Cultura y Sociedad: una introduccién ,
* Nestor Garcfa Canclini
1- ¢Por qué no existe una sola definicidri 7.,
Bajo el nombre de cultura se colocan realidades muy diversas. Ef
lenguaje popular lo usa de un modo, Ia: filosofia de otro y en las
ciencias sociales se pueden encontrar miiltiples clefiniciones. Dentro de
la propia antropologta social, la disciplina que més se ha ocupado de
la cultura, no todos entienden lo mismo al referirse a esa palabra, Se
ha dicho que incluye el conjunto de lo creado por los hombres: la
totalidad de capacidades y habitos ailquirides por el hombre como
miembro de la sociedad (Tylor); la:organizacién de ta experiencia
compartida por una comunidad’ (Goodenough); las formas
estandarizadas de observar el mundo y de reflexionar sobre él, de
comprender las relaciones existenites entre las personas, los objetos
y los sucesos, de establecer preferencias y propésitos, de realizar
acciones y perseguir objetivos ( Valentine ) . ¥ asf podrfamos avanzar
en este bosque de definiciones que ya en 1952, segiin la recopilacién
de Kroeber y Klukhohn, andaba por las trescientas.
No es facil con éstos. antecedentes, proponer una definicién de
cultura sin discutir antes los principales criterios empleados en su
conceptualizacion. pensamos que la tarea prioritaria consiste en situar
el término en tos espacios que han ido configurando su sentido: en la
historia octal de su uso y el los sistémas conceptuales de relaciones y
oposiciones con otros conceptos. Del trabajo critico sdbre ésta doble
trayectoria surgiré su ubicacién :mas pertinente en las actuales
estrategias tedvicas y sociales del conocimlento: en una teorfa que se
muestre como la mis idénea para explicar el funcionamiento de la
realidad. y para aprovechar ese .término a fin de hacerlo mas
ineligible. ' :
Realizaremas-este trabajo-con el concepto “ae cultura’ siguiendo su
uso en tres sistemas: la filosofta idealista, donde se’ lo opuso a
civilizacién; la antropologia social, que lo enfrenté a naturaleza y a
sociedad; y finalmente, la manera en que el marxismo lo correlacioné
con los conceptos de produccién, reproduccién, superestructura ,
ideologfa, hegemonfa y clases sociales. No trataremos exhaustivamente
'ninguno de éstos temas. Sdlo nos interesa criticar en forma global las
pasiciones idea examinar las convergencias y ‘contradicciones
entre alguna jciones antropolégicas y marxistas, aquellas que
s para fundamentar una investigacién sobre la
2} Cultura vs. civilizacion.
ny una manera de entender la cultura como educacién, erudicin,
ina miento, informacién vasta, en fin; el ctimulo de conocimientos y
aptitudes intelectuales y estéticas que se adquieren individualmente.
Vamos a detenernos en esta acepcién porque es la que sostuvo el
sis de los fendmenos culturales en tas humanidades clasicas ( la
filosoffa, la historia ,la literatura ) y en gran parte atin persiste,
mbién porque es el modo en ‘que hoy se concibe vulgarmente la
cultura, el ser culto y por tanto su diferencia con ta cultyra popular.
Esta definicién parcializada se basa histérica y conceptualmente en
igs teorfas que oponen cultura y civilizacién, aunque no todos los que
Ij usan conozcan ese origen. Hay que referirse especialmente a la
losofia idealista alemana ( Dilthey, Windelband, Rickert, Spengler ),
ue ademas influy6 a fos fundadores: de {a antropologla
lorteamericana (; Boas, Sapir ). Para el idealismo alemdn la cultura
barca el muindo de los valores , las creaciones espirituales, el
jerfeccionamient> moral, intelectual y_estético; la civilizacién es el
ampo de las actividades técnicas y econdmicas. Se juzga entonces a la
tultura la esfera mds elevada del desarrollo social y se la analiza por
jus méritos espirituales supuéstamante intrinsecos; la civilizaci6n es
sta como los bienes y actividades inferiores necesarios para la
upervivencia y el avance material, pero que no contribuyen a la
ignificacién del Hombre. El ideal de vida serfa ocuparse de lo material
n lo estrictamente indispensable -y dedicar el mayor tiempo a: la
ultura, o sea perfeccionarse espiritualmente , construir y expresar
na personalidad singular,. buscar respuestas a los enigmas del
niverso y de la existencia humana. '
- El concepto idealista de cultura merece por lo menos dos objeciones:a. Al oponerto al concepto de civilizacién no se ha hécho mas que
ofrecer una version maquillada de un viejo divorcio : entre lo
material y lo espiritual, el cuerpo y el alma, el trabajo y la°
conciencia. La separacion de culturd y civilizacin reproduce en el
campo tedrico la division de la sociedad en clases , de un lado Ja
actividad --material-- de apropiacién y transformacién de la
naturaleza ; del otro la traducclén simbélica —ideal— de esas
operaciones concretas . De ésta escisién surge una metodologia
dualista que ve los hechos culturales como si se tratara de
fendémenos puros del espiritu y que es incapaz de entender su
conexién orgénica, necesaria con la base material. La dificultad
para captar la génesis material del sentido tiene su rafz en una
organizacién social. dividida, y , mas particularmepte, en la
manera abstracta en que las clases dominantes y los irftelectuales
que elaboran su ideologfa participan en la transformacién
material de la realidad. Este problema, nacido con ta separacién
entre trabajo manual e intelectual, se agudiza en el capitalismo
porque su mayor complejidad’ aumente la divisién técnica de los
trabajos y dificulta una comprensién global de ta totalidad,
porque sis desarrotto hizo posible una mayor autonomla de la
produccién cultural (y de cada campo: cientifico, artistico ).
b. Tanto el uso del concepto de cultura en las humanidades
clésicas como el lenguaje comtin presupone que la-cultura abarca
los conocimientos intelectuales y estéticos consagrados por las
clases dominantes en la s sociedades europeas. Pera la parcialidad
de esta delimitacién no es tematizada, casi nunca se ve como
problema‘originario. Solo aparece en un segundo momento: como
pueden los sectores sociales que no poseen la cultura" los palses
dependientes acceder a ella. Asf se naturaliza la divisidn entre las
clases sociales y entre las sociedades, se oculta el origen histérico
de esas divisiones y que un sector haya otorgado universalidad a
su particular produccién cultural; al mismo tiempo, se descalifica
y excluye’~-como ajena a la cultura— la produ jén simbélica de
los pafses no occidentales y de las clases subalternas de occidente.
_ Esta concepcién idealist y etnocéntrica ha servido para justificar
la dominacién imperialista de, las metrépolis y la imposicién de