciosa 1 ll. Para las victorias de Casabianca, véase La rebelión. Existe el relato de
perjudicial•, pero no se trataba de simple vanidad pueril, la cual, sel\ba un participante en B. Rodríguez, Mis campañas, 1885-1902, Bucara·
Soffia, también existía -uéase su informe citado más arriba, p. 131-, manga, 1934, a veces demasiado exagerado. Es interesante observar que
sino del resultado de la forma como se conformaban esos ejércitos: "No el último oponente en el campo de batalla de Casabianca fue el inquieto
era posible someter a personas relativamente notables, que de esa d . . y desafortunado político Jorge lsaacs, autor de María: •Jorge lsaacs pre·
eran los que habían adherido al movimiento, en casi todas las poblacloo tendió levantar algunos pueblos del norte; pero, desprestigiado, refugiÓ·
nes, a la condir.ión de individuos de tropa, obligarles a marchar a pie sin se en las montañas de An11ime con cien hombres, y allí fue batido por dos
la más absoluta necesidad, y hacerles de todos modos más ponderoeos loe compañías del Arboleda (Batallón 5o.). Isaacs logró escaparse, pero creo
sufrimientos que la mayor parte de ellas por solo patriotismo iban a que pronto lo tendremos en nuestro poder", La rebelión, p. 194.
afrontar•. F. Soto, op. cit., Vol. 1, p. 157. •12. Entre los muertos en La Humareda estaban los generales Hernández,
Esta multiplicnción e igualdad de rangos refleja la debilídad del gobiemo Berna!, Sarmiento, Capitalino Obando, Lombana y Vargas, y Luis Lle·
central y una sociedad relativamente indiferenciada. No se trataba sim· ras. El corazón del general Hemández, de tamaño mayor que lo común,
plemente de una característica latinoamericana: uéase. Mrs. FranCIIII se conservó en una botella "en la botica de Ribón Hennanos" en Mompox.
Trollope, Domestic Manners of the Americans, ed. D. SmalJey, Nueva Esta "hecatombe", en la que los radicales perdieron también la mayoría
York, 1960, p. 18: "Definitivamente los caballeros que había en el cama• de sus barcos, se convirtió rápidamente en parte vital de la mitología
rote, (no había señoras) ni por su forma de expresarse, ni por sus mane- liberal de la derrota. "El Partido Liberal... semejante a los emperadores
ras o apariencias, hubieran sido llamados taJes en Europa; pero pronto romanos, se puso de pie para expirar" (J. M. Vargas Vila, Pinceladas
nos dimos cuenta que su pretensión a este título descansaba sobre baeee sobre la última revolución en Colombia•, y Siluetas políticas, la. ed. Ma-
más firmes, porque oímos que a casi todos se les daba el título de general, racaioo, 1887; vuelto a publicar como Pretéritas, México, 1969. Otras mu·
coronel y mayor. Poco tiempo después, al mencionar estas dignidad• chas ediciones). La batalla tuvo lugar el17 de julio de 1885.
militares a un amigo inglés me dijo que él también había viajado con la La muerte del general Manuel Briceño, de fiebres, en Calamar, el 13 de
misma clase de compAñía que yo le describía, y cuando observó que no julio, ofreció al gobierno y a los conservadores el principal mártir de la
había un solo capitán ent.re ellos, le preguntó a un compañero de viaje causa. Briceño fue la figura más importante en la insurrección conserva-
cuál podría ser la explicación. 'Ah, señor, es que los capitanes están todoe dora de 1876-1877 y autor de un relato de esa guerra, además de una
en la cubierta' contestó el amigo". La señora TrolJope se refería a loe monografía sobre el levantamiento de los Comuneros: Los Comuneros;
rangos de las distintas milicias norteamericanas. historia de la insurrección de 1781, Bogotá, 1880, que es todavía un es·
40. Prestán, cuyos antecedentes eran mucho peores que los de Gaitán Obeso, tudio valioso. La rebelión, p. 168, para su muerte: sus funerales coinci·
originó el desastre más destructivo de toda la guerra cuando su ejército dieron con el juicio de Gaitán.
170 111 1. f'ODER Y LA GRAMÁTICA 171

43. R. Cácerea, op. cit., pp. 117 • 118. en A. J. Restrepo, El cancionero de Antioquia, Medellin, 1971, p. 177,
F. Soto, op. cit., 11, pp. 158, 163, 168. La popularidad de Gaitán t.acaso una referencia folclórica a las dos Margaritas?
a Camargo, quien BO&pechaba que él y Acevedo tenían todavía parte En MarAcaibo, 1887, se publicó una colección de escritos en homenaje a
loe fondos que habían conseguido en Barranquilla. G11itán: Corona fúnebre a la memoria del General Ricardo Gaitán Obeso.
44. R. Cáceres, op. cit., p. 122. rl l. Proceso, p. 118. Sin embargo, en otro momento Urdaneta reconoció que
45. P1'0Cf!80, p. 144. Gaitán tenía otras cunlidades: "Su fisonomía es del todo agradable, y
46. Para Bodega Central, La rebelión, p. 204; F. Soto, op. cit., 11, p. 180, y procede en los actos de la vida como hombre galante; sabemos, además,
la etapa final de la misma, p. 220 y La rebelión, p. 214. que es persona valerosa", p. 107.
47. La fecha en Soffia a Aniceto Vergara Albano, 20 de octubre de r.~ Sobre el Tolima, aparte de las descripciones de Ambalema citadas más
Archivo Nacional, Santiago, Chile, Relaciones Exteriores, Vol. 302. nrriba, consúltense los relatos de 1876-1877 de M. Briceño y de Constan·
despacho, que no aparece en la selección de R. Donoso, describe el cio Franco V. Sobre la violencia rural, uéase la extensa comunicación
biente de nerviosismo que reinaba en Bogotá durante el juicio de "Los monstruos de Coyaima", en El Comercio, agosto 26 de 1884, de lno·
Véase también Palacio, op. cit., pp. 298 y as. Aparentemente Núñez cencio Monroy.
del "fantasma de Gaitán" en una conversación con el general Ulloa, Se encuentran otras descripciones de la sociedad del Tolima en esta épo·
fue uno de loR jueces del juicio, p. 302. ca en F. Pereira Gamba, La uida en lo8 Andes colombianos, Quito, 1919,
La opinión anter1or de Núñez sobre la inutilidad de juzgar a los Cap. II, y Rosa Carnegie Williams, A Year in the Andes: A Lad.y's Life in
está tomada del articulo "Reflexiones", Reforma Política, 1 (JI), p. 260. Bogotá, Londres, 1882.
48. Sobre Urda neta, uéase Pilar Moreno de Ángel, Alberto Urdaneta, La opinión de St. John a Rosebery, abril 22 de 1886, FO 55-322.
1972, en especial Cap. XIII, "El fiscal". Saavedra en el Proceso, pp. 199·200.
El historiador liberal Laureano García Ortiz tenía una copia del C.:l F. Soto, op. cit., JI, p. 56; R. L. Cáceres, op. cit., p. 124. Los jefes que
que hoy se encuentra en la Biblioteca Luis Ángel Arango; frente al m tentaban mantener una disciplina demasiado estrict.a perdían rápida·
bre de Urdaneta, el historiador escribió al margen "canalla" y mente sus hombres, los cuales desertaban o se pasaban a otros ejércitos.
hace referencia a su talento como grabador y a su maravillosa ha1cíeJIUII e, 1 El cabo Acuña en R. L. Cáceres, op. cit., pp. 38-39.
en la Sabana, llamándolo "el monedero de Canoas". En el Arclliuo del GeneralJulián Trujillo, que se encuentra en el Archivo
49. Los discursos finales aparecen en el Proceso, pp. 102-156; 157·164. I Jis tórico Nacional, Bogotá, hay una serie de cart.as escritas por soldados
también F. de P. Borda, op. cit., p. 134. Gaitán pensaba que no podía rnsos del ejército del gobierno, en 1876-1877, a su comandante. En algu·
progreso sin sufrimiento. nas do ellas, los hombres resaltan sus servicios anteriores en favor de la
50. Palacio pone en duda que Núñez haya pensado hacerlo fusilar, op. cit., causa liberal y utilizan frases como "la causa del siglo y de las luces• y
307: "Núñez era, como todos los grandes políticos, un gran COJIIledia,nttl"l palabras como ~progreso".
Soffia infonna sobre la intervención a su favor de "la parte imparcial Con demasiada frecuencia se asume que los ejércitos estaban confonna·
sana de la capital" en el despacho citado más arriba. Cordovez Moure, dos por peones obligados a luchar por sus jefes terratenientes. Es indu·
Reminiscencias, p. 308, dice que el arzobispo intercedió por Gaitán. dable que el gobierno recurría al reclutamiento forzoso y, algunas veces,
Los escritores liberales sacaron todo el partido posible de las Cll'CUlnat.., también lo hacían así los jefes revolucionarios, pero esto es diferente a la
cias que rodearon la muerte de Gaitán Obeso, en especial Vargas VilL presunción anterior, y los inconvenientes obvios del reclutamiento forzo·
Existen algunos documentos sobre su muerte y entierro, en un so hicieron que los terratenientes trataran de evitarlo. (Véase mi" A Cun·
extraño, escrito por Inés Aminta Consuegra y A., Meditaciones del dinamarca Hacienda, Sant.a Bárbara 1870·1914",en Landlord and Pea·
ral Ricardo Gaitán O. en su prisión de CarlageTUJ y Panamá, sin sant in Latín America, ed. K. Duncan y l. RouUedge, Cambridge, 1977).
(1886), pp. 78-87. Véase también la copla: Es cierto que a veces los terratenientes movilizaban a sus dependientes
- uéanse los compromisos de conservadores notables en M. A. Nieto, op.
A Cartagena me llevan, cit., pp. 112·122, y sus actividades posteriores, pp. 147·152; elautormen·
Yo no sé por qué delito; ciona a "mi inolvidable amigo Hipólito Nieto, quien dio a todos sus arren·
Por una papaya verde datarios los caballos de la hacienda, pagó los fletes de los que no los
Que picó mi pajarito. tenían propios y las raciones de la gente pobre, obsequiando tanto a la
172 111 1 PODER Y LA GRAMÁTICA 173

venida como al regreso y como él sabía hacerlo, a toda esa gente. de saquearla como las anteriores, dejaban sólo la imagen antes dicha, Y
CORtó muy cerca de tres mil peBOS". (Obsérvese que Hipólito lea JJOIIÓ) para no llevarla, y para mofarse de todo lo santo y sagrado, la tiraron
duda esta clase de reclutamiento voluntario podía bacerae en lu debajo de una cama y le pusieron queso, de los robados por supuesto,
nes de organización más señorial de Cundinamarca, Boyacá y dizque para que comiera, proflriendo expresiones como estas: "Come,
der, pero aun en ellaa, en última instancia, era menos importante maldito, para que podtis aguantar", "chupa por godo, demonio". Esto es
reclutamiento forzoso por parte del gobierno y, con frecuencia, lo. cuanto puede decirse de estos endemoniados, abortos del averno, que son
tenientea no tenían ninguna influencia en eaas comisiones de capaces de abofetear con tanto descaro las creencias de un pueblo libre,
miento. Es posible que la movilización espontánea tuviera tanto CI'W y de insultar a la faz del mundo los derechos de los asociados Y sus ideas
con la solidaridad local y con el prestigio de loa jefes locales como l'eligiosas y sociales".
vínculos de dependencia económica, dermidos en forma simplemente Aún entonces, el escritor añade "que no fueron lodos ladrones: hubo ex·
cánica. No se puede excluir la presencia de un elemento •feudal", cepciones honrosas".
tampoco se le debe dar demasiado peso. Loa conservadores rec!JUIWII'QII 11
1 R. L. Cáceres, op. cit., p. 23, R. Núñez, Reforma Política, III, "El Relator",
peones del Ferrocarril del Norte, exactamente como Gaitán Obeso p. 238.
reclutado unos pocoa que estaban trabajando en el Ferrocarril de La 1111. Todavía el 22 de diciembre de 1884, el ministro inglés -que definitiva·
rada. ¿Refleja esto un mecanismo feudal? mente no es la mejor de las fuentes, pero a quien al menos no se le puede
Hay un cable en La rebelión que muestra cómo la acción vigora.a acusar de ser ni imaginativo ni ingenioso- pensaba que Núñez rechaza·
parte de los hacendados era algo excepcional: "La Mesa, 2 de juUo ría a los conservadores y negociaría con los radicales.
1885... Tengo el gusto de participarle que el señor Manuel Dueñu, St. John a Granville, 22 de diciembre de 1884, en FO 55-302.
loa peones de su hacienda, atacó a unos señores que se preparaban Id E. Pérez, op. cit., pp. 238 y ss.
pronunciarse en contra del Gobierno Nacional, y les tomó once ~~~- Ed. G. Hemández de Alba, Epistolario ck Ru{ino José Cuervo con Luis
tona, más de mil cápsulas, mucho plomo, bastante pólvora, variu María Llera.s y otros amigos y familiares, Bogotá, 1969, pp. 148·151.
de percusión: bestias, montura&, cometa, ropa, etc. etc. Loa haceJUbldll 11:1. "El Relator", Reforma Política III, Loe. cit.
comienzan a convencerse de que necesitan auxiliar de todaslllJilDllll'lllllll 1\1 Para Jos liberales, Gaitán Obeso era, claro está, un caudillo¡ para los
Gobierno Nacional, para salvarse de loa comunista&. Vuestro aeJ'Vic!laP• independientes y para los conservadores era un cabecilla. El análisis más
amigo, Lucio C. Moreno", p. 61. completo que he visto sobre el término "caudillo" está en Cuackrno ck
La mayoría de los observadores extranjeros se inclinaba a juzgar la Sociología, No. 4, Universidad de la Plata (Argentina), 1965, en el arti·
dad de las tropaa y su identificación con determinada causa, por la culo de Atilio Cornejo, pp. 94-97.
aencia o ausencia de uniformea adecuados. Por ejemplo, véase Sir 1111 No estoy seguro a quién deba otorgarse el crédito de la primera clara
rick Treves, The Cradle o{ the Deep, Londres, 1910, pp. 359-362. En formulación de este principio; aquí se tomó de J. H. Palacio, op. cit., P·
comentarios siempre hay una presunción tácita de que sus propios 280. Los historiadores lo han tenido muy poco en cuenta.
citos eran diferentes en la forma y el eapíritu. fifí Claro que seria posible -y sin duda muy de acuerdo con tendencias de
55. •te Petit Caporal" era el apodo de Napoleón Bonaparte, y a ese moda- intentar cuantificar el daño que causó est.a guerra, en forma mucho
demagogo venezolano, Cipriano Castro, lo llamaban ~~ Cabito", más elaborada que la que se empleó en el juicio. El estudioso que se incline
Zarante, Reminiscencia8 históricas. Recuerdos ck un soldado liberal, a hacerlo debe leer primero la tesis de F. Garavito A., Influencia perniciosa
rica, Cartagena, 1933, p. 5¡ Zarante fue veterano del "ejército de ck las guerras civiles en el progreso ck Colombia, Bogotá, 1897, en especial
danos" de Gaitán, J. M. Vargas Vila, op. cit., pp. 183-190. "Segunda parte, perjuicios económicos", pp. 34 y ss. La tesis tiene un pru·
66. J. H. Palacio, op. cit., p. 118. dente respeto por lo no cuantificable. J . M. Sampe•; op. cit., p. 270.
57. R. L. Cáceres, op. cit., p. 40. Las cifras de la destrucción, de los hombres movilizados y de las pérdi-
58. Sobre loa soldados véase La rebelión, p. 188, comunicación sobre das, son pequeñas en comparación al estándar europeo o norteamericano
desenfrenada chusma" desde La Ceja, Antioquia: "Pero el hecho máa de la época, pero también debe tenerse en cuenta que esta no fue ru la
candaloso y que da una idea más clara de la perversidad de loa más sangrienta ni la más larga de las guerras civiles colombianas. De
chores en referencia, es el ultaje inferido a la sagrada imagen de todas maneras esto no hace que, proporcionalmente, los trastornos ha-
cristo crucificado. En la casa de Primitivo Valencia (Varguitaa), yan sido menores.
LA PRESENCIA DE LA POLÍTICA NACIONAL
I•:N LA VIDA PROVINCIANA, PUEBLERINA Y RURAL
DE COLOMBIA EN EL PRIMER SIGLO DE LA
l{EPÚBLICA

Eessentiel est d'auoir sou~nné que la democratie serait


plus largement répandue que la modernité.
... Notre incursion dans l'histoire culturelle entrainat ainsi
la meme ~n que tout a l'heure l'histoire socio-politique, ou
nous declarons ne pouuoir expliquer le uillage sans
l'enuironment national, ni l'opinion du peuple sans le
uoisinage bourgeois: toute explication requier l'ensemble,
toute histoire se uoue a l'echec si elle n'aspire a etre totale;
mais pour peu qu'elle le tente, et meme si l'imperfection du
résultat n'est pas a l'hauteur de l'ambition, elle ne sera
jamais étroite, elle ne sera jamais ·uillageoise•.

M. Agulhon, La République au Village, pp. 4 71 y 483.

Se oyen uiuas entusiastas, todo el ruidaje de los miserables


acontecimientos extraordinarios de los hombres.

J . J . Vargas Valdés, "Mi campaña en 1854•, en A mi paso


por la tierra, p. 188.

Ningún examen del mundo rural colombiano debe excluir de sus


consideraciones la política. Como muy bien señaló Manuel Serra-
no Blanco, nadie puede escapar a eso, y esta imposibilidad de es-
capar es una de las peculiaridades de la política colombiana: para
comprobarlo no hay sino que pensar en los años 1946 en adelante,
y el rompecabezas que representan para la ciencia política con-
176 111:1. PODER Y LA GRAMÁTICA 177

1
vencional . Bajo cualquier definición, Colombia nace y sigue vi n las veredas, si es que llegan allá? lSe puede conocer algo del
viendo durante mucho tiempo como un país muy rural: sin ciudn 1 un tenido de la antología política a esos niveles? ¿Qué vamos a
des grandes, con condiciones como para que una población relaLI upinar -porque sí vamos a opinar, con o sin derecb~ sobre la
vamente grande en el conjunto de América Latina pueda, con rndonalidad o irracionalidad de esas antologías? ¿Qué sabemos
mayor o menor dinamismo, vegetar: crecer como la naturaleza ,¡.,la política del analfabeto? Hay una tendencia a suponer que el
Pero decir esto está muy lejos, como todos los colombianos lo aa unnlfabeto es estúpido, o por lo menos ignorante. Un mínimo de
ben, de decir que esta población vive fuera de la política. Los ea •·••flexión lleva a la conclusión de que esto no es muy probable; por
tudiosos están empezando a explorar con más precisión la natu In menos debemos admitir que no conocemos mucho sus horizon-
raleza de esta innegable politización de las zonas rurales. Hay 1• •11 o su conciencia; la pregunta sobre si se siente granadino, co-
algo escrito sobre caciquismo, gamonalismo -clientelismo, la pa lombiano, debe permanecer abierta. Y hagamos otra pregunta,
labra en boga-, concepto tan abusado que, de ser una explicacion que aunque a primera vista no tenga nada que ver con las ante-
parcial útil, corre el riesgo de convertirse en una etiqueta tan ··iores, sí está íntimamente relacionada: ¿Qué importaba quién
generalizada que no servirá para explicar ni para describir nada2 mutó a Sucre? Es una pregunta tan fascinante como la pregunta
Sin negar que existan caciques, gamonales y clientes -que loa nriginal, lquién lo mató?
hay, los hay, buenos y malos, racionales y oprimidos-, quiero po- lCuál fue el impar:to popular de la independencia? ¿Qué sa-
ner en este ensayo un énfasis distinto, un correctivo, y abrir un hl'mos de eso, fuera de que no les gustó, y con razón, a los pastu-
campo de especulación nuevo para la historiografía moderna, y os? ¿por qué no hay casi en la historia de Colombia un movimien-
que sólo aparece de vez en cuando en la historiografía tradicional. to de marcado localismo? ¿Por qué en la historia colombiana,
Las preguntas que quiero tratar son estas: ¿Hasta qué punto hasta hace muy poco, hay tan contados rasgos de movimientos
se puede hablar de una política nacional en el primer siglo de vida mesiánicos, con su aura de frustración y recogimiento? ¿Por qué
republicana? ¿Hasta dónde, en términos espaciales y en ~-'!nlinoa t>l movimiento típico en Colombia se encuentra rápidamente den-
sociales (y ambos están relacionados), llegó la política nacional en lro de un marco general, nacional, aun internacional? lCómo es-
el siglo XIX? ¿Hasta dónde es posible encontrar al ciudadano? tsín esparcidos, en el siglo XIX y a principios de nuestro siglo, los
lCómo esa supuesta política nacional llegaba a las provincias y a l•ntusiastas de la política, y de dónde vienen? Es un lugar común
los pueblos, al mundo rural? ¿Cuáles fueron los resultados de la ~so decir demasiado común- decir que Colombia es un país de
politización del primer siglo: si hubo tal politización, qué impor- grandes variaciones regionales y culturales: ¿cómo relacionar es-
tancia sigue teniendo? Esto sería más que suficiente para un lar· tas variaciones con la politización del siglo pasado? El proceso no
go trabajo, pero nos interesa también otro enfoque: hay quienes puede haber sido el mismo, por ejemplo, en el Magdalena Medio
dicen que no puede haber política nacional sin economía nacional, y en los alrededores de Monguí, entre los negros libertos del Ca u-
ni articulaciones de intereses de clase a nivel nacional sin econo- ca y los indios de Tierradentro.
mía nacional; la política, según ellos, es tal articulación. ¿Tienen ¿Cómo formular estas preguntas de manera precisa e inves-
o no razón? Dos conclusiones se me ocurren: o bien la economía tigable? ¿Dónde pueden hallarse fuentes en este campo tan difícil
nacional existía, o había una política nacional anterior a la eco- que es el pensamiento político de los humildes'fl. llago aquí un
nomía nacional, una píldora desagradable para los regionalistas paréntesis: llamar humilde a la gente que no deja huellas de esta
a ultranza y también para los marxistas vulgares. Pero sigamos parte de su actividad vital tal vez es prejuzgar la índole de esa
con las preguntas. ¿Qué transformación sufren las ideologías lle- gente; humilde no describe muy bien el porte de, por ejemplo. los
gando de sus polos de difusión -noción ial vez útil también acá seguidores del general David Peña, él mismo de origen humilde,
Y no sólo en economía- a los pueblos pequeños y más allá de ello~ en el Cali de 18804 •
178 MALcOLM DEAS 1)EL PODER Y LA GRAMÁTICA 179

Quiero confesar unos "intereses" intelectuales. Empecé a in· pcwtancia, cabe observar que ningún buen político descansa ex·
quietarme ante ciertas ideas recibidas que a primera inspección c·lus ivamente sobre lo material, despreciando otros recursos, cua-
revisten cierta plausibilidad, pero que tant.as veces aparecen sin IPHquiera que sean sus intenciones. En ese sentido, Colombia es
pruebas: los campesinos en guerra civil llevados como rebaño de un país de buenos políticos.
ovejas, "voluntarios" con la soga al cuello que se matan sin tener Investigando la historia de otros temas he ido encontrando
la menor idea de su causa; los analfabetos ignorantes, tema ya pruebas de la presencia de la "política nacional" entre los estratos
mencionado; la imagen relativamente simple de la gente de tierra 'humildes" en lugares remotos, que me han hecho pensar. El bis·
fría, muchas veces pintada sin matices, como uniformemente ex• lcwiudor del siglo pasado en Colombia se sorprende al principio
plotada y catequizada, lde dónde vienen entonces los liberal81 1111le la dispersión de pies de imprenta de las proclamas, hojas
rurales de tierra fría? También, aunque yo mismo había escrito tmdtas, folletos y aun de los libros que encuentra en sus estudios.
sobre este tema en sus albores, me parecían cada vez más incom• 1.ns autores tenían sus razones para gastar dinero en esos meca·
pletas las teorías herméticas de caciquismo, gamonalismo y clien• niHmos de formación de opinión; pocos lo hicieron por mera vani·
telismo -sin negar, repito, la existencia de caciques, gamonalee dncl de escritor. El lector de Jos costumbristas halla también mu·
y clientes-. llncompletas de qué manera? Primero, hay en ellu c•hns huellas de lo mismo: el primer coronel corresponsal
poco o ningún lugar para las ideas, o mentalités. Presentan un rr·uslrado de provincia no es el famoso Buendía de García Már-
cuadro implícito de dominio absoluto sobre una masa inerte, o por
r¡ul'7., sino Félix Sarmiento, personaje de Oliuos y aceitunos todos
lo menos una masa borracha en el día de las elecciones; omiten la
li"" unos, de Vergara y Vergara, 18686 . Tuve la suerte de encon·
parte emotiva, la identificación local y personal, el iluso amor del
t rur en la Gaceta Mercantil de 1849 un relato muy pormenorizado
que habla Serrano Blanco. Empecé a sospechar que esas teoríu
de • una gira hecha por el general José María Obando en la costa
eran demasiado brutales y que llevaban una dosis de conde-
~oJo, no por Paslo ni por el Cauca ni por el centro del país, sino
scendencia urbana. Como explicación de la naturaleza particular 7
¡u u· la pura costa- al regresar de su persecución en el exilio . En
de la política rural colombiana son lógicamente incompletas: ha
' 1 interesantísimo estudio de Diego Cnstrillón Arboleda sobre
exist.ido gamonalismo y clientelismo en toda la América Latina
qumlín Lame impresiona al lector lo extenso de los viajes del
-y en muchas partes de Europa, por supuesto- pero no produ•
jeron una política rural a la colombiana, con los mismos peligro- pmtagonista, sus relaciones con políticos de clase alta como el
sos nexos con la política nacional y su bien difundida sectaria I(Pncra!Albán y de vuelo al lo como Marco Fidel Suárez; su conser·
lealtad. Tampoco admiten esas teorías suficiente variación locab vul ismo; su visión de conjunto de la polílica nacional y su conoci·
obviamente las estructuras de poder -suponiendo que en todae nli••nlo de la historia del imperio español; su fama creciente, su
partes las hay, lo que tal vez no siempre es cierto-5 no van a ••11 t ilo puro José Eustaquio Rivera, ese indio había "salido muy
las mismas en todas partes, en el Palenque de San Basilio y l••ius de la selva", para emplear su propio lenguaje8 . Los aconte·
Gramalote, en el Ltbano como en los llanos de San Martín: clmic>ntos de mediados del siglo pasado todavía no han recibido la
estructuras van a "filtrar" la política nacional de maneras dt~hida atención, especialmente lo que sucedió fuera de Bogotá:
distintas. Lástima que hasta ahora tan pocos antropólogo$ o 1 xiHte una magnífica y detallada documentación sobre el Valle, y

ciólogos hayan proporcionado algo en este campo tan '""'r'n..ta•"bl ni mismo tiempo fuentes menos ricas pero menos exploradas so·
de la vida de la gran mayoría de los colombianos. Me parece hrn otras partes9 . Hay también una frondosa folletería sobre la
malo como incompleto el manejo que se hace en estas teorías 0Ut•rra de los Supremos, en la cual por primera vez en la hisloria
los nexos entre la localidad y los niveles de arriba, nexos r• publicana -con excepción de la Patria Boba- hay intentos
generalmente como exclusivamente materiales. Sin negarles tllllf'('rtados de movilizar la opinión de provincia en pro de una
180 181
111·.1. PODER Y LA GRAMÁTICA

nueva definición de la estructura nacional, intentos que


muchos sorprendentes pies de imprenta 10. 11 nnado 0 en mulas corren riesgos muy obvios, y mucho mayores
'l"'-' los que corren naturalistas extranjeros.
Lo que traen los viajeros es escaso sobre la política a nte La conversación gira alrededor de la próxima caída de los Mo-
nivel, pero no deja de ser insinuante. El sueco Carl August Goeo 1111gas, jefes del liberalismo venezolano, y el liberalismo ven~zola-
selman es uno de los primeros -viajó entre 1825 y 182~ en 1111 se había hecho muy discutido, por medio de unas campanas de
notar la importancia política del mestizo, observación que se pr·t•nsa intensivas, con la retórica más igualitaria vista ~n esta
pite con mayor o menor desaire en mucho relato anglosajón! pnrte del mundo (el norte de América del Sur) en los _pnmero.s
Isaac Holton, aunque botánico, se interesa un poco por la política 1·tncuenta años de la independencia. Venezuela ya hab1a experl-

Y apunta el interés, para él algo exagerado, que el típico neogra ""'ntado el drama de las persecuciones de Ant.onio Leocadio Guz-
nadino tiene por temas políticos; incluso pone en su libro una con man y de Ezequiel Zamora, de la victoria ganada por José T~deo
versación política en provincia 12. La cita que más me hizo refl.. Monagas y sus amigos sobre el Congreso conservad~r (cU:lOS~­
xionar aparece sin embargo en un libro sobre Venezuela: En loa m•·nie la primera revolución en el mundo del revoluc10nano ano
trópicos, de otro naturalista, el alemán Karl Appun. Viajando ea IH18), la caída y el exilio de Páez, la liberación de los úl~os
pura provincia a fines de la década de 1850, encuentra en una ''"'clavos. Algunos estudios presentan la evidencia de una divul-
tienda gente que le habla de política 13. Esto no le interesa, y en J(IIl'iÓn ideológica y una movilización política relativa~ente ~an·
su relato no oculta que le enfada, actitud ésta que me hace espe- di'R: ¿p0 r qué dudar de que gran parte de la poblac10n m~sbza­
cular y me trae ciertos recuerdos. mulata de la poco señorial República de Venezuela por un tiempo
¿Por qué le fastidia a Appun que estos provincianos venezo. 8 upo gustar de la igualdad, del federalismo y de los Monagas, Y

lanos hablen de política? Una respuesta podría ser: esa gente r·..chazó a los godos no sin cierta razón? Después viene la decaden-
,.111, pero no hay por qué negar que hubo mucho tema de conver-
probablemente es de pocas letras; el ambiente es pobre; tal vez la
gente habla con menos inhibición de lo que la gente de extracción MIICión de tienda 14.
Appun me recuerda ciertas actitudes inglesas frente a la polí-
paralela hablaría de la política en "las Europas", como dicen ellos;
1irn de los Estados Unidos en la época de Jackson, las de Fanny
esta gente está lejos de Caracas y no debería haber sido, segÚn
'l'rollope y Charles Dickens entre otros15. Hay que reconocer que al
los prejuicios de Appun, muy afectada por los cambios Páez·Mo-
l'ttl.ar en Colombia y en Venezuela se está en América, Yque a pesar
nagas-Páez que son tema de la conversación. Pero estas no son
olt• todos los contrastes hay ciertas corrientes americanas que am-
bases lógicas que justifiquen la reacción de Appun, con la excep-
bns Américas tienen en común. Dichas corrientes en ambas Amé-
ción de lo último -la lejanía de Caracas y el argumenl~• de que a
ricas caen mal a los estratos conservadores de clase alta, los cuales
esta gente no le va a afectar mucho lo que pase en la política
1111 imilan la crítica europea y se manifiestan aún más críticos que
nacional-. Y esa inmunidad me parece muy poco probable. Siem- un neutral como Appun. Pero son reconocidas por los mejores talen-
pre parte de la gente de tienda de camino está formada por arríe· t11s políticos, liberales y conservadores. El general Santander era
ros, quienes deben mantenerse informados por razones prácticas ndmirador del general Andrew Jackson; intentaba presentar al ge-
Y no por mera curiosidad. La caída de los Monagas y el regreso de 16
nc•ral Obando como el Jackson de la Nueva Granad a ·
los godos, los asuntos de la etapa del viaje de Appun, sugerían la Hay un paralelo también entre ese rechazo de parte de euro-
posibilidad de guerra civil -esta vez iba a ser la "Guerra Fede- Jli.'OS y de frustrados aristócratas criollos -"esa ge~te del ~ueblo
ral", prolongada y extendida-. Una guerra civil afecta a mucha no debe tener ideas sobre política nacional"- YnociOnes mas mo-
gente, Y especialmente a los caballeros de provincia y a los arrie- dPrnas de falsa conciencia: "Esa gente del pueblo no debe tener
ros que conversan en el cuadro de Appun: éstos con su capital en esas ideas tan anticuadas y tan poco progresistas en las cuales
182 MALcOLM DBAI 1)EL PODER Y LA GRAMÁTICA 183

creen·. Por el momento, sugiero una prudente suspensión de julo 6. Delimitaciones administrativas y sus cambios: éstas
cio. Volvamos a un campo menos especulativo, al mundo rural pueden ser afectadas por cambios políticos nacionales;
colombiano del primer siglo de la independencia. pueden suscitar fuertes peleas locales.
Una parte sustancial de la política es el manejo del aparato 7. Reglamentación de la Iglesia en general, y en particular
estatal, y la presencia de la política de algún modo va a la par COD de las manos muertas y de sus propiedades. Esta insti·
la presencia de ese aparato. ¿Hasta dónde y de qué manera llera tución nacional (y supranacional) tuvo tanto que ver con
el aparato estatal a nuestro campo? Claro que los límites de este tantos aspectos de la vida de gran parte del campo colom·
artículo no permiten una respuesta muy detallada, pero a gran• biano hasta hace muy pocos años, que la secularización
des rasgos se le puede describir en la lista siguiente, que presento de los historiadores modernos amenaza con grandes ma·
20
sin jerarquizar sus elementos y sin pensar que no se puedan aña· !entendidos y aun con una falta total de comprensión
dir otros, Y sin decir que en todas partes todo tiene igual impo..,. 8. Educación: su estudio histórico casi no existe.
tancia, ni opinar para nada acerca de la bondad o maldad de su 9. Pesas y medidas y moneda.
contenido, ni sobre si trata o no de la implantación del sistema 10. Las tarifas de aduana.
capitalista mundial. Es un inventario preliminar, no más: 11. Correos y telégrafos.
l. El aparato fiscal está presente en los diezmos, los mono- 12. Justicia.
polios de tabaco, snl y aguardiente, en el papel sellado 13. Elecciones: el país tiene una de las historias electorales
(tan respetado por Quintín Lame), en las alcabalas y 101 más largas del mundo, en la cual el aparato estatal ha
peajes, en la contribución directa y en el trabajo personal cumplido su bien conocida función. Esto se remonta por
lo menos a los tiempos de la Gran Colombia: véase al
subsidiario, sin mencionar más. El contribuyente en el
Conde Adlercreutz, sueco y militar bolivariano, muy ex·
acto de contribuir tiene la sensación de ser de una enti• 21
perto en el manejo de elecciones de 1827 en Mompox .
dad más grande, aun cuando la sensación no es nada
agradable. Ciertas ramas de las arriba citadas pesaban 14. Ciertas obras públicas pagadas por el Estado tienen
más sobre el campesino y molestaban más al campesino fuerte impacto local, aun en el siglo pasado.
que a otros elementos de la sociedad 17.
El propósito de esta lista no es presentar algo imponente:
2. La cuestión de la esclavitud: la decide el gobierno nacio- detrás de sus renglones hay un estado nacional famélico Y es·
nal.
cueto. Sí es para demostrar que hubo algo de estado nacional
3. Legislación sobre tierras -baldíos, notariado y regis- con una presencia y actividad difundidas, con cierto significado
tro- Y sobre minas: gran parte de esta legislación tam· local. Nos encontramos aquí con otro paréntesis necesario. Es-
bién es asunto nacional. ,·ribo local. El problema que cada uno tiene que enfrentar es
4. La milicia, reclutamiento para el ejército: uno de los te- 1·omo definir rural: no sólo para mí es un punto que reviste im·
mas más frecuentemente debatidos en el siglo pasado. El portancia. Claro que no voy a definir como rural únicamente
Estado se hace sentir en eso, y a su modo la oposición I'Sas regiones y su población que quedan tan lejos y son tan po·
también. Sin duda deja efectos políticos: ciertos pueblos bres o tan autosuficientes y tan escondidas que la política y la
de Boyacá llegan a sentir orgullo por su contribución mi· nctividad estatal no las toca nunca. El problema subsiste. El
litar 18 . padrón de asentamiento es muy variado en Colombia, Y esto
5. Legislación indígena: afecta muchas tierras, a los indios debe tener alguna relación con la naturaleza de la comunicación
de resguardo y a sus vecinos 19. y la movilización política. Mucha de la vida rural de Colombia
184 DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 185

es vida de pueblo pequeño, con posibilidades que la palabra 11&• La gente de Colombia hRbla, y ha hablado durante siglos, la
ral en sí no sugiere: posibilidades burguesas e intelectualea. misma lengua desde la Guajira hasta el Carchi, por no decir más
Hay mucha gente en el campo colombiano, además de los ele- allá. No hay grandes obstáculos lingüísticos que se opongan a lit
mentos de cabecera de municipio o de pueblo grande, que no unidatl nacional 26• Esto no sucede en toda América Latina; no es
viven de la agricultura de una manera directa, aun en vereda lo mismo en México, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia, Para·
aparte: hay artesanos que producen, y producían, para merca• guay. Tampoco es el caso en ciertas naciones de Europa: sería
dos extensos y lejanos; que tienen que pensar en la suerte de posible argumentar que Italia o incluso Francia tenían menos
esos mercados, suerte a veces ligada con la política; hay dueñot unidad lingüística en el siglo pasado que la pobre Nueva Grana·
de tienda, cuya función política está descrita en más de un cua• cla, con todas sus pintorescas excepciones26• Frente al nuevo én-
dro contemporáneo por viajeros y, magistralmente, por Rurmo fasis sobre la importancia, a veces definida como primordial, de
Gutiérrez en su monografía sobre el Cundinamarca de hace UD la región, hay que reivindicar esta herencia de conquista y colo·
siglo22 . De vez en cuando incluso hay terratenientes con sua nía , además de la unidad administrativa que deja a la República,
agentes: la misma tendencia historiográfica que goza con el ha· y a la cual ya hemos aludido.
llazgo de rasgos de "feudalismo" goza también, de manera con· El mapa de las comunicaciones interiores del siglo pasado se
tradictoria, con pintar la vida rural como aislada. puede reconstruir con gran detalle utilizando a los geógrafos Y
Hubo política aun dentro de la hacienda: sus característica• olros informes contemporáneos, tales como Agustín Codazzi y Fe·
en la hacienda de Santa Bárbara, Sasaima, quedan claras en la lipe Pérez27 . Hay intercambios más o menos continuos, y por don·
correspondencia entre el administrador y el dueño, que he descri· de pasa el comercio pasan las noticias: poco comercio todavía pue-
to en otro lugar23. Hay haciendas que tenían fama política, como de traer mucha noticia. Deducir de un tráfico miserable una
por ejemplo la hacienda goda del general Casabianca en el Llbano 1gnorancia mutua tal vez sea exagerado. Vale la pena leer ciertas
Hberal24 • Había política en los resguardos, en las zonas de coloni· fuentes de nuevo para ver qué luz echan sobre La cuestión de cómo
zación, tanto ayer como hoy. y con cuánta demora y cuánta distorsión llegan las noticias. AMa-
Vamos a la consideración del segundo renglón en nuestro el• ría Martínez de Nisser, como muestra su Diario de los sucesos de
fuerzo por delimitar las posibilidades y probabilidades de algo la revolución en la provincia de Antioquia en los años de 1840 i
que se podría llamar "política nacionaln a nivel local, rural: loe 1841 28 , le llegan en Sonsón y sus alrededores muchas noticias de
medios de comunicación, las posibilidades que existían para el todas partes de la entidad geográfica que esa patriota no duda
intercambio de noticias y la formación de una conciencia nacional. constituyera la República de la Nueva Granada una e indivisible
el conocimiento de que pasan cosas en la entidad grande que afec- -en contraste con los que van "despedazando(...) el país con pre·
tan los intereses locales, que hay posibilidades de actuar con pro- t.extos miserables"-. La información llega con cierto retraso: la
vecho en un conjunto mayor, que por lo menos existe La necesidad noticia del levantamiento de Salvador Córdova tarda tres días en
de tomar medidas de defensa. Todo esto no tiene que ser de nin· llegar a Sonsón desde Medellín; la batalla de Huilquipampa, gran
gún modo perfecto, y perfecto nunca va a ser. Sabemos muy poco desastre para "el cabecilla Obando" en el sur, ocurre el 29 de sep·
sobre comunicación informal -o mejor dicho oral- en política. t.iembre, pero la señora de Nlsser no recibe información hasta el
de cómo se formaba la antología local de ideas sobre política na· día 12 de noviembre. No siempre lo que llega es exacto. Pero llega
cional, o de cómo se forma hoy en día: no tenemos sino nuestras mucho, y con detalle y drama, y por muchos medios: el diario men·
trajinadas nociones de clientelismo, arriba criticadas. Reconoce- ciona proclamas, cartas personales (que muy rápidamente pasan
mos nuestra ignorancia. Pero reconocemos también algunos he- entre amigos de la misma causa, y probablemente entre enemigos
chos que no han recibido la debida atención. también, a ser cartas públicas), boletines, papeles, impresos deBo-
186 MALCOLM DF.AS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 187

gotá, la llegada de infelices29 , de tropa, de voluntarios, el impreso "exacciones, reclutamienLos", etc.-, y la gente presente que den·
faccioso El Cometa, "cuatro letras de mi esposo", etc. Se sabe lo quo tro del marco local hace política, mezclando llamados nacionales
pasa en la costa, en el centro, en el Cauca y en el sur; se opina sobre o absl rudos -por ejemplo acá "defender la religión" (no tan leja-
el flamante estado soberano de Riohacha, sobre los pastusos, sobro no en presencia de tanto cura pero por lo menos general y abstrac-
la heroica figura del "Gran Neira"; se espera "que el cañón que en to)- con agitación más concreta e inmediata: "Que sus jornales
Salamina se disparó en favor del gobierno, i que allí santificó la serían aumentados i mejor pagados". iQue suban el salario míni-
constitución i sostuvo su sacrosanta inviolabilidad haciendo mor· mo y que se bajen las tarifas de bus!
der el polvo n los rebeldes, es tenderá sus favorAbles consecuencia!~, Aun en el estado actual de nuestros conocimientos es posible
i dejará oír su estallido en lodn la República". aclarar nlgo más algunos de los elementos acá presentes. Existe
Esto no es sino explorar a medias una sola fuente. Sería po· cierto gt·ado de movilidad de la gente. Nuestra imagen de la vida
sible, más posible y más indicalivo tal vez, interrogar de la mismn rural probablemente es aquella que tiene al campesino arraigado
manera la amplia documentación sobre Cali y sus alrededores a su tierrita, consumiendo sus monótonos días en la dura labor de
diez años después para tratar de medir la frecuencia de la llegadu su parcela. No es negar esa dura labor observar que no todos los
de noticias del resto del país (e incluso de fuera), y el impacto que días de lodos los campesinos del país son así. Hay algunos grupos
esto ejerce sobre la zona. María Marlínez de Nisser no da única· móviles por su ocupación -los arrieros y otros intermediarios y
mente pruebas de sus propios conocimientos en su diario; observn otros por ocasión-, desde los que van al mercado local hasta los
además cómo la facción de Córdova trabnja al pueblo -"esta es· que van a ferias menos locales, los reclutados, los que entran en
coria de la sociedad"- en su favor. Agita cuestiones de "exaccio· las migraciones del tabaco, de la quina, del café, los colonizadores,
nes, reclutamientos, intrigas eleccionarias, reinscripciones impo· los zapateros de caminos, la gente de las riberas del Cauca y del
pulares, postergaciones i remociones injustas"; critica al gobierno Magdalena, bogas, guaqueros32. José María Samper, en su Ensa-
"por haberse dejado rodear( ... ) de los godos santuaristas i demás yo sobre las revoluciones políticas, y la condición social de las re-
desnaturalizados; por que ha sido Obando perseguido injusta· públicas colombianas, 1861, ofrece un cuadro interesante de los
mente, siendo éste uno de los más formidables enemigos del jene· movimientos típicos del campesino de la región de Neiva, con su
ral Flores, por la serie de disgustos i persecuciones con que se dio variedad de ocupación y de lugar33 . El circuito no es del tamaño
In muerte al muy eminente jeneral Francisco de Paula Santan· de la República, pero la vida que describe está lejos de sermonó·
der; por que la conducta del Presidente es considerada como cruel, lona, y sugiere que sería peligroso generalizar sobre el caso del
inepta, impopular e inhumana, i por que el Presidente i sus adic· más asentado minifundista o concertado de tierra fría. La movi·
tos no den el sucesor que pretenden para la primera majistratu· lidad, sin ser masiva ni general, tiene sus consecuencias en el
ra" 30 . Más allá, "la plebe (de Sonsón) pertenece a la facción, a ambiente político.
virtud de que don Januario i su hijo, han trabajado mucho en este Existe un artesanado local: a mediados del siglo pasado se
sentido, diciéndola: que Córdova i su partido, se han armado parn puede notar en la prensa que en todas partes hay personas que se
defender la relijión; que los bienes de los ricos, serán distribuidos llaman artesanos, personas que no han recibido la atención otor-
entre los pobres; i que sus jornales serán aumentados i mejor pa· gada a los artesanos de Bogotá. Los hay en Mompox, en Cartage-
gados, razón por la cual toda esta jente ignorante, ha abrazado na, en Cali, en el sur. "Artesano" es en parte un término de auto·
ciegamente ese odioso partido"31 . clasificación política, y sospecho que fue adoptado por mucha
Acá tenemos evidencia, temprana y de primera mano, de tres gente que no fabricaba nada y que no estaba afectada personal·
aspectos de nuestro tema: los medios de comunicación funcionan· mente por cambios de tarifa ni por vapores en el río Magdalena:
do, la presencia del Estado y como éste suscita reacciones -las su toma de conciencia no necesariamente se explica por razones
188 MALcOLM DEA8 Dl::L PODER Y LA GRAMÁTICA 189

tan materiales; se puede deducir cierta solidaridad nacional em· Hemos mencionado al clero entre los lectores de provincia: allá
brionaria de sus declaraciones en distintos lugares durante estoa uatá en el Diario de María Martínez de Nisser, que apunta que hay
años. Se comunicaban: tenían su propia prensa, sus clubes afilia· eclesiasticos en esa guerra, metidos de ambos lados, y nada calla-
dos, su red de corresponsales. En el caso de Cali se puede ver cómo elos. El clero en acción política, rampante en Cundinamarca, se
esa agitación no queda confinada a Cali misma: afecta muchu describe a sí mismo y al medio en que le tocaba actuar en el curioso
zonas que sería perverso definir como urbanas. Sospecho que de la libro del Pbro. M. A. A.mézquita, Defensa del clero Español y Ame-
misma manera más tarde el radicalismo de un centro corno Amba· ricano y Guía Geográfico· religiosa del Estado Soberano de Cundi-
lema o Bucaramanga se irradiaba muchas leguas alrededor, y sua· namarca, del año 188239 . El tema de la acción de la Iglesia en el
citaba reacción en contra donde no suscitaba apoyo~. c•ampo es tan extenso que no se puede tratar detalladamente en
La prensa, las bibliografías existentes y otros trabajos n01 l·Ste ensayo, pero hay que dejar constancia de tareas corno la labor
dan una idea de cuánto se publicaba y en dónde 35 . En el año 1884 de doctrina, de catequización, la construcción de iglesias, las mi·
el Pbro. doctor Federico C. Aguilar afirmaba que había en la Re- 11iones, la fundación de pueblos: todas esas actividades que a una
pública unos 138 "efímeros periódicos", "enjambre de papeluchoe nueva generación secularizada suenan mucho más coloniales que
que gritan, atacan y desmienten, para mengua de esos órgan01 n•publicanas, son llevadas a cabo por la Iglesia hasta bien entrado
de publicidad, de esa palanca de progreso que entre nosotros ha cHte siglo, algunas lo son todavía hoy.
venido a caer en el más grande desprestigio". Vale la pena citar Frente a esa catequización conocida como tal, empieza una
su calificación de esa prensa en seguida de su cifra: se trata de cutequiz,ción liberal40• Recuerdo que don Luis Ospina una vez
una prensa escrita con miras a una audiencia común y corriente, mencionó la posibilidad de escribir una historia democrática de
Ygran parte de esta prensa es de provincia, no hay sino que notar ttleas, es decir, una historia de las actitudes, de las ideas de la
otra vez los diversos lugares apartados donde se pubHca 36. ¿Qufl gente común y corriente, algo similar tal vez a la historia de las
impacto tiene dicha prensa -y los demás instrumentes menot "mentalidades", mentalités, que en años recientes están practi·
recordados pero en su tiempo importantes como las proclamas, c·ando algunos historiadores franceses. Bien difícil, pero se puede
los folletines, los "alacranes" y pasquines- en un pueblo que en c•mpezar pensando en algunos libritos de mucha difusión -Bases
su gran mayoría es analfabeto? La respuesta precisa a esa pre· positiuas del liberalismo, por ejemplo, de Ignacio V. Espinosa,
gunta no se conoce. No sabemos mucho sobre t.iraje y redes de 1895, que hasta hace poco se encontraba en muchas librerías de
distribución, no hay estadísticas de circulación de la prensa hasta 11cgunda mano, en las malas condiciones que indican que ha sido
los años recientes. Tirajes reducidos, distribución provinciana, hicn leído-. De Vargas Vila, autor preclaro de pueblo pequeño,
precio relativamente alto; claro que por lo tanto en el campo no se puede decir que ningún autor cumple tan perfectamente esta
llegaba sino a los pocos letrados: cura, tinterillo administrador: función y ningún otro tiene tanto éxito. Los periódicos citan los
. 37 , •
comerciante . Pero su escasez la hace más interesante y aumen· ltbros más leídos de la época, con mucha intensidad en los años
ta el prestigio de los que la reciben. Sirve como arma: o a una 1849 y siguientes. A veces tienen avisos para su venta. Una acti-
María Martínez de Nisser o a "don Januario i su hijo". Se leía en tud, una frase, puede hacer carrera entre gente que ni siquiera
voz alta. Por lo menos desde 1849 existe una prensa que se dirige lee un periódico, mucho menos un libro41 . (Recordemos que hoy
a los artesanos y al pueblo38; existe una prensa que unifica la c•n día la mayoría no lee libros, ni siquiera Selecciones, ni tampoco
línea clerical; desde el general Santander en adelante, son pocos una fotonovela). Había bibliotecas: ¿Qué conclusión sociopolítica
los políticos que no cuidan esa arma, y si la cuidan, no la cuidan clcbe sacar uno de la contemplación de la foto de los "fundadores
a causa de una desinteresada preocupación por la educación po- de• la Biblioteca del Tercer Piso" en Santodomingo, Antioquia, a
pular. Tienen en mente determinada audiencia. mediados de los años noventa, en el libro del profesor Kurt Levy,
lOO MALCOL."-1 DEAI DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 191

Vida .Y obras de Tomás Carrasquilla? Entonces no faltaban ni li· }amiento y sugerir que una historia regional o rural, si es her·
bros ni intelectuales en Santodomingo42• mética no puede ser completa.
Recordemos lo obvio: siempre ha habido manzanillos tam· Hasta aquí lo que queda escrito puede haber sido previsible,
bién, que dejan sus trazos en la literatura costumbrista, en la o por lo menos, una vez hechas Las preguntas, las respuestas es·
correspondencia de los grandes, en folletos y en hojRs sueltas. quematizadas no son tan sorprendentes en estos dos aspectos: por
Uno de sus productos típicos, las "adhesiones" con sus múltiple• un lado, presencia del Estado, y por otro, de los medios de comu·
firmas vistosas, competentes e incompetentes, con sus malhe• nicación. Hay otros puntos más difíciles de tratar. Voy a comentar
chas cruces seguidas de "a ruego de... ", que duermen en los ar- dos: los acontecimientos y los héroes.
chivos de los que por un tiempo merecían tal marca de interesa· Ciertos hechos dramáticos son noticia en todas partes: hay
da atención. Algunas llegan desde lugares muy remotos: entre muchos en las guerrRs de independencia, hay el levantamiento de
los papeles de Aquileo Parra hay dos del año 1876 que le llegaron Córdova, la conspiración de septiembre, el asesinato de Sucre, el
de San Sebastián y de Atanques, en la Sierra Nevada, entonces asunto del cónsul Barrot, el 7 de marzo46 . Consideremos, a modo
Territorio Nacional-la de San Sebastián de la "escuela ciernen· de ejemplo, la muerte de Sucre: a juzgar por los trabajos a que dio
tal"-, y otras de F'onseca, Padilla, Tumaco, Túquerres, Puli, Pie· origen -panfletos, justificaciones, escritos de periódico- produjo
dra (Tolima), Pradera, Cuenca (la "Sociedad Democrática"), Ma· un fuerte impacto en toda la Gran Colombia, y la cuestión de
... Bar bacoas, et c. 43. A veces se 1mpr1m1eron
gu1, · . . en co1eccwnes:
· quién lo mató sigue vigente hasta más allá de mediados del siglo.
¿su nombre en letra de molde daba una satisfacción mística al Forma parte del engrandecimiento de la figura de Obando, e l co-
adherente? Tales libros ilegibles son por lo menos evidencia de lombiano más popular del siglo pasado, que vamos a comentar en
cierta actividad política; no hay que creer que la gente admiraba seguida. ¿Cuántos colombianos habían formado una opinión so·
tanto a la figura del general Reyes -gran catadot· de adhesiones bre ese asunto, y cuántos hubieran confesado que no tenían la
impresas-, ni que hubo un pollo en todos los puchet·os, pero sí más mínima idea? Creo que la mayoría tenía sus opiniones y que
que hubo un político en cada aldea. Sus fraudes y trucos tampoco se definía en esas opiniones; que esas opiniones tenían que ver
son necesariamente y siempre antidemocráticos en e l sentido con s u autodefinición política. Ahora Jorge Eliécer Gaitán ha sido
amplio: "Don Januario i su hijo" y sus semejantes no se preocu· algo olvidado, pero hace quince años eran pocos los colombianos
paban por garantizar la pureza del sufragio, pero involucraban que no estaban listos a dar una opinión sobre su muerte. Un siglo
gente, para sus propios fines, más abajo de, digamos, la gente antes el tema de Berruecos hubiera sido igualmente conocido, te-
políticamente decente. Con falsificaciones, fraude, coacción, ter· ma que entraba en el folclor político de todo el país. Quiero recor·
giversación, puede empezar, como en muchas otras parles, el ca· dar ahora al lector una de las preguntas planteadas arriba: ¿Por
mino largo hacia algo mejor44 . qué importaba quién había matado a Sucre? Importaba porque
Esta exploración de la comunicación política no significa ante este crimen, la gente definía su actitud frente a los caudillos,
que estos medios fueron completos, ni eficaces, ni imparciales, los partidos y las otras corrientes de opinión.
ni aun beneficiosos. Sí reconoce que había gente que estaba más En el renglón de los acontecimientos que van politizando al
allá de su alcance; que hRbía sitios donde por mucho tiempo no colombiano, las guerras civiles deben ocupar un lugar preponde·
ocurrió ningún Reto político, donde el "aquí no pasa nada" tan rante. Ellas politizan de modo variado; hay politización "defensi·
común en la conversación política colombiana tiene un sentido va/ofensiva", como en muchos casos bien documentados: el "color"
exacto. Igualmente reconoce que hay política lugareña, bien lu· del lugar se define forzosamente y de manera repetida en guerras
gareña, que tal vez la mayor parle del tiempo no tiene nada que sucesivas46 • Hay movilizaciones sorprendentes, aun de grupos in·
ver con otras esferas. Quisiera modificar el cuadro de gran ais· dígenas que quieren sacar provecho del conjunto nacional. Hay
192 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 193

reclutas y hay voluntarios. La gente se mueve, por muchos moti· su condescendencia, distancia y acercamiento al mismo tiempo
vos, pero se mueve y se mezcla47• Pasan cosas: véase la Geografía en relación con el pueblo más modesto. La condescendencia es
Guerrem Colombiana, de Eduardo Riasco Grueso, el intento más muy importante en todas partes en la temprana política repu-
sistemático de catalogar qué pasó y dónde que se haya hecho has· blicana, siendo el caso que el pueblo ama más a las personas que
ta ahoré8. En el prólogo cita el autor al intuitivo escritor boya· no tienen necesidad de ser amadas 60• Obando tenía la ventaja
cense Armando Solano, "en su bello estudio 'Bajo el signo de la de ser buen mozo, de porte impresionante, digno, y de poseer
guerra civil'": "Nuestro guerrero vino a la lid, no del cuartel sino muchísimo don de gentes. Tuvo, a largo plazo, la ventaja incluso
del bufete, del laboratorio, de la universidad, del mundo elegante más importante de ser perseguido y proscrito; sin un sufrimien·
o de la faena agrtcola, y fue un tipo singular, el primer colonizador, 1o tal es muy difícil lograr una verdadera popularidad 51 . En re·
el primer mensajero del sentimiento de remotas comarcas, que no 11umen, citemos a su contemporáneo Juan de Dios Restrepo: *El
trabaron conocimiento ni mezclaron su sangre, sino por virtud de f(eneral Obando provocaba cóleras y cariños inmensos y( ...) po·
aquellos bohemios de a caballo (sic), aventureros al servicio de 11eíu como nadie el genio de las multitudes"52. Hace giras, se
confusos pero dinámicos ideales". Con su bufete y todo -ly qué deja ver, conversa, es de fácil acceso y trato. Su rep;Jtación se
laboratorios?- esa no es prosa de "nuevo historiador", pero la oxtiende desde Pasto hasta Panamá. De regreso de su exilio,
nueva historiografía todavía no ha investigado esta hipótesis que pasa a ser gobernador de Bolívar. La Gaceta Mercantil contiene
el viejo formula: que no hay movilización militar que no sea a la una detalladísima relación de sus paseos por la costa, de las
vez movilización política, y que sus "mensajeros" llegan a comar- ul.cnciones que recibe, y de cómo las recibe. Muchos de esos aga-
cas remotas. En el "mecanismo" de las guerras civiles hay ele· lllljos son brindados por poblaciones que sorprende encontrar en
mentos no tan mecánicos: en ambas corrientes en guerra, libera· t·l mapa político. La retórica es obandista: los lugares comunes
leras y conservadoras, hay "populismo"49 : ambas producían tle un caudillo no se prestan fácilmente para el uso de otro. Se
líderes que tenían lo que los viejos manuales llaman "pl arte de notan distinciones de estilo, de énfasis, de contenido, aun en
entusiasmar a la tropa". piPzas cortas como proclamas.
Pasemos ahora de los acontecimientos a los héroes. Ciertaa El general Obando es una persona excepcional, y estoy co·
figuras llegan a tener fama y popularidad verdaderamente na· rnnntando una época excepcional. Sería menos convincente ilus·
cional. El más famoso y popular de la primera mitad del siglo 1r•nr el mismo argumento con nombres como Zaldúa, Salgar. Pero
pasado fue el general José María Obando. Un cau dillo exitoso nn es necesario para el argumento probar que hay muchos Oban·
es un ser representativo: su figura tiene un contenido ideológico tlmr, ni que la gente anda con la cabeza llena de contemplación de
que se puede "leer" si se lo examina con cuidado. La fama caai BUR glorias53. Tienen un rol indiscutible en la politización del país;
universal del general Obando en la Nueva Granada de su tiem· liguras menos eminentes derivan parte del lustre de su asocia·
po no es accidental; es analizable. Obando es nacionalista: su ··aon con ellos: los anfitriones de Obando en esos caseríos ribere·
rol antibolivariano y antifloreano en el rompimiento de la Gran uo11 no estaban gastando tanto para nada.
Colombia, que culmina en su vicepresidencia antes del regreao i.Quién inauguró la costumbre de llenar plazas, caracterís·
del general Santander, establece su reputación de neogranadi· 1i•·n de la política colombiana? ¿El general Santander, que tuvo
no. Se opone a "la tiranía". Explota su rol de protector de loa IIU Indo populachero y que fue el primer practicante sistemático
pastusos, de hombre de misericordia, en contraste con Florea y ,¡,. tnnto método que iba a formar parte de la práctica política
otros bolivarianos. Sus mismos orígenes ambivalentes le sirven dt•l país? ¿El general Mosquera, más político que aristócrata,
políticamente, dándole una aristocrática falta de aristocrncia y 11u•· no desdeña en su correspondencia poner mucha atención
un patetismo original -ambos muy útiles-; parte del arte de pnrn uRcgurar que las manifestaciones populnrcs tengan éxi·
194 1lJ•:L PODER Y LA GRAMÁTICA 195

to?54 . El primero que deja un testimonio fotográfico de su éxito I{Pnte más o menos miserable del campo su cacareada filiación po-
en ese campo es el general Reyes, que publica en 1909 sus E%> lltica? Para esta pregunta, en absoluto fácil, tenemos algunos es-
cursiones presidenciales: loozos de respuesta. El hombre es "cliente" de alguien; viene de una
1íPrra sufrida, solidariamente fanática en tal línea política; puede
Alguna persona a quien referíamos episodios de este viaje, nos Pr que sea un auténtico chulauita, un supercatequizado minifun-
preguntó ¿y lágrimas no encontraron Uds. en su camino? -Sí chRta de Monguí, un llanero de Puerto López: cada uno tiene su
- le contestarnos- muchas; las más fueron en los ojos del Pre-
sidente, ocasionadas por su agradecimiento y emoción al recibir
herencia, de distrito y de familia; tiene tal puesto, le interesa el
flores de las manos de los niños que salían a su encuentro en t t•ngo gratis o la venta de su voto y no le importa nada más. Pero
todas partes, entonando el himno nacional. Las vimos deslizarse • ·~t.as razones no entran mucho en la psicología del caso, la idea
por sus mejillas como fieles manifestaciones de una alma grande I(Ue el hombre tiene de sí mismo. Creo que existe acá en Colombia
y sincera. En las ciudades, en los pueblos y caseríos, en los ca· 11lgo singular en la formación política nacional. El errático José
minos y hasta en los ranchos más miserables, se veía la simpatía Mnría Samper trata el tema en su Ensayo antes citado:
y buena voluntad con que sus habitantes adornaban sus habita·
ciones y se presentaban a saludarlo.
En resumen, la democracia es el gobierno natural de las socie-
El Presidente se entregaba frecuentemente con verdadera de-
dades mestizas. La sociedad hispanocolombiana,la más mestiza
mocracia a las multitudes: lo abrazaban, lo estrujaban cariñosa-
de cuantas habitan el globo, ha tenido que ser democrática, a
mente y quien no alcanzaba a estrecharle la mano, se confonna-
despecho de toda resistencia, y lo será siempre mientras subsis-
ba con vitorearlo65.
tan las causas que han producido la promiscuidad etnológica. La
política tiene su fisiología, pennítasenos la expresión, como la
No importa qué veredicto fmalmente den sus compatriotas tiene la humanidad, y sus fenómenos obedecen a un prin~io de
esle viejo caimán rumbo a Barranquilla. Descontando la "'"'a"''"' ..... lógica inflexible, lo mismo que los de la naturaleza física .
ción y la adulación, la descripción puede ser exacta. No sería
mismo en México o en Venezuela por la misma fecha: Prosa decimonónica, pero una noción profundamente suges-
tenido maneras distintas. El libro contiene hodaks de matrulte&lr.aci 1tva; como todo el ensayo, es más rica que algunos de nuestros
ciones en Magangué, El Banco, Puerto Berrío, Girardota, l'llnceptos "modernos~ y pseudocientíficos tales como "clientelis-
lema, Juntas de Apulo y Puerto Wilches, y aporta datos sobre mu", de un positivismo anémico y simplista. Sin caer en un deter-
concurrencias en ciudades más grandes. El presidente se ret:rat• minismo racial, se puede especular más sobre la importancia del
entre sus amigos guajiros; regala su retrato enmarcado al ca1~1qu. nwstizaje en Colombia, siempre teniendo en mente el mundo ru-
José Dolores y su esposa, y está presente en una carrera de rnl y regional que es el tema de este ensayo.
llos guajiros. Otros políticos y notables viajeros de las ortme,.... Dos de nuestros colegas colombianos han señalado el alto gra-
décadas del siglo veinte fueron Rafael Uribe Uribe, Benjamín cln de mestizaje a fmes de la colonia: Jaime Jaramillo Oribe y
rrera, Guillermo Valencia y Alfonso López Pumarejo; éste fue Virginia Gutiérrez de Pineda57• Virginia Gutiérrez, en la conclu-
primero en hacer giras políticas en avión. llton de su libro sobre el trasfondo histórico de la familia colom-
¿No será est.o dedicar demasiada atención a tan poca hiuna, cita documentos que muestran el estado nada dócil de mu-
¿Qué importancia tenían esos raros y modestos paseos para d\o mestizo y blanco pobre del campo. En Melgar, por ejemplo, el
espectadores de provincia? ¿No es cierto que hay también 1111cerdote anota que los blancos "no quieren entrar a: la Iglesia" y
cia de un miedo frente a la política, de gente que huía de las In orden de que lo hagan "la reciben por afrenta y bejamen, y
ciones como de la peste, además de todo lo que se ha escrito clll•en que no son indios para que los sugete a semejante incomo-
la manipulación política del campesinado? ¿Qué significa para tlulad". Y ahí tienen "por orgullo alejarse de la Religión y llevar
196 111 l. PODER Y LA GRAMÁTICA 197

un género de vida disipada" como prueba de su categoría étnica J n uíl raza pertenece, o cuál es el origen. Más parece un hermoso
social que les da el aparente derecho a desobedecer a las normal 1m·o ilis, que ha visto la luz a través del tiempo y las generacio·
1,, u" • El •hermoso arco iri~". con sus muchos elementos díscolos
de comportamiento de su religión y evadir el control de sus minia- 60

tras. El cura de Peladeros Gurisdicción de Tocaima, provincia de \ 11 mbiciosos, contrasta con las estructuras raciales de otras re·

Mariquita) dice que las autoridades de los poblados "promueven 1.. 1hlicas, incluso con la de Venezuela. No hace el país más gober·
artículos calumniosos e impertinentes contra el cura". En Yacopl, unhle, ni en todo el sentido de la palabra más democrático: falta
los vecinos "localizan sus habitaciones 'cerca a las divisiones de , n d ambiente colombiano el tono dogmáticamente democrático
unos y otros curatos qe quando en una parte los compelen se pa• fl'"' se ha implantado en Venezuela. Pero determina en parte la
san a la otra y así viven corno dicen, sin dios y sin Rey' ". lA " ''turaleza constante del juego político colombiano, juego que ya
doctora Pineda observa: "O sea que la Iglesia dentro de la pobla lu•ne sus ciento cincuenta años casi ininterrumpidos.
ción blanca y mestiza carece de fuerza de control, anulada por lu Sospecho que más allá de las explicaciones materiales Y me·
condiciones del medio y el tipo de poblamiento disperso que con• 11 111icas de la politización del colombiano, fenómeno que antecede
lleva el sistema de vida económica"58 . Ella recuerda el resumen 11 In urbanización (que en algo lo despolitiza) y tantos otros rasgos
de tal rechazo al poder de la Iglesia en un dicho santandereano: .tu modernidad, hay una interiorización de "la política". El "hom-
"Cura, vaya manda indio". lu·•· libre~, el "hombre serio", el "ciudadano", es alguien que "pien-
Esta evidencia viene de fines de la colonia, pero en esto la '"' por sí mismo", que tiene sus propias ideas abstractas, su propio
Independencia no marca ningún hito definitivo. El conflicto per- l'nncepto del país, no importa cuán burdo sea. Tales ideas abstrac-
siste, aun cuando las categorías raciales pierden toda o gran par- I•IH pueden ser "ideas de lujo", de sobra, sin ninguna utilidad prác·
te de su importancia práctica, y la Iglesia viene a menos. Recor- t u·n o inmediata: éste, como a veces e~:~ el caso de la educación
demos la observación de Gosselman: rurmal, es parte de su atractivo61 . Muchas veces las únicas ideas
nhHlractas disponibles están en la política -en ciertas circuns-
Los mestizos son la raza de la clase que sigue a los blancos. En
luncias el liberalismo llevará ventaja, en otras el conservatis-
muchos casos se les encuentra de alcaldes, administradores de
correos e incluso de jueces políticos. Forman la suboficialidad del nm--: un antropólogo entre mis amigos una vez encontró en Tie·
ejército y la mayoría de los rangos subalternos. A su estrato per· m 1dentro a unos indios quienes, interrogados sobre sus opiniones
tenecen pequeños comerciantes y ocupan los puestos de escri- políticas, le contestaron: "Somos godos porque somos muy ri-
bientes de la administración pública. No tienen el mismo pres- rn11n62. ¿sorprendente muestra de "falsa conciencia", o inteligente
tigio que los criollos, lo cual no les excluye de alcanzar
postura de autodefensa, basada en la medida de las fuerzas loca-
reputación y cierta cuota de poder. Siempre les queda la espe-
ranza de seguir escalando. Por su actuación, se dice que forman 11'11, o herencia de la colonia?

el puente entre las capas altas y bajas de la población. Ni los antropólogos ni los sociólogos han tenido gran interés
Entre las clases postergadas se considera al mulato como el más ••n el lado convencional de la política local, ni en la política como
noble y el indígena le mira con la certeza de saber que por las
1111 rte del proceso complejo de aculturación. A los unos les ha in·
venas de quien tiene delante corre sangre europea. Se le encuen-
ll'rcsado más bien la cultura indígena intacta, o muestras de con·
tra en la industria mostrando una capacidad para el trabajo ma-
yor que la de cualquier otro de distinta condición59. 1·i<'ncia de grupos que tienen fines defensivos; relativamente poco

1 El mestizaje implica una escala continua de polit.ización: "La


¡.. 11 ha interesado el grueso del campesinado del país; a ambos,
11 ntropólogos y sociólogos, legítimamente les parece más urgente
.. 63La
mezcla de estas razas ha procurado tal dispersión de tonos y unio- puner en claro las estructuras de expl otac10n, o cosas peores ·
nes, que se hace imposible en muchas oportunidades señalar a política común y corriente queda como nefanda, o por lo menos
198 1l~>:I, PODER Y LA GRAMÁTICA 199

inauténtica. La verdadera política de redención, se entiende, u.. gionalee. Se puede encontrar una corta y accesible introducción a la no-
gará más tarde, cuando se constituya la verdadera nación. ción de clientelismo en una publicación del Cinep, N. Miranda Ontaneda,
lLa virginidad política va a reconstituirse para eso? lQué al,. Clientelismo y dominio de clase: El modo de obrar político en Colombia,
Bogotá, 1977.
nifica ser una verdadera nación? Hasta hace poco hubo definiclOo
nes de esta última, señalando características como la posesión di
a Existen dos trabajos sobre Francia que exploran las mismas áreas que
esta serie de preguntas. Son ellos M. Agulhon, La République au Village,
una conciencia informada de formar parte de la entidad grande. París, 2a. ed., 1979, y E. Weber, Peasants intoFrenchmen, Londres, 1977.
de tener un pasado común, de tener propósitos en común, Me parece que Weber exagera en su afán de poner fecha reciente a la
uniformidad cultural, lingüística, etc. Pero la investigación "concientización nacional" de Francia; su libro no es por eso menos inte-
dosa de historiadores y de sociólogos muestra que las ua""'"•• resante. El libro de Agulhon es un clásico en su precisión y sutileza. Un
-naciones viejas e indiscutibles como Francia, por ejemplo- na estudio sociológico sobre una provincia francesa con una buena explora·
cuadran nada bien con tales delmiciones, y que dentro de BUI ción de la política y su significado local puede encontrarse en L. Wylic,
fronteras abarcan muchísima variación y mucha inc:Uferencia per- Village ifi the Vaucluse, Cambridge, Mass., 1957. El comunis.m o indivi-
dualista de Jos camaradas que hay en su "Peyrane" nos recuerda mucho
durable. Sospecho que Colombia -que vale lu pena recordar lle¡a
a los camaradas de Viotá.
a ser nación antes que Alemania o Italia- en eso no es nada Para el general David Peña, véase M. M. Buenaventura, El Cali que se
especial. Leyendo el libro sutil y magistral de Maurice Agulhon. fue, Cali, 1957, pp. 62-78, y M. Sinisterra, El24 de diciembre de 1876en
La République au Village, que se ocupa del impacto de la Segunda Cali, 3a. ed., Cali, 1937.
República, 1848-1851, en la provincia de Var, Francia, y La Gact- r,. Véase por ejemplo, el interesante ensayo de W. T. Stuart, "On the Nonoc-
ta Mercantil de Santa Marta de esos mismos años, se nota la pree currence ofPatronage in San Miguel de Serna", pp. 211-236, en A. Stric·
sencia de las mismas influencias y la misma retórica cm ambu kon y S. M. Greenfield, eds., Structure and Process in Latin America.
provincias -Lamartine, Louis Blanc, P. J . Proudhon, EugeM Patronage, Clientage and Power Systems, AJbuquerque, 1972.
fl "Vivía en su provincia natal, ocupado siempre en una activa correspon·
Sue, Víctor Hugo-64 . Hay que guardar proporciones en la
dencia con los hombres más prominentes de la República (...) Bolívar le
paración que esta coincidencia de influencio sugiere en la
había contestado de cada cien cartas, una; Santander de cada doscientas,
cia de esta república-provincia que es la Nueva Granada. ,...,,nn.. .w cuatro; Márquez de cada ciencuent.a, dos; Herrán de cada quinientas,
ciones guardadas, acá también la república llega al pueblo: siete; Mosquera de cada catorce, quince, y López seis por cada media
María Vergara y Vergara escribe cien años antes de M docena". iProgresiva democratización! Vergara y Vergara observa que
Agulhon: "Largos años había permanecido la provincia en el "los gobernantes se ganan más partido no dejando sin contestar ninguna
ño colonial, es decir, en la división de cla¡¡es; pero llegó un día carta, que haciendo grandes obras en servicio del país. Sarmiento decía
que la turbulenta Diosa de la República metió su mano en aquel desde entonces en sus conversaciones: 'Mosquera me dice ( ...) en su últi-
saco y lo removió todo..s5 . ma carta Mosquera me asegura (...)El Presidente me encarga (... ); y ésta
y otras frasecillas de confianza, que probaban el gran valimento de que
disfrutaba con el Presidente, le aseguraron una influencia muy grande",
J. M. Vergara y Vergara,Olivos y aceitunos todns son unos, Bogotá, 1972,
NOTAS pp. 25-30, primera edición, 1868. Para las guerras de imprenta de "Chi-
riciqui", p. 108: "iOh Gutenberg! IOb Gutenberg! (...)Bien sea que Colón
también se equivocó".
7. La Gaceta Mercantil.
l. M. Serrano Blanco, Las viñas del odio, Bucaramanga, 1949, pp. 73·82. R. D. CastriiJón Arboleda, El Indio Quintín Lame, Bogotá, 1973, pássim; M.
2. M. Deas, "Algunas notas sobre la historia del caciquismo en Colombia•, Quintín Lame, En defensa de mi raza (introducción y notas de Gonzalo
en Revista de Occidente, Madrid, octubre de 1973, No. 127. Hoy en día Castillo Cárdenas), Bogotá, 1971; Las luchas del indio que bajó de la
pienso que ese artículo no hace énfasis suficiente en las diferencias ,.. montaña al valle de la "civilización", Bogotá, 1973.
200 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 201

9. Sobre el VaJie, las fuentes principales que informan de esos aconteci· 14. Para J. M. Samper en su Ensayo político sobre las revoluciones y la con·
miento& son: Ramón Mercado, Memorias sobre los acontecimientos cül dición social de las repúblicas colombianas, Bogotá, sin año (edición ori·
Sur, especialm ente en la provincia de BU4?naventuro, durante la admin~· ginal, París, 1861), los Monagos tienen una reputación tan proverbial·
tmción del 7 de marzo de 1849, Bogotá, 1853; Avelino Escobar, Reseña mente escandalosa como la de Juan Manuel de Rosas, p. 14.
11 istórica de los principales acontecimientos políticos de la ciudad de Cali, 15. Frances Trollope, Domestic Mam~ers o{ the Americans, Londres, 1832;
desde el año de 1848 hasta el de 1855 inclusive, Bogotá, 1856; M. M. Charles Dickens, American Notes, la. ed., Londres, 1842. (Hay muchas
Mallarino, Carta dirijida al Señor Ramón Mercadc, Cali, 1854. Wo. ediciones de ambas obras).
también J. León Helguera, "Antecedentes sociales de la revolución de IG. Francisco de Paula Santander, El ciudadano que suscribe informa a la
1851 en el sur de Colombia (1848-1851)", en Anuario Colombiano de H~· NU4?va Granada de los motivos que ha ltmido paro opinar en favor de la
toria Social y de la Culturo, Bogotá, No. 5, 1970. elección del Jenerol José María Obando paro presidente futuro, Bogotá,
Mucho de esto trata de la ciudad de Cali y sus alrededores, pero impoei• 1836.
ble imaginar que no tuvo ningún impacto en el campo. 17. Para un resumen del aparato fiscal véase mi ensayo "Los problemas fis·
10. En el Fondo Pineda, por ejemplo; Biblioteca Nacional, Bogotá. cales en Colombia durante el siglo XIX" en M. Urrutia, ed., Ensayos sobre
11. C. A. Gosselmnn, Viaje por Colombia, 1825 y 1826, Bogotá, 1981, p. 333. historia económica colombiana, Bogotá, 1980, pp. 143-180.
12. I. llollon, New Granada: Twenty Montlu; in the Andes, New York, 1857. 18. No hay estudio colombiano, pero se puede consultar el ensayo "Esclavos
(La conversación tiene lugar en provincia, pero entre dos miembros de la y reclutas en Sudnmérica, 1816-1826", de Nuria Sales, Sobre esclavos,
Comisión Corográfica, pp. 204-210). reclutas y mercaderes de quintos, Barcelona, 1974, pp. 57·135. Sobre mi·
13. K. Appun, En los trópicos, Caracas, 1961 (Edición original, Unter den licia, M. Agulhon señala que cualquier guardia nacional hace del ciuda·
Tropen. Wandcrungen durch Vene:ruela, am Orinoro, durcll Brit~ch dano armado del "iglo pasado un elemento polílico más poderoso que el
civil actual, op. cit. , p. 453.
Guayana und am Amazonenstrome in den Jahren 1849·1868, Jena
10. El general Melo trataba de llegar a los indios con promesas acerca de loe
1871), p. 240. Appun ha caído entre godos:
resguardos, J. M. Vargas Valdés, A mi paso por la tierra, Bogotá, 1938.
"'Que si el general Ptiez ya había desembarcado en la costa', 'Que si la
revolución contra Monagas había estallado ya', 'Que quién era el general
:lO. La Iglesia en obras recientes figura casi exclusivamente como un aparato
econ )mico -véase por ejemplo el (por lo demás valiosísimo) libro de Ger-
que se había puesto a la cabeza de los oligarcas'. Me hicieron apresura·
mán Colmenares, Historia económica y social de Colombia, 1537-1719-.
damente estas y otras preguntas más, sin que hubiera podido contestar
El breviario político del sacerdote colombiano por muchos años fue J. P.
ni una sola. Después se desahogaron en las mayores maldiciones contra
Restrepo, La Iglesia y el Estado, Londres, 1885.
el presidente Gregorio Monagos y contra Guzman, así como contra tod011
:l 1. C. Parra Pérez, ed., TJa cartero del coronel conde de Adlercreutz, París,
los liberales, disgustándose conmigo por no haberle podido satisfacer su
1928.
curiosidad. :¿:¿ Monografías, 2 tomos, Bogotá, 1920·1921, Tomo 1, pp. 90-92. Citado en
(... ) mandé al arriero a alentar las mulas, ya que no quería tratar con su totalidad en mi ensayo "Algunas notas sobre la historia del caciquis·
aquella gente a la que el aguardiente se le había subido a la cabeza y a mo" arriba citado.
quienes en este estado no le hubiera importado nada disparar sin máa ~1 "Una hacienda cafetera de Cundinamarca: Santa Bárbara (1870-1912)",
una pistola sobre mí. en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Culturo, No. 8, 1976,
De sus observaciones pude deducir que, más adentro en el interior, la pp. 75-99, y en K. Duncan y l. RuUedge, eds., Land and Labour in Latin
gente parecía hallarse en In mayor efervescencia y estaba preparándose America, Cambridge, 1978.
una rebelión contra el Presidente Monagas". 2 1. El general Casabianca, según la tradición local, implantó en su hacienda
Sobre arrieros, cf. Agulhon, op. cit., p. 205, para Var, Francia: "Cierto que en ese municipio liberal a peones conservadores de otras partes del de·
el arriero queda mejor situado entre la gente del pueblo. Es próspero y parta mento. Sus descendientes siguen siendo conservadores.
alegre, emancipado por el mero hecho de viajar, y está en relación cone• 2/o Cf. Gosselman, op. ~11., p. 51: "Nunca se les ve leer, así es que colman este
tan te con los comerciantes, quienes contratan sus servicios; pero en fin, vacío con la conversación, ya que encuentran en ésta la mayor parte de
pertenece a la clase dominante de In que presta, muy temprano en el siglo sus conceptos y conocimientos sobre las cosas ( ...) Por la constante prác·
diecinueve, sus gustos y sus modos de expresión". tica, la mayoría de loe colombianoe hablan bien". Acá describe Gossel·
202 1l~;L PODER Y LA GRAMÁTICA 203

mana gente de la costa, y es menester ponderar cuánto valdría su ot.. inclusive, dos tomos, Bogotá, 1936; T. Higuera B., La imprenta en Colom-
vación para otras partes del país (además del eterno problema de cuánto bia, Bogotá, 1970.
valen todos estos viajeros más amenos que científicos). ~ro no es nada H. Zapata Cuéllar, Antioquia, Periódicos de Provincia, Medellin, 1981; S.
imposible que haya habido, en la Colombia de su época, más converq E. Ortiz, "Noticia sobre la imprenta y las publicaciones del sur de Colom-
ción política que en muchas otras partes: la imposibilidad de la pruebl bia durante el siglo XIX", Boletín de Estudios Históricos, Vol. VI, Nos. 66
no invalida la especulación. y 67, suplemento No. 2, Pasto, 1935.
26. E. Weber, op. cit., Cap. 6, u A Wealth ofTongues". ao. F. C. AguiJar, Colombia en presencia de las repúblicas hispanoamerica-
27. A. Codazzi, Jeografía física i política de las provincias de la Nueua Grra nas, Bogotá, 1884, pp. 290, 74·75.
nada, 2a. ed., 4 tomos, Bogota, 1957 (la. cd. Bogota, 1856); F. Pére&, :17. En Oliuos y aceitunos... , la Nueua Luz tira doscientos ejemplares y tiene
Jeografía física i política... , Bogotá, 1862-1863; uéase también A. Galln siete suscripciones (sic); uEI gobierno de la provincia lo costeaba, pagando
do, Anuario estadístico de Colombia, 1875, BogotÁ, 1875, parte tercera, $34 de ley por cada número, lo que se importaba a 'impresiones oficiales'
sección 7a., "comercio interior", pp. 148-163. en los libros de contabilidad provincial", pp. 94-95.
28. Bogotá, 1843. Todas las citas son del Diario. ;~. J. León Helguera, "Antecedentes sociales de la revolución de 1851...",
29. Refugiados. artículo arriba citado: el general Obando ayuda de su propio peculio a los
30. Diario, pp. 10-11. democráticos del Valle a comprar una imprenta.
31. lbíd., p. 43. :19. Bogotá, 1882. El librito de 551 páginas ofrece un resumen del "estado
32. En el segundo tomo de su Historia doble de la costa, El Presidente Nieto, moral" de los varios pueblos de Cundinamarca visitados por "el infatiga-
Bogotá, 1981, Orlando Fals Borda señala la movilidad anfibia de la gent. ble Santo Colombiano".
de las ribera11 del río. Aunque no todos vamos a compartir los comenta· .JO. Orlando Fals Borda en El Presidente Nieto, arriba citado, menciona el
ríos del "Canal B" del autor, y aunque la técnica a veces utilizada de Catecismo 0 Instrucción Popular de Juan Femández de Sotomayor y Pi-
memorias artificiales no convence, la obra es un aporte muy importante cón, Cartagena, 1814; J . J. Nieto, Derechos y deberes dellwmbre en so-
o la historia de la politización del Magdalena Medio. Me parece que el ciedad, Cartagena, 1834; J. P. Posada (el alacrán), Catecismo político de
Presidente Nieto conquista al autor, lo que en si no deja de ser interesan· los artesanos y campesinos, 1854.
te. La obra demuestra de manera importante el rol de la masonería, ba· Sobre Sotomayor y Picón, A. Camecelli, La masonería en la Inde-
sÁndose en A. Carnicelli, La masonería en la Independencia de América, pendencia de América, tomo 1, pp. 359-:162.
dos tomos, Bogotá, 1970, e Historia de la masonería colombiana dos f.o. ·11. Olíuos y aceitunos, p. 125: "Comenzó ft ~ulir otro periódico de grandes
mos, Bogotá, 1975. ' dimensiones, titulado El Chiriquiqucno. Una de las grandes mejoras que
Especulaciones sobre migración y politización en Francia (a mi parecer tenía sobre sus antecesores( ...) era la creación de un folletín( ...) El folle·
demasiado negativas) en E . Weber, op. cit., Cap. 16, "Migration, an in· tín estaba lleno con el principio de la vida de Sócrates, por Lamartine.
dustry ofthe Poor". Este escrito ha servido para fundar algo más de setecientos periódicos en
33. Pp. 325-328. Samper conocía muy bien esta región, por vía de Jos nego- América, de esos que empiezan por 'Año lo.' y jamás pasan del número
cios y de la administración pública. 13. La muerte de Sócrates es tan popular entre los cajistas, que nunca
34. Para el Valle, la documentación arriba citada; para Ambalema, mi Pobre- desbaratan lo compuesto".
za, guerra ciuil y política: Ricardc Gaitán Obeso y BU campaña en el no ·12. Kurt L. Levy, Vida y obras de Tomás Carrasquilla, Medellín, 1958, p.
Magdalena, 1885, Bogotá, Fedesarrollo, 1980; para Bucaramanga, M. 370.
Acevedo Díaz, La Culebra Pico de Oro, Bogotá, 1978. La caída del general 4:1. Biblioteca Luis Ángel Arango, Mss. 1, Papeles de Aquileo Parra. Ambas
Melo no pone fin a las organizaciones democráticas, aunque su historia con fecha Atanquez, abril lo. de 1876. En el mismo archivo hay una carta
posterior no ha sido basta ahora explorada. de David ~ña, Cali, octubre 8 de 1876, contando la formación del "Bata-
Agulbon, op. cit., p. 275, observa que para el campesino pobre el artesano llón Parra No. 7o.~- Doy gracias al doctor Jaime Duart.e Frencb, director
tiene prestigio: "Pour le paysan pauvre et simple l'artisan aussi est un de )a Biblioteca, por darme acceso a estos documentos.
notable". 1\4. Un resumen de los abusos del siglo pasado en Inglaterra, Escocia e ir-
35. Entre otros: República de Colombia, Biblioteca Nacional, Catálogo de landa, se halla en H. J. Hanham, The Nineteenth Century Constitution,
todos los periódicos que existen desde su fundación hasta el año de 1935, 1815-1914, Documents and Commentary, Cambridge, 1969, pp. 256-292.
204 MALCOLM DEAI l11 J. I'OOER Y LA GRAMÁTICA 205

Para España e Italia, véanse los artículos de J. Romero Maura, J . Varela fl l Sobre la necesidad de llenar plazas, M. Latorre Rueda, Elecciones y par-
Ortega, J. Tussell Gómez y N. A. O. Lyttelton en Revista de Occident11, tirln.q políticos en Colombia, Bogotá, 1974, pp. 92·102; sobre Santander,
Madrid, No. 127, octubre 1973. Vl~¡se sus Cartas y me118ajea, ed. R. Cortázar¡ 10 tomos, Bogotá, 1944;
45. Sobre el impacto popular rle 1810, la Patria BolJo, la Reconquista, lu enbre Mosquera, Archivo Epistolar del general Mosquero. Corresponden-
guerras de la Independencia y el fin de la Gran Colombia poco todavía H cia con el general Ramón Espina, 1835-1866, J. León Helguera y R. H.
ho escrito. Sospecho que hubo sentimientos bien definidos de "venezo)a David, eds., Bogotá, 1966.
nidad" y "neogranadinidad" que llegaban de la Colonia; U. S. Minister li'i. I~ A. Pedraza, República de Colombia. Excursiones Presidenciales. Apun-
Watts a Clay, diciembre 27 de 1826: "The prejudices ofthe people belonr· tes de un diario de viaje, Norwood, Mass, 1909, p. l. El mismo Pedraza,
ing to the two great divisions of the Republic are as inveterate as thOH comandante-jefe de la policía, tomó los kodaks.
of different nt1tions; ami having existed as distinct governments under foli J . M. Samper, op. cit., p. 78.
Spnin, it is difficult to remove the impression of a similar disunion". Na• 1'17 J . Jaramillo Uribe, "Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino
tional Archives, Washington, D. C., Despatches form U. S. Ministers to de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII", en su libro E118ayos
Colombia, 1820-1906, Microfilm, Roll4. sobre historia social colombiana, Bogotá, 1968, pp. 163-203; V. Gutiérrez
46. Por ejemplo, Gnlindo, más tarde Grama lote, N. de Santander; su historia de Pineda, La familia en Colombia, volumen l, Trasfondo Histórico, Bo-
gotá, 1963.
en R. Ordóñez Yóñez, Pbro., Selección de escritos, Cúcuta, 1963.
47. Olivos y aceitunos, p. 56, sobre el ejército que tumbó aMelo, 1854: "Ha•
lif! V. Gutiérrez de Pineda, op. cit., Cap. 17, "El medio ambiente y la acultu-
ración familiar en el siglo XIX", pp. 307-359.
biendo venido gente de todos los extremos de la Repüblica (menos de
r.u. C. A. Gosselman, op. cit., p. 333.
Pasto), era curioso ver la variedad de tipos y vestidos en los soldados de
liO. /bid., p. 331.
la gran revista (...) El indio timbiano, con su rüstico vestido y su fusil
111 Cf G. y A. Reichel Dolmatoff, en su estuclio The People o{ Aritama, Lon-
limpio como la cacerola de una cocina de cuáqueros, se veía al lado del
dres, 1961, pp. 115-125, sobre la educación en un pueblo mestizo de la
soldado de la Costa, que tiene sucio el fusil. El soldado de Boyacó sigue
Sierra Nevada hace unos veinte añoe, estamos otra vez frente al fenóme·
tras la animado fisonomía del mulato costeño, con su cara impasible en
no tle que el "campesino" no quiere ser rural. Rechaza la "educación ru·
que nunca se revela gozo, miedo, entusiasmo, ni dolor•.
ral": "lt seemB that the government thinks we are a bunch of wild in·
48. Cal!, 1950.
diana, asking us to make our children plant t."Ces and vegetables" (p.
49. l. F. Holton, op. cit., p. 334: "1 saw the Cámara (of Mru-iquita) in session.
120); los autores concluyen que la escuela de Aritama, con sus rituales,
IL has a strong Conservadot· majority, while the Governor is, of course, a formalidades y prejuicios, "creates(...) a world devoid of all reality". Pero
Liberal. What 1 saw here teaches me not to translate the word Conser· lo inútil tiene su prestigio: "One old man who could be seen frequently
vador by Conservatiue: lhere are no Conservntives in New Granada ex· sitting before his house with a book, admitt.ed candidly that he had never
cept fanatic Papists. All the rest deserve the na me of Destructives, and learned to read but that he had acquired considerable prestige by pre-
might be classed into Red Republicana ancl Redder Republicana; and the tending todo so, staring every day for a while at the open pages".Lástima
Redder men may belong to either party, but, except the Golgotas, the que el estudio sin rival de los Reichel Dolmatoff no se ocupó de la política.
reddest I know are the Conservadores of the province of Mariquita". 112. Gerardo Reichel Dolmatoff, conversación.
50. Cf M. Agulhon, op. cit., pp. 246-250. GJ. Por ejemplo, N. S. de Friedemonn, ed., Tierra, tradición y poder en Co-
51. Eso se ve muy claro en La Gaceta Mercantil. El fenómeno persiste -en lombia, Bogotá, 1976; W. Ramírez Tobón, ed., Campesinado y capitalis-
el caso del exgeneral Gustavo Rojas Pinilla, por no citar ejemplos mú mo en Colombia, Bogotá, 1981. En ninguna de las dos colecciones la po·
recientes. litica recibe atención. El interesante estudjo de Elías Sevilla Casas,
52. Emiro Kastos (Juan de Dios Restrepo), Artículos escogidos, Londres, "Lame y el Cauca indígena", pp. 85-105 de la obra eclitada por Nina de
1885, p. 359. Friedemann, no menciona ni una vez la participación de Quintín Lame
53. En todas partes la político es un fenómeno intermitente para la gran en la política tradicional, particularmente con el partido conservador.
mayoría de la gente; la política perpetua o es para políticos, o es estado Implica que esa parte de su actuación fue inauténtico, que fue un error,
de excepción, y por eso inestable -por ejemplo, Chile en los meses antes que es mejor olvidarla. Para esa participación, véase D. Castrillón Arbo-
del golpe de 1973. leda, op. cit.
MALCOLM DEAS
206

64. Hay mimetismo en los acontecimientos, no sólo en las ideas: el d~ ~ ALGUNAS NOTAS SOBRE LA IDSTORIA
de Bogotá imita al de enero de Caracas, y otras jomadas a las ¡ou.rnees
de París. DEL CACIQIDSMO EN COLOMBIA
65. Olivos y aceitunos... , p. 50.

Los períodos de autoritarismo o de militarismo han sido muy


escasos y de muy corta duración en los ciento cuarenta años de
existencia de Colombia como estado independiente. El número de
experimentos constitucionales ha sido muy grande, y esta repú-
blica ha sido escenario de más elecciones, bajo más sistemas, cen-
tral y federal, directo e indirecto, hegemónico y proporcional, y
con mayores consecuencias, que ninguno de los países america-
nos o europeos que pretendiesen disputarle el título. Dentro del
país, las diferencias de clima, economía y cultura de una región a
otra han tenido también repercusiones políticas. Como campo de
estudio del caciquismo electoral es inmejorable 1. El sistema co-
lombiano, con su acusado sectarismo, se desarrolló a lo largo de
un siglo de guerra civil permanente. Los últimos conflictos que el
sistema produjo en las décadas de 1940 y 1950 no pueden ser
comprendidos fuera del contexto de esta evolución, que espero
exponer a continuación.
Colombia, todavía hoy, no es una república dominada por una
Hola región, y mucho menos lo fue en el siglo pasado. Durante las
guerras de independencia había comenzado a vivir bajo una exa-
gerada experiencia federal, la Patria Boba, y los compromisos re-
gionales fueron durante mucho tiempo fundamentales para el
mantenimiento de la paz y unidad nacionales. Su sistema de co-
municaciones era extremadamente malo, su gobierno extremada-
mente pobre, su sociedad atomizada. La hegemonía local de sus
.. scasos magnates era muy limitada y más bien precaria, y no se
208 MALCOLM DEAB DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 209

traducía necesaria y fácilmente en poder político local, fuera de cientes de ello. La propiedad no garantiza el predominio. El gene·
Jos límites de la hacienda, o en influencia nacional. Respecto a loa ral Espina, agente de Mosquera, ha trabajado tanto la región Ga-
altos cargos, la competencia fue intensa desde Jos primeros días chetá, lugar de influencia del rival de Mosquera, Mariano Os pina,
de la República, y sus débiles partidos podían mantenerse en el que puede escribir: "Ya pasó el tiempo en que él se creía por estos
poder únicamente mediante const.antes esfuerzos políticos y mili· pueblos dueño de vidas y haciendas"2. Revelador, aunque dema-
tares. Los diplomáticos extranjeros en América Latina, a la vista siado optimista, ya que no todo resultó a su gusto, "pues los Arru-
de las sórdidas realidades que contemplaban sus ojos, se inclina· blas fueron traicionados por casi toda su peonada, en razón a que
ron siempre a creer que, hasta poco antes de su llegada, la RepÚ· [el alcalde] no cambió todas las boletas por Ospina, ellos remedia-
blica en cuestión había sido cómodamente gobemada por educa· ron el mal cuando lo supieron hasta donde les fue posible, pero ya
dos y cultos hacendados blancos de pura ascendencia española, una gran parte de los peones había votado". Mosquera, Ospina,
pero esta primera edad de oro señorial es una pura ilusión. En la los Arrubla, son todos propietarios, estos últimos dos hermanos
Nueva Granada no hay evidencia de una edad tal: existen islotes considerados como los hombres más ricos de Colombia. Todos par-
arislocráticos, pero se hunden o notan en distintos y más peligro· ticipan. La propiedad les permite y les presiona a tomar parte en
sos mares. la competencia, pero no da a ninguno la victoria.
A pesar de un muy restringido sufragio, de una insignificante Las elecciones fueron pronto consideradas peligrosas: "Se ve-
urbanización, de ser una sociedad todavía esclavista y relativa· rificaron las elecciones ... y una gran parte de la población se fue
mente poco perturbada por las guerras de independencia, a pesar al campo ese día uyendo, porque los otros días antes, empezaron
de Los prestigios ganados en dichas guerras, la política fue desde a rugir que a tiempo de elecciones iba a ver revolución, muertos,
el primer momento un ejercicio a1·duo y a menudo degradante. De el infierno avierto y qué sé yo cuántas cosas más"3. Era un temor
la corresponduncia del general Mosquera de estos primeros años, bien fundado. Hubo guerras civiles en escala superior a la local
es posible deducir algo de lo que esto suponía. En su intensa y en 1839-1841, 1851, 1854 y 1859-1863, sin contar refriegas más
finalmente victoriosa Lucha contra el patronazgo y las amenazas pequeñas. La sangre penetró en el sistema, intensificando los an·
gubernamentales, Mosquera y sus agentes tuvieron que trabajar tagonismos y lealtades locales y de partido. Éstos tienen orígenes
los "barrios" artesanos con cerveza, música, cohetes, chicha y asa· muy variados y a veces es posible remontarlos hasta los primeros
dos, peleas de gallos y periódicos. Hubo que trazar carreteras pa· días de la colonia: las causas que inducen a una familia o a una
ra satisfacer a este o aquel pueblo, visitar y aplacar a los vacilan· localidad a preferir un partido a otro son muy complejas, pero
tes, aislar a los propios seguidores de posibles intromisiones y cuando terminó la última de las guerras citadas anteriormente
estorbar constantemente a los seguidores de otros candidatos. había muy pocas personas o localidades que todavía abrigase~
Cierta conciencia de partido y clubes rudimentarios existen ya dudas sobre sus lealtades.
hacia principios de la década de 1830, así como la mayoría de los Este fue el legado natural de la lucha, de la más intensa
trucos electorales practicados tanto por el gobierno como por la movilización de guerra. Hubo también elementos raciales en es·
oposición. Los obispos y el nuncio de Su Santidad aparecen ya tas guerras, y al final de la última de ellas, la Iglesia sufrió un
implicados, y la aclivi..: td política no está ya exclusivamente res· importante ataque a sus posesiones e influencia con la desamor-
tringida a aquellos autorizado& a participar por la Constitución. tización de manos muertas y otras leyes tutelares. El gobierno
Opinar, "la opinión", a juzgar por la correspondencia de la época, central fue derrotado militarmente y la capital de la nación fue
no es prerrogativa exclusiva de los votantes: éstos pueden ser in· tomada por la fuerza. El dominio señorial, ya geográficamente
fluidos o intimidados por el clima de opinión de la localidad, y el restringido, había sido seriamente socavado y los victoriosos libe-
conservatismo y liberalismo rudimentarios de la época son cons· rales que asistieron a la Convención Constitucional de Rionegro
210 M ALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 211

en 1863 consideraron la República como una tabula rasa sobr e la tados no votaban simultáneamente ni siquiera para la elección
cual escribir sus ideas democráticas y federales. Dividieron el del presidente de la Federación. La habilidad liberal-radical para
pais en lo que llamaron nueve estados soberanos, triunfo de una mantener el equilibrio sobre una base tan precaria e imprevisible
tendencia que había existido desde el principio de la nación y que, produjo unas cuantas guerras menores, una abundante literatu-
sólo temporalmente y con dificultad, había sido frustrada en la ra crítica, en que se describían los herméticos métodos de "escru-
guerra de 1839 a 1841. En esta organización federada, en que el tinio" y el conflicto nacional de 1876-1877. Las primeras descrip-
Partido Liberal controla lo que resta de gobierno central y todos ciones a mplias, no muy conocidas, del sistema político local datan
los-.estados menos uno, el país entra en un período de veinticinco también de esta época.
años de peculiar interés para los estudios de gobierno local, años
El b'fllnOnal y el cacique -"lo que en España se llama caci-
de gran experimenta lismo y poco control central.
que"-7 son un tema habitual de la literatura costumbrista, que
El sufragio universal masculino se estableció diez años antes
lo enfoca normalmente con aversión superficial y bipartidista. De
que la Constitución de Rionegro, y desde 1853 el país fue escena-
los escritos de los literatos de Bogotá, en su mayoría terratenien-
rio de la competencia en tre dos federa lismos, conservador y libe-
tes semiabsentistas, se deduce claramente que el gamonal o caci-
ral, ambos batiéndose en oportunista retirada frente a la a utori-
que no es normalmente un hacendado, en el sen tido elegante de
dad central. Aquello parecía cada vez men os sostenible, cada vez
la palabra, aunque puede ser un importante terrateniente local:
menos una garantía de sus intereses individuales, locales e insti-
tucionales. Ambos se organizaron localmente, amplia aunque in- no todo tipo de tierras tienen prestigio socia l. Esta liter atura so-
termitentemente, los liberales en Sociedades Democráticas, los bre política municipal y provincial está fuertemente impregnada
conservadores normalmente en una Sociedad Popular. A menu- de esnobismo urbano, y el afán de caricaturizar está reforzado por
do, disponían de prensa propia. Colombia estuvo a la cabeza de el deseo de algunos escritores de negar o falsificar el carácter pro-
Latinoamérica en cuanto al número de sus periódicos, si no en vincial o rural de su s relaciones y orígenes. El cacique ha sido
otras cosas4 . Los conservadores pronto cesaron su oposición al siempre mirado con desprecio desde arriba; el gobierno municipal
sufragio universal a nivel municipal: "El buen sentido indicaba y quienes lo ejercen han de ser objetos de burla. Pero, además de
) la exclusión de los conservadores en todas partes salvo en Antio-
que esa manera de sufragio había de ser en las poblaciones neo-
granadinas de aquel tiempo, la más ventajosa para la causa con- quia, existían poderosas razones que explicaban la abstención de
servadora, resueltamente apoyada por la generalidad del clero y los notables de la política municipal.
de los grandes propietarios y caciques de parroquiasn5 . Los con- Se daba el hecho de que en muchos municipios ningún nota-
fusos experimentos liberales de 1848-1854 habían terminado en ble podia existir con provecho. Las obligacion es de las autorida-
un gobierno in terino, el del presidente Mallarino, que había cele- des locales implicaban la asistencia regular a determinados actos
brado elecciones neutra les bajo una constitución que debilitaba en determinados días. El "régimen municipal forzoso" anterior a
cualquier poder que el gobierno centra l hubiera estado tentado de 1849, bajo el cual las personas designadas para los cargos locales
utilizar, y los conservadores habían ganado: "La verdadera mayo- por el ministro o el gobernador no podían rehusar sus servicios,
ría numérica pudo manifestarse, y ella hi zo inevitable la caída del había sido extremadamente impopular. Más que por la rivalidad
radicalismo y del liberalismo en el terreno legaln6. Los liberales, para obtener los cargos a este nivel, la República sufrió por la
tras su victoria en 1863, pasaron los siguientes veintitantos años rivalidad para eludirlos, y no encontró nada con qué remplazar la
intentando evitar semejante resultado. El período federal produjo nlracción (aunque era más bien mítica) del viejo cabildo. Los car-
cuarenta y dos nuevas constituciones estatales y antes de 1876 gos locales eran considerados como onerosos por quienes tenían
las elecciones fueron casi continu as, puesto que los distintos es- I"Hpacidad para ocuparlos. Tampoco la n aturaleza del comercio y
212 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 213

de la vida profesional permitía a tales personas pasar mucho conservador admitió en 1854 que aunque éstos eran "amigos" no
tiempo lejos de los más importantes centros urbanos del país. podía ejercer ningún control sobre ellos8 .
La política provincial era dura, y las personas decentes se La descripción clásica de esta situación en las mesetas cen-
mostraban poco dispuestas a participar en ella -o debían haberlo trales, la parte más densamente poblada del país, se encuentra
estado: en Zipaquirá, el doctor Gálvez y el doctor Weisner se en- en la monografía de Rufmo Gutiérrez, un inspector del gobierno
cerraron en la alcaldía y se batieron con machetes: "He ahí de qué conservador que escribió después de la Regeneración, la reacción
manera se sostiene .. . por hombres de pelo en pecho, la preponde- conservadora de 1885. La reproduzco totalmente, puesto que se
rancia de los principios políticos"-. A menudo deploraban el fa- trata de un intento hacia una descripción funcional, lo cual es
natismo quienes se beneficiaban de él. He aquí la opinión de un muy raro para la época y el lugar, y consigue en un espacio redu-
conservador sobre el jefe local de su partido en Zipaquirá, una cido tratar brevemente sobre muchos aspectos del problema.
localidad relativamente importante:
Permítanos el señor Secretario que le manifestemos cuáles son,
Era corifeo de la plebe conservadora de aquel lugar un hombro- a nuestro juicio, las causas eficientes de ningún progreso mate-
nazo de talla más que gigantesca, de voz proporcionada a su rial e intelectual de casi todas las poblaciones de la Sabana, cer-
canas a la capital; pero no se crea que al hacer enumeración de
cuerpo, que usaba por vestido un bayetón, por arma habitual un
estas causas es porque las hayamos encontrado todas en el Dis-
garrote, de religión, fanático, de oficio, carnicero, godo (conser-
trito de que tratamos: siendo ésta la primera relación que hace-
vador) hasta la pared de enfrente, de los bravos y matasietes mos de los pueblos pequeños que hemos visitado, aprovechando
tolerados con disimulo o azuzados sin embozo por magnates y la ocasión para darle cuenta de nuestras observaciones genera-
autoridades, como afiliados a la pandilla del nefando Fuego Len- les, lo que quizá no podamos hacer otro día por cualquier cir-
to [sigue a continuación una nota sobre este bandido que cantaba cunstancia. También advertimos que hacemos apreciaciones ge-
al tiple mientras sus víctimas eran azotadas en su presencia) ... nerales y que prescindimos en absoluto de algunas honrosísimas
un coco que el partido conservador zipaquireño tenía a la van- excepciones que podrían presentársenos en todos y cada uno de
guardia para los casos en que se viera un poco apurado. los pueblos de esta meseta, de vecinos patriotas, desinteresados
y llenos de todo linaje de virtudes cívicas y privadas: ya que ellos
De estos conservadores se dice que en 1861 asfixiaron a sus no han sabido o no han querido imponerse en sus respectivos
contrarios con chalecos de cuero crudo. Los indios de la localidad, pueblos en beneficio del común, que sufran la pena de verse en-
un potencial político errático pero, algunas veces, poderoso, fue- vueltos en la apreciación general que se hace de sus conciudada-
nos.
ron dirigidos a mediados del siglo pasado por el "Dr. Eduardo Gu- Puede dividirse el vecindario de cada Distrito en tres seccionl'!s
tiérrez, o por otro nombre el indio Eduardo, avispa intolerable en o clases sociales:
política, y con resabios rabulescos, tenía grandes entronques,
principalmente de raza, con las comunidades, de cuyos intereses la. Los grandes capitalistas.
2a. Los propietarios menores.
se preciaba de ser patrono". 3a. Los proletarios (los indios).
El patronazgo federal directo estuvo representado en Zipaqui-
rá por los trabajadores de las salinas, desesperados dependientes La primera clase se compone de gente domiciliada en Bogotá,
con un elaborado sistema para vivir a costa ajena y una pésima que tiene valiosas haciendas en la Sabana, manejadas por un
reputación local. Los elementos liberales del pueblo - "había una mayordomo, y que visita una o dos veces por semana, cuando va
a pedir cuentas al administrador y a tomar noticia del estado de
Sociedad Democrática apreciable- cuando tuvieron el poder, cho- sus hatos, sementeras y cercos; para quienes es indiferente el
caron con el campesinado conservador de los alrededores --el in- progreso moral y material del poblado. Estos vecinos, por sus
dependiente y numeroso orejón de la Sabana-. Un gobernador relaciones en la capital y por su posición pecuniaria, son a me-
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n udo nombrados Alcaldes o Concejales del Distrito; no aceptan teladas casas, muchas de ellas incómodas para la habitación de
el primer cargo por no tomarse el trabajo de ir los días de mer- la familia, pero con grandes departamentos para el servicio de
cado a oír las demandas y a administrar justicia, y por temor de las chicherías que en ellas tienen. De entre ellos surgen de cuan-
enajenarse la voluntad de los propietarios menores; pero si ha- do en cuando notables soldados y jefes tan abnegados como en-
cen valer sus influencias con el Gobierno para hacer nombrar tusiastas.
autoridades a quienes pueden inclinar en favor de sus particu- La tercera, compuesta de indios, nos cuesta más dificultad cla-
lares intereses en la composición de ciertos caminos, decisión de sificarla: no pueden compararse con los parias, con los ilotas ni
controversias, etc. con los gitanos, porque aquéllos carecen por completo del espíri-
Aceptan el cargo de Concejales para no concurrir a las sesiones tu de cuerpo que a éstos anima; son desventurados seres despro-
sino cuando tienen noticia de que hay algo ¡•ecaudado de la con- vistos de inteligencia, de educación, de instrucción moral y reli-
tribución directa o del trabajo personal subsidiario, para hacer giosa y aun de buenos sentimientos; sin aspiraciones; por
valer su poderoso voto en favor de la mejora del camino que in- quienes no se interesa nadie desde que el Gobierno español fue
teresa a su hacienda. En elecciones no se mezclan, porque eso expulsado de esta tierra. Es esta una raza completamente ab-
les aleja simpatías, y por consiguiente client.cla en sus negocios. yect.a, que, tal vez por fortuna, va desapareciendo, debido a sus
La instrucción pública les es indiferente porque sus hijos están malos hábitos y a la falta de alimentación ... Otra de las causas
en la capital en los colegios. El Cura es para ellos bueno cuando que hace que el número de indios disminuya es el reclutamiento:
rinde parias. Sólo muestra interés por el pueblo, y entonces con los indios, poco amigos del matrimonio, una vez que son engan-
entusiasmo, cuando tiene que reclamar contra algún desacato de chados en el ejército, casi nunca se casan; y las indias parece que
las autoridades civiles o eclesiásticas de él. prefieren una dependencia criminal a la honesta vida del matri-
La segunda clase, más numerosa que la anterior, se compone de monio.
vecinos del Distrito, blancos, mestizos e indios, entre los que se Otras muchas causas impiden el progreso de las poblaciones ve-
ven familias numerosas, muchas de ellas ejemplares en todo cinas a Bogotá, que es para ellas una bomba aspirante: casi todo
sentido; pero generalmente de allí salen los tenorios de parro- joven de Algunas aspiraciones o de mediana ilustración que en
quia, corruptores de toda indiR que por su gracia se distingue de estos pueblos nace, viene a la capital en busca de mejor medio
las demás: los gamonales o caciques, gente despiadada, que es- social y más amplio horizonte; y las muchachas, desesperadas
quilma a los infelices indios y abusa de ellos sin misericordia; los por los malos tratamientos y peores ejemplos que reciben de sus
matones, hombres dP botella y revólver, que dan la ley en l11s padres, aprovechan la primera ocasión que se les presenta para
ch icherías de la comarca. De esta segunda clase, ignorante y huir de su lado y venir aquí a alquilarse en una casa o tienda o
escasa de nociones de moral, que es la conocida entre nosotros a entregarse a la prostitución.
con el calificativo de orejones, salen necesariamente las autori- En estos pueblos tiene poco prestigio la autoridad, a causa de
dades del Distrito. Un Alcalde o un Juez es entonces el favore- que en veinte años de una dominación odiosa para ellos, se han
cedor de las demasias de los de su clase, por temor o por relacio- acostumbrado a mirar a las autoridades que se les han impuesto
nes de parentesco y amistad, y un verdugo de los proletarios. como enemigos a quienes sólo deben obedecer cuando la fuerza
Entre estos individuos hay estrechos vínculos de parentesco y bruta les obliga a ello; así es que aunque las autoridades de hoy
amistad, por lo mismo que las familias son muy numerosas, y a día son aceptableS Pfrl:l el pueblo, sólo tienen en éste el propio
veces también se dividen en bandos originarios de profundas prestigio personal9 . .
rivalidades personales, de disensiones de familia o de diferen-
cias por intereses. Es una clase llena de envidia de las comodi-
dades de que disfrutan los grandes hacendados y de desprecio Gutiérrez describe lo que claramente no es una sociedad
hacia sus inferiores. Mandan a sus hijos a estudiar pocos años a exactamente deferencia!, pero muestra que no es únicamente la
la capital, de los cuales resulta un noventa y cinco por ciento que
delicadeza lo que lleva al gran capitalista ilustrado a participar
sólo aprenden vicios cortesanos y malas costumbres, y que para
sostener unos y otros se ocupan casi exclusivamente en suscitar sólo moderadamente en los asuntos locales. Éste protege sus in-
litigios que arruinan a las familias y perturban la paz de los tereses sin definirse más de lo necesario; utiliza su influencia
pueblos. Casi todos los individuos de esta clase viven en desman- wando lo necesita, a niveles más altos que los mun icipales. Tiene
216 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 217

poder para conseguir lo que quiere en asuntos de contribución se proveyeran de vestidos, alimentos y calzado ... A más de los
local, carreteras, y del "trabajo personal subsidiario", pero para parques nacionales, cada Estado tenía el suyo, a costa de enor·
salvaguardar su posición renuncia a !.oda pretensión sobre el con· mes sacrificios, y cada caudillo su parque privado y oculto, cada
troJ minucioso de los asuntos municipales, una renuncia dictada pueblo sus medios de apelar a las armas"11. Las fuerzas del Es-
en parte por el interés y en parte, parece, por el miedo: es mejor tado eran muy escasas, y en tiempos de paz la Guardia Colom·
mantenerse en buenas relaciones con la segunda clase, "los ma· biana federal consistía en menos de mil hombres; no había po·
tones, hombres de botella y revólver". Debemos dejar un margen licia nacionaL No es extraño que hubiera más de cincuenta
de exageración en las descripciones de Gutiérrez, pero también es rebeliones en estos veinte y tantos años.
necesario recordar que son muy escasas las fuerzas públicas, ejér- lPor qué se luchaba? Era difícil mantener la neutralidad en
cito o policía con las que podía contar un hacendado en esta época, muchos de estos conflictos, porque los que no tenían ambiciones
por influyente que fuera. Tenemos aquí una estructura dual de y los excluidos sufrían innumerables molestias a manos de los
poder, en que un magnate tiene poder de veto sobre algunos asun· círculos que sólo podían mantenerse en el poder por medio de
Los locales, y cierta influencia positiva en las esferas superiores, un rígido favoritismo, y algo más que molestias una vez empe-
departamentales o nacionales, del gobierno, en la selección de un zada la lucha: las técnicas de represión de un gobierno siempre
propietario menor en lugar de otro para un cargo local. Este poder tenían el efecto inicial de aumentar el número de sus enemigos
tenia serios límites y era poco Jo que el gobierno podía hacer para en el campo de batalla. La cuestión religiosa verdaderamente
excluir a los dirigentes naturales del municipio de sus nombra· despertó una fuerte sensibilidad en la guerra de 1876-1877. Pe-
mientas, puesto que necesitaba su apoyo electoral, y frecuente- ro, sobre todo, y más en el contexto del caciquismo, estaba la
mente su apoyo militar. Pero el tipo de demarcación tácita descri· cuestión del patronazgo, incluso en estos •estados famélicos".
ta por Gutiérrez reducía, en tiempos normales, la fricción entre el En el gobierno nacional había contratos de carreteras, tierras
gran capitalista y las personas de menos importancia con cierto de la Iglesia y el Estado, resguardos, proyectos ferroviarios,
control sobre los asuntos locales. En tiempos de paz sus compen· pensiones y exenciones, el tribunal supremo, la aduana, las sa-
saciones incluían un ocasional douceur de la envidiada clase su- linas, los ministerios: Bogotá fue RiPmprc una capital esencial-
perior, y en tiempos de guerra, las posesiones de esta clase esta· mente administrativa. En los estados había aduanas menores,
ban a menudo enteramente a su merced 10. algunos monopolios locales, nuevamente tierra de la Iglesia, del
La posesión de armas estaba muy extendida. Durante el pe· Estado y de resguardo, carreteras, Jos tribunales menores, la
l ríodo federal, 1863-1885, el libre comercio de armas era una creación, disolución y alteración de circuitos judiciales y límites
municipales. El número de cargos y los sueldos de que estaban
í cuestión dispuesta por la Constitución: el texto de Rionegro es·
ti puJaba el libre comercio de armas y municiones como parte del dotados no eran grandes, el cargo en sí no era más que una
sagrado derecho de insurrección -sección 2, artículo 15, sub- pequeña parte del botín. A nivel municipal el sueldo de un al-
sección 15-: "La libertad de tener armas y municiones, y de calde era mísero, incluso en el contexto de la pobreza colombia-
hacer el comercio de ellas en tiempos de paz". El objeto de esta, na, y Colombia era, per cápita, uno de los países más pobres de
a veces realista, Constitución, era localizar las rebeliones más América Latina. Es preciso emplear una balanza delicada para
que permitirlas, y el efecto de esta disposición tenía sus límites sopesar el valor que tenía para los hombres de la segunda clase
naturales en la pobreza. No obstante, "cada comerciante pudo de Gutiérrez el asumir el poder local, pero incluso empleándola,
inundar el país de revólveres, puñales y sables, y de cápsulas, el sueldo en sí no constituía gran diferencia 12.
balas y pólvora, de suerte que todos los ciudadanos pudiesen Para el cacique babia otra lista: contenía el monopolio de be-
proveerse de elementos de destrucción tan libremente como si bidas, que era en muchas regiones una cuestión en gran parte
218 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 219

local hasta muy entrado este siglo; la autoridad para multar; la tico de los departamentos era aún muy pequeño, sus fuerzas po·
dirección del trabajo personal subsidiario, que también sobrevivió liciales insignificantes: los departamentos tenían todavía poco
hasta el siglo XX -era conveniente en ocasiones controlar el tra- que ofrecer al municipio, poco con qué amenazar, y debido a la
bajo que se hacía, y quién lo hacía-; el control sobre el recluta- misma debilidad de sus propios recursos el gobierno central per-
miento, generalmente y justamente temido y que daba al que lo maneció de hecho mucho menos centralizado de lo que se deduce
controlaba algo muy negociable; el control de los jurados, en aque· de la letra de la Constitución de 1886. La gran ventaja natural
llos lugares donde se experimentaba con ellos y, en general, de la que tenían sus autores conservadores era el apoyo clerical, rela-
influencia judicial. El gran número de abogados no es casualidad tivamente disciplinado, abierto, institucional y constitucional.
en un país donde la administt·ación sigue el código pertinente, La Iglesia se recobró de los ataques de los años 1860 con sor·
pero puede no seguirlo de una manera neutral. Estos son los as· prendente rapidez; en algunos lugares el fanatismo local había si-
pectos más tangibles, a los que hay naturalmente que añadir en do protección suficiente, y los radicales más prudentes del tipo de
cualquier comunidad los menos tangibles -respeto, deferencia- Manuel Murillo Toro deseaban eludir toda provocación innecesa·
, la seguridad de que otros no pueden hacerle a uno lo que uno ria 14. A principios de la década de 1880 la meseta fue escenario de
puede estar tentado de hacer a los demás. En la Colombia del misiones muy activas que reorganizaron a los fieles a nivel local,
siglo XIX esta era con seguridad una certidumbre de mucho valor. restablecieron gradualmente y redistribuyeron el diezmo, una ta-
Los liberales perdieron su posición predominante en 1885, en rea realizadfl sin el apoyo del Estado. Estas misiones eran algunas
parte debido a que su sistema electoral había llegado a ser dema- veces hostilizadas -''[una] voz infernal... se oyó diciendo, iAbajo
siado herméticamente simple13. La solución conservadora fue In el fraile autor de todos estos hechos!"-, pero esta era en su mayo-
rígidamente centralizada Constitución de 1886, que impuso a los da una región creyente y bien catequizada. Los cw·as no vacilaban
votantes las condiciones de ser propietario y alfabeto y elecciones en instruit· a los ricos sobre sus deberes, e incluso nombraban por
indirectas. La receta del presidente Rafael Núñez para la "paz escrito a absentistas reacios a colaborar o indiferentes: "Ricos pro-
científica" incluía también un ejército mayor y gendarmería, pietarios que se llaman cristianos ... stultorum infinitus est nurne-
puesto que estos dos votaban también convenientemente, y si erA ru.s, et peruersi dificile correguntur"15• Excepto en la provincia de
necesario repetidas veces ("el expediente consiste en votar impa· Antioquia, no había una relación muy próxima entre la élite laica
siblemente cuantas veces sea necesario"). Más importante, inclu- y ia Iglesia por debajo de la jerarquía. El alto mando conservador
so, era la máxima aproximación a la Iglesia, "un concordato de sin duda acogía con gusto el apoyo clerical, y en 1890 lo reforzaron
milagro". Un conflicto no resuelto con la Iglesia había limitado c~on la vuelta defmitiva de los jesuitas y con españoles importados
seriamente el alcance del anterior dominio liberal. de demostrada ortodoxia, pero no lo controlaban directamente y
Antes de los años 1920, en que los buenos precios del café, el huy una ligera pero persistente corriente de inquietud en los cír-
petróleo y los plátanos, la indemnización de veinte millones de culos oligárquicos con relAción al oscurantismo clerical16. No obs-
dólares de Panamá y gt·andes préstamos del extranjero alteraron tante, durante los cuarenta y cinco años que van de 1885 a 1930,
e l equilibrio, el nexo entre los gobiernos central, departamental y In Iglesia fue el brazo electoral de los conservadores. El liberalismo
municipal en tiempos de general pobreza gubernamental no es Pra pecado: las pastorales colombianas eran intensas e insistentes
muy fuerte. Hay pocas obras públicas, pocas carreteras llegan ser 11obre este punto. El cura era frecuentemente la persona más in-
algo más que una responsabilidad local, los monopolios departa· 11uyente de la localidad -"frente a él, que representa la eternidad
mentales de licor eran a menudo sacados a concurso, y el general c•l'lestial y al mismo l,iempo la perennidad bw·ocrática, el alcalde
Reyes tuvo que abandonar los planes de monopolio nacional de- Ps deleznable y efímero"-: "AJ llegar a su parroquia un cura tur-
bido a la resistencia departamental, en 1908. El aparato burocrá- bulento, es como cuando sueltan un toro nuevo en la plaza, algo
220 MALCOL\1 0F.A8 111 1. PODER Y LA GRAMÁTICA 221

peor, _Porque con él no hay barrera que valga" 17 . En algunos munl llll'nte establecido o un gran cacique, hombres como el general
cipios, Mongui, el valle de Tenza y otras zonas de minifundio, go· 1\lnnjarrés en el Magdalena o el doctor Charri en el Huila. Hasta
zaban de un predominio casi absoluto. d"núe llegaban los límites de control del Gobierno y hasta qué
La guerra de 1899-1903 fue oficialmente la última guerra el· pwüo era todavía el sistema una federación de caciques, puede
vil sufrida por la República; desde ese momento los conservadoro11 1nlt·everse en las circunstancias que rodearon la caída del Partido
concedieron una cierta representación a algunos liberales selec· f 'nnscrvador en 1930.
tos y la mayoría del Partido Liberal concluyó que en la guerra el Las elecciones se hacían por el Directorio Nacional del parti-
Gobierno probablemente vencería. A pesar de ello, el sistema era lln, normalmente compuesto de tres miembros elegidos por los
todavía propenso a la violencia, y el país estuvo al borde de lu 11,11 ·mbros del partido conservador en el Congreso. En condiciones
guerra en bastantes ocasiones posteriormente. En 1922 las clivi· ul1•a les consultaban al ministro de Gobierno, y su único candidato
siones de los conservadores fueron explotadas por una coalición , ¡·,•ibiría la bendición del arzobispo de Bogotá. El Directorio dis-
liberal independiente y la situación se salvó por el uso a niwl 1r1huía las fuerzas de las distintas facciones del partido dentro de
local de la fuerza y un recurso general al fraude. Verdaderamente 1'11dn departamento, y después de hacerlo nombraba directorios
el gobierno central tenía ahora más medios a su disposición, lOM lot"Ulcs y, si había necesidad, hacía que el ministro de Gobierno
recursos congresionales y departamentales parecían mucho más ,·,·alizara cualquier cambio conveniente entre los funcionarios lo-
formidables en manos conservadoras que el esquelético aparato l'llles. Teóricamente esta era una tarea fácil bajo la Constitución
de la época federal: había más monopolios centrales, más trenes, d1• 1886 Los directorios locales, con ayuda del gobernador y el
más poderosas "juntas de caminos"; el "trabajo personal subsidia· n •sto de la extremadamente parcial administración -cualquier
rio", uno de los grandes ¡_ccursos, desapareció: ahora el salario de otr-o tipo de administración habría sido simplemente un indicio de
un peón del departamento empleado en obras públicas era mayor locura política, puesto que no era concebible que nadie que diera
que el de un alcalde. Hubo un gran aumenlo de patronazgo nacio· vulor a la neutralidad pudiera mantenerse 18- , el obispo de la
nal, departamental y urbano debido a la indemnización de Pana· localidad y el clero trabajarían después los municipios para hacer
má Y los nuevos y sustanciales préstamos públicos a gran escala MHlir los votos conservadores y mantener los liberales alejados.
de los años veinte. El efecto inmediato fue hacer a las entusias· llacían listas complejas, tomaban precauciones, hacían prome-
madas regiones difícilmente manejables desde el punto de vista Mns, distribuían cuidadosamente las escasas guarniciones Y lapo-
del presidente al hacerse sus representantes en el Congreso más licía, los agentes de aduanas, los funcionarios del monopolio del
reacios con respecto a los "auxilios" preelectorales. La tendencia ulcohol y cualquier otro grupo de hombres disponible. Los muni-
según la cual las localidades llegaron a depender fiscalmente ca· l'lpios, a su vez, enviaban sus "adhesiones" a los candidatos favo-
da vez más de las subvenciones del gobierno y los municipios cada •·ccidos, largas listas de nombres que el departamento no tendría
vez más de los departamentos, había ciertamente comenzado; nmgún pretexto posible para olvidar, algunos de los cuales reapa-
igualmente cierto es que tardaría mucho tiempo en aproximarse t•ecerían en las cartas de recomendación poselectorales que, sito-
siquiera al centralismo previsto en el texto de la Constitución de do iba bien, inundarían toda fuente de patronazgos. Las eleccio-
1886. Todavía existían poderosas y naturales fuerzas federalis- nes, con su acompañamiento de violencia y fraude, se llevaban
tas. Núñez, el "Regenerador", había querido pulverizar los anii· Pntonces a cabo.
guos estados soberanos y rehacer el mapa administrativo por Esta es una sencilla sinopsis de la que nunca era una tarea
completo, pero las fuerzas locales fueron demasiado vigorosas pa- fncil, pero que exigía una gran cantidad de conocimientos locales
ra él, como lo fueron también para el presidente Reyes: todavía le y tacto político de los ~iembros del Directorio Nacional. Veamos
era difícil al gobierno eliminar o remplazar un gobernador sólida- cuáles fueron sus dificultades en 1930. Había serias divisiones
222 MALCOLM DEAS 1IEL PODER Y LA GRAMÁTICA 223

entre los conservadores en ocho de los departamentos. En Huila, dis tritos liberales: el general Mazabel podía obtener 2.000 votos
el doctor Charri t.enía un sistema de perfección sapista (véase No· ••n Anapoima; como observara el Directorio sobre este inconve-
ta 13), tanto que el Directorio concluyó, "no hay gobernador·. lliente sector del partido, "quienes en lo político conozcan esta
Charri nombraba todos los cargos, y era impopular porque nom· población, saben que es más fácil cosechar plátanos, cacao y man-
braba demasiados de sus propios familiares y demasiados hom· l{ns en la faldas paramosas que conseguir cinco votos conservado-
bres de otros departamentos, supuestamente porque esto les hn· t•t!S verdaderos". Ninguno de los dos partidos tradicionales colom-

cía personalmente dependientes de él. Estaba en muy buenas hiunos pueden controlar sus afiliados al simple nivel de decretar
relaciones con el obispo, que daba las órdenes electorales apropia· quién es miembro y quién no.
das; pero su círculo nepotista y no huilense no era popular, y pro· El partido era incapaz de resolver sus propias diferencias,
dujo muchas abstenciones conservadoras que podrían incluso lle· mcluso con la ayuda del arzobispo, y éstas eran lo bastant.e pro-
gar a convertirse en votos adversos. Era difícil y peligroso fundas para que el tercer candidato liberal obtuviera una victo-
intentar romper el dominio del doctor Charri, e insatisfactorio ¡·in, incluso contra los muy superiores recursos conservadores en
permitirle seguir... KObernadores, alcaldes, corregidores, varios tipos de inspectores,
En Tolima, la dificultad residía en la oposición del obispo a la Pmpleados ferroviarios, ejército, policía, los tranvías, las "juntas
dirección oficial conservadora. El Directorio Nacional llegó a la de caminos": toda la "maquinaria" todavía relativamente formi-
conclusión de que era imposible silenciarlo sin la ayuda del Papa, dable, aunque debiütada por la crisis económica 20 .
"que desgraciadament.e está muy lejos para poderle hablar". En Este no era un "turno" pacífico: los alternos del tipo español
el Valle, el gobernador intentaba establecer su propia base de apo· no son nada corrientes en el panorama local. Ambos partidos tra-
yo con los "empleados de las rentas", allí dirigidos por un liberal dicionales tienen sus facciones y sus disidencias, y el sistema sólo
y opuestos a aquellos en quienes el Directorio creía poder confiar. puede llamarse bipartidista en un sentido vago, pero el cambio en
La situación era más grave en Boyacá y Cundinamarca, las for· rl Ejecutivo, de una corriente a la otra de estos dos partidos his-
talezas electorales de los conservadores en la región central. El tóricos, ha producido siempre una situación potencial de violen-
obispo de Boyacá se negó a apoyar a nadie, por razones en gran cia. En 1930 la resistencia a la subida liberal fue violenta en mu-
parte personales, y el panorama ofrecía no menos de cinco faccio· ehos municipios. En Santander, el gobernador saliente distribuyó
nes distintas 19. El dirigente de una de las más recalcitrantes, el 11.000 rifles entre unos seguidores ya bien armados y hubo lucha
general Isaías Gamboa, se llamaba a sí mismo cacique con orgullo general 21 . Las Asambleas Conservadoras Departamentales apro-
-"es mejor ser cabeza de ratón que cola de león"- y era maní· baron lo que denominaron "leyes heroicas", actos de demolición
fiesta mente desafecto al círculo gubernamental exist.ente: "Aba· legislativa destinados a privar al gobernador liberal entrante de
día [el presidente] tiene un concepto bajo de los caciques, y en las recursos y a destrozar la administración local:
clases que dicta en la Escuela de Derecho se expresa en términos
Especialmente se ha practicado este cobarde sistema en algunos
depresivos (sic) contra todos". Gamboa organizó a los conservado· organismos departamentales, que han llegado a negarle a su
res veteranos de la guerra civil, e incluso a legó contar con el apoyo sección el aire, el sol, la luz y el fuego. Estas asambleas se con-
de "liberales de pelea" disgustados con el ala civil de su partido. vierten en cuerpos beligerantes ... y a tales extremos se ha llega-
Organizó a sus hombres a la manera militar y preparó "retenes" do, que como vindicta y venganza se han tomado las providen-
cias más extremas, como cercenar todo el tren administrativo,
en las afueras de los pueblos para controlar los movimientos en
desguarnecer ciudades y pueblos de todo servicio de seguridad y
momentos de elecciones (ésta era una táctica muy común). Goza· vigilancia, inyectar antagonismos extraños de determinada fi-
ba también de la ayuda de otros "guapetones" exmilitares que se liación política para que sustituyan al gobernante, suprimir los
especializaban en falsificar buenos resultados conservadores en sueldos o salarios de los funcionarios a fin de reducirlos a las
224 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 225

crueldades del hambre o llevarlos al camino de la dimisión ... Conservador:


Bien se comprende que el arma, aunque innoble, es eficaz: eficaz
para la oposición, para la hostilidad, para la violencia, para ha- El color azul me gusta
cer invivible el país22. porque es el color del cielo,
y el rojo es el color
Este llamamiento a sentimientos sectarios originó numerosos de las llamas del infierno.
conflictos locales, considerados como una degener.ación de "los IGuy! por la señal
bravos y gallardos sistemas antiguos de la verdadera república" De la santa cruz
en que todos luchaban por sus principios. Ahora, sin embargo, "lo De ser liberal
Líbrame Jesús,
extravagante del suceso es que quienes se echan por los atajos de etc.
la muerte y la coacción no son los que pueden aprovecharse de los
regadeos del poder o de las influencias oficiales, sino quienes vi-
El conservador Manuel Serrano Blanco leía a Romanones y
ven perfectamente a lejados de ellos, quienes moran en los campos
Ortega - "la España oficial consiste, pues, en una especie de par·
Y aldeas lejanas; es un tributo que rinde la ignorancia al apasio·
tidos fantasmas, que defienden los fantasmas de unas ideas, y
namiento sectario, el desinterés a la ambición política, el iluso
que apoyados por las sombras de unos periódicos, hacen marchar
amor al aprovechado cálculo".
unos ministerios de alucinación"- y escribió una glosa colombia-
Es cierLo que algunos de los intereses locales en juego son
na sobre sus conclusiones: "[Aquí] ningún ciudadano puede huir
más comprensibles para nosotros que ese "iluso amor": el conflicto
de las preocupaciones políticas, porque será víctima de su propio
no es exactamente espontáneo y los del "aprovechado cálculo" tie·
olvido ... Aquí todo el país es político. El país nacional ha desapa-
nen sus contactos con "los campos y aldeas lejanas". Pero el po·
recido". Las dos esferas de gobierno, la nacional y la tan gráfica-
tencial destructivo del sistema colombiano no puede comprender·
mente descrita por Gutiérrez, parecen muy alejadas entre sí, al-
se sin el elemento sentimental: es al mismo tiempo un r.eC11rso que
gunas veces prácticamente inconexas. Pero están conectadas por
puede emplear el cacique, y algo que limita su capacidad de ma·
la cadena de patronazgo que debe utilizar el gobierno central para
niobra23 ~s decir, no se excluye que él mismo sea un sentimental
sobrevivir, y por una común retórica partidista que puede variar
de su propio partido y casi con seguridad deteste a sus enemi·
desde la filosófica hasta la calculada, hasta la afirmación irreduc·
gos-. La evidencia folclórica de esta movilización fosilizada es
abundante, particularmente en las coplas a menudo colecciona· tibie de identidad local y personal: "iCabrones, Viva el Gran Par·
das por abogados de localidad y curas de parroquia: tido Liberal!".
Las alternativas al sistema -gobierno militar, gobierno de
un solo partido, gobierno autoritario, movilización de masas de
Liberal:
tipo moderno-- no eran asequibles. Todas ellas requerían recur-
sos que no poseía el país, y los acontecimientos que se han desa-
Si no alcanzo a disfrutar
el triunfo de los liberales rrollado desde 1930, experimentos en todas estas alternativas,
lo disfr'Utarán mis hijos han demostrado que los recursos no han aparecido.
que horita están en pañales. El municipio es crónicamente pobre: "lQué podemos opinar
Entonces sí cantarán del hecho de que más de la mitad de los municipios colombianos
los rojos su torbellino
tienen presupuestos inferiores a 5.000 pesos, y éstos se forman
sin que los maten los godos
por ahí en cualquier camino, en elevados porcentajes de auxilios, participaciones departa-
etc. mentales e ingresos del Tesoro Nacional?", preguntó Antonio
226 MALcOLM DEAS IJEL PODER Y LA GRAMÁTICA 227

García en 194924 • Esta pobreza no proviene de una elaborada Mientras aumente el poder del Estado, mientras aumente la in·
organización del sistema fiscal que pudiera convenir a los go· troducción de nuevas agencias en las localidades, es evidente·
biernos departamental y central. El porcentaje de ayuda finan· mente mejor aliarse que ser eliminado. La mayor parte del "pro·
ciera exterior es siempre más alto en los departamentos con greso" será negociado, no combatido. Se dice que cuando el
peor reputación en cuanto a dominio caciquil, las pobres tierras gobierno quiso sustituir la bebida de chicha por cerveza, los caci·
altas de Colombia. Parece que es en éstas donde menos se hace 1¡ues estaban dispuestos a imponer la prohibición a cambio de
por el municipio, y donde la clientela local es más servil al cír· recibir las representaciones de la cerveza.
culo político dominante. Muchos de estos "gallos de pueblo" poseen una autoridad
Donde los recursos son tan escasos;-r:epartirlos por igual no na tural que puede derivarse de muchas cosas: riqueza, caráct er,
tiene, políticamente, ningún sentido: ha_bría que privar a los ami· nacimiento, virtud, audacia, inteligencia ... "Son tan insignifi-
gos, y es lógico apoyar amigos cuando las conversiones son tan ra· <~A nt.es las gentes de nuestros pueblos y aldeas que cuando uno
ras. Concentrarse en amplios objetivos de utilidad general es poli· 11e peralta sobre los demás, así sea a muy pocos codos, a ese ha
ticamente suicida, aumentar las rentas públicas es enormemente ele llamársele, agasajársele, buscársele para que sea elfactotum
difícil. Mientras el clero reúne fondos construyendo grandes igle- insustituible y único"26. Los oponentes al federalismo del siglo
sias que nunca se terminan, los electores superiores del departa· XIX, con su estilo directo, llamaban a esto "falta de luces", se-
mento obtienen algunos votos extendiendo lentamente innumera· guros como estaban de saber dónde estaba la luz -un antropÓ·
bles y pequeñas carreteras hacia las expectantes regiones leales. logo social estaría hoy menos seguro-. Estos hombres de auto·
Aquellas cuyo agradecimiento no es seguro, son a menudo ignora· ridad extraoficial no son necesariamente impopulares: en el
das por completo. El Líbano, Toli.ma, uno de los pueblos que más 1Tuila he oído la palabra "cacique" utilizada sin implicaciones
café producía en todo el país, no tuvo carretera hasta que terminó ofensivas, en presencia del cacique.
el dominio conservador: era ~ lugar agresivamente liberal. El caciquismo da lugar a descripciones desdeñosas: "El ca·
Hay continuas acusaciones de favores legales e ilegales, de ciquismo político crea el señoritismo político ... el primero es
disposiciones aplicadas de forma desigual. Lo que son "fuerzas burdo y fuerte, capaz y decidido, el segundo petulante y engreí·
vivas" y "principales vecinos" para unos, son los "gamonales" para do, palabrero y parásito, y manteniendo a dos castas y clases
otros. Se hace responsable al sistema por crear lo que refleja y el muy distintas, se unen y complementan". Estas categorizacio-
comentario urbano asume con demasiada facilidad que los caci· nes son muy simples, pero es verdad que del elemento "manza·
ques son uniformemente perniciosos: no hay motivos para supo· nillo" -manzanillo es la palabra colombiana para designar a la
ner tal uniformidad, y de hecho parece claro que las diferencias persona que se dedica al celestineo político 27- en el Congreso
regionales en riqueza y cultura deben producir una gran varie· y en las Asambleas Departamentales no se espera que haga mu-
dad. Algunos gamonales pueden ajustarse a una de las primeras t:ho más que ocuparse de que las peticiones y recomendaciones
descripciones -de los años 1860---, "el gamonal tiene sumo inte- locales reciban cierta atención. Esta función no se merece la
rés en que haya pobres y miserables en el pueblo, para que nadie f!lcil condena que normalmente recibe, pero sus peticiones son
haga estorbo con veleidades de igualdad o independencia"25• Es inevitablemente particularistas, y su dominio sobre las anti-
posible que algunos crean que cualquier señal de progreso mate- guas burocracias ministeriales, engarfadas de atender las reco-
rial no hará más que suscitar la envidia y el aumento de impues· mendaciones locales, tendía y tiende a inundar con gente inút il
tos por parte del gobierno superior. Pero los que desean este in· n los pocos hombres emprendedores que tienen un precio más
móvil aislamiento correrán el riesgo de ser amenazados por otros corriente que la posible exclusión de los eficientes. A menudo se
que considerarán el avance político con una visión más abierta. encuentran en la misma persona el talento administrativo y po·
228 MAl.cOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 229

lítico, y el mayor precio en este caso es el desperdicio de recur· tum.bres y estimulando con su presencia los sentimientos más violentos
sos, la extremadamente grande proporción del presupuesto que y facciosos". Campbell a Dudley, 6 de enero, 1828.
debe destinarse a "gastos de funcionamiento" 28 : Los gobiernos El mayor fondo de información sobre la actividad electoral en el siglo XlX
pobres pagan más. Algunos elementos de ambos partidos tradi· es el Fondo Anselmo Pineda de la Biblioteca Nacional. Véase Biblioteca
cionales han intentado desde los años treinta combatir esta Nacional, Catálogo del •Fondo Anselmo Pined.a", 2 Vols., Bogotá, 1935.
El coronel Pineda reunió todo tipo de impreso hasta su muerte en 1880.
adulteración mediante la creación de "entidades autónomas",
Las cifras de las elecciones presidenciales de 1825·1856 aparecen en el
agencias gubernamentales creadas con fines concretos y que capítulo de David Bushnell, en Miguel Urrutia y Mario Arrubla, eds.,
son algo más inmunes a este tipo de interferencia. Ante la in· Compendio de Estadísticas Históricas de Colombia, Bogotá, 1970. Espe-
certidumbre de las perspectivas urbanas de sus partidos en un cialmente véanse las elecciones de 1856, las primeras directas y bajo su·
país que se está urbanizando rápidamente, incluso intentan re· fragio universal masculino. Bushnell calcula la participación nacional en
formar y reorganizar su base rural mediante estas organizacio· el 41 por 100 de los que teóricamente podían votar, pp. 279 y ss.
nes. Es una transición difícil y, lejos de haberse completado, la 3. Archivo Epistolar del General Mosquero... , pp. 266·267.
respuesta que dieron muchos caciques en las elecciones de 1970 4. Federico L. AguiJar, Colombia en presencia de las Repúblicas Hispanoa-
mericanas, Bogotá, 1884, p. 211.
fue votar con la misma oposición que esta reorganización está
5. J. M. Samper, op. cit., p. 229.
destinada a combatir: los buenos caciques liberales y conserva· 6. Ibíd., p. 231.
dores, ignorados por las nuevas agencias de progreso rural, 7. Esta sorprendente reimportación lingüística es de J. M. Samper, op. cit.,
traspasaron sus votos y votantes a la oposición populista del p. 351, ed. 1886.
general Rojas Pinilla. Dada una herencia política tan difícil de 8. Estos detalles han sido tomados de Luis Orjuela, Minuta Histórica Zipa-
erradicar, era lógico. quireña., Bogotá, 1905.
9. Rufmo Gutiérrez, Monograf¡as, 2 Vols., Bogotá, 1920-1921, Vol. 1, pp.
90-92. Gutiérrez se refiere a distritos relativamente cercanos a Bogotá.
El tena teniente más provinciano era probablemente menos rico, menos
NOTAS influyente pero más gamonal.
10. Para un ejemplo de la intervención de los notables de la localidad, las
l. Para la historia constitucional de la República, véanse M. A. Pombo y J. "fuerzas vivas•, contra los excesos de los funcionarios locales que utiliza·
J. Guerra, Constituciones de Colombia, recopiladas y precedidas de una ban una sociedad semisecreta, semicriminal, o culebra (tales sociedades
breve reseña histórica, 2a. ed. 2 Vols., Bogotá, 1911; y W. M. Gibson, The existían en varios pueblos entre los años 1850 y 1885), véase J. J. Ga.rcía,
Constitutions o{ Colombia, Durham NC, 1948. La obra de J. M. Samper, Crónicos de Bucaramanga, Bucaramanga, 1944, pp. 297 y 88.
Derecho público interno de Colombia, Bogotá, 1886, y la 2a. ed. 2 Vols., Para una interesante disputa en que los terratenientes influyentes inter-
1951, es todavía muy útil. Para un cacicazgo de la Colonia, véase G. Rei- vienen con mayor autoridad conb-a la imposición de un impuesto sobre
chel-Dolmatoff, ed., Diario de viaje del P. Joseph Palacios de la Vega entre la tierra que no aprueban, véase Enriqur Díaz Maza, La Corporacwn
los indios y negros de la Provincia de Cartagena en el Nuevo Reino de Municipal de la Mesa, Bogotá, 1866, y asuntos laterales relacionados en
Granada, 1787-1788, Bogotá, 1955, pp. 48 y 88. Fondo Pineda. Se impidió con éxito que los "negociantes de tienda" cobra·
2. Archivo Epistolar del General Mosquero. Correspondencia con el General ran impuestos a los vulnerables absentistas, pagándose ellos mismos sa-
Ramón Espina, 1835-1866, Ed. J. León Helguera y Robert H. Davis (Bi- larios altos como alcaldes o miembros del Concejo.
blioteca de Historia Nacional, Vol. LVIII), Bogotá, 1966, pássim, especial- 11. J. M. Samper, op. cit., p. 280.
mente 261-270. 12. Véase, J. M. Samper, op. cit. Para el estado de Santander, véase Marco A.
Un entusiasta anterior del cultivo de la población en tiempo de elecciones Esb-ada, Historia documentada de los primeros cuatro años del Estado
fue el vicepresidente, más tarde presidente, Santander. Véase Public Re· de Santander, Vol. 1 (publicado único), Maracaibo, 1896. En éste se regis-
cord O{fice, Londres: FO 18-52, en donde se informa que "busca la com· tra en detalle un doctrinario experimento de laissez {aire, y su inevitablE>
pañía del simple populacho del país, adoptando sus vestidos y sus coa· fracaso.
230 MA.LcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 231

13. Para una descripción de su funcionamiento a través del control del escru- 21. Hay frecuentes referencias a esta lucha, pero los detalles no son fácil-
tinio, véanse M. Torre, El círculo político del señor Ramón Gómez, Bogo- mente asequibles. Faute de mieux, véase M. Serrano Blanco, Las viñas
tá, 1864, y otros folletos sobre Ramón Gómez, "El Sapo", en el Fondo del odio, Bucaramanga, 1949. Navarro, op. cit., da detalles de anteriores
Pineda. Según el general AJdana, los sapistas eran "gentes de intrigas y repartos de armas en su capítulo sobre 1922.
tramoyas, pero que para la guerra no valen un pito". Véase Máximo A. 22. M. Serrano Blanco, op. cit., pp. 99 y ss. Las citas que siguen provienen
Nieto, Recuerdos de la Regeneración, Bogotá, 1924, un libro que logra de la misma fuente, pp. 101, 111, 78 y ss.
expresar muy bien cómo la política de los tiempos de paz se transforma 23. Una excepción muy sugestiva parecen ser aquellas comunidades indias
gradualmente en la guerra civil. que han sobrevivido y participado en los márgenes de la política nacio-
14. La descripción más fácilmente asequible es la de J. M. Cordovez Moure, nal. Algunas de ellas tienen una visión más funcional de la lealtad, ge-
Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá., Madrid, 1962, pp. 236-316. neralmente apoyando al gobierno; como por ejemplo, bajo los conserva-
15. Padre A. María Amézquita, Defensa del clero Español y Americano y dores, el político indio Manuel Quintín Lame. Véase su En defensa de mi
Guía Geográfico-religiosa del Estado Soberano de Cundinamarca, Bogo- raza, Ed. G. Castillo Cárdenas, Bogotá, 1971. Sobre el punto anterior
tá, 1882. En gran parte este trabajo es una descripción pueblo por pueblo uéase Sergio E lías Ortiz, Las comunidades de Jamondino y Males (suple-
de la actividad misionera. mento no. 3 del "Boletín de Estudios Históricos"), Pasto, 1935, y para los
indios de la Guajira, J. R. La nao Loaiza, Las pampas escandalosas, Ma-
16. Un penetrante ensayo sobre dos episodios, las elecciones de 1898 y 1930,
nizales, 1936, especialmente p. 84.
que muestra la importancia del apoyo clerical y las düicultades de loa
24. Su Planificación Municipal, Bogotá, 1949, pp. 158 y ss.
conservadores laicos y de la jerarquía para controlarlo, es el de monseñor
25. J. M. Samper, El triunvirato... , p. 133.
José Res trepo Posada, La Iglesia en dos momentos difíciles de la historia
26. M. Serrano Blanco, op. cit., p. 65.
patria, Bogotá, 1971.
27. Cita de M. Serrano Blanco, op. cit., p. 68. El t.érmino manzanillo se deriva
17. La primera cita es de E. Caballero Calderón, Yo, el alcalde, Bogotá, 1972,
del nombre de la hacienda "El Manzanillon, del que fue jefe de las obras
p. 102; la segunda, de J. M. Samper, El triunvirato parroquial, "El Mo-
hidráulicas de Bogotá, cuyos subordinados, muy útiles políticamente,
saico", op. cit., Bogotá, 1866.
acabaron por ser llamados manzanillos.
18. Por mucho, el mejor análisis de esta clase de sistema, en el cual su lógica
28. Hay algunos ejemplos recientes en E. Caballero Calderón, Yo, el alcalde,
queda más claramente ilustrada, es todavía, Vítor Nuñes Leal, Corone-
en que describe sus experiencias como alcalde de Tipacoque. Sobre las
lismo, exxada e voto, Río de Janeiro y Síio Pauto, 1948. Las razones de recomendaciones: "Los tipacoques no conciben ni la muerte sin recomen-
nombramientos tan rígidamente sectarios son muy fuertes en el caso dación", y sobre el presupuesto del departamento de Boyacá: "De cien
colombiano, donde a diferencia de Brasil (con la excepción de Rio Grande millones anuales de presupuesto de ingreso, el gobierno de Boyacá in-
do Sul) un cacique tiene una lealtad de partido claramente deruüda y no vierte ochenta en una burocracia insaciable". Véanse pp. 292-29; véase
puede ocu ltarla. también Antonio Garcia, Planificación Municipal.
19. Para una muy divertida descripción de algunos de los doctores, generales
y clero implicados, véase Darío Achury Valenzuela, Caciques boyacenses,
Bogotá, 1934.
20. Existen varias descripciones buenas de esta elección. Véanse monseñor
José Restrepo Posada, op. cit., pp. 47-79, y también Aquilino Gaitán, Por
qué cayó el partido conservador, Bogotá, 1935, pássim. Otro agudo relato
en A. Arguedas, La danza de las sombras, recogido en sus Obras comple-
tas, 2 Vols., Madrid, 1959, Vol. 1, pp. 722-884, y uéase también Mario
Ibero, Andanzas, Bogotá, 1930. P. J. Navarro, El parlamento en pijama,
Bogotá, 1935, proporciona una interesante imagen de los departamentos
entusiasmados por la riqueza gubernamental sin precedentes. De todo
ello se desprende que "oligarquía y caciquismo" estaban lejos de estar
.s iempre en armonía.
UNA HACIENDA CAFETERA DE CUNDINAMARCA:
SANTA BÁRBARA (1870-1912)

Cundinamarca fue la segunda región de Colombia en exportar


café, después de Cúcuta y otras regiones de Santander que ha-
bían estado exportando desde comienzos del siglo XIX. En los úl-
)
timos años de la década de 1860 ya exportaba apreciables canti-
dades del grano y llegó a exportar alrededor del 10% del total del
país en los años antes de la primera guerra mundial. La propor-
ción declinó después. En contraste con Calclas-Antioquia, que se
convirtió en la primera área cafetera del país y todavía lo es, las
haciendas de Cundinamarca eran grandes, algunas hasta con
más de un millón de árboles. Había pocas pequeñas propiedades
dedicadas al café. La tierra cafetera potencial del departamento
era una frontera para la empresa, y así fue descrita Líricamente
por Medardo Rivas en su Trabajadores de Tierra Caliente, publi-
cado por primera vez en 1899; pero no era una tierra fronteriza
en el sentido colonizador. La mayor parte de las tierras tenían
títulos y la mayoría de Los poseedores de éstos estaban en capaci-
dad de hacerlos efectivos. La manera predominante de poner una '
fmca en producción era asignándola en lotes arrendatarios, que
plantaban el café bajo la dirección del dueño o del administrador;
los árboles los recibían de un vivero central. E l arrendatario podía
tener los cultivos necesarios para su propio mantenimiento, pero
de ninguna manera sus propios cultivos de café; podía ser trasla-
dado a trabajar a una nueva área de la finca cuando las plantas
234 MALcOLM DII.AI 1h·~t. PODER Y LA GRAMÁTICA 235

originales entraban en producción. El sistema de participación ¡,,11 precauciones solo a éstas. La necesidad de prestar es~icta
(medieros) característico de Santander no se usaba 1. Este ensayo ii!Pnción a tantos aspectos de la administración de la hac1enda
examinará en detalle el sistema de una sola finca, Santa Bárbnrn, ha dejado un archivo de extraordinaria sugestividad. He trata-
en el municipio de Sasaima, sólo una unidad en uno de los varioe do en lo .POsible de dejarlo hablar por sí mismo, Y donde lo he
tipos de sociedad que el café ha creado en Colombia, pero unft 1 reído apropiado he puesto la fecha de la carta después de las

unidad sobre la cual existe una rica documentación. c·cl.as.


Santa Bárbara tuvo en su mejor momento unos 120.000 IÍr
boles, según el cálculo común, y unas cien hectáreas de café, lo
que quiere decir que era de extensión respetable, aunque en nin· PROPIETARIO Y ADMlNlSTRADOR
gún modo grande para la región2. Sasaima fue una de las prime
ras poblaciones exportadoras de café de Cundinamarca y una de Hoberto Herrera Restrepo estaba necesariamente ausente. Por
las primeras en entrar en decadencia. Desafortunadamente loa ·azones obvias muchos hacendados colombianos no vivían por
1
documentos no cubren ni el período de la fundación de la haciendo lnrgos períodos en fincas aisladas o en las pequeñas poblaciones
ni el de su colapso final. (Nvillorios" es una expresión despectiva para designar~as) com~
Los documentos consisten en los libros de correspondencia Sasaima. Herrera Restrepo tenía importantes compromisos fami-
del propietario Roberto Herrera Restrepo con sus administra· liares en Bogotá, y fuera de eso tenía otras varias empresas_ Y
dores, y los informes de éstos 3. La parte más útil es la intensa propiedades que no hubiera podido administrar desd~ Santa B~r­
y cuidadosa correspondencia del administrador Cornelio Rubio bara6. La capital era el centro natural de sus operac10nes. Vanas
desde el comienzo de 1895 hasta la muerte de Roberto Herrera de las tareas esenciales de la administración de la finca, incluyen-
Restrepo en noviembre de 19124 . Existen varias dificultades al do las diligencias, a veces difíciles, para conseguir capital de tr~­
usar estos documentos para formar sc:¡ries o inclusive para cal· bajo, tenían que ser llevadas a cabo allí. Herrera Restrepo segu1a
cular la recuperación real de las inversiones del dueño. Santa desde Bogotá las incidencias del mercado cafetero, ayudado por las
Bárbara no hizo su fortuna ciertamente. La ganancia no era circulares que recibía de sus agentes de Londres, Steibel Brothers,
constante y estaba sujeta a innumerables amenazas y ansieda· y de otras casas qu~ solicitaban su café desde Hamburgo Y Nueva
des, y Roberto Herrera debió trabajar fuertemente para conse· York. En Bogotá hacía sus cálculos de costos, y de vez en cuando
guirla. El café de Cundinamarca pudo haber sido relativamente experimentaba con consignaciones de café destinadas a sitio_s
"oligárquico", y su sistema de producción produjo algunas ten· distintos a Londres, y con especulaciones en caucho Y tagua. DI-
siones en los años veinte, treinta y cuarenta de la presente cen· rigía su hacienda con los mejores informes sobre las tende~cias
turia, especialmente en la parte más al sur del departamento, del mercado que podía conseguir y, según lo muestran sus calcu-
pero requería mucho cuidado y atención por parte de los dueños. los marginales, con gran conocimiento de la posición de la hac~en­
Los altos costos del transporte hasta la costa y la expansión de da en éste. Siempre supo por cuánto podría venderse su cafe en
la producción brasileña hacían esencial la calidad, y calidad sig- Londres y cuánto estaba costando el ponerlo allí, y los años de
nificaba una continua atención a los detalles. Algunos de los bajos precios mundiales que constan en el archivo lo llevaron a
cuidados de Roberto Herrera Restrepo pudieron haber sido ex- conclusiones pesimistas.
cepcionales, pero esta atención a los detalles la tenían proba- Es claro que el dueño tenia un conocimiento íntimo de Santa
blemente todos aquellos que se veían enfrentados a este difícil Bárbara, de muchos de los que allí trabajaban y de muchos de l~s
mercado. Aunque Sasaima pertenecía casi en su totalidad a fa- sasaimeros, y que traLaba de visitar la hacienda regularmente. El
milias de ascendencia antioqueña, no se puede atribuir especia- y su familia apreciaban su belleza, las cabalgatas, nadadas Ycam-
236 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 237

bios de clima que les proporcionaba, y las frutas que producía para vagabundo ése. La venta de bebidas en la hacienda se suprimió
mandarles a Bogotá. Sus visitas eran muy bien recibidas por el como fuente de problemas, "peleas, (...) pendejadas (...)enredos de
administrador, quien pensaba que éslas tenían buen efecto en la guarapo y tienda". El que Jos trabajadores se casaran debidamen-
moral y el estado de ánimo de la gente de la hacienda, pero aunque te era la política declarada y a veces impuesta de la hacienda. En
Sasaima quedaba a no más de un día de Bogotá, las visitas no eran conjunto, el administrador parece haber identificado totalmente,
frecuentes. El administrador permanecía la mayor parte del tiem- en este caso particular, sus intereses con los de su patrón y, según
po solo, en comunicación por telégrafo y por correo. Esta circuns- sus propias palabras, haber trabajado la propiedad como si hubie-
tancia le daba a su personalidad una extrema importancia. ra sido suya. Con tenedor de libros de ojo üm avizor y tan incan-
"Un buen mayordomo es tan trabajoso encontrarlo como un sable corresponsal como demandador de correspondencia como
magnífico cabaUo galápago para señora", así escribía uno de los 1[errera Restrepo, no hubiera sido fácil de otra manera. La au-
amigos de Roberto Herrera Restrepo, recomendándole a uno de sencia del propietario no significaba de ningún modo descuido.
estos hombres (Rafael A. Toledo, febrero 17, 1895). El adminis- Espero que la naturaleza de la división de trabajo entre patrón y
trador de una finca cafetera debía tener más cualidades de las administrador se vea claramente en las citas que siguen. Aunque
necesarias en un mayordomo de funciones más simples, y sus re- debe haber muerto hace más de 50 años, Cornelio Rubio es recor-
laciones con el patrón eran también diferentes. Comelio Rubio, el dado por los descendientes de Herrera Restrepo como una figura
mayoral de Santa Bárbara, encabezaba siempre sus cartas con imponente, que conocía la importancia de las formalidades y que
"muy estimado amigo", mientras que mayordomos menores desde evitaba t.nda familiaridad con los peones o con la gente del pueblo.
otras fincas, con mucha peor ortografía, escribían "muy estimado Al retomar a la hacienda tras una ausencia forzosa durante la
patrón". Rubio era tamuién mejor pagado que eUos. Recibía so- última guerra civil, deploró el relajamiento que había sobreveni-
bresueldos según el monto de café producido, pasto gratuito para do bajo su sustituto: "Los peones estaban muy mal asistidos por
doce cabezas de ganado y una vaca, préstamos y otras ayudas Sinforoso, pues estaba totalmente familiarizado con ellos y les
pl'lra sus propios negocios, que incluían algunas transacciones con dejaba perder el tiempo tristemente". Es claro que los adelantos
café. Su correspondencia con su patrón denota un respeto mutuo en la agricultura imponen tanto nuevas formas de disciplina co-
y una absoluta confianza en Roberto Herrera por pru·te de Rubio. mo avances en la industria, y una finca cafetera de Cundinamar-
Le consulta al patrón sobre su matrimonio, sobre planes de otros ca requería un carácter fuerte para hacerlas cumplir. Los varios
miembros de su familia, y manda saludes en detalle a gran nú- procesos de producción de café también exigían la supervisión de
mero de parientes y amigos del dueño. Cuando miembros de la una persona con alguna educación formal. Parece que Rubio hizo
familia visitaban la hacienda, sólo él se sentaba a la misma mesa. algunas adaptaciones ingeniosas a las máquinas que se usaban
Era liberal como Roberto Herrera Res trepo y comenta sin reserva en la fmca, que como la mayoría de los establecimientos impor-
la situación política general y las políticas y perspectivas del par- tantes de Cundinamarca estaba respetablemente mecanizada.
tido. Por proteger los intereses de su patrón, pero tambit:Jl con un También educaba a sus hijos: pidió textos de gramática, aritmé-
puritanismo que compartía -Roberto Herrera era hermano del tica, geometría, geografía e historia, y una caja de tiza.
arzobispo de Bogotá y cristiano devoto- desaprueba la bebida, el Es difícil calcular el valor de tal hombre. Su salario en 1885
juego y la fornicación, y hace lo posible por ponerles límites en era de 80 pesos al mes (en ese entonces unas quince libras ester-
Santa Bárbara, "pues ud. sabe qué son los lunes". Aunque los linas), fuera de adehalas, manutención, pasto gratuito y vaca. Re-
arrendatarios son, como se verá, difíciles de encontrar, despiden cibió aumentos -alguna vez expresó su lealtad arriesgándose
a un tal Aparicio por "trasnochadas y juegos(...) s11hP. Dios cuán· cortésmente a declinar uno de éstos- pero, a semejanza de los
tos de los peones le habrán entregado su semaua ue trabajo al salarios de los peones y de las cosecheras o cafeteras, éstos no
238 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 239

iban al mismo ritmo de la rápida impresión de papel moneda des- Se les asignaba casitas, simples casitas de paredes de barro y '
pués de 1885. Sus propios negocios no parecen haber prosperado. techos de paja, algunas de las cuales pueden ser vistas todavía
Tres meses después de la muerte de su patrón escribió que quería entre las fincas de recreo en que fue dividida la hacienda. Las
dejar la hacienda y el último indicio suyo en el arch.ivo es una casitas eran propiedad de la hacienda y ésta las reparaba. El ad-
carta del hijo de Roberto Herrera: ministrador estaba encargado de ver que estuvieran limpias,
pues existía la amenaza de varias enfermedades, particularmen-
Tomo nota de la explicación que hace en su carta sobre los moti- te la fiebre tifoidea. También recibían huertas donde podían cul-
vos que lo obligan a tomar la resolución penosa para nosotros de
separarse de nuestro lado en donde siempre lo hemos apreciado
tivar sus alimentos y mantener cerdos y gallinas. Aunque mucho
en lo que vale. Como siempre estas cosas se aclaran mejor de cambia de mes a mes y de año a año en estos tiempos agitados, su
palabra, espero con ansiedad su venida para que hablemos. normal obligación laboral era trabajar ellos mismos o un peón en
(Marzo 25, 1913). su remplazo por "dos semanas, es decir cada quince díasn (Carta
de Rubio, febrero 22, 1904). Este trabajo era pagado pero era obli-
Rubio firmó una vez una carta, con precisión sociológica, "el gatorio. En la práctica no eran quince días sino los días hábiles
más humilde de ·sus amigosn; tal vez estaba demasiado viejo para de dos semanas y era una obligación, para exigir la cual el admi-
transferir la amistad a otra persona. Es el representante de una nistrador tenía dificultades.
clase de hombres todavía sin estudiar, cuyo origen y reclut.amien- A veces aparece, según las cartas, como si Santa Bárbara no
to permanecen oscuros, pero que no eran por ello menos esencia- pudiera vivir ni con arrendatarios ni sin ellos. Así como eran
les en la innovación agrícola. La extensión del cultivo del café creó esenciales en el sistema de Cundinamarca para las principales
la demanda de miles de estos mayorales, que tenían que ser per- etapas del cultivo, y después como núcleo del trabajo de recolec-
sonas de alguna educación y se convertían en personas de cierta ción, eran también una constante fuente de dificultades. Durante
posición: lUn peldaño en la escala para aquellos que ascendían los años veinte y treinta la más notoria causa de fricción consistía
en La sociedad, o un respiro para aquellos que de otro modo ha- en que se les proh.ibía plantar café para ellos mismos, prohibición
brían descendido? que se originaba en el deseo de Los hacendados de impedir el robo,
garantizando que todo el café dentro de la hacienda fuera suyo, y
que fue reforzada por cambios en la ley que los habría obligado a
ARRENDATARIOS Y OTROS TRABAJADORES pagar los árboles a un arrendatario cesante como mejora muy
PERMANENTES costosa. Este decreto no se discute sin embargo en ninguna parte
del archivo; aunque es cierto que no hay cartas de arrendatarios
Santa Bárbara mantenía un herrero, un carpintero y a veces al- en él, en sus largos informes Comelio Rubio habría reportado
bañiles, constructores experimentados. Este pequeño grupo no fi- cualquier discusión sobre el particular que se hubiera presenta-
gura mucho en la correspondencia. Sus sueldos más altos se pue- do. Su preocupación era primero, encontrar arrendatarios, y des-
den ver en Jos libros de cuentas. pués hacerlos trabajar.
Los arrendatarios y sus familias formaban el grupo perma- Era difícil conseguir buenos hombres que se quedaran. Sasai-
nente más grande en la hacienda. No he podido establecer exac- ma no era una fundación nueva -data del siglo XVI¡?- pero no
tamente cuántos había én Santa Bárbara, pero la corresponden- podía satisfacer la demanda de mano de obra que vino con la ex-
cia da la impresiÓn de que no había tantos, algo entre doce y pansión cafetera. No se puede estar seguro de la causa del au-
veinte familias. Ciertamente tan pocos como para que varios fue- mento de población, pero de 1870 a 1884 ésta aumentó de 3.434
ran mencionados por el nombre en las cartas de Rubio a Bogotá6. a 6.500 habitantes. Según cartas del administrador, algunos de
240
1>r~L PODER Y LA GRAMÁTICA 241

los arrendatarios de Santa Bárbara venían de las tierras frías de haciendas cafeteras de Cundinamarca que estaban relativamen-
Cundinamarca y Boyacá; de ninguno se dice que viniera de otra1 te cerca de la fuenLe principal de la mano de obra.
partes del país. Es todavía común encontrar a estas gentes o a su1 El arrendaLario era la principal fuente de mano de obra de la
descendientes como trabajadores permanentes en esta zona cafe finca. Es fácil exagerar la virtud del café de ser un cultivo que re-
tera, Y sería correcto concluir que es de alli de donde vino lama· siste la negligencia. Una plantación que produce café suave de alta
yoría. La hacienda continuamente buscaba familias aptas, y t·alidad, y sólo eso daba ganancia en Cundinamarca, necesita cons-
usualmente tenia casitas disponibles, que de por sí constituían un t.ante atención. Se la debe mantener podada y desyerbada. La reco-
problema por su rápida ruina y el robo de Jos materiales de cona· lección colombiana fruta por fruta no es solamente bastante düe-
trucción. Rubio informa ha ber escrito a un amigo en la población rcnte del crudo agarrar y desgarrar brasileño, sino que una lectura
de Chía en la Sabana de Bogotá: de Jos más leidos manuales escritos para Colombia muestra cuán-
Los otros cuidados diferentes a los brasileños se practicaban. Un
Pe~nes: le escribí a Marcelo Avendaño para ver si él que está por
1
cafetal descuidado bajaba de precio rápidamente al disminuir su
all~ Y que conoce~ las gentes puede conseguirse unas familias y productividad y Jos posibles compradores calculaban el costo de vol-
traerselas a ver s1 al fin logramos ocupar las casas de San Ber- verlo a poner en forma. Los arrendatarios cumplían las tareas per-
nardo Y si es posible cambiar los malos trabajadores que tene- manentes de la finca en grupos, bajo la dirección del administrador,
mos. Creo que Marcelo haga esa diligencia pues les prometí abo-
narles los gastos de transporte y darle a él alguna remuneración trabajando ellos mismos o proveyendo un peón u cada quince días",
por cada familia que traiga, que vengan a establecerse formal- o por contratos informales; a un arrendatario individual se le paga-
mente Y que sean de lo más formal que él conozca por allá. (Oc- ba cierta suma por desyerbar uno u otro "tablónn, como se denomi-
tubre 12, 1909). naban las áreas de café demarcadas naturalmente.
Existía competencia entre las haciendas por los arrendata-
Los trabajadores permanentes constituían igual p:·oblema rios, y los campesinos de tierra fría no estaban siempre dispues-
que los trabajadores pa1·a la cosecha y encontrarlos entrañaba Los a traladarse permanenLemente a la tierra cafetera, que con
costo y esfuerzo: t·azón era considerada insalubre. Santa Bárbara hacía lo que po-
día con vacunación, aguardienLe con quinina, ácido fénico y cal,
El jueves por la tarde volvió José trayendo una familia que con- pero todo esLo puede no haber tenido ningún efecto en la mayoría
siguió en Facatativá y están aquí trabajando. Les di la casita de de las enfermedades que florecen con el café8 . No se sabría decir
junto a Agustín y ha habido que auxiiiarlos, pues vinieron como si la falLa de deferencia de la cual se quejaba tanto Rubio tenía
todos, limpios, pero de plata; por el lado de San Juan estuvieron origen local, o era asunto de Jos inmigrantes emancipados del con-
viviendo y allí los conocí hace algún tiempo y no eran malos trol social más estricto de la Sabana. Pero en el caso de esta ha-
puede ser que aquí se manejen bien también y duren algún tiem~
po. (Diciembre 1, 1903). cienda el adrninisLrador tenía en tiempo normal pocas sanciones
para forzarlos a cumplir sus obligaciones laborales. Los arrenda-
tarios estaban frecuentemente endeudados con la hacienda, pero
"A un boyacense se le ofrecieron los gastos de viaje de su fa-
esto no le daba mayor control sobre ellos, y las deudas se mante-
milia Y 50 pesos por cada familia que me traiga que conste de
nían lo más bajo posible. La opinión de Herrera era que se debía
cinco o más personas útiles". La hacienda no empleaba Jos servi-
desalentar el endeudamiento, pues el resultado era la pérdida de
cios d~ ningún agente especializado en conseguir trabajadores, y ambos: dinero y trabajador. En la correspondencia no se registra
preferta arreglos más personales y ad hoc. Ninguna clase especia- ningún caso de apelación a alguna autoridad externa. No había
lizada de enganchador o agente laboral parece haber servido a las mucho a lo cual apelar, y por razones que se verán después, no era
242 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 243

probable que Roberto Herrera o Rubio recurrieran a la que existía La exasperación cu lmina en la época de cosecha. Aunque es
en Sasaima, ni que recibieran cooperación de los otros plantado- claro que no es solament..e en en esa época cuando Herrera Res-
res y administradores. trepo y Rubio necesitaban e l trabajo de los arrendatarios, se
Algunas citas de ,las muchas que el archivo proporciona ilus· aguantaban su presencia insatisfact.oria por el resto del año para
trarán esta constante pugna: asegurar un núcleo sustancial de trabajadores en esta época. Era
este también el momento que ofrecía al arrendatario la mayor
A los arrendatarios he tenido que apretarles un poco ahora, pues
t..entación de eludir sus obligaciones o de venderse costosamente:
como en el tiempo que duró la revolución (la corta guerra de
1895) no les obligué a trabajar aquí y les permití saHr a trabajar
a otras haciendas, ahora se me quisieron volver todos negocian- La gente de la hacienda sin excepción de nadie toda está traba-
tes Y en estos tiempos apurados es cuando tienen que servir. jando: algo he tenido que apretarlos pues aun en medio de la
(Abril 22, 1895). escasez de plata de que se quejan con mucha razón, Ud. que los
Actualmente hay una necesidad de brazos y tiene uno que ser conoce sabe que ellos cuando comprenden que la hacienda nece-
un tanto indulgente con los peones (...) tanto más cuanto ha dado sita con urgencia se hacen rogar más; así be tenido que templar-
tanto trabajo conseguir los pocos arrendatarios que hay. (Mayo les un poco, poniendo siempre en práctica aquello de -tire y
5, 1896). afloje- con la diferencia de que en esta vez pienso tirar más de
De tener arrendatarios de esta clase es mejor no tenerlos pues lo que he de aflojar. (Abril 14, 1900).
no se cuenta con ellos y todos los dias son exigencias, y si no les
da todo lo que quieren es el peor enemigo que se echa encima.
Esta vez pudo ser más exigente, pues eran tiempos de guerra
Adrián Murcia por casualidad viene cuando se le llama y Ma-
nuel Rodríguez viene cada vez que lo llamo, pero el pobre es tan civil y los trabajadores estaban ansiosos de permanecer bajo la
pesado que hay que sobrellevarlo porque siempre ha servido a la relativa prot..ección de la hacienda. Pero la guerra no duró:
hacienda y es un hombre inofensivo. Vicente Cárdenas es muy
bueno, sirve a la hacienda cada vez que se llama, pero es muy En cuanto a peones estamos lo mismo: todos quieren ser nego-
exigente. (Marzo 11, 1899). ciantes y los lunes hay necesidad de andar buscándolos. Sin em-
bargo, tenemos que sobrellevar a algunos que pueden sernos úti-
Agustín Muñoz es el mismo que no ha querido servir en nada en les para la reorganización; otros habrá que sujetarlos o que se
la cosecha, so pretexto de la enfermedad de su mujer y hace tiem- vayan. (Noviembre 25, 1902).
po que no viene a trabajar ni manda cafetera ni peón, ni sirve de
nada absolutamente, pero la enfermedad de la mujer no le impi-
de viajar semanalmente a la Sabana. En la semana pasada no La obligación laboral del arrendatario en la hacienda era (re.
solo no vino a trabajar, sino que nos quitó a Teó[JJo Rabaya y a cuentemente pagada con salario inferior a la que en otra parte
Francisco García para que le trabajaran en sus huertas y no pudiera conseguir como cosechador, una remuneración insufi-
contento con esto, ha hecho potrero de sus animales el café que
se rozó en Puente Nuevo, y el plátano que él mismo sembró con ciente para que el cumplir sus obligaciones con la hacienda cons-
los peones lo ha arruinado con sus bestias. Puestas las cosas en tituyera una alternativa superior a trabajar en su propia huerta
este estado, dando el mal ejemplo en todo sentido delante de los o no trabajar. La ética de Rubio no era la de todo el mundo: "Con
otros peones hasta desconocerle a la hacienda el derecho para los arrendatarios he tenido que luchar abiertamente pues es gen-
exigirle que le sirva, he resuelto, y así se lo notifiqué, darle tres te tan imbécil que hay que obligarla por fuerza a que ganen el
meses de término para que venda sus matas y salir de él, pues
a mi modo de ver este hombre es hasta inconveniente en la ha- dinero". (Mayo 22, 1900).
cienda por mil y mil razones. (Junio 28, 1904; sin embargo re- A los que, teniendo obligaciones pendientes, trabajan en otra
aparece y la hacienda de nuevo lo empleó). parte, los amenazaba con expulsarlos, sacarlos de sus casas y po-
nerles el ganado en sus parcelas, aunque nunca parece haber
244 MALCOLM DEAS 245
DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

cumplido tales amenazas. Roberto Herrera lo apoyaba y confiaba Sus esfuerzos se redoblan frente a los precios muy inciertos
en su criterio: de los últimos años de los noventa y de la primera década de este
siglo. Cambia su sistema de pago porque hay demasiadas d~scu­
Ahora en cuanto a los arrendatarios no es de extrañar la conduc- siones: "Convirtiéndose los pagos en una bulla espantosa, discu-
ta pues prefieren no ganar dinero a servir con el interés que
siones groseras y, en fin, un bochinche digno de una chichería",
deberían en la época importantísima en la hacienda y para eso
los aguanta todo el año. Las prevenciones que usted me dice ha más evidencia de la falta de respeto. Intenta con poco éxito rete-
tenido que tomar son de mi completa aprobación y si es necesario ner los trabajadores retardándoles el pago, pero esto podría crear-
cúmplale al primero que falte el sacarle los muebles afuera y le a la hacienda una mala reputación y los trabajadores no ven-
cerrar la casa; apriételes todo lo que sea preciso pues hay perfec- drían. Se inventan elaborados sistemas de trabajos pagados al
to derecho y justicia para ello, a fin de que presten sus servicios
como debe ser en la seguridad de que yo les sostengo así como en destajo, participaciones y premios (pagados _de mul~~) para ~on­
su idea de ayudarlos en lo que se pueda. No hay otro sistema y seguir la recogida del café de la manera mas econonuca pos1b.le,
hay que seguir en este tire y afloje que usted sabe bien emplear. sistemas que harían de la construcción de una escala de sal~10s
(Mayo 29, 1905). para este trabajo, casi siempre migratorio, una empresa ar:Ies-
gada, aun de no ser imposible por el hecho de que el tr~baJo ~e
Esta tensión no se resolvió nunca, ni en esta hacienda ni en cosecha se pagaba en parte también en comida, cuyo prec10 vana-
el resto ue Cundinamarca, mientras prevaleció el sistema de ha enormemente de época en época, de lugat· en lugar y de año en
arrendatarios. año. Si no había mucho café por coger, los cosecheros preferían
muchas veces un salario diario: "Los hombres (sabaneros) que
han venido han aumentado el número de peones, pues como ha
COSECHA, SALARIOS Y COMIDA habido poco café que coger, no se han resuelto a sacar costal, sino
a trabajar a jornal" (Mayo 10, 1898).
Diferentes grupos podían estar trabajando al mismo tiempo
Un cafetal abandonado puede ser podado y desyerbado y puesto
otra vez en buenas condiciones, inclusive después de años, pero con diferentes sistemas de pago:
en Colombia una cosecha de café es tan estricta en su calendario
Ya para conservar unos cien cogedores tuve que subir el precio
natural como una cosecha de banano. La expansión del cultivo del
de la cogida a 35 centavos arroba, tratando de graduar el jornal
café en Cundinamarca trajo competencia por toda la mano de de los peones pues ya no querían coger por arrob~ porque no
obra disponible en la época de cosecha, y esto se puede ver fácil- sacaban el jornal y como poniéndolos a pepear por .d1~s sale mu-
mente en los salarios que se pagaban. Si la hacienda no pagaba cho más caro, pues con la miel hoy ganan $1.20 d1ar~os Y co~en
salarios satisfactorios, la mayoría de esa fuerza de trabajo bas- dos arrobas creo que es mejor bajo todos aspectos subJr la cog1da
tante aumentada se podría ir a trabajar a otras partes y la cose- en proporción a 35 centavos arroba. (Julio 8, 1901).
cha se vería amenazada.
Cornelio Rubio relataba continuamente su.s esfuerzos y sus fre- Los arrendatarios o sus sustitutos que trabajaban su "obliga-
cuentes fracasos en querer mantener los salarios bajos y con alto ción" a un precio fijo la hacían de una manera comprensibleme~te
número de trabajadores, algo como tratar de cuadrar el círculo. "He insatisfactoria, aunque su pereza todavía tenía perplejo a ~ub10:
tomado todas las medidas posibles (...) bajando los jornales pero al "Yo no comprendo a esta gente; son bien indios. Ahora que tienen
mismo tiempo tratando de conservar el mayor número de trabaja- en la cogida buen jornal hay que obligarlos y arrearlos para el
dores" (Enero 15, 1900). trabajo como si se les exigiera el trabajo gratis" (Agosto 19, 1902).
1
246 MALcoLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 247

El pago tenía que hacerse con biUetes pequeños que Roberto en el escaso y apremiante tiempo de cosecha cuando nadie despe·
Herrera mandaba de Bogotá. Éstos eran muy soücitados en aque- día trabajadores:
llos tiempos de inflación y muchas veces difíciles de obtener. En esta
hacienda no había equivalente a la "tienda de rayan; no habiendo De La Victoria han tenido inclinación de sonsacamos la gente, y
nada que comprar en ella, ningún sistema de crédito interno era sob~ esto hablé hoy en carta al administrador seriamente, mani-
aceptado; los trabajadores insistían en recibir el pago en efectivo. festándole que no es esta la línea de conducta que con-esponde a
las relaciones de las dos haciendas, y que si adoptamos ese siste-
La mayoría de estos trabajadores temporales venia de Cundi·
ma, iremos hasta donde no nos imaginamos con los precios de los
na marca y Boyacá. Eran predominantemente, pero no todos, muje- jornales y no alcanzaremos el fin deseado. (Mayo 12, 1903).
res, y como inspector de disciplina la hacienda nombraba su "ma·
yordomo de cafeteras". Sant.a Bárbara trataba de alojar a cada Existen los mismos problemas con otra hacienda vecina, Las
familia por separado en una casita, pero a veces no había suficien-
Mercedes:
tes. Otras haciendas tenían edificaciones especiales para estos tra-
bajadores migratorios, barracas de peones, y otras parecen haber- Anteriormente la obligación de no recibir en una hacienda los
los dejado alojar en chozas provisionales. Sólo después de la Guerra trabajadores de la otra era recíproca, pero ahora parece que sólo
de los Mil Días (1899-1903) trató la hacienda de garantizar su pro· ésta estuviera en la obligación, pues yo sí, en la cosecha pasada,
pio suministro de cosecheros migratorios por el sistema de engan- cuando más necesitaba gente despedí de San Bernardo no pocas
ches, mandando un agente a hacer contactos con campesinos de cafeteras por insinuación de los señores Herreras y ellos mismos
tierra fría y a escolt.arlos abajo cuidadosamente. "Cada uno para vinieron el sábado de esa semana a recibir lo que esas cafeteras
habían ganado los días que trabajaron para quitarles eso como
quitarle los peones al vecino no omite medios". Esto encontró algu-
multa. Nosotros a lodos nos prestarnos, pero es bueno tener en
na resistencia en Boyacá, donde los hacendados naturalmente con- cuenta que en la próxima ya se podían recibir los trabajadores
sideraban el enganche como una intromisión: "El hombre comisio- incondicionalmente. (Enero 10, 1905).
nado para conseguir gente en Boyacá no pudo hacer nada porque
se lo impidieron los hacendados" (Junio 16,1903). El enganche no parecía una alta proporción de los trabajado-
El sistema tampoco garantizaba que los trabajadores se fue- res cosecheros en el caso particular de esta finca. Algunos baja-
ran a quedar en la finca que se había tomado el trabajo y había ban espontáneamente, y en 1904 Santa Bárbara registra el regre-
incurrido en los gastos de conseguirlos. La Revista Nacional de so de "cuatro mujeres que llegaron de las que vinieron engan-
Agricultura, No. 3, mayo 15, 1906, escribía optimistamente: chadas ahora un año". Atraer estos trabajadores espontáneos era
más fácil en unos años que en otros, en unas haciendas que en
Confiamos que los prefectos y auto!'Ídades municipales les pres- otras. Una mala cosecha atraía menos trabajadores de los que
tarán a los dueños o administradores de los cafetales todo el
apoyo necesario a fin de que los trabajadores que han sido traí- aun siendo la cosecha mala debería atraer proporcionalmente:
dos de distintas partes de la República con grandes sacrificios valía menos la pena por el sistema de pago por peso que los admi-
pecuniarios cumplan los contratos de enganche. nistradores trataban siempre de mantener. La lluvia podía sus·
pender la recolección y hacer difícil que los recolectores se metie-
Pero esta confianza estaba casi ciertamente fuera de sitio. Ni ran entre los árboles. Una buena fmca debía estar dispuesta de
los prefectos y autoridades eran siempre personas complacientes manera que los recolectores pudieran permanecer el máximo de
y desinteresadas, ni tenían a su disposición las fuerzas necesarias tiempo cosechando y perdieran el menor tiempo posible llevando
para andar buscando de finca en finca una cantidad de cafeteras el café al punto de concentración. Santa Bárbara se creía más
boyacenses desconocidas. Ni habrían podido hacerlo eficazmente atractiva que La Victoria por tener que acarrear el café a menos
248 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMATICA 249
<.

distancia: "Aquí se le recibe al pie de cada tablón". Naturalmente plátano entre el café. Los arrendatarios tenían la "propiedad ex·
tal atractivo significaba más inversión, pero por otra parte las elusiva" de la cosecha de plátano. Esta propiedad exclusiva reve-
fmcas pequeñas tenían que pagar más a los trabajadores coseche· laba cierta ambigüedad cuando la hacienda trataba de impedir
ros porque no podían ofrecer la misma clase de trabajo prolonga- que los arrendatarios vendieran plátano afuera si ella lo necesi-
do. Era ésle un mercado laboral predominantemente libre con taba. Con la escasez en aumento, la lentación de los arrendata-
algunas ventajas del lado del trabajador. Los recolectores podían rios de vender afuera era mayor, y de igual manera mayores los
comparar,.Probables cosechas: esfuerzos del administrador por impedirlo. El dueño veía la ne-
cesidad; poco antes de su muerte Roberto Herrera escribió a Ru-
Los domingos he mandado a Antonio, a Pablo, tres peones, cada bio como sigue:
uno por distinta vía, a conseguir gente; algunos vinieron, vieron
las cosas y se devolvieron; en fin, se hacía imposible aumentar las
Es indispensable mantener el respeto y autoridad como mi re-
cogedoras sin aumentar el precio de la cogida. (Junio 25, 1907).
presentante en el manejo de la hacienda. Tiene Ud. razón en las
reflexiones que a este respecto me hace, y con mayor razón en
Discutían las condiciones y contrariaban la disciplina; en una las actuales circunstancias en que los arrendatarios están furio-
ocasión rehusaron trabajar bajo la dirección de un mayordomo en sos con la prohibición de llevar los víveres de la hacienda a ven-
cierto tablón, e insistieron en recoger donde quisieron. Compara- derlos a otra parte y todo esto cuando estamos en vísperas de
ban sin cesar los ingresos posibles en las diferentes haciendas: cosecha. (Febrero 22, 1912).
"En Santa Inés han puesto desde hoy a treinta centavos arroba y
tiene mucho para coger; si esto nos quita gente, ya no veo más En esa fecha la hacienda trataba de comprar las cosechas de
recurso que subirlo aquí también, pues si en vP.z de aumentárse- los mandatarios a un precio fijado por el administrador (Carta de
nos la gente se disminuye, el café se nos cae y esto es peor que Rubio, mayo 27, 1901).
todo" (Junio 10, 1901). La hacienda dirigía también el cultivo de yuca y maíz. Compra-
Podían considerar las ventajas de varios sistemas de pago; ba panela y miel continuamente, tratando siempre de conseguirlas
no sólo entre trabajo pagado al destajo y jornal, sino también lo más barato posible, con precios que fluctuaban mucho en corto
entre paga enteramente en dinero o en parte en especie. La ha- tiempo, y variaban mucho aun entre mercados muy cercanos.
cienda tenía una cocina en ciertas épocas y alimentaba allí a sus "Si la gente se disminuye, el café se nos cae y esto es peor que
trabajadores. Casi siempre pagaba parle en miel. En una oca- todo". En Cundinamarca el café sí se caía frecuentemente, y se perdía9.
sión importó especialmente papas de la Sabana y tanto el dueño La inestabilidad y la variedad de métodos de pago hacen im-
como el administrador se sintieron muy molestos cuando éstas posible establecer una verdadera escala de salarios para la cose·
fueron rechazadas. Parece que los trabajadores eran los que es- cha. Una escala similar para los arrendatarios tiene que recono-
cogían: "A los peones siempre se les paga desde el sábado próxi- cer su papel de productores.
mo a $15 pesos [estamos en la inflación de posguerra después de
los Mil Días, en 1904], pues prefieren los pesos a la ración de
víveres" (Febrero 22, 1904). Sin embargo la hacienda se tiene que CONDICIONES REALES
preocupar siempre por conseguir comida barata, aunque no sea
para pagar con ella parte del salario. Durante la escasez que Sin esas escalas (las existentes para Bogotá no sirven) se puede
siguió a la Guerra de los Mil Días compraba lo que podía para aun especular sobre lo bien o lo mal que les iba a estos trabajado·
sus trabajadores y trató de reorganizar su propia producción de res. La expansión del cultivo comercial del café en Cundinamarca
alimento, pagando a los arrendatarios para que plantaran más generalmente no destruyó una clase preexistente de pequeños
251
250 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

propietarios ni expulsó a este grupo al margen de las operaciones. lierras altas. Por lo menos se puede decir que el e~pleo adicional
La finca establecía y a veces importaba a Jos arrendatarios. Lo proporcionado complica el cuadro recibido de los anos 1885-_191~,
que había allí antes se puede investigar con más precisión en los que hace énfasis en la expansión del papel moneda y la catda de
documentos notariales; la producción a pequeña escala de la tie· salarios reales, esquema totalmente contrario a los intereses e
rra templada, cambiaba en Facatativá por productos de tierra la clase trabajadora. d
fría 10. Como lo he anotado antes, el archivo da la impresión de que El papel moneda al principio sí favorl·• ,a al exportador e
( la mayoría de los arrendatarios no era de origen local. No se les café y los salarios se retrasaban frecuentemente. Pero se debe
reclutaba localmente; no fueron campesinos desplazados por la de rec:lcar también que el café aumentó marcadam~nte el empleoÍ
expansión de los cafetales. cosa que no sería imposible de calcular, y en una epoca en la cua
Su condición en los años siguientes a la Guerra de los Mil nada parecía aumentarlo tras la decadencia grad~al del tab_aco y
Días era ciertamente triste: la hacienda respondía a la baja del la catastrófica caída de la quina en los primeros anos de l~ decada
precio del café y a condiciones peligrosas disminuyendo los gastos de 1880. Su influencia en la participación de los ~al~lO~ ~n la
al mínimo y mantuvo los salarios lo más bajo posible; y esto era economía podría verse mejor que las cifras de salarlOS mdivld~~­
más fácil en tiempo de guerra que en tiempo de paz. La clesorga· les reales por trabajo en el café, que están por establecer. Tambt~n
nización del transporte en la guerra hizo subir los precios de los debe haber aumentado grandemente la movilidad ~e los traba).a-
alimentos y la hacienda no lo podía compensar: dores y transformado la noción común de los salarlos de las be~
rras altas. Estas aseveraciones se pueden hacer sea cu~\ fuere e
A pesar de que la gente de la hacienda ha ganado bastante dine- curso de salarios reales Yson un poco más importantes . . en
ro en este año, se nota entre ellos, y mucho, la miseria, pues en Las plantaciones cafeteras de Cundinamarca surgter~n
la escasez y carestía de los víveres sólo han podido atender a los un contcxlo económico Y cultural diferC'nt.e al de las ~P\ occtden-
gastos de alimentación y ninguno a vestirse y hay familias que
te del país. Fueron establecidas por capitalistas de cterto.ta~a­
materialmente no tienen ropa (...) Por lo tanto le suplico a la
señora María en nombre de esos pobres que si tiene ropa usada ño que habían ensayado antes tal vez con quina ~ co~ mdtg~,
y lo tiene a bien me mande para repartírsela. (Cornelio Rubio. que consideraban que el café requería el talento cJentJfico y _di-
Agosto 6, 1901). rector de gente como ellos si quería ir a alguna parte. ~osetan
título completo de la tierra que empleaban, o lo consegutan. Ha-
Cornelio Rubio pensaba que esa ropa vieja podía ser la mejor bía muy poca competencia de la pequeña pr~piedad . Con el cur~
gratificación para ofrecerles a aquellos que se ocuparan de la co· so forzoso del papel moneda -era ilegal estipular con oro o pla
secha. La guerra redujo esta empresa entera a un estado deses- t -el café resultaba una inversión atractiva. Roberto Herrera
perado, que fue agravado y prolongado por los bajos precios del s: retiró del comercio con la introducción del papel moneda,da~
café con que los brasileños ensancharon el mercado mundial y cual siempre se opuso pues no tuvo en cuenta sus intereses e
cambiaron sus gustos. Además, las plantaciones de Sasaima se momento como exportador cafetero. La opinión gene:~¡ que es-
estaban agotando, y tanto el dueño como el administrador de San· tos hombres tenían del café era que suminist~aba dlVt~as a un
ta Bárbara las miraban con creciente melancolía. país desesperado. Íntimamente, todos conoctan las Vlolentas
Para los trabajadores migratorios fue mejor la expansión del . d la falta de divisas Eran los civilizadores y el
consecuencias e ·
café. A los recolectores les proporcionaba una fuente adicional de café era el nexo civilizador. En las cuentas de Roberto Herr~ra
ingresos en aquellos años, y si se toma como indicación la resis· Restrepo se puede ver que sus ganancias cafeteras pagaron_ as
tencia de los hacendados boyacenses al enganche, este puede has· importaciones de libros hechas por su hermano para el semma-
ta haber mejorado lentamente las condiciones de la gente en las rio de la arquidiócesis. Era un patrón concienzudo, pero se preo·
252 1)J~L PODER Y LA GRAMÁTICA 253
MALcoLM DEAS

cupaba por las anchas necesidades de la sociedad, servida con Pedía a su administrador que tuviera cuidado: u Al alcalde, el
un ejemplo de vida civilizadora como el que él trataba de dar, secretario (... ) cuídelos si van a la hacienda, gaste el brandy de la
por lo menos tanto como por las necesidades particulares de sus nlacena" (Marzo 25, 1889). Sus cartas a los alcaldes son halagüe-
trabajadores. El sistema de producción de los cafeteros en Cun- nus y correctas, pero de las pocas que hay se deduce que observa-
dinamarca era en general el de la Sabana trasladado a tierras ba la escena política local con incesante aprensión.
más bajas, lo que era suficientemente natural. No estaban fun- Esta aprensión estaba plenamente justificada en tiempo de
dando conscientemente un nuevo orden social en la zona cafete- revolución. Cuando la guerra civil se acercaba, Roberto Herrera
ra Y no podían prever los conflictos que surgirían de ese simple convenía un simple código telegráfico para advertir a sus mayor-
tr~splante de un conocido modo de producción después de que domos que estuvieran preparados para evitar en lo posible el
mas de medio siglo había forjado sus cambios económicos y de- 1·eclutamiento de hombres y bestias: "Venda bestias" o umande
mográficos. Muchos no pensaron que el café fuera a durar tanto. cacao". Se les ordenaba que pagaran la exención militar, para
Eso no había ocurrido con nada en Colombia1 2. ellos mismos y para el mayor número posible de hombres. La
E l curso de la política no puede dejar de tenerse en cuenta hacienda se convertía en sitio de refugio de liberales que no que-
cuando se considera cómo pensaba el hacendado sobre su propie- rían pelear.
dad Y sobre sus negocios, o lo que pensaban de él sus subordina- Roberto Herrera y su agente, como la mayoría de los liberales
dos. Colombia no era un país estable y la mayoría de los hacenda- de Bogotá, desaprobaban el ala belicosa del Partido Liberal co-
mandada por el general Rafael Uribe Uribe. Hen·era se hacía "de-
dos ?o podía garantizar la tranquilidad de sus propias
nunciar" su ganado por un comerciante amistoso --en tiempo de
propiedades en medio de esta inestabilidad. Los riesgos eran ob-
guerra el sacrificio de ganado se convertía en monopolio del gobier-
vios en el caso del ganado -iViva la Revolución, muera el gana-
no- y mandaba el mayor número posible de certificados de exen-
do!- pero también estaban presentes en el caso del café. Los ca- ción que pudiera encontrar en la capital, aunque muchas veces las
feteros no podían confiar ~n el apoyo del gobierno nacional 0 en el autoridades conservadoras locales y los soldados en campaña las
de sus agentes locales~ 3 .
desatendían. Sabiendo que iba a tener dificultades para sacar su
Las relaciones de Santa Bárbara con la cercana población café, daba orden de disminuir al mínimo los gastos y de reducir los
de Sasaima no eran armoniosas. Sasaima ejercía una influencia trabajos a lo menos posible. Se podía persuadir a los peones de -
"
corruptora sobre los peones: había en ella comerciantes que trabajar por menos a cambio de la protección de la hacienda:
compraban café robado; era escena de frecuentes bochinches )

peleas que el administrador evitaba en lo posible y que tratab~ Teniendo sumo cuidado de evitar que me cojan los peones he
que sus hombres evitaran. A veces había un buen sacerdote a podido continuar los trabajos casi como antes y bajando los jor-
nales así: los peones que ganaban a 50 centavos los pago a 30,
quien el hacendado, hermano del arzobispo, pagaba sus di~z­
los de 45 a 25. (Marzo 1. 1895).
mos, pero que no tenía mucha influencia. Y Sasaima era una
municipalidad conservadora; naturalmente todavía lo es: 1.314 A cambio de la protección de la hacienda esperaba que los
votos conservadores contra 128 liberales en 1966. Pese a todas peones siguieran trabajando allá pero las haciendas todavía com-
sus buenas conexiones en Bogotá, Roberto Herrera Restrepo no petían por proteger. Se apilaba el café en todas las habitaciones
era hombre de mucho peso en Sasaima, dada La realidad política disponibles de la hacienda, incluso en los cuartos de habitación
de la población. Aunque a veces se le pidió que hiciera uso de de la casa principal, en espera de la paz.
sus conexiones para hacer cambiar a empleados locales, su éxito El reclutamiento era severo y violento y las autoridades de
era muy limitado. Sasaima preferían lógicamente comenzar con las haciendas libe-
254 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 255

rales: "Con los alcaldes que tenemos aquí no valen garantías nin· Este batallón tenía un objetivo de 400 hombres y decía que
gunas ni salvoconductos" (Marzo 6, 1900). Las cosas se pusieron seguiría hasta alcanzarlo. Un peón de Santa Bárbara fue muerto
mucho peor durante los Mil Días, pero hasta en la relativa paz de al tratar de escapar. Poco después los antagonismos locales em-
1898 hubo alarma: peoraron la situación pues el reclutamiento cayó en las manos de
un conservador de Sasaima, don Elíseo García:
Hoy me han dicho de acuerdo el señor alcalde de Sasaima y el
coronel García (...) han resuelto no tomarse la molestia de salir o Él atropellaba y reclutaba a todo el mundo, gozando en contri-
mandar sus comisiones a reclutru~ sino que de mañam1 en adelante buir tan eficazmente a flagelar su mismo pueblo. Dizque ha di-
pasarían notas a los dueños o administradores de las haciendas cho que su mayor satisfacción estará en hacer perder en este año
para que de los trabajadores de cada una remitan no sé cuantos las cosechas en las haciendas de los ricos. Se ha ganado última-
reclutas. Nada, absolutamente nada de extraño tendrá que lo ha- mente el odio general, se pidió a Contreras el domingo pasado
gan pero esa medida se ve claro que la toman como pretexto para una comisión para ir a coger gente en La Vega (un municipio
poder sacar multas, porque ellos deben comprender muy bien que predominantemente liberal al suroeste de Sasaima), fue y ence-
ninguno, salvo muy rru·as excepciones, les obedecía. Yo de mi par- rró la plaza y como era día de mercado trajo 16 reclutas entre
te, si me lo exigen prefiero mi] veces que me lleven a Sasaima o gente decente y peones.
que me saquen una multa antes de entregar a los peones que ven
en el patrón su protector(...) si así sucediese le aviso a Ud. mi modo Era muy difícil ocultar nada a don Elíseo, siendo éste un hom-
de pensar en el particular. (Marzo 16, 1898). bre de la localidad, un cazador que conocía el área íntimamente:
"La guerra se presta muy bien para que la canalla h aga su agosto,
El día marzo 22 de 1898, cien reclutas del distrito de Sasaima mucho más a la sombra de los magnates" -un tema constante en
fueron enviados a Villeta por la carretera de Honda: "Todos vo- la política colombiana-. El "agosto" incluía no sólo la extorsión
luntarios, con su lazo al cuello". Durante las guerras el adminis- directa del reclutamiento y la requisición de animales, "ningún
trador escondía todas las mulas y todos los caballos que podía y arriero quiere salir al camino porque pierde las mulas, porque
tenía espías apostados para advertir do la proximidad de lasco· cuando no las quitaban las guerrillas las quitaba la gente del go-
misiones de reclutamiento: "Tengo espías por todas partes y los bierno" sino también el enganche de los descontentos, lo que los
peones se esconden mientras pasan las comisiones" (Julio 29, liberales pacíficos pagaban por no ir a la guerra, y varias parran·
1901). Hacía lo que podía; mantenía a sus hombres lejos de los das locales. El mismo Elíseo García que quería arruinar las cose-
caminos y corno mensajeros usaba solamente a mujeres, pero en chas de los ricos se hizo a las mulas y ofrecía llevar café a Honda
pleno conflicto de los Mil Días los métodos del gobierno se volvían a altos precios. Generales conservadores contralaban también to-
cada vez más drásticos. No valía reponer las portadas y las cade- dos los vapores del río Magdalena. A todos estos problemas se
nas pues los soldados las rompían repetidamente: sumaba e l peligro de epidemia, pues las precauciones usuales de
vacunación eran imposibles y tropas enfermas de ot.ros climas
Aquí desde el jueves hemos estado en grandes apuros, pues vino acampaban en la hacienda.
un batallón de Bogotá y lo regaron por todas las haciendas a Los rebeldes liberales presentaban un peligro diferente -el
reclutar de una manera atroz. De aquí llevaron los siguientes período desde 1885 es de hegemonía conservadora, y 1885-1895,
(...) [la hacienda perdió por todo siete hombres]. Esa gente vino 1899-1903 (los Mil Días) son todos levantamientos liberales-. He-
inexorable; no respetaban edades, clase, exenciones ni nada (...)
rrera Restrepo fue siempre un liberal fiel, siempre opuesto a la
de las haciendas del lado de Namay se trajeron peones, adminis-
tradores y cuanto encontraron (Marzo 13, 1900). Regeneración conservadora (hasta bautizó a una de las mulas "Re-
generación"), pero era completamente pacífico y en 1895 estableció
256 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 257

claramente las reglas para el comportamiento de sus hombres. Los Rubio estaba ansioso porque la hacienda no se fuera a ver
que se encontraban en la hacienda no debían comprometerse. A comprometida por ninguno de sus hombres que se fuera a las gue-
merodeadores liberales se les debía decir que la propiedad perte- rrillas liberales, particularmente porque algunas de las del distri-
necía a un liberal; a los conservadores se les debía dar las mayores to tenían mala reputación por sus "malos procedimientos". A pesar
muestras de buen comportamiento y debía decírseles que la pro- de todo algunos tomaron las armas. Hacia el fmal de la guerra
piedad pertenecía a un hermano del arzobispo, naturalmente con· Rubio estaba convencido de que los conservadores locales estaban
servador. Estas instrucciones se cumplían. En septiembre de 1900 determinados a librar al distrito de liberales de una vez por todas.
tropas antioqueñas y caucanas visitaron la hacienda ganadera de
El Peñón y preguntaron si el mayordomo y el dueño eran liberales: Hay que esperar a ver si es que los señores sasaimeros me van
"Y como no les podía negar-escribe el mayordomo- les hablé con a dejar volver a estar por allá -escribe desde un refugio tempo-
toda franqueza y les dije que era del señor arzobispo y de un her· ral en Facatativá- pues por conductos muy fidedignos sé que se
proponen sacarnos a los liberales que vivimos allá, molestando
mano que era liberal" (Septiembre 22, 1900). cuanto pueden a fm de desesperarnos. (Octubre 16, 1901).
En 1895 hubo guerrillas liberales en el área de Sasaima y
durante los Mil Días el pueblo fue tomado por un corto tiempo por Las pasiones de los conservadores iban más allá de los inte-
fuerzas liberales. No obstante los propósitos pacíficos de la gente reses del café. El gobierno impuso un duro impuesto de emergen-
de Herrera Restrepo al comienzo de la guerra, y ellos la conside· cia a su exportación que fue debidamente anunciado en Sasaima:
raban ciertamente como una revolución temeraria, era muy difí-
cil mantener la neutralidad frente a las provocaciones del gobier- Vimos ya el decreto con que han resuelto favorecer la única in-
no. No sólo había las contribuciones -"lo que nos castigarían a dustria que parecía damos a todos alguna esperanza. Por aquí
los pacíficos sería la picardía de no haber tomado parte en la gue- como Ud. lo supondría ha habido mucha gente que lo ha aproba-
rra"- sino también las noticias de lo que les estaba sucediendo a do incondicionalmente, aun los mismos dueños del café. Sólo tie-
nen en cuenta de dónde sale el decreto y cualquiera que sea su
sus parientes en otras partes del país.
contenido es bueno, justo y equitativo. (Mayo 7, 1990).
Cornelio Rubio tenía un tío y dos hermanos en armas en el
Tolima y su familia allí era perseguida: Este fervor sectario tenía tal vez una explicación adicional, y
Rubio escribió de nuevo quince días más tarde:
Procedimientos de esta clase no hacen sino que corromperlo a
uno en política: a uno que bien quisiera no meterse en ella jamás
Entre los que han dado tan buena acogida al decreto del gobier-
(...) Cómo puede ver uno con indiferencia cosas de esta natura-
no sobre el café hay gentes que a uno le causa extrañeza que se
leza (...) Con mayor sinceridad le dije a Ud. que por mi parte
dejen ofuscar así por la pasión política. Habrán tenido la (para
lamento no gozar de la necesaria libertad. Si las cosas tienen
ellos) grata esperanza de que ese abominable decreto sea aplica-
bien camino para meterme también, que hoy soy tan adicto a
ble sólo a los enemigos del gobierno. (21 mayo, 1900).
esta guerra como el que más lo sea, y que le tengo una fe gran-
dísima(...) Si las cosas se presentan bien, le repito que a los mios
no les quedará más camino que el de apoyarlos, pues han sido Pues sólo Dios sabe lo que hemos de ver... (Junio 1, 1900).
ultrajados sobremanera y los han arruinado sin miramiento al-
guno. Por supuesto no digo esto por espíritu de venganza para Los efectos de la guerra en la producción son suficientemente
con ciertas y determinadas personas, que bien lo merecieran, obvios, y a la guerra no siguió una paz definitiva. Hubo muchas
sino en general por prestarle algún servicio a nuestra causa. otras alarmas antes de cerrarse esta correspondencia, y en todas
(Cartas de Cornelio Rubio, de 1900). ellas la hacienda teme por sus fuerzas de trabajo. Disturbios del
orden público, cuadrillas de malhechores en las vías, impedían a
258 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 259

los recolectores ir para la cosecha. El reclutamiento podía •lver los señores Francisco Zapata, Félix Basurto y Campo Elías Ru-
a empezar. El dueño y el administrador rezaban porque hubiera bio también mayores, etc., para que bajo la gravedad del jura-
paz, porque a los laboriosos se les permitiera trabajar, pero no mento y demás requisitos legales declarasen sobre los puntos
podían tener muchas precauciones. En 1906 Roberto Herrera le siguientes:
mandó a Rubio un revólver con doce cartuchos y en 1912 dos rifles l. Su edad, etc. etc.
Gras. Sus instrucciones sobre política nacional en tiempo de elec· 2. Si conocen la hacienda denominada Santa Bárbara, situada
ciones fueron claramente establecidas como sigue: en este municipio, propiedad de don Roberto Herrera Res-
trepo.
Ud. averigüe y dé su voto por personas que reconocidamente 3. Si saben y les consta que dicha hacienda no ha tenido ni
sean de buen juicio, de buena posición y por consiguiente vengan tiene actualmente otra fuente de producción que el produci-
al congreso a trabajar, no por tal o cual partido, sino por los in- do de sus plantíos de café.
tereses de la patria. Estas son las tendencias de todos los que 4. Si saben y les consta que dicha hacienda se halla en lamen-
ven la necesidad de que entremos en una buena vía para reme· table estado de deterioro debido al absoluto y completo
diar los males que nos aquejan. Mi opinión es que Ud. debe dar abandono en que permaneció durante los tres años de gue·
su voto en la persona que a Ud. le parezca más respetable entre rra pasada y después de ella por la falta de brazos.
los candidatos que allá tengan y abstenerse para lo demás de 5. Si saben que los cafetales de Santa Bárbara están hoy redu-
tomar parte activa. (Al mayordomo de El Peñón, mayo 24, 1909). cidos a menos de la tercera parte de lo que eran antes debido
a las razones ya expuestas y al agotanúento de las tierras
Rubio tenía alguna influencia sobre los votos de los arrenda- en que estaban plantadas y que en esa misma proporción de
la tercera parte ha quedado la producción de dichos cafeta-
tarios de Santa Bárbara, pero no la suficiente como para ejercer les.
un impacto significativo en los resultados de las elecciones. Algu- 6. Que digan también si les consta que el precio del café actual-
nas cartas inquietantes sobre caminos y sobre la tasación de im· mente está en completo desacuerdo con los gastos que de-
puestos de la hacienda muestran de igual modo poca influencia mandan la producción y beneficio hasta ponerlo en estado
sobre el gobierno local. de exportarlo o venderlo en el país, y
7. Que digan si en su leal saber y ent.ender creen que el avalúo
que acaba de dársela de $25.000 pesos oro para la formación
Yo daría con mucho gusto hoy la hacienda por los 20.000 pesos oro
del nuevo catastro es equitativo o exagerado y si optan por
en que queda el avalúo (...) Estamos, pues, los propietarios de me-
lo último digan cuánto puede valer dicha hacienda ... Sasai-
ros administradores del gobierno sin sueldo; ya no se resiste seme-
ma, abril 3, 1909.
jante recargo de contribuciones; especialmente tratándose del café
que es una empresa arruinada. Lo peor es que es un mal sin reme·
dio". (Noviembre 13, 1905). "Esas plantaciones son ya muy antiguas y por consiguiente
tienen en su contra la edad y el cansancio de las tierras. Las plan-
O como lo expresaba Rubio, "uno queda como arrendatario tas de Santa Bárbara representan apenas una tercera parte, más
pagando un arriendo extraordinario". Así fue, porque Santa Bár- o menos de lo que en otro tiempo (sic)" (Abril4, 1909). Escribiendo
bara no se recuperó después de la guerra. así a la Junta de Catastro de Facatativá, Roberto Herrera consi·
deraba inclusive excesivo el avalúo de 20.000 pesos oro.
LA DECADENCIA DE SANTA BÁRBARA Estos documentos que pedían una reducción en los impuestos
presentan naturalmente un cuadro negro, pero hay muchas más
Señor Alcalde Municipal de Sasaima: evidencias que lo confirman. Primero que todo está la disminu·
Yo, Cornelio A. Rubio, mayor de edad, etc., etc. De Ud. atenta- ción regular, pero finalmente dramática, de la cantidad de café
mente, solicito: Que se sirva hacer comparecer en su despacho a producida por la hacienda 14. A medida que la finca es menos pro-
260 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 261

ductiva, el costo de la cosecha aumenta, y en la hacienda se re- tes en condiciones similares. Sus sucesores decidieron al fin ven-
cuerdan las buenas épocas en las cuales se podía recoger en dos der la hacienda en lotes para rmcas de recreo, y es bajo estos es-
días tanto como lo que se recoge ahora en una semana. La calidad tablecimientos poco agrícolas que hoy se puede vislumbrar el es-
del café también decae y la lista de adjetivos críticos de los agen· pectro de la antigua empresa.
tes londinenses se alarga: pálido, gris, defectuoso, pequeño, duro, Los problemas sociales que el café llevó con el tiempo a algu-
mediano, verdoso, deslucido, moteado, algo pequeño... Santa Bár- nas regiones de Cundinamarca y que desembocaron en conflictos
bara era una plantación vieja, no se podía hacer demasiado al relativamente espectaculares en los últimos años de la década de
respecto, y los mediocres precios reinantes no eran muy alenta· los veinte y primeros de la de los treinta han recibido alguna aten-
dores. Herrera Restrepo experimentó con otros tipos de café, ción. Estas empresas que en otras épocas fueron pioneras, arries-
mandó analizar en Alemania muestras de tierra y entre sus de- gadas y hasta patriotas, llegaron por ese tiempo a ser miradas
bilitados árboles sembró guisantes impregnados de "nitrobacteri- como codiciosas, oligarcas y opresivas. Conflictos similares a los
na", un fertilizante patentado inglés. Nada de esto parece haber que he descrito, en algunos casos famosos, combinados con dispu-
servido mucho. tas por los títulos de la tierra, se intensificaron tanto con la de-
"El cultivo del café puede sostenerse en las circunstancias ac- presión que se necesitó la intervención del gobierno para resolver-
tuales, pero crear un cafetal hoy sería un disparate" (Alberto Plot los. Sasaima había cesado por ese entonces de ser un municipio
a Roberto Herrera de Girardot, noviembre 18, 1905). productor de café de importancia sobresaliente, aunque alrededor
Una rmca así podría a lo más mantenerse a un ritmo bajo. La de 1930 todavía tenía casi dos millones de árboles comparados
perspectiva del café de Cundinamarca en la primera década de con los cinco millones de Viotá, el munidpio líder del departamen-
este siglo no era muy brillante. ¿Había buenas razones para pen- to. Una de las primeras áreas de Cundinamarca en producir café
sar que el café iría a tener un recorrido diferente al del tabaco, el fue también una de las primeras en decaer, pues la subdivisión
índigo y la quinina? había avanzado mucho más allí que en el resto del departamento.
El cónsul americano en Bogotá en 1903 no opinaba así: "Un es- Se decía que los cinco millones de árboles de Viotá eran de 30
tudio de las industrias en Colombia, del pasado y el presente, infun. plantaciones, los dos millones de Sasaima de 1.000. Esta parcela-
de la impresión de que todas sin excepción, han llegado a alturas en ción es probablemente un signo de marginalidad 16.
las que se esperaba mucho y que ya acercándose al cenit, por gue· Cuando el general Uribe Uribe previó el fin de la crisis y en
rras, superproducción u otra causa han empezado a decaer" 15.
1908 levantó el grito de "iColombianos, a sembrar café!", la ha-
Roberto Herrera se fue endeudando más y más con su agente cienda no estaba en condiciones de dar una respuesta entusiasta.
de Londres -al rmal de 1907 debía f.. 3.398-2-4d, en ese mismo
año trató de vender su hacienda, pero su corresponsal declinó pre-
deciblemente el ofrecimiento- "el negocio del café en mala situa-
ción" (Lorenzo Cuéllar a Roberto Herrera, de Buenos Aires, agos- SANTA BÁRBARA 1870-1912
to 14, 1907). Los años rmales del archivo muestran que la deuda
de café fue pagada con letras compradas con el producto de sus Roberto Herrera pone cada año en sus cuentas como valor capital
otras empresas. Herrera Restrepo continuó comerciando con ga- de la hacienda el valor original más el costo de las mejoras físicas.
nado y extendió sus operaciones ganaderas, pero también dio se- Los cálculos de ganancia hechos sobre esa base en las condiciones
ñales de querer retirarse del todo de la agricultura. Habría dado, inflacionarias de Colombia no son muy realistas y también será
tal vez, la bienvenida a una reforma agraria, como lo hicieron en necesario hacer a lguna asignación para el eventual agotamiento
los años treinta y lo siguen haciendo desde entonces terratenien- de la hacienda 17•
262 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 263

Hubo ciertamente ganancias sustanciales, pero los esperados Jos nativos como para aquellos expatriados a quienes Lord Salis-
años buenos de la década de 1890 no fueron nada extraordinarios. bury no estaba muy ansioso de proteger. Había los riesgos del
El producto de café de Santa Bárbara vendido en Londres fue de mercado, del trabajo, de las estaciones y de la tierra, a los cuales
3.640 libras esterlinas en promedio entre 1886 u 1889, deducidos no escapa ninguna agricultura. Había los riesgos adicionales de
los gastos de transporte marítimo desde Barranquilla, seguro y la experimentación, cuando el empresario tenía pocos preceden-
comisiones de los agentes 18. tes y aún menos recursos científicos a su disposición. Y ninguna
En 1896 llegó al máximo con 7.976 libras esterlinas y en empresa agrícola existe en el vacío que imagina cierto tipo de
1891 fue sólo de 1.576. libras esterlinas. Para dar una aproxima- economista: aquí estaban presentes otros riesgos y dificultades
ción de la ganancia lo tal se deben deducir los gastos de la hacien- que deben tener su Jugar en toda la historia agraria de la América
da, el ítem principal de los salarios y los altos gastos de trans- Latina del siglo XIX.
porte local hasta el Magdalena y hasta Ban·anquilla. Esto debía
hacerse idealmente sobre la base de la cosecha y, a causa de la
demora entre la salida del café de la hacienda y su venta en Lon- NOTA BIBLIOGRÁFICA
dres, sus cuentas calculaban ganancias basándose en ventas fu-
turas que no siempre se llevaban a cabo. En 1896 el producto del Las partes más interesantes de este ensayo son tomadas del ar-
café vendido en Londres fue de 2.240 libras esterlinas y Herrera chivo de Roberto Herrera Restrepo y estoy profundamente agra-
Restrepo calculó su ganancia en la hacienda en 7.914 pesos co- decido con el difunto doclor José U maña y con la señora María
lombianos, que convertidos en libras esterlinas al cambio de ese Carrizosa de Umaña por su generosidad al permitirme usar el
año daban alrededor de 1.600 libras esterlinas. Esta proporción archivo, por sus muchas otras gentilezas y por su ayuda en mu-
tal vez no se mantuvo en la competencia de los últimos años del chos puntos difíciles.
siglo, que trajo salarios y costos de transporte más altos. La gue- También debo particularmente al artículo de Miguel Urrutia
rra hizo todo cálculo imposible y por algún tiempo después de "El sector externo y la distribución de ingresos en Colombia en el
ésta los costos locales permanecieron excepcionalmente altos. Su siglo XIX", Revista del Banco de la República, noviembre, 1972.
subida fue considerada por el cónsul norteamericano como una Para el más amplio contexto del café de Cundinamarca el
amenaza más grave a la industria en Colombia que el precio mejor trabajo sigue siendo la tesis Ph. D. inédita de Robert
mundial, todavía deprimido. Carlyle Beyer, The Colombian Cotfee Industry: Origins and Ma-
jar Trends, 174 0-1940, Minnesota, 1947. Contiene una excelente
Yo sé que los dueños de las plantaciones ~oncluyó-- están ex- bibliografía.
tremadamente ansiosos por deshacerse de sus propiedades o Otro libro indispensable es la magnífica Colombia Cafetera, de
darlas en arriendo por largos períodos en términos muy liberales
y en algunos casos sin pedir arriendo sino arrendándolas con la Diego Monsalve, Barcelona, 1927. Un bosquejo acertado de la in-
sola condición de que sean devueltas al terminar el contrato en dustria a la vuelta del siglo es el Report on the Present S tate of the
las mismas condiciones en que fueron dadas 19. Cotfee Trade in Colombia, Parliamentary Papers, 1904, del vice-
cónsul Spencer S. Dickson, Accounts and Papers, Vol. XCVI, Col.
El café ha tenido sus vicisitudes en Colombia y las ha sobre- 1.767-2. Diplomatic and Consular Miscellaneous, series No. 598.
vivido. Pero no todos los distritos, no todos los cafetales ni todos También: Phanor J. Eder, Colombia, Londres, 1913, Capítulo X.
los cafeteros han sobrevivido. Como anotó Lord Salisbury sobre Augusto Ramos, O cafe no Brasil e no estrangeiro, Río deJa·
un informe diplomático del ministro inglés en Colombia, "capital neiro, 1923, pp. 339-341, para apreciaciones contemporáneas so-
de riesgo implica un elemento de riesgo", y éste existía tanto para bre la situación de la producción colombiana.
264
DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 265

General Rafael Uribe Uribe E . ........


República, Archivo de la Eco ', studz.os sobre ca¡e,_.oanco de t. la producción aumentó constantemente a 1,12 kilo por árbol. Los 60.000
es una colección valiosa de s non;ult~ Nacion~, No. 6), Bogotá, 1952, árboles en 1880 están confirmados por El agricultor, No. 18, noviembre
us u lDlos artJCulos lo., 1880.
Sobre Sasaima en particular. W .
bajc::;ore_s ck tierra caliente, 2a. ~d~e Me~ardo Rivas, Los tra. 3. El archivo consta de 38 volúmenes de correspondencia, de los cuales 18
cafe , paginas 310-311· del . , Bogotá, 1946, Cap. XV. "EJ son de correspondencia recibida y 26 libros de cuentas, de los cuales 3
Francia, Inglaterra (Se~d rru~mo autor, Viajes por Cok>mbkl, son de particular interés: "Cuentas de venta de café. 1880-1899"; "Cuen-
tas de importaciones 1874-1901"; y un pequeño libro de cuentas de la
Vols. Bogotá, 1883) pp. 10 s~; u~en ~e sus O~ras completas, 2 hacienda de Santa Bárbara que cubre los años de 1883 a 1889. Hay una
corno mejor empleador Y 1. ~ut elogia específicamente el café memoria de Roberto Herrera Restrepo, 1848-1912, impresa privadamen·
v,· que e azucar o el ganado
ease también Salvad C . te, titulada Roberto Herrera Restrepo, 1848-1948, y más detalles de la
(Cok>mbia y Estados Uni~: cka:;a~h.o Roldán, Notas ck Vzajl historia y los antecedentes de su familia se pueden encontrar en el ensa-
1905, pp. 29-30. menea), 4a. ed., Parí&~&gotá, yo de Monseñor José Restrepo Posada sobre el hermano de Roberto He-
rrera, el arzobispo de Bogotá Bernardo Herrera Restrepo, publicado en
Hay una descripción de las . tal .
similares a las de Sasaima aun ms aciones cafeteras en Viotá, La Iglesia, año XXXIX, Nos. 654-657, septiembre-diciembre, 1945.
El café de Sasaima era excepcionalmente fino y hasta fines de la década de
expk>ration cientifique en Co ,_ qb~e edn mayor escala, en Voyage dA!
4.
, wm l.a, e los doctores 0 Fü'hrm 1980 la marca de Hen-cra Restrepo se venclia por encima del nivel general
E ugene Mayor (Tomo V de Memoires
t .• . .
turelles ck Ncuchatel, Neuchatel 191 la Soc~.ete cks Sciences Na-
ann y

Los prim<,ros manuales de cult" • d ~2: Vols.), Vol. I, pp. 101-110. 5.


de precios colombianos en el mercado de Londres, lo cual lo mantenía fiel
al mismo. Esta VPnt.aja desapareció hacia el fin de Jos años noventa.
La hacienda más clocumentada en el archivo, fuera de Santa Bárbara, es
convenientemente col . d tvo e ca e usados en Colombia están el rancho ganad2ro de El Peñón, cerea a Tocaima. Pero hay también de-
po et aL, M~morias 80 : ; : : . , : e~~ obr~ de José Manuel Restre-
1
talles de la Compañia de Colombia, una empresa de ganado, quina y
Archivo de la Economía Naciona~oN ~)f~an~ de la República, caucho, bastante grande pero sin mucho éxito, entre Neiva y los Llanos,
Debo . d . ' o. • gotá, 1952. en la cual Herrera Restrepo heredó la parte de su padre (Véase Gabino
Sgi a ecer a vanas personas Charry C .• Frutos e mi tiflrra; Geografía histórica del departamento del
corto ensayo· J Le · H 1 por sus comentarios a este
. . on e guera Pierre Gilh d Huila, Neiva, 1924, p. 37 y ss); también cobraba en arriendo tierra leche-
Charles Bergquist Marco n 1 . , o es, Roger Brew, ra en la Sabana, entre otras actividades.
• ra aciOs Y Donald Winters.
6. Un cálculo contemporáneo del número de familias que se necesitaban
permanentemente sería de una familia de cinco personas por 5.000 ár-
NOTAS boles. Esto situaría la necesidad permanente de fuerzas de trabajo en
Santa Bárbara en unas 24 familias.
7. Diferentes autoridades dan años diferentes. Roberto Velandia, Historia
l. Para algunos det.alles al res ecto . geopolítica de Cundinamarca, Bogotá, 1971, p. 392, está a favor de 1620.
rentes antecedentes h.i tó . p . y algunas mdicaciones aobre los dile-
a r1cos y cll'Cunstan · d . 8. Existe una excelente descripción contemporánea de éstas, basada en ob-
Santander, uéase Geogra{ia eco . . Clas emográfieas del café en servaciones del autor en la hacienda Ceilán, en Viotá, Cundinamarca,
;:e
mez, Vol. VIII Santander B no';:ca Colombia, de Mario Galán Gó-

da, Bogotá 1968 p 120 U



XXVIII;yFamiliaycultu~eno~:lo• 4~ es~~i~mente Capa. XXI y
m ta, e Vtrguua Gutién-ez de Pine-
en: Ramón V. Lanao, Endemias del clima del café, Tesis de grado, Bogotá,
1891. La lista incluye sabañones, disentería, lombrices (una buena purga
, · Y ss. na descripción 1 las saca siempre "por pelotones"), varias otras infecciones parasitarias y
de organización compat¡'bl 1 • comp eta de las variedades
es con e cafe en Col b' 1 anemia, la más extendida y la más dañina, "la enfermedad constitucio-
aparición está todavía por h om la Y as razones de su
s·1 se calcula por su prod .acer.
. ( ·
nal de todos los jornaleros". Las observaciones sobre la relación de la
ucc1on ver adelante) h anemia con la pérdida del apetito y los consiguientes letargos e irritabi-
60.000 árboles en prod · · _ parece aber tenido unos
UCClon en los anos 1880 h be lidades son muy agudas para la fecha, y sugieren que no todas las difi.
vas Y extensas plantaciones en Jos . ! a r emprendido nue- cultades que Rubio tenía para hacer trabajar a sus hombres eran proble-
pruneros anos de la década de 1890:
mas de estímulo material.
266 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 267

9. El vicecónsul británico consideró que el déficit de fuerzas de trabajo sig· lizar una expresión muy usada en aquella época, esto era lo que impedía
nificaba la pérdida de la mitad del café al final de la Guerrve los Mil que Colombia se volviera "un país de cafres". La reputación internacional
Días en 1903. Spencer S. Dickson, "Report on the Present ~te of the de Colombia era verdaderamente aterradora: recuérdese el interior de la
Coffe Trade in Colombia", editado en Parliamen.tary Papers, 1904. (Véase República de Costaguana en Nostramo, de Joseph Conrad, y el hombre
nota bibliográfica). Pedro en Vtctory, del mismo autor. Recuérdese también que Bogotá era
10. En 1763 Basilio Vicente de Oviedo describe a Sasaima como un pequeño un sitio caro para llevar una vida civilizada y civilizadora: para los co·
poblado predominantemente mestizo, productor de un poco de tabaco, lombianos la primera era mucho más barata en el exterior.
yuca, algodón, plátano, maíz, caña de azúcar "y demás frutas de tierra 13. Sobre la política del gobierno hacia el café en los años 1890 (uéan.se los
caliente". Véase la p. 267 de sus Cualidades y riquezas del Nueuo Reino discursos de Uribe Uribe, Grauamen.delcafé, op. cit., pp.187-223). Varias
de Granada, editado por Luis Augusto Cuervo, Biblioteca de Historia de las observaciones de Uribe en estos discursos son apoyadas por el
Nacional, Vol. XIL, Bogotá, 1930. archivo de Herrera Restrepo. Al igual que su impuesto a las exportacio-
11. Para un estudio reciente de este problema uéase Miguel Urrutia Monto- nes de café, Uribe Uribe atacaba el hecho de que el gc.bierno empeorara
ya, "El sector externo y la distribución de ingresos en Colombia en el siglo la escasez de fuerzas de trabajo manteniendo 8.000 hombres en armas.
XIX", Reuista del Banco de la República, noviembre 1972, pp. 1-14; tam· Las pérdidas en las guerras civiles tuvieron también su efecto, que él no
bién general Rafael Uribe Uribe, Estudios sobre los salarios, en sus Dis- menciona. Las dificultades de los cultivadores de café con el gobierno
cursos Parlamentarios, Congreso Nacional de 1886, 2a. ed., Bogotá, después de la Guerra de los Mil Días pueden leerse en los números de la
1897, pp. 231-237. Uribe Uribe estima aquí que en la década anterior el Reuista Nacional de Agricultura.
papel moneda redujo los salarios en términos reales en un tercio. Una 14. Exportaciones en sacos, 62 kilos:
cruda suposición contemporánea vale tal vez más que posteriores elabo·
raciones, y según las palabras del vicecónsul Dickson, el papel moneda 1886: 528 1897: 707
en la escala sin precedentes de los últimos años noventa y los Mil Días 1887: 587 1898: 2.397
trajo: "Caos financiero ( ...) finalmente (...) para perjuicio de todos". El 1888: 405 1899: 674
general Uribe Uribe estima también que un 1/4 de todos los colombianos 1889: 450 1900: Escasas
están relacionados "directamente" con el café. Un cálculo posterior más 1890: 366 1901: exportaciones
preciso sobre Cundinamarca en 1906 estima que 750 plantaciones em· 1891: 288 1902: debido a la
pleaban unos 12.000 trabajadores permanentes y 100.000 cosecheros pa· 1892: 500 1903: guerra civil.
ra 46.000.000 de árboles. Véase Luis Mejía Montoya en Reuista Nacional 1893: 595 1904: 1.289
de Agricultura, No. 8, julio 31, 1906. Diego Monsalve, Colombia Cafetera, 1894: 713 1905: 596
Barcelona, 1927, da 2.817 plantaciones y 53.000.000 de árboles para 1895: 1.065 1906: 1.100
Cundinamarca. Para la historia del papel moneda (uéase Guillermo Torres 1896: 1.564 1907: 138
Garcia, Historia de la moneda en Colombia, Bogotá, 1945, Capa. VIII y IX).
12. Aunque se le ofrecieron los ministerios de Hacienda y de Tesoro, Herrera
Restrepo rechazaba por principio empleos oficiales, ciertamente después 15. Véase el útil comunicado de Mr. Snyder al Departamento de Estado, Pre-
de que el movimiento de Regeneración llegó al poder en 1885. La repu- sent State ofthe Colombian. Trade, agosto 21, 1903. U. S. National Archi·
tación de hombre recto, de buen trabajador y de hombre de espíritu pú- ves, microfilm. Despatches from U. S. Consuls in Bogotá, RoU 3, No.
blico de que se habla en Roberto Herrera Restrepo, 1848-1948, se confLr· 21-bis.
ma ampliamente en el archivo. Como a todas las exportaciones siguen 16. Cifras de Monsalve, op. cit., p. 426. Las mejores fuentes para los conflic-
las desenfrenadas extravagancias de los exportadores, vale la pena ano· tos de los años 1920 y 1930 son aún el Boletín de la Oficina Nacional de
tar que en este caso no hay evidencia de tal cosa. fWberto Herrera y su Trabajo del Ministerio de Industrias y las varias Memorias del departa·
familia vivían y celebraban los rites de passage al nivel aceptado por la mento de Cundinamarca.
buena sociedad de los cosmopolitas en los años anteriores a 1914. 17. Cálculos sin descuentos de los libros de fWberto Herrera fueron hechos
Para aquellos como él, el éxito o el fracaso del café significaba nada me· por Dario Bustamante Roldán en sus Efectos económicos del papel mone·
nos que ser miembros de la civilización o ser excluidos de ella. Para uti- da durante la Regeneración (Tesis inédita, Universidad de Los Andes,
268

Bogotá, 1970). A mediados de loa años 1880 d b

EL NOSTROMO DE JOSEPH CONRAD•


do a 66% 72% 65% an a an por el 20%, su bien·
cáJ l • Y en 1895, 1896 y 1897. (Véa8e su •cuadro m~ S
cu os acaban en 1899). · U8
18. EHe l~blculado ~~ cifras siguientes del legajo c!entas di! ventas di! oau
n 1 ras esterhnaa: , ..

1886: 2.240 1893: 3.266


1887: 3.460 1894: 3.192
1888: 2.337 1895: 5.728
1889: 2.738
1896: 7.976
1890: 2.049 1897: 3.247
1891: 1.576
1898: 7.369
1892: 2.829 1899: 2.128
La imaginación inglesa ha trabajado poco sobre América Latina
La 'fr y quienes mejor han escrito en inglés sobre este tema no son in·
ba:~~ aa para 1886 han sido calculadas del libro de cuentas SantaBár- gleses. W. H. Hudson, autor de Far Away and Long Ago, The Purple (
19. Mr. Snyder al Departam to d E Land y de otros estudios acerca de la naturaleza del Río de La Plata
Arcb. . en e atado, agosto 22, 1905. U. S. National
¡ve, microfilm. Despatches from U S C 1 • Bo . y de Patagonia, fue un irlandés-norteamericano nacido en Argenti·
· · onsu s m gotá, &U 4.
na. Su amigo Robert Cunninghame-Graham provenía de padre es-
cocés y de madre española. Joseph Conrad nació en 1857 en Polonia:
Joseph Teodor Konrad Nadecz Korzeniowski, "católico, noble, polo-
nés~, como se suscribió en su primera carta conocida. No conoció a
Inglaterra antes de 1878. Empezó su carrera de oficial de marina
mercante en el Mediterráneo. Ni siquiera su segunda lengua fue el
inglés; después del francés fue su tercera.
Conrad es el autor del intento imaginativo más profundo que
existe en la literatura inglesa para comprender un ambiente lati-
noamericano. Él mismo escribió sobre su obra Nostromo que su
ambición fue la de "realizar el espíritu de toda una época en la
historia de América Latina", ambición que lo llevó más allá de lo
documental, en la medida en que el análisis conradiano del "espÍ·
ritu de una época" trasciende cualquier Limitación geográfica.
Nostromo sí comprende una era en la historia latinoamericana.
Pero, además, es la novela más ambiciosa de su autor; es una de
las más ambiciosas de nuestra literatura. Es de las pocas novelas
que ha tratado con éxito la política, con todas sus ambigüedades:
un interrogatorio de los motivos de acción, de las leyes de los in-

Las citas de Nostramo que aparecen en este ensayo fueron traducidas por
el autor.
271
270 MALcOLM 0EAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

pena en el Polo Norte... Vamos a hacer_ los negocios en este mun-


tereses materiales y de las fronteras de sus dominios, de los al- do, si el mundo lo quiere o no lo qmere. No hay nada que el
cances y limitaciones del proceso, de los enlaces del pasado, del mundo pueda hacer para impedir eso, y se me ocurre que noso-
presente y del futuro, temas algo insípidos así planteados, pero tros tampoco podemos impedirlo. . .
tan difíciles de tratar, duros temas de monografía académica, y Europa debe quedar excluida de este contmente -s1gue afir-
tanto más duros materiales para Wl-a obra de la imaginación. Es- mando- y creo que todavía no ha llegado la hora para nuestra
te libro se publicó en 1904. intromisión directa.
Nostromo describe una época crítica de la historia de la Re-
pública de Costaguana. La "Provincia Occidental" de Costagua- Así es que el señor Holroyd, socio primero, da su apoyo a don
na, Sulaco, tiene dentro de sus límites la mina de plata de San Carlos Gould, socio segundo, en contra del "tercer socio ingrato,
Tomé, "una de las cosas más grandes de Sur-América". La conce- que es una u otra de esas altaneras cuadrillas de malhechores _que
sión de esa mina de turbulenta historia y difícil producción ha forman el gobierno de Costaguana". Carlos Gould logr_a reabnr la
sido otorgada forzosamente a un señor Gould, comerciante anglo- mina, y con tenacidad y sobornos inteligentes la ma~tlene en pro-
costaguanero, hijo de un Gould de la Legión Británica que peleó ducción. Su poder e influencia van creciendo; los chismosos lo lla-
en Carabobo. La concesión ha sido otorgada forzosamente como man "el rey de Sulaco". Con el apoyo financiero de la mina, result~
pretexto de extorsión. Este Gould muere mortificado por la injus- elegido presidente de Costaguana un sobrio refo~ista, don Jose
ticia de dicho proceder; la mina fue la gran pesadilla de su vida. Ribeira, que en la capital de Santa Marta emp1eza a gobe~ar
Pero su hijo, don Carlos Gould, estudiante en Europa, siente la "con hombres que sí sabían qué son las condiciones de los negoc1os
fascinación de la mina de distinta manera: civilizados". La República recibe la visita de un inglés importan·
te titulado, gran promotor de ferrocarriles.
Las minas ya traían para él un interés dramático. Estudiaba sus ' Pero un levantamiento militar en el interior, encabezado por
peculiaridades desde un punto de vista personal, como uno es- los hermanos Montero, pronto derriba a Ribeira, y el caos amena·
tudia los caracteres variados de los hombres. Las visitaba, como za enseguida a todo lo que Gould ha logrado. En Sulaco, las fuer-
uno visita por curiosidad a los hombres notables. Visitaba minas
en Alemarúa, en España, en Cornualles. Las vetas abandonadas
zas de la provincia se alejan peligrosamente del puerto, que que-
tenían para él una fuerte fascinación: su desolación le llegaba al da ocupado por dos fuerzas revolucionarias rivales Y amenazado
alma, como la vista de la miseria humana, que tiene causas tan por bochinches de inspiración demagógica. Carlo~ Gould, hombre
variadas y profundas. Tal vez no tenían ningún valor, pero quizá por naturaleza poco político, tiene que dar su vtsto bueno a un
habían sido malentendidas.
plan para solucionar los problemas de Sulaco Y p~ra _asegurar el
futuro de la mina de San Tomé, separando la provmc1a de Sulaco
Carlos Gould halla en San Francisco a un capitalista de de la república madre de Costaguana, y decl~ándol~ estado in-
"mente aguda y de carácter accesible", el señor Holroyd, "un per- dependiente. Toma medidas para volar las mstalac10nes de la
sonaje considerable, millonario, fundador y benefactor de iglesias compañía, pero sus rifles más letales y modernos al fin se em-
en escala proporcional a la grandeza de su tierra nativa". Además plean con éxito, y la breve guerra entre Sul~co Y ?ostaguana ter-
de su deseo de propagar "las formas más puras del cristianismo", mina con "una demostración naval intemac10nal en favor de Su-
Ilolroyd cree en el destino manifiesto de los Estados Unidos, y en taco. El crucero U.S.S. Powhattan hace el primer saludo a la
la Doctrina Monroe: nueva bandera del Estado Occidental.
Así triunfan "los intereses materiales~. Pero, dentro del pro-
Nosotros vamos a dar la palabra en todo: industria, comercio,
ceso muere don José Avellanos, autor de Cincuenta Años de D_es-
derecho, periodismo, arte, política, religión, del Cabo de Hornos
a Srnith's Sound, y más allá, si se encuentra algo que vale la gobi~rno, representante de las mejores tradiciones de su sufrido
273
272 MALcoLM DEA8 DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

país. Martín Decoud, escéptico autor del plan de separación, se Borges frente al trópico un escritor bastante inglés, adopta el
, .1.. 1
suicida. Don Carlos Gould llega a tal grado de obsesión con su territorio imaginario en su cuento "GuayaqUl ·
mina que parece que •vive solo dentro de una circunvalación de
metal precioso". En un momento del triste epílogo del libro le ha· No veré la cumbre de Higuerota duplicarse en la.s a~as del Go~­
fo Plácido, no iré al Estado Occidental, no descifrare en esa bi-
cen a la señora de Gould una llamada telefónica de la mina: ~1
blioteca que desde Buenos Aires imagino de tantos modos Yque
señor se va a quedar a dormir en la mina esta noche". Conrad tienes~ duda su forma exacta y sus crecientes sombra~,l~ letra
sigue así: de Bolívar... Acaso no se puede hablar de aquella repubhca del
Caribe sin reflejar, siquiera de lejos, el estilo monume.ntal de su
Con visión profética, la señora de Gould miraba su propio futuro historiador más famoso, el capitán José Korseniowskl.
como única sobreviviente de la degradación de sus ideales de
joven: de vida, de amor y trabajo. En la voz indistinta de alguien Pocos países imaginarios, pQcos países verdaderos, tienen vi-
que duerme, víctima pasiva y desafortunada de una pesadilla
sin misericordia; sin audiencia, balbuceaba las palabras •intere- da tan duradera y tan compleja en la mente del lector.
ses materiales".
Conrad fue un gran maestro de ambientes físicos. La geogra-
El héroe del título, Nostromo, italiano, capataz de cargadores fía de Costaguana, su geografía física y su geografía humana, con-
del puerto de Sulaco, queda corrompido por una carga de plata vence y convence sin pedantería. La montaña de Higuerota, con
q_ue con las intenciones más heroicas esconde en uno de los mu· su ca;a de nieve que se ve flotando en el an:e desde ~1 mar, el mar
~hos episodios heroicos en que participa durante la secesión de del GolfQ Plácido, que con sus calmas de s1glos ale)a~a a los bu-
Sulaco. El que antes fue •capataz magnífico, que vivía únicamen· ques de vela y mantenía el aislamiento de Sulaco; las 1slas frente
te en su vanidad elemental para ser admirado, respetado y reco- al puerto, las tres Isabel; la cordillera que hace que el alba llegue
nocido como indispensable", después se transforma en hombre se· tarde a Sulaco; la forma de la república, su gran escala Y su b~-
cretivo, resentido, amargado; aún anda en compañía de los 11eza son descritos de una manera, a la vez memorable Y econo-
marxistas. Muere de un tiro de un viejo exgaribaldino, que piensa mica curiosamente con tanta economía que uno no puede hacerle
que se trata del seductor de una de sus dos hijas. El viejo no sabe el m~pa. Quizá deliberadamente, la geografía d~ Costaguana ~o
que, novio de una, Nostromo tiene amores con la otra, y en la es exactamente viable. La república tiene dos oceanos, campo ~­
ocasión del disparo fatal su propósito no ha sido más que sacar t.erior, selvas, cordillera; la provincia de Sulaco queda en el occl·
algo de la plata de su escondite. Agoniza casi solo; su única com· dente y uno llega allá o por el Atlántico o por el Cabo. de Hornos,
pañía es un fotógrafo revolucionario, pequeño, devorado por su pero el país -o los dos países- no figuran exacta~ente en el
odio al capitalismo: ·camarada, ltiene disposiciones que hacer?... atlas que tenemos. Unas repúblicas físicamente per~1das, pero no
Recuerde que necesitamos plata en este trabajo. Los ricos tienen perdidas en la imaginación, y para Conrad no p~rd1das en 1~ me-
que ser combatidos con sus propias armas". Nostromo no contes- moria, por cuanto él sí estuvo un rato en el Cartbe, por la Tie~a
ta, y muere sin contestar. Firme que un cuarto de siglo más tarde iría a ser la fundaCion
física de su novela.
••• Estuvo en las islas del Caribe, en Venezuela y en Colombia,
en su primer viaje fuera de Europa, antes d~ haber estado en
Esta creación anglo polonesa de Costaguana, con la posible excep- Inglaterra. Conrad comienza su carrera de marJ_Der~ en Marsella,
ción real (si es real...) del México revolucionario, es la república en 1874, a los diecisiete años. En escritos autobwgraficos....
sueltos,
que más ha capturado la imaginación anglosajona. Jorge Luis y en cartas de reminiscencias a sus amigos, refiere un V18Je por
274 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA
275

1875-1876, cuando muy joven, en las Islas Occidentales o en el Conrad, cuando escribía Nostramo en 1903-1904, había esta-
Golfo de México más bien(...) mis contactos con la tierra fueron do viniendo de Colombia mucho tiempo también, pero me parece
breves e interrumpidos~. En otra parte habla así del mismo viaje, que su corta visita, treinta años anterior a la concepción del libro,
de "las memorias de ese tiempo distante, lejos, cuando todo esta- ejerció un impacto fuerte sobre él. Se nota ese impacto en la evo-
ba fresco, tan sorprendente, tan venturoso, tan interesante; pe· cación geográfica, en los detalles de los muebles típicos de las ca-
dacitos de costa extraña bajo las estrellas; las sombras de las sas, del ferrocarril, de oficina y de tienda, en pequeñas narracio-
montañas; pasión humana al atardecer; chismes medio olvidados; nes del modo de ser de la gente. En veinte años de vida como
caras ya casi obliteradas por el olvido". Precisa aún más en una marinero, Conrad debió haber conocido a gente de América Lati-
carta a Cunninghame-Graham: na en otras partes -pasa por Chile, por ejemplo, en donde se
ambienta su cuento Ga.spar Ruíz- pero pienso que mucho del
Si yo mencioné doce horas, eso se relaciona con Puerto Cabello, detalle del libro sí es de constatación directa del autor, de su ob-
en donde estuve ese año. En la Guayra subí a la montaña y tuve servación en Venezuela y en Colombia, en donde se menciona que
una vista distante de Caracas. Debo haber estado dos y meclio, sus negocios se complicaron en razón de un terremoto -muy
tres días. Ya eso hace tanto tiempo. Y hubo unas horas más en probablemente el terremoto de Cúcuta del18 de mayo de 1875-.
otros Jugares por esa costa tan deprimente de Venezuela. Sulaco y su Golfo Plácido tienen algo de Puerto Cabello -tan
plácido el mar que una nave se puede anclar con un cabello- Yel
Según él, "únicamente una pequeña mirada, hace venticinco Golfo Triste, algo de Barranquilla y algo de Cartagena Y de Va-
años" fue su experiencia esencial en esta parte de América del Sur. lencia. La península de Azuera en la novela es muy similar a la
Sospecho que fue un poco más largo de lo que Conrad y sus de Paraguana o a la Guajira. Higuerote puede compararse con la
biógrafos dicen. El viaje lo hi zo en el buque Saint Antoine, de vela, montaña venezolana, pero la descripción en la novela es eviden-
y la navegación de esta costa por vela fue siempre demorada, má- temente realizada por alguien que ha visto desde el mar a la Sie-
xime cuando quiera que fue en barco pequeño, que hacía bastante rra Nevada de Santa Marta.
recorrido de cabotaje. En el prólogo a otra novela, Victory, Conrad Este fue su primer viaje fuera del Mediterráneo. Es un tiem-
hace referencia a estos viajes, de su pasaje por Santo Tomás en po crítico de su vida, y es intenso. De regreso a Marsella, preso de
las Islas Vírgenes "a una baja costa pestilencia] de manglares". depresión y de falta de convicción, intenta suicidarse con un tiro
Victory, además, tiene un personaje colombiano, aunque su ac- de pistola en el pecho. No logra herirse gravemente, pero el inten-
ción se desarrolla en las islas del archipiélago de Java: "Fue Juan to corresponde a un hecho en la novela, el suicidio del escéptico
Pedro, cazador de caimanes, hombre casi fiera" que Conrad des- Decoud.
cribe como un ser así, que lo amenazaba en ese primer viaje tras- Conrad escribe Nostromo después de pensar por un rato, se-
atlántico, cerca de Santa Marta, cuando él trató de comprar una gún su propia confesión, que no tenía más de qué escribir. Escri-
botella de limonada. En Victory: birlo le significó un esfuerzo terrible, y su correspondencia de esos
años nos lo muestra como a un hombre pesimista. Los nervios
Es un cazador de caimanes. Fue una adquisición mía en Colom- gastados, tal vez porque, en parte, estaba reviviendo un tiempo
bia, sabes; ¿conoces Colombia? lejano de su vida, tiempo que había sido de experiencia intensa,
"No -dijo Schomberg muy sorprendido-. lUn cazador de cai-
pero también de dudas y de incertidumbres.
manes? IQué oficio tan curioso! ¿ya viene de Colombia, enton-
ces?"
"Sí, pero he estado viniendo hace mucho tiempo". •••
276 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 277

Distantes e intensas, distantes o intensas, esas memorias persona· libro de Sir Richard Burton, Letters from tM Battlefields of Para-
les sobre Las cuales he especulado arriba no fueron suficientes en guay). Más significativo aún, toma de Paraguay mucho de la his·
sus propias palabras, "para edificar todo un libro por encima". éon. toria de los primeros años de Costaguana independiente: la tira·
rad tuvo que recurrir a otros tres tipos de fuentes -los libros, los nía de Guzmán Bento, en su esencia de Paraguay, aunque con
hombres Y los cuentos-, las noticias y los chismes contemporáneos nombre más venezolano; las torturas -los paraguayos emplea-
a la gestación de su libro. Vamos a examinarlos en ese orden. ban "el cepo colombiano"-; la iglesia servil con sus sórdidos ca-
No ha sido muy difícil hallar cuáles fueron los libros que Con· pellanes militares; la atmósfera de miedo supersticioso. También
2
rad empleaba . El incidente del barcito Heno de plata que esconde
otros apodos políticos: macaco, que significaba mico, que signifi-
Nostramo durante la separación de Sulaco de Costaguana, viene
caba brasileño en esa era del desafío paraguayo.
de una autobiografía de un marinero estadounidense, Frederick
El tercer libro que vale la pena destacar es el de las memorias
Benton Williams, On Many Seas, The Life and Exploits o[ a Yan-
de Garibaldi, que aportaron también mucho a Conrad para la
kee Sailor. La lectura de este libro, relato sencillo y poco elabora-
tempr ana historia de Costaguana, en la parte que trata sobre sus
do, fue uno de los primeros estímulos para Nostromo. Una vez en
aventuras en la Banda Oriental del Uruguay. Estas memorias de
obra, Conrad buscó otros refuerzos. De los principales, uno trata
de Venezuela y dos del Río de la Plata. Garibaldi provocan así mismo en Nostramo las meditaciones so-
bre el significado de la libertad en dos épocas y dos continentes
Para refrescar la memoria sobre Tierra Firme utilizaba a Ed·
ward B. Eastwick, Venezuela, or Sketches in tM Li[e o[ a South distintos. Las escenas de la vida de Garibaldi y las de la fragmen·
American Republic, with tM HiStory o[ tM Loan o[ 1864 (London, Lación de Costaguana son meditaciones que giran alrededor de la
1868). Mucho detaUe le viene de este libro: Conrad sigue a Eas· figura de Viola, viejo garibaldino dueño de un hotelito en Sulaco,
twick en ciertas descripciones físicas -la Casa de Aduana, la casa para quien las luchas locales "no son de hombres que añoran la
de la familia Avellanos, el "paraíso·de culebras" en donde se en- justicia, son luchas de ladrones".
cuentra la mina-. La historia de las minas de Aroa, en un tiempo Ni Eastwick, ni Masterman fueron autores con marcada sim·
propiedad de Bolívar mismo, es algo así como la historia de la mina patía por el ambiente que describieron, aunque, a pesar de sus
de San Tomé. También prestados, o refrescados, por Eastwick, son experiencias, Masterman permaneció largo tiempo en Paraguay.
los diminutos pies de las damas criollas, ciertos epítetos políticos En verdad, Eastwick es muy poco amable: su libro abunda en
-"godos Yepilépticos", el "negro liberalismo" de la época y los ras· lugares comunes acerca de riquezas naturales que no aguardan
gos del carácter del presidente venezolano Falcón y del general para su explotación sino un orden público que los nativos son por
venezolano Sotillo--: el coronel Sotillo de la novela tiene el mismo su naturaleza incapaces de garantizar. Hombre que hizo su carre·
apellido, además de la misma rapacidad y sevicia. ra en la India británica, echa de menos el poder y la disciplina de
De libros viajeros ingleses empleados como fuentes, el segun· ese medio y favorece el saludable efecto de demostraciones nava-
do es de George F. Mas~rman, Seuen Euent[ul Years in Paraguay, les sobre los nativos. Le choca muchísimo la falta de deferencia
(Londres, 1869). Médico al servicio del gobi'erno de Francisco So- de los estratos bajos de la sociedad venezolana, la familiaridad de
lano López, Masterman pasó por muchos sufrimientos durante la sus muchachas de servicio, la conversación igualitaria desusas-
guerra de la Triple Alianza, que al fin acabó con López y tantos tre caraqueño. Como casi todos los viajeros europeos del siglo pa-
otros paraguayos. De su libro, Conrad toma prestados ciertos to- sado, tuvo poca curiosidad y aún menos intuición sobre los meca-
ques descriptivos -las muchachas. del pueblo de Sulaco son pa· nismos políticos de los nuevos estados de América Latina.
ra~ayas en sus vestidos y adornos-;- y bastantes apellidos: Cor- Masterman, en cambio, fue un crítico más radical:
balan, Moynygham, Bergés, Fidanza, Decoud (este último del
278 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 279

Los españoles cometieron dos grandes errores en la América del Pérez Triana es el modelo para don José Avellanos en Nostro-

j Sur: esclavizar a los indígenas y tener relaciones con ellos. El


primero fue una injusticia cruel con los indígenas, y el segundo,
un daño irreparable que los españoles se hicieron a ellos mis-
mo. Por esa época vivía en Londres, escribía bastante en su revista
Hispania, y publicó con prólogo de Cunningharne-Graham su libro
De Bogojá al Atlántico, casi al mismo tiempo que Nostromo. Según

1
mos: en lugar de elevar la raza con la cual se mezclaron, se
toda la evidencia conversaba muy bien, y según todas las prob-
hundieron al más bajo nivel. Esta locura los ha conducido al
castigo de su crimen. abilidades hablaba muy mal de los gobiernos colombianos de tiem-
Las guerras civiles sin fin de los mestizos turbulentos, perezosos pos recientes y del gobierno de ese entonces. Patriota, sí, pero muy
y sin ley, estas matanzas al por mayor que han despoblado a liberal y muy hijo de don Santiago Pérez. Hombre de mundo y de
provincias enteras, no son sino el resultado del error primario. experiencia diplomática, hay ecos de él tal vez en las opiniones y en
Y temo que no van a terminar antes de que desaparezca toda la la conversación tan diáfana (para utilizar palabra común pero ex·
raza mezclada, hasta cuando los descendientes de los opresores
presiva) de don José Avellanos -"somos una vergüenza y una co-
y de los oprimidos hayan sido acabados por la venganza terrible
que merecen las atrocidades de los conquistadores. midilla entre los poderes del mundo"- y su afán de hallar para su
ISi ellos hubieran adoptado las sabias prácticas de nuestros colo- Costaguana "an honorable place in the community of nations -un
nizadores de América del Norte, y no hubieran tenido tales rela- lugar de honor entre las naciones del mundo".
ciones con los indios, el resultado habría sido tan diferente en todo! Los sucesos que influyeron en la composición del libro fue-
ron, sin duda, ante todo el proceso de la separación de Panamá
No es, entonces, únicamente como fuentes de detalles y ape- y, en segundo lugar, las crecientes tensiones alrededor de la Ve-
Uidos que estos dos libros tienen interés para el crítico: son una nezuela de Cipriano Castro. Se nota la presencia del primero en
muestra del grado del prejuicio que Conrad logra vencer, o del toda la construcción del libro y rasgos del castrismo, de don Ci-
cual escapó. Tal vez ambos, Eastwick y Masterman, son más an- priano, en las fuerzas demagógico-nacionalistas del interior de
glocéntricos que el viajero mediano de nuestro siglo pasado, pero Costaguana.
su tendencia no es nada excepcional. Hay elementos del Río de la Plata, pero en su esencia el esce-
Dos personas con quienes t.r1:1laba Conrad cuando escribía nario es venezolano, colombiano, panameño. "Costaguana" -es-
Nostromo fueron Robert B. Cunninghame-Graham y Santiago cribe su autor-, significa un estado suramericano cualquiera:
Pérez Triana. Cunninghame-Graham conocía muy bien el Río de por eso la mezcla de costumbres y de expresiones. C'est uoulu. Yo
la Plata, como demuestran sus libros pero en los años 1903 y 1904 no recordaba mucho y no recordaba nada". Pero el resultado no es
todavía no había conocido mucho de Venezuela ni de Colombia. exactamente así: los elementos paraguayos y uruguayos sí dan
No había escrito aún sobre Páez ni sobre Jiménez de Quesada, ni cierto sensacionalismo al pasado costaguanero, pero no dan la
había hecho el viaje que produjo su libro -bello pero poco infor- atmósfera de los eventos de la novela. Costaguana, en su geogra-
mativo- sobre Cartagena and the Banks of the Sinu, viaje que fía, sus recursos, su raza, su política, es un estado del trópico,
hizo en busca de ganado para los hambrientos ingleses durante estado de los que libertó Bolívar; corno reconoce Borges, en el
la primera guerra mundial. Su correspondencia con Conrad ha cuento referido, el vuelo Ezeiza-Sulaco es un vuelo largo, del Río
sido publicada y trae mucha información sobre la elaboración de de la Plata al Caribe.
Nostromo3 . Cunninghame-Graham le da apoyo, consejos, infor- El destino de tal vuelo fue fruto de memoria, de lectura, de
mación. Conocía parte de la historia de Venezuela por su ances- conversación, pero sobre todo de la imaginación de Joseph Con-
tro: su antepasado, el almirante Fleeming, excedió sus órdenes y rad. "La imaginación, no la invención, es maestra suprema del
apoyó al general Páez en la disolución de la Gran Colombia. Y arte como de la vida", escribió. Describe así el esfuerzo que Nos-
arregló un encuentro entre Conrad y Santiago Pérez Triana. tramo le costó:
281
280 MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

Yo luchaba con el Creador mismo por esa mi creación, por los aunque de fachada muy distinta. Conrad nació, repito, "católico,
cabos de su costa, por la oscuridad del Golfo Plácido, la luz sobre noble, polonés"; el católico se volvió hombre de muchas dudas; el
la nieve de sus montañas, por el soplo de vida que tuve que dar noble se transformó en capitán de marina; pero mucho del polo-
a las formas de Jos hombres y de las mujeres, latinos y anglosa- nés quedaba. Difícil, aun imposible, para un inglés de ese tiempo,
jones, judíos y gentíos. Palabras de exageración, tal vez, pero es mirar y describir a los ingleses como lo hace Conrad en Nostrom_o;
dificil caracterizar de otra manera la intimidad y la ansiedad de
un esfuerzo creativo que involucra toda la voluntad y toda la y, como polonés, Conrad conocía la pasión y la tristeza del naciO-
conciencia ... Si uno busca un paralelo material para esto no hay nalismo polaco del siglo XIX, nacionalismo frustrado de manera
sino el esfuerzo sombrío de hacer el pasaje del Cabo de Hornos distinta al nacionalismo costaguanero, pero igual de frustrado.
al occidente, por el invierno, esfuerzo que parece sin fm. Como Decoud, Conrad se conmovía in spite of himself con las no-
tas de pasión y de tristeza que se oían en Costaguana, notas que
¿cómo le fue al autor de este intenso esfuerzo? Muchas feli- ~o se oían en la más refmada escena de la política europea. Se
cidades menores, en la evocación geográfica ya mencionada, en confiesa, por boca de Decoud, de quien el temp.eram~n:o es t~
los detalles de vida diaria, vida política de personajes menores, de conradiano, "más costaguanero de lo que yo habta cretdo . No tie-
retórica, cosa difícil de hacer sin exageraciones. Muchas veces, en ne ese "sentido común inglés que consiste en no pensar los asun-
lo que es puro invento de Conrad, uno encuentra símiles con la tos demasiado". Frente a las muy diversas creaciones humanas
historia de esta parte del mundo: tan semejante lo que escribe él de su libro, se coloca en posición de pasiva neutralidad:
sobre la línea telégráfica, fragilísima muestra del progreso, a lo
que escribe Max Grillo en Emociones de la Guerra, cuando cuenta Hay algo infantil en la rapacidad de las apasionadas razas del
cómo se siente cuando por deber de liberal le toca cortar esa mis- sur de mente en cierto modo despegada; esto les falta a los nor·
ma línea con su machete; el político Pedrito Montero de la novela teñ,os con su nebuloso idealismo, esos norteños que a la menor
arma toda una teoría del "Cesarismo Democrático"; así lo llamaba provocación empiezan a soñar con la conquista del mundo.
Conrad, con la misma frase, años antes de que Laureano Valleni-
lla Lanz publicara su libro con ese mismo título en Venezuela; Pocos escritores de 1900 hubieran podido escribir ambas par-
Martín Decoud, escuchando "iViva la Libertad! Abajo el Feudalis- tes de esa frase ... Y ningún otro escritor de lengua. ingles~ h~
mo!" se pregunta: "¿Qué se imaginan ellos que sea el feudalismo?" tenido en mismo grado lo que un crítico contemporaneo senalo
-esto muchos años antes de hacer la misma pregunta los escép- como su éxito más importante: "Esclarecer la lucha de ide~les .en
ticos que miramos la lista de publicaciones de la editorial Siglo una guerra sórdida, mostrar lo serio por de~ajo de la~ a~ar1enc~a.s
XXI, y sufrimos los debates bizantinos sobre el mismo tema-. Y del heroísmo ridículo". Conrad va más alla del senilm1ento facil
Decoud, que puede regresar a Europa y dejar el conflicto a otros, de tantos comentaristas de ambos continentes.
se siente incapaz de abandonar a su gente, de confesarles su in- y va más a llá también que los que han visto en Nostramo no
tención de regresar en el buque del próximo mes. Uno recuerda más que una denuncia temprana del neocolonialismo de la pre-
esa carta de Luis Ueras a Rufmo Cuervo, en 1885, en la cual en ponderancia norteamericana. El pasado aislado de Costaguana
medio de la guerra civil en la cual va pronto a morir hace constar no es nada feliz, no es ningún paraíso -excepto para l~s c~le­
en sí mismo igual incapacidad. bras-. Sin la presencia de los grandes "intereses matertales el
Creo que esto nos lleva otra vez a la primera anotación de este país no va a tener ni paz ni justicia, opina Carlos Gould:
ensayo: que Conrad no fue inglés. El único autor inglés de su
tiempo con igual talento para penetrar en una cultura ajena fue Una vez que los intereses materiales ponen pie ~rnne, tie~en q~e
Rudyard Kipling, también nacido fuera de Inglaterra, en la India, imponer condiciones que garanticen su propta. sobreviVencta;
hacer dinero acá se justifica frente a la anarqma, a la falta de
escritor cuyas conclusiones no difieren tanto de las de Conrad,
282 MAI..cOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

ley; se justifica porque la seguridad que exige tiene que ser com- 2. Norman Sherry, Conrad's Western World, Cambridge Uni~ersity Presa.
partida con un pueblo oprimido; detrás viene una justicia mejor. 3. Ed. G. Watts, Correspondence between Conrad and Cunmnghame-Gra·
ham, Cambridge University Press.
Los intereses materiales tienen su papel, su esfera, que no se
puede negar sin sentimentalismo; pero, como dice el doctor Monyg-
ham, uno de los pocos seres del libro que conserva su integridad:

En su desarrollo no hay paz ni descanso. Tienen su ley, su jus-


ticia. No obstante, se fundan sobre lo conveniente, y esto es in-
humano; no tienen rectitud, no tiene la continuidad ni la fuerza
que únicamente puede tener un principio moral... el tiempo va a
llegar cuando la Concesión Gould y todo lo que represente pesa-
rán tan fuertemente sobre el pueblo como todo el barbarismo, la
crueldad y el desgobierno que hace pocos años conocimos

Nada tiene valor intrínseco, ni minas, ni nuevas repúblicas


de secesión. Novela llena de política, Nostromo señala las limita-
ciones de la política. En otra parte Conrad escribe directamente
así: "Las instituciones políticas, si son derivadas de la sabiduría
de los pocos o de la ignorancia de la mayoría, son incapaces de
asegurar la felicidad humana". La acción tiene resultados incier-
tos, pero iguaJ de dudoso es no actuar. Conrad pone en mente de
la señora de Gould un ideal de realización casi imposible: "Para
que la vida sea ancha y llena tiene que mantener el cuidado del
pasado y del futuro en cada momento pasajero del presente". Tal
sentimiento es poco común en la pequeña república materialista
de Sulaco, con sus mayorías de "corta visión para el bien y para
el mal". Libro ambigüo, la primera página de Nostromo tiene un
lema de Shakespeare: "So foul a sky clears not without a storm"
-cielo tan nublado no se limpia sin tormenta-". ¿A cuáJ cielo el
lector debe aplicar ese lema? ¿AJ cielo de la Costaguana de prin-
cipios del libro, o al cielo de Sulaco a su fin?

NOTAS

l. En El Informe de Brodie, Buenos Aires, 1970; es curioso notar cómo Bor-


ges en su cuento ha casado a la señorita Avellanos; según Conrad queda-
ba esta única hija soltera, "la última de los Avellanos", fiel a la memoria
de Martín Decoud.
JOSÉ MARÍA VARGAS VILA

Este es el tercero y último ensayo que escribo sobre Vargas Vila.


El primero fue un corto artículo para el Times Literary Supple-
ment, de Londres, el 6 de agosto de 1976.
El segundo forma un capítulo en Sergio Bagú y otros, De his-
tOria y de historiacÚJres. Homenaje a José Luis Romero, México,
siglo XXI, 1983, pp. 157-166. José Luis Romero había asistido a
una conferencia mía sobre Vargas Vila en Buenos Aires, en 1975,
que fue seguida por un almuerzo y una' larga sobremesa.
Mostró un memorable entusiasmo por los grandes malos es-
critores de muchas literaturas. Recuerdo que su voto por el Var-
gas Vila argentino lo dio por Hugo Wast y que su gran escritor
malo preferido era Manuel Femández y González, autor de El
cocinero de su majestad (Memorias del tiempo de Felipe Ill). Es-
pero que pronto alguien reedite esta obra maestra que Romero
recomendaba con tanta gracia y con tanto fervor. Cuando Vargas
Vila pasó por Buenos Aires en 1923, Hugo Wast dijo que los libros
del visitante eran lectura para su cocinera, Vargas Vila contestó
con la observación de que en ciudades de segunda categoría, como
Buenos Aires, las cocineras eran naturalmente más inteligentes
que los críticos.
Este tercer ensayo apareció como introducción a "sufragio", M.
Deas, ed., Vargas Vila: Sufragio, Selección, Epitafio, Bogotá, Banco
Popular, 1984. Fue un intento de cortar relaciones con el difunto.

•••
En su biografía reciente de Daniel Cossio Villegas, Enrique
Kranze cuenta que una vez el maestro encontró en casa de un
287
286 MALcoLM DKAI 1li·;L PODER y LA GRAMÁTlCA

lli inas que por ser ingeniosas, acertadas, o aun a veces c~nmo­
amigo unos libros de Vargas Vila, y enfurecido los echó por In von
tana. Para que un lector, editor, historiado!~ pueda lratar así cunl ~!'~oras, val~ la pena rescatar. La pena espero ha.~erl~~e~d~ yo,
a a tenerla el lector de esta seleccJOn. Ja a s¡rva
quier libro, éste tiene que ser bien malo: casi no puede trat.arst y que no vay y·¡ n diversión
·o "lo esencial de Vargas 1 a-. como
de libros, sino de objetos de otra especie. Físicamente, muchn1 1·omo compend 1 -

ediciones modernas de Vargas Vila son miserables, y no merecen y como advertencia.


por su apariencia más respeto que una fotonovela. La mayorín
tampoco merece mejor trato por su contenido, y alabarlos o ven·
derlos es una eslafa hecha al crédulo público, aunque sea uno su vmA1
estafa repelida muchas veces.
Por muchas razones el gesto de Cossio Villegas se justifica: José María Vargas Vila nació en Bogotá el23 dejunio_de 1~0 •. el
las novelas de Vargas Vila nunca fueron buenas y hoy son ile¡Ji· rto hijo del general J. M. Vargas Vila y de su senora VITa
bies; gran pat·te de su prosa política es fatigante por el estilo, ade· ~o~lla Matiz. La familia de su padre era de origen s~tandere~­
más vacía y mentirosa, pomposa y cantinflesca, adolescente con no y el general partidario del general Melo y des~ue~ de Tomas
todo lo malo de la adolescencia. Después de leerlo por un par de .• · de Mosquera. Muere cuand o J osé Mar 1a t1ene cuatro
días, cualquier lector debe eslar de acuerdo con el general Reyes, C ¡pr¡ano d ·- ue des
años, dejando viuda Y cinco hijos, entre ellos os mnas q .
en que "hay que desvargasvilizar a Colombian. Siendo el caso que
su influencia se extiende por muchas otras partes, mejor decir pués serán monjas. l
José María peleó en la guerra de 1876 y tal vez estuvo en a
batalla de Garrapata. Parece que fue maestro de ~scuel~ en ~ba·
que hay que desvargasvilizar a América Latina, y confieso que
este propósito en parte me da aliento para escribir este prólogo y é Guasca y Anolaima. Con ayuda de JoséJoaqum Ort~z, leJano
hacer esta selección de sus escritos. gu ' · 1884 un mejor puesto en el L1ceo de la
¿por qué no seguir entonces el ejemplo arriba citado de botar pariente suyo, consigue en 11 d d
Infancia colegio bogotano que a juzgar por los ape i bo~ e ~s
los libros por la ventana, con la esperanza de que no van olra vez ' b' uo\igarca" regentado por el pres ¡tero O·
a la calle pero, esla vez, sí a la caneca de la historia? Serían ne· alumnos parece 1en • . , d' L Ac
más Escobar. Al año siguiente, en una carta al perlo ICO a .
cesarios muchos maestros botando por muchos años por muchas
tualidad, Vargas Vila acusa a Escobar de actos_ homosexuales con
ventanas, y, como en el caso de las muchachas traperas en la pla·
ya de Alicia en el país de las maravillas, aun entonces uno duda· alumnos del colegio, y suscita así un gran escandalo. .
. " · " han muUlado en parte las colecc1o·
ría todavía de la posibilidad de la limpieza. El fm añorado por el Se d1ce que manos p1as . .
general Reyes se consigue mejor tal vez por vía del análisis de un d La Actualidad que sobreviven; sin embargo exJste 1m preso
nes e . D T . s Escobar: Alegatos
prólogo y la homeopatía de una selección, unas gotas del veneno. el folleto "Causa contra el presbttero . oma fi
Hay otras razones menos puritanas para repasar su obra. de los Defensores y Documentosn, el cual basta para nuestros ;·
Primera, la vida del autor y su significado histórico. Lo inaguan· nes aunque no sacia nuestra curiosidad2. El padre Escobar por o
table de casi toda su obra no disminuye el interés singular de su menos a los ojos ingleses fue imprudente:
carrera y de su proyección sobre su propio tiempo y sobre el me·
dio siglo que ha transcurrido desde su muerte. Su vida de ultra· Cuarto hecho: El encontrarse Tomás Escobar, solo o acom.paña·
tumba está llena de sorpresas, y es al mismo tiempo cómica y do en la cama de los alumnos predilectos. (Defensa): Solo ~n
sugestiva. Ahora, dentro de los "108 libros" que publicó -y no se
ex~raviado criterio moral ha pod~do hall~ en este hecho un m-
dicio de la responsabilidad de mi defendido.
sabe de los "4 no publicadosn y de las memorias inéditas que 'ya
están adquiriendo cierta notoriedad- hay un corto número de
288
MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 289

. , Pero los criterios morales no se extraviaron y el jurado le absol· los niños la venda de la inocencia por la mano valerosa del hom-
VIO. El proceso se desarrolla en vísperas de la caída del liberalismo, bre que estaba destinado a educarlos.
Y los problemas del Liceo de la Infancia tienen su aspecto político.
El redactor de La Actualidad es Juan de Dios Uribe "el Indio" Pero después confesó que no había visto nada, y concluyó por
notor io .c~erófobo quien después de la derrota de 1885 'v a a segu~ decir que si había empleado aquellas palabras, había sido "a ma-
e~ el exdw su cary-era de periodista peregrino similar a la de Vargas nera de figura". Aquí Martínez Silva fue devastador:
Vila, hasta su muerte en Quito, donde vive como pan.fletario a suel·
do' ocasional de Eloy Al faro. Uribe y Vargas Vila se corresponden y No sé qué nombre tenga esta figura en los manuales de retórica
porque Vargas Vil a leyera en la escuela; lo que sí sé es que en los
los dos se apoyan mutuamente, intercambiando piropos periodísti· códigos de moral de todos los pueblos, eso de afirmar un hecho
cos a larga distancia. E l inspector de policía que investigaba el caso grave contra la reputación de un individuo, sin poderlo sostener
fue el general Aristides Femández, después famoso brazo fuerte de después, se apellida lisa y llanamente una villanía.
los conservadores a fines de la Guerra de los Mil Días. El defensor
pr~c~pal del cura Escobar -lo llama "miembro de una de aquellas De interés para el análisis de la futura carrera de Vargas Vila
familias a usteras, laboriosas y profundamente cristianas, que tan- es también lo siguiente:
to abundan en el pueblo noble y fiel"- fue Carlos Martínez Silva
conservador que termina su alegato así: ' El señor Vargas Vila fue expulsado del colegio que regentaba en
esta ciudad el doctor Escobar, porque con la petulancia que le es
ingénita, al tratar de medir, desde la altura que de súbito coronó,
~ puest? ~ue. en el presente caso nada puede hacerse para cas- la distancia que separaba su pasado del presente, le acometió fuer-
t igar la tnJqutdad, de que me quejo, que sirva al menos este juicio te vértigo, se creyó grande y superior al que le había brindado su
de saludable enseñanza. Pueda que al meditar sobre ella, nue- mano para sacarlo de la oscuridad y de la miseria, y emprendió la
vas voces se unan a las que forman ya inmenso coro, pidiendo ingrata labor de desprestigiarlo entre Jos alumnos, de censurar
clamorosamente seguridad, orden y justicia para esta sociedad todas sus providencias y de granjearse el cariño de los niños, a
desamparada.
costa de la reputación del director, sin reparar en medios. Tales
faltas de disciplina y hasta de decencia, que Vargas Vila se esfor-
Los defensores hallaron a cuatro compañeros de armas de zaba en borrar con otras tantas protestas de adhesión al doctor
Vargas Vila de la guerra de 1876, quienes le acusaron de trans- Escobar, vinieron a ser muy frecuentes; de ellas tuvo conocimiento
vestismo, sodomía y mal manejo de fondos. Suscriben en los do- el agraviado, y al fm, en la imposibilidad de corregirlas, agotada
la paciencia, resolvió expulsar del establecimiento al culpable, sin
cumentos la rectitud moral de Escobar, entre otros, el futuro ar- consideraciones de ningún género, como lo demuestra el desenlace
zobi_spo Be~~ardo Herrera Restrepo y un exalumno de su colegio, casi violento que tl.;vo la determinación, desenlace que nos lo pin-
J~se Asunc10n Silva, a quien después de s u muerte, aquellos que tan Jos mismos autores en la diligencia de careo.
teJ~n la leyenda de Vargas Vila, hacen figurar como amigo íntimo
de JUventud. Parece que Vargas Vil a no estaba en Bogotá durante "Censurar todas (...) providencias (...) granjearse el cariño de
el proceso, Yque ni en ese entonces ni después se defendió de estas los niños(...) sin reparar en medios": eso iba a hacer Vargas Vila
acusaciones. Su reputación sale mal librada, y se perfilan aspec- muchos años más. Y ya mostraba su talento de acuñar frases que
tos del futuro panfletista. Su carta a La Actualidad contenía un hicieron carrera: la frase del Liceo de la Infancia fue "la corrup-
famoso párrafo que empezaba: ción también tiene su pudor". Aun suscitó cierta admiración en
Martínez Silva.
iYo he visto! De Bogotá se había ido a Tunja, a "casa del canónigo Leandro
iYo he visto! señor redactor. Yo he visto arrancarse de Jos ojos de María Pulido". Los canónigos de Tunja no son en nada confiables,
290 MALcOLM DEAI DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 291

Y éste le consiguió un puesto como maestro de escuela en Villa do resistencia que ha puesto a la publicación de estas páginas". To-
Leiva. En la playa hay una placa que marca su estadía y que alh davía son legibles, y tienen cierta importancia histórica, no nece·
dice que escribió El Maestro de Escuela. (No obstante, parece que sariamente por ser verdaderas. Trabaja en otros periódicos de
lo escribió después -la obra no tiene la menor importancia, y el provincia y hace uso de la palabra en público, aunque no son exac-
detalle únicamente tiene interés como un ejemplo más de cómo se tamente conferencias, ni son discursos lo que produce. Dos mues-
va formando la leyenda; la placa es reciente-). Pronto viene la tras reimpresas con inexplicable frecuencia son En San Cristó_bal
guerra civil de 1885. del Táchira, el 20 de julio de 1887, y En el Ateneo de Maracatbo,
Al fin de esa guerra Vargas Vila se encuentra fugado, refugia· el 21 de enero de 1888. Éstas tienen cierto interés como muestra
d? a autoexiliado en Venezuela. No se sabe precisamente lo que de los gustos y de la paciencia de su época.
h1zo durante la guerra. No es imposible que fuera entonces secre· En 1888 se traslada a Caracas y allá produce una pieza que
tario del bizarro general Ilernández, el héroe de Humareda, pero sí es obra maestra en su género de oración masónica de cemente-
el general Hernández murió allá sin dejar a flote su archivo. No rio. Su Discurso ante la tumba de Diógenes Arrieta va a ser apren·
es del todo imposible que Vargas Vi la, como escribe en un curioso dido de memoria por varias generaciones liberales:
prólogo fechado en 1914 su secretario Ramón Palacio Viso fuese
"general de guerrillas, a los veinte años,( ... ) y comandaba ~n jefe Y tú, loh Muerto Ilustre!:
contra Próspero Pinzónn -pero es bien poco posible-. Se va 8 duerme en paz, al calor de una tierra amiga,
Venezuela por la vía de los Llanos, donde se hospeda un tiempo a la sombra de uno bandera gloriosa, lejos
de aquel Imperio Monacal que nos deshonra;
en la hacienda El Limbo del general Vargas Santos, otro pariente
duerme aquí en tierra libre
lejano suyo. Es perseguido "por el coronel Pedro Mesa". (No sólo tu tumba será sagrada;
curiosa, sino también significativa, esta manera como se cuenta aquí no vendrán, en la noche silenciosa .
siempre su vida con inútiles nombres propios, como el de este -como irían a tu patria-los lobos del fanatismo a aullar en
coronel, y el del servicial canónigo de Tunja: el decorado hace el tomo a tu sepulcro, hambrientos de tu gloria;
cuadro más convincente, una técnica decimonónica equivalente a ... tu lo dijiste:
"Aquel que dijo a Lázaro: iLevántate! no ha vuelto en los sepul·
las falsas precisiones estadísticas de nuestros días).
eros a llamar";
En 1886 llega a Rubio, Táchira, donde trabaja en un periódi- no llamará en el tuyo.
co, La Federación, según la leyenda, "clausurado pocos días des- Duerme en paz"3.
pués a instancias de los regeneradores colombianos ante el go-
b~ern~ dictatorial de Guzmán Blanco". Muy poco probable. Lo que En política es fiel seguidor de Joaquín Crespo -también se
SI es cierto es que su carrera de escritor y de periodista de pronto dice y puede ser cierto, que fue "secretario privado" de ese no muy
va bien en Venezuela. Tiene aureola de perseguido, la cual nunca letr~do caudillo-. Su carrera pasa por varios altibajos siguiendo
deja de cuidar, y escribe Aura o las Violetas, novela tan completa- a esa estrella al "Páez de los tiempos modernos venezolanos",
mente "marchita" que posteriormente daría lástima aun a su au· como él lo lla~a. (Lo llama también "austero como un esparciata,
tor, hecho que no ha impedido muchísimas ediciones, la última y sencillo como Probo, el viejo emperador"; recorde~os q~e fu_e
para vergüenza de sus gerentes de Pluma y de La Oveja Negra. Crespo quien edificó el Palacio de Miraflores como res1denc1a prl·
Publica también sus primeras prosas políticas Pinceladas de la va da). Pasa una temporada de exilio en Cura~;ao Y en Nueva York,
última revolución, que después aparecen bajo e'l titulo de Pretéri- regresa a Venezuela en 1893, pero muere Crespo en la e~caram~­
tas. Como acertó el inefable Palacio Viso en su prólogo de 1914 za de la Mata Carrnelera al año siguiente. Sus perspectivas poh·
"no ha tenido pues, razón el maestro, para oponer la encarnizad~ tico-periodísticas declinan paralelamente con el "liberalismo
292 293
MALcOLM DEAB DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

amarillo". El último golpe es la toma del poder en 1899 por Cipria· 'San Angelo', lugar de descanso en Sorrento". ¿Propiedades? Tal ve_z
no Castro, personaje muy vargasvilesco, pero enenúgo suyo en la las alquilaba, tal vez las hipotecaba, tal vez no existían, o tal vez el
política tachirense y venezolana. descansaba en Sorrent.o del esfuerzo de moverse entre una Y otra.
D('spués de la muerte de Crespo, Vargas Vila vivió un tiempo No sabemos· sólo sabemos que se mencionan en sus prólogos, Yque
en Nueva York -las fechas y direcciones de sus movimientos en sí es probahÍe que en esos años hiciera mucho dinero co~ las edit¿>·
estos años no son muy claras-. En Nueva York conoció a José ría les de la "Viuda de Ch. Bouret" y Ramón Sopen a. Segun se dec1a,
Martí y a Eloy Alfaro. Alfaro, quien siempre fue su admirador, Sopena en esa época le estaba pagando 60.000 pesetas. anuales.
llegó al poder en el Ecuador en 1895 y mantuvo correspondencia (Las ediciones de ese entonces, especialmente las de la prrme~a ca·
con él4 . Se dice que Vargas Vila hizo su primer viaje a Europa en sa, no eran precisamente baratas, de lo cual se puede concl~rr ~ue
1898 como representante diplomático del Ecuador ante el gobier· autor y edit.or apunt.aban a una audiencia algo acomodada mas b1en
no de Italia. Concluida su misión -i.cuál misión sería?-, tuvo que al "pueblo"). Según Manuel Ugarte, fue entre 1900 Y 19~4 que
otra corta estadía en Nueva York, donde fundó su propia revista, sus novelas "a lcanzaron difusión pasmosa y fueron la cartilla ro·
Némesis: duró más de lo que en años recientes ha durado Alter- mánlica de toda una juventud" del mundo hispánico. Pasado un
nativa, pero hizo aún menos impacto. poco "el sarampión" de sus ventas, en 1924 emprende ~n viaje a
Según la leyenda, por su actitud crítica frente a la política de Brasil, Uruguay, Argentina y México. Toca en Barr~qUilla, donde
los Estados Unidos fue "declarado persona no grata en Nueva York" fue memorablement.e entrevistado por Rafael Maya . Pasa a Cuba,
en 1903. De todos modos regresa a Europa, continente que no dejó escribe a Laureano Vallenilla Lanz, ideólogo de cabecera del gene·
hasta 1923. De nuevo sus míticos peregrinajes entre Francia, Ita- ral Juan Vicente Gómez, a quien no ha insultado tanto, ofrecie~do
lia, España y Suiza son difíciles de seguir. En 1905 figuró con Rubén "coronar" -interesante verbo-- su carrera con una Vzda de Bolwar
Darío, a quien había conocido desde 1990, en el arbitraje de una -"esa será mi obra cumbre"-:
cuestión de límites entre Nicaragua y Honduras, sometida al Rey
de España; Vargas Vil a era cónsul general de Nicaragua en Madrid, Yo no soy cenófago, como para poderme alimentar con esa mano-
nombrado por el gobierno liberal radical de José Santos Zelaya. lada de cenizas que llaman Gloria;
tengo que vivir y no tengo con qué vivir...;
Formó parte de una bohemia diplomático-literaria latinoamericana este es un dilema imperativo;
de principios de siglo, de la cual los nombres que más se mencionan y a los sesenta y seis años es un problema endiablado.
son Darío, Gómez Carrillo, Nervo, Blanco Fombona, Ugarte, Pérez
Triana, Lugones, Zumeta5. Estos lejanos precursores del "boom" Desaforlunadamente no fue año de bicenlenario Y la obra
son tal vez el primer grupo de escritores latinoamericanos que lo- cumbre no se contrató7 . Regresó a Europa. Cuando retornó al po-
graban una vida literaria europea a cierto nivel y en cierto número. der el Partido Liberal en Colombia en 1930, se cuenta que acon·
Sus imaginados placeres indudablemente acrecentaban su fama en sejó al doctor Eduardo Santos no emprender nada e~ contra de la
sus repúblicas de origen, y uno reconoce en esto una temprana Iglesia. Murió en Barcelona el 23 de mayo de 1933 ·
muestra de aspiraciones que aún perduran: no únicamente fama y
dinero, sino fama y dinero en París y en Barcelona (y un consulado
de vez en cuando si es conveniente).
Vargas Vila hizo una fortuna con sus libros, y embriagaba a sus Su OBRA
lejanos lectores con la lista de sus propiedades: "Una villa en Aute-
nil ... 'Villa Ibis' en Málaga, 'Villa Schultz' en Suiza, ... una torre en La lista más completa, redactada por Arturo Escobar Uribe, ano·
las afueras de Barcelona, apartamentos en esta ciudad y Madrid ... ta 98 títulos, aunque no todos edilados, no todos libros Y a lgunos
294 MAl.cOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 295

tal vez míticos. Muchos son muy difíciles de conseguir, y muchos Garrido ("fue el Sócrates colombiano; su papel en el movimiento
muy difíciles de leer aun si uno tiene la equívoca fortuna de con- filosófico-patrio fue el mismo que el discípulo de Pródicos, en medio
seguirlos. Aun sus admiradores, aunque no sus editores, están de del tumulto de los sofistas griegos") y otros nombres que él consig-
acuerdo en que sus novelas y sus prosas poéticas o filosóficas me- na en la parte "humanos" de Los Divinos y Los Humanos. Fue hijo
recen el olvido más completo, y sería una tarea de pedantería del liberalismo radical de su juventud, y lo llevaba al exilio des-
masoquista establecer las influencias literarias que allí llegaron pués de los desastres personales y políticos de 1885: el periodista
a una mala muerte. La parte política merece más atención. trashumante le lleva equipaje liviano. Con los años abruma a sus
Me parece que en esa Vargas Vil a era esencialmente seguidor lectores citando más nombres: Los Parias, novela muy curiosa de
de Juan Montalvo; a su vez, éste en sus catilinarias en contra de 1903, tiene referencias a Darwin, Lombroso, Fichte, Blanqui, Jau-
García Moreno era seguidor del Víctor Hugo de Les Cluitiments y rés, Gréve, Tolstoi, William Morris, Gorki, Leopardi, Alma-Tade-
Napoleón le Petit9. Él mismo en el prólogo de Los Divinos y Los ma y Burne-Jones, para citar sólo unos pocos; casi sorprende que
Humanos incluye en su ancestro a Tácito, Suetonio, Plinio, Cor- no estén Walter Benjamín, Levi-Strauss, Dérrida y Lacan. Pero
nelio Nepote, Aurelio Víctor, Salustio, Demóstenes, Cicerón, Ju- con mayor número de nombres no viene ninguna profundización
venal, Rabelais, Dante, Víctor Hugo (Escribiendo sus Castigos) y de la obra, que sigue tan superficial como antes.
Juan Montalvo. El clasicismo llama la atención. Temprano en el Entonces, ¿qué parte se salva? Confieso que no he leído todo,
siglo, el polemista clerical ecuatoriano Fray Vicente Solano había ni mucho menos, y que no voy a leer más. Me parece que lo salva-
notado la utilidad de la obra de Salustio para las luchas republi- ble, lo legible, consiste en los tres panfletos de Pretéritas, que sin
canas, Y la literatura clásica aporta, además de modelos oratorios ser confiable testimonio sobre la guerra de 1885 sigue teniendo
-utilizados por políticos colombianos hasta muy bien entrado es- cierto atractivo naif; obra histórica en estilo primitivo auténtico,
te siglo-, el prestigio de conocimientos superiores y de la habili· anticipación temprana del pintor Noé León, además de tener vi-
dad de esgrimir en contra del clero una de sus propias armas: el gor narrativo y estilo relativamente sencillo; algunas páginas de
latín. Montalvo y Vargas Vila son, digamos, "antidoctores". Este Los Césares de la Decadencia por el talento en el insulto, aunque
clasicismo se nota en muchos aspectos de la vida pública del siglo el autor suele repetirse mucho, y a veces los insultos aparecen en
pasado, y en otros aspectos de la vida también: cuando tomó auge mejor forma en otros textos menos conocidos 11; el Discurso ante
la sustitución de los nombres de los santos del calendario por los la tumba de Diógenes Arrieta, para declamar, especialmente si
héroes de Grecia y Roma, Aristides, Plinio Apuleyo, Arquíme· uno es heredero de viejo y rico masón impresionable; mucha parte
des ... ¿Cuándo se fundaron esos "ateneos" y se edificaron esos "pa- de su Rubén Darío, un period piece inspirado en afecto genuino;
raninfos?" Todo esto merece un corto estudio 10. algunas páginas de Laureles Rojos y menos páginas de Ante los
Montalvo, y detrás de Montalvo Víctor Hugo, son los modelos Bárbaros. Esto es legible, no digo que es admirable.
del escritor héroe, del polemista trascendental. A Montalvo tam-
bién, como anotó Miguel de Unamuno en un famoso prólogo, se lo
lee primero por los insultos, aunque me parece un escritor mucho SU VIDA DESPUÉS DE MUERTO
más serio que Vargas Vila. La influencia de Hugo en América La- ¿por qué seguían vendiéndose obras de tan escasa calidad, aun
tina fue inmensa, aunque muy poco ha sido estudiada. Buena como libros malos? (Nadie sabe cuántos se vendían, ni dónde, ni
parte de su obra es ya ilegible también, y en un estilo que al lector cuándo, pero por la diversidad de las ediciones y la piratería ale-
colombiano indudablemente le recordaría el de Vargas Vila. gre que muestran debe haber sido bastante; hace algunos años la
Hubo también influencias colombianas, como Camilo Echeve- mayoría de las ediciones fueron mexicanas). Una respuesta co-
rri, téte-forte de Antioquia, Juan de Dios Uribe, José María Rojas mún a la pregunta es el renombre que le dio la hostilidad del
296 MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 297

clero. Tuvo la ventaja de ser autor de quien hablaban mal desde Gaitán. Antes de ser frase de él, "Yo no soy un hombre, soy un
el púlpito. Bien posible, aunque no he visto una denuncia impresa pueblo" fue lema de José Martí, pero para mí tiene un eco de Var·
del autor. Cierto que Colombia empieza ya a olvidar el poder tan gas Vil a. No es una frase modesta. Al sugerir que ambos tenían a
grande que tuvo hasta hace muy recientemente el clero, poder veces características vargasvilescas no quiero disminuir su im-
que se sintió, y aliado del Partido Conservador, hasta los prime· portancia en la historia política del país. Es difícil negar que am-
ros años del Frente Nacional. El 9 de abril corrió en muchas par· bos, entre otras cosas, fueron demagogos -al lector que lo duda
tes ese rumor tan característico de un país clerical, el de que los le recomiendo como primer paso escuchar los discursos en Los dis-
curas echaban bala al pueblo desde las torres de las iglesias 12• cos de la serie "Caudillos y muchedumbres"-. Como demagogos
Monseñor Builes, con su ejemplar carácter del siglo dieciséis, es· habían aprendido algo de nuestro autor.
taba muy campante en los años cincuenta. Todavía hay un movi- Vargas Vila daba lecciones fuera de Colombia también. Fue
miento en favor de la canonización del beato Ezequiel Moreno muy leído en México: otro "hecho" de la leyenda es que el presi-
Díaz, obispo de Pasto a principios de siglo y godo hasta satisfacer dente Obregón lo leía y lo apreciaba mucho, y en la leyenda de su
los gustos más extremos, pero e l país ha cambiado mucho y con viaje a México figura un banquete ofrecido por Obregón, con asis-
la secularización, la luz infernal que fue uno de los atractivos de tencia de José Vasconcelos y Alfonso Caso. No sabemos qué pen-
Vargas Vila ya se ve pálida. El olvido de esto conduce a l olvido de saban ni Vasconcelos ni Caso de la ocasión, aunque la "raza cós-
una parte de su importancia: en muchos casos de haber sido una mica", sueño del primero, suena vargasvilesco ... La revolución
influencia libertadora. En todas las culturas hay libros y autores mexicana, en tanto anticlerical y pequeño-burguesa, debe haber
de segunda o de peor categoría que a cierta edad en muchas vidas contado con muchos lectores de él, y en conversaciones con mexi-
cumplen con esa función libertadora. canos una y otra vez he recibido confirmación de eso: recuerdan
Los ecos políticos son muy numerosos. El ensayo de Rafael a tal coronel con su bien leída colección de libritos. Como compro-
Maya lo expresa de una manera a la vez bella y precisa: bación, también existen las ediciones piratas mexicanas, y la afi-
ción a su obra fue confesada por un mexicano muy eminente (el
No digo que toda su prédica fuere en balde. Por el contrario, presidente Echeverría) que pasó hace poco por Bogotá.
nuestras democracias siempre retendrán un eco de la voz de Var- En Argentina, el caso notable es Juan Domingo Perón. Mien-
gas Vila. El pueblo lo amó y aún lo ama, no porque estos libros
tras exploraba esta sospecha, hallé que la frase "la fuerza es el
todavía interesan sino por la resonancia de esas campañas polí-
ticas, resonancia que aún se prolonga en el tiempo. La demago· derecho de las bestias" -título que utilizó Perón en uno de sus
gia seguirá arrancando ramos de los laureles rojos que crecen escritos más difundidos, y que me pareció muy del estilo del "divi-
sobre su tumba. no"- es una cita de Cicerón utilizada por Vargas Vila en -incierto
de Rafael Maya!- Laureles Rojos, París, 1906. No creo que Perón,
Dentro del país ejemplos notables fueron, como anota Arturo o sus escritores de cabecera, leyeran a Cicerón. En Chile, hay mu-
Escobar Uribe, los uLeopardos", en su nombre y en su estilo. La cho de Vargas Vila en la obra más política de Pablo Neruda --<liría
influencia es fuerte en la derecha, como se nota en Laureano Gó- yo que a veces en la obra literaria también-. Neruda cuenta su
mez, que como joven ministro en Buenos Aires festejaba al escri· lectura de Vargas Vila en su libro de memorias Confieso que he
tor en 1924; la "lucha intrépida",la "pura doctrina", las campañas vivido. Que otros chilenos lo leían, también me consta. Conocí en
en contra de Alfonso López Pumarejo, tienen muchas notas vnr· Santiago en 1975 un librero que conservaba a lgunos títulos en la
gasvilescas, y la imagen de demoledor solitario, con acceso mísli· edición de Sopena en un estante aparte; era un hombre de la de-
coa una sabidurín superior, rct•ucrdn las ¡uíginaR dt• Los Di11inos. recha, más a la derecha que el general Pinochet, y los guardaba no
Mn purm~e <¡UI' tambi.~n hny notas dt• VnrgnK Viln Pn .Jurgl' I.;liéeer porque fu•!ran dP RU gust.o, sino porque durante las épocas de es-
299
298 MALcOLM DEAS DEL PODER y LA GRAMÁTICA

casez y racionamientos de la Unidad Popular los cambiaba por Castro leía a Vargas Vila? ¿y ya tiene en su poder las famosas
lomitos con la señora del carnicero. memorias? Es posible, Palacio Viso estaba casado con una"dama
La resistencia ante el olvido en Vargas Vila asume formas cubana, y tal vez sus descendientes no se h~n.llevado las 4.500
curiosísimas. La Ley de Honores a la Memoria de Vargas Vila, cuartillas" a Miarnita. Que Fidel no es el uruco cubano que ha
presentada al Congreso en 1960, fue aprobada en 1966 por el leído a Vargas Vila lo comprobó recientemente uno de sus co~p.a­
presidente Carlos Lleras Restrepo; aunque "no le tiembla lama· ñeros más antiguos, quien hoy escribe en su contra de~~e el e~ lo.
no ni tiene dudas sobre la firmeza de sus principios liberales·, El libro de Carlos Franqui, Retrato de Fidel ~n {amtl~a: es mte-
sería interesante saber qué pasó por su mente poco vargasviles- grament.e escrito desde la primera hasta la ultima p~gl~a e_n el
ca en el momento de firmar el documento. La ley tiene como ar· estilo inconfundible del maestro. Tal vez el homenaJe stgrufica
tículo segundo que "el Ministerio de Relaciones Exteriores hará que su espíritu todavía lucha al lado de l_a liber:_ad. .
las gestiones conducentes para la repatriación de los restos de El lector atento de Vargas Vila notara tamb1en que ese ~1s~o
José María Vargas Vila, los cuales reposan en la ciudad de Bar· espíritu sigue alimentando muchas cosas: el au~bom~o penodls-
celona en España". De allá del Cementerio de las Cortes, depar· tico y la arrogancia de los columnistas; los t_esbmoruos o~ul~res
lamento 5, número 7417, a esta tierra monacal, vino el 25 de de segunda mano; el anti-yanquismo de refleJO; la superficta~ld_ad
mayo de 1981. Hubo discursos en el cementerio, y unas nuevas en el juicio disfrazada por citas de moda; la pereza como dlstm-
ediciones-"los editores destinarán los derechos de autor de esta ción; la culpa siempre ajena ... Tal vez entonces res~elva botar sus
obra a la construcción de un mausoleo en honor del escritor"-. obras por la ventana, refrescarse con lecturas mas. profundas y
Mirando más de cerca el ejemplar a la mano, noto que tiene un el Núñez o de Miguel Ant.omo Caro. Una
re frescan tes , de Rafa .
pequeño tiquete de precio de la librería El Zancudo, y mirándo· alternativa es guardar una selección como m:mento ~O~L, o como
lo más de cerca todavía veo que en el t.iquete dice "El Zancudo - . trumento de consulta en las ocasiOnes, OJala menos Y
pequeno ms
-'El único contra quien el gringo nada pudo'- Vargas Vila•. menos frecuentes, cuando se oyen los ecos de su voz.
Mentira, claro. Fue el francés el que no pudo con el zancudo.
El gringo sí pudo: allá está el Canal de Panamá . Pero es otra
prueba de que el mentiroso vive.
NOTAS
De dos biografías la mejor es la de Arturo Escobar Uribe, EL Diu~no,
l.
VIVE EN RUMORES " Vi la Bogotá Ediciones Tercer Mundo, 1968. Contiene una hsta
vargas 1 , • • d "d El
de obras y reúne los hechos, las leyendas y las an~cdotas e su Vl a.
autor naturalmente muestra una predilección mas que normal por su
Entre los papeles que dejó a su secretario Ramón Palacio Viso se
sujeto, y sus juicios me parecen en mucho d~masiado generosos, pero
dice que hubo cuatro tomos o "4.500 cuartillas" de memorias o de "mt"ento mi deuda con el por sus esfuerzos en un
reconozco con agrad ect
diario. Antes se rumoraba que éstos estaban "en poder del gobier-
campo de invesligación difícil. _.
no de México", pero ahora el cuento ~s que están en poder del
2. Bogotá, Imprenta de Silvestre y Comparua, 1985. . .
gobierno de Cuba, de nadie menos que Fidel Castro (gran lector, Esta pieza tiene una fuerza y una musicalidad que se a~reclan ~e¡or
3.
como sabemos) y que forman parte de esas largas conversaciones cuando uno la oye declamada, y todavía hay bastante mason colombtano
literarias con Gabriel García Márquez. iEs como un secreto de . . uela que la tiene por corazón. Se vendía en las calles de Bo-
d e VJe¡a ese · d br"tas de
Fátima para radicales! 13. gotá en \os primeros años de los setenta, parte de una serl~ .e o 1 ás
Un best-seller y un anti-yanqui, hablando del primer best-se- izquierda; según los vendedores se vendía menos que Grután pero m
ller anti-yanqui. Además de estar en Bogotá el 9 de abril, ¿Fidel que el Che Guevara.
300
MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 301

4.
Quedan algunas cartas de Vargas Vila en el archivo de Alfaro en el Ar-
en una caja de madera de pino; ..
chivo Nacional en Quito. Vargas Vila escribió La Muerte del Cóndor en
sin barniz, sin forros, sin adornos vanos de recia ostentac10n;
memoria y venganza de Alfaro después de su muerte violenta en 1912.
5. poned mi pluma entre mis manos;
De Amado Nervo, Vargas Vila deja esta descripción: "Me saludó cariñoso,
y el retrato de mi madre sobre mi corazón;
me estrechó la mano y me mostró al sonreír, hasta la última pieza molar,
y como epitafio, grabad únicamente esto:
de una dentadura admirable en la cual el oro hacía mutaciones deslum·
brantes, como había hecho ya, en la vida del poeta". Cuando Gómez Ca· Vargas Vila". • ¡
rrillo le observó que los dos eran los únicos latinoamericanos que habían (Hay ocasiones cuando conviene mas • tener como " uruca
• · nrm.a una . .p uma
hecho fama y fortuna con la pluma, respondió "sí, pero con una diferen· que una vieja máquina de escribir o un computador.personal ~~ti!).
cia, yo de pies y usted de rodillas". Refiere a Lugones en su Rubén Da río, 9. "Víctor Hugo y Juan Montalvo, han sido los dos mas grandes md1gnados
1917, así: "Residía entonces, ocasionalmente en París, y dirigía una re· de este siglo: nadie ha superado sus soberbios acentos; sus d~elos con
vista pecuaria, comercial y literaria, Leopoldo Lugones, poeta rioplaten· Bo arte y García Moreno, respectivamente, son las dos mas bellas
nap 1 . . 'd d" Los
se, a quien Darío tenia una gran estima, y del cual constantemente me epopeyas de lo plumo contra el cetro, del talento contra a m1qu1 a ·
hablaba, siempre con el deseo de presentármelo; no llegó la ocasión". Divinos y los Humanos, sobre García Moreno.
Lugones no lo recibe bien en Buenos Aires en 1924. 10. Bastante común en las luchas fue lo frase de "triunfar o re~sar como
Las chanfainas diplomáticas en ese entonces se otorgaban sin que los un hoplita de antaño sobre su propio escudo". El ejemplo mas sorpren·
gobiernos se interesaran tanto en la nacionalidad del beneficiario. Rafael dente de la difusión de este tipo de clasicismo lo debo a Eduardo ~sa.da
Núñez hizo a Rubén Dario cónsul colombiano en Buenos Aires como poe. Carbó, que en sus investigaciones sobre política de la Costa_Atlanbca
ta. Recibió en agradecimiento, un siglo antes de la llegada de los zoológi· halló carta de un gamonal de la región quien cuenta con entusiasmo que
coa, el soneto "Colombia es una tierra de leones". las mujeres de sus huestes electorales les empujaban a la lucha con la
6.
El ensayo está en el BolctLÍI Cultural y Bibliográfico (Biblioteca Luis Án· consigna de regresar •o triunfantes, o sobre sus prop~os.mach.etes"..
gel A.t·ango), Vol. VUI, No. 5, 1065, número dedicado a Vargas Vilo. De 11. Como ~uestra, Jos insultos a Miguel Antonio Caro: Hiena hter ar1a en
interés histórico también se encuentra en este "Estampas de Vargas Vi- los parajes fiebrosos del agro romano, había desenterrado los restos de
la", de Manuel Ugarte. La entrevista apareció en Cromos, No. 403, Bo- poetas ilustres, y como un jefe mozombique, se pre~ntab~ adornad~ con
gotá, mayo 3 de 1924, Vol. XVII.
7. ¡08 huesos de aquellas víctimas que atestiguaban su msac1able voracidad
Debo el conocimiento de estas cartas del archivo de Laureano Vallenilla
de roedor escolástico". •.
Lanz a la señora Josefina Vallenilla de Harwich y a Nikita Harwich Va-
"(...) hay dos cosas inseparables en él: la Tiranía y la Gramat.ica; ~ hay
lleniUa, de Caracas. Las cartas privadas de Vargas Vila tienen el mismo
estilo que sus libros. dos cosas que le son absolutamente imposibles: hacer un buen go~l.erno,
La publicación en El Tiempo de Bogotá de este intento de claudicar de y un buen verso; sus actos, como sus rimas, son igu.alme~te despotlcos ~
Vargas Vilo suscitó reacciones en su defensa. En tres páginas de enérgico áridos; no ha tenido sino uno voluptuosidad en su VIda: violar las Musas,
rechazo a la difamación inglesa -"Réplica al 'Times' (el artículo mío y las tiene ya domesticadas a su caricia brutal. .. . .
había aparecido en el Times Literary Supplement), Vargas Vila no clau- (...)en una sentencio de muerte, discute la puntuaCion con mas ~ncarm·
dicó"- Guillermo Rojas Pérez cita de la obra Saudc!.des tácitas de 1922 zam1en· to que e ¡ deii'to·, durante su Gobierno, los liberales tuvieron el
varios ataques a Gómez y a sus aduladores: "Que el asno capitalino de triste consuelo de ser fusilados con todas las leyes gramaticales a falta
Caracas devore con fruición la alfalfa lírica que le ofrecen aquellos adu- de otras leyes". •
ladores de su bestinlidad, hasta doblar las cuatro patas, ebrio con el zumo La primera cita es de Los parias, París, 1903; la segunda de Los cesares
del elogio cosmopolita nacional". iSombras de un otoño! de la decadencia, París, 1907. .• . .
Pero Gómez no era uno de sus blancos favoritos, y la oferta en las cartas 12. Véase el estudio de Gonzalo Sánchez, Los dias de la revolucwn. Gattams·
a Vallenilla queda bastante clara. El texto de Guillermo Rojas Pérez me mo y 9 de abril en provincia, Bogotá, Centro Gaitán, 198~.
lo mostró Guillermo Alberto Arévalo. 13. Al fm el diario si se encontró, en los archivos del Conse¡o de Estado de
8. "Cuando yo muera, poned mi cuerpo desnudo, Cuba. Véase Consuelo Treviño, ed., J. M. Vargas Vil a, Diario secreto, Bo·
como a la tierra vino;
gotá, 1989. El diario es mucho menos escandaloso de lo que se esperaba.
AVENTURAS Y MUERTE DE UN CAZADOR
DE ORQUÍDEAS

Hoy, los huesos de Albert Millican yacen en el cementerio de


Victoria, Caldas. La tumba no tiene cruz ni señal pero, hace algu-
nos años, todavía uno que otro anciano del pueblo recordaba va-
gamente que sí hubo un "míster" enterrado allá. Encontré en una
biblioteca de Bogotá un ejemplar de su libro, con una nota en
lápiz: "A Millican lo mataron en Victoria en julio de 1899. Le die-
ron catorce pulgadas de cuchillo por la espalda". Encontré en el
archivo consular en Londres algunos pormenores de su muerte en
una riña de taberna, y el inventario de su equipaje, debidamente
repatriado a su país, Inglaterra.
Fue un orchid hunter, un buscador profesional de orquídeas.
Su única obra escrita, Trauels and Aduentures o{ an Orchid Hunt-
er fue bellamente editada por Casell & Company de Londres, Pa-
rís y Melbourne, en 1891. Lleva el siguiente epígrafe:

Este libro lo dedico con todo respeto a R. Brooman White, esqui-


re de Andarroch, cuya riqueza y amor por las orquídeas me han
animado y apoyado en los viajes aquí descritos, y cuya bondad
ha hecho posible la presente publicación, de su agradecido ser-
vidor y amigo.

Evoca una época y una obsesión que han sido olvidadas. Sus
páginas nos permiten entrar en la "manía de las orquídeas" y nos
muestran los detalles de otro pequeño ciclo de las exportaciones
colombianas. Con el auge actual de la conciencia "verde-ecológica"
en el mundo y en el país, cuando ya no hay murucipio sin aficiona-
304 MALCOLM DEAI 305
DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

dos dedicados al tema y cuando, tal vez pronto, el lnderena se con• simpático y sin pretensiones, nos ha dejado una visió~ particular
vierta en ministerio, es un ciclo que vale la pena recordar. de Colombia en 1887, fecha del viaje descrito en su hbro, uno de
El trasfondo histórico es el siguiente: la fiebre botánica hace los por ¡0 menos cinco viajes que realizó a la_caza.de orquídeas, la
presa de los ingleses y otros europeos en el siglo XVIII. Parece que nor más exótica, erótica y exquisita, y la mas cotizada en Europa
la primera orquídea que logró florecer en Inglaterra provino de después de los tulipanes, esa otra manía holandesa del siglo ~VII.
las Bermudas en 1731 y dio flores dos años después. En 1789, año Millican llegó a Barranquilla con "un surtido de cuchillos,
de la Revolución Francesa, el Jardín Botánico de Kew, en Lon- machetes revólveres y algunos rifles, y con un desbordante car-
dres, ya cultivaba quince variedades, como resultado de los es· gamento de tabaco de pipa y periódico". Su rela~ describe muy
fuerzos del doctor John Fothergill dirigidos al Oriente, y de las bien la sociedad barranquillera de entonces y, mas adelante, .las
exploraciones del navegante sin par, capitán James Cook. Excita- de Bucaramanga y Bogotá; anota siempre el contraste entre cier-
ban grandemente el interés de los aficionados, pero su importa- to lujo y modernidad de los interiores con la traza uniforme Y
ción masiva se demoraba a la espera de dos avances críticos: un colonial de las casas. Describió muy bien ciertas rutas poco rec~r­
más rÁpido y técnico transporte marítimo y el desarrollo y la po- dadas: la navegación del río Lebrija y los peligros del Carare, ~:
pularización, entre la aristocracia y los adinerados, de los inver- clusive con un ataque de los indígenas del Opón, en que muno
naderos (glass-houses o casas de cristal) con calefacción para el flechado uno de sus peones; Millican capturó y fotografió a uno de
cultivo de plantas exóticas. Con la navegación a vapor y con el los atacantes. Tal vez ese retrato, publicado en su libro, sea el
abaratamiento del vidrio, tales avances llegaron en los años cua- único que tenemos de un miembro de esa cultura extinta.
renta y cincuenta del siglo pasado. Ya hacia 1840 hubo una agen- Pero su interés principal fueron las orquídeas, la Cattleya
cia de remates en Londres especializada en flora exótica. Mendelii y la Odontoglossum crispum. Millican fue un hombre
Ricos coleccionistas, encabezados por el duque de Devonshire, sensible, y observa con pesar los estragos hechos por ~nt~cesores
y un corto número de comerciantes-jardineros especiali.:udos co- y rivales, que considera más saqueadores que colecCiorustas. El
menzaron a enviar a distintas zonas del trópico agentes especia- cazador tiene que viajar más y más lejos de los centros de recolec-
listas en la búsqueda de orquídeas, al Oriente, a México, a Guate- ción Bucaramanga y Pacho, para encontrar orquídeas en canti-
mala, al Brasil y a la Nueva Granada. En 1837, una revista anotó dad 'comercial. Así describe lo que queda de la abundancia or~ui­
trescientas nuevas variedades importadas, aunque la mortalidad deana en los precipicios de la Mesa de los Santos, en el nco,
fue grande. En 1878, una de las principales casas, William Bull, importante y progresista estado de Santander: \1
de Chelsea, anunció "dos consignaciones de las más grandes de
orquídeas hasta ahora logradas, el número de plantas estimado en En los nichos de esos precipicios, donde hacen sus nidos las á~i­ 11
dos millones". Parece que llegaron de Colombia. La fiebre c.luró las y cóndores, la bella Cattleya Mendelii ha crecido e~ ~rofus10n
hasta la primera guerra mundial, que cambió las modas, dificultó por tiempos inmemoriales. Pero estas alturas vert1gmosas no
ofrecieron obstáculos al afán de botín de unos los P• 1meros c.aza-
1
el transporte e hizo encarecer el carbón, hasta que en 1917 el du-
que de Devonshire de la época voló con dinamita la hermosísima dores de plantas. Con cabuyas bajaron a s~s ayud~tes nat1vos, 1
y con cabuyas subieron las matas, por m1l~s y m1les, Y cu~do
casa de cristal construida para su antepasado por el gran jardine-
hice mi visita, todo lo que pude ver de su ant1gua belleza Y~¡que­
ro-ingeniero Sir Joseph Paxton. za fue uno que otro desarraigado bulbo colgante en el aU"e de 1
Albert Millican no fue un pionero. Fue un modesto profesio- algún punto solamente accesible para las águilas.
nal de la época de la orquideomanía, al servicio del rico escocés 1
mencionado en la dedicatoria de su libro. Amante de la naturale- Millican describe cómo él mismo contrata a una treintena de
za, competente fotógrafo y dibujante aficionado, escritor ameno, nativos de Moripi, los lleva a una "inmensa selva" en la dirección 1
\1
306

de Muzo, y en dos meses recolecta diez rnil Odo to lo .


Pu m, dem'bando cerca de cuatro mil árboles: n >g ssumc,..
UNA VISITA AL "NEGRO" MARÍN
En es~s inmensas selvas, donde unas pocas h->~- d
se cons1deran un be fi . .......an:as e roza
otra 1 gran ne cJo Ydonde si no se cuida se vuelve
vez se v? e~ tres ~ños, tumbar algunos miles de árboles n
representa rungun dano serio. o

En este viaje de 1887, Millican llevó sus miles d


enguacaladas en Pacho, río Magdalena abajo tratandoe/elantaa,
g~r~as del calor de las calderas del vapor. Pas~ndo Puerto :aro~
VJo la tosca cruz de m d
selva", que marcaba 1:
'b rno,
:~~ba;~eaJe~:!arryCahncate,artolbor~e de la
E1 general Ramón Marín -el "Negro" Marín, jefe guerrillero
liberal del Tolima en la GueiTa de los Mil Días- alcanzó cierta
pi d 1 · · es n, tamoso
f onero J e a mJsma cacería de plantas al servicio de la casa más fuma perdurable. Es una de las grandes figuras en el libro de
arnosa, ames Veitch & Sons. Había muerto anotó Mil ti " Gonzalo París Lozano, Los guerrilleros del Tolima, que ha sido
tes del saqu xte . . • can, an·
El . eo Y e . rmmo al por mayor de la cacería moderna" editado tres veces. Si no recuerdo mal, Marín fue objeto de un
pa¡s encantó a Millican: "Aun el in 1' . . . furtivo Decreto de Honores a principios de la República Liberal:
viajado acá Yvisto las bellezas del país nogp~:::~:~: q~haya había muerto pobre, y un hijo suyo trabajaba recogiendo basuras
tantos_ ~es.. de millas separen este paraíso de nuestraen _que en !bagué. En los tiempos de gloria, incluso había sido tema de
pequena lsla . De la gente dice· "Tal v 1 . propia y observaciones en los informes de la legación británica: se aprecia-
no .haya un país en el mundo donde s:: =~~d::s::~;~ viaj.e ba su buena conducta frente a las propiedades de ingleses en su
tahdad o más amistosamente" ¿y In de Victot·ia? Mala s:erte. ospl· zona de operaciones, y en cierta ocasión lo apodaron "el De Wet
colombiano", refiriéndose al famoso líder de los boers, quien por
entonces estaba poniéndole problemas al ejército inglés en Surá-
frica, de la misma índole de los que ponía Marín al ejército con-
servador. Existe una excelente fotografía de nuestro sujeto, acom-
pañado por su diminuto asesor político, don Julio Piñeres, quien
aparece con todo y escarapela liberal 1. Su significación ya está
siendo estudiada por una nueva generación de historiadores co-
lombianos, entre quienes se destaca Carlos Eduardo Jaramillo,
gran experto en los Mil Días tolimenses, quien escribió un texto
importante sobre la gueiTa: Los guerrilleros del 900.
Con todo, el negro y general Marín no es el jefe mejor docu-
mentado de la historia, ni hay muchas descripciones suyas en su
época de renombre, ni de la escena en que le tocó actuar. Por el
viejo vicio de comprar libros de segunda mano, he hallado un tex-
to con suficiente mérito para ser rescatado. Es el libro de Herbert
Spencer Dickey (los nombres de pila indican por lo menos que sus
padres hacían alarde de cierta seriedad sociológica). Su título es
Misad.ventures o{ a Tropical Medico (Desventuras de un médico
308
MA.LcoLM DEAB DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 309

tropical), Y fue publicado en 1929 e d" . - .


table casa Bodley Head deL d 1 nse lCIOn mglesa de la respe. pleaba unos mil trabajadores colombianos; el médico tiene bastan-
ción anterior en los Estados ~n -~es. ospecho que hubo una edi· Le trabajo, sobre todo por las riñas de fm de semana. Además, como
nacido en Highland Falls N ru oYís, pkues el autor era un médico médico, gana cierta reputación en el área circundante.
- . . ' ueva or 'alrededor de 1877 s· 1
mas mllUma pretensión, escribe mu b" . . m 11 Dickey llega a la mina de plata en plena época de los Mil
Y, como en el caso de mucho d Y Jen. es un narrador nato. Días. No se mofa de la guerra civil, como muchos extranjeros.
narra ornato p d
robe anécdotas o las elabore un : ue e ser que a veces Ha visto los horrores del hospital militar y, aunque opina que
buen observador con muy pocos po~o~ ~el o su texto es el de un todavía no hay peor tirador que u el promedio de los revoluciona-
., ' prejUICIOS.
Partw de Nueva York en vísperas de la . rios suramericanos" -les falta disciplina y se excitan demasia-
cien dólares, su nuevo título médico navJdad _de 1899, con do- tienen otro modo de matar a sus enemigos y a los que ima-
de Colombia en esa ciudad y una carta del consul general ginan que son sus enemigos: el machete. Como médico atestigua
que recomendab . .
mandante en jefe de las fuerzas del . a sus servicios al ca- los espantosos resultados de esta manera de pelear. Además,
donde la opinión general del "tágO~I~rno. Llega a Barranquilla, anota que por debajo de la guerra grande hay mucha guerra
nidos del bar de la pensiÓn . ctp¡ n e puerto Y de los empeder· chica: "La revolución da a cualquiera la posibilidad de vengarse.
que los dólares no van a duramrgmeusah, e~ _q ue tal carta no vale nada Y Es muy fácil cambiar de filas y tender una emboscada. No es
e o ~tempo Sin b .
b le general Gaitán, comandante local de 1 . em algo,_ e 1ama- guerra, pero mata igual que la guerra".
nombra en el mismo bar médico del h _as fuerzas del gobierno, lo l'yferodean alrededor de la mina de Frias las tropas del gobier-
flrmado ni dado por escrito d ·t. ospttal con rango, nunca con- no. Dickey los llama federoles: son una u compañía suelta", una gue-
friantes: el ejército conserv' de e~~~ an. Pasa allí tres meses escalo- rrilla -es el término que usa Dickey- bajo oficiales federales. Son
a or wae reclutas d 1 · ,_ ·
forzar la guarnición de d e e . e m~nor para re· como cien hombres, oriundos de Manizales. Cuarenta a caballo:
, s e auca undina S sombrero de paja alón con cinta azul, blusas azules con galón rojo,
esos soldados no aclimatad , marca Y antander, Y
. os mueren como m d fi pantalón caqui o blanco sucio, botas altas con espuelas grandes.
rJIJa. El médico Dickey Y 1 oseas, e ebre ama-
sus co egas colombian · Hacen un gran reclutamiento en la mina. Muchos de los reclutados
noce su valo~ pues us1·n . os -a QUienes reco-
' pararse en pel! hi · desertan enseguida, y la Tolima Mining Company eleva su protesta
mente todo Jo que d" gros c¡eron concienzuda-
pu 1eron sin p
salud"-,sin otro remedio ue ·~ d :eocupar~e de su propia al gobierno a través de la legación inglesa en Bogotá. Consigue la
morir a mil quinientos en~ J go e El!mlas y _ace¡te de castor, ven reintegración de la mayoría de los reclutas a las labores mineras.
. es meses. hospital " La mina sufre menos a causa de las fuerzas de Marín. El uNe-
tndescriptible". La mortand d d es un matadero
. a no ce e hasta cuando . gro" había trabajado antes de la guerra como strowboss capataz
cam bJos de la situación esLr té . 1 ' con Ciertos
clutas. Mientras tanto el D ao·gJkca, e go_bierno cesa de enviar re- de cuadrilla, en la mina de Frías, y tiene buenos recuerdos de sus
.. • r. 1c ey cons1gue a tr · d jefes ingleses: "Había sido bien tratado antes de que empezara a
tJsuna correspondencia, el puesto de m . d. d• aves e una len-
hacer carrera militar". Dickey considera que en esta época tenía
ma Mining Co~pany en su mina de Fr~a~~~o~~:~cera de la Toli-
bajo su mando inmediato unos mil hombres, y otros mil dispersos
La comparua es descendiente de la Col b. . . en guerrillas , en bandos de doscientos. Todos son tolimenses. Los
tion de la década de 1820 tod . om Jan Mmmg Associa-
Y es av¡a una em U• 1 n más temibles son los "macheteros", fuerzas de choque reclutadas,
superintendente es inglés el in . . presa mg esa . El
mayoría de los otros res~nsa:~:e::~efe es ~-o~americano Y la
según nuestro autor, por ambos bandos, revolución y gobiemo.
Hombres particularmente malos:
Dickey, cantan, beben Y pelean divin tambJen _mgleses. Según
parte del Tolima sus indisf . amente Y Siembran en esa Muchos sacados de las cárceles: como un nativo puede hacer ge-
Johns w·¡r E mgu¡bles nombres y apellidos: Roberts
, J Jams, dwards, Hughes. En épocas de paz la m· , neralmente cualquier cosa sin terminar preso, se puede uno
, maem- imaginar el posible grado de maldad de esta gente. Todos conde-
310
MALcOLM DEAI DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 311

nados por homicidio, incendio, abigeato, rapto u otro crimen tre-


mendo, Y ocasionalmente alguien denunciado como favorecedor Alrededor del jefe anda su numeroso séquito:
de los federales ... Er~_fácil deshacerse entonces de un enemigo 0
acreedor(...) denunc1andolo como conservador, si uno estaba tra- La mayoría -acaban de hacer un saqueo en Ambalema- tenía
t~do con los rebeldes, o como liberal, si uno trataba con el go- zapatos. Estos zapatos, según recuerdo, eran todos puntiagu-
bJemo. En seguida lo reclutaban como machetero. dos, de cuero lustroso y de paño, y no había rastro de calcetines.
Tal vez no había calcetines en Ambalema. iCómo sufrían estos
Dickey describe además muy bien el alegre sistema de distri· pobres diablos con sus zapatos!; pocos los tenían abotonados, por
bución d~ vales que ambos lados utilizan para pagar sus compras. sus tobillos gruesos; pocos habían tenido zapatos antes, y les
Marm no molesta mucho la mina, pero uno de sus subordina· apretaban mucho. Brincaban como loros en un techo caliente.
dos, el general Figueroa, joven de unos veinte años, decomisa un
~~o caballo gris, propiedad de nuestro médico, y esto ocasiona la El "Negro" Marín estaba sufriendo los horrores de un dolor
:'ISita de ~ickey al campamento del "Negro". Resuelve pedir al de muela. Al fm se pone de acuerdo con Dickey: está dispuesto a
Jefe guerrillero, amigo de la misma,que ordene a Figueroa devol· ordenar a Figueroa la devolución del caballo, si Dickey le quita su
ver el caballo a su legítimo dueño, aunque Dickey confiesa que la dolor de muela. Dickey piensa primero en una inyección de cocaí-
filiación política del caballo, que ya ha pasado por manos liberales na en la boca, pero -tiempos inocentes- no se consigue cocaína.
Y conservadoras, es un poco dudosa. Le aplica a Marín una respetable dosis de morfma en un brazo y,
Dickey llega al campamento del general en San Lorenzo solo antes de caer dormido, el general manda que suelten el caballo.
montad o en un caballo bien inferior. Describe así a Marin: "Era
1 1

Dickey regresa a la mina de Frías un poco preocupado por lo que


un negro alto Y muy fornido, y sus proezas físicas probablemente pueda pasar cuando el general despierte y se encuentre otra vez
tenían mucho que ver con su elevada estatura. Sabía emplear el víctima de los dolores. Manda en seguida un paquete de gotas y
machete como los mejores iy no era nada adverso a hacerlo en algodón. Marin no se pone bravo. Tal vez, concluye Dickey, pen-
1" El

ocasiOnes. · general esta' sentado sobre un cajón. Tiene som- saba que ya era otro diente el que le dolía.
brero alón de Panamá con cinta roja, blusa de dril blanco bien El libro de Dickey no sólo trae estos cuadros tan bien logrados
almidonada, abotonada al cuello, y en las mangas ocho bandas de de la guerra, sino así mismo un juicio sobre su desarrollo, más
franela roja, •en indicación de su enorme rango, aunque nunca
equilibrado del que es usual encontrar en un relato de viajero:
supe la designación exacta". Su pantalón blanco tiene también
bandas de franela de cuatro pulgadas de ancho.
No debe suponerse que esta revolución colombiana se arrastró
durante cuatro años porque la tropa y los generales federales
fueran ineptos. Es cierto que había más de un poco de ineptitud,
De alguna parte, Dios sabe de dónde, había adquirido una es- pero también hombres de coraje y devoción. Lo mismo puede
pada. Era una espada decorativa, de las de las sociedades se- decirse de los rebeldes. Tal vez había menos ineptitud entre la
cretas a las q~e les gusta~ los uniformes, y tenia una hoja gra- alta oficialidad de la revolución, porque los soldados rebeldes
bada_ que delettaba a Marm. La cargaba en una vaina de papel
exigían cierta eficiencia a sus jefes, por simples razones de su-
barruzado, atada a su bien llevada bandolera. Para uso serio
pervivencia (...) Los líderes de los bandos rebel~es sólo seguían
te~a su machete colgado al otro lado, y revólver, colgado de la
nusma bandolera. siendo líderes si tenían éxito en sus primeros encuentros. Quie-
nes no lo tenían, pronto desaparecían.
Detalle más, detalle menos, es el mismo hombre de nuestra
fotografía. Uickey nos dejó este interesante relato sobre uno de los jefes
que sobrevivió como tal.
UN DÍA EN YUMBO Y CORINTO:
24 DE AGOSTO DE 1984

La experiencia de ver un poco de historia desde cerca, y después


de verla, tratar de contar honradamente lo que pasó, desconcierta
más al historiador que a un testigo menos preocupado por el valor
de tal tipo de relato. En el acto se nota la muy respetable indife-
rencia de tanta gente por lo que una minoría de interesados -ac-
tores o testigos- señala como un acontecimiento digno de su
atención. Al leer lo que han escrito otros, nota uno su falta de
acuerdo aun sobre los elementos más básicos, y el modo como
cada cual inevitablemente selecciona qué aspectos son destaca-
bles y cuáles no vale la pena incluir; a veces uno se encuentra con
puras invenciones, cosa que con frecuencia debe obedecer a im-
pulsos artísticos y que no son exactamente mentiras. Laura Res-
trepo, testigo ocular de "segunda vista" en Corinto, describe a
cierto "circunspecto historiador inglés" que allí "disertaba en un
español incomprensible sobre la línea directa que vinculaba a tra-
vés de los siglos al heroico Corinto de los griegos con el heroico
Corinto de los colombianos". Como vamos a ver, la disertación era
diferente. Surgen otras preguntas: lCon cuánta cercanía al even-
to escribió el testigo que uno está leyendo? lAl día siguiente, al
mes, al año? lCon qué refresca su memoria? No todos los cerebros
son igualmente memoriosos, así que unas memorias son más con-
fiables que otras, aun si se supone -lo que raras veces es el ca-
so- que el narrador está intentando ser lo más objetivo que pue-
de. ¿Quién escribe sin propósito? ¿Después de cuántos años se
evapora todo lo debatible de un evento como la firma de la paz en
Corinto el24 de agosto de 1984? Sobre lo que yo vi ese día escribo
314
MALCOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 315

tres años y medio después con la a d d


cierto cuidado en 1 d. • . yu a e notas redactadas con sabía dónde estaban y cómo llegar a ellos. Al día siguiente compré
. os Ias posteriores, de fotos tomadas ese día
una camisa y unos pantalones de tierra caliente.
c~n .u~a memoria que todavía funciona bien y quizá con cie •
disciplina profesional, pero también ineludibl te rta El día 24 me recogieron algo así como a las tres de la mañana
nocimiento de lo tnucho ' emen • con el co- en el apartamento y, después de completar la Comisión, nos diri-
p ese a todo eJ es fu erzo que
que ha pasado después: ese conocimiento
ha d · '
gimos al aeropuerto. Yo no sabía por qué había sido necesario ma-
notas de sab¡"d . go, pue e mtroducir en esta versión drugar tanto, ni quiénes componían la Comisión, ni a dónde Jba-
ur1a pura que me p f .
~:~~pcaartecióndque !teas emociones del ::~:~e~e:U~a:~::~~::n:
e es re ato.
mos. Dos miembros del grupo resultaron ser antiguos amigos
míos: Enrique Santos Calderón y Álvaro Tirado Mejía. Estaban
1
además varios senadores, el representante Horacio Serpa y el doc-
. El ala del populismo del presidente Belisario B ta
toco en el hombro un par d dí e ncur me tor Bernardo Ramírez. Históricos tal vez sí 1bamos a ser, pero un
en medio de las tnejores a~nci::::~: d~J 24 de agosto de ese año, aire de informal semioficialidad cubrió nuestra salida, desde la

;;::..::g~~::~i:::..::::~~=~·=~~;:~~~~~:~;:
recogida y la espera en un sector oficinesco del aeropuerto, hasta
la subida a dos avionetas para emprender el vuelo a Cali. Primero,
pasado tnañana en algu"n •t· 1 mv~ ClOn para presenciar, se nos explicó, íbamos a ir a Yumbo, el suburbio "tomado" por el
• SI Jo, a anunciada flrtna de la tre M-19 pocos días antes, luego del asesinato de Carlos Toledo Plata
por el ~-19; para los preparativos había que decir que . . gua en Bucaramanga. Iríamos allí con el gobernador del Valle, en Co-
preferiblemente que sí Los d d SI o que no,
misión, a conversar con la gente. Después a Corinto, a firmar.
gente del presidente B~tanc:::: b~ mando ~ de tnanejo de la
Las dos avionetas nos llevaron a Cali. Allí nos esperaba el
~ente respondí que sí, aceptando co::~oc::cJdos, e inmediata- gobernador y seguimos directo a Yumbo, pasando por un punto de
Invitación. El presidente Betan . gusto tan amable
la carretera donde los del Eme habían intentado "!.ranear la en·
muchas otras flores: yo lo h b. cur cul_tivab~ historiadores, entre
en . a Ia conocido mientras tomaba notas trada" a la tropa que llegaba desde Cali, cerca a los grandes tan·
una ser~ e de conferencias sobre el si lo XIX . ques de las instalaciones de Texaco. Todos ilesos. Tuvimos una
fundación cultural del Banco Cafetero ~b . orgaruzada por la corta conversación sobre si t.ales instalaciones representaban un
sistemáticamente Su 01r rta d . . VIamente, los cultivaba
· e e envJartne e d ¡ gran peligro en caso de balacera, como había sucedido tan recien·
nes de paz llegaba muy d" to 1 . on una e as comisio-
temente, y sobre qué medidas debían tomarse. Recuerdo la sen·
encontrar ru·n . Ire~ a a varudad Y a la curiosidad sin
guna resistencia seri R d sata observación de alguien que dijo que si no era posible proteger
anticipación: tal vez iba h b d a. ~~uer o un sentimiento de
a a er ramatico tr te las instalaciones efectivamente, era mejor dejarlas como estaban,
na en donde re 1"b · 1 . . con as con la esce- con uno que otro celador. Nos paró una vez un retén del ejército;
mas, atentos ca~atl:ro:~:~~~ :~~:~í ~~ui~ito. d~ b~llas da- muy corteses, muy correclos. Entramos a la plaza y nos instala·
dudoso es esta manera tnía t o uruco e gusto mos en la alcaldía.
gada de la invitación fortnaa:lso:~; ~e ~ont~lo-, pe~o la He- El alcalde era un hombre joven que me pareció muy inteligen·
cuerdo que fui a esa reunión 1 p PlO e mis _memorias. Re- te y muy bien informado. Confesó llanamente que Yumbo era un
feres Y uno que t a egre, de donde salí por entre cho- municipio ingobernable. Él era de fuera, en parte porque los de
curiosidad mató alog:~ g:::daesptldas ~editando en que la adentro nunca iban a ponerse de acuerdo sobre nadie. El munici·
nadie pasaría por alto~:..... gnifiq~e e gato tle~e nueve vidas Y que pio (que no encontré físicamente tan feo como yo esperaba), por
...a Ica oportunidad d . H
pensado después en la habilidad del .d e curlOsear. e la presencia de la industria -es uno de los más industrializados
vecho de tantos talentos tn d t presi ente, que sacaba pro- del país- tiene un presupuesto bastante alto, pero padece de fa-
' o es os o grandes, en ese entonces: ·llas crónicas en los servicios, particularmente el agua. Ciertos ba-
316
DEL PODER y LA GRAMÁTICA 317

rrios, alguien dijo, reciben agua por tubería únicamente una voa
por mes. El presupuesto se va en empleos y rapiña burocrátio• . . fue el tema principal de nuestro en-
policta me mteresa mucho Y . • d que no les interesaba
Escuchábamos su sucinto tour d'horizon en esa oficina tan nor- Y b Tuve la sensac10n e
cuentro en. um o. -eros d e coml·t·¡va, quienes escuchaban con
mal de muebles metálicos, aliado de otras oficinas corrientes con
secretarias corrientes, frente a la plaza con un jardín con su1
tanto a miS1. compan
T poco la so 1uc1on
. • es taba al alcance del gober-
cierto fata Jsmo. am l l el alcalde los dos repre-
plantas protegidas, y polvorientas obras públicas no terminad111 nador ni de su único instrum¡·entod oclaaC,onstitució~ de 1886". Es-
o interminables en las calles. Después recibimos a una delegación d l u~· o centra tsmo e
sentantes He b0erre lgunas conversac10 . nes sobre pases para buses
.
de ciudadanos que nos iba a dar sus versiones del porqué de la
"toma", de los 36 muertos, del enorme taco de dinamita, que por que iban a llevar yumbenos a orm to. Algunos tenían afan de
cuchaban. u a _ C .
fortuna no explotó, encima del cuartel de policía.
salir para Corinto. . to también rumbo a Corinto.
Nuestra visita no excitaba gran curiosidad. Asistieron menoa La Comisión regreso al aeropuer , H livalle hizo dos viajes
de veinte personas y no hubo aglomeración afuera. Los que ha· Un helicóptero comercial de ~a. empdresa me í al municipio. Yo me
blaron, hablaron con soltura, algunos con elocuencia. Recuerdo 1 ·s comiSiona os Y a
para Jlevarnos a os seJ "d doso chequeo del pasaporte,
que pensé que hablaban mucho mejor que un grupo equivalente d d ués de un cut a
fui en el segun o, esp d opuerto· pequeña nota
que debe serpa~~ e reg
de ingleses. Un padre de familia conservador denunció la muerte d 1 lamento e 1 aer ,
do Un vuelo por encima de ca-
de su hijo, simpatizante del Eme, a manos de la policía; lo hizo de orden burocratlco como r_e~uerte . do de los ríos hacia los
con detalle, defendiendo al hijo que, aunque su padre no compar· b· d t anquthzan gana •
ñas Y bam u es Y . e r "bos u e me hicieron pensar en otra
tía su pensamiento, murió en su línea, luchando por sus convic- estribos de la cordillera, estn . q_ . t" o que yendo un
ciones. Lns frases y palabras fueron así, con un criterio de forma- - ~ tro VIaJero roman tc •
"perfumada manana , en o . "bl r sobre la falda de la
lidad. Las quejas en contra de la policía fueron muchas: hubo poco mas . al norte • de golpe vto , anquea
montaña la casa ~e s us padres ... ¡~ cordillera: el municipio obvia-
quejas contra algunos agentes, Uamándolos por sus nombres; se
contó la historia municipal de la policía -en tal época, bajo tal Detrás de Cormto se lev~nta d 1 tr u a por su fácil acceso
mente fue ~scogl o par
oficial, estaba bien; después decayó-. Hubo quejas sobre agentes ·d a la frrma e a eg
ue no tan fáciles comunicaciones
costeños, sobre "el costeño", sobre la lentitud de ciertos procesos a la montana, sus segurAs aunPuq Frente a Corinto, hacia
en contra de aquellos. Nosotros, Comisión, gobernador y alcaides, "1 C tá Cauca tumayo.
con el Hm a, aque , , fin b . muy apaciguante su
escuchábamos. Los que hablaron, más que nada se desahogaron, - ce ganado o ce u, .
el valle, hay cana y pa b" atendido en sus puestecl-
no pidieron. La "cédula de Yumbo", según decían, más bien había suave piel de color de hongo, mudy tel~n" loru"al"· debe estar muy
tos de sal, cada uno c~.n su
garantizado el desempleo a todo joven que lo tuviera. Cierta mu- techo e Ja co ,
im orta la guerrilla un comino.
chacha, leyendo o hablando por notas, condenó la "militarización" bien vacunado tamblen: ~o le p do muy cerca del pueblo.
del municipio después de la toma. Alguien averigüó cuánta tropa El helicóptero aterriza en _unt p~~ de entusiastas corriendo
había, y la respuesta fue que había un pelotón de 37 soldados. . a pequena urva
Desde el an·e vemos un ._ . y uno que otro joven;
"Tal vez -dijo la joven- hay más por la noche". Esta queja, algo t Son runos y ancianos
a nuestro encuen ro. l . a etiquetas apoyando el
stJ.lo de la publie~da
ideológica, fue la única en contra del ejército. Los demás hicieron tr Pegadas a a cam1s , . d
algunos mues an, . d
distinción entre policía y ejército, aun en los allanamientos. Ha- 1 M 19 gun el mo erno e
"diálogo" con e - , se ñan hacia la plaza. No hay
bía muchos simpatizantes del Eme en Yumbo, tierra de Rosem- electoral. Muy cordiales, ~o~ dacompa . ·n· nadie sabe dónde está
berg Pabón Pabón, y la impresión que quedó fue la de una "toma" .· · rruté e recepc10 ,
ninguna delegaclOn ru co Ob . nte no había apuro: yo
. •1 1 rograma v1ame ,
nadie, m cua es e ~ fo~alidad. Los del primer vuelo no
en su parte sustancial hecha desde adentro, y también desde
adentro un resquemor en contra de la policía. Este tema de la esperaba un poco mas de . hacer mi "toma" del mu-
a parecían por ningún lado. Tiempo para
318
MA!.cOLM DEAS
DEL PODER y LA GRAMÁTICA 319

nicípio; tomar más cervezas o tal vez entablar una de esas conver·
saciones serias que de antemano uno tiene en mente como su de- lo comporuan,
. pero me sorprendieron dos cosas: la juventud y la
ber en un día importante como aquel. Eran alrededor de las once cantidad de muchachas. .d ntarme un escalafón más
de la mañana.
En el curso del día t~até eterep~esmeadura los del liderazgo,
Había un ambiente como el de cualquier día de mercado, con · Hab1a gen mas '
completo Y preCiso. lt'lla de dos o tres
cierto aire de fiesta. Al principio no se notaba nada fuera de lo . 1' cada uno con su esco 1
con sus aires pecu IS:~s de aire más relajado, con pintas de
edecanes, y al~~s
común. Entraban y salían buses -recuerdo uno de Yumbo-.
, e parecían sobrevivientes de
~ de los anos
Hombres serios acomodaban bultos en camiones, proseguían sus . d h•p,nl.eS ya mayores, qu . . •
bohermos o e b •Id. - sesent a. Había fisonormas qu¡za .
negocios cotidianos. Caras duras, nada de distracciones, propósi·
otro tipo de re e Ja . d' s-no fue factible hacer nm·
tos fijos. Con una corta interrupción, esta impresión de la respe- . lgunas caras m tgena ..
campesmas, ta a y en verd a d no puedo señalar más que mi .liD·
table indiferencia de gran parte de la población madura me acom-
guna encues - , . d' t' tos pero que predomma·
pañó todo el día. El interés de la gente por los eventos históricos .. d había muchos tipos lS m , " "?
presiOn. e que d .
mpesma. lQ ue. Slgni. 'ficaría decir urbana .
es lógico que debe ser muy desigual: muchas personas tienen
ba la JUVentu no ca pes'ma· se viste con ca·
otras cosas que hacer. Pero eso no deja de sorprender a los de la 1 . e rinto no es cam .
parada, y debe anotarse. La juventud de propto o d 'Q . quiere decir joven? El
~lue :~m~
. . todo el mun o. (, ue .
Paulatinamente me daba cuenta de las visibles excepciones a
rmsa Y Jeadn filas debe haber sido bien bajo. Hable con
promedto de e a e as . - Y con un niño mascota
la normalidad. Un guerrillero alto, con un rifle fino, de cacería o h chas de qumce anos
muchachos Ydmue · M' rimera reacc10n frente a esos jóvenes fue
a . .
de deporte; ya empezaba a ver uniformados y uniformadas. No
de menos de Iez. 1 P 'dencias de traumas y trastornos. Pue-
todos eran del Eme, porque había también un puesto montado por
la de tratar de detectru;,:nidad hubiera sido posible hallarlas,
los bomberos voluntarios de Corinto con un pelotón juvenil. Ca-
de ser que en otra op d l observación y al observador
minaban dispersos por aquí y por allá uno que otro guerrillero, todo se escon a a a
puede ser que tod me parecteron m uy comunes y normales. Re·
. .
una que otra guerrillera. La gente decía que la mayor parte esta-
casual, pero os e explicaba su entrada al moVJ·
ban alojados en la escuela y en el puesto de salud. Habían sacado · de Pasto que m . y
cuerdo a un Joven , - 1 bachillerato así no mas.
las bancas de la escuela para montar en la plaza un comedor con h b rdido el ano en e ' .
miento por a er pe · tes muy conscten·
techo de plástico. Había también una plataforma lista para dis- - b 'tas coquetas, sonrten •
unas quinceaneras oru ' . te del M-16 al hom·
cursos, actas, flrmas. Por encima de una de las calles de acceso a . d 1 rill e de lo mteresan
tes del atractivo e u ormb: . to ha llegado a la guerrilla.
la plaza estaba colgado un gran letrero: "iPaz es Acueducto para d 'llera es ten cter ,
bro: la mo a guerrt · · enes sen . rta vaga decepción; no eran exac·
, t'1 eJe
Corinto! M-19". Debajo del letrero, en una zanja que se estaba
Frente a esos JOV R ¿ ué había esperado precisamen·
abriendo para ese preciso fin, había una excavadora oficial. tamente lo que esperaba. ero lq "hombres curtidos en
No era siempre fácil distinguir a los de las filas del Eme entre . · 'tos e aros unos
te? ¿Unos tipos con proposJ , tes¡'s con su ideología,con
la juventud de Corinto. Entre algunos de la guerrilla estaba de .. · te locutores con sus •
la lucha , unos m r 1 d' t ·a como extranjero juicioso, a
'b dando a Js anct
moda taparse la cara con un pañuelo, preferiblemente azul, blan- quienes 1 a, guar . d • ? Claro yo no hab'ta
co y rojo, los colores que el Eme derivó de la Anapo en sus lejanos 1 ircunstancias e 1 pats. '
conversar sobre as. c.. nada La realidad empezaba a hacerme
orígenes. Esa moda fue fácilmente imitada por la alegre chusma anticipado con preciston . sobre reforma agraria con
infantil del pueblo; muchos andaban así tapados y ocasionalmen- . 1d choso conversar
pensar: ¡gua e prove to 'o'venes· lo único agrarista de su
te molestaban con el juego de bajar a otros los pañuelos. Al prin- . te b · que con es s J ' 1
los rumtan s ce u . tes de alguna sucursa
cipio no se veían muchos miembros del movimiento; no me fue b t d caucho proveruen
bagaje son sus o as e , incómodas para trepar
posible de inmediato formarme una idea clara de qué elementos . A · y que deben ser muy .
de la CaJa graria,.
monte en tierra cahente. "D' 1
ta og ar" con estos niveles del movt·
320

DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 321


O:U~nto no tiene mucho sentido; no es ue ..
loglco!':. Son jóvenes est . . q sean fanabcos ni pato
' an, sencillamente
Así iba reflexionand0 • en otra onda. llamando al hospital de Cali para pedir que se prepararan para
e1 resto del dí ¡
pasaba mucho cuando lo . b a, en os r atos en que no recibir y atender a Carlos Pizarro y a otra guerrillera herida en
'
ban encerrados hablando con 1 1"S lnlem ros de n tr C . ..
ues a orrusiOn ya esta. el tiroteo de Florida, con las debidas seguridades. Quien contestó
de la alcaldía. De repente le ld:razgo del Eme en las oficina• desde el hospital insistió varias veces en que él tenía "órdenes
. • por a manana p · ¡
un tiroteo con la policía que m . 1 ' aso a go que resultó ser terminantes" de no admitir a nadie que no tuviera su número de
municipio de Florida en'su archo e pa~o de Carlos Pizarra por el Seguro Social; antes de que el hospital cediera sobre este requisi-
· marc a a Cormto s tó .
Sismo en los jóvenes a mi !red d . e no Cierto nervio- to fue necesario amenazarlo con una orden presidencial. Al fin el
tes Y militares Y se f a e or, que se pusieron más ímport.an- caso se arregló, llamaron de regreso al helicóptero, que nos había
ueron a otros puntos d .
a la plaza, aunque no hubo . . . que ommaban la entrada abandonado no sin cierto aire de alivio, y dejamos a la señora
· rungun mtento d ¡
rruentos de los demás. El ruido de . . e contro ar los movi- enchufando llamadas privadas a Florencia, Italia, o a Florencia,
salido del equipo de u . gntena confusa Y de tiros había Caquetá. Los heridos llegaron a la plaza y con las atenciones de
na camlOneta de cierta ta ..
esta b a parqueada en la pi es CJon de radio que los bomberos voluntarios salieron hacia el helicóptero, rumbo a
aza, con un locuto iní .
curso del día sacó declaracione hi tó . r abgable que en el Cali. Pasó la emergencia.
ve a quien esto escribe r~--- .s s ricas a todo el mundo, inclusi· Los otros líderes necesitaron un conciliábulo aparte, mien-
\jJVUI Importa pe
que se me ocurrió fue m· . t" , ro recuerdo que lo único tras tanto los miembros de la Comisión hallaron un lugar de des-
. . . SIS Ir en lo normal d 1
unpresiOnandome como lo . . e a gente, que seguía canso y generosa atención en la sala de atrás de un almacén de
mas cur1oso de 1 .-
sand o algo que ponía en Jj 1 a ocasiOn). Estaba pa- música muy bien surtido en discos, casetes y videos. Mientras se
fi · d
o cmas e Telecom dond h 11 pe gro a firma de la p
az. os f UJmos
N . a las escuchaba la música del almacén, el dueño y su familia nos aco-
· ' e a amos a Bern d R -
Ciudadanos con transistore . . ar o amirez Y a varios gieron con cervezas y aguardiente. El doctor Ramírez se repuso
.
tos, mientras s siguiendo el curs d 1
otros hacían 1 o e os acontecímien- de sus llamadas sentado en una gran silla de madera tallada y
. co a para hacer Ua d J •
con sus propios asuntos. ma as re aciOnadas terciopelo rojo, frente a una mesita con manteles y porcelanas de
Aunque de vez en cuando un guerrille . "" estilo dieciochesco. Entraba y salía gente. Se hablaba de los ami-
quen los civiles!" todo 1 d ro gritaba lque mesa- gos en común; siempre en Colombia hay amigos en común. Una
fi · ' e mun o entraba ¡· d
o Icma de Telecom cuando le daba o sa Ia e la pequeña guerrillera compartía la cerveza. La mayor parte de la conversa-
trada en años Y arrugada ue l.a gana. La operadora, tan en- ción tocaba otros temas, pero cuando tornaba a la guerrilla los
zado la carrera de comuru~ ~odna concluirse que había empe- lugares comunes fueron que no molestaban, que eran muy correc-
. ., caciOnes como tel fi
CJVh, manejaba con tod d 1 egra Ista de guerra tos, que aquí no pasa nada. Nos dieron buen almuerzo.
. . a esenvo tura una . tal ..
ma, digital, escandinava A•- d' 1 ms acJonmodernísi- Por la tarde, la Comisión y los líderes del Eme se encerraron
. · ""'n 1a a a cola d
PIO criterio, Y tuve la un· .. d e acuerdo con su pro- en una de lns oficinas de la alcaldía. Un par de guerrilleros se
. pres10n e que ¡·
a ¡guJen que estaba tratando de h su e Iente preferido era apostaron en el zaguán, pero los curiosos, que no éramos tantos,
estaba haciendo un curso d ace: u~a llamada a su hija, que nos paseábamos en una sala grande que daba a la plaza. Me llamó
- . e secretar1a blli ·· M
na. GNo pudo haber sido M drid e . ngue en adrid, Espa- la atención una señorita que había venido a ver la ftrma desde
al principio no le puso m ah , teun~:namarca? De todos modos Caloto o Santander de Quilichao, porque apoyaba en su conver-
R . uc a a nciOn a n t . ,
anurez, quien esperaba con acie . ue~ ro )efe, el doctor sación al Eme, al gobierno y al senador Víctor Mosquera Chaux,
cana, digna Je ser recordad Pd nci.a. ~equena escena republi- que siempre había sido muy amable con su familia. Después de
a Y espues ··
republicana, o por mejor d .' . Slguio una larga llamada explorar esta sorprendente combinación de afectos, tuve que re-
ectr, surrealista. Era el doctor R .
amtrez conocer su lógica personal: la gente en todas partes mira la polí-
tica desde su propia situación; su coherencia no coincide necesa-
323
DEL PODER Y U. GRAMÁTICA
322

forma y su mesa. Tuve la impresión de que eran unos ochenta o


riamente con los esquemas dibu· d cien, pero admito un margen de error, nunca los conté; bastantes
alturas. ¿Quién diría que l . _Ja os en otras partes, desde ot.rll
RCN pasab . a runa estaba equivocada? muchachas, mucha bota de la Caja Agraria, armas varias: M-16,
a recogJendo más o . . rifles de la policía, una que otra bazooka, pistolas -una niña gor-
cambio de lugares comu pmwnes. Tuve un amable int.uro
nes con el gue ·u 1 da con sombrero costeño y cinturón de pistolas estilo wild west-,
que resultó ser Ant.oru· N rrJ ero a to de rifle rnro1
· 0 avarro Wolf Le d"" algunas metralletas. Este observador los dividió entre líderes (ca·
JOr pactar que seguir en 1 1 h . . IJe que era mucho m•
. • a- uc a sm perspe t." d da cual con su diverso modo de ser -Fayad con aire intenso, sin
moru-. El me respondio· 1 E
que e me por 1
e Ivas e ganar y si dt
tr . armas, distinto al largo Navarro con su larga arma, al encartu-
as ventajas: "El puebl , e con ano, tenia t.odat
l. . . o nos apoya" Otr r d chado Ospina, al descolorido Rosemberg Pabón Pabón- Y sus dos
JfJcll de llevar a un deba te profundo. ¿qu· . a · meab e .conversación o tres devotos; y también la guerrillera Vera Grabe); los mayores,
d
apoya el pueblo? Mi d d , Ien sa e como Y a quién
. . ran o esde el b 1 • • que no son muchos, la juventud posiblemente rural y la juventud
rmto algo indiferente frente ta a con, veJa al pueblo de Co·
1: a es etapa d no campesina, que me pareció el contingente más numeroso. Algo
cuma de fin de mercad . 1 e nuestras gestione&:
· 0 • a guna gente e d entremezclados y a su alrededor, habitantes de Corinto Y de otras
and en, conversando; al otro lado de la sperru: o afuera, en el partes. Llega el atardecer y \a gente ya tiene más tiempo para
pasaban a mirar desde un bal . . calle, senoras y señorita•
mirar y escuchar. En cierto sitio descubren un "sapo"; creo que le
Al fin de las del¡"b . con. Boruto atardecer.
eracJOnes entré a 1 fi . dieron una paliza, difícil de ver por \a densa multitud.
an en vieja máquina de .b. a o lema donde redacta· De los discursos no recuerdo mucho, porque no fueron nada
b escn Ir el acuerd d -tr
muro, un gran retrato del general Oban o_ e egua. Desde el originales. E\ discurso político colombiano de plaza pública pare-
na, Enrique Santos Álvaro T. d H do miraba a Fayad, Ospi- ce que tiene que seguir cierto patrón, aun el discurso guerrillero.
, Ira o ora . S
ores, Bernardo Ramírez Atm. ; CJO erpa, nuestros sena· Recuerdo referencias a Jaime Bateman y algo sobre los vientres
. ~ nsJon y familiari-
dd d E · os1era de di te ..
a . sta gente se conoce bien N 0 h de las madres colombianas. Recuerdo que cerrando los ojos no era
los dos lados en térm· d ·. ay rungun gran abismo entre
. , mos e ongen social v b . fácil, por la retórica, saber si el orador de turno era miembro de
ta.nuento social en esta . l . . , oca ulano o compor-
l smgu ar ocaswn . la Comisión de Paz o del liderazgo del Eme. Recuerdo a Bernardo
que a mayoría tiene cierta famili "d d -o no tan smgular, ya Ramírez en medio, con su extraordinaria camisa (una prenda
Muebles metálicos grise 1 darl a con estos encuentros-.
· ' s, go pea os homb blanca pacifista-deportivo-militar con unas complicaciones que
mlsa, el general Oband
os o tres mal escritas a . .
o, Y unas pocas . .
, res en mangas de ca-
d
pagmas e documentos
no imaginabaposi~les en una camisa; él confesaba que la babia
d . maquma con 1 · ' comprado en una boutique y ya le tenia cierto afecto como talis-
equJs repetidas: no hubo . . , d as correcciOnes hechas con mán) y a Pizarro, de regreso del hospital con vendajes en el brazo,
pio. serviCIO e secr e tarí. a para sacarlas en
lim tal vez ya con su número del Seguro Social. Hubo bastante flashes
de \a concurrencia que tomaba fotos, cada vez más numerosos
que ya estaba llenándose en a at~~ tra~~adaron todos a la plaza,
Para los discursos y la firm
niños subieron a los árbol~s· árbn llClpacJOn de este acto final. Los
como luciérnagas a la caída de la noche.
Hubo también una canción de paz, pero casi nadie sabía la
Y jóvenes, árboles chiquJ·to . o esd~andes con docenas de niños letra. Poco éxito. La misma relativa falta de éxito que en la llama-
. s con me Ja doc tod .
cJa la plataforma nin- d bl . ena, os mrrando ha- da a lista de los ausentes "presentes", entre los cuales (si apunté
, os e ueJeans ·
pueblo, no tan obviamente b d y canusas de sport: en este bien, y el apunte no se refiere al retrato de la alcaldía) figuraba ,
.- a an onado la gente .
s runos, atentos en los ar . bo1es con , · d no .se viSte mal · con Jaime Bateman Cayón y Carlos Toledo Plata, e\ malogrado
Lo
taforma; al fin de cuentas or 1 , sus nura. as fiJas en la pla- general José María Obando. Que el pueblo tenga el soberano de·
de que tal vez algo histó '. p "bo menos ellos SI suscribían la idea
rJco 1 a a pasar Ta b". recho de mirar no implica nada sobre sus opiniones, como bien lo
l as, o por lo menos u l. . m Jen el Eme formó
fil nas meas, enfrente Y alrededor de la plata-
324
MALCOLM DF.AII DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 325

sabe cualquier político colombiano ue .


tas veces improductivo deber de llen~ haya cumphdo con el tan- lo, con el propósito de no entrar en más conversaciones, ni cancio·
el mundo cantó el H" N . una plaza. En seguida todo nes, ni parrandas.
lmno aciOnal y · t .
do fue notorio que nadie s. t· . . ./ .. JDJe~ ras estabamos cantan- Canciones hubo muchas: resultó un cantante de primera el
. . m 1o muuerenc1a ·
Clo penso en sus propios to ' ru por ese corto espa· doctor Álvaro Tirado Mejía. Los ingleses somos pésimos cantan·
Ios mandos del Eme anu asun s. Coruno d 1• .
.. ve or, agrJmas. Uno de tes, no nos lanzamos y nunca recordamos sino las dos primeras
· nc10 entonces p lto líneas de una canción; pero el doctor Tirado cantaba como un zor·
plo de la "rumba de la paz. " or a parlante el princi·
Ciertas cosas que figuran en ot . zal, de pie, con su calvicie reluciente a la luz sencilla del bombillo
las vi ni las oí· no "h" . ras versiones de este acto no de la sala, con un repertorio inagotable.
· ICieron retumb · b. .
descarga". Por fortuna h b . b ~r Sim o1Jcamente una última Rememoraba, me dijo después como historiador, las noches de
. b ' a rian aJado . d Chihuahua en tiempos de Pancho Villa. Pero no recuerdo que se
ar oles, Y tal vez a unos cua t .. a mas e un niño de los
fo~a, que estaba bien arrib:.o~~omJsiOnados o jefes de la plata. cantaran rancheras. No tengo talento musical para juzgar, pero
canones de sus armas - ~alocaron claveles rojos en los pienso que las canciones eran colombianas. Miraba desde afuera,
.
se pusieron "uniformes
no se cultivan cla 1
..
e .
ve es en ormto-· no desde el patio, la escena tenía cierta belleza de cuadro de costum·
t" " recten planchados 1 , brea. Mientras cantaban adentro, con guitarra o con tiple, con cier·
Ias ; no se levantó la t "b por as matronas corin·
rJ una en el " tr· d to aire de competencia, con pequeños desafíos, yo observaba con
en plena plaza-. lDetall ? C a 10 e la Iglesia" -estaba
. es. ada uno ti mi dolor de cabeza, t.ratando de guardar una apariencia de buen
em~tlva, aun éste del "atrio de la r 1 . " ene su pequeña carga
es Cierto; pudiera ser, tal vez u g e~Ia , pero creo que ninguno humor y de paciencia, tratando de no entrar en intercambios pro·
planchado alguna prend , q le una matrona corintia" hubiera fundos con uno que ot.ro guerrillero algo pasado de tragos que se
.
tesbgos a, pero o dudo M h 0 · me acercaba de vez en cuando. Un senador me dijo que él también
oculares. · uc OJO, 1ector, con Jos
estaba preocupado por la posible indignidad que nos amenazaba,
Abandonamos la plaza· la ente
dines, maltratado sus árb~lesg N de~e haber aplastado sus jar-
y que él también estaba de acuerdo en que era hora de irnos ya.
Por un rato me senté en otro salón, la despensa, con un par
unos patios, una despensa un . fios. fuJmos a un puesto médico:
· • as o lemas ya d h de señores con aspecLo de empleados oficiales, pero no sé de qué
rueron la guerrilla Y la C . . . , e noc e. Allí se reu-
. onusiOn Y recu d oficina. Me decían que el Eme "tenía gente muy preparada". No
vestidas, con su mejor atuend ~~ er o a unas señoras bien estuve de acuerdo y aun con mi dolor de cabeza, y con mis obser·
de guerrilleras en visita n -~·te . vez madres de guerrilleros o vaciones del día, me enojó escuchar esto y me pareció imposible,
' o se. ruan ese . R
en una oficina con sus guard Id atre. ayad se encerró improbable, concluir que el Eme tuviera "gente preparada", pero
d .. aespa as afuera "b·.
e JOvenes, entrevistándolos tal . . Yrec¡ lo a una serie no dije nada. Después paseé con el senador digno, apoyando sus
entrando uno a uno , vez pomendolos en lista: fueron
sugerencias de que ya era hora de irnos para Cali. En yo no sé qué
Saque. la conclusión por de
una puerta con 11 t
b
"
e e rero Inyectología"
. que esta a recl t d . . · momento recogí los papeles de la tregua. Largo proceso de abra·
e 1 mas formal el de com ta . u an o, de los hderes fue zos de despedida, de repetidas recogidas de comisionados, y al fm,
' por ln1ento m . .
colas ese día, como e t . as smgular. Nunca hubo montados todos en un campero que caritativamente había man·
. . no ras versiOnes se h d" h
mas bien a escondidas E . a Ic o, Y esto se hacía dado el gobernador, salimos del pueblo hacia la negra noche tro·
. . n un patiO unas gu "11
comida; recuerdo otra 1 . ~, errt eras preparaban pica!, yo con ese dolor de cabeza que añora la oscuridad como el
. vez a a runa del b
pistolas vaqueras Y a ot " som rero costeño con las sediento el agua. Dejamos atrás lo que quedaba de la rumba de
. '
t Jrarnos en el suelo"-e ta fr ra en 1avor de "b ·1
. ai ar Y bailar Y después la paz, entre gritos y luces, desde la plaza alumbrada hacia las
· s ase quedo ·
zo a dolerme la cabeza Y m té en mis apuntes-. Comen- calles más oscuras de las afueras. Mirando atrás, recuerdo que lo
e sen aparte . •
en e1 patJO mas tranqui- último que vi fue la silueta del pequeño guerrillero mascota, con
327
326 MA.LCOLM DEAS DEL PODER y LA GRAMÁTICA

. ta Se presentó
. d . d"to· nos libero pagando 1a cuen .
el fusil casi más grande que él, apostado como centinela en la vía con tarJetas e ere 1 ' 1 V: ll "
.. 1 ·1 · belisarista de a e · d
de nuestra salida. como e u tuno . . ·gnificado hay, qué conclusiones pueden e·
El campero nos regresaba a Cali por la carretera desierta a y entonces, (,que Sl 1 d' to?
. .· oculta en to o es .
altas horas de la noche, con cercas de alambre y matarratón a rivarse, que lecclOn se d' stán muertos
1 E ue estaban ese la ya e
lado y lado; de vez en cuando un puente, bambúes, y las alumbra- Muchos de los de me q " art" en dos" ese pequeño
das pero solitarias calles de Florida, el pueblo del tiroteo de la o retirados. Ni Corinto ni El Hobo P d ble~:r en mi relato de los
. · Pero el lector no e e . ·
mañana. Los infatigables comisionados todavía conversaban, y hilo de la hlstona. . falta de simpatla ru 1a
una damajuana -o media damajuana, qué sé yo, una botella acon~c~entos del dí~ !e l~a:raa;:e~:fuerzo la seriedad. De
grande y pesada- de aguardiente pasaba de mano en mano. Yo implicaclOn de que ta a . do que valía la pena. Creo
ía y s go creyen , .
había escogido mal mi puesto, y sin ganas de participar en esa ninguna manera. e re • 1 v dmir ba y sigo admi·
· in ser solemne. 1.0 a a '
bien justificada tomadera de trago -por el dolor de cabeza, no que es posible ser senos 1b humor la persistencia -y el pa·
por otros motivos-, tuve que ayudar continuamente en respues- rando, el don de ~enteds, ~ 1 uende los ~iembros de esa comisión.
triotismo por que no ecrr o-,
ta a la repetida frase "tenga la fineza, doctor... ", pasando el garra- '. d .. d s impresiones perturbadoras. . .
fón de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante. Mucho ejer- Ese dla me . e)o __ o la de la muy razonable mdi·
Una, de aphcaclon general, fue l . bando o lado que
cicio. También, con cierto sentimiento de responsabilidad frente a los de cua qUier
histórica, era yo quien llevaba los tres o cuatro papeles de la paz. ferencia de la gente oco de historia. Que la gente tiene sus
Llegamos a Cali a temprana hora de la madrugada, a qué ande tratando de hacer~ p ciones es una "perogrulla·
propias vidas y ~us p:o~las preocup:rá bien en este decimonóni·
hora precisa no lo recuerdo, pero ya estaban cerrándose esos es-
da", palabra declmonoruca q~~~~ y otra cosa es sentirlo desde
tablecimientos que por costumbre y por negocio se cierran bien
co relato. Pero una cosa es a 1 rr lo . provisaciones y acciden·
tarde. A los del liderazgo de la Comisión -los doctores Ramírez, d ven de cerca as rm . .
Tirado Mejía y Santos Calderón-, que eran los que menos can- cerca, como cuan o se rreglar Y racionalizar despues. Asl
tes que los narradores van a a . rt' t. s del día como en el
sancio mostraban, les invadió la impostergable necesidad de to- . 8 literar1o-a 1s 1co •
fueron los pnmeros eco ída de 1 ro con el labrador que siempre
mar caldo. Nos sentamos en un restaurante al aire libre con nom-
bre de pollo con adjetivo y pedimos caldo. Al fin, en medio del
cuadro de Brueghel La ca H A
ara y en el poema de W. . . u en,
e; con sus líneas sobre cómo
caldo, el doctor Ramírez, después de veinticuatro horas de arre- ocu~e el desastre, o "la histona":
glos y desarreglos, de decisiones e improvisaciones, bajó la cabeza
y durmió. Alrededor, miraban a los de nuestro histórico pelotón el ...lww it takes place. . · a window or
mesero, unos estudiantes y, desde la calle, unos gamines. No di- While someone e!se r.s eatLng or opemng
mos cuenta de que se nos había perdido, sin dejar rastro, un se- jLI.St walking along;
L- always must be
nador. El esfuerzo de pedir el caldo fue el último de que fuimos ··· t ,,..re . · Ll want it to happen
Children wlw did not specLa y .
capaces; casi todo se lo comieron los gamines. Despertamos a ... Where ti'w dogs go on with t!'wir doggy lt{e...
nuestro jefe y nos fuimos como a las tres o cuatro de La mañana a
uno de esos grandes hoteles que sacan avisos y que reciben toda ( ... cómo tiene lugar abre la ventana, o
clase de tarjetas de crédito. No teníamos ni plata ni tarjetas, y al Cuando otra persona co~e, o e·
doctor Ramírez le tocó otro último esfuerzo de persuación. Com- sencillamente camina sm preocupars '
partí un cuarto con él y con Enrique Santos; todavía estaban con· iempre tiene que haber d
·· ·S d que pase na a
Niños que no tengan ganas e . )
versando cuando me dormí. Al día siguiente, mientras desayuná- de los perros siguen con su v¡da de perros .
... on
D
bamos, llegó al hotel un gran señor, próspero, sonriente, efusivo
328 MALcOLM DEAI

La segunda un'preswn ..
evocaba a lgo, y días despué:m
erturb
ador~ me la dejó el Eme. Me
UNA TIERRA DE LEONES:
centes Y niños de El señor de z::S acordarla qué: la tribu de adulea· COLOMBIA PARA PRINCIPIANTES
del Premio Nobe!. EllenguaJe moscas, de
. d e esa '11 otro de los ganadom•

le~guaje
YP e tos imita cuidad guern a en sus declaracion
lanfl
au realidad no ea la de Ga:r:';;;,.teuel de Maoondo, .,.:
Este escrito es un test' . q ez smo la de William Gold'
d . ¡momo ocula mg.
espu~s de ver esa mue~tra d 1 r~ n_o un comentario, pero fue
nar mi men te muchas reflexiones· e mov1m1ento
i . ~ue empezaron a lle·
nes que formar fanáticos po . cuanto mas fácil reclutarJ·Óve·

dis~arad: ~r tambié~
deramente que va a morir'' Balrque d' a esa ed a d nad'le piensa verda
mata, igual que bala tsparada niño o niña
Marquetalia; no se me ocurre nin por cualquier. veterano de Seu'1 o
1 •
que ente a tal realidad . . guna so ucwn fácil pero d d H acia 1890 gobernaba a Colombia Rafael Núñez. Este estraga-
nin fr . a rungun militar 1 h . , u o
guna sencilla solución mil't . . e uhlera entusiasmado do y viejo intelectual, converso reciente de los lupanares de Liver-
1 ar, ru la hay.
pool -babia sido cónsul allí- y del liberalismo, ejercía su in-
fluencia desde una ventilada glorieta sobre la playa, cerca de
Cartagena. La tarea de gobernar en Bogotá se la había dejado al
ultramontano gramático, pedagogo, traductor de Virgilio y polí-
grafo Miguel Antonio Caro, quien en el curso de una larga vida,
según se dice, no sólo jamás se preocupó por ver el mar, que en-
tonces distaba muchos días, sino que se propuso no ir a mirar el
río Magdalena, que quedaba muy cerca hasta para alguien con la
mínima curiosidad geográfica.
Bajo las ondulantes palmeras, Núñez leía El siglo XIX, The
Economist, la Reuue des DeU-'t Mondes y cosas de esa laya -tam-
bién se interesó por los documentos de Freud sobre la coca-,
provenientes de todo el mundo-, con un par de cambios de sus-
cripción, como cualquier expresidente colombiano ahora en las
Islas del Rosario. Era poeta, además, y cualquier día acogió con
delirante entusiasmo a la naciente estrella del primer boom lite-
rario de América Latina, el joven genio nicaragüense Rubén Da-
río, y resolvió designarlo cónsul colombiano en Buenos Aires. Ca-
ro recibió el mensaje telegráfico y dejó de "violar a las musas y
de perseguir a losliberales~ para comunicarse, también telegrá-
ficamente, con Darío, quien manifestó su gratitud en un desas-
troso soneto que comienza con el verso "Colombia es una ti.erra

de leones".
331
DEL pODER y LA GRAMÁTICA
330 MAl.cOLM DEAS

. ue ofrece su política es, sin embargo, confu·


No hay leones en Colombia. Darío conocía poco el país, pero ón. El espectaculo q . 1 . s Las adiciones al
hos de los habitantes estan perp e)O . . "te tó·
el poemilla servía como cumplido, aunque ni Núñez ni Caro eran so. ucM .. o ocurre con los estJlos arqUI e
particularmente leoninos. Lo poco que podía saber debió descon· vocabulario pohttco local, com . in temor: "Par·
. d d osmoderrudad, se acogen s
certarlo: ¿Cómo era posible que esta vasta y belicosa república nicos, de moderru a o p . te . ario" "movimiento", "mo·
• d" ·1 " " onstttuyen prun •
tropical fuese gobernada por dos literatos sin una pulgada de tie· ticipacion, 1a ogo • ~ .. , E 1 ' !tima década todos estos
1
vimiento cívico", "sociedad clVl . ? a ~mo si fuese perfectamen·
rra y con un mero puñado de pesos entre los dos? "Tierra de leo· . . h vuelto de uso comun, e ..
nes" resultaba un texto cómodamente ambigüo: tal vez aludía a termmos se an . . es evidente, tambien, que
te claro lo que todos ellos sigruflcan, y 1986 la muy
leones literarios. . . del todo deseable. Aunque en .
Mucho les ha ocurrido a Colombia y a la droga sobre la que se lo que sigrufican es d"fi d Constitución celebró su centenario,
.
resisten te y m uy mo 1 1ca a de plebiscito asamblea cons·
informaba Núñez, desde que éste ayudó a Darío con el consulado; . con rumores • .
pero para mucha gente todavía podría ser una tierra de leones. El la atmosfera se recarga . . 1n con toda esta r¡que·
onst1tuc10na . r ero aun .
resto del mundo sabe de Colombia por drogas y matanzas, prin· tituyente y reforma e . fácil captar cuál es el SIS·
za de diagnósticos y tratamientos no es
cipalmente. Este elaborado preámbulo se escribe para insinuar
que el país tiene una historia complicada e interesante y que su tema político. . ables El poder en Coloro·
política no es lo que podría esperarse. Una o dos cosas me par~cen ¡rre~us son ~uy numerosos. Mu·
El autor de la última relación británica de viajes por el país bia está fragmentado. Los ra~::o: e ilegítimos.
que leí, llevó consigo La uida de Johnson, por Boswell. Era un chos de ellos tienen ~spe~tos leg a oli arquía. Dudo que alguna
libro pesado, y no le ayudó mucho, pues parece que nunca supo, Colombia no esta regida peor un cognstituyen en principio un
d -Núñez y aro no
con seguridad, dónde se encontraba. Por un sentido del deber vez lo haya esta o . ro estoy absolutamente seguro
igualmente riguroso, la última vez que estuve allí me llevé Demo- acabado modelo de oligarqUia- ~e . guna época reciente. La
"d b mada asi en run .
cracia y sus críticos por Robert A. Dahl, no del todo una mala de que no ha si o go e . . b ota de una larga tradl·
· t" · a ohgarqUia r
lectura y una gran ayuda para recolectar interrogantes sobre esta convicción de que eXJs IO un . d mbos "partidos tradicio·

ción en la retórica po 1 Jea pr .
actlca a por a
h llama Social Conser·
vieja y vapuleada democracia, si democracia resulta ser a la luz o 1 e ador (este a ora se
de las respuestas. ¿vieja? En Colombia se han efectuado eleccio· nales", Libera y onserv b a la nueva denominación),
puedo acostum rarme • . La
nes competitivas una y otra vez, por lo menos desde la década de vad or, pero n 0 . . 1'tica de Colombia, y aun la ngen.
1820, y no siempre con base en un sufragio restringido: la provin· que han regido la hlstort_a po 1 • l nzó un alto grado de intensi·
.. tra la ohgarqUla a ca 948
cia de Vélez les dio el voto a las mujeres a f"lnes de los años 1850. declamacJOn con El". Gru"tán asesinado en 1 .
t de Jorge ¡ecer ,
Colombia es una veterana entidad política. Sea lo que fuere no dad en las perora as lt"tudes tocaba fibras sensibles, y
está pasando por una de esas "transiciones hacia la democracia" Gaitán congregaba grandes mu 1 ' analista desapasionado
h "Id pero no era un
que suscitan alguna atención en el resto de América Latina. Na- movilizaba a l~s umt ~sd d 1948 es ya una fecha muy lejana.
turalmente, le faltan los atractivos inmediatos, dramáticos y no· de la política ru de la socle. a • y designación social, como
" h smo una vaga
vedosos, como democracia posible, de Jos sistemas políticos emer· "Oligarca no es, a ora, n N tribuye mucho a ubicar el
" 1 . " o "de vieja fortuna . o con ..
gentes de Europa central. clase ata " r cas" activos en pohtlCa.
Leí complacido que el profesor Dahl muestra un verdadero podc_r político, aunqu: hay? ?~~:stá gobernado el país, en algú~
pero efímero interés por el país, aunque su información es incom· (,No es esto enganoso. (, 1 b esía? "Clase dirigente
. d t 1 por la a ta urgu . ..
pleta y anacrónica. Me parece que concluye, según sus criterios, sent.Jdo fun amen a ' . ,. b]"eto de la mayor crJttca
"0 l"garquta
1 y es o
que Colombia es una democracia, aunque partes de ella son, evi- tiende a remplazar a ' . . no estar, en ge·
. . . pl¡"t;ud falta de patr10t1sroo, Y por
dentemente, más democráticas que otras: él no busca la perfec· por m10p1a, me •
333
332 DEL PODER y LA GRAMÁTICA
MALcOLM DEAS

. 1 M-19 resultó con que lo que realmente


neral, a la altura de las circunstancias. Tenemos aquí una carac- actividad clandestma, e ) G 'mez fue liberado y supo·
quiere son curules en _el Congreso . o
terística de la vida política de la República, que es la tendencia a
señalar como chivo expiatorio a alguna anónima abstracción, que pularidad se ac~ccen~~- . ' 1 o convocado por un monseñor.
es algo así como un eco del viejo aforismo gaitanista de que -el Vino a contmuacJOn un dta og d•. . . del partido) del gober·
d (con ben tcton •
pueblo es superior a sus dirigentes". No es muy claro aquello de Senadores conserva ores . b d. .. del partido), repre-
' d L ' b al (sm la en tcton
•clase dirigente", y es muy difícil lograr consenso sobre quienes nante Partl o 1 er 'd te de la Asociación Coloro·
· d' tos y el pres1 en
deben figurar en ella, o que alguien confiese ser miembro suyo. sentantes de 1o.s sm ¡e~ PI. t' cos (Asoplásticos), en nombre de
Pero tales dificultades pululan dondequiera. Si el término se biana de Fabricantes e as 1 . con representantes del M·
· · se reumeron
refiere a gerentes, empresarios o ejecutivos de grandes firmas, las demás agremtactones, d rt del general Noriega. Todos se
entonces nos encontramos con que ellos no dirigen el país. Con 19, con una ligera ayuda epa e. . uburbano. El gobierno
ar en un semmarlO s .
diversos grados de éxito defienden sus intereses y consideran a congregaron par~ o.r. ue ha tratado de introducir algun
los sucesivos gobiernos, de los cuales muchos de ellos dependen, del presidente Vtrgtlio Barco, qb . . después de las frenéticas
t n la su verswn
en el mejor de los casos como aliados no confiables, y en el peor, orden en los contac os co d . . tración de Belisario Be·
. d l edenle a mmts
como enemigos. Aunque naturalmente tratan de influir sobre improvisaciOnes e a prec 1 . d pues no estaba claro
antuvo tercamente a e]a 0 •
ella, no dominan la política económica y, como sus homólogos de tancur, se m . . .. con qué autoridad.
todas partes, no parecen tener la menor idea sobre muchos aspec- quién iba a discuttr q~e con qu~:n·l~ representación de los fabri·
tos del Gobierno. La moderna mentalidad ejecutiva no es señala- Aunque me llamo la aten~wn hi editar fue el afán de
. t' lo que mas me zo m
damente política. Hay ocasiones en que representantes de esta cantes de P1as tcos, . . tan poco propicia.
d fu a hasta en ocaston
clase política pueden confundirse espectacularmente. Hace poco, tantos por no.que arse a ;~~strial no contento con serlo, a sena·
un dirigente de la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, in· Teníamos aht, pues, a un d . nseñor no conforme con
volucrado en uno de los múltiples diálogos de paz con la guerrilla, dores no satisfechos con el Sena o, a un m:ntían bien como tales.
. 'd d errilleros que no se s d
que son ahora rasgo constante de la política colombiana, tranqui- su digro a Y a gu . · gun' daño aunque du o
b blemente, harla poco o run • .
lamente firmó una categórica denuncia contra las implacables Todo esto, pro a b . fi Era una comprenstble re·
~ resultara ene ¡co. .
empresas que chupan el valor de plusvalía del pueblo colombiano, que en alguna orma .. vocó el secuestro de Gomez
.. d . d la tenswn que pro
como si no se aludiera a ningún miembro de su asociación. lajaciOn es pues e . 1' arse O interpretarse en va·
¿A quién se refirió, pues? De todos modos, ¿qué haría él, en H~rtado. Ello también puede r~bctlona lZ las personas menos dadas
. os plaust es por
tales circunstancias? Dirigir una asociación de industriales pro- rías formas mas o roen . ta uno esos senadores no con-
bablemente resulta aburridor, y no debería subestimarse la fuer· al humor. ¿Pero por que, se pregun 's't no existieran canales
. te portarse como
za de la curiosidad, ni la seducción de la aventura, pero el anhelo sideraron mcongruen com . . . l?
. l't' co e mstituc10na ·
de ser lo que localmente se llama "protagonista" es evidente. Na- normales de caracter po 1 1 . h b rvado las instituciones
. G. mtsmo a o se ,
die quiere quedarse fuera de nada. Hace casi dos años el M-19, Como Alvaro omez . han perdido en cierta forma,
grupo subversivo que podría decirse representa en política al re- legales de la democracia colombtal'na qut'a que todavía en alguna
.. b " A una o 1gar
alismo mágico, frecuentemente con resultados desastrosos, se- su "vocacton so erana . lase dirigente que defiende
. bierna a una e
cuestró al político conservador Alvaro Gómez. La acción se conci- forma exlste, pero no go • d b egar ahora otro elemen·
dirige se e e agr
bió como un golpe contra la "oligarquía", que de alguna manera sus intereses, pero no ' 1 clase política: una clase
únmente como a .
llevaría a la fusión de la guerrilla con las Fuerzas Armadas y el to que se conoce com ¡· 'tado sentido de la poh-
' . 'f da por su liDl
pueblo. Por supuesto que nada así ocurrió aunque le dio al M-19 política amphamente en ¡cal l'tica está conformada por se-
lo que más le gusta: publicidad. (Después de 15 años de pintoresca tica. Se considera que esta e ase po l
334 335
MALcOLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

nadores, representantes, todos los políticos de todos los niveles vida lo motivan a elegir candidatos que ofrezcan un cambio sano
comprometidos en el remolino de las elecciones y el clientelismo, y previsible-, no es rígido y es suficientemente v~látil para hacer
Y por miembros de los partidos Liberal y Conservador, principal· que los resultados sean muy difíciles de predecir, por lo que es
mente, que consagran su vida en forma permanente a estas labo- esencial un duro trabajo político.
res políticas, que cargan con el peso y el oprobio de conseguir los Mucho de esto es lo que ahora se denigra como clientelismo
votos Y que cosechan la recompensa a veces suculenta, a veces --distribución de favores y puestos a cambio de votos- Y la creen·
parca, y hasta amarga, por su trabajo. cía de que ello es lo que cuenta para ganar, indudablemente soca·
lCómo son las elecciones? Las guerras civiles y las elecciones va la autoridad moral de los políticos. Estas prácticas, sin embar·
del siglo XIX comprometían a la mayoría de los pueblos y ciuda- go, son más criticadas que estudiadas o comprendi~as. No hay e~ 1¡
des en su sistema de lealtades, enemistades y recelos y las gue- ellas nada que sea exclusivamente colombiano. Nmguna maqui·
rras y las elecciones del siglo XX conf"Irmaron y perpetuaron el naria política de Colombia puede ufanarse de la hermética per-
modelo. Las elecciones existen hace mucho. Como la mayoría de fección alcanzada por los amos de Nápoles o Palermo, aunque el
las democracias -m~y pocas nacieron en plazas alumbradas por clientelismo colombiano comparte sq rasgo de florecer igual de
antorchas o velas-, la colombiana hunde sus raíces en el antiguo bien si no mejor, en los malos tiempos como en los buenos.
Ypodrido mantillo de notabilidades, cacicazgos, influencias, clien- Wueden observarse varios paralelos entre la ~olitica ~ol~m­ il
telismo, fraude, coerción y maquinaria oficial. Algunas pintores- biana y la italiana. En su planglosiana Democracta al esttlo tta-
cas reliquias en la legislación electoral: las votaciones deben ha- liano J. La Palombara opina que muchas prácticas italianas pa-
cerse al aire libre, y terminan a las 5 p.m. Aunque pocos de los rece~ más bien suramericanas, pero tan horrible comparación lo
volantes actuales lo saben, estas reglamentaciones fueron conve- aterra. No hay razón para su temor, que no es fruto sino del pre·
nidas hace muchos años, cuando podía darse por sentado que juicio frente a cualquier cosa suramericana. O~ trabajo recie~­
cualquier espacio cerrado era una incitación y hasta una !rRrantía te, que sugiere muchas semejanzas en la evoluc1on de los dos pa_I·
de fraude, y cuando se estimaba que los votos debían contarse a ses , es el excelente Conflicto y control. Derecho y orden en la Italta
la luz de la última hora del día, después de las 5 p.m.: hacer el del siglo XIX, de J. A. Davis). . .
recuento después del anochecer, a la lumbre de una vela, facilita- La versión colombiana del clientelismo con todas sus distorsio-
ba quemar ciertos papelitos de aquellos. Colombia no es en nin- nes favoritismos derroches e ineficiencias, al menos deja algún 11
gún sentido, territorio políticamente virgen. ' fluj~ de beneficio~ y garantiza un estrecho contacto entre políticos
El fraude ha sido, durante algún tiempo, de menor importan- y electores. El gobierno urbano, que tuvo que encarar l~s ~roble~as
cia. (La excepción es lo que podría llamarse el patriótico fraude de las migraciones desde el campo y el acelerado crecuruento c1ta·
en las elecciones presidenciales de 1970. Ese caso plantea un in- dino de las últimas décadas, podría ser ciertamente, mucho peor. El
teresante dilema para el moralista democrático, pero de todos mo- clientelismo, como la compra de votos (que aún persiste, aquí Y allá
dos ya está completamente olvidado). El mapa electoral del país aunque los compradores se quejan de los precios más altos Yde ~na
es notablemente estable. En orden descendente de magnitud, las mayor propensión al timo, lo que encarece visiblemente el negoc1o!,
áreas de influencia Uberal, conservadora y de izquierda están no son rigurosamente impopulares, ni irracionales: comprar l?tena
bien def"Inidas: hay excelentes mapas y gráf"Icos en Pueblos, regio- es en ciertas circunstancias, razonable, pero lo es mucho mas dar
nes Y partidos, de Patricia Pinzón de Lewin. Hay una alta tasa de ~ voto "financiado". Aunque el clientelismo solo no garantiza el
abstención, la edad mínima para sufragar es de 18 años, y el voto éxito en el escenario más amplio de la política nacional Yestá menos
no es obligatorio. Aunque el electorado no se arriesga -hay in- difundido de lo que algunos críticos pregonan --como ocurre con esa
vestigaciones que comprueban que el desempleo y el costo de la otra noción latinoamericana de "dependencia", esta del el ientelismo
336
MALcoLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

sirve para evitarse una seria labor de investigación y pensamien- muestra que ha m ejorado muchísimo a l respecto, y que ya no es
to:"-·
ningún político, ni parte alguna del espectro político, pueden bicho raro en e l concierto internacional). ..
triunfar o existir sin él. ¿y la corrupción? lEn esto Colombia está muy mal? Es cuesl10~
Genera votos, pero no autoridad legítima. Quienes se adentran importante difícil de contestar. lMás corrompida o menos que Me-
~n ~us ~terminables y exigentes laberintos, tienen poco tiempo 0 xico, ArgenUna, Italia, Oklahoma, Austria o Alema~a Oriental? Es
mclinacwn para ideas o políticas. Ya sean liberales o conservadores difícil aceptar, dada la magnitud de su actual confhcto, que. todo el
son pro~nsos a ocasionales ataques de autocrítica y queja, en lo~ país esté corrompido. Entonces, lq~é p~rtes o se~tores eslán afec-
que adnuten que, tal como ocurre con la clase dirigente la clase tados? Obviamente, Colombia está mas contammada que antes,
~ütica también ha fracasado, que los partidos tradicio~les son pero hay que tener en cuenta que es un país mucho más rico, Y q.ue
tristes desiertos ideológicos, que su composición multiclasista cons- la antigua sociedad en que cada cual estaba ailanto. de los n:g~c10s
tituye una fatal inhibición, que sería mejor leer más a Gramsci y de su vecino fue barrida del escenario. La corrupcion es, qUiza, un
entregarse a una franca lucha por una nueva hegemonía. Todo ello precio que hay que pagar. La política cuesta mucho dinero. Las elec-
más fácil de predicar que de hacer: elección tras elección, las faccio- ciones colombianas se han vuelto muy costosas y no hay control de
nes combinadas de liberales y conservadores, como los republicanos gastos, ni fondos electorales oficiales. Así, pues, los políLi:os que
Y los demócratas de cierta república más grande al norte reciben buscan ser elegidos son particularmente vulnerables y sena.lada-
más del 90 por ciento de los votos, y la clase política inund~ el Con- mente propensos a resarcirse posteriormente. La empresa pr1vada
greso y sigue aceitando la maquinaria. no es generosa. Pero no son únicamente los políticos con~encionales
. ~s~ parte del sistema o subsistema, tiene sus flancos legítimos quienes se han dejado corromper. El mal afecta a la mejor ge~~· a
e lleg1tunos. En cuanto a lo primero, un número de los supervivien- los "oligarcas", a los revolucionarios, ~ los militares, a los poht1cos,
te~ en esta rigurosa competencia son, obviamente, poüticos de for- a los jueces, a los abogados, a los mismos periodistas y hasta a los
~ldable talento, aunque en años recientes los ambiciosos han per- académicos. Por razones obvias, no hay estudios confiables al res-
c!ido la costumbre de permanecer mucho tiempo en el Congreso. pecto, y no son muchos los que se dedican a investigar estas cosas
Este no es tan malo como los críticos locuaces pretenden. Efectúa exhaustivamente.
mucho trabajo monótono, tiene algunas comisiones eficientes y has- Así como no todos los políticos profesionales son clientelistas,
ta puede reclamar el crédito por el manejo, relativamente bueno, de no lodos están corrompidos. Luis Carlos Galán, que fue ases~ado
la economía colombiana en los últimos años. en agosto, por orden de la mafia de Medellín, era el can~1d~~o
_(D~s pa~ntesis más. lPor qué fue Colombia la única gran presidencial con mayores posibilidades ~ara s~ceder a V1rg1ho
r epublica latmoamer.icana que no cayó víctima de los halagos de Barco y luchó, precisamente, contra el cbentehsmo Y la corrup-
los banqueros, en los desastrosos préstamos de la década de los ción. Lo que nos trae a las drogas, los asesinatos, los carteles, las
- ?
anos setenta. En parte, la respuesta puede ser que el país es una guerrillas, los derechos humanos y su violaci~n. . . ..
democracia, con un Congreso en actividad, que tenía que aprobar Colombia no cultiva coca en gran escala, rula comercJahzac10n
to~os .lo~ préstamos. _lBuen manejo, relativamente? lSegún qué de la cocaína emplea a muchos colombianos, ni las utilidades de la
cnterws. Que resultó conservador, consistente, predecible y pru- cocaína dominan su economía: ésta se ha visto más twrjudicnda
dente. Los críticos dicen que es un manejo demasiado parroquial que beneficiada por el narcotráfico. Los colom~ianos, des~le fines
que es una polí~ica que se contenta con logros muy modestos. Ha; de los años setenta, han controlado el procesamiento Yel t.t a~spor­
m_ucho que decU" a favor de eludir errores espectaculares. En los te de la cocaína, elaborada a partir de pasta de coca produc1rla en
anos setenta Colombia fue señalada por la exagerada desigual- Perú y Bolivia y de agentes qu(micos elaborados en Alcman~a. Oc-
dad en la distribución de su ingreso, pero el estudio más reciente cidental, Brasil y, sin duda, muchos otros lugares memos exoLwos.
338
MALcoLM DEAs DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 339

La participación colombiana en 1 .
a la geografía y en Parte e. ~~rcotrafico se debió, en Parte cos políticos asesinados. En ciertas regiones fronterizas, donde
a su trad1c1on de e · ¡· . . '
ta de esmeraldas mar·h M omerc¡a Izacwn violen- una competencia a la antigua por la hegemonía local se desarrolla
do de contrabando To~oueasnta Y b~t-lbot-o: este último es importa- entre la UPy sus protectores armados de las FARC, por una parte,
bros que cuentan · m . d 1 es 1en sabido Y se encuentt-a en U-
0
as e o que uno · · y adherentes de corrientes políticas más antiguas por otra -situa-
Florida, sus anárqui . QUISiera saber sobre la ción no muy diferente de la registrada por obra de los encuentros
cas agencias contra la dro .
arreglos legales las rm·-as b ga Y sus caoticos sectarios entre liberales y conservadores de otros tiempos-, las ba-
' en ares los · ·
manía de los criminales de r b . ' )acuzzis, las piscinas Y la jas se distribuyen equitativamente.
fT' ecu ru- con oro lo .....;r d
~odo eso es tema de interminables o ~ ts• uos e sus baños. Hay gran variedad de "narcos" y sólo el cartel de Medellín
raciones del caso, en que 1 il e nver~acJOnes, con las exage- -Pablo Escobar, Rodríguez Gacha y los Ochoa- ha retado direc-
Principales jefes por la revi:tsa ~ ebs de millones atribuidos a los tamente al Gobierno. Su propensión a los ejércitos privados, a los
.Por es crecen y se lin
mo 1os propios globos ima . t· - arremo an co- feudos territoriales, a los "diálogos" y la publicidad, su enemistad
C 1 b. . gma Ivos del senor Forbes
o om Ia Ílene una tradición de vi 1 . . con las FARC y la Unión Patriótica, su vinculación con elementos
complejas y la tt-ad· . . . o eneJa. Las causas son de las Fuerzas Armadas y la Policía, sus atentados contra políti-
' ICion, aunque msufic· te
explicación total como en s· ·¡· C. Ien ' es Parte de una cos, funcionarios oficiales, jueces y policías, todo esto les dio gran
- ' ICJ la y orceg B .
los anos setenta las cifra . a. ero a mediados de notoriedad. El esplendor de sus costumbres les otorgó una popu-
100.000 habitantes mostsrcaobnvencJOnCales de homicidios, por cada laridad lugareña, exagerada constantemente por los periodistas
' an que oIomb · .
que, por ejemplo Chile M. . Al . Ia era menos VIOlenta extranjeros. Compraban tierra, ganado, propiedad urbana, equi-
' , eXIco o emaru O . al
1957, la cifra había bajado 16 8 a nent : de 51.5 en pos de fútbol y hasta políticos, jueces, policías y soldados. La so-
México, 1975 44 7· Al a. · ~n 1975. (Cf Chile, 1977, 45. 7· ciedad al comienzo se sentía halagada, principalmente por sus
. , . , emama Onental 1975 36 '
Remo Unido fue de 9 O) D d ' • · 7. La tasa del parques zoológicos. Las cosas marcharon sobre ruedas durante
a 62.8, en 1988 (Cf .El. S ~s ~entonces, la tasa colombiana subió
un buen tiempo.
63). Sin duda, buen~ parta vda or, 1~80, 129.4; Guatemala, 1980, No hay duda de que el gobierno de Barco, a raíz del asesinato
1a droga. La geografía de la e e este Incremento t·
mue . tene que ver con de Galán, le ha inflingido serios golpes a este cartel, quizá fatales.
narcotráfico. Muchos de 1 • rte VlOlenta corresponde a la del Los colombianos son propensos a creer que mientras que el Go-
. os crtmenes no son u l 't• n
Sible precisar la cuant · d 1 . po 1 leos . Es impo- 1 bierno, las Fuerzas Armadas y la Policía son irremediablemente
la e os asesmato u liti n
mos años; lo de "político" n .t" "1 s po cos en los últi- ineptos, las organizaciones criminales, los guerrilleros, el "otro
. o es laCJ de deflll.ir ta . .
necesariamente que los res bl ' Y mpoco unphca bando", siempre son capaces de obrar milagros de ingenio, efica-
Un cálculo autorizado :e~r;:a e~ se~n so~dados o policías. cia y disciplina. Pero todos son parte de la misma cultura, y sus
cendieron, recientemente al 10 que .os asesmatos políticos" as- niveles de competencia no son tan diferentes: a largo término, el
violentas que se registran' ~or Ciento de las 15.000 muertes Gobierno ganará. No erradicará el narcotráfico de Colombia, pero
de sus militantes el anu~. ente. En relación con el número lo limitará y cambiará el comportamiento de quienes se dedican
Patriótica que fu~ fungrud pdo poiJtico que ha sufrido más es la Unión
a o como "braz 1 ·t n
a él. Es poco probable hoy que alguien aspire al papel de "El Me-
Farc en 1985 Y que h b d o e ec oral de la guerrilla xicano". (Hay un personaje en Cali que ingenuamente se hace
. , a usca o desde e to .
Independiente Sus m . ¡- n nces una lmea más llamar "El Canadiense". Éste sí seguro va a sobrevivir). La prensa
militaresn, gru.pos fin:~cf:d:osos enemigos han sido los "para- mundial, que copia a la prensa colombiana, que copia a la prensa
larmente "el Mexicano" G ¡por los _narcotraficantes, particu- mundial, fue demasiado ligera al juzgar lo que ha estado ocu-
. , onza o Rodrigue G h d
en diciembre de 1989 B . z ac a, ado de baja rriendo por la falta de éxito inmediato. La campaña contra los
. ero 1os miembros de la uP no son los úni-
topoderosos "narcos" no ha concluido de ninguna manera y el pre-
340
MALcoLM DEAS DEL PODER Y LA GRAMÁTICA 341

cio ha sido muy alto Pero . .


antes del asesinato de G 1 _era mevltable Y ya estaba en marcha taleza se explica por su larga historia: sus dirigentes no están más
a an.
Hace mucho que se alberga la ilusió d . dispuestos a renunciar al pasado y a entonar el mea culpa que los
te mediante el "diálogo"· 1 ·¡ b n e un arreglo mdulgen- liberales o los conservadores ni a renunciar a su sólida organiza-
deuda externa hech . ~ce e re oferta, en 1984, de pago de la ción y los recursos que obtiene del secuestro, de la extorsión o im-
vino d . a_ por a mafia de Medellín desde Panamá puestos locales que impone y de la cocaína. Recluta, en cierta for-
espues de que hizo asesinar al mini tro d J . . ,
arreglos podrían concebirse· si realm s . e ustlcla. Algunos ma, lo mismo que el Ejército y su disciplina es severa, muchas
la justicia colombiana -in~erosímiJ ente deJ~an de amenazar a veces criminal. A las FARC les falta mística. Los libros acerca de
cos" tamb·. t" perspecttva, pero los "nar- Tiro Fijo o "don Manuel", el más veterano guerrillero de América
len lenen su lad t"
supervivencias no son b o sen tmental Y sus expectativas de Latina, o del viejo y nostálgico ideólogo del movimiento, Jacobo
extraditarlos a los Estad~:~:d~:~tonces s:ría factible d~jar de Arenas, ya casi no se venden, al contrario de lo que ocurría hace
e!
diferencia del expedito de Miami n~ ero SIStema_colombtano, a seis años, cuando la tregua fue noticia. El alto comando de las
la mayoría de los díálog d, ?ermtte negociar la pena. En FARC planea recolectar otros 49 millones de pesos, de una u otra
do al margen corno ocurreospasa¡ os Ciertas realidades han queda- manera, para abrir otros 36 frentes, según fuentes del Ejército.
, con a recun-ente pan d .
lectuales de legalizar la dro L . . . acea e 1os mte- Ciertamente, soñar no cuesta nada, y una guen-illa armada
crack el e d ga. a JegahzacJOn tropezaría con el tiene que planear algo, pero ya no tiene un modelo para la futura
, ongreso e EU y el preside te B h .
el comienzo de una larg . d bn us , este no sería sino Colombia, si alguna vez lo tuvo y no cuenta con ninguno en el
narcogubernamentales :sen~ .: ~ ;táculos. Para los acuerdos exterior. Esencial e históricamente, fue una organización defensi-
mentos tales como lo , u~ o vt an ~se de la ley, hay impedí- va, a menudo con mucha razón. Como un comentarista liberal dijo
las bombas de la mafilsa le70dJ.n~cenbtes Ciudadanos asesinados por recientemente, "ha dejado de ser la vanguardia del proletariado
. n tCJem re.
Sm embargo aunque 1 . .• para convertirse en la retaguardia de los 'colonos'". No es la fuer-
bierno de Barco ; a optruon en general respalda al go- za siempre en expansión de sus propios planes estratégicos y hace
de Medellín hay maruac hque_ n~ se muestre indulgente con el cartel algún tiempo viene sufriendo severos reveses a manos de habi-
' o rmtsmo y co d d ·
cío de la dro . n escen eneJa con el comer- tantes exasperados que han conformado grupos paramilitares,
neros "narc!~fti~:~o~:: ~~u:o:~::nsi':'a _c~n los fronterizos pío-
1
con ayuda de los "narcos" o del Ejército, o de ambos. Públicamente
llera Oriental o en la Sie:.X.a de La pnnutJvamente en la cordi- 1 tiene que rechazar el secuestro y el negocio de la coca y pregonar
como es lógico insiste Macarena. Los colombianos, la tregua. Tiene poco apoyo fuera de sus propias áreas, las más
los consumido:es En 1n tercamente sobre la responsabilidad de importantes de las cuales son las fronteriza~ y en las fronteras
.. . a semana en que el cartel d M d U.
cto una especie de rend· . . l al e e e m ofre- está la política del pasado, no la del futuro. Conflictos, oportuni-
Jcton, e calde B f
comprarcrocken Washington ¿ ' 1 ~ _ue_arrestado por dades y circunstancias locales -el castrista ELN, en el norte, se
dará allí "lanu· · d . · Que e pasara? El dice que se que- mantiene vivo gracias al oleducto-, pueden explicar la presencia
en ose 1as pattc " El .
credibilidad del cartel de Med:~Ín ;residente B_ush duda de la de los guen-illeros pero no les da una vigencia nacional.
que los norte . . los colombtanos no creen También son malos tiempos para la izquierda inerme. (Es di-
amencanos combatan el consumo
La mayoría de los gu ·u . · fícil detectar algún elemento político que la favorezca en la actual
fronterizos. Hay unos 10:; e:ros convlVe~ con los colonizadores coyuntura, ni siquiera como pura abstracción). La UP se cansó de
de militancia La or . . .. ~o el pais, con diversos grados la teoría comunista oficial de "la combinación de todas las formas
. . . . garuzacwn mas anUgua son las FARC S di
ngentes son VIeJos Y au . . us . de lucha", que no es sino un infernáculo ideológico en que sus
multiplica sus •rre~tes" nfiqu: lmconcibe atrevidos planes Y cada día adeptos defienden la teoría de "la guen-a popular prolongada",
~
, o Cia ente se declara en tregua. S u tor-
mientras que solicitan la protección del Gobierno que combaten.
342

Al propio tiempo, este movimiento


protección de las RA nr.
MALcoLM DEAS

no puede rechazar de veras la


ru~ en aquellos sectore d 1
DEL PODER Y LA GRAMÁTICA

años ochenta sin ver afectada su estabilidad institucional- y no


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l
que espera pintar para . d s e mapa electoral es difícil suponer peores alternativas.
siempre e verde
quierda también experimenta 1 . . , que es su color. La iz- Colombia ciertamente necesita más derecho y más orden, en
efectos no son menos 1 a CriSis general del socialismo; sus el sentido propio de estas palabras: más "garantías" y más justi-
rea es aun cuando . . tr ,
oportunidades a personas cuya d .. sumirus a comodas cia, sobre todo, en la antigua aceptación del término justicia. Éste
empresa es parcial en el m . d elvocion por la libertad Y la libre fue el clamor de todas las gargantas en el entierro de Galán. Es
. . . eJor e os casos ...
La mas Siniestra innovación de . . - algo que economistas y planificadores, así nacionales como ex-
sentan las organizaciones pararniliu:;to~ ultu~os anos la repre- tranjeros y la mayoría de los políticos han descuidado. Antes de
cos" Y apoyadas al P s, manCiadas por los "nar- alcanzar los deleites de la "sociedad civiln, el país necesita forta-
tar. Fuera de 1~ cor:::i~:~ael,e.m~ntos d~ .la inteligencia mili- lecer el Estado, para ser una democracia más cabal. Requiere un
narcotraficantes part' 1 ' ogica pohtica era que ciertos sistema judicial nuevo, en que jueces mejor remunerados, cuida-
, 1cu armente Rodri G
con el Ejército el atan' d 1' . guez acha, compartían dosamente escogidos y adecuadamente protegidos, sean capaces
e e 1mmar a los gu ill
determinadas áreas Y activid d D f. err eros, al menos en de dictar e imponer sus fallos; en las condiciones actuales, la ma-
espero, esta amenaza El . a es. os actores reducirán, según yoría de ellos no puede hacer nada. Sin' esto, no sólo el nivel de
· primero es el agota · to d
del cartel de Medellín El d mien e los recursos homicidios seguirá siendo alto, sino que los sucesivos gobiernos
· segun o es la purg d E' · .
por Parte del presidente Barco Po a . e ~erc¡to Y Policía verán extraordinariamente entorpecidos sus programas en todos
coronel es como 1 b d . . r comprensibles razones -"un los órdenes.
a an era nac10nal"_ to 'b
dad, pero la cifra de los im l ' d . ' ~s reci e poca publici- Hace cien años, Núñez citaba a Taine ante sus compatriotas:
.
ból Ica. P Ica os es s¡gruficativa y , . no importa lo malo que un gobierno pueda ser, su ausencia es
Para acometer esta labor de d ., mas que SI.m-
civil y militar . epuraclOn se requiere valor mucho peor, pues el poder va a parar, así, a manos de "agrupacio-
C 1 . , como se ve contmuament.e en Irlanda del Norte nes transitorias que, como torbellinos, se levantan del seno de la
Colom:~aq~~: ~~epr~=sqtaueasde utilice contra el tráfico de droga~ en polvareda humana. Este poder, que con tanta dificultad es ejerci-
esgastarse por 1 .• do por los hombres de mayores aptitudes, se comprende cuán las-
tos de contacto con el ad . a corrupciOn en pun-
versariO como oc timosamente habrán de desempeñarlo fracciones improvisadas".
de caucho. Esta es una bu ,, urre con una borrador
ena razon com d b d Núñez no permitió que eso ocurriera y hasta el final de su vida
presidente Bush para no ap 1 1 , f o e e arse cuenta el
' e ara as uerz mil' gobernó desde su glorieta de Cartagena. El doctor Barco, como el
casos absolutamente neces . R , as Itares, salvo en
ar10s en eru B r · e anciano Núñez, es un hombre austero y muchísimo menos comu-
mejor recurrir a otras m· t'tu . ' ' o IVIa Y olombia. Es
s I ClOnes menos 1 bl nicativo. Él no sólo no ha adulado al pueblo, sino que ni siquiera
pectaculares lesiones simb T : vu nera es a las es-
inteligencia. o Icas e Incrementar los servicios de habla mucho con los expresidentes, los "oligarcas", la clase diri-
gente, la clase política, El Tiempo, El Espectador, El Siglo, los
¿Por qué este corto ensayo se refier obispos, los monseñores o los dirigentes de Fedeplást.cos. Entre
el sistema político colombiano? Po e tanto a la confusión en
tanto, muchos remolinos se han suscitado y las críticas al tacitur-
este sistema político donde el a, r~ue es dentro del contexto de
no gobernante han sido particularmente severas.
mas. (lCuál fue el v¡'e,;o b' P 1S ti~~e que resolver sus proble-
. ' sa lO que dijo qu " 1 h b ¿Quién gobierna a Colombia? Hace cien años, a primera vista
historia, pero no escoge los materiale e e om re. hace su no parecía que el gobernante fuera Núñez. El doctor Barco no me
hacerla"?) El . te s con los cuales tiene que
. . Sis ma es extraordinari . . ha ofrecido ningún consulado, aunque sí aceptó escribirme un
países habrían podid . amente elastico -pocos prólogo para un libro de acuarelas antiguas. No me comprometí
o soportar las dificultades de Colombia en los
a recompensarlo con un soneto. Pero les apuesto lo siguiente: lo
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MA.r.cüLM D":AR

que los gobiernos logran no parece muy claro t"


d B en su 1empo· cunn•
o arco _abandone su despacho, los colombianos comprobarán NOTA BmLIOGRÁFICA
mucho ~as de lo que suponían, que Barco sí gobernó durante IIU~
cuat_ro a~~s, que dejó al país con sus libertades intactas y, quiziÍII
en SJtuaciOn un tris mejor que cuando asumió el cargo. ' . •

"Miguel Antonio Caro y amigos: poder y gramática", fue es-


crito para la revio;ta History" Workshop de Londres, "revista de
historia socialista y feminista", a petición de su generoso editor
Bill Schwarz, para el número conmemorativo de 1492.
"Los problemas fiscales de Colombia durante el siglo XIX" se
debe a una invitación de Miguel Urrutia, entonces director de Fe-
desarrollo; apareció en M. Urrutia, ed., Ensayos sobre historia eco-
nómica colombiana, Bogotá, 1980, y una versión inglesa salió en
Journal o{ Latin American Studies, Vol. 14, part 2, November 1982.
"Pobreza, guerra civil y política: Ricardo Gaitán Obeso y su
campaña en el río Magdalena, 1885" apareció primero en Nova
Americana No. 2, Turin, 1978, a pedido de su editor Marcello Car-
magnani. La versión en castellano fue publicada por Fedesarrollo
como panfleto de ocasión, Bogotá, 1979.
"La presencia de la política nacional en la vida provinciana,
pueblerina y rural de Colombia en el primer siglo de la república"
fue escrito para un congreso de FAES, Medellín, sobre el mundo
rural y publicado por iniciativa de Marco Palacios en M. Palacios,
ed., La unidad nacional en América Latina. Del regionalismo a la
nacionalidad, México, 1983.
"Algunas notas sobre el caciquismo en Colombia" apareció en
el No. 127, octubre 1973, de Revista de Occidente, Madrid, núme-
ro dedicado al caciquismo, editado por José Varela Ortega. La tra-
ducción es de Eva Rodríguez
"Una hacienda cafetera de Cundinamarca: Santa Bárbara
1870-1912" forma un capítulo en K. Duncan y l. Rutledge, eds.,
Land and Labour in Latin America, Cambridge, 1977. La versión
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MALcoLM DEAs

en castellano es del Anuario colombiano de la historia social y de


la cultura.
"El Nostramo de Joseph Conrad", apareció en Pluma, Bogotá,
marzo-abril, 1977.
"José María Vargas Vila" forma la introducción a la selección
de su obra publicada por el Banco Popular, Bogotá, en 1984, Var-
gas Vila. Sufragio - Selección - Epitafio.
"Una visita al Negro Marín" y "Aventuras y muerte de un
cazador de orquídeas", aparecieron en Credencial Historia, no-
viembre 1990 y octubre 1991. Agradezco a Camilo Calderón
Schrader y a Revista Credencial Historia su permiso para incluir-
los en este volumen.
"Un día en Yumbo y Corinto" fue escrito a pedido de Jorge
Orlando Melo para su Reportajes a la historia colombiana, 2 Vols.,
Bogotá, Planeta, 1989. Agradezco a Enrique González y a Edito-
rial Planeta el permiso de incluirlo aquí.
"Una tierra de leones: Colombia para principiantes", salió en
el London Reuiew o{ Books, 22 March 1990.
He revisado todas las traducciones. Algunas son anónimas.
Gran parte de "Miguel Antonio Caro ... " y de "Una tierra de leo-
nes ... " se debe a Luis Guarín. Escribí "La presencia de la políti-
ca ... ", "El Nostramo ...", "José María Vargas Vila", "Aventuras y
muerte ... ", "Una visita ... ", y "Un día en Yumbo y Corinto" en
castellano, con la ayuda de varios maestros y maestras de estilo,
como también la "Corta confesión".
--------------------~

1\Ialcolm Deas reúne en este


libro trabajos sohre hist(lria ele

Colombia escritos en las dos
últimas clécaclas. En su mayoría.
se hallaban hasta ahora
dispersos en libros y revistas no
siempre ele facil acceso al lector
colombiano. Desde ángulos
novcclosos, Inuchus veces
pioneros, el autor tl·ata ternas
bien diversos que ahm-cru1
importantes periodos del siglo
pasado y ele) presente: la
importancia ele la grmnática en
la historia polítieu clcl país. la
rclaci(m entre los ciclos
econúmicos y las guerras civiles,
lu prqmruci(m y el lllotlL:'\ie de
llllU gueiTa civil. la persistente
pobreza clel Estado. los albores
y \icisitudes el el cultivo del
nt.fc, el periodismo radical, y e 1
proceso de paz de los mios
ochenta.

il
. .

ISBN 958601411·8

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EDITORES 9 789586 014113

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