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El compás es una unidad de tiempo en la que se divide una obra musical. Se representa con una
línea divisoria que cruza verticalmente el pentagrama desde la primera a la quinta línea del mismo.
Estas líneas divisorias marcan el comienzo y el final de cada uno de los compases.
El numerador muestra en cuántas partes se dividirá el compás, es decir, cuántos pulsos habrá en
cada uno; y el denominador determina la duración de esos pulsos.
Cada figura tiene un número de equivalencia con lo que se representa en el denominador: Redonda
= 1; Blanca = 2; Negra = 4; Corchea = 8; Semicorchea = 16; etc.
Por lo tanto, si contamos con un compás de 4/4 quiere decir que el mismo estará compuesto por
cuatro negras o por cualquier combinación de figuras que dé como resultado aquella suma.
Ahora sí, sabiendo esto, podemos entender qué son los compases Simples o Compuestos. Estos
se diferencian por su subdivisión. Es decir, según cómo será la partición de la negra.
En los compases simples la negra se divide en dos corcheas iguales, por lo que son llamados
compases binarios.
Subdivisión binaria.
Mientras que en los compases compuestos la negra se divide en tres corcheas iguales. En este caso
son llamados compases ternarios.
Subdivisión ternaria.
Para entender mejor de qué forma se completan cada uno de los compases, muestro los siguientes
ejemplos.
Simple
Compuesto
Hay que tener en cuenta que la negra (en los compases simples) y la negra con punto (en los
compases compuestos) representan la misma cantidad de tiempo. Tocados a la misma velocidad, la
nota durará lo mismo. La diferencia está en cómo debe dividirse. Ambas figuras (la negra y la negra
con punto) son la figura que va a marcar el metrónomo con su velocidad.