su fibertad de accidn. Los ejércitos de mercenarios mexicanos se
reclutaban asi entre esta "raza particular” que lego a dominar todos fos
caminos de México, gravitando en el pais como otro sector marginal
negativo de la sociedad mexicana de aquella época
Dialéctica de ta
economia mexicana
LONSO AGUILAR MONTEVERDE"
7. LA LUCHA INTERNA POR EL PODER
‘el Capitulo 5 dejamos nuestro examen af iniciarse fa Refor-
“ma, incluso anticipamos algunos de fos rasgos caracteristi
‘osde esa etapa, por considerar que es en ella cuando et capitalismo
* se-cuelve en Mexico el sistema 0 modo de produccién domi-
ante En ef Capitulo 6, tratamos de bosquejar teGricamente el cardcter
de la nueva estructura socioeconomica, cuyo desarrollo, como hemos
visto, fue fruto de un largo y accidentado proceso historico, Ahora, para
restablecer [a secuencia cronoligica deliberadamente interrumpida ¥
poder apreciar con mejores elementos de juicio y mésde cerca la forma
een que se configura el capitalismo del subdesarrollo,reviviremos los
hhechos principales de la época que en nuestra historia se conoce como
“ia Reforma’, y que hasta aqui, dimos en cierto modo por supwestos,
AA hablar de la Reforma, no nos imitaremnos a examinar las condl-
ciones existentes en el momento en que se dictan las leyes que llevan
ese nombre, a recordar las vcisitudes dela Guerra de Tes Afios oinclu-
so a reconstrur a etapa més larga en que Juarez asume fa jefatura indi
cutible de fa causa liberal, Como lo hace Molina Enriquez. tomaremos
‘como marco de referencia el periodo, de tres décadas “de transicion’
Aguiar Momcretde, Alonso. Diagctice dela economia mericana, Editorial Nuestro
Tempo, py 100-210,296
que sinicia con ei triunfo det movimiento de Ayutlayla caida del dt
‘mo gobierno de Santa Anna," y distinguiremos tes fases sucesivas. una
que se prolongs desde el triunio del Plan de Ayutla hasta fa victoria de
Catpulatpan -1855-60-, con fa que termina la Guerra de Tres Afios. otra
que corresponde al conficto con Francia ¥ que culmina con la muerte
dde Maximiliano —1861-67-. y una Gltima, que cubre aproximadamente
el decenio comprendido entre el restablecimiento del gobierno repubi-
canoen la ciudad de México y el Plane Tuxtepec -1867-76-, con laque
propiamente concluye la época de la Reforma y se incia el portiriato.
El Plan de Aguila se lanza, como es sabido. en el lugar de ese nom-
bre, el" de marzo de 1854. Die dias despuésse enmiendaen Acapulco
1¥se incorpora el generat Juan Alvarez como cabeza principal del mov-
miento, ¥ unos meses mas tarde se agregan Juirez, Ocampo, Arriaga,
Mata y otros prestigiados liberals que regresan del destierto.
El Articuto 1°, establece
Cesan ene jetcico del poder piblico don Antonio tépez de Santa Anna y Los
demas funcionatis que, como é.hayan desmerecio la confi de os pueblos
se opusiern al present Plan
En fa parte expositiva del documento se acusa al gobierno de haber
“ollado las garantias individuales”. de “oprimir y vejar a ios puebios re-
cargéndolos de contribuciones onerosas... de restringi la libertad de
imprenta y de haber vendido una parte considerable del territorio en.
vez de cuidar su integridad’
EL Plan no es, estrictamente hablando, radical; no postula la necesi-
dad de una transformacién social profunda ni anuncia cambios inme-
diatos que alarmen a los defensores del prcllegio.Establece un régimen
{ransitorio para elegir un presidente interino ~que como era de esperar-
se resulta ser don Juan Alvatez-, ofrece convocar un congreso extraor-
dinario para elaborar una nueva Constitucin que reafirme a la nacién
el carécter de una “repablica representativa populet”.¥ deja en pie el
Viejo efécito federal, “noble instituto” al que reconoce la mision de ser
“apoyo del orden y de las garantias sociales”,
' Véese Andrés hoina Eniques,lsre a Reforma, México, 1956 pp. 703 $5
'* Vease: lane Apia, en Benito user. Documents dscursoscorespondenci Mx
0 1964, Tomo 9.13
|
1
207+
En fa proclama que juan Alvarez hace al triunfar fa revolucién, en
noviembre de 1855, recuerda con orgullo haber estado al servicio de
Hidalgo desde le iniciacién de la lucha emancipadora, y no oculta su
credo liberal; censura a Santa Anna por haberse convertido en “jele ¥
protector de la faccién que ha deshonrado nuestra historia con sus ex-
‘ces0s..", y concluye anunciando con modestia que. al instalarse ef nu:
‘vo gobierno nacional, habré cumplido su misién y prestaré su “sincera
cooperacién para sostener las relormas titles ¥ saludables que deben
hhacerse y que la patria demanda para afianzar su libertad, consolidar su
independencia y procurarse la dicha de que es gna."
De qué relormas se trata? Nada se aclara al respecto, Tanto los par
tidarios como fos enemigos de la tevoluci6n, empero. haban de ella,
hhablan de reformas que pongan fin a la anarquia, fa inestabilidad, la
penuria, os atropellos y el descontento que se advierten en todas par-
tes. Elrégimen de Santa Anna ha llegado a tal grado de descomposicion
que ni sus aliados mas adictosse sienten seguros bajoét, La titima etapa
de la dictadura es peor que todas las anteriores: a partir de 1853 fos
viejos problemas se agudizan y se agregan muchas nuevas diticultades.
El presidente reclama poderes casi omnimiodos se burla de la Constitu:
‘cin ¥ en un rapto de megalomania acaba por darse el extravagante
titulo de “Alteza Serenisima”. Ante la bancarrota del erario se imponen
nuevos gravamenes y aun llegan a exigirse arbitarias contribuciones
hasta por el niimero de puertas,balcones y ventanas que una casa tenga
hacia la calle, Pero tales medidas de apremio 5 Ia wenta que, pocoantes,
decide hacer su ‘Alteza Serenisima” de un girén de la patria conocido
como La Mesilla, solo alivian fa situacion unas cuantas semanas. sin que
{a efimera holgura financiera logre acallar el creciente descontento po-
ular, Cuando la revolucién estalla las cosas se agravan y la crisis asurme
caracteres alarmantes, Para sostener la tirania se refuerza el ejército, se
rmultiplcan fos gastos improductivosy. naturalmente, elsaldo nose hace
esperar: el déficit del gobierno llega a ser insostenible, y para hacerle
frente se elevan de nuevo los impuestos, se restablecen la alcabalasy se
convierte a los gobiernos estatalesen meros departamentos administra-
tivos.*" Simulténeamente, se otorgan ventajosas concesiones al clero
> Bid, pp 9293.
Uae, Richard A. Johnson, The Meatcan Revolution of Aputla 184-5. Ins, 193
p23 yg,cen general. a [0 ricos, que en ditima instancia entraiian una mayor ex-
plotacién de fas masa. alas que, por otra part, fa dictadura intenta atraer
mediante el estimulo a la educacién, algunas obras piblcas, un sospe
choso ya la vez sintomaético apoyo a toda clase de celebraciones patridt
as 7 religiosas y la composicién de un encendido himno nacional
Con frecuencia se presenta al gobierno de Santa Anna como un ré
gimen castrense, empenado a toda costa en contener el progreso del
pais y al que 3610 interesaba servir al cleo, al ejécito y a un purado de
latifundistas que, cuarenta ytantos aftos después de iniciada la guerra
de independencia, sequian aftorando el régimen colonial. Al margen de
todo partidarismo es dificil negar, que especialmente en sus tiltimos aos,
la dictadura fue profundamente reaccionaria ¢ impopular, y que liquidé
todas fas lbertades piilicas 9 todas las formas demacraticas con que el
pais habia tratado de normar su vida desde principios del siglo. Bajo la
funesta administracién de Su Alteza Serenisima -escribe Zarco- "0s
prohombres se convirtieron en verdugos yen esbirros... presidente y mi
nistrosy diplomaticos y hombres de estado, no tenfan mis competencia
ue la del robo, y mientras fa naci6n sutra la miseria ya opresion, como
Petros ¥ gatos se disputaban en la tesoreria hasta el diltimo peso” "
Bajo dictadura hubo, en efecto, acaso como nunca antes, una pro-
funda corrupcién, hubo también represiOn, frecuentes y graves viola
cionés a la libertad de pensamiemto ¢ injustlicadas restricciones a la
libertad de tmprenta, como las establecidas por la impopular Ley Lares
ifegales destierros e insultantes privilegios en favor de unos cuantos
como escarnio a un pueblo miserable y brutalmente explotado, Quie-
nes s6lo ven relaciones feudales en el México del siglo xix y sobre todo
en la época que culmina precisamente en la Reforma, sin embargo, aso:
cian el santaanismo, de manera simplisia y absoluta alos intereses de
las clases tradicionalmente privilegiadas, construyendo un esquema que
no se compadece con la forma en que realmente e desencuelve el pro-
ceso socioeconémico. El régimen de Santa Anna tuvo siempre. es ciet-
to, estrechisimas relaciones con el clero; en verdad uno al otro se
apoyaron mutuamente, Las leyes de 53 y 34, que suprimieron la coac
cién civil para el pago de los diezmos y excluyeron a la iglesia de la
educacién piblica,primeras importantes manifestaciones de la doc:
na liberal que triuntaria con la Reforma, fueron nulificadas por Santa
" Fraelsco Zoco, Historia det Congreso Consiunie de 185657, México, 195. 592
‘Anna, quien asi conquistaria el elogio ya entrega sin reservas del cleo:
iSea mil veces bendito~fedirian-el hombre que con tan diestra mano
ha sabido volver a Dios su legitima herencia!"*
‘Que las fuerzas tradicionalmente reaccionarias apoyaron a Santa
{Anna hasta el iltimo momento, es un hecho teconocido por esas pro:
pias fuerzas En la famosa cara que, en marzo de 1853, le escrbe Lucas
‘aman para darle a conocer as principales ideas del programa conser-
vador, se lee. "para realizar estas ideas se puede contar con fa opinién
general, que esta decidida en favor de ellas,y que dirigimos por medio
de os principales peri6dicos de la capital yde fos estados. que todos son
nuestros”. “Contamos—ademds-con la fuerza moral que da la uniformi-
dad del cero, de los propietarios y de toda la gente sensata..""*”..Nues
{vos enviados..no van a pedirle a usted nada... var iinicamente a
‘manifestar a usted cudes son los principios que profesamos los conser-
vadores y que sigue por un impulso general toda la gente de bien."
Entre esa “gente de bien” figuraba, naturalmente, fa oficialidad del
ejército, Pero las fuerzaseclesisticas y militares no eran las énicas y.en
un sentido estricto, tampoco las dominantes. Ambas eran mas bien cor-
poraciones estrechamenteligadas y al servicio de las clases altas. que
en parte disfrutaban de los prvilegios de éstas, peo en parte, tambien,
estaban consttuidas por mllares de personas modestascuya condicién
se acercaba mis a la del pueblo, Com bien dec ia Mokina Enrique res
pecto al lero ~y la afirmacién valia también para el ejército~ estaba
compuesto de “criollos arriba y de indigenas abajo" Al propio tiem-
po, més que una estrecha y soida alianza de fa dictadura las fuerzas
“feudales, lo que parecia caracterizar las relaciones sociales a que nos
referimos era tn entendimiento inestable, cambiante y siempre contra-
dictorio entre fuerzas diferentes, con interesesa menudo encontrados
que, oponiéndose cas siempre al cambio social, y aun reconociendo en
ocasiones la necesidad del progreso econdmico, lo que nunca acepta-
ban era ver lesionados sus inteeses y mermados sus privilegios
Tost Me igi La Relorma’, México través de os sgos Tomo p48.
Jeads Reyes Heol, 1 iberalismo mexicano, México 1956, Tomo 393,
Cit por lose Colds, en Luca Alam, stadt e Hstoiador. storia documenta
‘de México, México, 1954, Tomo I p28.
1 Andrés Motina Enriquez ob. ip 100,