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literarios, la cambiante

Prólogo libro McOndo geopolítica (nos tocó guerras y


relaciones diplomáticas tensas),
(una anotología de nueva el azar de los contactos y eso que
literatura hispanoamericana) se llama suerte. Hay autores
vagando por el continente y la
Ed. Gijalbo- península que tuvimos que
Mondadori/Barcelona 1996 rechazar porque ya teníamos
muchos representantes de ese
Presentación del País McOndo país (Argentina, México, España)
o porque la demanda excedió la
Por Alberto Fuguet & Sergio oferta. Otros autores
Gómez, editores representativos están ausentes
porque no pudieron llegar a
tiempo, estaban bloqueados o no
tenían nada que ofrecer. Existen,
Esta anécdota es real: por cierto, muchos países que
Un joven escritor faltan y deberían estar presentes.
latinoamericano obtiene una Hicimos lo posible. Reconocemos
beca para participar en el nuestra incapacidad. A lo mejor
International Writer´s Workshop sí debimos viajar por cada uno de
de la Universidad de Iowa, suerte los países pero no tuvimos ni el
de hermano mayor cosmopolita presupuesto ni el tiempo. Quizás
del afamado Writer´s Workshop confiamos demasiado en las
de la misma universidad, algo así embajadas y en los agregados
como la más importante culturales que, dicho sea de paso,
fábrica/taller de nuevos fueron incapaces de ayudarnos.
escritores norteamericanos. Una embajada dijo que sólo
El escritor rápidamente se da había poetas en su país (lo que
cuenta que lo latino está hot resultó ser falso) y en otra nos
(como dicen allá) y que tanto el aseguraron que el autor más
departamento de español, como joven de su territorio era un chico
los suplementos literarios de 48 años que, para más remate,
yanquis, están embalados con el era inédito.
tema. En el cine del pueblo Como No nos cabe duda que cuando
agua para chocolate arrasa con la este libro se edite, vamos a
taquilla. Para qué hablar de las encontrarnos con la ingrata
estanterías de las librerías, sorpresa de que un autor
atestadas de "sabrosas" novelas McOndiano está dando mucho
escritas por gente cuyos apellidos que hablar y ni siquiera sabíamos
son indudablemente hispanos, que existía. Son los riesgos que
aunque algunos incluso escriban uno corre. Casi todos los autores
en inglés. aquí incluidos son absolutos
Tal es la locura latina que el desconocidos fuera de su país. Y
editor de una prestigiosa revista muchos son apenas conocidos en
literaria se da cuenta que, a su propia casa. Así y todo,
cuadras de su oficina, en pleno pensamos que la muestra es
campus, deambulan tres jóvenes grande, variada y comulga
escritores latinoamericanos. El absolutamente con nuestro
señor se presenta y, sin más ni criterio de selección.
más, establece un literary-lunch Sabemos que hay carencias y
semanal en la cafetería que mira errores, pero también hay
el río. La idea, dice, es armar un aciertos y sorpresas. estamos
número especial de su prestigiosa consientes de la presencia
revista literaria centrado en el femenina en el libro. ¿Por qué?
fenómeno latino. Los tres jóvenes Quizás esto se debe al
(bueno, no tan jóvenes) quedan desconocimiento de los editores y
relativamente extasiados. Se dan a los pocos libros de escritoras
cuenta que, sin esfuerzo ni hispanoamericanas que
contacto alguno, van a ser recibimos. De todas maneras,
publicados en "América" y en dejamos constancia que en
inglés. Y sólo por ser latinos, por ningún momento pensamos en la
escribir en español, por haber ley de las compensaciones sólo
nacido en Latinoamérica, ese para no quedar mal con nadie.
"pueblo al sur de los Estados Optamos por establecer una
Unidos", como sentenció el grupo fecha de nacimiento para
rock Los Prisioneros. nuestros autores que nos sirviera
Las cosas agarran prisa y el de colador y acotara una
programa de escritores contacta a experiencia en común. Nos
gente del departamento de decidimos por una fecha que
lenguas y arman un taller de fuera desde 1959 (que coincide
traducción. Antes que termine el con la siempre recurrida
semestre, los cuentos y trozos de revolución cubana) a 1962 (que
novelas de los tres latinos son en Chile y en otros países, es el
entregados al ávido editor. Los año en que llega la televisión). La
otros participantes extranjeros, mayoría, sin embargo, nacieron
algunos bastante más algún tiempo después.
establecidos y añosos que los Otra cosa en que nos fijamos:
codiciados latin-boys, observan todos los escritores recolectados
atónitos y asumen que quizás el han publicado antes de los treinta
lugar es el adecuado pero el con un relativo éxito. Han creado
momento definitivamente no. polémicas, revueltas y
Adiós a los asiáticos y los exageraciones críticas con lo que
centroeuropeos. Welcome all escriben.
Hispanics.
Pues bien, el editor lee los textos Sobre el título de este volumen de
hispanos y rechaza dos. Los que cuentos no valen dobles
desecha poseen el estigma de interpretaciones. Puede ser
"carecer de realismo mágico". considerado una ironía
Los dos marginados creen irreverente al arcángel San
escuchar mal y juran entender Gabriel, como también un
que sus escritos son poco merecido tributo. Más bien, la
verosímiles, que no se idea del título tiene algo de
estructuran. Pero no, el rechazo llamado de atención a la mirada
va por faltar al sagrado código del que se tiene de lo
realismo mágico. El editor latinoamericano. No
despacha la polémica arguyendo desconocemos lo exótico y
que esos textos "bien pudieron variopinta de la cultura y
ser escritos en cualquier país del costumbres de nuestros países,
Primer Mundo". pero no es posible aceptar los
Esta anécdota es, como dijimos, esencialismos reduccionistas, y
real aunque los nombres y las creer que aquí todo el mundo
nacionalidades fueron omitidas anda con sombrero y vive en
para proteger a los inocentes. árboles. Lo anterior vale para lo
Creemos, además, que ilustra el que se escribe hoy en el gran país
conmovedor grado de ingenuidad McOndo, con temas y estilos
de ambas partes interesadas. variados, y muchos más cercano
Para dejar un registro histórico: al concepto de aldea global o
ese día, en medio de la planicie mega red.
del medioeste, surgió McOndo. El nombre (¿marca-registrada?)
Su inspiración más cercana es McOndo es, claro, un chiste, una
otro libro: Cuentos con Walkman sátira, una talla. Nuestro
(Editorial Planeta, Santiago de McOndo es tan latinoamericano y
Chile, 1993), una antología de mágico (exótico) como el
nuevos escritores chilenos (todos Macondo real (que, a todo ésto,
menores de 25 años), que no es real sino virtual). Nuestro
irrumpió ante los lectores con la país McOndo es más grande,
fuerza de un recital punk. Ese sobrepoblado y lleno de
libro, que ya lleva más de diez mil contaminación, con autopistas,
ejemplares vendidos sólo en el metro, tv-cable y barriadas. En
territorio chileno, fue compilado McOndo hay McDonald´s,
por nosotros dos a partir de los computadores Mac y
trabajos de los jóvenes que condominios, amén de hoteles
asistían a los talleres literarios cinco estrellas construidos con
que ofrecía la Zona de Contacto, dinero lavado y malls
un suplemento literario-juvenil gigantescos.
que aparece todos los viernes en En nuestro McOndo, tal como en
el diario El Mercurio de Santiago. Macondo, todo puede pasar,
Como dice la franja que anuncia claro que en el nuestro cuando la
la cuarta edición, la moral gente vuela es porque anda en
walkman es "una nueva avión o están muy drogados.
generación literaria que es post- Latinoamérica, y de alguna
todo: post-modernismo, post- manera Hispanoamérica (España
yuppie, post-comunismo, post- y todo el USA latino) nos parece
babyboom, post-capa de ozono. tan realista mágico (surrealista,
Aquí no hay realismo mágico, hay loco, contradictorio, alucinante)
realismo virtual". como el país imaginario donde la
David Toscana, representante de gente se eleva o predice el futuro
México en Iowa, leyó el libro y y los hombres viven eternamente.
tuvo la idea de armar un Cuentos Acá los dictadores mueren y los
con Walkman internacional. desaparecidos no retornan. El
Aceptamos el desafío y clima cambia, los ríos se salen, la
decidimos, a diferencia del tierra tiembla y Don Francisco
primero, incluirnos en el libro. coloniza nuestros inconscientes.
Quizás no hay excusas pero aquí Existe un sector de la academia y
estamos. Ya que íbamos a estar de la intelligentsia ambulante
detrás, por qué no adentro que quieren venderle al mundo
también. no sólo un paraíso ecológico (¿el
smog de Santiago?) sino una
Aunque por momentos sentimos tierra de paz (¿Bogotá?, ¿Lima?).
que no íbamos a ninguna parte, Los más ortodoxos creen que lo
al final llegamos a la meta. Como latinoamericano es lo indígena, lo
todo libro que vale, McOndo es folklórico, lo izquierdista.
incompleto, parcial y arbitrario. Nuestros creadores culturales
No representa sino a sus sería gente que usa poncho y
participantes y ni siquiera. Es ojotas. Mereces Sosa sería
nuestra idea, nuestro volón. latinoamericana, pero Pimpinela,
Sabemos que muchos leerán este no. ¿Y lo bastardo, lo híbrido?
libro como una tratado Para nosotros, el Chapulín
generacional o como un Colorado, Ricky Martin, Selena,
manifiesto. No alcanza para Julio Iglesias y las telenovelas (o
tanto. Seremos pretenciosos, culebrones) son tan
pero no tenemos esas latinoamericanas como el
pretensiones. candombe o el vallenato.
Como en todo acto creativo, lo Hispanoamérica está lleno de
más entretenido (y agotador) fue material exótico para seguir
coordinar y encontrar a los bailando al son de El cóndor pasa
autores que cabían dentro del o Ellas bailan solas de Sting.
canon preestablecido. El primer Temerle a la cultura bastarda es
desafío de muchos fue conseguir negar nuestro propio mestizaje.
una editorial que confiara en Latinoamérica es el teatro Colón
nosotros, nos convidara de Buenos Aires y MacchuPichu,
infraestructura y redes de Siempre en Domingo y Magneto,
comunicación y, por sobre todo, Soda Stereo y Verónica Castro,
nos asegurara una distribución Lucho Gatica, Gardel y
por toda Hispanoamérica para Cantinflas, el Festival de Viña y el
así tratar de borrar las fronteras, Festival de Cine de La Habana, es
que hicieron de esta antología no Puig y Cortázar, Onetti y Corín
sólo una recopilación sino un Tellado, la revista Vuelta y los
viaje de descubrimiento y tabloides sensacionalistas.
conquista. No fue fácil puesto Latinoamérica es,
que tuvimos que atravesar una irremediablemente, MTV latina,
maraña de burocracia y mala fe, aquel alucinante consenso, ese
además de erradas ideologías de flujo que coloniza nuestra
distribución, increíbles aranceles conciencia a través del cable, y
y simple desidia. En todas las que se está convirtiendo en el
capitales latinoamericanas uno mejor ejemplo del sueño
puede encontrar los best-sellers bolivariano cumplido, más
del momento o autores concreto y eficaz a la hora de
traducidos en España, pero ni hablar de unión que cientos de
hablar de autores tratados o foros internacionales.
iberoamericanos. Simplemente De paso, digamos que McOndo es
no llegan. No hay interés. Recién MTV latina, pero en papel y
ahora algunas editoriales se están letras de molde.
dando cuenta que eso de escribir Y seguimos: Latinoamérica es
en un mismo idioma aumenta el Televisa, es Miami, son las
mercado y no lo reduce. Si uno es repúblicas bananeras y Borges y
un escritor latinoamericano y el Comandante Marcos y CNN en
desea estar tanto en las librerías español y el Nafta y Mercosur y la
de Quito, La Paz y San Juan hay deuda externa.
que publicar (y ojalá vivir) en Vender un continente rural
Madrid. Cruzar la frontera cuando, la verdad de las cosas, es
implica atravesar el Atlántico. urbano (más allá que sus
Como en toda antología que se sobrepobladas ciudades son un
precie de tal, la elección de caos y no funcionen) nos parece
quienes participan en este libro aberrante, cómodo e inmoral.
es dudosa, antojadiza y teñida del El trasfondo tras la ilusión del
favoritismo que se le tiene a los realismo mágico para la
amigos. En McOndo hay mucho exportación (que tiene mucho de
de esto; no podía ser de otra cálculo) lo aclara el poeta chileno
manera. Oscar Hahn en una introducción
A pesar de las maravillas de la a una antología de cuentos ad-
comunicación, el país desde hoc:
donde surge esta antología sigue
estando entre el cerro y el mar. "Cuando en 1492 Cristóbal Colón
La comunicación con el exterior, desembarcó en tierras de
por lo tanto, fue difícil, atrasada, América fue recibido con gran
escasa, y surgió a un ritmo más alborozo y veneración por los
lento del que esperábamos. Los isleños, que creyeron ver en él a
contactos existían, pero más a un enviado celestial. Realizados
nivel de amistad en países como los ritos de posesión en nombre
Argentina, España y México. El de Dios y de la corona española,
resto del continente era territorio procedió a congraciarse con los
desconocido, virgen. No indígenas, repartiéndoles vidrios
conocíamos a nadie. Llegamos a de colores para su solaz y
pensar que América Latina era deslumbramiento. Casi
un invento de los departamentos quinientos años después, los
de español de las universidades descendientes de esos remotos
norteamericanas. Salimos a americanos decidieron retribuir
conquistar McOndo y sólo la gentileza del Almirante y
descubrimos Macondo. entregaron al público
Estábamos en serios problemas. internacional otros vidrios de
Los árboles de la selva no nos colores para su solaz y
dejaban ver la punta de los deslumbramiento: el realismo
rascacielos. mágico. Es decir, ese tipo de
No conocíamos siquiera un relato que transforma los
nombre en muchos de los países prodigios y maravillas en
convocados. Nos topamos con fenómenos cotidianos y que pone
panoramas como que los libros a la misma altura la levitación y
de ciertas estrellas literarias no el cepillado de dientes, los viajes
estaban disponibles en el país de ultratumba y las excursiones
fronterizo. Los suplementos al campo".
literarios de cada una de las
capitales no tenían ni idea de Lo que nosotros queremos
quienes eran sus autores locales. ofrecerle al público internacional
Podíamos escribir en el mismo son cuentos distintos, más
idioma, tener la misma edad y las aterrizados si se quiere, de un
antenas conectadas, pero aún así grupo de nuevos escritores
no teníamos idea quiénes hispanoamericanos que escriben
éramos. en español, pero que no se
Cuando decidimos lanzar sienten representantes de alguna
nuestras señales de humo ideología y ni siquiera de sus
recurrimos a todo lo imaginable: propios países. Aun así, son
amigos, enemigos, intrínsecamente
corresponsales extranjeros, hispanoamericanos. Tiene ese
editores, periodistas, críticos, prisma, esa forma de situarse en
rockeros en gira, auxiliares de el mundo.
vuelo, mochileros que salían de En estos cuentos hay mas
vacaciones. Recurrimos al fax, a cepillado de dientes y
DHL, a la incipiente Internet. excursiones al campo (bueno, al
Apostamos por el correo departamento o al centro
tradicional (estampillas con la comercial) que levitaciones, pero
cara de próceres muertos) y el pensamos que se viaja igual.
correo electrónico (bits, no Los autores incluidos en McOndo
átomos) y abusamos del teléfono son, como ya lo hemos reiterado
(usamos discado directo, (y lamentado) levemente
cambiamos varias veces de conocidos en sus respectivos
carrier dependiendo de las países. Esto tiene su lado positivo
ofertas del mes y nos aprendimos puesto que no tienen una
todos los códigos de los países). reputación internacional que
Poco a poco, comenzó a aparecer proteger. No sienten, como
eso que sabíamos que existía, escribió el crítico David
aunque estaba oculto en auto- Gallagher en el suplemento
publicaciones de segunda o literario TLS de Londres, "la
ediciones de pocos ejemplares. necesidad de sumergirse en las
De alguna manera comprobamos aguas de lo políticamente-
que el fenómeno editorial joven correcto. Puesto que no tienen la
en Latinoamérica es irregular, a ventaja de vivir afuera,
veces mezquino y en la mayoría difícilmente sabrían qué
de los casos, sufrido. La mayoría elementos usar para escribir una
de los textos que recibimos eran novela políticamente correcta".
ediciones feas, publicadas con Es cierto que no todos los autores
esfuerzo y con poca resonancia antologados viven dentro de sus
entre sus pares. países (aunque muchos tienen la
El criterio de selección entonces intención de regresar y pronto);
se centró en autores con al menos aún así, estos escritores han
una publicación existente y algo producido textos que fueron
de reconocimiento local. Esta escritos desde el interior para
opción algo severa descalificó a lectores internos. Como bien
ciertos autores y países de un acota Gallagher, refiriéndose
brochazo. Exigimos, además, específicamente al caso de Chile,
cuentos inéditos. Podían versar "no le están escribiendo a una
sobre cualquier cosa. Tal como se galería internacional, por lo
puede inferir, todo rastro de tanto, no tienen que mantener el
realismo mágico fue castigado status-quo del estereotipo de
con el rechazo, algo así como una cómo debe o no debe ser el
venganza de lo ocurrido en Iowa. retrato (de Hispanoamérica) para
El gran tema de la identidad la exportación".
latinoamericana (¿quienes España, en tanto, está presente
somos?) pareció dejar paso al porque nos sentimos muy
tema de la identidad personal cercanos a ciertos escritores,
(¿quién soy?). Los cuentos de películas y a una estética que sale
McOndo se centran en realidades de la península que ahora es
individuales y privadas. europea, pero que ya no es la
Suponemos que ésta es una de las madre patria. Los textos
herencias de la fiebre españoles no poseen ni toros ni
privatizadora mundial. Nos sevillanas ni guerra civil, lo que
arriesgamos a señalar esto último es una bendición. Los nuevos
como un signo de la literatura autores españoles no sólo son
joven hispanoamericana, y una parte de la hermandad cósmica
entrada para la lectura de este sino son primos muy cercanos,
libro. Pareciera, al releer estos que a lo mejor pueden hablar
cuentos, que estos escritores se raro (de hecho, todos hablan raro
preocuparan menos de su y usan palabras y jergas
contingencia pública y estuvieran particulares) pero están en la
retirados desde hace tiempo a sus mismo sintonía.
cuarteles personales. No son
frescos sociales ni sagas La pregunta que inició la
colectivas. Si hace unos años la búsqueda de este libro fue si
disyuntiva del escritor joven estábamos en presencia de algo
estaba entre tomar el lápiz o la nuevo, de una nueva literatura o
carabina, ahora parece que lo de una nueva perspectiva para
más angustiante para escribir es ver la literatura. Pregunta que
elegir entre Windows 95 o parece ser el afán de toda nueva
Macintosh. horneada de escritores. Las
La decisión final tuvo que ver con respuestas después de tener el
los gustos de los editores y la libro terminado fueron sólo
editorial, además de las presiones dudas. Como es típico, lo más
de ciertos agentes interesante, novedoso y original
no está en la primera línea del
mercado y aún menos entre el
oficialismo literario.
El verdadero afán de McOndo fue
armar un red, ver si teníamos
pares y comprobar que no
estábamos tan solos en ésto. Lo
otro era tratar de ayudar a
promocionar y dar a conocer a
voces perdidas no por antiguas o
pasadas de moda, sino
justamente por no responder a
los cánones establecidos y
legitimados.
Comprobamos que cada escritor
ha elegido el camino que más le
acomodaba, con los temas que
consideraba más adecuados.
¿Trabajo inútil entonces?
Creemos que no: debajo de la
heterogeneidad algo parece unir
a todos estos escritores, y a toda a
una generación de adultos
recientes. El mundo se
empequeñeció y compartimos
una cultura bastarda similar, que
nos ha hermanado
irremediablemente sin buscarlo.
Hemos crecido pegados a los
mismos programas de la
televisión, admirado las mismas
películas y leído todo lo que se
merece leer, en una sincronía
digna de considerarse mágica.
Todo esto trae, evidentemente,
una similar postura ante la
literatura y el compartir campos
de referencias unificadores. Esta
realidad no es gratuita. Capaz
que sea hasta mágica.

Santiago de
Chile, marzo 1996
Prólogo libro McOndo
(una anotología de nueva literatura hispanoamericana)
Ed. Gijalbo-Mondadori/Barcelona 1996
Presentación del País McOndo
Por Alberto Fuguet & Sergio Gómez, editores

Esta anécdota es real:


Un joven escritor latinoamericano obtiene una beca para participar en el International Writer´s
Workshop de la Universidad de Iowa, suerte de hermano mayor cosmopolita del afamado
Writer´s Workshop de la misma universidad, algo así como la más importante fábrica/taller de
nuevos escritores norteamericanos.
El escritor rápidamente se da cuenta que lo latino está hot (como dicen allá) y que tanto el
departamento de español, como los suplementos literarios yanquis, están embalados con el
tema. En el cine del pueblo Como agua para chocolate arrasa con la taquilla. Para qué hablar de
las estanterías de las librerías, atestadas de "sabrosas" novelas escritas por gente cuyos apellidos
son indudablemente hispanos, aunque algunos incluso escriban en inglés.
Tal es la locura latina que el editor de una prestigiosa revista literaria se da cuenta que, a
cuadras de su oficina, en pleno campus, deambulan tres jóvenes escritores latinoamericanos. El
señor se presenta y, sin más ni más, establece un literary-lunch semanal en la cafetería que mira
el río. La idea, dice, es armar un número especial de su prestigiosa revista literaria centrado en
el fenómeno latino. Los tres jóvenes (bueno, no tan jóvenes) quedan relativamente extasiados.
Se dan cuenta que, sin esfuerzo ni contacto alguno, van a ser publicados en "América" y en
inglés. Y sólo por ser latinos, por escribir en español, por haber nacido en Latinoamérica, ese
"pueblo al sur de los Estados Unidos", como sentenció el grupo rock Los Prisioneros.
Las cosas agarran prisa y el programa de escritores contacta a gente del departamento de
lenguas y arman un taller de traducción. Antes que termine el semestre, los cuentos y trozos de
novelas de los tres latinos son entregados al ávido editor. Los otros participantes extranjeros,
algunos bastante más establecidos y añosos que los codiciados latin-boys, observan atónitos y
asumen que quizás el lugar es el adecuado pero el momento definitivamente no. Adiós a los
asiáticos y los centroeuropeos. Welcome all Hispanics.
Pues bien, el editor lee los textos hispanos y rechaza dos. Los que desecha poseen el estigma de
"carecer de realismo mágico". Los dos marginados creen escuchar mal y juran entender que sus
escritos son poco verosímiles, que no se estructuran. Pero no, el rechazo va por faltar al sagrado
código del realismo mágico. El editor despacha la polémica arguyendo que esos textos "bien
pudieron ser escritos en cualquier país del Primer Mundo".
Esta anécdota es, como dijimos, real aunque los nombres y las nacionalidades fueron omitidas
para proteger a los inocentes. Creemos, además, que ilustra el conmovedor grado de ingenuidad
de ambas partes interesadas.
Para dejar un registro histórico: ese día, en medio de la planicie del medioeste, surgió McOndo.
Su inspiración más cercana es otro libro: Cuentos con Walkman (Editorial Planeta, Santiago de
Chile, 1993), una antología de nuevos escritores chilenos (todos menores de 25 años), que
irrumpió ante los lectores con la fuerza de un recital punk. Ese libro, que ya lleva más de diez
mil ejemplares vendidos sólo en el territorio chileno, fue compilado por nosotros dos a partir de
los trabajos de los jóvenes que asistían a los talleres literarios que ofrecía la Zona de Contacto,
un suplemento literario-juvenil que aparece todos los viernes en el diario El Mercurio de
Santiago. Como dice la franja que anuncia la cuarta edición, la moral walkman es "una nueva
generación literaria que es post-todo: post-modernismo, post-yuppie, post-comunismo, post-
babyboom, post-capa de ozono. Aquí no hay realismo mágico, hay realismo virtual".
David Toscana, representante de México en Iowa, leyó el libro y tuvo la idea de armar un
Cuentos con Walkman internacional. Aceptamos el desafío y decidimos, a diferencia del
primero, incluirnos en el libro. Quizás no hay excusas pero aquí estamos. Ya que íbamos a estar
detrás, por qué no adentro también.
Aunque por momentos sentimos que no íbamos a ninguna parte, al final llegamos a la meta.
Como todo libro que vale, McOndo es incompleto, parcial y arbitrario. No representa sino a sus
participantes y ni siquiera. Es nuestra idea, nuestro volón. Sabemos que muchos leerán este libro
como una tratado generacional o como un manifiesto. No alcanza para tanto. Seremos
pretenciosos, pero no tenemos esas pretensiones.
Como en todo acto creativo, lo más entretenido (y agotador) fue coordinar y encontrar a los
autores que cabían dentro del canon preestablecido. El primer desafío de muchos fue conseguir
una editorial que confiara en nosotros, nos convidara infraestructura y redes de comunicación y,
por sobre todo, nos asegurara una distribución por toda Hispanoamérica para así tratar de borrar
las fronteras, que hicieron de esta antología no sólo una recopilación sino un viaje de
descubrimiento y conquista. No fue fácil puesto que tuvimos que atravesar una maraña de
burocracia y mala fe, además de erradas ideologías de distribución, increíbles aranceles y simple
desidia. En todas las capitales latinoamericanas uno puede encontrar los best-sellers del
momento o autores traducidos en España, pero ni hablar de autores iberoamericanos.
Simplemente no llegan. No hay interés. Recién ahora algunas editoriales se están dando cuenta
que eso de escribir en un mismo idioma aumenta el mercado y no lo reduce. Si uno es un
escritor latinoamericano y desea estar tanto en las librerías de Quito, La Paz y San Juan hay que
publicar (y ojalá vivir) en Madrid. Cruzar la frontera implica atravesar el Atlántico.
Como en toda antología que se precie de tal, la elección de quienes participan en este libro es
dudosa, antojadiza y teñida del favoritismo que se le tiene a los amigos. En McOndo hay mucho
de esto; no podía ser de otra manera.
A pesar de las maravillas de la comunicación, el país desde donde surge esta antología sigue
estando entre el cerro y el mar. La comunicación con el exterior, por lo tanto, fue difícil,
atrasada, escasa, y surgió a un ritmo más lento del que esperábamos. Los contactos existían,
pero más a nivel de amistad en países como Argentina, España y México. El resto del
continente era territorio desconocido, virgen. No conocíamos a nadie. Llegamos a pensar que
América Latina era un invento de los departamentos de español de las universidades
norteamericanas. Salimos a conquistar McOndo y sólo descubrimos Macondo. Estábamos en
serios problemas. Los árboles de la selva no nos dejaban ver la punta de los rascacielos.
No conocíamos siquiera un nombre en muchos de los países convocados. Nos topamos con
panoramas como que los libros de ciertas estrellas literarias no estaban disponibles en el país
fronterizo. Los suplementos literarios de cada una de las capitales no tenían ni idea de quienes
eran sus autores locales. Podíamos escribir en el mismo idioma, tener la misma edad y las
antenas conectadas, pero aún así no teníamos idea quiénes éramos.
Cuando decidimos lanzar nuestras señales de humo recurrimos a todo lo imaginable: amigos,
enemigos, corresponsales extranjeros, editores, periodistas, críticos, rockeros en gira, auxiliares
de vuelo, mochileros que salían de vacaciones. Recurrimos al fax, a DHL, a la incipiente
Internet. Apostamos por el correo tradicional (estampillas con la cara de próceres muertos) y el
correo electrónico (bits, no átomos) y abusamos del teléfono (usamos discado directo,
cambiamos varias veces de carrier dependiendo de las ofertas del mes y nos aprendimos todos
los códigos de los países).
Poco a poco, comenzó a aparecer eso que sabíamos que existía, aunque estaba oculto en auto-
publicaciones de segunda o ediciones de pocos ejemplares. De alguna manera comprobamos
que el fenómeno editorial joven en Latinoamérica es irregular, a veces mezquino y en la
mayoría de los casos, sufrido. La mayoría de los textos que recibimos eran ediciones feas,
publicadas con esfuerzo y con poca resonancia entre sus pares.
El criterio de selección entonces se centró en autores con al menos una publicación existente y
algo de reconocimiento local. Esta opción algo severa descalificó a ciertos autores y países de
un brochazo. Exigimos, además, cuentos inéditos. Podían versar sobre cualquier cosa. Tal como
se puede inferir, todo rastro de realismo mágico fue castigado con el rechazo, algo así como una
venganza de lo ocurrido en Iowa.
El gran tema de la identidad latinoamericana (¿quienes somos?) pareció dejar paso al tema de la
identidad personal (¿quién soy?). Los cuentos de McOndo se centran en realidades individuales
y privadas. Suponemos que ésta es una de las herencias de la fiebre privatizadora mundial. Nos
arriesgamos a señalar esto último como un signo de la literatura joven hispanoamericana, y una
entrada para la lectura de este libro. Pareciera, al releer estos cuentos, que estos escritores se
preocuparan menos de su contingencia pública y estuvieran retirados desde hace tiempo a sus
cuarteles personales. No son frescos sociales ni sagas colectivas. Si hace unos años la disyuntiva
del escritor joven estaba entre tomar el lápiz o la carabina, ahora parece que lo más angustiante
para escribir es elegir entre Windows 95 o Macintosh
La decisión final tuvo que ver con los gustos de los editores y la editorial, además de las
presiones de ciertos agentes literarios, la cambiante geopolítica (nos tocó guerras y
relaciones diplomáticas tensas), el azar de los contactos y eso que se llama suerte. Hay autores
vagando por el continente y la península que tuvimos que rechazar porque ya teníamos muchos
representantes de ese país (Argentina, México, España) o porque la demanda excedió la oferta.
Otros autores representativos están ausentes porque no pudieron llegar a tiempo, estaban
bloqueados o no tenían nada que ofrecer. Existen, por cierto, muchos países que faltan y
deberían estar presentes. Hicimos lo posible. Reconocemos nuestra incapacidad. A lo mejor sí
debimos viajar por cada uno de los países pero no tuvimos ni el presupuesto ni el tiempo.
Quizás confiamos demasiado en las embajadas y en los agregados culturales que, dicho sea de
paso, fueron incapaces de ayudarnos. Una embajada dijo que sólo había poetas en su país (lo
que resultó ser falso) y en otra nos aseguraron que el autor más joven de su territorio era un
chico de 48 años que, para más remate, era inédito.
No nos cabe duda que cuando este libro se edite, vamos a encontrarnos con la ingrata sorpresa
de que un autor McOndiano está dando mucho que hablar y ni siquiera sabíamos que existía.
Son los riesgos que uno corre. Casi todos los autores aquí incluidos son absolutos desconocidos
fuera de su país. Y muchos son apenas conocidos en su propia casa. Así y todo, pensamos que la
muestra es grande, variada y comulga absolutamente con nuestro criterio de selección.
Sabemos que hay carencias y errores, pero también hay aciertos y sorpresas. estamos consientes
de la presencia femenina en el libro. ¿Por qué? Quizás esto se debe al desconocimiento de los
editores y a los pocos libros de escritoras hispanoamericanas que recibimos. De todas maneras,
dejamos constancia que en ningún momento pensamos en la ley de las compensaciones sólo
para no quedar mal con nadie.
Optamos por establecer una fecha de nacimiento para nuestros autores que nos sirviera de
colador y acotara una experiencia en común. Nos decidimos por una fecha que fuera desde 1959
(que coincide con la siempre recurrida revolución cubana) a 1962 (que en Chile y en otros
países, es el año en que llega la televisión). La mayoría, sin embargo, nacieron algún tiempo
después.
Otra cosa en que nos fijamos: todos los escritores recolectados han publicado antes de los treinta
con un relativo éxito. Han creado polémicas, revueltas y exageraciones críticas con lo que
escriben.
Sobre el título de este volumen de cuentos no valen dobles interpretaciones. Puede ser
considerado una ironía irreverente al arcángel San Gabriel, como también un merecido tributo.
Más bien, la idea del título tiene algo de llamado de atención a la mirada que se tiene de lo
latinoamericano. No desconocemos lo exótico y variopinta de la cultura y costumbres de
nuestros países, pero no es posible aceptar los esencialismos reduccionistas, y creer que aquí
todo el mundo anda con sombrero y vive en árboles. Lo anterior vale para lo que se escribe hoy
en el gran país McOndo, con temas y estilos variados, y muchos más cercano al concepto de
aldea global o mega red.
El nombre (¿marca-registrada?) McOndo es, claro, un chiste, una sátira, una talla. Nuestro
McOndo es tan latinoamericano y mágico (exótico) como el Macondo real (que, a todo ésto, no
es real sino virtual). Nuestro país McOndo es más grande, sobrepoblado y lleno de
contaminación, con autopistas, metro, tv-cable y barriadas. En McOndo hay McDonald´s,
computadores Mac y condominios, amén de hoteles cinco estrellas construidos con dinero
lavado y malls gigantescos.
En nuestro McOndo, tal como en Macondo, todo puede pasar, claro que en el nuestro cuando la
gente vuela es porque anda en avión o están muy drogados. Latinoamérica, y de alguna manera
Hispanoamérica (España y todo el USA latino) nos parece tan realista mágico (surrealista, loco,
contradictorio, alucinante) como el país imaginario donde la gente se eleva o predice el futuro y
los hombres viven eternamente. Acá los dictadores mueren y los desaparecidos no retornan. El
clima cambia, los ríos se salen, la tierra tiembla y Don Francisco coloniza nuestros
inconscientes.
Existe un sector de la academia y de la intelligentsia ambulante que quieren venderle al mundo
no sólo un paraíso ecológico (¿el smog de Santiago?) sino una tierra de paz (¿Bogotá?, ¿Lima?).
Los más ortodoxos creen que lo latinoamericano es lo indígena, lo folklórico, lo izquierdista.
Nuestros creadores culturales sería gente que usa poncho y ojotas. Mereces Sosa sería
latinoamericana, pero Pimpinela, no. ¿Y lo bastardo, lo híbrido? Para nosotros, el Chapulín
Colorado, Ricky Martin, Selena, Julio Iglesias y las telenovelas (o culebrones) son tan
latinoamericanas como el candombe o el vallenato. Hispanoamérica está lleno de material
exótico para seguir bailando al son de El cóndor pasa o Ellas bailan solas de Sting. Temerle a la
cultura bastarda es negar nuestro propio mestizaje. Latinoamérica es el teatro Colón de Buenos
Aires y MacchuPichu, Siempre en Domingo y Magneto, Soda Stereo y Verónica Castro, Lucho
Gatica, Gardel y Cantinflas, el Festival de Viña y el Festival de Cine de La Habana, es Puig y
Cortázar, Onetti y Corín Tellado, la revista Vuelta y los tabloides sensacionalistas.
Latinoamérica es, irremediablemente, MTV latina, aquel alucinante consenso, ese flujo que
coloniza nuestra conciencia a través del cable, y que se está convirtiendo en el mejor ejemplo
del sueño bolivariano cumplido, más concreto y eficaz a la hora de hablar de unión que cientos
de tratados o foros internacionales. De paso, digamos que McOndo es MTV latina, pero en
papel y letras de molde.
Y seguimos: Latinoamérica es Televisa, es Miami, son las repúblicas bananeras y Borges y el
Comandante Marcos y CNN en español y el Nafta y Mercosur y la deuda externa.
Vender un continente rural cuando, la verdad de las cosas, es urbano (más allá que sus
sobrepobladas ciudades son un caos y no funcionen) nos parece aberrante, cómodo e inmoral.
El trasfondo tras la ilusión del realismo mágico para la exportación (que tiene mucho de
cálculo) lo aclara el poeta chileno Oscar Hahn en una introducción a una antología de cuentos
ad-hoc:
"Cuando en 1492 Cristóbal Colón desembarcó en tierras de América fue recibido con gran
alborozo y veneración por los isleños, que creyeron ver en él a un enviado celestial. Realizados
los ritos de posesión en nombre de Dios y de la corona española, procedió a congraciarse con
los indígenas, repartiéndoles vidrios de colores para su solaz y deslumbramiento. Casi
quinientos años después, los descendientes de esos remotos americanos decidieron retribuir la
gentileza del Almirante y entregaron al público internacional otros vidrios de colores para su
solaz y deslumbramiento: el realismo mágico. Es decir, ese tipo de relato que transforma los
prodigios y maravillas en fenómenos cotidianos y que pone a la misma altura la levitación y el
cepillado de dientes, los viajes de ultratumba y las excursiones al campo".
Lo que nosotros queremos ofrecerle al público internacional son cuentos distintos, más
aterrizados si se quiere, de un grupo de nuevos escritores hispanoamericanos que escriben en
español, pero que no se sienten representantes de alguna ideología y ni siquiera de sus propios
países. Aun así, son intrínsecamente hispanoamericanos. Tiene ese prisma, esa forma de situarse
en el mundo.
En estos cuentos hay mas cepillado de dientes y excursiones al campo (bueno, al departamento
o al centro comercial) que levitaciones, pero pensamos que se viaja igual.
Los autores incluidos en McOndo son, como ya lo hemos reiterado (y lamentado) levemente
conocidos en sus respectivos países. Esto tiene su lado positivo puesto que no tienen una
reputación internacional que proteger. No sienten, como escribió el crítico David Gallagher en
el suplemento literario TLS de Londres, "la necesidad de sumergirse en las aguas de lo
políticamente-correcto. Puesto que no tienen la ventaja de vivir afuera, difícilmente sabrían qué
elementos usar para escribir una novela políticamente correcta".
Es cierto que no todos los autores antologados viven dentro de sus países (aunque muchos
tienen la intención de regresar y pronto); aún así, estos escritores han producido textos que
fueron escritos desde el interior para lectores internos. Como bien acota Gallagher, refiriéndose
específicamente al caso de Chile, "no le están escribiendo a una galería internacional, por lo
tanto, no tienen que mantener el status-quo del estereotipo de cómo debe o no debe ser el retrato
(de Hispanoamérica) para la exportación".
España, en tanto, está presente porque nos sentimos muy cercanos a ciertos escritores, películas
y a una estética que sale de la península que ahora es europea, pero que ya no es la madre patria.
Los textos españoles no poseen ni toros ni sevillanas ni guerra civil, lo que es una bendición.
Los nuevos autores españoles no sólo son parte de la hermandad cósmica sino son primos muy
cercanos, que a lo mejor pueden hablar raro (de hecho, todos hablan raro y usan palabras y
jergas particulares) pero están en la mismo sintonía.
La pregunta que inició la búsqueda de este libro fue si estábamos en presencia de algo nuevo, de
una nueva literatura o de una nueva perspectiva para ver la literatura. Pregunta que parece ser el
afán de toda nueva horneada de escritores. Las respuestas después de tener el libro terminado
fueron sólo dudas. Como es típico, lo más interesante, novedoso y original no está en la primera
línea del mercado y aún menos entre el oficialismo literario.
El verdadero afán de McOndo fue armar un red, ver si teníamos pares y comprobar que no
estábamos tan solos en ésto. Lo otro era tratar de ayudar a promocionar y dar a conocer a voces
perdidas no por antiguas o pasadas de moda, sino justamente por no responder a los cánones
establecidos y legitimados.
Comprobamos que cada escritor ha elegido el camino que más le acomodaba, con los temas que
consideraba más adecuados. ¿Trabajo inútil entonces? Creemos que no: debajo de la
heterogeneidad algo parece unir a todos estos escritores, y a toda a una generación de adultos
recientes. El mundo se empequeñeció y compartimos una cultura bastarda similar, que nos ha
hermanado irremediablemente sin buscarlo. Hemos crecido pegados a los mismos programas de
la televisión, admirado las mismas películas y leído todo lo que se merece leer, en una sincronía
digna de considerarse mágica. Todo esto trae, evidentemente, una similar postura ante la
literatura y el compartir campos de referencias unificadores. Esta realidad no es gratuita. Capaz
que sea hasta mágica.

Alberto Fuguet:

http://www.albertofuguet.cl/wordpress/

Periodista de la Universidad de Chile. En 1990 publicó Sobredosis, su primer libro de cuentos.


Es autor de los libros: Mala Onda; Por favor, rebobinar; Tinta roja; Las películas de mi vida;
Cortos y Missing: una investigación (Premio de la Crítica UDP 2009); y de los textos de no
ficción Primera parte y Apuntes autistas. Fue coeditor de la antología de críticas de cine Una
vida crítica, de Héctor Soto, y de la célebre, polémica y ahora canónica McOndo. Además, fue
director y montajista de Mi cuerpo es una celda, la autobiografía de Andrés Caicedo. Ha
dirigido varios clips; los largometrajes Se arrienda, Velódromo y Música campesina; y el corto
2 Horas. Fue seleccionado por Time/CNN como uno de los líderes del siglo XXI y Newsweek
lo colocó en su portada como icono de la nueva literatura latinoamericana. Ha sido traducido al
inglés, finlandés, polaco, italiano, alemán, danés, coreano y portugués. El año 2010 obtuvo la
Beca Guggenheim por ficción. Vive en Santiago.

Nació el ’64, en chile, vivió 13 años en california y vive actualmente en Santiago de Chile.

Trabaja como guionista y director de cine, periodista (se formó periodista) y escritor crítico y
literario.

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