Este poema es especialmente rítmico y musical, así que incluso la ubicación de
los versos en las líneas es relevante. No intenté reproducir aquí esas sangrías, pues las líneas quedarían muy largas y se cortarían; para los curiosos, aquí hay un escaneo de las páginas: 1, 2, 3, 4. II
Escuchad las dulces campanas nupciales.
¡Campanas de oro! ¡Qué mundo de felicidad su armonía anuncia en el fragante aire de la noche! ¡Cómo transmiten por doquier su delicia! Más allá de las fundidas notas de oro y todas en armonía qué líquida canción flota para la tórtola que escucha, mientras se regocija con la luna. Oh, de las sonoras celdas, ¡qué borbotón de alegría surge voluminosamente! ¡Cómo se dilata! ¡Cómo resta en el futuro! ¡Cómo dice la gran alegría que excita el balanceo y el tañido para la tórtola que escucha, mientras se regocija de las campanas, campanas, campanas, de las campanas, campanas, campanas, campanas, campanas, campanas, campanas, al ritmo y repique de las campanas!