La verdadera felicidad
implica la abolicién de la
religién en cuanto felicidad
ilusoria para el pueblo.
Karl Marx
or)
yy
ie propiedad hacan variar, asu vez,
Jas de sus vauperestructurase: la po-
Itica, el derecho, la religion, la floso-
ffay elarte, que se desarcllan para
setvire log intereana de la clase ope
sot, romoviendo sus valores e inte
eons desviando la atancion respec
toalas realidades polices. Aun as,
1 ase opresora tampoco es qin
determina log acontocimiantos olas
Instituciones. Hegel habfa explicedo
{que cada época so ve arrastrada por
1 Zeitgeist, o sespiritu dela épocas,
‘dea con la que Mare esté de acuer
do. Ahora bien, donde Hegel veia al
Zeitgeist determinacio por in eet
tuabsoluto que se desarrallaba en el
tiempo, Marxlo ve determinado pot
Ja elaciones sociales y econémicas
ela época, que son las que definen
Jas ideas o wooncianciaw de los indi-
vidoe y las socledades, En la pers
pootiva marxista, la gente no deja su
sell en la época quehhabita, déndale
forma, sino que es la época laque de~
fine alas personas.
Latevieién macxista dela floso-
fa de Hegel, de un desattollo del es-
La Revolucton Industrial dispuso
\@especialasciin en forma Ho emploos
remunereoe. Asie gente forms grupos
clases integtadas por equaling que
‘compatiancatogara sociosconémica,
LAE
pista a uno delas amas de predue-
ibn sociales y econémicas, 5e vio
también infuida por otro leo ale~
‘én, Iadwig Feuerbach, quien cela
(quo ia saligién tad-cional os fla in-
telectualmente no se ve cortobora
{da por ningin tipo de razonamiento~
y contribuye a la nisetia humana.
Feuetbech afima que ol hombre crea
los dioses a su imagen, a partirde
tuna mezcolanza do las virtues su-
premas de la humenidad, y que, des
Duds, se ata a estos doses einventa
religiones, prefiriondo astos rsuofiose
‘al mundo real. Ast la gente se alie~
za al compararso¢ ef misma con un
dios que ha olvidado que cred.
‘Maretambién opina quela gente
se ata ala rligién porque busca un
Jugar en elque el individuo no se vea
despreciada 0 allazado, pero explica
‘que asto no aa deticio ¢ ningiin dios
autortato, sino a hechos matarialos
‘ena vida diaria de cada cual. Para
4 la respoasta no ast sélo en la eli
‘minacién de la relgién, gino on un
cambio plitoo y social total.
Una utopia marxista
‘Adama da au zea sos la histo-
Xa humpana hasta la aparicin de las
DE LA REVOLUGION 201
clases burguesa y proetaria, el Ma-
niflesto comunista inchiye oles ex
posiciones acerca de la sociedad, Ia
politica y la economia. Por ejemplo,
argumenta quel sistema capitals:
ta noes maramonto explotador, sino
Anancieramente inestable por natu
zaloza, lo que lleva ala repeticion de
crisis omerciales cada vex mas gra
vves, ala pobreza cada vez mayor de
Jos trabajadoresy ala emergencin del
‘proletariado como tnica clase genui-
‘amente revolucionaria, Por primera
vver en la historia, la clase revolucio-
‘aria representa ala gran mayoria de
Ja hummanidad,
Dichos acontecimientos se ven
respaldados parla creciente compla-
jidad de los procesos de produecion
Marx prodijo quo ol desarrollo de la
‘wenologia levarlaa un aumento del