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La primera figura que Nietzsche nos propone es la del camello, donde el espíritu se

encuentra imbuido en la moral tradicional, aquella que podríamos intuir como la


moral cristiana. El camello es servicial, se encuentra especialmente ocupado de
llevar a cabo los preceptos morales que se le han impuesto. La diligencia, por la
que tanto critica Nietzsche a este momento del espíritu hace arrodillarse al
camello ante las cargas morales que se le han impuesto para llevarlas a cabo. Pero
eso no es todo, sino que la fortaleza de la que el camello dispone para llevar a
cabo los mandatos de la moral heredada son parte de su regocijo. La humillación
propia es tomada como un valor, así como la dedicación a los otros, por lo que
Nietzsche caracteriza al camello como aquél que se arrodilla para recibir las
cargas. El camello es elespíritu de carga, de sumisión a losvalores de la moralidad
cristiana y tradicional.

El león es la figura metafórica de momento del espíritu capaz de luchar por la


libertad

Pero así como el camello es la figura del espíritu de carga, existe la posibilidad
de que el camello se encuentre con su carga huyendo hacia el desierto. Esto implica
que ha huido de aquel lugar donde era cargado con los valores de los otros, por lo
que existe la posibilidad de que se lleve a cabo la transformación del camello en
el león, en la soledad de aquel desierto al que ha escapado. En esta segunda figura
que Nietzsche nos describe vemos un espíritu que se encuentra decidido a
enfrentarse al deber que implica la moral tradicional. Este enfrentamiento lo
figura Nietzsche entre el león y el dragón. Por un lado, el espíritu ya siendo león
ansía la conquista de la libertad allá en su desierto poniendo de manifiesto
claramente su deseo: el “yo quiero”. Por el otro lado vemos al dragón que es la
figura del “tu debes“, es decir, los anteriores valores del camello, ahora puestos
ante el león para interponerse entre su decisión y la libertad. El dragón es todos
los valores milenarios de la moral tradicional que el león se atreve ahora a
desafiar. El león es elespíritu desafiante que intenta conseguir liberarse de la
moral tradicional, destruyendo al anterior camello servicial y venciendo al dragón
del “tu debes”. Si bien el león no es capaz de crear nuevos valores es totalmente
necesario este momento del espíritu para poder ganar la libertad tan necesaria para
poder llevar a cabo la creación de valores nuevos.

Pero tras haber conquistado la libertad, se puede dar la transformación del león en
el niño. La figura del niño es aquella que representa el tercer momento de la
transformación del espíritu del hombre para Nietzsche y es aquella que se encuentra
en la posibilidad de llevar a cabo el momento positivo de creación de valores
nuevos. Nos encontramos que el niño juega, y para este juego es preciso poder decir
sí, es decir crear efectivamente otros valores y poder (tras haberse retirado del
mundo) conquistar su mundo mediante suvoluntad. Nada queda entonces del camello ni
del león en la figura del niño, ésta se encuentra encargada de la creación de los
nuevos valores, es elespíritu creativo, con el cual se culmina en la transmutación
de todos los valores.

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