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TEXTO BÍBLICO
Hebreos 10:36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios,
obtengáis la promesa.
INTRODUCCIÓN
Hay muchas exhortaciones al cristiano para el ejercicio de esta virtud, a fin de que el
creyente pueda soportar sin murmuraciones aquellas pruebas ordenadas por el Señor, así como
las oposiciones, injusticias y provocaciones que puedan caer sobre él por causa del nombre de
Cristo.
Esta paciencia de los santos debe ser reflejo de la paciencia del mismo Dios, que es llamado
el Dios de la paciencia, quien ciertamente la ha mostrado hacia un mundo lleno de pecado, gracias
a la cruz de Cristo. También en el mundo antiguo, Dios reveló su paciencia dejando un largo
espacio de tiempo para el arrepentimiento a los contemporáneos de Noé, y se insiste en que la
paciencia de Dios es para salvación. Por cuanto el creyente tiene que manifestar el espíritu de
Cristo, es llamado a ejercitar «la paciencia de Cristo» hasta su venida, a fin de no perecer.
Debido a esto, desarrollaremos este texto estudiándolo según sus partes, con la finalidad de
comprender lo que realmente quiere decir y podamos entender por qué necesitamos ser
pacientes. Comenzaremos por la primera parte:
Tenemos dos definiciones importantes, y me llama la atención que ambas hablan acerca de
soportar un sufrimiento o una molestia, sea el tiempo que sea y que esto debe hacerse de manera
voluntaria. Muchas veces pasamos por situaciones sencillas donde necesitamos ser pacientes y no
lo somos, y como dicen por ahí: “perdemos la paz” convirtiéndonos en personas quejonas o
maldicientes (entendiendo que esta palabra se refiere a decir algo malo de algo o alguien), porque
actuamos según nuestros sentimientos y pensamientos (carne) y no según el Espíritu.
La carta de Pablo a los Romanos nos dice que nosotros no vivimos según la carne sino según
el Espíritu, y aclara “si es que el Espíritu de Dios mora en nosotros” (Ro. 8:9); es decir, si nosotros
tenemos el Espíritu Santo y decimos ser hijos de Dios, ¿por qué no tenemos paciencia con nuestro
hermano que es más lento en aprender y practicar las Escrituras y lo que hacemos es quejarnos o
alejarnos de él en vez de ayudarlo? O algo más sencillo, ¿por qué no tenemos paciencia con las
personas a nuestro alrededor que nos tropiezan o empujan en una cola o en una camioneta y
respondemos tan mal como lo hacen las personas del mundo? He ahí la verdadera diferencia de
quienes son ellos y quienes somos nosotros, los Hijos de Dios.
Tener paciencia implica tolerar, soportar, esperar… esto me lleva a pensar en el amor,
cuando amamos podemos ser pacientes, sufrir, soportar, como nos habla el mismo Pablo en la
Primera Carta a los Corintios capítulo 13 que todos conocemos.
Pero para ser pacientes se necesita más que decir “Señor dame paciencia” como lo hacemos
siempre que estamos en una situación difícil. ¿Les ha pasado eso? ¿Alguna vez han dicho esa
frase? Porque les confieso, yo sí la he dicho varias veces. Y todo lo que será expuesto hoy es
porque Dios me ha inquietado a eso, a practicar la paciencia, así que primeramente este estudio
es para mí y luego para todo aquel que también necesite como yo, ejercitar la paciencia.
Para ser personas pacientes necesitamos reunir ciertas características, porque así como
cultivamos las plantas para que den su fruto, también necesitamos cultivar la paciencia para
obtener un fruto. ¿Y cuáles son esas características?
III PARTE. obtengáis la promesa. La palabra de Dios nos dice que sus promesas son en Él sí, y en Él
Amén (2 Co. 1:20), pero sus promesas las recibiremos en el momento que Dios lo decida porque su
tiempo es perfecto, por eso debemos ser pacientes.
A. ¿Cómo obtenemos la promesa?
Siendo pacientes: En el capítulo 6 del libro de Hebreos, podemos ver que Dios concedió
la promesa a Abraham porque éste esperó pacientemente con fe (v 15), y así como él,
la Biblia nos relata una variedad de personajes que obtuvieron la promesa por ser
pacientes, así como también nos muestra ejemplos de personas que no lo fueron, y
aunque pase mucho tiempo y creamos que la promesa de Dios no llegará a nuestras
vidas, Pedro nos dice en su segunda carta que el Señor no retarda su promesa aún
cuando algunos la tienen por tardanza (2 Pe. 3:9). El Señor siempre cumple a tiempo,
no nos desesperemos.
Haciendo la voluntad de Dios: Si leemos detenidamente el texto en estudio, nos
podemos dar cuenta que obtendremos la promesa haciendo su voluntad, y se
preguntarán ¿cuál es su voluntad? La voluntad de Dios según el estudio de hoy es que
seamos pacientes. Ser pacientes nos llevará a alcanzar lo que Dios ha prometido a
nuestras vidas.
B. ¿Cuál es la promesa? La palabra promesa proviene del verbo PROMETER, el cual significa:
Decir a alguien que se hará cierta cosa, comprometiéndose u obligándose a eso. Entonces,
¿qué es lo que Dios ha prometido?, esa promesa es:
Vida eterna: A medida que leemos las Escrituras, nos podemos dar cuenta que la mayor
promesa que Dios trae a nuestras vidas es la vida eterna (1 Jn 2:25). ¡Qué hermoso
regalo es esto, ser salvos por medio de Jesucristo!. La palabra de Dios nos dice que el
que ha de venir vendrá y no tardará, por lo tanto debemos ser pacientes y hacer su
voluntad para poder recibir tal promesa.
CONCLUSIÓN
Amados, la paciencia es una virtud que solamente desarrollaremos atravesando diferentes
situaciones con la ayuda de Dios, y es él quien nos exige que seamos pacientes porque esa es su
voluntad; a través de la oración, el estudio de las Escrituras y la fe que tenemos en Dios, el cual no
nos desampara, podremos alcanzar tan valiosas promesas. Hoy hemos estudiado este hermoso
texto que nos exhorta a aprender a ser pacientes, y todo esto con la finalidad de recibir lo que
tanto esperamos; muchas cosas podemos desear en nuestros corazones, pero todo eso se queda
pequeño al lado del maravilloso regalo que es la salvación, no permitamos que nuestra
impaciencia nos lleve a desobedecer y perder tan grande regalo.
Irene Quintana