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delaFILOSOFÍA
Para una pedagogía del concepto
DIDÁCTICAS DE LA FILOSOFÍA
Volumen I
Director de colección "Filosofía Actual":
Comité Consultivo:
Dr. Luis Alberto Fallas López, Universidad de Costa Rica. San losé (Costa Rica).
Dra. Julia V. Iribarne, Academia de Ciencias, Buenos Aires (Argentina).
Dra. Luz Gloria Cárdenas. Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia).
Dr. Harry P. Reeder, Universidad de Texas en Arlington (Estados Unidos).
Dr. Sante Babolin, Pontificia Universidad Gregoriana, Roma (Italia)
¡LosoPía
actuaI
(Editores)
DIDACTICAS DE LA FILOSOFIA
Volumen I
Titulo ISBN
Didácticas de la filosofia. 978-958-715-613-3
Volumen /
t SAN PABLO
Carrera 46 No. 22A-90 Distribución: Departamento de Ventas
Tel.:3682099 - /rí/.v:2444383 Calle 17A No. 69-67
£-///í//7:editorial(í/:sanpablo.com.co Tel. :41I401I - Fax: 4114000
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BOGOTÁ COLOMBIA
PRESENTACIÓN
El maestro-filósofo
pp. 7-18,
Presentación
El discípulo
6
Presentación
El medio presente
7
Presentación
na con él, lo modifica. Cópula del concepto con el medio, operación ilativa de
consecuencias y condicionamientos recíprocos.
J \bíd., p. I 7.
’ Cf. Kant, I. Cómo orientarse en el pensamiento. Quadrata, Buenos Aires. 2005
Presentación
Ernesto Hernández B.
9
Capítulo I
12
La pregunta y el asombro filosófico
13
María Cecilia Posada González
He aquí una reflexión que cabe invitar a hacer en este escrito: cQué tan
pertinente es el estudio de asignaturas de filosofía por parte de públicos que
sólo la pueden concebir como cultura general o como erudición9
- Heidkccer, M. ¿Qué significa pensar? Nova, Buenos Aires. 1951, Primera Lección
14
La pregunta y el asombro filosófico
acerca de la esencia de las cosas, sería en verdad una ciencia harto superflua
y aburrida, por mucha utilidad que se sacase o se creyese sacar de todo ese
trasiego de pensamientos y de esa erudición. Estas obras serían algo seco,
carente de interés, a no ser que se sienta gusto por la erudición y se practique
la ociosa curiosidad por las cosas inútiles, aunque no faltan también quienes
consideran útil conocer diversos pensamientos y opiniones, porque piensan
que ello estimula la capacidad de pensar y conduce, a veces, a la formación de
opiniones sabias o sensatas1.
: Hkckl., C.W.F. Lecciones sobre la historia de la filosofía I. FCL. México, 19%. p 18.
15
María Cecilia Posada González
¿Pero cuál sería la didáctica más adecuada para enseñar una filosofía que
no comienza con pensamientos sino con el asombro, el amor, un estado de
ánimo, la preocupación, la curiosidad, la admiración? Remontémonos a la
antigüedad, a los comienzos de la filosofía ática, reflejados en esa represen
tación tan vivida que nos legó Platón en sus diálogos socráticos. Conozcamos
directamente, a través de un texto platónico, la gran didáctica de la filosofía
que Sócrates puso en acción, interrogando para socavar las certidumbres co
tidianas y dar lugar al asombro filosófico.
Pero Sócrates, ¿por qué te quedas así de mudo luego que Hipias ha expuesto to
das esas cosas? ¿A qué se debe que tú no unas tus elogios a los nuestros? O, si
tienes alguna cosa que criticar, ¿por qué no la criticas? Sobre todo estando entre
nosotros aquí, es decir, entre gentes que afirman interesarse tan vivamente en
las conversaciones filosóficas'.
16
La pregunta ij el asombro filosófico
Carecería de buen gusto, Sócrates, yo que enseño esto a otros y que me hago
pagar por enseñarlo, si hoy cuando eres tú quien interroga, no te oyera espontá
neamente con indulgencia y no te respondiera con mansedumbre"’.
Hipias, yo no discuto en absoluto que tú seas más sabio y hábil que yo. Yo
tengo la costumbre, cuando alguien me dice alguna cosa, de prestarle toda mi
atención, sobre todo cuando el que me habla me parece sabio; y puesto que yo
deseo instruirme con lo que él me dice, le interrogo obstinadamente, y vuelvo
sobre sus palabras y las comparo, a fin de comprenderlas mejor'’.
’ ídem.
" Idem.
17
María Cecilia Posada González
Así, el hombre que no había conocido quien le fuera superior en nada, ter
minó siendo confundido por un ignorante. Por ello, las últimas palabras del
diálogo son de Sócrates diciendo lo siguiente, no sin ironía:
Que vosotros los sabios estéis sujetos a las mismas variaciones de cualquier ig
norante es algo que para nosotros mismos resulta horrible, pues entonces, por
mucho que recurramos a vosotros, no se nos sacará de nuestras incertidumbres7.
-Sí.
’ ídem
18
La pregunta y el asombro filosófico
- Yo no lo creo así, Hipias, sino que pregunta más bien qué es lo bello.
- ¿Dónde está la diferencia?
- ¿Es que tú no ves ninguna en ello?
- Ni la más pequeña
- Yo estoy seguro de que sabes de ello. Querido amigo, reflexiona: él no te pregun
ta qué cosa es bella, sino qué es lo bello.
- He comprendido. Lo bello es Sócrates, para hablar con toda verdad, una bella
virgen y no has de temer que se te refute porque ésta es la opinión de todo el
mundo.
19
María Cecilia Posada González
- Lo bello, tal como lo he definido, es y será bello para todos, sin contradicción
posible,
- ¿Lo será siempre? Insistirá mi hombre; pues lo bello debe ser siempre bello.
¿Acaso, según Hipias, lo bello para Aquiles consistió en ser sepultado luego de
sus antepasados, y también para los demás héroes y para los mismos dioses?
- ¿Qué historias son esas que me cuentas? ¡Que te lleve el Hades! ¡Si yo no he
hablado de los dioses!
- Así pues, según tu opinión, esta es una cosa impía y vergonzosa para los héroes,
los hijos de los dioses. Entonces mi querido Hipias, nuestro hombre tendrá ra
zón en reprocharme que en todas mis respuestas a qué es lo bello, me he man
tenido al margen de la respuesta que conviene a la pregunta ¿qué es lo bello-5"
s ídem.
20
Lu pregunta y el asombro filosófico
21
María Cecilia Posada González
Pero también es posible una didáctica de la filosofía que parta de los tex
tos filosóficos escritos en forma de ensayo o de grandes sistemas de pensa
miento, dado que en todo filosofar auténtico anida la pregunta fundamental,
el comienzo radical. El buen maestro debe sacar a la luz las preguntas que la
ten en el pensar de cada escrito filosófico, las incertidumbres que impulsaron
una indagación tal. Cuando leemos una sentencia de los antiguos griegos,
una argumentación moderna, lo que importa es que estemos a la escucha y
pensemos en que todo eso nos concierne. Pero para poder pararnos a pensar
lo que late en lo allí dicho, tenemos que ejercitarnos en el pensar. Recorde
mos, sin embargo, la advertencia de Heidegger acerca de que el peor cami
no para esta ejercitación en el pensar sería un curso escolar habitual sobre
lógica en tanto ésta, a lo sumo, piensa "sobre" el pensar. No aprendemos a
pensar originariamente pensando "sobre" el pensar, sino cuando intentemos
alcanzar aquello que provoca el pensar. Al final, es la propia existencia huma
na el objeto de la pregunta filosófica, en cuanto ésta pregunta de cara al ser.
22
Capítulo II
El tema de este escrito plantea varias dificultades y retos, no sólo por tratarse
de una reflexión pedagógica sobre la didáctica, sino también por algunas cues
tiones inherentes a la relación misma que se quiere describir y analizar.
23
John Fredy Lenis Castaño
mos, pues, al saber sobre el modo de ser del maestro y la manera de ser del alumno bajo el acicate de una
experiencia emocional cuyas consecuencias plenas son impredecibles. Lo cual no significa, empero, que
se deba llegar al extremo de afirmar que "el fundamento de la educación es, pues, la relación afectiva de
un hombre maduro con un hombre en desarrollo" (Nom . H. Teoría de la educación Losada Buenos Aires. 1968,
pp 45-461, pues, como dice Wulf aunque el clima de confianza afectivo generado en la relación es muy po
sitivo para el desarrollo de las tareas formativas, una relación menos pasional entre un joven y un adulto
ofrece también posibilidades de autorrealización" (Wulf, C "La relación pedagógica" En: introducción a la
ciencia de la educación. Entre teoría y práctica. Medellín: Asonen, Universidad de Antioquia, 1999, p 571. precisa
mente en tanto orientación hacia la autonomía y la independencia.
1 Cf Nom , H. Op. di., p. 4 I
24
Relación pedagógica y enseñanza de la filosofía
25
lohn Fredy Lenis Castano
" Cí. Foucault, M Líi hermenéutica del sujeto. Op. cil , p 482
7 Cf. Ibid.. p. 483.
* Ibid.. p. 59.
‘ Cf. Ibid. pp 33-35
26
Relación pedagógica y enseñanza de la filosofía
: "Cf. HUijot, P. Reflexiones sobre la noción de cultivo de sí mismo". En: Balbh.r, E el al. Michel Foucault.
filósofo. Cedisa, Barcelona. 1990, pp 219-220
27
lohn Fredy Lenls Castaño
ció más directo y visible del poder y la autoridad. El maestro sabía lo que era
mejor para el aprendiz y en ello residía su autoridad.
28
Relación pedagógica y enseñanza de la filosofía
lias consideradas como verdaderas16. Por ello puede decirse que se encarnan
para operar espontáneamente cuando se presente la ocasión; así el ¡ocios se
convierte en etfios. De este modo, la diferencia entre someter el individuo a la
ley y ligarlo con la verdad es la meditación; se trata de apropiarse de un dis
curso de verdad, hacer la "subjetivación del discurso de verdad''17. No se trata
de hacer la comparación del sí mismo con una verdad que se yergue como
ley a la manera de una palabra revelada y divina; en la ascesis pagana de la
antigüedad romana se busca más bien "hacer propios los discursos que reco
nocemos como verdaderos"l,, y ello a través de tres ejercicios fundamentales;
escuchar, leer-escribir y hablar, los cuales constituyen lo que podríamos de
nominar la tríada de la meditación y tres momentos claves para la didáctica
de la inquietud de sí,
• Leer/escribir-, esta lectura tiene por objetivo “suscitar una meditación”25 que
va encaminada a extraer de cada texto un principio de vida para el suje
to. La lectura no es importante, entonces, como acumulación de saber,
sino como orientación de la existencia. El hecho de que sea una armazón
29
lohn F-redy Lenis Castaño
Para que el silencio del discípulo sea un silencio fecundo, para que, en el fondo de
ese silencio, se depositen como corresponde las palabras de verdad pertenecientes
al maestro, y para que el discípulo pueda hacer con ellas esa cosa suya que lo habi
litará algún día a convertirse en sujeto de veridicción, es preciso que, por el lado del
maestro, el discurso presentado no sea un discurso artificial, fingido... Es preciso
que no sea un discurso de seducción. Tiene que ser un discurso tai que la subjetivi-
30
Relación pedagógica y enseñanza de la filosofía
Por otra parte, el carácter kairológico u oportuno del decir veraz no es dado
por una conciencia exacta y con unas reglas precisas dadas de antemano;
corresponde más bien a un arte conjetural, a un tacto pedagógico del maes
tro para captar el momento adecuado para intervenir en el tono y la medida
justos33. La autoridad del maestro provendrá, entonces, de su práctica de
ese decir y no sólo del contenido de su saber, sino de su búsqueda abierta y
franca34, lo cual se constituye en verdadero signo de honestidad intelectual,
la cual lleva a la autocrítica e, incluso, a la modificación de los propios ar
gumentos. La interlocución se hace aquí fundamental ya que el amor propio
enceguece la autocrítica y el otro se convierte la mayoría de las veces en el
mediador privilegiado y necesario para llevarla a cabo35. De allí resulta que no
se trata de una relación pedagógica sino psicagógica, pues mientras la primera
transmite un saber, la segunda modifica el sujeto, aunque ambas estén muy
cerca, pues en gran medida el encargado de realizar este discurso modifica
dor de la subjetividad es el maestro o el amigo como maestro36.
in I bíd., p. 351.
11 Cf \bíA„ p. 361. El caso de la educación del príncipe es paradigmático para entender la necesidad,
la urgencia, de que el maestro le diga la verdad al discípulo, independientemente de su estatus o poder
económico, social o político (I bíd.. p. 263) como sucede en el A Icibíades.
\bíd. p, 271.
“ Cf I bíd.. p 37 1
Cf I bíd., p. 373.
" Cf I bíd. pp. 376 y 378
Cf. ¡bíd.. p. 388.
31
lohn Fredy Lenis Castaño
Por todo lo anterior se hace necesario decir que si esta relación práctico-
filosófica del sujeto con el saber quiere evitar el riesgo de convertirse en un
monólogo cerrado, tendrá que pasar por la mediación del otro que implica toma
de distancia respecto a las propias concepciones. Así, la crítica se hace indis
pensable. Por ejemplo, el cuidado de sí en el Alcibíades de Platón31' es una crítica
de la educación recibida, es decir, de la tradición; la reflexión no es, pues, pura
autocomplacencia narcisista sino autocrítica40, con lo cual el arte retórico y polí
tico no es solamente un aprendizaje que apunta al ejercicio del poder sobre los
demás, sino también una actividad dirigida al cuidado crítico de sí, al cultivo de
sí, y por ello al ejercicio de un poder y una capacidad sobre sí mismo41 a través
de la incitación y el tábano en que se constituye el maestro.
Para nosotros esta también sería una diferencia entre el profesor de un sa
ber y el maestro de la autocrítica. El primero se ocupa sobre todo de enseñar
conocimientos sobre el cosmos y sobre la naturaleza, doctrinas y teorías; el
segundo se concentra en ayudarle al discípulo a ocuparse de sí mismo como
proyecto. En esta medida, el profesor de filosofía le permite al aprendiz con
frontarse con la filosofía misma como un proyecto existencial, una actitud.
32
Relación pedagógica y enseñanza de la filoso/ía
E ste cuidado de sí4-1 podría leerse hoy a la luz de la discusión sobre las ideolo
gías, la alienación, la sociedad de consumo, la cultura de masas, etc. La acti
tud filosófica en la enseñanza tendría entonces como sentido político incitar
a los demás a ocuparse de sí mismos, intentando tomar distancia respecto a
lo que se dice o se hace, propio de las sociedades de consumo y mercado ac
tuales. Por ello la conversión de la mirada hacia sí mismo como alejamiento
de la preocupación por los otros15 es entendióle como el esfuerzo por elegir,
configurar el proyecto de sí lo menos determinado posible por los demás, por
el deseo de complacer el deseo de los otros; una ética de sí que tendría como
condición poner entre paréntesis el deseo y las expectativas determinadoras
de los demás respecto a sí mismo, incluso las del maestro: éste se debe po
ner a distancia para que la crítica sea efectiva, "su más fina expresión es el
tacto pedagógico"'4 que acepta incluso la tendencia de la relación pedagógica
a su desaparición en aras de la constitución del alumno como pensador. Pero
si ser libre también es liberarse de sí, ccómo entender el imperativo de volver
sobre sí?45 Precisamente ello significa que hay que liberarse de las servidum
bres que no dejan ejercer una poética de la subjetividad.
Una vez más en esta tarea del arte de vivir, la relación pedagógica aparece
como fundamental, pues el maestro no sólo cumple las funciones del conseje
ro o del orientador o guía, sino también de crítico y de normalizador. Se trata,
por consiguiente, de una mezcla entre el nivel crítico y el nivel constructivo
o positivo de la relación, de una tensión entre la intención de construcción
del discípulo, la realización de éste como proyecto, y la distancia y la crítica
respecto de lo que impide que ello sea. Esta relación debe tener impacto no
sólo en el futuro del estudiante, en lo que éste vaya a elegir, sino también en
las elecciones pasadas (carrera, amores, profesión, amigos, etc.). Tiene, pues,
esa doble connotación temporal: retrospección y prospección. Incluso lleva
aparejada la idea de posibilitar llegar a ser lo que la primera educación no
ha permitido, ser en contraste y a veces en contraposición con la educación
familiar y social: un sujeto que se orienta según un proyecto no sometido a
los imperativos de la primera educación (valores, ideologías, etc,)41’; antipe
dagogía que no implica, sin embargo, un desconocimiento total del valor de
la tradición. Ésta también opera como referente ejemplar: relatos, epopeyas,
historias, etc., a través de los cuales conocemos a los héroes y grandes muje-
! Cf ll’úl . p 265
l : Cf. Ibíti. p 219
" Ni >HL, H 0(1 cíl p 49
Cf Foik vili M La hermenéutica del sujeto Op cit , p 264
'■Cf límí.,p 105
33
lohn Fredy Lenis Castaño
res, además de las relaciones cercanas en las que apreciamos modelos a imi
tar47, aunque esto sea en el sentido plural de la expresión toda vez que se tra
ta de una multiplicidad de influencias, la mayoría de veces fragmentarias, en
la recepción activa que hace el sujeto de la alteridad4*. La crítica del maestro
puede incluso replicarse e impactar también en el resto de la sociedad a
través del cultivo del aguijón de la crítica en sus estudiantes; éstos podrán
heredar el tábano socrático a medida que cuestionan a los demás, lo cual se
ría una estrategia de generalización de la inquietud de sí4U. Así el profesor, en
tanto interlocutor, se presenta como agente de turbación y descubrimiento a
través del diálogo’0.
r Cf. i m p. 131
“Cf. Und p 160
"Cf. ¡Oíd p 100
Cf. Und p. 132
Cf. Ifj id. p 104
34
Relación pedagógica ij enseñanza de la filosofía
Cf Not, L. La enseñanza dialogante Hacia lina educación en segunda persona Herder. Barcelona, 1992, p. 12
■ Cf. 16«.. p. 27
' Cf. I ín'd-, p 28.
35
lohn Fredy Lenis Castaño
” l|)k( p 99
36
Capítulo III
1. Exordio
Antes de dar curso a los tópicos que se tratan en este artículo quiero hacer
explícitos unos presupuestos, o si se quiere: el lugar de enunciación, desde el cual
se desarrolla el punto de vista presentado. En primer término, la enseñanza de
la filosofía es, ante todo, el lugar de desempeño profesional no sólo del proceso de
comunicar los resultados del acumulado histórico, sino también de la inves
tigación filosófica; de hecho se puede decir que el aula, y en particular la con-
37
Germán Vargas Guillén
38
Hacer-se sujeto. Una perspectiva para la enseñanza ilei filosofar en la educación secundaria
2. Empoderamiento y práctica de sí
39
Germán Vargas Guillen
Voy a expresar, antes de seguir con el análisis, una íntima convicción. Creo
-aunque no tengo todas las pruebas antropológicas, psicológicas, pedagó
gicas y didácticas que requiere este tema- que la enseñanza de la filosofía
debe empezar con el despertar de la adolescencia. Y voy a poner en orden
mis razones para ello.
40
teamiento de Freinet requiere un complemento esencial: |. A. Comenio mostró
que la enseñanza debe presentar con la mayor suavidad posible los temas, los
contenidos y las experiencias a los aprendices para que se vayan habituando
a pensar y a actuar dentro de ese marco; indicó que, empezando suavemente, se
crean Inabitualidades o -si se quiere-se naturaliza o se vuelve como de la naturaleza
propia.- el hablar, el razonar, el leer, el argumentar, el investigar, el actuar con
corrección. Me parece, pues, que la didáctica es la creación de un dispositivo o de
un ambiente de aprendizaje en el cual "lo más natural" o "cercano a la experiencia" o
lo que ha dejado "huella en la experiencia" del sujeto (Freinet) es presupuesto
o punto de partida para encaminar suavemente los procesos hacia lo que hay que
naturalizar en la conducta o en el comportamiento de los sujetos (Comenio).
Aquí se ve que educar es cuestión de tacto. El maestro en cuanto tal requiere una
enorme capacidad de observación y de discernimiento para poder aduar con tacto
e introducir a los sujetos no sólo en nuevas experiencias, sino para que ellas
sean un "domino" en el cual desplieguen sus potencias anímicas.
En tercer lugar, creo que -por lo que se acaba de indicar- no hay nada más
impropio que responder a preguntas que nadie ha formulado. Dentro de la filo
sofía, ciertamente, cada vez que se sienta una tesis, se responde a una cuestión.
Pero si no se ha formulado la cuestión, ¿a qué viene la respuesta? Y, cada vez
resulta más claro que hay psicogénesis y sociogénesis del conocimiento. Enton
ces las preguntas sí pueden ser inducidas por los profesores, pero tienen que ser
formuladas por los estudiantes. Que los niños, vistos con ojos adultos de filósofo,
hacen con frecuencia preguntas metafísicas, es claro: ¿a dónde van las personas
cuando mueren?, ¿que'es... -la variedad es amplia-: esto -bajo este título caben
desde las mesas o las canicas, hasta las ventanas y las nubes, los carros y el
correo, etc ? No obstante, de allí no se deduce que haya en ellos pensamiento
formal o abstracto -al parecer, condición necesaria para el análisis conceptual,
base, a su vez, del pensamiento filosófico. Pero, además, faltan experiencias
esenciales: el enamoramiento, el amor, el sexo, la preocupación por la imagen
de sí, la justicia, la amistad, el valor -éticamente considerado-, etc Y no es que
el niño carezca de tales experiencias, sino de los conceptos y sus respectivas
abstracciones para nombrarlas y para significarlas.
41
Germán Vargas Guillén
42
Hacer-se ¡nieto. Una perspectiva para la enseñanza del filosofar en la educación secundaria
tener "la secreta esperanza de ser persuadido por el otro"1. Pero no sólo ar
gumentamos para hacer visibles nuestros intereses y motivaciones, y no sólo
desplegamos la inteligencia narrativa: aunque imperfectos y siempre corregi
bles, adoptamos acuerdos, formas de interacción, estrategias convivenciales;
y todo ello a la luz de los mejores argumentos.
Lo que pasa, pues, con la formación moral -cabe decir: filosófica- de los
jóvenes es que ponen a prueba 24 horas al día el status cjuo. ¿Y por qué
no enfrentarlo? En principio, diría, una tal formación no es sólo tarea de la
escuela, sino esencialmente, de la familia y de la sociedad en su conjunto. Y
ciertamente suena "idealista". El problema es que si no se pone en marcha
un tal estilo de formación, nos vemos abocados a los diversos autoritarismos:
de los padres, de los maestros, de los jóvenes.
Normalmente, los adultos tenemos ideas extrañas sobre los jóvenes. Voy
a hacer un breve recuento de las que me parecen -entre las que he oído- de
las más extrañas: los jóvenes son perezosos, leen poco y lo que leen no lo
entienden, han perdido los valores, no tienen respeto a la autoridad, no se
interesan por nada serio. La lista puede tender a infinito. En Colombia hubo
un personaje de ficción creado por el asesinado humorista laime Garzón, lo
llamó Cínico Caspa. Encarnó lo más ultragodo, retardatario, atrabiliario, auto
ritario y anticuado de nuestra sociedad. Yo no quiero aparecer como alguien
que idealiza los jóvenes o a la juventud. Sólo quiero decir que cuando se
trata -como profesores o como padres- de salvaguardar nuestra autoridad, a
todos se nos sale lo que tenemos de Cínico Caspa en nuestra alma.
Ha dicho Carlos Augusto Hernández, haciendo una paráfrasis ele Gastón Bachelard. Cf Hernández. C.
& López, C Las disciplinas lefes, Bogotá 2000.
43
Germán Vargas Guillen
44
Hacer-se mieto. Una perspectiva pura la enseñanza ite! ¡Hosofar en la educación secundaria
b. Se dice que los jóvenes leen poco y lo que leen no lo entienden. Yo estimo
enormemente la remembranza juvenil que nos ofrece Heidegger sobre el
roble alto a cuyo pie hay un banco de rústica carpintería. Sobre él había, a veces,
algún escrito de grandes pensadores que una joven inhabilidad trataba de des
cifrar. Cuando los enigmas se agolpaban sin salida el sendero del campo ayu
daba, pues guiaba serenamente el pie en lo sinuoso, a través de la amplitud de
la sobria campiña'
Hoy día pocos dirían que Heidegger era un mal lector -aunque, claro,
conocemos de sus erráticas etimologías, de su "hacer decir" a otros su
propio pensar-, Pero quizá se puedan ver como verdaderas las aserciones
en que afirma su "inhabilidad". Y tal no es propiedad del que luego llega
ra a ser, por antonomasia, el filósofo de la Selva Negra. Nuestras actuales
superaciones de las limitaciones como lectores de hoy son fruto de una
áspera lucha contra nuestra "inhabilidad" juvenil en la lectura
Pero quiero dar un paso más allá. Me parece que el concepto mismo de
lectura exige una completa ampliación. No hay sólo lectura de textos,
de letras, del sistema alfabético; también se leen las imágenes, los ico
nos, los gestos, las expresiones corporales, los ambientes, las situacio
nes, los grafitis, en fin, la acción.
Pero ahora pongamos la cuestión del lado adulto; ¿cuántas horas dedi
ca un adulto a la lectura? ¿Y cuántas, efectivamente, un joven? Aquí
procedemos a hacer juicios de conjunto, sumariamente, "sin respetar el
debido proceso".
45
Germán Vargas Guillén
c. También se los acusa de haber perdido los valores; incluso se dice: son
carentes de valores. Mi posición en este respecto también es muy sen
cilla. Yo creo que es imposible vivir sin valores; sólo que, no siempre lo
que valoraron nuestros padres, lo valoramos luego nosotros como hijos;
también creo que nuestros propios valores en más de una ocasión se
modifican, cambian. Y creo que tenemos un rasero para tasar la relación
valor-acción cuando se trata de los otros, más o menos más estricta que
cuando se trata de nosotros mismos.
46
Hacer-se sujeto. Una perspectiva para la enseñanza del filosofar en la educación secundaría
e. Se acusa a los jóvenes de no hacer nada serio. ¿Y qué es más serio que
el juego, que la seriedad del juego, según nos lo ha hecho entender H.-G.
Gadamer? Creo que los adultos con algún nivel de éxito personal o social
de todo presente tuvieron una apuesta radical de alguien que creyó en sus
potencialidades, en sus posibilidades, en sus probabilidades. Y de eso es
de lo que se trata: no de ver al joven como un niño grande o un adulto en
potencia, sino como persona, plena y completa, henchida sí de horizontes
de ser, pero un radical siendo al que se le puede dar espacio para compro
meterse y para desplegar sus potencias físicas y anímicas en el trance de
llenar de contenido sus promesas.
Vuelvo ahora al punto que tenía en cuestión: horizontes de sentido. Este título
no se puede diferenciar de horizontes de ser. Si a todos y cada uno de los jóvenes
se los respeta como un yo puedo, no se trata de instruirlos o de mandarlos o
de orientarlos; se trata de crear las condiciones -literalmente, como lo dice M.
Heidegger- para poner en libertad al ente. Entonces la enseñanza de filosofía no
es un medio para repetir la catilinaria de las grandes frases o sentencias de los
filósofos de todos los tiempos, sino que es un ejercicio de pensamiento crítico que
despliega la inteligencia narrativa; aquí, al cabo, se trata de que cada quien se na
rre a sí mismo, construya su identidad; no sólo reconozca un pasado, sino que
figure y reconfigure su proyecto de ser. Y no importa si al cabo terminan o no en la
Escuela de Filosofía, sino que vivan sus días bajo esa bella sentencia de Sócra
tes que nos legó Platón en la Apología-, una vida sin examen no tiene objeto de ser vivida.
Que los jóvenes vivan filosóficamente la experiencia significa que examinan su
ser, su proyecto de ser, su sentido de ser; significa que se apropian de todas las
posibilidades expresivas, y se expresan.
47
Germán Vargas Guillén
En sí, una formación filosófica es una formación política\ Ésta tiene por objetivo
último el reconocimiento y la superación de su contrario: el desconocimiento, la
anulación del otro, su silencio. Tal política del reconocimiento tiene un haz de matices
o de significados:
d. Política del reconocimiento es, para nuestro caso, el paso del principio de iden
tidad a los procesos de identificación. Éstos parten de abrirse a la comprensión
de la diferencia, comprensión en que se puede denunciar una y otra vez
cada nuevo matiz hegemónico de lo mismo -que bien se puede llamar:
terrorismo como un manto de "guerra santa" o "persecución del mal”, glo-
balización para uniformar o pretender uniformar tanto los patrones de
consumo como los imaginarios colectivos, TLC para mantener las es
trategias de acumulación de capital, o democracia entendida sólo desde
el centro y con desconocimiento de las tradiciones vernáculas-,
49
Germán Vargas Guillén
Y creo que el lugar privilegiado para que esta reflexión sobre otredad y diferencia
entre en el circuito de la cultura es, precisamente, la escuela, el colegio, el
liceo, la universidad; en fin, los ámbitos que la sociedad de manera deli
berada ha consagrado formalmente a la educación; no porque esto no sea
tarea de la familia, sino porque la variedad de la diferencia aparece más
ejemplarmente en esos espacios formales de la educación, sin que por esto
se destituya la función formadora de la familia.
50
Hacer-se sujeto. Una perspectiva para la enseñanza del filosofar en la educación secundaria
Creo, hasta cierto punto, que es una redundancia decir que la enseñanza
en general -y en ese contexto también la enseñanza del filosofar- se encuentra
afectada tanto por las TIC y que éstas, a su vez, son parte inherente de la con
dición postmoderna. Entonces, viene al caso preguntar: ¿Tienen sentido los idea
les modernos -en medio de la condición postmoderna- para los jóvenes?
51
Germán Vargas Guillen
hay una lucha a muerte por el reconocimiento: cada tendencia y cada profesor, a
su vez, como encarnación de una tendencia lucha por territorio. Se disputa,
a muerte, por las becas, los apoyos, las adhesiones, en fin, por las formas
institucionales de validación.
Uno podría hacer, incluso, una analogía: así como en ciertos ambientes que
das mal si no usas "ropa de marca", también en filosofía quedas mal si no
citas cierto tipo de fuentes, si no sabes ciertas lenguas, si no vas a ciertos
congresos, si no publicas en ciertas revistas. Y uno pudiera pensar que tam
bién hay una suerte de "arribismo intelectual". No se agrega nada viendo el
fenómeno con resentimiento. Todo esto es la diferencia entre periferia y centro.
Aquí vienen al caso análisis sobre la economía política del signo y sobre la produc
ción y reproducción de capital simbólico.
52
Hacer-se sujeto Una perspectiva para la enseñanza del filosofar en la educación secundaría
53
Germán Vargas Guillén
La enseñanza del filosofar tiene que realizarse como enseñanza de y para el pensa
miento crítico con argumentación e inteligencia narrativa. Esto, en efecto, tiene que
pasar por el hecho de que tenemos que argumentar con y ante los jóvenes
sobre lo que es la filosofía como profesión y como tarea. En el primer sentido, es
necesario que los jóvenes logren ver que no se trata de un "apostolado", que
es una función en la sociedad, que está sometida a los avatares de cualquier
otro quehacer; como tarea ellos tienen que llegar a comprender que es ante
todo una expresión del pensamiento, y del pensamiento que somete a crítica
el status quo en todos los órdenes de la existencia humana: el poder, el saber,
el conocer, las instituciones, la vida personal y colectiva, los prejuicios, etc.
Como tarea la filosofía es una vocación, es el llamado a poner en libertad la
comprensión del ser.
7 Pongo aquí como ejemplos: para consultar obras de Platón, Aristóteles, Descartes y Kant: http://www.
cervantesvirtual.com/: para la obra de F Nietzsche http://www.nietzscheana.com ar/. para las obra de Hei
degger: http://www.heideggeriana com ar/. para consultar la obra de Derrida: http://www ¡acquesderrida.
com.a r/
54
Hacer-se sujeto. Una perspectiva para la enseñanza del filosofar en la educación secundaria
55
Capítulo IV
Augusto Cavadi1
57
Augusto Cdvacli
Los nudos históricos relevantes en esta amplia gama de tradiciones de uso que,
sin la existencia de proyecto unitario alguno, se han constituido paulatinamente
en modo fragmentario e independiente durante el siglo XX, son por los menos
tres o cuatro: el nacimiento de Sokratisches Gespräch de Nelson, Philosopluj for children
de Lipman, Philosophische Praxis de Achenbach (...), el Café phild de Sautet, etc...
Cada uno de estos 'eventos' o perspectivas abre el horizonte a diferentes líneas
de desarrollo en el ámbito actual de las prácticas filosóficas5
Acojo una introducción muy ilustrativa para estos temas“, en la cual se afir
ma que existen varias fórmulas diversas de denominación en las diferentes
lenguas contemporáneas: en alemán Philosophische Praxis y Philosophische Be
ratung, en inglés Philosophy Practice y Philosophical counseling'0, y en francés
Consultaron philosophique. En español, en cambio, surgen varios problemas
porque el término equivalente del italiano ‘consulenza’ (asesoría/consultoría),
ha sido contestado por la ETOR (Asociación de filósofos asesores/consulto
5 Cf. Volpone A. Dalí’epistemología delta pratica alia filosofía in guanta pratica. En: Discipline filosoficíie. No. I. 2005,
vol. 2, p. 23. La edición de la revista es de Quodlibet IMaceratai. El presupuesto común que está de fondo
es: así como "no es necesario llevar por nombre Pelé para jugar fútbol, o | im i Hendrix para tener una pro
funda experiencia musical'', del mismo modo "filosofar no quiere decir necesariamente cultivar el delirio
por ser Platón o Hegel, o incluso aspirar a suntuosas elaboraciones creativas de investigación filosófica”
|pp. 26 - 271
' Su obra fundamental es-. Philosophische Praxis (Köln. Dinter. 19841, traducido en italiano (de la edi
ción original alemana de 1987) con el título: La consulenza filosófica La filosofía come opporlunilü peí la vila.
Apogeo.Milán, 2004
1 Kreimer, R. Art« del buen vivir Anarres. Buenos Aires, 2002.
" Coordinador de la Revista ETOR y autor de Introducción al asesoramíento y la orientación filosófica Ediciones
Idea, Santa Cruz de Tenerife, 2005
; De algunos títulos de sus obras (Como Platón se vuelve terapeuta Syntagma Ediciones, Madrid. 2002) se
puede intuir su posición entre las fronteras de la psicoterapia y el counseling filosófico.
* Miccione. D. Líi consulenza filosófica Xenia, Milán, 2007. especialmente pp. 16-17
1 El enunciado Philosophical counseling (utilizado en años pasados también por mí), realmente es de los
menos convenientes, pues evoca un enfoque metodológico exageradamente influido por la psicología, en
el cual, por otro lado, la filosofía corre el riesgo de ser utilizada meramente en sentido instrumental con el
objeto de "aconsejar'' (ayudar y similares).
111 Achenbach, C O p cit.. p. 18
58
Orientación filosófica y enseñanza cíe la filosofía: afinidades, diferencias ti sinergias operativas
b. Son filósofos ambos, pero sólo en potencia. Tenemos, entonces, una se
gunda afinidad que nace del aspecto metodológico más que de los pre
supuestos antropológicos: el orientador, asícomo el docente, saben que están ejer
ciendo una 'filosofía para no filósofos', y que, por lo tanto, necesitan 'talento de
traductor'12. En otras palabras, necesitan, sobretodo y elementalmente,
el arte de traducir en un lenguaje accesible las ideas de la tradición fi
losófica sin alterar o traicionar su rigor, y en lo posible, su esencial den
1 \bíd.. p. 165.
: Ilfl’lll
59
Augusto Cavddi
sidad. Por otro lado, en segundo nivel y de manera más sutil, el arte de
'traducir' en lenguaje filosófico las cuestiones que nacen en la mente de los
interlocutores, sean éstas conscientes o no. Achenbach, en mérito a la cues
tión, afirma que el talento de quien descifra la conciencia’ de los no filóso
fos, proveyéndoles las palabras para expresarse, se coloca a sí mismo en la
posición de "poder entrar filosóficamente en diálogo con ella misma"11. Se
podría, entonces, utilizar la metáfora del 'texto' para designar al consultante
(o cliente), sobre el cual el orientador aplica su habilidad hermenéutica,
precisando necesariamente que se trata de un texto narrativo, no filosófico:
una narración, casi una novela, de la cual "se extrae un principio filosófico
que subyace para sacar a flote su relevancia"14.
60
On,'litación filosófica ij enseñanza de la filosofía: afinidades, diferencias y sinergias operativas
Nr.Ki, P II pensiero c la ri la. Cuida alia consulenza e alte pralicln’ filosofiche. Apo geo. Milán, 2004, p . 20
61
Augusto Cavadi
ÍAem.
" I bíA p. 21 I
Uha\. R. Philosophien! Counsi’liiia as a Qaesl for WisAom. En: Pratical Pliilosoohy 4 1 2001 p 69 (Trad. itali
ana en la colección de ensayos: Comprendere la vita. La consulenza filosófica come ricerca Aella saaae::a Apogeo,
Milán, 20041,
62
Orientación filosófica y enseñanza de la filosofía: afinidades, diferencias y sinergias operativas
■ Para varios colegas está bien tener como punto de partida los clásicos, precisamente para ubicar
algunas problemáticas actuales pero sería mejor aún "el canon inverso', partir de los problemas, discutir
y redescubrirlos mediante la lectura de algún autor, más que empezar en los textos mismos" (Giacometti,
Giorgio, en su aporte para el foro de los socios de "Phronesis", citado anteriormente!
R uschmann, E. Pbibsophixkt Beralung. Kohlhammer. Stuttgart. 1999, pp SI-83 ITrad. parcial en italia
no: Consulenza filosofica I parir A cargo de R. Longo. Armando Siciliano. Messina, 20041
63
Augusto Cavadi
64
Orientación filosófica ij enseñanza de la filosofía: afinidades, diferencias y sinergias operativas
La bibloterapia (expresión que era usada por Sautet ’), podría tener sen
tido únicamente como sugerencia dietética de alimentos para equilibrar el
metabolismo y así alcanzar la 'sabiduría' que el orientador debería demostrar
y testimoniar, por lo menos en la medida en que, por su parte, "gracias a sus
lecturas, haya consolidado la capacidad de comprender y de ser conscien
te, haya adquirido un sexto sentido para todo aquello que normalmente es
marginado, y haya aprendido a sentirse cómodo y tranquilo con los pen
samientos, las sensaciones y los juicios diferentes y poco comunes, pues
en la medida en que él sea capaz de percibirlos sensiblemente ¡unto con su
interlocutor, podrá realmente, entonces, librarlo de la soledad, o de la sen
sación de aislamiento, logrando tal vez de este modo conducirlo hacia otros
criterios y parámetros de valoración de la propia vida y de su circunstancia"26.
Aoiinbach, G. La consulenza . , p 14
S.F.l. Obiettivi Specifici di Apprendimento (OSAI pet I insecinamento della filosofia nei licei Riflessioni indicazioni,
sucìcterimenti En: Comunicazione Filosofica. No. 15, 2005; Web site: uw.s/Ut. V eri: Bollet'ino della Società Filosofica
s.ìliaiuì. No I 5, 2005, p. 67
65
Augusto Cavadi
J7 S.F.I. Obiettivi Specifici di Apprendimento (OSA) per l'insegnamento della filosofia nei licei Rillessioni. indicazioni,
suggerimenti. En: Comunicazione Filosofica No. 15, 2005; Web-site mnesfiil li en Bollettino ¡le!!,! Sodila Filosofica
Italiana No I 5, 2005, p 67.
66
Augusto Cavadi
68
Orientación filosófica y enseñanza de la filosofía, afinidades, diferencias ij sinergias operativas
Dipaolü, F II filosofo praticante, un paradigma professionale dallo studio del "consulente" ai banchi
di scuola. En: www.consulentefilosofico.it. Más adelante, en relación al docente, que es también orienta
dor filosófico, agrega: "No se trata de vestir vanamente las ropas de Sócrates, encarnado y en ejercicio con
su grupo de discípulos hablantes. Tampoco de transformar los pasillos de nuestros colegios en corredores
para recorrer formulando dogmas La sociedad, las instituciones nos están pidiendo ser profesores es de
cir, profesionales, no maestros espirituales o cuñas de: hazlo por ti mismo" Se trata, entonces, únicamen
te de tomar en serio un dato que es realmente nuevo- "Para hacer filosofía no sólo hay que permanecer
dentro de los límites de la ley. sino que se logra, a pesar de todo, interpretar mejor su esencia"
El riesgo es aún mayor en la universidad. Pier Aldo Rovatti. conocido académico, ha anotado recien
temente que muchos jóvenes se inscriben en las facultades de filosofía ¡jara alimentar un "deseo personal"
y una relativa expectativa, no para dedicarse un día a la enseñanza en algún colegio o probablemente en la
misma universidad, sino para poder ejercer de alguna manera la profesión de filósofo'. Tal deseo y expec
tativa se mantienen a pesar de la desilusión de los estudios universitarios que normalmente contrastan y
difieren con estos obietivos de principio, a pesar de la diaria frustración de sus deseos y de sus expectati
vas debida a las tantas lecciones escolásticas y a los programas universitarios inmóviles. Cf. Rovatti. P A
La filosofía puó curan'? La coiisiilcnza filosófica in queslme Raffaello Cortina, Milán, 2006 pp 56-57
67
Orientación filosófica y enseñanza de la filosofía: afinidades, diferencias ij sinergias operativas
Nos hemos detenido en las varias sensaciones que puede despertar la orien
tación filosófica en quien ejerce la docencia filosófica, pero el intercambio puede
darse también en sentido contrario. Afirmamos que el orientador filosófico no es
un docente, no tiene que evocar en la memoria de su interlocutor tres mil años
de tradición filosófica antes de entrar a discutir con él el duelo de la pérdida
de un hijo o la oportunidad de realizar un viaje a otro continente por motivos
de trabajo. Si algunos orientadores filosóficos (como el alemán Achenbach) insis
ten en esta diferencia, otros (como el canadiense Raabe) subrayan que de todas
maneras el orientador, si quiere la autonomía del cliente, debe proporcionarle ins
trumentos y elementos filosóficos que le permitan continuar por cuenta propia
la reflexión, y sobre todo, que le permitan afrontar solo eventuales dilemas en
la vida. El orientador, por tanto, sin abandonar su rol, debe contar entre sus com
petencias algunas habilidades de tipo pedagógico y didáctico. En este punto
creo que los docentes tienen un patrimonio empírico valioso que tiene que
ser transmitido a los orientadores, o del cual deberían -eso sería lo ideal- dejar
se contagiar. No está dicho ni debe suponerse, efectivamente, que un orientador,
por el hecho sólo de 'saber' pensar filosóficamente, sepa necesariamente comu
nicar a sus interlocutores los elementos esenciales de la alfabetización filosó
fica. Y, sobretodo, tampoco está sentenciado de ningún modo que, si lo hace,
lo sepa hacer identificando los elementos 'objetivamente' y, además, graduan
do la exposición de los mismos según el caso, teniendo en cuenta los tiempos
de aprendizaje de cada persona. Forzando un poco la enunciación de una frase
dialéctica, casi un eslogan, me atrevería a decir que mientras el enfoque mayéu-
tico del orientador filosófico puede ayudar al docente a hacer que el estudian
te verbalice lo que en él subyace escondido, el enfoque pedagógico propio del
docente puede llevar al orientador a saber callar todo lo que él sabe de filosofía
para reducirlo a pocas y oportunas palabras, evitando así ahogar al estudiante
con avalanchas de erudición; la capacidad de saber racionar el saber sin afán y
sin exhibicionismos: uno de los secretos del arte de enseñar.
69
Capítulo V
A m a d o O s o r i o V.'
En ninguna otra especialidad docente, en virtud de la propia naturaleza de su asunto habría que
exigir más decididamente personas de capacidad superior, poseídas por el amor a la ciencia y el
anhelo de verdad, como en ésta \en la filosofía|, donde se han de transmitir los resultados de los
esfuerzos más sublimes del espíritu humano en las cuestiones más importantes de todas, a lo más
granado de la nueva generación, estimulando su espíritu de investigación.
SCHOPENHAUER
... hay tantos que se llaman maestros y tan pocos que los son. tantos establecimientos
consagrados a la enseñanza y tan pocas escuelas verdaderas
Fróbel.
Desde el punto de vista del espíritu, podríamos decir que la filosofía es. cabalmente lo más necesa
rio de todo.
Hegel
71
Amado Osorio V
Para comenzar a sustentar una idea con alguna consistencia sobre este
problema, debemos decir que, en la concepción y en la constitución de una
didáctica de la filosofía, hay que tener en cuenta varios factores de interpreta
ción y de formación, entre los cuales podemos advertir algunos como los si
guientes.- carácter específico de una didáctica de la filosofía, exigencia de cla
ridad de los fines y de las dificultades, integridad e interioridad del proceso
formatlvo, naturaleza de los componentes configuradores, etc. Sin embargo,
debo aclarar que en esta exposición no puedo abarcarlos todos, ni realizarla,
como lo exige la misma filosofía, de un modo cabalmente sustentado. También
tengo que reconocer que la perspectiva del análisis es parcial, pues se basa
sobre todo en la experiencia particular y en la racionalización de lo que acon
tece en el reducido ámbito académico en el que he ejercido mis funciones
de educador. Además, estas reflexiones tienen como mira, principalmente,
la enseñanza media. Es posible, por tanto, que otras personas interesadas
en esta cuestión hayan logrado iluminaciones más universales, y que otras
instituciones hayan resuelto de una manera más adecuada la crucial inter
sección de la filosofía y la educación, y, más específicamente, de la filosofía
y su enseñanza.
72
Puntas de vista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
Sin embargo, antes de continuar, debo formular en este punto una adverten
cia que me parece capital. El asunto de la didáctica tiene sentido examinarlo
en función de la enseñanza de un determinado saber o técnica, en este caso,
la filosofía. Y, más aún, ampliando el contexto, la enseñanza de la filosofía nos
conduce a situar en un complejo campo sujetos que realizan esta actividad,
o sea, profesionales que profesan su profesión y que deben ser competentes
en ella; es decir, la tarea de la enseñanza debemos personalizarla, porque
son precisamente entidades de carne y hueso quienes se dedican a esta
tarea. Finalmente, nos tenemos que referir, pues, a maestros de filosofía.
Esta precisión es necesario realizarla, porque en la filosofía no podemos de
jar a este personaje como un sujeto implícito; si así ocurriera, caeríamos en
deplorables supuestos en torno a los cuales este saber, en sus pretensiones
de configurarse como una ciencia cabalmente reflexiva y demostrativa, ha sido
consciente de sus inconvenientes. En otras palabras, en filosofía no pode
mos actuar a la manera de otros saberes que se dedican al conocimiento
de objetos, pero que olvidan al sujeto, que es su soporte epistémico; quien
realiza el conocimiento y quien construye la ciencia. Las diversas didácticas
no existen por fuera de la labor de enseñar, ni ésta al margen de la actividad
de personas, en función de la realización cabal de ese ejercicio. Esto hay que
hacerlo explícito, porque es esta conciencia la que nos permite comenzar a
superar esa visión instrumentalista y formularia a la que hice alusión hace un
momento, así como hay que recordarles a las científicos del mundo que sus
ciencias son naturales por su objeto pero humanas por su configuración, y
aún des-humanas por su utilización. En muchas disciplinas la subjetividad es
un espacio bastante extraño, mientras en la filosofía es un momento esencial
y directo de su horizonte de verdad. Para mí, entonces, el problema funda
mental que hay que abocar es el de la formación de maestros de filosofía, y
por eso creo que es en este marco de referencia donde tiene sentido exami
nar la cuestión de las didácticas como un aspecto de un contenido integral.
73
Amado Osorio V
tenga alma filosófica, para poder adaptarse a una de las hermosas cualidades
de su excelsa naturaleza, cualidad por la cual se convierte en la mayor posibi
lidad de objetivación teórica que ha producido el hombre: posibilidad y, ade
más, necesidad que a muchos coge por sorpresa No obstante, es un hecho
obvio que en la filosofía objetivamos, es decir, planteamos como problemas
de reflexión los más variados temas: el cosmos el tiempo, la nada, el arte, la
historia, la muerte, el conocimiento, la conciencia la verdad, Dios, el destino
humano, etc. Y también objetivamos lo que han dicho ios mismos filósofos,
porque la filosofía, que ha pretendido ser la conciencia más despierta, no
puede ignorarse a sí misma, y por eso tiene que contemplarse desde adentro
y pensar lo pensado, o sea, estudiar conceptos el ser, lo simple, la noción
de acto, causa, sustancia, lo absoluto. Con lo enunciado anteriormente se ha
querido decir que en el alma filosófica se cruzan muchos meridianos, y que
ésta debe ser suficientemente plástica para poder responder a todos ellos,
por lo cual se convierte también en una conciencia multiplicada y en ince
sante desarrollo y transformación, a pesar de que por poseer precisamente
meridianos tengan todos que desembocar en el objeto último de que trata, o
sea, que tenga que ver con el excepcional Capítulo del Gran Libro cósmico, en
el cual se presenta la entrañable relación entre el Hombre y el mundo, entre
el concepto y el ser, correspondiéndole al hombre asumir la responsabilidad
de des-extrañar el conjunto de esta eximia unidad o como dice Heidegger:
"El hombre -un ente entre nosotros- 'hace ciencia'. En este hacer acaece
nada menos que la irrupción de un ente, llamado hombre, en el todo del ente
y, en tal forma, que en esta irrupción y mediante ella, queda al descubierto el
ente en su qué es y en su cómo es. Esta descubridora irrupción sirve, a su modo,
para que por vez primera el ente se recobre a sí mismo"2. Y este maravilloso
des-extrañamiento lo realiza el hombre desde esta minúscula y magnifica
parcela, la Tierra, llamada por Hegel el "Centro metafísico del universo".
HhiDtA.GLR. M ¿Qué es metafísica? Tracl Xavier Zubiri Ediciones Siglo Veinte Buenos Aires 1979. p }9
74
Punios de vista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
75
Amado Osorio V
Pues bien, ¿cuál va a ser nuestra educación9 cNo será difícil inventar otra
mejor que la que largos siglos nos han trasmitido? La cual comprende, se
gún creo, la gimnástica para el cuerpo y la música para el alma4.
76
Punios de vista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
77
Amado Osorio V
Lo más importante es que el educador sepa en este punto para decirlo con las
palabras de Platón, 'clavar la mirada en toda el alma y que. en su acción sobre
el educando, piense siempre en la estructura total de !a existencia humana, ayu
dándole así a alcanzar la realización completa de su vida Mas lo decisivo es que
el educador aplique esta concepción a sí mismo poniéndose en guardia sobre
todo contra la unilateralidad de su actitud pedagógica .
78
Puntos de vista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
Digamos que, por el lado del valer, se exigen del educador una serie de
valores como maestro y como hombre, pues debe encarnar un prototipo que
compendia muchas cualidades: amor por el otro, sentida vocación humanis:
ta, sincero respeto y afecto por la verdad, principios morales claros y firmes,
responsabilidad en su ejercicio profesional, voluntad total, paciencia abnega
da, ánimo solidario y bondadoso corazón, alegría vital e intenso entusiasmo,
epidérmica sinceridad, humildad socrática. Cualquier profesor va más allá de
ser un mero enseñante o un eficaz divulgador, debido a que, así no se lo pro
ponga ni se percate de ello, es un modelo total. Muy bien lo comprendió Tols-
toi en su experiencia educativa: que el maestro enseña directamente, pero
que de igual modo moldea implícitamente. Los alumnos nos observan de
reojo, por lo cual, en cuanto somos sujetos semipúblicos, agenciamos en los
demás nuestro propio ser. De ahí que un educador puede ser un eficientísimo
instructor técnico, pero, al mismo tiempo, un potente deformador moral. En
este aspecto, y más desde la filosofía, se requieren, hoy y en nuestro medio,'
inquebrantables virtudes cívicas y humanas, cualidades firmes y urgentes,
ante el contexto caótico, robótico, frío, triste, gris, deshumanizado en que
nos movemos.
79
Amado Osorio V
¿Y por el lado del saber? Es tan clara esta necesicaa de formación que
hasta sobra señalarla. Además tan perentoria desde la filosofía, porque si
en alguna ciencia se hace notoria la sed de saber es en esta disciplina inte
lectual. Alguien que abrace la filosofía y que no sienta en lo más profundo
de su alma un goce estético por el conocimiento no posee la disposición
elemental que exigen las escuelas de la sabiduría: apertura del alma hacia el
misterio y vocación infinita de verdad. O como lo expresa Hegel en el Prólogo
de la Fenomenología del espíritu: "A la ciencia no le cuadra la moderación en el
recibir ni la parquedad en el dar", enunciado con el cus! nos quiere decir que
la filosofía es desmesurada en el recibir y en el dar o sea que tiene que ser
ávida de instrucción y aprendizaje, si pretende desplegar sus grandes poten
cias de conocimiento esencial y de gran vuelo universal
"• De Rotterdam, E. Elogio de la locura. Trad. Dr. Oliveri Nortes Vails Fe' :■ Navarra 2000. p. 109.
17 PopptR, K. "Cómo veo la filosofía” En: Ln lechuza de Minerva. ¿Quéa ' :¡r Cátedra. Madrid 1979, p. 59
80
Punios de vista y elementos de configuración de una didactica de la filosofía
nente pedagógico, pues se considera que no revisten mayor interés, que son
algo que de por sí otorga la formación filosófica, o que, por un presunto o real
formalismo, las facultades de educación, en el caso concreto de la filosofía,
no saben resolver por no afrontar la cuestión desde una rigurosa conceptua-
lización. Considero que este punto es uno de los más sensibles del problema
de la enseñanza de la filosofía, o sea, el de la relación entre la pedagogía y la
filosofía; y es de importante incidencia porque ambos componentes, por dis
posiciones legales, se están ofreciendo desde dos exterioridades formativas y
profesionalizantes que, estructuradas de esta manera, según mi modesto cri
terio no logran resolver la unidad integral e interna que requiere la formación
de un maestro de filosofía. Pero antes de ofrecer algunas reflexiones sobre
el problema de la interiorización, quiero examinar un componente más que
debe agregarse a los tres aspectos advertidos por Cousinet:
81
Amado Osorio V
cación, y aún su desgana por la vida misma. Asimismo debe saber encauzar el
ímpetu vital de la juventud y su prodigiosa inteligencia
82
Punios de vista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
Por el lado institucional, como también por el lado de cada estudiante, des
de el comienzo debe quedar claro que la formación es como maestros de
filosofía, así como en una escuela de aviación el principiante sabe qué profe
sional quiere ser, o en una escuela de medicina quien ingresa es consciente
de su dedicación una vez se gradúe. Desde el comienzo, entonces, los futuros
maestros de filosofía y las escuelas de formación deben tener claramente
precisados no solamente los fines, sino también el tipo de proceso educa
tivo y los requerimientos integrales de formación, incluida, obviamente, la
intelección de los tropiezos, dificultades y riesgos del ejercicio profesional.
Aquí conciencia quiere decir preparación integral, comprensión de la natu
raleza del oficio y de sus implicaciones-, conciencia quiere decir, además, que
nada se puede esconder ni suponer, y con base en esa claridad la institución
orienta y el alumno se compromete, profesa, insiste o desiste. Y subra-
yo-, desde el principio del proceso, todos estos aspectos deben ser puestos
sobre el tapete, de igual manera que alguien que se inscriba en una escuela
de fútbol debe saber en qué se formará y a qué atenerse cuando se le agote
su rápida carrera deportiva, o un militar en cuanto a las características de su
instrucción y a los peligros de su trabajo. En nuestro caso, estamos hablando
de la formación como maestros de filosofía, propósito que debe ser explíci
tamente advertido, y no debe ser una profesión que sorpresivamente cae del
cielo o que al final del desarrollo del currículo nos es impuesta.
83
Amado Osorio V
ño curricular acordes con él. Como unidad educativa debe sujetarse al fin
principal: formar maestros de filosofía. La elección de las asignaturas, los
objetivos y contenidos de los cursos, la formación en los seminarios, la
propuesta de materias electivas, las prácticas pedagógicas, el ritmo diario y
la atmósfera intelectual, etc., deben corresponder con él. Hasta cuestiones
a las que no se les da la real importancia deben tenerse en cuenta, como
el ejemplo de los profesores, su responsabilidad, sus relaciones con los
estudiantes, el rigor de su conocimiento, su vocación por el estudio, sus
procesos metodológicos, etc., todo lo cual se convierte, en última instan
cia, en un indescartable modelo positivo o negativo Esto es tan evidente
que hasta sobra decirlo, pero que hay que hacer explícito porque, según
mi manera de interpretar el funcionamiento institucional, subsisten aún
fallas y vacíos. Por ejemplo, ¿el currículo se organiza según los caprichos y
necesidades formativas de los profesores o se adecúa de acuerdo con las
exigencias profesionales del futuro maestro9 cTendrá pertinencia incluir en
el pensum un interesantísimo autor como Nicolás Gómez Dávila en un apre
tado currículo de formación en filosofía, mientras al estudio del empirismo
y del racionalismo se le dedica solamente un semestre y, entretanto, se sa
crifica totalmente el estudio de Rousseau, Spinoza. Leibniz, Schopenhauer,
Freud, autores cuyo conocimiento va a ser exigido en la práctica profesional
como maestros? ¿No sería interesante pensar en que, por lo menos, algu
nas maestrías y doctorados de los profesores deban corresponder con este
norte? ¿Y que los cursos y los seminarios se orienten con este énfasis? ¿No
convendría que los criterios y las formas de evaluación de los profesores fue
ran guías correctos a imitar? ¿Y en torno a la entrega académica y al tipo
de relaciones entre profesores y alumnos en el interior del aparato escolar,
¡qué!? ¿No dicen nada, no enseñan nada? ¿Por qué no aprovechar el desa
rrollo de los cursos de Aristóteles, Descartes, Kant o Hegel de tal modo que
sirvan para que los futuros maestros organicen sus notas de clase, hagan un
acopio bibliográfico y piensen anticipadamente cómo enseñar una serie de
problemas de importancia teórica en esos pensadores? Y si la función es for
mar maestros de filosofía, ¿por qué no servirnos de alguna irresponsabilidad
académica de un estudiante para que caiga en la cuenta de que solamente
de un excelente educando puede germinar un buen maestro? ¿O qué acto
de prestidigitación permite sacar de un alumno negligente y desaplicado un
sabio e industrioso docente?
para que el estudiante se forme una idea coherente sobre su naturaleza, tan
importante para tener el punto de vista general que lleve a abrazar la filosofía
como el designio de su vida, como hilo articulador de su conocimiento, o como
comprensión que requiere para darle una solvente respuesta a un alumno o
a cualquier persona que con sana o maliciosa intención indague por este
problema. Y algo más: pienso que ios mismos filósofos, sin descuidarlos en
su pensamiento integral, pueden ser importante referencia para estudiar
el problema pedagógico. Verbigracia, puedo sacar deducciones decisivas
de los pitagóricos como escuela teórica, y de su precepto del silencio. Pue
do mirar a los sofistas en su función formadora de un nuevo hombre griego.
Sócrates: ni que decir tiene. A Platón podemos estudiarlo no sólo en cuanto
a sus doctrinas epistemológicas, en su concepción de la ciencia y la verdad,
sino también aprovechando sus múltiples vetas sobre la educación, hacien
do conciencia además del importante componente del diálogo. De Epicuro
merecería destacarse el maestro integral y profundo que fue, tal vez en este
aspecto tan ejemplar e irrepetible. Recordemos que Locke son los Ensayos so
bre el entendimiento humano, pero también su libro Pensamientos sobre la educación.
¿Por qué no, al lado de la Crítica de la razón pura y de la Crítica de la razón práctica
de Kant, revisar su Tratado sobre pedagogía? ¿O no vale la pena innovar en es
tas asunciones? Lo mismo debemos advertir de Fichte, por lo cual podemos
servirnos de sus Discursos a la nación alemana, que es su texto en el que analiza
el problema educativo. ¿Y Hegel, Schelling, y la misma Ilustración germáni
ca en cabeza de Lessing, no dan para estos aprovechamientos? Nietzsche:
¿Solamente su Zaratustra o Humano demasiado humano, y no El porvenir de las
escuelas y Schopenfiauer como educador, dos libros, igualmente, admirables? Ber-
trand Russell también expuso su pensamiento pedagógico, como igualmente
escribió sobre la existencia de Dios, el matrimonio, los riesgos de una guerra
nuclear, lógica e historia de la filosofía. ¿Y Popper no se dedicó los últimos
días de su vida al análisis de la televisión por su potencia deformadora en
los niños? La lista puede completarse con Spencer y con Mili, con Derrida y
con Gadamer. ¡Ah!, y que no se me olvide Dilthey, cuyo silencio sería imper
donable, porque no solamente fue un sapientísimo filósofo, sino también un
eximio maestro que elevó a gran dignidad su oficio y que no consideró una
desgracia personal tener alumnos.
85
Amado Osorio V
86
Punios de vista y elementos de configuración de una didáctica de lo filosofía
Todo, absolutamente todo, también lo exterior por naturaleza, tiene que haber
llegado a sernos interior antes de que podamos exponerlo exterior u objetiva-
87
Amado Osorio V
Mas también debo decir, y este punto lo quiere sucr ayar de una manera es-
pedal, que nuestra gran responsabilidad no es únl;=rr•errte con una interiori-
zación personal del saber filosófico, sino ce- ura :~re'• • _• ación de cada uno
con la interioridad de la filosofía, con su naturaleza ; su responsabilidad,
cualidades estas en las cuales se condensa su elevada esencia. No podemos,
pues, dejar de lado en esta exposición los s:ge:e_:es : rccnocimientos.
Scheiung. F. W. Las edades del mundo Textos ¿e : í. ; * = ir ; • • :'¿e Navarro Pérez Akal,
Madrid, 2002, p 5 I
Recordemos que para el ¡lustre Comenio .• :.^ i a sabiduría, según la
etimología de esta palabra: Sabiduría, del latín ¡arm sácerei*
ss
Puntos de lista y elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
89
Amado Osorio V
Sin embargo, quiero destacar que ha sido Husserl quien más claramente
se ha pronunciado sobre esta ineludible responsabilidad histórica y humana
de la filosofía al elevar a los filósofos a la categoría de funcionarios de la hu
manidad", porque quien cultiva este saber asume un compromiso con la es
pecie humana, empeño que va más allá de cualquier afán privado o de mero
adorno intelectual. Si comprendemos esto claramente y lo asumimos de una
manera sincera, nuestra responsabilidad educativa y nuestros vínculos con
la filosofía no tendrán el carácter de una carga pesada y de una penosa obli
gación, sino que, por el contrario, nos nutrirá de ánimos nos deparará alegría y
nos brindará satisfacciones. Esta referencia seguramente la conocemos todos
nosotros, pero debo hacerla explícita hoy. Dice Husserl:
Hemos llegado también a darnos cuenta, del modo más general, que la signifi
cación que el filosofar humano y sus resultados tiene": en la existencia humana
global en modo alguno se limita a simples fines culturales privados o en algún
sentido restringidos. Somos, pues -¿cómo podríamos ignorarlo?-, en nuestro fi
losofar, funcionarios de la humanidad. La responsabilidad enteramente personal,
por nuestro propio y verdadero ser como filósofos en nuestra vocación personal
más íntima entraña y lleva también en sí la responsabilidad por el verdadero ser
de la humanidad, que no es sino en cuanto ser tendente a un lelos, y que si puede
ser realizado lo puede únicamente por la filosofía por nosotros, si es que somos
seria y rigurosamente filósofos’5.
•’ Hijsslrl. E Líi crisis de his ciencias europeas y la fenomenología trascendental Crítica Barcelona, 1990. P 18.
90
Punios de vista ij elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
Esto quiere decir que ninguna didáctica de ninguna materia que se im
parta en un colegio puede obviar la comprensión del problema de la des
motivación de algunos alumnos por el estudio, de la despreocupación y aco
modamiento de muchos docentes, del imperio de una serie de valores que
conspiran contra sentimientos nobles y con vocaciones de raigambre huma
nista, de la dificultad para el maestro de, simplemente, instalar la clase. Por
estas características también la filosofía, y mucho más la filosofía, debe re
flexionar sobre estas nuevas condiciones, por lo cual a las determinaciones
antes aludidas su didáctica debe enfrentar el estudio de estos problemas. ¿O
simplemente de manera irresponsable las unidades académicas formadoras
de maestros se abstraen de estos cruciales asuntos y lanzan a los alumnos-
maestros a unas experiencias que no han sido advertidas ni para las cuales
se les ha preparado0 ¿O seguimos, en lo fundamental, improvisando? Hoy
ser maestro tiene mayores dificultades que hace apenas dos décadas, la pro
fesión tiene menos atractivos y, sin embargo, la exigencia formativa debe ser
mayor, porque la complejidad es suma y, paradójicamente, más exigentes los
requisitos de contratación. Una didáctica de la filosofía debe ser flexible para
ajustarse a las actuales condiciones y realizar tareas comprensivas que hace
algún tiempo no le correspondían, por ejemplo, tratar de explicar dónde es
tán las causas de los males y cuáles son los agentes de deformación. Si esto
es cierto valdría la pena pensar en introducir asignaturas que examinen esta
problemática, asignaturas audaces y flexibles que respondan a los nuevos re
tos. Y esto lo puede hacer la filosofía, o por lo menos, nos debemos atrever a
ello, porque ningún filósofo se ha desentendido de su propio presente, y ha
sido precisamente ese enraizamiento racional el que le ha permitido la gloria
de perpetuarse en la historia.
Debemos reconocer, por lo tanto, que la filosofía tiene que asumir com
promisos que otros saberes no se echan encima, porque no existen como
algo propio de su campo. Mientras que a la matemática no le incumbe de una
manera directa el problema del suicidio, del hambre o la crisis de la historia,
a la filosofía sí le conciernen entrañablemente y no puede desentenderse de
ellos. Por eso, por su mayor alcance de perspectiva y porque no le es ajeno
ningún aspecto del ser humano, la filosofía tiene que convertirse en un pen
samiento guía e iluminador Pienso que, en este aspecto, tenemos que ser
supremamente ingeniosos y creadores, e introducir contenidos adecuados
y realizar ciertos ajustes curriculares. Y estas modificaciones no son capri
chosas, porque el hombre no es un mero sujeto parlanchín o un exclusivo
91
Amado Osorio V
Ifól, p 7
- 7 Davrv, | El hombre y sus problemas Raidos. Buenos Aires. 1961. p 1 °4
92
Puntos de vista ij elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
93
Amado Osorio V
94
Puntos de vista lj elementos de configuración de una didáctica de la filosofía
95
Amado Osorio V
97
Amado Osorio V
Esta percepción de la Tierra en toda su belleza -un globo azul y blanco flotando
en la profunda oscuridad del espacio-, emocionó vivamente a los astronautas
y, como algunos han declarado posteriormente, fue una profunda experiencia
espiritual que modificó para siempre su relación personal con ella. Las magní
ficas fotografías de la Tierra completa que trajeron consigo proporcionaron el
símbolo más poderoso para el movimiento de la ecología global*".
99
Capítulo VI
Dario Antiseri1
"Mi concepción del método científico puede resumirse diciendo que cons
ta de tres pasos:
Creo -continúa Karl Popper- que en estas tres palabras: problemas, teorías,
críticas, puede resumirse completamente el modo de proceder de la ciencia
Se especializó en filosofía de la ciencia, lógica matemática y filosofía del lenguaje en las universi
dades de Viena, Munster y Oxford. Libros: 1/ pensiero accidentóte dalle origini ad oggi. 3 voi.. La Scuola, Brescia
1983-2002. Karl Popper e il mestiere dello scienziato sociale, Rubbettino, Soveria Mannelli, 2003. Principi liberali.
Rubbettino, Soveria Mannelli. 2003 Cristiano perchè relativista relativista perchè cristiano, Rubbettino Soveria
Mannelli, 2003. Idee fuori dal coro. Di Renzo, Roma. 2004 Ragioni della razionalità. Proposte teoretiche. Rubbettino.
Soveria Mannelli, 2005. Ragioni della razionalità. Interpretazioni storiografiche Rubbettino, Soveria Mannelli, 2005
Come leggere Pascal Bompiani, Milano, 2005. Relativismo, nichilismo individualismo Fisiologia o patologia di’ti'Euro
pa? Rubbettino. Soveria Mannelli, 2005 Come leggere Kierkegaard Bompiani Milano. 2005 Introduzione alla
metodologia della ricerca Rubbettino, Soveria Mannelli, 2005. Perche la lede non può essere messa all'asta Armando.
Roma, 2005 Liberi e solidali La tradizione del liberalismo cattolico Rubbettino. Soveria Mannelli, 2006 Obras en
español: Historio de la filosofía (en coautoría con Giovanni Reale) San Pablo Bogotá. 2008-2009 Dirección
electrónica, damisene luiss.it
101
Dario Antiseri
' "Las ciencias naturales como las ciencias sociales parten siempre de problemas: de que algo de
spierta nuestra admiración, como decían los filósofos griegos Las ciencia utilizan el mismo principio
para resolver esos problemas el mismo método que emplea e¡ sano entendimiento humano el método
de ensayo y error Expresado con más exactitud es el método de proponer tentativamente soluciones de
nuestro problema y después eliminar las falsas soluciones como erróneas Este método presupone que
trabajamos con una pluralidad de soluciones a modo de pruei>a Una solt: ón tras otra es puesta a prueba
y elimina" Popper. K La responsabilidad de vivir Paidós Barcelona 1995 pp 17-41
Popplr. K. Conocimiento objetivo. Un enfoque evolucionista Tecnos. Madrid. 1974 p 74.
! Einsicn. A. Cómo im al miwda Tusquets. Barcelona, 1997 p 126
102
La Idílica cu la didáctica de la filosofía
Al inicio del año académico 1946/47, recibí una invitación del Secretario del
Moral Sciences Club de Cambridge para que leyera un ensayo sobre algún 'rom
pecabezas filosófico'. Claro, se trataba obviamente de una formulación de
Wittgenstein, que estaba respaldada por su propia tesis filosófica, según la cual
no existen auténticos problemas.en filosofía, sino sólo rompecabezas lingüísti
cos. Como esa tesis estaba entre las que yo más rechazaba decidí hablar sobre
si existen problemas filosóficos. Mi conferencia (leída el -26 de octubre de 1946
en el estudio de R.B. Braithwaite en el King's College) comienza expresando mi
sorpresa por haber sido invitado por el Secretario a dar una conferencia para
'formular algún rompecabezas filosófico’, y subrayé que, al negar implícitamente
que existen problemas filosóficos, quienquiera que hubiera escrito aquella in
vitación, evidentemente, había tomado posición, quizás sin quererlo, sobre una
cuestión creada por un auténtico problema filosófico.
Está claro que con ello pretendía sólo Introducir mi tema de una manera pro
vocadora y tal vez con cierto tono gracioso. Y fue precisamente esto lo que hizo
que Wittgenstein se levantara y dijera, alzando la voz, me parece además con ra
bia: "El Secretario hizo exactamente lo que se lé dijo que hiciera. Obró siguiendo
mis instrucciones". No le hice caso y seguí; pero sucedió que algunos de los
admiradores de Wittgenstein, presentes en la conferencia, se dieron cuenta y en
consecuencia tomaron mi observación, entendida como un comentario jocoso,
como un grave reproche al Secretario. Y el Secretario hizo lo mismo, tal como
quedó en el borrador en el que se refiere al incidente, añadiendo al pie de pági
na: "Esta es la fórmula de invitación protocolaria del Club1'.
De todos modos, seguí con mi conferencia diciendo que si pensara que no exis
ten problemas filosóficos genuinos no podría ser claramente un filósofo; y que
el solo hecho de que tantos, o tal vez todos, adopten de manera irreflexiva solu
ciones poco sostenibles para tantos o quizás para todos los problemas filosófi
cos. bastaba para justificar el hecho de ser un filósofo Wittgenstein se levantó
103
Dario Antiseri
una vez más, me interrumpió y habló por un buen tiempo sobre los enredos, los
"rompecabezas", y la inexistencia de los problemas filosóficos. En el momen
to en que me pareció más oportuno, fui yo quien lo interrumpió, presentando
una lista que había preparado de problemas filosóficos tales como: ¿conocemos
los obietos a través de los sentidos? ¿Obtenemos nuestro conocimiento por
inducción? Wittgenstein, los rechazó, diciendo que eran problemas lógicos
más que filosóficos. Formulé entonces el problema sobre la existencia del in
finito potencial o actual, un problema que él rechazó por ser matemático (esta
negativa quedó escrita en el acta). Recordé, entonces, los problemas morales y
el problema de la validez de las normas morales. En este punto, Wittgenstein,
sentado ¡unto a la chimenea jugaba nerviosamente con el atizador, que usaba
en algunos momentos como baqueta de director de orquesta para enfatizar
sus afirmaciones, me desafió diciendo: "¡da un ejemplo de regla moral!", y le
repliqué: "no amenaces a los conferencistas invitados con un atizador". Ante
esta respuesta, Wittgenstein enfurecido tiró al suelo el atizador y se retiró de la
sala tirando la puerta al salir.
Después de que^Wittgenstein nos dejó, se dio entre nosotros una discusión bas
tante agradable y pacífica en la que participó como uno de los interlocutores
más destacados Bertrand Russell. Braithwaite me hizo luego (tal vez equivo
cadamente) un elogio, por ser, según él, el único que se había atrevido a inte
rrumpir a Wittgenstein en el mismo modo en que él acostumbraba interrumpir
a cualquiera.
104
Ln lógica en la didáctica de la filosofía
Estos son, pues, en forma casual, algunos problemas filosóficos que hallan
respuesta en varias teorías filosóficas tales como distintas teodiceas o diferentes
formas de ateísmo, antropologías filosóficas, filosofías de la historia, teorías
del Estado y del derecho, doctrinas morales, cosmologías, gnoseologías y
teorías del conocimiento científico. Teorías filosóficas de este género no na
cieron y no nacen por casualidad. Tienen, en líneas generales, rafees exlrafilosó-
ficas -"en las matemáticas, por ejemplo, o en la cosmología, la política, en la
' PopptR, K Búsqueda sin término Una autobiografía intelectual Tecnos, Madrid. 1977 pp 164-166
" Ibnl p 167
7 Idem.
105
Dario Antiseri
[>. Tesis de la relevancia. Visiones del hombre (el hombres es cuerpo y alma, el
hombre es sólo cuerpo; el hombre es libre, el hombre está determinado;
el hombre es su inconsciente, el hombre es comportamiento observable,
etc.), concepciones de la historia (la historia está dominada por una ley
Popplp, K. "La naturaleza de los problemas filosóficos y sus raíces en la ciencia' En Gmidüras y niula-
nYmi’s El desarrollo del ionocimii'iüo (ii'iüífíio Paidós, Barcelona. 1972 p 1(1(1
106
Lij lógica eii la didáctica de la filosofía
c. Tesis sobre la constitución de la ciencia. Las teorías científicas no son teorías me
tafísicas. Y no obstante, sin ideas metafísicas no sería posible la cien
cia. La ciencia está instituida sobre ideas metafísicas: si no estuviéra
mos convencidos de la existencia de una realidad externa a la mente que
indaga; si no estuviéramos persuadidos del hecho extraordinario de que
esta realidad externa es comprensible para la mente humana; si no estu
viéramos persuadidos de que la realidad es, en cierta manera, ordenada;
si no estuviéramos convencidos del valor de la 'verdad' científica, en fin,
si no existieran estas ¡deas metafísicas mínimas la investigación científica
no sería concebible. Son ideas metafísicas (realismo, comprensibilidad
del mundo, axioma de orden, valor de la verdad científica) las que fundan
la investigación científica.
f. Tesis histórica. La anterior tesis lógica da cuenta del hecho histórico de que
teorías que una vez fueron metafísicas, con el pasar del tiempo y la evolu-
107
Dario Antiseri
Así como las teorías científicas existen porque existen los problemas cien
tíficos, las teorías filosóficas existen debido a que los problemas filosóficos
exigen su solución. Estas teorías filosóficas -teodiceas, antropologías filo
sóficas, filosofías de la historia, gnoseologías. etc -. sensatas y significativas
para el individuo y de suma importancia para la sociedad, no pretenden tener
únicamente fuerza pragmática (es decir, funcionalidad sicológica o sociopolíti-
ca), sino que anticiparon y anticipan pretensiones de verdad: pretenden demos
trar que el universo es o no es sólo lo empírico: pretenden narrarnos la natu
raleza del hombre (el hombre es alma y cuerpo, el hombre es su inconsciente,
el hombre es sus comportamientos observables, etc.), desvelarnos las leyes
subyacentes al desarrollo de la historia (la historia es guiada por leyes de
decadencia, la historia es progreso dialéctico, etc.), mostrar el fundamento
de la conciencia (pensamos en las sensaciones de la tradición empirista;
o en los principios autoevidentes de la tradición racionalista), establecer los
" Fr.vE.KAni ni). P. Cómo ser un buen empirista. Universidad de Valencia Valencia I 976
‘ Bachi i apd. C. L a Ierre et les revenes de la volonté. I Corti. Paris. 1948 p 108. tr esp La tierra u los ensueños
de la voluntad FCE, México. 1996
108
La lógica en la didáctica de la filosofía
Pero, ¿qué quiere decir selección racional de las teorías filosóficas, si éstas,
siendo no falsificables, no pueden ser socavadas por los "hechos"? Pues bien,
la selección racional de las teorías metafísicas significa que las teorías meta
físicas pueden ser criticadas (y por tanto seleccionadas), aunque no puedan ser
falsadas. La racionalidad de las teorías científicas consiste en su refutabilidad por medio de
hechos. La racionalidad de las teorías metafísicas consiste en su criticabilidad. Pero, una
vez más, ¿qué quiere decir criticabilidad de las teorías metafísicas? ¿Con qué
instrumentos (tipos de argumentos) es posible criticar y seleccionar teorías
factualmente irrefutables? ¿Y cuál es el valor de estos 'instrumentos'?
Las teorías filosóficas son lo que son -es decir, se diferencian de las cien
tíficas- porque no son falsables, no son controlables mediante el recurso a
los hechos. Y, en realidad, si fueran falsables fácticamente serían científicas,
no filosóficas. Ahora bien, si las teorías filosóficas no son controlables -y
109
Dario Antiseri
11 Poppi r K. Posi Scriptum a la Lògica de la investigaciém jjnc&j 'il Torà cuántica u el cisma en física Tecnos
Madrid, I9fi5.pp. 175-222
J Ibidem.
‘ Ibidem
110
La lógica en la didáctica de la filosofía
En pocas palabras: las teorías científicas son racionales porque son refutables
fácticamente, y son aceptadas cuando resultan corroboradas a pesar de nues
tros intentos más severos de falsarias. Las teorías filosóficas son racionales cuan
do son criticables, y según la ocasión llegan a ser aceptadas con base en
los indicios de verdad (más o menos fuertes, dependiendo de los casos)
disponibles en la cultura de la época. Así se configura la lógica de la investi
gación -científica y filosófica- como discusión continua, como una lucha sin
tregua entre teorías; se vislumbra en ella una vida: nacimiento, cambios y
muerte de teorías, una selección de tipo 'darwiniano'. La búsqueda de teorías
racionales -científicas o filosóficas- es una búsqueda sin término.
Hay una ley verdadera, la recta razón natural, presente en todos, invariable,
eterna, que con sus mandatos exige al deber y aparta con sus prohibiciones
del mal. No es posible eliminar el valor de esta ley, ni es lícito derogarla ni
I 12
La lógica en la didáctica de la filosofía
"Cicerón Sobre la república Libro III, 22-33. Credos, Madrid, 1984, p 137
' Pascal, B Pensamientos § 60 (294). En- Obras. Alfaguara, Madrid, 1981 pp 367-368.
M. "La ciencia como vocación". Conferencia en Munich, en 1919 En: ¡II político u el científico
Weber,
CINAR. México, 1989
1 13
Dario Antiseri
I 14
Le? lógica en la didáctica de la filosofía
"¿Quién debe mandar?" es, según Platón, la pregunta que debe respon
der el teórico o el filósofo de la política. “Deben mandar los filósofos",
respondió Platón. Y después de él, la pregunta, según la ocasión, ha teni
do otras repuestas: deben mandar los religiosos, deben mandar los pocos
ricos, los militares; no, deben mandar los mejores del pueblo, más aún, es
mejor que mande uno solo, un tirano o un príncipe armado; debe mandar
el pueblo; esta o aquella raza, esta o aquella clase. La teoría de la política,
en definitiva, ha salido en busca de la justificación racional, de la legitima
ción del poder de alguien, de algún grupo, de aquella raza, de alguna cla
se. Ha salido en búsqueda de algo que no existe, desviada por la pregunta irracional
de Platón. En realidad toda teoría de la soberanía conduce a paradojas.
' Hayek. F. A Nkíi’os estudios en filosofía, política, economía e (listona de las ideas Eudeba, Buenos Aires, 1981, p. '1
Le? lógica en la didáctica de la filosofía
Así pues, detrás de cada evento social, sea bueno o malo, hay siempre
alguien que lo ha querido, diseñado y realizado. Esta es la esencia teórica
del constructivismo. Pues bien, al ir a la caza de estos pseudo-racionalistas,
que son los constructivistas, Hayek identifica en el racionalismo cartesia
no la fuente de la cual "descienden" todas las formas modernas de cons
tructivismo. Desde ese momento, afirma, prevalece esta irracional "Edad
de la Razón", que fue dominada totalmente por el espíritu cartesiano. En el
Discurso del método, Descartes escribió: "Si Esparta fue, en otro tiempo, una
ciudad floreciente |...|, se debió a que sus leyes, habiendo sido inventadas
por un solo hombre, tendían todas al mismo fin"-'1. La fe constructi.vlsta de
los iluministas fue expresada de la mejor manera por Voltaire cuando de
finió la voz "ley" en su Diccionario filosófico. "Si queréis leyes buenas, quemad
las que ahora tenéis, y haceos otras vosotros solos"22. Cartesianos, Ilu-
ministas, Positivistas, son, según Hayek, todos constructivistas: no usan
la razón, abusan de ella. Y de este abuso de la razón Hayek acusa incluso a
su maestro Hans Kelsen, para quien “el derecho es |...| una construcción
deliberada al servicio de intereses particulares determinados"” Y el cons
tructivismo, prosigue Hayek, ha infectado "a todo el socialismo". Y, aún
más, vastos sectores de la psiquiatría y de la psicología.
" Popper, K "Predicción y profecía en las ciencias sociales" En. Conjeturas y refutaciones. Op cit.. p
ídem.
- Descartes, R. Discurso del método ( 2¿‘ Parte). Orbis, Barcelona, I98'j p 54
-■ Voltaire, F Diccionario filosófico Tomo III. Daimon. Madrid. 1977, p I 19; citado por Hayek, F. A , Op. cit . p 5
- ’ 11 ayek, F. A., Op. cit p 16
Dario Antiseri
:i Mí NGtR. C ProÉIems of Economics and Socioloijii Louis Schneider |Ed). University oí Illinois Press, Ur
bana, 1963. p 146
Hayi k, F A , Op. di., p 6 ss.
118
Lii lógica en la didáctica de la filosofía
Y aquí es preciso subrayar que aún a partir de las intenciones que se llevan a cabo
surgen aspectos inesperados. Tomemos el caso de un jardín: "Aún si se lo ha
programado con gran cuidado -escribe Popper- el jardín, por regla ge
neral, crecerá en algunas partes de manera inexacta. Y aún si creciera de
la manera en que estaba planificado, algunas interrelaciones imprevistas
entre los objetos planificados pueden dar lugar a todo un universo de
posibilidades, de nuevos fines posibles y de nuevos problemas". Y luego:
"Es de Max Weber la tesis que afirma: 'sólo el ascetismo intramundano del
Protestantismo -sin duda no intencionalmente- creó una ética protes
tante que abrió el camino de los negocios a los elementos más devotos y
rigoristas en lo ético, señalando su éxito en la vida de los negocios como
fruto de una conducta racional en la vida'"26.
" Para la cita de Weber, Ct Economía y sociedad. FCE, México, 1977. Vol I, pp 460-461; también,
WfFtf r, M. Ln ética protestante y el espíritu del capitalismo Península Barcelona 1973
•’ Toi.sroi L. W<ir and Peace. Oxford Classics 1970, Vol II, p 25»; tr esp Lti atierra u la paz. Porrúa.
México, 1997
Dario Antiseri
Con intenciones que eran buenas, los resultados se revelan, luego, desas
trosos. Se quería una cosa y se obtuvo otra. Se desea alcanzar un objetivo,
y junto a él, se logra también otra cosa no deseada y tal vez impredeci-
ble. Incluso emergen configuraciones sociales sin que ninguno las haya
deseado. Las conspiraciones muchas veces devoran a los conspiradores.
Y muchos poderosos picaros terminan hundidos en el fango de los es
cándalos, habiendo ignorado la antigua sabiduría griega según la cual la
honestidad es la mejor astucia.
Pero he aquí la cuestión teórica: ¿Por qué existe este fenómeno? ¿Por
qué esta constante aparición de consecuencias inesperadas? cPor qué
este flujo desenfrenado de órdenes espontáneos? Pues bien, todo esto se
da: 1) porque las consecuencias de una acción humana son tan infinitas
como las de una teoría científica; 2) porque son infinitas las posibles
interacciones entre las diversas consecuencias de las diferentes acciones
humanas, es decir, son infinitos los posibles encuentros casuales de ca
denas causales independientes; 3) porque en sistemas abiertos a flujos
de información se multiplican las posibilidades de iniciativas y, por tanto,
de interacciones.
Y, dicho sea de paso, ¿es escandaloso que los vicios privados puedan
producir beneficios públicos? Multae utilitates impedirentur si omnia peccata
discricte prohiberenlur, se impediría gran parte de lo útil si fueran prohibidos
rigurosamente todos los pecados. Esto nos dijo, no Mandeville, sino, an
tes de él, Santo Tomás de Aquino-’1'.
120
La lógica en la didáctica de la filosofía
Sin embargo,
1) No hay -y está bien insistir en este punto- ningún método racional para
establecer cuál es la sociedad perfecta.
1,1 Claudii P. Coinvrsalious dans le Loir-et-Cíur l 19351 Gallímard París, 1984. p 22.
1 2 1
Dario Antiseri
Desde La república y las Leyes de Platón, pasando por el capítulo de Plutarco sobre
Licurgo, la Utopía de Thomas Moore y la Ciudad del sol de Campanella, hasta la
Atidntida de Francis Bacon y muchas otras obras se maniñesta una tendencia
pavorosa hacia sistemas instituidos con violencia Comparadas con estos su
puestos estados ideales, las dictaduras políticas que hoy conocemos parecen
países de libertad*1.
Apenas he esbozado aquí unas notorias líneas críticas sobre teorías filosófi
cas, incluso muy conocidas y ampliamente compartidas. Las teorías filosóficas
no nacen por casualidad. Son respuestas urgentes a problemas apremiantes
que provienen de ámbitos como el científico, el religioso, el ético, el político
etc. Problemas extra-filosóficos exigen soluciones filosóficas Y estas soluciones son racio
nales en cuanto criticables. Y son criticables en la medida en que pueden llegar a
contrastarse con otros fragmentos del todo, por ejemplo, del saber científico, o
de concepciones filosóficas consolidadas y aceptadas y tomadas por verdaderas
o válidas en el contexto cultural de una cierta época. Este es el núcleo teórico
de la ecología de la racionalidad. Y, justamente, con este esquema de teoría histórica de la
crítica se hacen comprensibles las diversas críticas que en el curso de la historia
del pensamiento han sido expuestas, según la ocasión, en la discusión de teo
rías filosóficas, como por ejemplo las teorías empiristas o las que constituyen
la tradición del racionalismo o la tradición idealista; cabe decir aquí: si la teoría
evolutiva vale, entonces el idealismo cae. Y criticables y criticadas son teorías
filosóficas de la ciencia como el inductivísimo, el operacionismo, el convencio
122
Li¡ lógica en la didáctica de la filosofía
123
Dario Antiseri
En suma, las teorías científicas son racionales porque son refutables, y son
aceptadas porque están corroboradas, es decir, porque podrían ser verdaderas
conforme a lo que sabíamos entonces. Las teorías filosóficas son racionales por
que son criticables, y son en cada caso aceptadas con base en los "indicios
de verdad" (más o menos fuertes, según el caso), extraíbles de la cultura de
la época. De esta manera, la vida de las teorías filosóficas es una lucha con
tinua: lucha con otras teorías filosóficas en competencia, en un 'ambiente1
del cual surgen argumentos que pueden favorecer por un cierto tiempo una
teoría y socavar otra, o bien eliminar más de una. Pueden existir teorías que
resuelven un problema, encuentran soportes en el "ambiente cultural" y se
estrellan con otras partes del ambiente (me parece que este es el caso en el
que se encuentra hoy el tomismo). Y puede darse también que teorías de gran
fuerza pragmática, por ejemplo, teorías que resuelven problemas prácticos
(ético-políticos) urgentes, presentan sólo aparentes indicios de verdad pero,
no obstante, subsisten por su utilidad o su función política.
"La filosofía no es una de las ciencias naturales (la palabra "filosofía" debe
significar algo que este sobre o bajo, pero no junto a las ciencias naturales)"
(Tractatus, 4.1 1 1).
Li lógica en la didáctica de la filosofía
Karl Popper: "Mi opinión |... | es que tengo que seguir ocupándome de la
filosofía sólo mientras encuentre problemas filosóficos genuinos para resol
ver. No logro apreciar la fascinación de una filosofía sin problemas". Existen
problemas filosóficos genuinos y "están siempre arraigados en problemas urgentes
externos a la filosofía y desaparecen si esas raíces perecen"32.
Por esto, quien estudia los grandes filósofos, debe ante todo intentar
reconstruir (conjeturalmente, es obvio), los problemas que ellos intentaron
resolver. Sólo la comprensión del problema afrontado hace razonable la solu
ción propuesta y la argumentación adoptada. "Y sólo después de haber hecho
todo esto, el estudiante puede hacerse una imagen diferente de las grandes
filosofías -una imagen capaz de dar sentido al no-sentido manifiesto"”. Por
lo que es errado, en opinión de Popper, un modo usual muy difundido de
enseñar filosofía:
Este que defino como 'método prima facie para enseñar la filosofía, y que pa
recería el único posible, consiste en dar a leer al principiante que suponemos
que no está al corriente de la historia de las concepciones matemáticas, cosmo
lógicas y en general científicas, tanto como políticas, las obras de los grandes
filósofos, es decir, las de Platón y de Aristóteles, Descartes y Leibniz, Berkeley,
Hume, Kant y Mili. Pero, ¿cuál será el efecto de semejante conjunto de lecturas?
Un nuevo mundo de abstracciones sorprendentemente sutiles y vastas, a un nivel
extremadamente elevado y arduo, se abre al lector. Resulta enfrentado a pen
samientos y argumentos que son, a veces, no sólo de difícil comprensión, sino
que hasta le parecen irrelevantes, porque no logra descubrir a qué se refieren. El
estudiante, sin embargo, sabe que estos son los grandes filósofos y que así es
la filosofía. Emprenderá así un esfuerzo por adecuarse a lo que considera |... | el
'• Poi’plk, K. "La naturaleza de los problemas filosóficos y sus raíces en la ciencia" En Conjeturas y
refutaciones Op. cil , p I 00.
Ifrni , p. 102.
125
Dario Antiseri
|Un método correcto crítico, para afrontar los problemas filosóficosl consiste,
simplemente, en intentar descubrir qué han pensado y dicho los otros a propó
sito del problema que se tiene entre manos, por qué lo tuvimos que afrontar; en
qué modo lo hemos formulado, de qué manera han intentado resolverlo. Este
método, -insiste Popper- me parece importante porque hace parte del método
general de la discusión racional. Si ignoramos lo que piensan los otros o lo que
pensaron en el pasado, la discusión racional llega indefectiblemente a un pun
to muerto, aunque cada uno de nosotros puede seguir hablando alegremente
consigo mismo. Algunos filósofos han convertido en virtud el hablar consigo
mismos, tal vez porque se habían convencido de que no había con quien hablar.
Tengo miedo de que la costumbre de filosofar en este nivel demasiado elevado
sea un síntoma del ocaso de la discusión racional. Sin duda Dios habla casi
exclusivamente consigo mismo porque no encuentra ninguno con quien valga
la pena hacerlo. Pero los filósofos deberían saber que no son más semejantes a
Dios que el resto de los hombres.
Traducción: )orge Antonio Mejía
\nstituto de Filosofía, Universidad de Antioguia
126
Capítulo VII
DESASTRES DE LA FILOSOFÍA
127
luán Manuel Cuartas R
Hasta aquí basta, porque es preciso formular una pregunta; ¿Es la filosofía,
o mejor aún, la enseñanza de la filosofía el objeto en cuestión para ser parangonado con las
iras de la tierra? Cuando realizamos observaciones y valoraciones adecuadas
de un problema, adquirimos en relación con él una posición de naturaliza
128
Desastres de la filosofía
1. Reconocimiento de la ignorancia
129
luán Manuel Cuartas R.
estado natural o de ausencia del mal, sino más bien en una situación de per
plejidad en la que presunciones, arrogancias, desatinos e imposturas corren
por auténticas descripciones y análisis de los problemas. La ignorancia carece
del recurso, método y sensibilidad necesarios para fundar el saber; adicionalmente, la
ignorancia nos da la clave de los desequilibrios en la enseñanza; quien sin
ponerse a considerar su falta de conocimiento y experiencia se dispone a
enseñar, a ejecutar la transferencia formalizada de saberes y experiencias,
difícilmente construirá un entorno de conocimiento que no ponga en evi
dencia la improvisación y el estado de llenura de la ignorancia. "La profunda
ignorancia causa desprecio e irrisión y comete disformes errores”, escribió
Diego de Saavedra y Fajardo en su obra Los empresas (1640).
Pom k, K "El conocimiento de la ignorancia' En: Polis. Revista ae la Unhvrsidad B olivariana. Santiago de
Chile. .2001
130
Desastres de la filosofía
2. imposturas intelectuales
' ídem
' Cf. Niitzschf, F Eccehomo. Alianza, Madrid. 1994 (Prólogo. § 11
luán Manuel Cuartas R.
Eí primer procedimiento de la impostura tiene que ver con la autoimputación que sin el
menor empacho se hace del pensamiento y juicio de tal o tal autor, ejemplo de la cual
es la bien conocida parodia hecha por el profesor de física de la New York Uni
versity, Alan Sokal, ante el mundo académico mundial con su ensayo: "Trans
gressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum
Gravity", publicado sin restricción alguna por la prestigiosa revista Social Text
(No. 46/47, Duke University Press, primavera de 1996, pp. 217-252). En pala
bras de Sokal:
132
Desastres de la filosofía
4. Copiar de las ciencias naturales sus métodos y sus análisis trae consigo
la adopción de terminologías falsas con las que se desfigura cualquier
problema filosófico.
133
luán Manuel Cuartas R.
134
Desastres de la filosofía
¿A qué podemos aludir cuando afirmamos: "El conocimiento sin ética puede ser peligro
so"? Hay, sin duda, que llevar el conocimiento al plano de la acción, instru-
mentalizarlo en función de un rendimiento, movilizar sin reserva todas las
estrategias para que cumpla un papel y decida situaciones diversas. En tales
casos se estaría en la posibilidad de elegir una ética para el conocimiento:
que aquello que pase al piano de la acción se encuentre sustentado, por ejem
plo, en la valoración del intercambio, o en lo que se llaman hoy las virtu-
' La educación: un campo de combate”. Entrevista a Estanislao Zuleta Versión en HTML. Educación u
democracia, un campo de combate. Fundación Estanislao Zuleta. Corporación Tercer Milenio Bogotá 1995
pp 25-26
135
luán Manuel Cuartas R.
des civiles'. De otro lado, la ética del conocimiento alude a los controles,
dosificación y evaluación del desempeño práctico de los saberes, mientras
que el obrar humano desprovisto de ética se identifica con un rendimiento
que puede, sin embargo, estropearse y desencadenar desastres técnicos de
graves consecuencias. El mane¡o de información alude a este tipo de instru-
mentalización, al punto que una situación de conflicto y guerra puede derivar
de un manejo deliberado de la información que echa al traste con los signos
que vincularían la misma información con el diálogo y la paz.
136
Desastres de la filosofía
137
Capítulo VIII
Daniel Lins1
¿Qué es el rizoma? El rizoma está hecho de mesetas: Una meseta está siempre en el
medio, no está ni al principio ni al final, el rizoma es un sistema acentrado, no jerárquico y no
significante, sin General, sin memoria organizadora o autómata central2.
139
Daniel Lins
conectable, alterable, modiñcable, con múltiples entradas y salidas, con sus lí
neas de fuga3.
140
Por uiiii lectura rizoma tica
141
Daniel Lins
Leer es desear la obra, es querer ser la obra, es negarse a duplicar la obra fuera
de cualquier otra palabra que la palabra misma de la obra (...). Pasarde la lectura
a la crítica es mudar de deseo, es desear no ya la obra, sino su propio lenguaje.
Y, de este modo, remitir la obra al deseo de escritura del cual ella había salido7.
142
Por una lectura rizomática
2. Lectura y sentidos
Los sentidos son las piedras de una fachada que abriga una vida descono
cida de la cual tan sólo se puede desconfiar de su riqueza y proceso continuos
de desterritorialización. Lidiar con los sentidos es un riesgo, y el lector preci
sa correr riesgos para engendrar su propia lectura y para, más allá de la mate
rialidad de las palabras, entregarse a una lectura deseante cuya escritura es el
trazo, el cuerpo: presencia de una ausencia, esto es, sentido que se imprime,
bajo la mirada del lector, como la marca de un otro lugar que demanda tan
sólo encarnarse en un presente que es actual/virtual. Lo actual designa el
estado de cosas material y presente; lo virtual designa el acontecimento
incorporal, pasado, real. Su repartición traduce la dinámica del devenir como
diferenciación y creación10.
' F.CO. IJ Lis limites de I’interpretation. Le livre de poche ' Bi bl io essais", Paris, 1992, p I 30.
'* Dîrrioa. I "La Pharmacie de Platon" En Td Quel. No. 32. Paris: 1986. pp. 3-4
" Lins, D Iui'zo e verdade eut Deteu:e Trad Fabien Pascal Lins. AnnaBlume, Sào Paulo, 2005
143
Daniel Lins
Se trata, pues, de pensar con Deleuze y Guattari una otra "semiótica contra-
significante", esto es, una producción de signos que, en tanto que rompe
definitivamente con la función de significación, pone en riesgo toda recupe-
144
Por una lectura rizomática
Diría, pues, que todo buen lector es una especie de deejay. El lector rizomático,
como el filósofo, es un artista, un constructor de conceptos cuyo proyecto lo
instiga a practicar la free lectura. Lo que el D) hace en música se asemeja a
aquello que el "lector-ladrón" hace del texto del autor, transformándolo en
escritura danzarina. Al mezclar trozos de discos, secuencias, el DJ los agencia
a fin de crear, con la ayuda de esos pedazos, disparates o patcfiwork: conjunto
cualquiera formado de elementos heterogéneos "cosidos" unos a otros.
Ahora bien, mezclar significa ¡untar los ritmos de dos o más músicas en la
misma velocidad, buscando una fusión o un paso de una música a otra. La ban
da sonora está compuesta de diversos trozos de grabación o sample "hurtados"
de otros discos para posterior ensamblaje a otros trozos. El DJ parte de una
base, pero lo inédito es la mezcla que produce, bajo la fuerza de una in
tensidad propia al DJ, y que es el ápice de sus invenciones y "conversacio
nes” con sujetos melódicos, fragmentos de músicas apropiadas, diferencias
que difieren. ¿No es esto lo que hace Deleuze al leer a Spinoza y a Nietzsche?
¿Derrida, lector de Lévinas, al inventare1 propio texto del amigo filósofo, no es
también, a su manera, un filósofo-lector DJ?
145
Daniel Lins
África del Norte, siempre en procura de pastos para sus rebaños en las re
giones donde la hierba es rara. Nomadizar y nomadismo están asociados al
camino. La procura de pasto para compartir reúne, así, en una sola palabra,
el rumbo a tomar en la búsqueda de sentido para la convivencia.
Diferentes teorías insisten sobre los tres movimientos que comprende toda
lectura: percepción inicial del texto, interpretación intelectual y recepción
afectiva; estos tres movimientos son concomitantes y no separados. Así, des
de la primera visión del texto, las dimensiones intelectual y afectiva des
empeñan un papel importante. Se trata, pues, de inscribir el deseo del
lector en la fábula, mediante personajes cuyos pensamientos y reacciones
puedan no sólo representarlo, sino determinarlo. Salir de la representación-
prisión y de la determinación-exilio demanda una fuerza positiva, una cap
tura, una conversación que pasa necesariamente por la agresión, en su senti
do primero, esto es, por el movimiento.
Mantener, empero, una relación monstruosa con el autor, con el libro, ¿no
sería ese el destino del lector? O incluso, como escribe Deleuze respecto de
sus primeras lecturas de la filosofía (las de mediados del siglo XX) domina
das por la razón, racionalidad radical y pensamiento con imagen, a saber, el
pensamiento que puede ser pensado:
Pero, ante todo, el modo de liberarme que utilizaba en aquella época consistía,
según creo, en concebir la historia de la filosofía como una especie de sodomía,
o dicho de otra manera, de inmaculada concepción. Me imaginaba culeándome
al autor y dejándolo preñado de una criatura que, siendo suya, sería sin embar
go monstruosa13.
146
Por una lectura rizomática
Aquello que distingue el cum del comentador y el ínter del intérprete. El primero
ofrece en las márgenes consideradas vírgenes un producto de acompañamiento,
algo, diría vulgarmente, que 'combina': ese suplemento de información o de
explicación que, en el límite del texto, en sus márgenes, se une sin tocarse, sin
realmente mezclarse, más aún, sin transformarlo o alterarlo".
14Macherey, P Ai ve S pinaza Eludes sur la doctrine et t'tiistúire du spinozisme. PUF. París, Col. "Philosophes
d aujourd hui". 1992, pp 12-13.
’ ’ ídem.
1,1 ídem.
147
Daniel Lins
Los surfistas no paran de insinuarse en los pliegues de las ondas. Para ellos la
onda es un conjunto de pliegues móviles (...). Todos los deportes nuevos -el
surfing, el windsurftng, el ala delta- se basan en la inserción en una ondulación
preexistente. Ya no hay un origen como punto de partida, sino un modo de ponerse
en órbita. Se trata fundamentalmente de situarse en el movimiento de una gran
ola, de una columna de aire ascendente, de 'colocarse entre', y no ya de ser el
origen de un esfuerzo’1’.
Eco, U. O p. di , p. i 30
’ Dei eiize C & Gijaitari, F O p c/l.. p 26.
‘ Dei.euzi , C. Conversaciones. Op. til., p 194.
148
Por una lectura rizomática
ce", "se pliega", y un adentro más profundo que todo interior, que torna ape
nas posible la relación derivada de lo interior con el exterior. Es esa torsión
que define "la carne”, más allá del cuerpo propio y de sus objetos; una carne
cuyos nervios son la escritura-alma y cuya lectura sólo puede ser silenciosa,
armoniosa: lo contrario, pues, del mutismo. Es el ojo del silencio,.el grito
contenido de un alma curtida, conjuntamente con los pliegues y despliegues
de un cuerpo-alma que no aguanta más. alma agrietada de la cual escurre la
savia-libro, venas excitadas, estranguladas por el gozo-, alma que ya no puede
guardar el silencio de una lectura que se sale del comentario para tornarse
melodía, fascinación musical, escritura danzarina, líquida, resbaladiza: poros y
sueños mojados. El lector copula con la escritura y el libro se torna una fuente
de gozo:
•- Guattari. F. Caosmose. Trad. Ana Lucia de Oliveira y Lucia Claudia L.eao. Editora 34, Sao Paulo 2000.
p 120.
• \bíd.. pp 1 53-54.
149
Daniel Lins
peligro con arte, lo contrario, pues, del nihilismo o de la vida besta, axioma
fundamental del homo otarios, esto es, del nihilista de pacotilla, aquel que
carga un árbol en la cabeza y procura desesperadamente un comienzo, un
padre, un acto inaugural: anhela ser adoptado, quiere ser escogido, en lugar
de escoger. El pensamiento, sin embargo, como la vida, es huérfano, es pura
creación. Sólo se piensa por necesidad, como motor de los aprendizajes, in
terruptor mágico y automático de la voluntad de aprender. Diría, empero, que
la idea de provocar la voluntad de leer para motivar el aprendizaje está muy
difundida, pero en general poco elaborada o argumentada fuera de la estruc
tura, del árbol, del pensamiento que puede ser pensado. Principalmente, el
placer del texto, el placer de la lectura, pasa necesariamente por lo nuevo,
por algo que está por venir, por lo impensable en el pensamiento. De hecho,
la motivación (aquello que hace sentido) es algo más que la voluntad; es lo que
funda el proyecto, aquí el proyecto de lectura:
Una buena manera de leer, hoy en día, sería tratar un libro de la misma manera
que se escucha un disco, que se ve una película o un programa de televisión, de
la misma manera que se acoge una canción: cualquier tratamiento del libro que
reclame para él un respeto, una atención especial, corresponde a otra época y
condena definitivamente al libro. Las cuestiones de dificultad o de comprensión
no existen. Los conceptos son exactamente como los sonidos, los colores o las
imágenes: intensidades que convienen o no, que pasan o no pasan. Pop-filosofía.
Nada que comprender, nada que interpretar--.
■' Cf. L.ins D. "Mangues School ou por urna pedagogía rizomática" En: Educado & Sociedade, Rerista
de Ciencias da Educado Campiñas CEDES, '>}, vol. 26, septiembre-diciembre de 2005 pp I 229-1 257.
150
Por una lectura rizomática
Cf. SzrM.'v, P Li’s propliélies du texle - UtíiUímu. I.¡re selmi Melville Minuit. Pdris, 2004
151
Capítulo IX
Los textos de Hegel que se ha dado en llamar Escritos pedagógicos tienen una
doble procedencia. Por una parte, son una colección de Discursos compues
tos por el filósofo entre 1809 y 1815 para la ceremonia anual de premios que
se celebraba regularmente en el Gimnasium de Nüremberg, del cual fue direc
tor. Por otra parte, los componen una serie de Informes que, durante el mismo
período y en la función de Consejero Escolar de Nüremberg, Hegel dirigió a
Immanuel Niethammer, su amigo y mecenas, quien tuvo a su cargo una refor
ma educativa general para el reino de Baviera.
Surgidos bajo esta circunstancia peculiar, los Escritos carecen, como es ape
nas lógico, de toda apariencia de sistematicidad. Sin embargo, desarrollan
diversos elementos a los que subyace una unidad interna que se supedita a las
concepciones dominantes de la filosofía de Hegel, expuestas principalmen
te en la Fenomenología del espíritu.
153
Carlos Enrique Restrepo
1) El movimiento de la enajenación.
- Las referencias se harán entre paréntesis al interior del texto, de acuerdo a las siguientes abrevia
turas, y seguidas del número de página: FE, para Fenomenología del espíritu. y EP, para Escritos pedagógicos. Las
ediciones de referencia se indican en la bibliografía
154
Pedagogía del desgarramiento
‘ En su importante escrito acerca de la Diferencia cutre el sistema de filosofía de Ficíite y el de Schelling 11 KOI I
Hegel postula este concepto de escisión como la condición del surgimiento de la filosofía. Allí sostiene: "La
escisión es la fuente del estado de necesidad de la filosofía" (p I 2 i En ese escrito, este concepto encierra
el mismo significado que tienen para nosotros los conceptos de desgarramiento y enajenación Cf Hi cu
G.W.F., Diferencia entre el sistema de filosofía de Fichle y el de Schellina Trad luán Antonio Rodríguez Tous Alianza.
Madrid. 1989. pp I2ss.
155
Carlos Enrique Restrepo
Hegel asegura que es sobre este impulso del alma -correlativo de la cons
tante inquietud del espíritu- que se aplica el trabajo de la formación. Para
él, se trata de poner ante ese impulso un mundo lejano, un ideal que sirva de
medida a la realidad individual que se debate en la limitación de su propio
presente, pero que sea a la vez un mundo tan concreto que impida que dicho
impulso se pierda en la exteriorización ciega de la necesidad, en la futilidad
del placer, o en la torsión que sería para esta "fuga" convertirse -como en el
caso del alma romántica- en una pasión de abolición.
Sin embargo, no se trata para Hegel de relacionarse con lo antiguo, ese mun
do extraño, sólo bajo la forma de la nostalgia. Más esencialmente se tratará
de una apropiación transformadora de lo antiguo, a fin de ponerlo en rela
156
Pedagogia del desgarramiento
ción con el presente, y "tener a partir de allí algo nuevo que elaborar" (EP,
75). En esto Hegel se aparta, sin duda, de los románticos, al punto que, años
más tarde, desdice de esta exaltada valoración inicial de la antigüedad. En
su Discurso de 1815, es decir, seis años después del que venimos citando,
Hegel escribe: "Al pasado resulta inútil echarlo de menos y desear su retorno,
lo antiguo por el hecho de ser antiguo no es excelente, y del hecho de que
fuese apropiado y comprensible no se sigue nada menos que esto: no que
su mantenimiento bajo otras circunstancias sea deseable, sino más bien lo
contrario" (EP, 127).
' Al respecto, véase la Introducción a la Fenomenología del espíritu, pero también el conocido y extenso
comentario de Heidegger a dicha Introducción. Cf Heideccer, M "El concepto de experiencia de Hegel". En
Caminos de bosque. Trad Helena Cortés y Arturo Leyte. Alianza, Madrid, 2003, pp 91 -1 56.
157
Carlos Enrique Restrepo
’ Kant ha establecido este paradigma cuando exige del individuo que alcance su "mayoría de edad'
entendida como “la capacidad de servirse del propio entendimiento sin la conducción de otros" Como es
sabido, en ello estriba para Kant la idea de la Ilustración lAufklarungl. Cf. K a n t , I. "Qué es la Ilustración
En: Filosofía de la historia Trad ’Eugenio ímaz. FCE. México 2004 pp 25-38. Cf. también su pequeño trata
do de Pedagogía. Trad Lorenzo Luzuriaga y losé Luis Pascual Akal, Madrid. 1991.
158
Pedagogía del desgarramiento
cia, a fin de que sea, en cambio, "el sentimiento propio acerca de lo que con
viene el que determine la conducta" (Ibíd). De esta manera, la formación ética
radica en la inserción de la conciencia en una comunidad de individuos, lo
cual exige de ella la adquisición de la confianza para habérselas con lo ajeno,
sin dejar por ello de ser sí misma.
159
Carlos Enrique Restrepo
160
Pedagogía del desgarramiento
eticidad llegue a ser para el individuo una esencia como la que pretende
ser. La Bildungsroman o "novela de formación" (caso paradigmático del Wilfielm
Meisler de Goethe) se atiene por entero a este principio". Pero al alcanzar esta
"seriedad de la vida", para la cual la escuela ha de¡ado de ser un refugio se
guro por cuanto carece de la satisfacción que los aprendizajes adquieren sólo
mediante su realización, la existencia del individuo se desgaja en las más
violentas oposiciones. La realidad se abre como un orden del mundo violento,
que se mantiene siempre exterior, y con el cual se debate una individualidad
desgarrada que ve sucumbir los encumbrados ideales de su corazón para me
dirse ahora ante lo universal. Esta nueva experiencia del desgarramiento y la
enajenación será, en consecuencia, la de la contradicción y la desdicha que
Hegel denomina "ley del corazón", contrapuesta a la acción avasalladora de
la realidad. En lo que sigue, nos ocupamos muy sumariamente de esta nueva
forma del desgarramiento.
' Para el análisis del Wilhelm Meister de Goethe, obra que inaugura el género que desde Karl Morgens
tern i 18201 se denomina Bildungsroman, remitimos a la conferencia del filósofo brasilero Marco Aurelio
VVerle titulada: Teatro, formación y vida en el Wilhelm Meister de Goethe". I.a conferencia fue presenta
da en el Seminario: La función cultural de la pintura u la literatura en la estética de Hegel, realizado en Medellin entre
el 2 y el 5 de ¡unió de 2009, organizado por el Instituto de Filosofía La edición de los textos se encuentra
actualmente en preparación
161
Carlos Enrique Restrepo
' El Fausto de Goethe ejemplifica bien esta primera actitud Así lo sugiere Hegel cuando retoma los si
guientes versos Desprecia el entendimiento y la ciencia / que son ios dones supremos del hombre ' Se
ha entregado en brazos del demonio / y tiene necesariamente que perecer" i FE. p 2 I 4 i
162
Pedagogia del desgarramiento
La segunda actitud, en cambio, sin ser por ello menos romántica, preten
de hacerse valer como una acción revolucionaria, pues su confrontación con
la realidad es la expresión de una intención trasformadora. El corazón que no
se resigna a la realidad se inserta en ella como quien aspira a transformar el
mundo, siendo esta transformación la única condición para hacer posible la
propia existencia. Si no transformara este orden real, el corazón sucumbiría
por la asfixia de la realidad opresora. Pero si la primera actitud conduce, en
último término, a la satisfacción conformista del individualismo burgués, el
desenlace de esta segunda es, por el contrario, el sacrificio de la individuali
dad en nombre de un ideal universal:
' Seim LLR. F. Poesia filosófica Traci Daniel In nera rity. Hiperión, Madrid, 1994, p 55
163
Carlos Enrique Restrepo
4. A modo de conclusión
' Bich vi, M -F X Imvsliancimu’s fisiológicas sobre la vida ij la muerte Tomo F Primera Parte, § I. F Magen-
die IEd). Imprenta que fue de García, Madrid, 1827, pp. 13-14
164
Pedagogía del desgarramiento
165
Capítulo X
Heiner Ullrich1
Profesor del Instituto de Ciencias de la Educación en dicha universidad Su trabajo está orientado al
estudio de la pedagogía Waldorf y a la obra de Rudoiph Steiner Entre sus numerosas publicaciones des
tacamos: \\UildorjpHdiun\lik mnl oklmllt’ Weltanscíiauung. Studh’ii zur Piiilamtilr der Waldorfscíiuh’ i tnd zur Aulliropoloitii'
Rudolf Sleiners IWeinheim / Munich Inventa. 19911. Web-site. www.uni-mainz.de/FB/Paedagogik/AC_
Schulpaedagogik/Heiner_.Ullr¡ch php Dirección electrónica hemer ullrichc» uni-mainz de
167
Heiner Ullrich
168
Rudolf Steiner y lu educación
da por Steiner y'donde, desde 1910, son representados los misterios que él
compuso. Como fundador carismàtico de una comunidad ideológica que le
es enteramente fiel, Steiner expone en el curso de las dos últimas décadas
de su vida el programa de una reforma espiritual en los dominios del arte, la
educación, la política y la economía, la medicina, la agricultura y la religión
cristiana, por vía de innumerables cursos y conferencias que dicta en toda
Europa. El clima revolucionario que reina en la vencida Alemania de los años
1918-1919 ofrece a Steiner la oportunidad de materializar sus ideas sobre la
libertad de la educación: crea una escuela que inaugura solemnemente el 7
de septiembre de 1919, la Escuela libre VI aldo rf; es una escuela mixta primaria
y secundaria, una escuela única (e'cole unique) que acoge doscientos cincuenta
y seis niños provenientes en su mayoría de familias de obreros de la fábrica
de cigarrillos VJaldorf-Astoria en Stuttgart. La reforma pedagógica de Steiner se
inscribe en el marco de la utopía política radical que en su momento él deno
minó la tripartición del organismo social. La estricta separación de la vida cultural
y económica del sistema político estatal debe ser obtenida mediante la crea
ción de establecimientos escolares autónomos (jardines infantiles, escuelas,
cursos universitarios), así como mediante la organización cooperativa de la
vida económica. El programa político de Steiner que apunta a una espiritualidad
libre y a una economía asociativa ha fracasado; pero su escuela ha probado ser,
por el contrario, un éxito. Cuando él muere el 30 de marzo de 1925 en Dorna-
ch, mientras redacta su autobiografía que quedaría inconclusa, los primeros
alumnos de la Escuela Waldorf se alistan a pasar el bachillerato.
1. El "goetheanismo"
169
Heiner Ullrich
170
Rudolf Steiner y la educación
2. La antroposofía
es gracias a ellas como los hombres que participan de una civilización secu
larizada y materialista pueden reencontrar el mundo espiritual. Es así como
en cada hombre vive un núcleo espiritual. Éste emana de los mundos espiri
tuales y reúne, en el nacimiento, la envoltura corporal del alma. Con la muerte,
este núcleo se separa para reencarnarse en otra vida terrestre. En la siguiente
reencarnación, el alma hace entonces la experiencia -como en el budismo-
de la recompensa o del castigo por los pensamientos y los actos de la vida
anterior: este es el Karma, es decir, el encadenamiento de los destinos. La ley
de la reencarnación induce, en la antroposofía de Steiner, a una comprensión
resueltamente nueva de la muerte y del nacimiento, de la experiencia históri
ca y social. El recién nacido es para los padres un Yo muy antiguo, dotado de
disposiciones aún desconocidas que no puede todavía expresar en su nueva
corporeidad. La educación apunta a afianzar la encarnación, a sostener y ar
monizar el desarrollo del ser espiritual en su cuerpo determinado por el Kar
ma y marcado genética y psíquicamente. Lo que habitualmente se atribuye al
azaren las casualidades de la vida es en realidad un entramado de deudas no
pagadas y de relaciones vividas en vidas anteriores.
172
Rutlolf Steiner y la educación
luego el cuerpo vital oculto, etéreo, donde operan las fuerzas de crecimiento
y de reproducción, a semejanza del reino animal y vegetal; en tercer lugar, el
cuerpo oculto astral o cuerpo sensorial, portador de las fuerzas psíquicas ani
males, de las pulsiones, de los deseos, de las pasiones; y finalmente, el Yo de
la reencarnación, que ennoblece y purifica los otros cuerpos. Estos cuatro cuerpos o cam
pos de fuerza son para la antroposofía la clave esencial de la comprensión del
hombre y del mundo-, ella explica numerosos fenómenos mediante la acción
de los 4: por ejemplo, los 4 elementos, las 4 estaciones, las 4 temperaturas,
los 4 grados del conocimiento, etc. En sus obras ulteriores, Steiner utiliza
igualmente la estructura tripartita de la naturaleza del hombre; ella remite a
la antigua triada psíquica del pensar, del sentir y del querer.
Steiner elabora sus ideas sobre la educación entre 1906 y 1909; estas son
presentadas en principio bajo una forma aparentemente naturalista cuando
escribe; "Del ser del hombre en devenir resultarán naturalmente las perspectivas sobre la
educación". Sin embargo, a diferencia de Dewey y Montessori, quienes fundan
la Educación Nueva sobre la naciente psicología del niño, Steiner concibe
una educación sobre la base de su antropología cósmica espiritual: "Sí se puede
conocerla esencia del hombre en devenir, es preciso partir de lo que es la naturaleza oculta del
ser humano". Para el Steiner goetheanista, el hombre es el microcosmos en el
que se manifiestan todas las fuerzas y también las ¡deas que determinan los
grados ascendentes de la naturaleza. El desarrollo del niño y del adolescen
te es comprendido como un proceso de crecimiento y de metamorfosis por
el cual las fuerzas cósmicas vegetativas, animales, psíquicas e intelectuales
se despliegan progresivamente. Según Steiner, el niño experimenta, cada siete
173
Heiner Ullrich
174
Rudoif Steiner ij la educación
175
Heiner Ullrich
3. Las escuelas Steiner son escuelas únicas (écoles uniques) donde los alum
nos aprenden ¡untos sin calificaciones y sin repetir años, en grupos que
permanecen estables del primer al décimo año. En lugar de las libretas de
notas oficiales, los docentes elaboran cada año un reporte sobre la esco
laridad de cada uno. Es el desarrollo del niño lo que orienta el programa
y el método de enseñanza.
176
Riidolj Steiner y la educación
177
Heiner Ullrich
178
Rudolf Steiner ij la educación
El ámbito del mundo físico obedece igualmente al orden del cosmos. La sis
tematización resulta de la idea de la concentración pedagógica y de la clasi
ficación genética de los temas, o más bien, de los contenidos. La pedagogía
de Steiner reúne aquí el programa gradual de Herbart y de sus discípulos,
situándolo en su propio contexto antropológico. En este programa pedagógico,
los ciclos del desarrollo del niño son genéticamente sincronizados con las
épocas de la historia humana. Para cada etapa, temas de relatos particulares
constituyen el vínculo entre todas las materias enseñadas durante un año.
Durante el primer año se trata de cuentos, fábulas y leyendas; se pasa luego
progresivamente a las historias del Antiguo Testamento, a los relatos legen
darios locales, a la mitología y a la historia de los griegos y de los romanos, a
la Edad Media, a los siglos de los descubrimientos y de la Reforma, hasta la
historia cultural moderna en el curso del octavo año escolar.
A partir del tercer año escolar, comienza para el niño -quien piensa de
manera ingenua y realista- una observación fisionómica de la naturaleza. So
bre la base del pensamiento totalizante del universo profesado por la antro-
posofía, el mundo es considerado como la extensión del ser humano; el hom
bre resume, por así decir, el reino animal, y el mundo vegetal es como el alma
visible de la Tierra que se mueve también en el hombre. El sentimiento de la
unidad cósmica y el estudio del parentesco morfológico de todos los seres
vivos son completados mediante actividades que tienen por objeto el cuida
do del jardín escolar, así como las culturas biológicas y la economía forestal.
179
Heiner Ullrich
les de las escuelas Steiner están, pues, al servicio de una educación global
en el entorno que intenta preservar en el alumno el mayor tiempo posible
el vínculo entre el hombre y la naturaleza, e incluso reactivarlo, mediante una
enseñanza adaptada a sus estructuras mentales ulteriores. Resultan de ello
puntos de encuentro con las reflexiones actuales de la filosofía natural sobre
el problema de la educación ecológica.
Las escuelas Steiner, así como sus jardines infantiles, gozan de un éxito
que va en crecimiento en el mundo entero. Durante las dos últimas décadas han
salido de la marginalidad, para ponerse a la cabeza del movimiento interna
cional en favor de una Educación Nueva.
180
Riidolf Steiner ij la educación
Territorio de
Alemania Francia Europa Total
Ultramar
1919 I 0 0 0 1
1925 4 0 3 0 7
1938 8 0 8 0 16
1955 25 1 8 8 42
1971 32 4 42 21 99
Los padres de los niños que frecuentan estas escuelas tienen, en su mayo
ría, una formación universitaria y son de un medio social bastante acomo
dado. A través de su participación activa en la creación y en la vida de una
escuela, ellos hacen la experiencia de una nueva forma comunitaria y de un
ámbito social que las instituciones tradicionales de la iglesia, de la familia y
de la comunidad ya no permiten.
Heiner Ullrich
Las escuelas Steiner tienen éxito, ciertamente, pero el éxito de los alum
nos que han frecuentado estas escuelas en Alemania es igualmente impre
sionante. Es así como en 1990 casi el doble de alumnos provenientes de las
escuelas Steiner (57,5%) que de alumnos oriundos de las escuelas estatales
fueron admitidos para hacer estudios universitarios, y ello a pesar de la au
sencia de selección por notas durante doce años. De un sondeo cuantitativo
realizado a antiguos alumnos de escuelas Steiner (nacidos en 1940 y 1941)
se observa que, respecto al grupo-base, estas personas se distinguían de ma
nera significativa por una mayor movilidad geográfica y social, por activida
des de ocio mucho más orientadas hacia la cultura, manifestaciones artís
ticas, práctica de un instrumento musical, de una artesanía, y por frecuentar
seminarios de formación continua. Un sondeo cualitativo reciente sobre las
biografías profesionales de antiguos alumnos de una escuela Steiner que
han hecho estudios a la vez universitarios y técnicos (se trata de la escuela
Hibernia en Hermen, Alemania) ha revelado, como complemento del primer
estudio, que estos alumnos se defienden mejor en la vida y son más aptos
para dirigir tareas técnicas; tienen una mayor autoestima, tienen múltiples
intereses, son abiertos a ideas nuevas y están particularmente dispuestos a
asumir responsabilidades sociales.
182
Rudolf Steiner y la educación
7. Un balance contradictorio
183
Heiner Ullrich
Este dogmatismo pedagógico clásico está a la base del consenso que reúne
a docentes, educadores y padres. Contrariamente a los dogmatismos más
abiertos de otros pedagogos de la Educación Nueva (Montessori, Neill, Ge-
heeb, etc ), los pedagogos de los jardines infantiles y de las escuelas Steiner
profesan claramente una voluntad de ortodoxia y de personalización. Es por
esto que se observa que algunos pedagogos steinerianos notables han esta
blecido en Alemania un diálogo con representantes de las ciencias de la edu
cación, quienes los consideran con simpatía. Este diálogo les ha permitido
confrontar sus normas y sus formas pedagógicas con los conceptos y mode
los de las ciencias humanas. Nuevas formas de apropiación y de evolución de
los elementos de la pedagogía de Steiner son quizá posibles, en el marco de
la expansión constante que la pedagogía de Steiner experimenta igualmente
fuera de las fronteras de Europa. Quizá también el diálogo recién comenzado
con la ciencia de la educación facilite esta evolución.
184
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190
ÍNDICE ONOMÁSTICO
Comenio, juan Amos, 41, 88, 178, 184 Foucault, Michel, 25-30, 32, 33
Gardner, Howard, 94
Deleuze, Gilles, 5, 7, 133, 1 39, 140, 141,
Garzón, Jaime, 43
143-150
Geheeb, Paul, 184
Democrito, 108
Giacometti, Giorgio, 60, 63
De Rotterdam, Erasmo, 80, 93
Descartes, René, 27, 44, 52, 54, 72, 84, Goethe, Johann Wolfgang, 161, 163,
168, 170
I 17, 124, 125
192
índice onomástico
Hume, David, 52, 114, 1 15, 1 19, 125 Leyte, Arturo, 157
Licurgo, 122
Lowith, Karl, 52
Kant, Immanuel, 8, 27, 54, 55, 84, 85, Macherey, Pierre, 147
119, 124, 125, 158, 168, 170, 175 Magendie, F., 165
Kelsen, Hans, 114, 117
Mallarmé, Stéphane, 140
Kierkegaard, Soren, 68, 101
Manara, Fulvio Cesare, 66
Kleist, Heinrich von, 89
Mandeville, Bernard, 120, 121
Kondori, 50
Maquiavelo, Nicolás, 119
Kraus, Wolfgang, 122
Marco Aurelio, 25
Kreimer, Roxana, 58
Mariátegui, José Carlos, 50
Krishnamurti, 168
Marion, lean-Luc, 52
Kristeva, Julia, 133
Marrou, Henri-Irénée, 77, 89
193
índice onomástico
Moore, Thomas, 122 60, 64, 75-78, 80, 85, 87, 96, 1 15, I 16,
122, 125, 143
Moratti, Letizia, 66
Plutarco, 122
Morgenstern, Karl, 161
Polemón, 16
Pablo VI, 68
Saavedra y Fajardo, Diego de, 130
Pascal, Blaise, I 13
Salcedo, Elkin, 127
Pascual, losé Luis, 159
Sarpi, Paolo, I 19
Paz, Octavio, 88
Sartre, lean-Paul, 52
Peirce, Charles Sanders, 123
Sautet, Marc, 58, 64
Pelé, 58
Scarpelli, Uberto, 114
Pestalozzi, lohan Heinrinch, 77, 89, 184
Schelling, F. W. |., 85, 87, 88, 155, 156,
Petersen, Peter, 177
169, 173
194
Indice onomástico
Tales de Mileto, I 3
Trombino, Mario, 66
Túpac Amaru, 50
Ulises, 17
Vasconcelos, José, 50
Virilio, Paul, I 33
195
ÍNDICE DE MATERIAS
acción (es) 16, 21-23, 28, 36, 45-47, 78, alma, 12, 18, 21, 27, 34, 43, 44, 76, 78,
88, 89, 1 19, 135, 136, 161, 162, 173 80. 105, 108, 129, 149, 156, 157, 171
actitud (es), 12, 26, 33, 46, 63, 94, 112, romántica, 156
filosófica, 33 amor (es), 16, 41,71, 79, 87, 91, 94, 142
actividad (es), 24, 26, 30, 32, 40, 59, 61, a la sabiduría, 12, 16, 34, 89
filosófica, 16 lógico, 1 26
aprendizaje (es) , 28, 32, 38, 80, I 30, comprensión, 14. 24. 38, 45, 46, 48, 54,
134-136, 150, 181 63, 78, 81, 83-85, 89, 91. 125. 126,
128-130, 135, 141, 164, 172, 173
ambiente de, 41
científica, 133
carácter genético del, 184
dialéctica. I 59
de la filosofía, 25, 27, 39
hegeliana, 157
a priori, 61
comunidad, 39, 48, 89, 159, 169, 177,
arte (s), 13, 35, 74, 77, 89, 135, 167, 169,
178, 182
170
científica, 102
conjetural, 31
concepto (s), 5-9, 12, 15, 21, 22, 35, 41,
de enseñar, 69
49, 74, 81, 83, 85, 94, 126, 144, 145,
de vivir, 16, 33, 34
150, 155, 179
filosófico, 27
filosóficos, 14, 15
retórico, 32
conciencia (s), 31, 35, 60, 74, 82, 83, 86,
asombro 11-13, 16, 17 87, 94, 109, I 19, 154, 156-158, 161,
autoconciencia, 89, 154 170
autoconocimiento, 31 39, 41, 48, 73, 74, 80, 86, 87, 92, 102,
104, 106, 115, 122, 128-137, 155,
autonomía, 26, 31, 42, 60, 69, 144, 1 59,
157, 170, 171, 173
175
científico, 106, 171
198
índice de materias
de escuelas, 181 educación, I 1, 32, 34, 50, 72, 76, 77, 81,
cuerpo (s), 76, 105-108, 144, 172-174, 83,95, 92, 94, 132, 135, 159, 164, 165,
cultura (s), 26, 32, 34, 48, 49, 54, 62, 94, artística, 177
95, 111, 112, 124, 131, 154, 156, 161, básica y media, 24, 34
170, 176, 182 ecológica, 178, 180
de masas , 33 filosófica, 2 1, 39, 154
espiritual, 77, nueva, 173, 175-177, 180-184
general, 14,15 primera, 33, 34,
política, 135 secundaria, 52, 61
derecho (s), 46, 48, 62, 67, 68, 105, I 16, de la filosofía, 11, 15, 16, 25, 27, 34,
1 18, 1 19, 160 37, 39, 40, 66, 73, 81, 128, 129, 133,
136
humanos, 48
entendimiento, 46, 135, 159, 163, 170,
natural,105, 113-115
174
patrimonial, 51
epistemología, 26, 39, 170
deseo (s), 29, 33, 36, 67, 142-144, 146,
escritura, 24, 30, 40, 142-145, 147-151,
148, 151
178
devenir (es), 5, 7, 8, 129, 141-145, 150,
escuela (s) 13, 14, 27, 29, 36, 44, 45, 48,
157, 173
52, 69, 75, 82, 83, 87, 88, 89, 91, 94-
diálogo |s), 21, 22, 35, 39, 46, 62, 63, 66,
96, 98, 124, 141, 159, 164-166, 173-
85, 136, 184
175, 178-180, 182-189
didáctica (s), 12, 13, 16, 23, 29, 35, 38,
estoica, 28
41,71,91, 134
nueva, 175
de la filosofía, II, 13, 15, 17, 22, 66,
esencia (s), 15, 21, 67, 72, 88, I 17, 160-
71-99, 134
163, 171, 173
filosófica, 65
espíritu (s), 89, 129, 154-157, 165, 170,
didaktiké, 11,12
171
disciplina (si, 12, 37,61,65,80, 130
Estado, 105, 107, I 16, 119, 177
discurso (s), 15, 16, 21, 28-31, 133, 143,
estética (s), 35, 39, 150
filosófico, 47, 82
ética (s), 25, 27, 28, 30, 33, 34, 39, 48,
pedagógico, 164 62, 113-115, I 19, 130, 135-137, 142,
199
índice de materias
formación, 158-161 imagen, 41, 64, 88, 124, 126, 134, 139,
existencia (s), 21, 22, 29, 30, 34, 53, 59, 141, 146, 179
78, 89, 90, 93, 99 128, 154, 155, 158- imaginación, 48, 87, 93, 98, 174
163, 169, 171, 176 inteligencia (s), 17, 28, 77, 82, 93, 94
experiencia (s), 6, 24, 35, 36, 41, 45-47, académica, 95
49, 62, 72, 75, 98, 128, 130, 136, 141,
emocional, 94, 95
144, 151, 156-159, 161, 162, 164,
narrativa, 43, 47, 53, 54
170-173, 182
interpretación (es), 24, 25, 27. 32, 34,
40, 42, 45-47, 65, 71, 72, 135, 146-
fenomenología, 39, 52
148, 170
fenómeno (s), 52, 120, 134,
investigación, 21, 38, 52, 108, 111, 117,
filosofía (s), 5, 7-9, I 1-17, 22, 24, 25-27, 1 2 1
historia (s), 11, 13, 39, 47, 48, 54, 74, 78, de la educación, 169
79, 81, 87, 91-93, 106-109, 1 13, 122, interior, 168
135, 141, 154
lógica (s), 22, 39, 54, 85, 123, 132, 165,
de la filosofía, 5, 6, 13-16, 39, 62, 85, 171, 173
106, 146
dialéctico, 112
idealismo, 123, 168, 173
histórico, 107, 111
identidad, 5, 21, 30, 47, 143
200
índice de materias
memoria, 25, 29, 48, 69, 77, 94, 140, ontologia, 26, 64, 86, 89, 99. 142, 165,
141, 144, 147 170
histórica, 122
método (s), 21, 38, 105, 122, 126, 130 científica alemana, 183
modernidad, 26, 27, 107, 170 22-24, 27, 32, 36, 38-41, 50, 51, 53,
72, 85, 92-94, 98, 125, 133, 141, 144
moral, 27, 77, 1 14, 129, 181
146, 150, 170, 173, 174, 178, 179
muerte (s), 74, 81, 89, 97, 99, 111, 144,
crítico, 38, 47, 53
164, 165, 172
filosófico, 41, 107, 109, 123
mundo (s), 14, 16, 25, 28, 30, 32, 39, 40,
42, 44, 45, 50, 74, 86, 90, 92, 93, 96, percepción, 141, 146
97, 105, I 13, 120, 129, 130,132, 134. persona, 39, 46-48, 53, 67, 69, 135, 172,
140, 141, 148, 156, 157, 159-161, 179
163-165, 169-174, 179, 181 personalidad, 53, 160, 172, 174, 176,
de la vida, 55, 78 178
del hombre, 108, 173 didáctica (s). 59, 61, 65, 68, 69
de enseñanza-aprendizaje, 32, 74
objetivo, 28, 29, 35, 83, 87, 88, 120 educativo (s), 82, 83
de la filosofía, 86, 125 66, 67, 79, 87, 133, 177, 178
201
índice de materias
empírica, 175 28, 29, 31, 32, 35, 53, 64, 66, 69, 71-
genética, 40 73, 79, 80, 88, 90, 108, 109, I 14, 130,
134, 136, 140, 144, 154, 155, 157,
170, 180
razón (es), 13, 27, 42, 44, 48, 93, 105,
científico, 115, 123, I 28
I 14, 121, 122, 146
filosófico, 11, 12, 82, 88
crítica, 128
objetivo, 1 5
intuitiva. 48
práctico, 26, 3 1
lógicas, I 2 I
teórico, 12, 26, 31
natural, 11 3
sentido (s), 12, 24, 30, 33, 39, 43-47, 50,
racionalidad, 108-110, 123
65-68, 73, 75, 86, 93, 105, 106, 1 10,
racionalismo, 84, 116, 117, 123
126, 128, 135, 143-148, 150, 157,
realidad, 12, 39, 40, 67, 86, 105, 107, 158, 164, 183
128, 132, 133, 140, 154, 156, 161-165
de la enseñanza, 34
educativa, 175
de la existencia, 59
pedagógica, 177
sentimiento (s), 48, 125, 142, 159, 179
reflexión, 1 3, 32, 40, 45, 66, 69, 93, 95,
ser (es), 12, 13, 26, 39, 46. 47. 74, 78,
170, 174,
141
filosófica, 37, 39, 86
humano (s). 1 2, 39, 64, 78, 92, 132,
pedagógica, 23 168, 170-172, 174, 179
relación (es) racional, 13,
afectiva, 24 ser-ahí, 154
pedagógica, 23-36 ser-en-el-mundo, 48
pedagógico-filosófica, 35, 36 ser-en-relación, 3 1
religión, 106, 1 16, 129, 169, 170 vivos, 1 79
representación (es), 14,83,96, 130, 146, sistema (s) 5, 9, 98, I 14, 1 15, 1 19, 124,
155, 1 75 130, 169
responsabilidad (es), 48, 74, 79, 84, 88, alfabético, 45
89, 90, 92, 120, 131, 132, 136, 137
de formación. 66
educativa, 90
escolar, 66
ética, 40
personal ético, 64
retórica (s), I 35
político, 169
revelación, 170
sociedad (es), 34, 42, 43, 48, 50, 53, 67,
78, 104, 107, 108, 115-118, 121-123
saber (es), 7, 11-13, 15, 18, 21, 24-26, de consumo, 33, 50
202
índice de materias
sujeto (s), 26, 28-34, 41-43, 48-50, 66, 109, 1 14, 135, 160, 183
73, 92, 95, 142-145 verdad, 7, 12, 15-20, 26, 29-31, 66, 73-75,
educativos, 78 79, 85, 96, 102, 105, 107, 113, 115, I 19,
123, 127-129, 156
ético, 48
violencia, 49,93, 95-97, 122, 135, 156
filosofante, 66
intraescolar, 93
psicológico, 142
vocación, 53, 54, 79, 80, 81, 84, 87, 88,
sustancia (s), 74, 131, 144, 154, 155 90
voluntad (es), 62, 72, 79, 82, 83, 87, 91
t échne, 11,12 93, I 18. 129, 144, 150, 178, 184
técnica (s), 15, 18, 30, 35, 71, 73, 79, 169
175, 181, 187 yo. 26. 40, 42, 43. 47, 81, 86, 129, 169,
170, 172-174
conductistas, 95
de enseñanza, 75
de aprendizaje, 69
educativa, 84
203
ÍNDICE GENERAL
Presentación
El discípulo
El medio presente
Capítulo i
Capítulo ii
Capítulo mi
educación secundaria
1. Exordio
2. Empoderamiento y práctica de sí
Capítulo iv
y sinergias operativas
Capítulo v
Capítulo vi
Capítulo vii
Capítulo viii
Capítulo x
Rudolph Steiner y la educación 167
1. El "goetheanismo" 169
2. La antroposofia 171
Bibliografía 185