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COMPETENCIA

Partiendo de la base de que la Jurisdicción es el poder del Estado de juzgar o de


ejercer la función judicial, la competencia es la medida en que ese poder del
estado le es dado a un tribunal determinado.
La competencia es la aplicación práctica de la jurisdicción, porque las reglas de
competencia indican la capacidad de un órgano estatal para ejercer el poder de
juzgar. La razón de ser de estas reglas reside en la cantidad de asuntos que
deben tramitar y juzgar los tribunales, por eso la misión de la competencia es
ordenar la jurisdicción.
La distancia, la cantidad de asuntos y la diversidad de la índole de los mismos
lleva a que la función jurisdiccional, se multiplique a través del ejercicio de
diversos órganos, que se dividen la tarea según criterios de diferente naturaleza.
Esa división funcional se concreta a través de la noción de competencia que fija el
ámbito y modalidades dentro de los cuales cada órgano jurisdiccional ejerce sus
facultades, por lo que puede entenderse como la aptitud del juzgador para el
ejercicio de la jurisdicción en los casos que corresponden. En consecuencia, la
competencia delimita la zona de conocimiento, intervención, decisión y
ejecución del juez o tribunal, determinando el espacio, materia y grado de
los asuntos que le incumben.
Dentro de la República Argentina y como consecuencia directa del sistema federal
de gobierno, encontramos la competencia ordinaria, normal o habitual, como
facultad no delegada de las provincias a la Nación y la federal, que es
excepcional, limitada y circunscripta a determinado ámbito territorial, personas y
cosas en relación con el Estado Nacional, y a algunas materias específicas.

La competencia penal tiene características propias que la diferencian de otras


competencias judiciales:
- es improrrogable por simple voluntad de los sujetos de un procedimiento. Es
inalterable: el único parámetro para atribuir competencia a un tribunal es la ley y
por ello se dice también que es absoluta.
El ppio. del juez natural esta vinculado con estos conceptos, porque significa la
imposibilidad de que hechos futuros varíen la radicación de una causa. Las partes
no pueden elegir al Tribunal competente y tampoco un juez puede arrogarse esa
facultad de ser competente solo por una decisión individual.

COMPETENCIA FEDERAL
La competencia de la Justicia federal tiene como características principales el ser
una competencia residual o de excepción y limitada en la materia a los casos que
enuncia el 116 de la CN y en los casos de recurso extraordinario del art. 14 Ley Nº
48. (este art. establece los supuestos en que podrá apelarse a la CSJN, luego de

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que exista una sentencia definitiva pronunciada por algún Tribunal Superior de
provincia). La competencia federal surge cuando se haya afectado alguna
institución federal y en caso de duda debe estarse a favor de la competencia
provincial
La CSJN tiene competencia originaria y exclusiva para resolver en cuestiones de
personas aforadas (embajadores, ministros y cónsules extranjeros y en las causas
en que alguna provincia fuere parte).
La CSJN también entenderá en las cuestiones de competencia que se susciten
entre diferentes tribunales del país que no tengan un órgano superior jerárquico
común. Y también decidirá sobre cuál debe ser el juez competente cuando su
intervención sea indispensable para evitar una efectiva privación de justicia.

COMPETENCIA PROVINCIAL U ORDINARIA


Es la que ejerce cada una de las provincias dentro del ámbito de sus respectivos
territorios al juzgar delitos comunes y las contravenciones o faltas ocurridas dentro
de los estados provinciales.
Así, las provincias han delegado en el Estado Nacional las facultades que el texto
Constitucional consagra, pero reservándose otras, entre las que se encuentra la
regulación de su servicio de justicia y de los procedimientos pertinentes. Claro
está, que ello debe hacerse dentro de los principios fundamentales adoptados por
la Nación Argentina, cuales son el régimen republicano, lo que implica la
separación de poderes, y el pleno reconocimiento de los derechos y garantías
individuales.
El artículo 5º de la Constitución Nacional establece que cada provincia dictará su
propia constitución “bajo el sistema representativo republicano” en la que se
aseguren los derechos fundamentales de los habitantes y su “administración de
justicia”. El artículo 7º dispone que los procedimientos judiciales de una provincia
gozan de entera fe en las demás, fijando el artículo 8º que la extradición de
criminales es obligación recíproca entre todas las provincias.
A su vez, el artículo 75º que fija las atribuciones del Congreso de la Nación, en su
inciso 12 le otorga la de dictar los códigos generales, entre los que se encuentra el
penal, “sin que tales códigos alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su
aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las
personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones”.
De ese modo, la competencia provincial es la regla y se ocupa del
juzgamiento de los delitos comunes y contravenciones o faltas dentro de
cada provincia.

COMPETENCIA TERRITORIAL

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La territorialidad es la nota característica de la competencia. Es decir los jueces
por regla, son competentes para resolver todas las causas suscitadas en el
territorio que la ley les asigna para el ejercicio de su jurisdicción.
La primera regla es que es competente el juez del lugar de comisión del delito,
esto tiene su base dogmática en el art. 118 de la CN. Para llevar a la práctica esta
regla cada provincia, al dictar las leyes orgánicas del Poder Judicial, han dividido
sus territorios dentro de cuyos límites se atribuye la competencia penal a un juez o
grupo de jueces entre los cuales se reparte a su vez, el conocimiento de las
causas. En base a esta distribución no debe quedar ningún espacio del territorio
sin juez.
La finalidad de mejor justicia perseguida por esta distribución territorial de las
causas penales, está fundamentada en el acercamiento del tribunal al lugar del
hecho para favorecer la garantía de defensa en juicio y el principio de economía
procesal pues favorece la rápida, sencilla y más económica investigación. El CPP
actual contempla estos aspectos de la competencia en los arts. 27/30; en
tanto que el nuevo CPP -próximo a entrar en vigencia- y con redacción
similar, lo contempla en los arts. 42/45.

MOMENTO DE COMISION DEL DELITO: En principio un delito penal está


cometido en el lugar de su consumación definitiva, cuando ya se realizaron todos
los actos previstos por la ley como constitutivos del delito. Pero no todos los casos
se presentan de manera sencilla. Si el delito ha sido tentado, en ese caso, será
competente el juez del lugar donde se cumplió el último acto de ejecución y si se
tratara de un delito continuado (varias acciones típicas autónomas que se
consideran como un solo delito, como una sola acción típica que se prolonga en el
tiempo) será competente el juez del lugar donde cesó de cometerse. Finalmente,
si se ignora o duda en qué lugar se cometió el delito, será competente el juez que
primero haya prevenido. Esta regla se repite en el CPP actual, en el próximo y
en el CPP de Nación.
En cualquier estado del proceso el Tribunal que reconozca su incompetencia
territorial deberá remitir la causa al competente, poniendo a disposición a los
detenidos si los hubiere, sin perjuicio de realizar los actos urgentes de la
investigación. La declaración de incompetencia territorial no produce la nulidad de
actos cumplidos (esto es así tanto en los Cód. procesales provinciales -actual
y nuevo- como en el de Nación).

COMPETENCIA POR LA MATERIA


La regla es que la competencia por la materia se determina, en materia penal,
teniendo en cuenta la pena prevista para el delito consumado. Lo mismo ocurre en
caso de un delito en grado de tentativa. Para el caso de que el delito tuviere
previsto penas de diferentes clases: prisión o reclusión, se tendrá en cuenta la

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cualitativamente más grave (reclusión). Esta es la regla tanto en el art. 24 del
CPP actual, en el art. 41 del CPP nuevo como en el art. 34 del CPPN.
La determinación de la competencia tiene por finalidad la mejor administración de
justicia, se tiende a fijar la actuación del Estado en el lugar y ambiente del hecho
para facilitar la recolección de las pruebas, el ejercicio de la defensa y asegurar la
investigación y realización de la justicia. De ahí que un hecho que haya ocurrido
en varias jurisdicciones se considere cometido en todas ellas en las que se ha
desarrollado parte de la acción y también donde se verificó el resultado. En ese
caso la competencia se determinará atendiendo a las exigencias planteadas por la
economía procesal y la garantía de defensa de los imputados.

La determinación de incompetencia por la materia procederá en cualquier estado


del proceso por parte del tribunal que la advierta, aunque también la pueden pedir
las partes. El tribunal que la declare porque la advirtió de oficio o a pedido de
parte, deberá remitir las actuaciones al que considere competente poniendo a
disposición los detenidos si los hubiere.
EXCEPCION: si ya fue fijada la audiencia de debate sin que se haya planteado la
excepción, el Tribunal interviniente deberá juzgar los delitos de competencia de un
juez inferior.
Si no se observaron las reglas de la competencia por la materia, pese a que
fueron planteadas por las partes, ello dará lugar a la nulidad de todo lo actuado.
EXCEPCIÓN: aquellos actos definitivos e irreproducibles
Estas reglas son iguales en el CPP actual arts. 25y 26; CPP nuevo art. 41 y en
el CPPN – arts. 35 y 36.

COMPETENCIA POR CONEXIDAD


Los códigos de procedimientos regulan lo que se conoce como competencia por
conexión y refieren a hipótesis de comisión de varios delitos de algún modo
relacionados entre sí, objetiva o subjetivamente, estableciéndose que resultará
competente el juez que interviene en el delito de mayor gravedad o, cuando no
hay al respecto diferencias, el juez del lugar donde se cometió el primer delito y si
ello no puede establecerse intervendrá el juez que ordenó la detención o el que
primero previno. (el que primero que comenzó a investigar)
En caso de que ninguna de estas reglas pudiere prosperar, se resolverá la
competencia teniendo en cuenta la mejor forma de administrar justicia.
Estas reglas también se hayan reguladas de manera similar, tanto en el CPP
actual (arts. 31/33) como en el nuevo (arts. 46/48) y en el CPPN.

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ACUMULACIÓN DE PROCESOS
Para intentar asegurar la coherencia de las resoluciones judiciales, cuando se
presentan casos de conexidad, la ley procesal prescribe la intervención en todos
esos casos de un mismo Juez o Tribunal, para lo cual se dispone la acumulación
de causas, es decir la unificación de la documentación de los actos de
investigación y la realización de un solo juicio. Para ello debe tratarse de delitos
ocurridos en una misma jurisdicción (es decir ocurridos en la misma provincia) y
debe tratarse de delitos de acción pública o dependientes de instancia privada.
Sin embargo, si la unificación de procesos (sea por la cantidad de imputados, sea
por la complejidad o variedad de los hechos, etc.) puede ser un factor de
complicación, puede procederse en el transcurso de la investigación con las
actuaciones en trámites separados.
Además, la acumulación de procesos no será dispuesta si con ello se genera un
“grave retardo” para alguna de las causas. Esto hace alusión a los casos en que
existe una investigación muy avanzada respecto de un delito, en tanto existe otra
que recién comienza. Si esto puede influir negativamente en la situación del
imputado (por ej. si está detenido y ello implica demora de la llegada del juicio o si
hay varios imputados detenidos en el proceso que está avanzado y la conexidad
se refiere a uno solo de ellos). De todos modos, aun cuando no se disponga la
unificación, como consecuencia de la competencia por conexidad deberá ser el
mismo Juez o Tribunal el que intervenga.

UNIFICACIÓN DE PENAS
En los casos de excepción a la acumulación de causas, siempre habrá un proceso
en el que se dictará sentencia antes que en otro que, de haber sido acumulados
serían resueltos en una sola sentencia. En estos casos se procederá a la
acumulación de las penas y ello lo hará el Tribunal que dicte la última sentencia y
de conformidad con lo establecido en el art. 58 del CP.

CUESTIONES DE COMPETENCIA
Cuando por alguna razón existen circunstancias que hacen dudosa o controvertida
la competencia de un determinado órgano jurisdiccional sobre un concreto asunto,
surgen las denominadas cuestiones de competencia que son, de modo genérico,
aquellas que llevan a la decisión sobre quien deberá entender en esa causa
puntual.
Desde un punto de vista estricto, las cuestiones de competencia son aquellas que
surgen cuando dos órganos jurisdiccionales se declaran en forma simultánea y
contradictoria competentes o incompetentes para la investigación o juzgamiento
de un mismo hecho.

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El problema puede suscitarse por razones de materia, territorio o cualquiera de los
criterios determinantes de la competencia. Puede darse entre jueces de la
jurisdicción federal y de una provincia, entre los de diferentes provincias o entre
los integrantes de una misma provincia. Asimismo, se presenta de modo positivo
cuando dos o más jueces pretenden conocer del mismo hecho, y de manera
negativa, cuando rehúsan su intervención.
El conflicto surge tanto cuando el juez decide oficiosamente sobre su competencia
o cuando ello es planteado por las partes.

INHIBITORIA - DECLINATORIA
El trámite para resolver estos conflictos se concreta mediante la “inhibitoria” o por
“declinatoria”.
La inhibitoria se interpone ante el Juez o Tribunal que se considera con
competencia sobre el asunto en trámite, en tanto que la declinatoria, es el
mecanismo por el que se peticiona ante el Juez o Tribunal entendido como
incompetente, disponiendo los códigos que no podrán utilizarse de modo conjunto
ambos medios.
Si ante los referidos planteos los jueces no aceptan lo pertinente, corresponde la
decisión a quien resulte superior jerárquico común de los enfrentados. Cuando se
trata de jueces de control de diferente circunscripciones dentro de una provincia
intervendrá, en nuestro caso un juez unipersonal integrante de las audiencias de
juicio; si el conflicto se plantea entre jueces de las Audiencias de juicio o entre
alguno de los integrantes de una Audiencia de Juicio y un Tribunal de Juicios
Especiales resolverá la contienda el TIP (esto en el nuevo CPP), y cuando se trate
de jueces de diferentes jurisdicciones (federal y provincial o de distintas
provincias), corresponde pronunciarse a la Corte Suprema de Justicia de la Nación
como máximo tribunal del país.
Las cuestiones de competencia no suspenderán la investigación que será
continuada por el juez que primero haya conocido en la causa. Si dos tribunales
han conocido simultáneamente la causa, continuará interviniendo el que fue
requerido de inhibición. Las cuestiones propuestas antes de la celebración del
debate quedan suspendidas hasta que se resuelva el incidente determinando la
competencia, salvo las cuestiones de urgencia (la instrucción suplementaria del
art. 370 del CPP actual o el anticipo de prueba al que alude el art.310 del nuevo
CPP.).
Todos los actos practicados hasta la definición del tribunal competente serán
válidos, aunque el tribunal a quien corresponda definitivamente el proceso podrá
ordenar su ratificación y/o ampliación. (esta regla se mantiene en el CPPN, en el
CPP actual y en el nuevo).

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INHIBICION Y RECUSACION
Imparcialidad en el caso
Para que el órgano jurisdiccional pueda ejercer válidamente sus facultades no sólo
debe encontrarse ante un caso que corresponde material y territorialmente a su
ámbito de actuación, sino que además no debe encontrarse respecto de los
involucrados en situaciones que comprometan su independencia e imparcialidad,
y/o generen en el justiciable un temor razonable sobre un eventual tratamiento
desigual.
Los códigos regulan la materia dentro de los institutos de la inhibición y de la
recusación, estableciendo los motivos que conducen al apartamiento del juez
cuando medie alguna de las causales que expresan. En casi todos los códigos se
fijan las mismas causales.
En el CPP actualmente vigente en nuestra provincia, las causales se encuentran
descriptas en el art. 45, que esta integrado por 12 incisos. En el nuevo CPP las
causales las encontramos en el art.60 que está integrado por 13 incisos. Con el
nuevo código se agrega un inciso 13 que con una fórmula amplia, permite la
inclusión de otras causales no taxativamente enunciadas.

Las causales se refieren a:


a) Circunstancias relativas a la vinculación del juzgador con la causa.
Tales como los casos en que el juez ha sido testigo del hecho o lo ha denunciado
o ha intervenido como perito, acusador o defensor o ha manifestado opinión que
implique pre-juzgamiento.
La circunstancia más notoria y sencilla de entender es aquella en la cual, en actos
anteriores del procedimiento, un actual integrante del órgano jurisdiccional que
debe pronunciarse sobre la cuestión ha tenido una neta intervención de parte. De
ahí que la regla sea que quien ha actuado en actos anteriores del procedimiento
ya sea como juez, fiscal, defensor, querellante, etc., no puede posteriormente
entender como miembro de un tribunal de sentencia, de apelación, casación o
constitucional en relación al mismo caso, toda vez que su precedente intervención
se concretó en posiciones que trasuntaron una postura partiva o que implicaron
análisis de mérito sobre lo investigado.
Los encargados de pronunciarse en el tribunal de instancia o de grado no pueden
haber tenido una actividad o intervención anterior en la misma causa, pues ello,
responde al esquema constitucional de lograr el juzgamiento por un tribunal
neutral, imparcial en todos los sentidos e implicancias del término, cuyo paradigma
es el jurado.

a)-1. Supuestos en que el juzgador aparece comprometido en relación a la


prueba.

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Tal es el caso derivado de un conocimiento de los hechos investigados por haber
sido testigo, resulta obvio que el magistrado debe apartarse. En primer lugar,
porque en su carácter de testigo es imprescindible su intervención como tal dentro
del proceso y en segundo lugar porque el conocimiento sobre el que debe
pronunciarse debe surgir de las constancias y actividades procesales y no de un
conocimiento personal, fuera de la relación procesal y por lo tanto incontrolable. Lo
mismo ocurre en la situación de que se hubiese expedido o actuado como perito.

a)-2. Supuestos de posible prejuzgamiento.


Este es el caso de que se haya emitido opinión sobre el litigio. Prejuzgamiento es
una forma del prejuicio, es decir, la manifestación de una idea o valoración sobre
algo con antelación a su completa demostración, y antes del momento en que
corresponde explicitarla.
Ahora bien: es evidente que la opinión debe concernir al caso sobre el que se
emitirá resolución. Expresar lo que se piensa sobre un caso similar o sobre un
aspecto teórico de índole general no hace incurrir en la causal de apartamiento,
como tampoco los precedentes en torno a la cuestión. Como ha sido antigua y
mantenida doctrina judicial, la tacha por prejuzgamiento se refiere a la opinión
manifestada antes de la oportunidad establecida por la ley, respecto del pleito
mismo, y no a la que fundamenta el fallo en otra causa (J.A. 1923-X-123)
Es obvio que la acción de aconsejar a alguno de los directa o indirectamente
involucrados en la resolución de la causa implica un grave apartamiento de la
imparcialidad del juzgador, ya que significa no solo revelar indebidamente lo que
se piensa sobre el tema antes de la oportunidad legal de manifestarse, sino que es
también un favorecimiento hacia una de las partes o interesados.
Lo que puede presentar algunos motivos de dudas interpretativas es cuando las
manifestaciones sobre el proceso se efectúan no de manera directa a dichos
interesados, sino ante terceras personas o público en general, como es el caso de
declaraciones periodísticas.

b) Circunstancias relativas a la vinculación del juzgador con las personas


involucradas dentro del proceso
Se trata de motivos derivados de lazos de índole afectiva y vínculos de parentesco
con quienes intervienen dentro del proceso. Resulta de elemental lógica pensar
que si el juzgador se encuentra emotivamente relacionado o presentare lazos de
intereses con uno de los involucrados, su decisión será sospechable de
parcialidad, según las reglas normales de experiencia. Como ha sido
reiteradamente señalado, el juez no sólo debe ser justo, sino también parecerlo y
no deben darse ni tan siquiera motivos objetivos de sospecha, con independencia

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de que en la realidad y en cada caso concreto esos motivos de parcialidad operen
efectivamente.
Se trata de situaciones que, de modo objetivo, llevan a suponer que el juzgador
puede no actuar en el caso con la ecuanimidad inherente a la función
jurisdiccional.
Respecto de las vinculaciones de índole familiar, la cuestión aparece como nítida,
pero resulta de más difícil apreciación la relativa a la amistad o enemistad, ya que
es difícil medir los grados de afectos y establecer parámetros lo suficientemente
claros y objetivos como para brindar un criterio general, aplicable a las muy
diversas situaciones que pueden presentarse en la vida de relación. Criterios
como la frecuencia de trato, compañerismo, concurrencia a iguales instituciones,
etcétera, pueden ser indicadores de la amistad, así como también, en lo que atañe
a lo opuesto, el haber protagonizado discusiones o enfrentamientos públicos.
La cuestión se hace aún más compleja en asientos judiciales ubicados en
ciudades pequeñas, en las que dentro de ciertos ambientes ocurre el trato habitual
y la frecuentación de idénticos lugares y relaciones. De todas maneras, el criterio
que debe imperar es el de que la existencia del impedimento afectivo sea de tal
naturaleza que afecte la imparcialidad del juzgador y no genere ni en él ni en los
involucrados una violencia moral o una nítida inclinación favorable o desfavorable.

Otra arista del tema que ha ofrecido elementos para la duda es la de si los
referidos motivos se extienden también hacia los profesionales que actúan dentro
del proceso, ya fuere como fiscales, defensores particulares o de oficio y
apoderados de las partes querellantes y civiles. De acuerdo con las ideas
expuestas y teniendo en cuenta que la intervención de estos sujetos es
permanente y aún más notoria que la de los propios directamente involucrados, la
respuesta debe ser afirmativa, ya que obviamente la situación de parcialidad que
pueda producirse repercutirá sobre éstos y resentirá la simetría de la relación
procesal. Sin embargo, tanto en el CPP actualmente vigente (art. 46) como en el
CPP nuevo (art.61) a la hora de identificar a las personas que han de entrar dentro
de la categoría de “interesados” con posibilidad de reclamar la inhibición de un
magistrado no se enumera a los letrados de las partes. De todos modos, con el
inc.13 del art.61 del nuevo CPP podría cubrirse esta alternativa. La existencia de
fórmulas amplias o abiertas no es aconsejable en la regulación de algunos
institutos procesales, pero en este caso, donde es evidente que resultaría muy
difícil prever todas las causales de posible excusación y/o recusación de un
magistrado, es apropiada la fórmula ya que, no podemos desconocer que es
imposible prefijar las múltiples situaciones de vida que podrían llevar a que la
imparcialidad de un juez se viera afectada. Esto es en definitiva, lo que se debe
garantizar y por lo tanto, nos parece acertada la incorporación de ese inc.13, al art.

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61 del CPP (principal diferencia entre el art. 45 del actual CPP y el art. 61 del
nuevo CPP).

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