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1.3.1. El Hierro.
En las mujeres que salen embarazadas, es necesario tener buenos niveles del
hierro para una buena evolución del embarazo, para el bienestar de la madre y
para un desarrollo normal del feto y la madurez del infante recién nacido. La
deficiencia de hierro, aun en la ausencia de anemia por deficiencia de hierro,
puede tener un impacto negativo en las mujeres de edad reproductiva,
causando deterioro de la capacidad cognitiva y un menor desempeño físico
(21)
El hierro está presente en los alimentos en dos formas: hierro heme y hierro
no-heme. El hierro heme existe en las carnes de todo tipo (rojas y blancas,
incluyendo las vísceras) y en la sangre (morcilla). Más del 20% del hierro heme
presente en el alimento es absorbido y este proceso no resulta alterado por la
presencia de factores facilitadores o inhibidores de la absorción.
b
Aplique los valores de corte recomendados por el fabricante del método de
análisis hasta que se disponga de un patrón internacional.
c
Menor del 30% en las embarazadas.
d
El 30% o más en las embarazadas.
En las mujeres que han dado a luz (las puérperas), la anemia por deficiencia
de hierro está asociada con inestabilidad emocional, depresión, tensión (estrés)
y con un rendimiento bajo en las pruebas para evaluar la función cognitiva.
Por su parte, Palti et al. (1985), en un estudio para Israel, encuentran evidencia
de los efectos de largo plazo de la anemia por deficiencia de hierro, al
comparar los resultados en pruebas de inteligencia aplicadas a niños de 10
años de edad que padecieron de anemia en los primeros meses de vida y
niños que no.
Específicamente, este estudio encuentra que los niños con anemia durante sus
primeros nueve meses, a la edad 10 a 13 años, tenían en dichas pruebas 2,2
puntos menos que los niños que no la tuvieron. Más aún, estudios como
Walter et al. (1989, 1990) encuentran que a pesar de curarse la anemia luego
del primer año, el efecto negativo en el desarrollo cognitivo no se revierte, pues
los niños que padecieron de anemia siguen teniendo menores puntajes en las
pruebas de desarrollo cognitivo con relación a los niños que no la padecieron.
Estos autores encuentran que, a los 5 años, los niños que padecieron de
anemia
durante sus primeros 12 meses de vida tenían en promedio un
coeficiente intelectual 5 puntos menos que los que no la padecieron. De
manera similar, Cantwell (1974) encuentra, en una muestra de niños en
Estados Unidos, que aquellos que padecieron de anemia entre sus 6 y 18
primeros meses de vida tenían un puntaje de coeficiente intelectual (CI) en
promedio 6 puntos menor en comparación con los niños que no fueron
anémicos. Por otra parte, Lozoff et al. (1991) en un estudio longitudinal
encuentran que los niños que tuvieron anemia entre los 12 y 23 meses de edad
obtuvieron 4,1 puntos menos en las pruebas de habilidades cognitivas a los 5
años de edad (27)”.
Para los niños en edad preescolar (2 a 5 años de edad), Nokes, van den Bosh
y Bundy (1998) reportan que la anemia por deficiencia de hierro afecta
principalmente la capacidad de atención, la capacidad de retención de
conceptos y el humor. Pollit et al. (1978) y Pollit et al. (1983) encuentran
evidencia de que la anemia (por deficiencia de hierro) afecta negativamente la
memoria, la atención y la adquisición de conceptos nuevos. Sin embargo, luego
de recibir tratamiento, los niños revierten el efecto negativo de la deficiencia de
hierro en la atención y memoria, mas no en el caso de la adquisición de
conceptos nuevos.
Hay múltiples estudios que han demostrado el efecto que ejerce la dieta
materna en los resultados perinatales: en poblaciones sometidas a
restricciones dietéticas, como la holandesa durante la Segunda Guerra
Mundial, se observó un aumento en la tasa de in ya fertilidad, aborto y retraso
de crecimiento intrauterino (CIR); si la dieta es pobre en proteínas, calcio, fruta
y cereales; aún cuando el aporte energético sea adecuado, existe una mayor
incidencia de abortos y muertes perinatales; también es bien conocida la
relación entre el déficit de ácido fólico y el aumento de defectos del tubo neural
(DTN). A continuación vamos a detenernos en aquellos micronutrientes de
mayor importancia para el normal desarrollo embrionario y fetal y a valorar las
posibles actuaciones desde el punto de vista sanitario.
Los alimentos usados como transporte o carrier para estos minerales deben
reunir ciertos requisitos, siendo el principal de ellos el de ser ampliamente
consumido por los grupos de riesgo. Los alimentos más utilizados para este fin
son principalmente los cereales y los productos lácteos y en menor proporción
la sal, el azúcar y los condimentos. Sin embargo, los estudios realizados por
Dutra de Oliveira y colaboradores en Brasil demostraron la factibilidad de
utilizar eficientemente el agua potable como vehículo de fortificación.
Los productos lácteos al igual que los cereales y derivados de ellos son
considerados como unos de los principales vehículos para ser fortificados con
hierro, zinc y otros micronutrientes.
1.9. Anemia
a) Definición
Pero para más o menos uniformar la cosa se establece como normal que un
hombre tenga un hematocrito entre 41 y 53% y la hemoglobina entre 13 y 17
g/dl, en tanto, para la mujer lo ideal es un hematocrito entre 37 y 47%, y la
hemoglobina entre 12 y 16 g/dl (Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Conocimientos sobre la anemia y las prácticas alimenticias que tienen las
madres para la prevención de la anemia ferropénica en niños de 6 a 24 meses
(31, 32)
b) Síntomas
c) Causas
La anemia ocurre generalmente cuando la dieta no proporciona suficiente
hierro para satisfacer los requerimientos, existe un poco absorción y/o una
pobre utilización el hierro ingerido, la causa nutricional es de lejos la más
frecuente. La pérdida de sangre por infestación por nematodos contribuye al
desarrollo de la anemia ferropénica.
d) Diagnóstico
e) Tratamiento
Es preciso saber que los preparados de hierro tiñen las heces de negro-gris.
Los síntomas más frecuentes son náuseas, molestias abdominales,
pigmentación dentaria, vómitos, diarrea o estreñimiento. Menos frecuentemente
puede haber reacciones alérgicas. La toma concomitante con alimentos, si bien
disminuye la absorción, mejora la tolerancia del tratamiento. En casos de mala
tolerancia digestiva, se puede intentar administrar junto con las comidas.