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Capitulo Ii Corrientes de Pensamiento Jurídico Germán Rojas González
Capitulo Ii Corrientes de Pensamiento Jurídico Germán Rojas González
Dentro del contexto de esta parte descriptiva, y una vez adelantada la exposición e
interpretación de la evolución del pensamiento jurídico corresponde ahora
clasificar; es decir, establecer unos moldes que nos permitan adscribir a los
pensadores de una u otra tendencia. Así pues, precisada la dinámica histórica y
señalados los aspectos primordiales de las filosofías jurídicas de Platón,
Aristóteles, Santo Tomás, Kant, Hegel, Stammler, Marx y Kelsen, intentaremos
ahora fijar unos criterios de distinción para elaborar los rasgos primordiales de las
diversas corrientes.
DERECHO NATURAL
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"...como el hombre dentro de los demás animales, conoce la razón de fin y la
proporción entre sus actos y el fin, por eso tiene impresa una concepción natural
que le inclina a obrar y que acertadamente se denomina —ley natural o derecho
natural"—. Agrega: —"La razón determina lo justo de un acto conforma a una idea
preexistente en el entendimiento como cierta regla de prudencia. Lo que es natural
a un ser que tiene naturaleza inmutable es forzoso que sea Inmutable siempre y
en todas partes. Pero la naturaleza del hombre es mudable. Y por eso lo que es
natural al hombre puede fallar a veces". Comenta Zabalza en sus conferencias:
"Puesto que hemos visto que Tomás de Aquino parte de las inclinaciones naturales
del hombre, la naturaleza humana es el fundamento de la ley natural. La ley
Natural es anterior a toda intervención positiva del hombre, al menos en cuanto a
sus primeros principios", "Y no es el hombre el creador y autor de las leyes
naturales, sino su descubridor y, desde luego, su manipulador. Por consiguiente, el
autor de la ley natural no puede ser otro que el autor de esa misma naturaleza que
lleva inscrita en si mismas esas inclinaciones que el hombre manipula,
conceptualiza, descubre". (Zabalza Iriarte, ob. cit. p. 65).
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imperativos del deber-ser son imposibles de hacerlos derivar de la pura razón. Los
conocimientos y valoraciones no son nunca el producto de la razón pura, sino de
su aplicación a datos determinados, y por eso su validez nunca .es general sino
tan sólo para esos datos. En relación al Derecho, la validez de unas normas
siempre está en relación con un contexto social concreto, con un determinado
pueblo y una determinada época.
El Derecho Natural emanaba de una época que tenía una fe ciega en los poderes
de la Razón; sin embargo, es el Hombre como totalidad el que busca el contenido
del concepto de lo que es lo jurídico. Las exageraciones de esta concepción
llegaron al extremo de que constatamos la afirmación de Graciano quien
identificaba el derecho natural y la revelación judeo-cristiana, el canonista
considera que la ley natural conduce al hombre a la salvación.
A finales del siglo pasado y principios del actual un sector de filósofos del derecho
vuelven a insistir sobre cuestiones que se habían entendido superadas por el
positivismo, vemos como se sistematizan nuevas doctrinas de derecho natural:
Costa Roseti, Mejer, Catherim, J. Mausbandi, Giorgio del Vécenlo. Esta corriente
del Derecho Natural en la época contemporánea pasan por alto la multiplicidad de
nuevos problemas que aparecen con las innovaciones científicas y tecnológicas
producto de la revolución industrial. Problemas, que, ciertamente ponen de
manifiesto eme el Derecho se forma a través de la observación de los hechos.
Tales pensadores se imaginan un derecho construido a partir de principios
racionales que serían universalmente válidos. Es decir, que sería válido el derecho
cualquiera que sean las situaciones por resolver. Implica un mito contradictorio:
justificar el derecho por razones pretendidamente apriori. Batifol al constar su
repudio al derecho natural afirma: "No sorprende que una parte importante de la
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opinión jurídica considera la idea de un derecho natural como algo, que pertenece
a un pasado irrevocablemente terminado". (Batifol, Henri, ob. cit. página 55).
Hegel contribuye a desencadenar la quiebra del derecho natural. Según la teoría
del derecho natural, la parte precede al todo, es decir, el individuo precede al
Estado: El Estado es un todo construido a partir del individuo aislado.. Hegel al
contrario, asume esta frase de Aristóteles en su sentido real: "el hombre es social
por naturaleza"; a eso él agrega: "según la naturaleza el pueblo es anterior al
individuo", quiere significar que el hombre es producto de unas relaciones
sociales. El individuo aislado, tal como lo concibe el derecho natural, es una
abstracción. Para Hegel, la teoría del contrato social es un dogma, lo mismo que la
del derecho divino Hegel dice: "la sociedad es la condición sin la cual el derecho
no tiene ninguna realidad". (Passim Bobbio Norberto). Nos preguntamos, cómo se
puede concebir un derecho que no esté íntimamente ligado a una sociedad,
determinada? Evidenciamos que ese derecho abstracto, ciertamente lo concibe el
derecho natural. Presentíamos que los contenidos de esos primeros principios
racionales de los cuales el jusnaturalismo pretendía construir todo un sistema,
jurídico, son contenidos vacíos, nada dicen y a nadie se dirigen. La Justicia, como
concepto ideal del cual se quisiera derivar regulaciones implica un concepto
evanescente en tanto no se expresa en relaciones concretas y reales.
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concretos en general, o como el comportamiento concreto, sea interior o exterior
de los hombres, no es posible deducir normas. La doctrina del derecho natural es
idealista y, por tanto, dualista. Ella distingue, al lado del variable derecho positivo,
creado por les hombres un derecho ideal, natural, inmutable, que identifica con la
justicia. Lo que caracteriza frente a otras teorías y dualistas del Derecho es que
considera a la naturaleza, en general, o la del hombre en particular, como
autoridad creadora de invariables normas de un comportamiento justo. Esa
naturaleza es un conjunto de hechos ligados según el principio de causalidad; es
un ser (sein) y de un ser no es posible deducir un deber (sollen). Como el ser de la
Naturaleza es un devenir, la teoría del derecho natural, cuando deduce de la
naturaleza normas inmutables de comportamiento, convierte reglas de Ser en
normas de Deber y crea la ilusión de un valor inmanente a la realidad. Si las
normas inmanentes a la Naturaleza son representadas como fines objetivos
asignados a ella, entonces la teoría del derecha-natural toma- carácter teológico. Y
tina interpretación teológica de la Naturaleza solo por la terminología se distingue
de una interpretación normativa. La concepción según la cual el valor es
inmanente a la realidad se basa en la idea de la creación o del gobierno de la
realidad de la Naturaleza por una autoridad trascendente que encarna el valor
moral absoluto. Merced a esta idea, fundamento de la teología cristiana, cabe ver
en las leyes de la Naturaleza normas y deducir de ella el derecho Justo. Así, sólo
una teoría teológica del derecho natural puede ser teleo-lógica". (Dujovne León;
ob. cit. p. 362, et. ss.).
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varía con estas circunstancias. Entonces, no hay naturaleza humana inmutable, ni
derecho natural inmutable que se dedujera de esta naturaleza. Él Derecho natural
sería variable, según las épocas y las sociedades. Kelsen analiza esta teoría para
demostrar que ella no puede oponerse al positivismo relativista, porque concluye
colocándose en el terreno de este positivismo. En resumen la tesis sobre el
derecho natural variable no puede enfrentar airosamente las críticas demoledoras
que a juicio de Kelsen, cabe dirigir contra el derecho natural a secas. La tentativa
hecha por la tesis del derecho natural para encontrar en la Naturaleza, y deducir
de ella, normas de justicia absolutamente valederas, ha fracasado y debe
necesariamente fracasar si no se adopta un punto de vista religioso y metafísico.
Sise reconoce este fracaso, no se puede justificar, esta tesis afirmando que ella ha
ejercido de hecho una influencia reformadora, de mejoramiento, sobre la creación
del derecho positivo. Kelsen examina esta pretensión, a su juicio infundada, de las
teorías del derecho natural. Sostiene que ellas han servido para justificar los
órdenes jurídicos establecidos y sus principales instituciones políticas y
económicas. Tuvieron carácter conservador, es decir, la idea de derecho natural
no ha llevado una función reformadora o revolucionaria". (Ibíd. p. 368).
A principio del siglo renace el Derecho natural por intermedio del jesuita Catherin;
pretendió proteger el legado del jusnaturalismo católico dentro de la cultura
historicista predominante en su tiempo. Actualmente, el pensamiento escolástico
jusnaturalista cuenta con representantes como Messner, quien fundamenta el
Derecho natural en la metafísica de la sociedad, y no al contrario, la sociedad
supeditada a una idea del Derecho. No participa del contractualista al asumir un
concepto de la sociedad orgánico y pluralista a la manera platónica; el principio
que el denomina de la subsidiaridad significa que el individuo se encuentra en
primer plano y el Estado en un segundo plano; considera que la realización del
Bien Común es claramente clásica, al margen de las evidencias colectivistas. El
Derecho Natural es para Messner lo que exige la naturaleza de las cosas.
Desconoce por completo el dualismo metódico del que hablará Radbruch, que
tenía fuente en el dualismo kantiano. El derecho es para él un orden de relaciones
humanas de acuerdo con los fines existenciales del hombre. Propicia asignarle un
carácter ético al Derecho. Considera que existen ciertos principios jurídicos
supremos que pertenecen a la ley natural, en cuanto referida al orden social, y que
constituyen el apriori jurídico de la ley moral natural. No se requiere mucho
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esfuerzo para evidenciar la capa teológica que recubre estas concepciones;
considera que el Derecho se distingue de la ética en tanto se refiere a las
relaciones humanas externas.
Wolff considera que el concepto del Derecho Natural es variable, pero que su
función es permanente; esa función no es otra, según él que legitimar todo
derecho positivo, y de servir de toda medida empírica e histórica. El Derecho
Natural, tiene que ser para Wolff la realidad Qué sirve para medir la reconciliación
entre la moral y el Derecho positivo; Fechener rechaza las pretensiones
absolutistas del Derecho Natural, busca para éste una nueva justificación. Parte
de la multiplicidad de ascepciones del Derecho natural que se pueden reducir a
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dos: la naturalista y la espiritualista. Considera que lo eternamente válido de la
idea del Derecho Natural es la busca de la objetividad del Derecho.
II
POSITIVISMO JURÍDICO
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investigación del concepto de lo jurídico debe llevarse a cabo por un
procedimiento inductivo. (Berghom, Markel, Bierlig, Bruhhl, Durkeim y Duguit).
En cuanto a la Escuela de la Exégesis, Batiffol afirma: "El papel del jurista luego
de la codificación de Napoleón se limita a la interpretación de los textos; esta
escuela considera que las legislaciones positivas son fenómenos que se
desarrollan en el tiempo y en el espacio; de ahí la utilidad de su estudio". (Ibíd. p.
12). La Escuela de la exégesis se pudiese identificar al Empirismo Jurídico radical,
para el cual solo vale como derecho el que se encuentra estatuido positivamente
en la legislación.
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El normativismo jurídico de Kelsen desea captar lo jurídico en lo que tiene
específico, de formal; es decir, en lo que permanece constante, cualquiera que sea
la materia sobre la cual' se aplica. Evita confundir lo jurídico con lo político con las
reacciones morales o con los deseos de justicia. Es norma lo previsto de sanción,
normas que emanan de otras normas, de contenidos de deber-ser, no de los
hechos del ser. Hegel se opone al Derecho Natural, no obstante su idealismo
filosófico, participa de la Escuela Histórica. Pertenecen a esta escuela las
concepciones de "espíritu del pueblo", tal como la concebía Savigny (se analizará
en capítulo aparte). La historia para Hegel no está penetrada por voluntad divina
alguna; la historia descansa en la reconstrucción dialéctica del auto-despliegue de
la Razón.
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El evolucionismo jurídico; de rasgo no tan dialéctico, se encuentra en otros autores
que afirman que todo es devenir, y lo único constante en la naturaleza es el mismo
devenir, Así resulta inútil pretender señalar un concepto del derecho que valga
para todas las épocas ya qué el derecho es apenas un fenómeno de la cultura, la
que está sujeta a peremne evolución; en este sentido se expresa Herbert Spencer.
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diversas clases de formalismos se puede citar, por ejemplo, la denominada
jurisprudencia conceptualista, la misma filosofía jurídica de Stammler, la Teoría
Pura del Derecho. La jurisprudencia conceptualista constituye el ejemplo más
evidente de esa deformación intelectual que mencionábamos; constituye un
ejemplo representativo de esa desvinculación de los sistemas normativos con la
realidad social, en tanto se restringe la indagación jurídica a la abstracta
sistematización; algunos denominan logicista, un matiz peculiar se desdibuja en el
mero estilo jurídico, con referencias constantes al Derecho Romano. Es indudable
que los juristas romanos no hacían abstracción de la lógica, no eran del todo
formalistas. El formalismo o logicismo aparece principalmente a partir de la Edad
Media. Los juristas de la Edad Media, Canónicos sobre todo, hacen de la ciencia
del Derecho una ciencia abstracta de categorías, de postulados, de divisiones y
subdivisiones, de clasificaciones. Sin embargo, esas sistematizaciones y ese
procedimentalismo en nada coadyuva a la justicia, que debiese ser la instancia a
la cual se refiere todo Derecho. El logicismo jurídico moderno se vincula al
Pandectismo, implica una concepción en la que la ley es el único material de la
ciencia, pero el único valor que da sentido al sistema conceptual. Constituye una
herencia de la Escuela Histórica desprendida, desde luego, de sus supuestos
metafísicas. Conduce, precisamente, a sujetarse a la forma, a la lógica de los
conceptos en el conocimiento del Derecho. Se hace de tal conceptualismo el
objeto de la ciencia del Derecho. Es equivocada la configuración jurídica del
logicismo en tanto va sustentada por el concepto del Derecho, no por la Idea del
Derecho; es decir, por una construcción de meras categorías jurídicas y no por los
fines teleológicos que ha de perseguir el Derecho. Es de advertir que este
logicismo formalista supone una fe ciega en el legalismo. Actuar dentro de la ley,
es, para estos juristas, la aspiración máxima. Sin embargo, el contenido mismo de
la ley puede contrariar el sentido de la justicia. De ahí que la equidad se pierda al
formalismo, dichos postulados son dogmáticos.
El material con el cual trabaja el seudojurista formalista es la ley. Con la mera ley
se queda en el sistema de normas, más no desciende a la realidad. No resulta
viable quedarnos en la esfera de la mera sistematización es menester trascender
a la realidad misma a la cual va referida la racionalización jurídica; no es viable
restringir el alcance del Derecho a la mera operación conceptual, al margen de la
realidad vital y humana. Este conceptualismo no conduce a destino diferente que a
un vulgar gramaticalismo, el cual supone la adhesión irrestricta del jurista al texto
de la ley. En donde también se procede con estricta interpretación lógica, sin
embargo, se hace abstracción de la realidad; la configuración de esquemas y
categorías refiere un procedimiento inadecuado en la conformación de un Derecho
que debe encontrarse sujeto a una tensión siempre cambiante entré la tradición y
la revolución. Esta manera de pensar jurídica estabiliza el impulso del proceso
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social; el formalismo aquilosa el pensamiento e impide la adecuación a los
cambiantes desenvolvimientos de la realidad. El formalismo conceptualista
constituye mía forma de positivismo jurídico; brota de una época decadentista en
materia filosófica; la filosofía del Derecho viene a postergarse por estudios de
mera teoría del Derecho o de ciencia jurídica formal. El positivismo, como
negación de la metafísica, a si mismo, es un formalismo.
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su Teoría Pura del Derecho le proporciona una connotación de teoría de
conocimiento de epistemología jurídica. Su punto de iniciación lo constituye el
postulado de la separación infranqueable entre el ser y el deber ser, la brecha
entre la realidad natural y la norma, o si se quiere, entre el hecho y la valoración
jurídica. Kelsen afirmó que el Derecho implica un orden normativo; quiere esto
decir, que pertenece por completo a la esfera del deber-ser. Viene a constituir el
dualismo metódico de que hablara Radbruch, en aras de una asimismo pureza
metódica; en tal sentido la Ciencia Jurídica tendría que depurarse de los
elementos históricos, sociológicos, políticos, jusnaturalistas, que pertenecen a otra
escala del conocimiento. Dejar de ser interdisciplinaria, para ser rígidamente
disciplinaria. Vaciar el contenido para quedarse en la forma de lo que es
propiamente el Derecho.
Expresó Kelsen que el Derecho es una técnica social que se encuentra al servicio
de determinadas finalidades humanas y sociales; como decíamos, a unos
intereses encontrados. Sin embargo, su ser no implica su finalidad en su
contenido, pues ésta es "metajurídica"; se encuentra más allá del Derecho. El
Derecho, por tanto, representa un medio o un instrumento al servicio de las
finalidades del poder. De allí que para la Ciencia del Derecho lo que interese en
primera instancia sea la estructura no el contenido. El Derecho así concebido ha
de considerarse como un deber-ser; su estructura es la normatividad. En el fondo
el Derecho no es más que norma; se consta bajo esta perspectiva kelseniana la
identificación entre Derecho y Ley. Lo cual conduce a negar la dualidad entre el
Derecho y el Estado no es más que Derecho, vale decir, orden jurídico. Solamente
se verifica un Derecho, quebrándose, por tanto, la distinción entre Derecho
objetivo y Derecho subjetivo; siendo el Derecho Norma, el querer y pretender del
Derecho subjetivo pierde toda significación. Igualmente se quiebra la distinción
entre la creación y la aplicación del Derecho; vale decir, entre ley y sentencia;
entre las regulaciones abstractas y generales y los actos jurídicos individualizados.
Si de la ley se habla de las regulaciones abstractas e impersonales y de la
segunda de la aplicación práctica al caso concreto, esa distinción, se desvanece, y
ley y sentencia constituyen el anverso y el reverso de la misma moneda, que es la
norma misma.
La Teoría Pura del Derecho, no es más que una teoría de las formas. Kelsen
afirma que tienen validez apriorística frente a toda manifestación jurídica empírica.
¡El contenido de la forma pertenece a la política no al Derecho! Kelsen niega el
Derecho natural y toda idea absoluta de justicia. A su manera de entender, toda
idea de valor desdibuja una máscara con la cual se encubren intereses sociales o
políticos. De ahí que propenda por una ciencia jurídica pura. Valorar es introducir
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la relatividad; aspira hacer de la Ciencia Pura del Derecho el universo de la
objetividad estricta.
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del voluntarismo: destaca que el derecho es objeto de una lucha, que la vida
jurídica es la política de la fuerza. La postura intelectualista del derecho tal como la
encontramos en las concepciones Aristotélico Tomistas, nos parecen irrisorias.
Nosotros aceptamos pues, una perspectiva voluntarista, antes que intelectualista
respecto al derecho/ vale decir, que en lo concerniente a la esencia, sentido y fin
del derecho prima, así lo entendemos, la voluntad antes que el entendimiento.
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normatividad jurídica; es decir, el derecho es determinado radicalmente por
factores del ser, llámense historia economía, factores biológicos, sociológicos o
políticos. Por el contrario el positivismo de Kelsen no se afirma en la realidad, se
afirma en otras normas del deber ser. Se inaugura el dualismo metódico de que
hablara Radbruch: el deber-ser desvinculado del ser; vale decir, la norma ajena a
los hechos. Lo que nos cuestionamos es la norma fundamental de que hablará
Kelsen, de la cual desciende toda la normatividad de un sistema jurídico.
Colocamos en entredicho ese campo metajurídico del cual él hace desencadenar
todo lo jurídico.
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detentadores del capital y de la tierra. (Véase en Henkel ob. cit. p. 142,
Concepción de Tolstoi). El positivismo jurídico al identificar el derecho con el
derecho dado, positivo, sirve justamente al orden establecido, configurado en favor
del sector dominante de la sociedad. El dominio generado por el poder y la riqueza
arrastra al Derecho, el cual se encuentra encaminado más a los requerimientos de
los que dominan en un momento dado, que a la adecuación a las necesidades
reales de una sociedad determinada. Respecto al caso latinoamericano en
particular, y del Tercer Mundo en general, son viables las consideraciones que
adelanta Abelardo Villegas en su obra "Panorama de la Filosofía Iberoamericana
actual", dice él: "Antiescolasticismo, conciliación o ruptura con el liberalismo,
naturalismo, industrialismo, sajonismo, y racismo, caracterizan al positivismo
latinoamericano. El positivismo es, la más de las veces, la expresión de una
oligarquía dominante". (Villegas, Abelardo, Panorama de la Filosofía
Iberoamericana actual, Edit. Universitaria de Buenos Aires; Biblioteca de América
Libros del tiempo Nuevo K 15, 1962 p. 74).
III
TENDENCIA SOCIOLÓGICAS
Heinrich Henkel al situar el Derecho dentro de los órdenes del ser afirma: "El
Derecho tiene su existencia en el espíritu; más concretamente en el espíritu de la
agrupación humana devenida en comunidad jurídica. El derecho depende, en su
ser y en su contenido, del sector de lo psíquico. El Derecho como fenómeno
espiritual acompaña exclusivamente a las sociedades humanas. El Derecho se
sitúa en el mundo del espíritu, y dentro de éste como creación del espíritu común
del grupo, en el sector de los productos sociales objetivados". (Henkel, Heinrich;
ob. cit. p. 32 et. 38). La orientación sociológica verá en el Derecho, esencialmente,
una comprobación de la realidad social. El Derecho como fenómeno social se
palpa en el Pasado; Aristóteles considera las constituciones en su diversidad: "el
hombre es por naturaleza social. Así, básicamente es la idea de que el Derecho
depende de los caracteres de la sociedad considerada. Hablando de la orientación
sociológica Batiffol expone: "Bajo esta orientación, la idea es de que el, Derecho
no es en modo alguno una creación deliberada; se forma espontáneamente y de
manera más o menos inconsciente a través de- la costumbre". (Batiffol ob. cit. p.
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29); o como dice Savigny: "El Derecho es una creación del espíritu del pueblo",
(en el mismo sentido se pronuncian Montesquie, Vico y Burke).
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de las condiciones de la vida de la sociedad, creado por el poder coactivo del
Estado". Sin embargo, no tiene en consideración tan solo el fin, tan solo los
intereses; el introduce el concepto de lucha, de conflicto. Pues con tal concepto
ataca a la escuela histórica que veía en el Derecho el producto y la manifestación
de la conciencia jurídica popular. El Derecho no es producto espontáneo sino fruto
de una lucha de intereses. Quiere significar que para la Escuela Sociológica el
Derecho no es un conjunto de imperativos racionalmente formulados de una
manera abstracta o un sistema de proposiciones. Es, esencialmente, un complejo
sistema de juicios de valor. O mejor, la valoración del interés. El Derecho encarna
la valoración oficial de los hechos que es coactiva y se impone a las valoraciones
subjetivas de los hombres. La valoración oficial es emprendida por él Estado, que
es una instancia superior.
Por otra parte, y dentro del contexto de esta tendencia se encuentra Duguit, su
pensamiento se funda sobre la idea de la solidaridad. El es básicamente
objetivista; plantea que el Derecho subjetivo no existe, la soberanía carece de
realidad, así, el sujeto del derecho es una noción metafísica. Por ello, prima la ley
sobre, cualquier, otra fuente. Planteó Duguit un Derecho eminentemente social
pero conservó primada para el Estado en la organización jurídica.... (Duguit, León-
Soberanía y Libertad; La Transformación del Estado; La Nueva Orientación del
Derecho Político; Las transformaciones generales del Derecho privado desde el
código de Napoleón. Manual de Derecho Constitucional. El Pragmatismo Jurídico).
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IV
CORRIENTE AXIOLOGICA
Al determinar los temas de la Filosofía del Derecho, García Maynez expresa: "Son
dos los temas capitales de esta disciplina: el primero es la determinación del
concepto jurídico del derecho; el otro se refiere a los valores que el orden jurídico
positivo debe realizar. La segunda parte de la disciplina de que hablamos, cuya-
tarea consiste en descubrir los valores propios del Derecho, denominase axiología
jurídica. Esta última ha recibido también las denominaciones de teoría del derecho
justo, doctrina de los valores jurídicos y estimativa jurídica. La axiología jurídica
estudia los valores a cuya realización debe aspirar el orden jurídico positivo. Para
la mayoría de los autores, es la justicia la finalidad suprema de está. Algunos
creen descubrir dicho fin en el bien común, otros estiman que el valor jurídico
fundamental es la de seguridad, y que en caso de conflicto, debe la justicia ser
postergada, en beneficio de la paz y el orden". "Siguiendo la opinión más reciente,
pensamos que los valores jurídicos no se excluyen de manera absoluta, y que una
de las tareas de la estimativa es determinar el respectivo rango de aquellos”.
(García Maynez, Eduardo, Introducción al estudio del Derecho; Edit. Porrúa S.A.
México, D.F. 19ava edición 1971 Páginas 119-121).
Para Radbruch hay una escisión radical entre la realidad y el valor; entre el ser y el
deber-ser; frente a la naturaleza surge el mundo de los valores, dice él: "El primer
hecho del espíritu es el de separar el yo de lo dado y enfrentarlos separando así,
realidad y valor". Agrega: "El Derecho es obra humana, y como toda obra humana
solo puede ser comprendida a través de su idea. El Derecho solo puede
comprenderse en el círculo de la conducta impregnada de valor. El Derecho es un
fenómeno cultural, es decir, un hecho relacionado a un valor. La idea misma del
Derecho pertenece a la consideración valorativa. Se debe considerar el Derecho
anclado en el mundo de los valores". (Radbrueb ob. cit. p, 44 ct, ss.). Su
consideración valorativa del Derecho se caracteriza por dos rasgos esenciales: —
Dualismo metódico (es imposible deducir de lo que es lo que debe ser), y el
relativismo (el relativismo resulta apropiado para contrarrestar la tendencia de
creemos poseedores únicos de la verdad o de la justicia; el relativismo es una
posición coherente con la democracia pues repudia todo dogmatismo en materia
jurídica). Por su parte, como veíamos en el capituló precedente Iheririg llegó a la
convicción de que, en últimas, lo que daba la clave de la formación del Derecho
era la idea de Fin: "El Fin es el creador del Derecho". (Von Ihering — El Fin del
Derecho. T. I 5^ ed. 1916). A la luz de esta orientación teleológica el Derecho se
plantea el problema de los valores; las motivaciones u objetivos pueden ser
buenos o malos, valiosos o carentes de valor, en este aspecto coinciden las
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tendencias de fin y de valor. La determinación de los valores es el punto principal
de las preocupaciones jurídicas actuales.
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llegar a una finalidad última que defina el quehacer jurídico. Nuestras opciones
fundamentales nunca son razonadas, no razonables, son opciones que aparecen
como afectivas". (Batiffol, Henri, ob. cit. p. 83).
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no es viable perder la conexión de ellos con la teoría de los valores de Max
Scheler y Nicolai Hartman.
Lo que da la base de la formación del Derecho es la idea del valor. Bentham fue el
primero en afirmar el utilitarismo como método sus tentado en el valor de la
utilidad; consideraba que lo importante es saber que es lo que se quiere, en este
caso la felicidad para el mayor número de personas; sin embargo, el bienestar
material generalizado en tanto identificación con la idea de justicia no permite una
construcción coherente del Derecho. Bentham sostenía que la felicidad de todos
solo puede ser la suma de felicidades individuales, vale decir, el placer, para el
mayor número. Sin embargo, admite que la utilidad inmediata de cada uno puede
no coincidir necesariamente con la de todos. En el mismo sentido Stuart Mili
también se había dado cuenta de que la utilidad no es una suma de intereses
individuales, muy frecuentemente contradictorios, sino más bien del interés
general. Si con Sheler y con Hartman se habla de la jerarquía y la; polaridad, de
los valores antes, con Ihering se había hablado también de la jerarquía de interés.
Por tanto, la racionalización jurídica no busca el bien del individuo, sino como un
medio de asegurar el bien de la colectividad. Y cual es el bien general, colectivo,
sino el equilibrio de los intereses en juego. Ante la diversidad de procedimientos se
pueden constatar el dialéctico; no resulta posible aplicar un método dialéctico
hablando de valores, en tanto estos brotan de una conciencia estimativa en miras
a fines; no están determinados por imperativos dialécticos. Un método viable en la
configuración del Derecho es el método teleológico, en todo momento de la
elaboración y aplicación del Derecho se ha de tener en ^ cuenta el valor que
ilumina la regulación. Pudiese ser el valor del " equilibrio, el de la solidaridad, o el
de la supervivencia.
Sin embargo, para que los valores tengan sentido en la realidad tienen que
reafirmarse sobre elementos comunes, que no son otros distintos a las idénticas
necesidades humanas. Así pues, en la creación de la ley se ha de mirar fines
próximos y en su aplicación la relación social inmediata. Precisamente, por
tratarse de objetivos próximos las valoraciones entran en conflicto. Se plantea una
incertidumbre sobre la justicia; pues, las valoraciones subjetivas sobre la justicia
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son múltiples, de ahí que sea menester una valoración objetiva sobre el Derecho.
Radbruch expresaba: "si nadie puede determinar lo que es justo alguien tiene que
determinar lo que es el Derecho". Esa determinación le corresponde al Estado que
como poder organizado produce la valoración oficial. Todo esto para decir que en
relación con objetivos lejanos o remotos, próximos o inmediatos resulta inútil
pretender una finalidad última que defina el quehacer jurídico. Entran en discusión
los fines; algunos plantean un pluralismo de fines. Radbruch dice que al derecho
se le ofrecen tres finalidades: la seguridad jurídica, la justicia y la utilidad. Algunos
hablan de una finalidad por encima de las otras, y no solamente en el plano
jurídico. Sin embargo, acaso son nuestras valoraciones razones? Nuestras
opciones fundamentales, nuestras valoraciones subjetivas son afectivas. La
conciencia estimativa al optar no tiene en cuenta, de una manera trascendente las
exigencias de la razón.
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la sociedad". (Ibíd. p. 44 et. s.). Ahora bien, la justicia, de la cual es patrón también
el Derecho significa igualdad: la igualdad a su vez puede ser susceptible de
diversas significaciones. Para nosotros, repetirnos, no hay más igualdad que la
que se refleja en la estricta equivalencia en la satisfacción de las necesidades
vitales, que permiten, ciertamente, el desenvolvimiento de las libertades subjetivas
y de las opciones culturales.
CORRIENTES HISTÓRICAS
Se dice que las tendencias históricas son una manifestación del espíritu romántico
que dominaba el quehacer intelectual del siglo pasado. Bien sabemos que el
romanticismo no representa más que la respuesta histórica del sentimiento contra
el racionalismo, contra las exageraciones de la razón. Sin embargo, no solamente
contra el racionalismo sino también contra el positivismo. El romanticismo quiere
reivindicar al hombre y a la vida enfrente a la fría especulación metafísica. Lo
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quiere reivindicar con todo el manojo de sus potencialidades vitales, estéticas y
propiamente humanas; lo quiere reivindicar con los valores de la individualidad,
vale decir, implica la afirmación de lo temporal, de lo histórico, en contra de lo
atemporal, de lo eterno, de lo abstracto.
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participar la escuela histórica; el historicismo veía el Derecho a partir de la
historicidad de los hechos culturales, los cuales eran producto del espíritu del
pueblo.
Igual que Savigny Puchta es otro de los exponentes del historicismo Jurídica Ellos
representan la entrada, desde el punto de vista filosófico, del historicismo en el
pensamiento jurídico. El principio de esta. Escuela descansa en que el Derecho se
vincula al espíritu popular esta, idea es una originalidad frente al racionalismo
antihistórico. El Derecho Natural presumía al racionalismo antihistórico. El
Derecho Natural presumía de logros definitivos, lo que en modo alguno es posible
en las regulaciones que a cada momento de su conformación están determinadas
por cambiantes fenómenos provenientes de la realidad en su devenir.
Hegel así mismo es historicista. Con Hegel había terminado de una manera
majestuosa el Idealismo Alemán. El movimiento filosófico había logrado
sistematizar todos los campos del quehacer humano. De la Filosofía de Hegel se
apoderó el Marxismo que invirtió el idealismo en un materialismo dialéctico. Luego
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Düthey Filosofía de la Vida dio algunas bases para la transformación sociológica
de la teoría hegelianas del espíritu objetivo. Algunos filósofos del Derecho como J.
H. Khler y F. Berolzheimer desarrollaron una filosofía del Derecho sobre bases
hegelianas. En Alemania los neohegelianos más representativos son Binder y
Larenz. El primero había comenzado como neokantista; sin embargo,
posteriormente se esfuerza por quebrar los elementos dualistas* del idealismo
Kantiano en su filosofía jurídica, mediante el postulamiento de la unidad. Se
plantea que la filosofía del Derecho del Estado que ha continuado luego de Hegel
se concretizó en una interpretación política del pueblo alemán lo que vino a
realizarse mediante el nacionalsocialismo. Sin embargo, los neohegelianistas
jurídicos, en lugar de justificar un régimen político determinado plantean el
desarrollo de la dialéctica en tanto movimiento del espíritu que a cada momento se
reconcilia con la realidad.
VI
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Este panorama es completamente superficial, sin embargo, por que no sólo habría
que distinguir múltiples matices dentro del mismo vg. entre existencialismo
cristiano y existencialismo ateo, sino que sería menester tener en cuenta hechos
fundamentales como el de que Heidegger no se solidariza con el existencialismo,
niega que su filosofía sea filosofía de la existencia o existentativa y subraya que su
interés inicial era estrictamente ontológico.
El ser del hombre que vive con plenitud su destino ontológico significa la forma del
existir auténtico. Es lo posibilidad que se pierde en la comunicación con los demás
y en el trato con el mundo circundante en la existencia de todos los días. En ella,
el hombre se impersonaliza; se convierte no en "ser-simismo" sino en "se", en ese
sujeto que es "todos" y "nadie" determinado — de lo que se dice, se habla, se
piensa, se juzga, cuando no es ninguno en particular quien dice, habla, piensa o
juzga (Sein und Zeit).
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De ahí el sentido individualista que domina sobre todo en Heidegger aún cuando
los conceptos de "preocupación" y, sobre todo, de "cuidado" ó "cura" parecen
abrirse a otras perspectivas.
El ser-si mismo sólo es real con otro ser si-mismo. La sociedad se realiza en una
comunidad de ideas como sociedad espiritual. En el recíproco reconocimiento,
cada uno deja de ser un hombre arrojado en el mundo y adquiere dignidad y valor,
se hace "persona".
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Jaspers, es ambigua y bivalente, la de otros, quizás la mayoría, se orienta en un
sentido más claramente social.
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inauténtico desde el punto de vista existencial, cuanto más perfectamente se
ajusta en su funcionamiento a las exigencias de la moderna sociedad de masas.
En cambio, se acercaría más a la autenticidad existencial cuanto menos perfecto
fuera como Derecho, o sea, cuanto más se guiase por lo excepcional y lo anormal.
Pero otras afirmaciones de Jaspers vienen a contrapesar en parte el anterior juicio
negativo, referido al Derecho como tal, en el hecho de su posibilidad. Bajo otro
aspecto, el Derecho se revaloriza, no en cuánto pertenece a la existencia
auténtica de la que está excluido por naturaleza sino en cuanto constituye una
"posibilidad" de la misma. El ser histórico del hombre implica una tradición y el
hombre no puede negarlas sin destruirse como posibilidad de realizarse
auténticamente. Pero la existencia consiste en la posibilidad, de realizarse
auténticamente y en el Derecho y el Derecho participa de esta doble posibilidad,
aunque se acentúa su posibilidad como "riesgo" o "peligro1' para la mismidad de
la existencia.
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Pero esto presupone, de una parte, un exceso de concesiones a la ideología de la
"sociedad de masas". Que las masas es un fenómeno de nuestro tiempo, que la
masificación es un hecho real, que la "organización" es la forma social que domina
en el momento en que vivimos, que la "seguridad social" es hoy la función
radicalmente exigida del Derecho y que, a su conjuro, se han materializado
muchos antiguos ideales jurídicos, todo esto es obvio y evidente, Pero no lo es
todo, porque la sociología puede mostrar que también es un fruto precisamente de
esa estructura social la formación de los grupos íntimos en el seno de la sociedad,
como reductos de la personalidad y la intimidad, lo que significa que el elemento
humano se inserta, y abre brechas en el ámbito social, sin contraponerse a él en la
oposición de lo auténtico frente a lo inauténtico.
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Otros, en cambio, se han orientado en el sentido de construir una ciencia jurídica
existencialista. Así, por ejemplo, Georges Cohn. Estos intentos han resultado
fallidos y no contienen tampoco ninguna novedad. Se limitan a eliminar del ámbito
jurídico la "norma general" y a acentuar el valor de la "decisión" en el Derecho. Lo
cual ya había sido ampliamente proclamado por la escuela del Derecho libre. Por
lo demás, todo decisionismo tiene sentido existencialista, sobre todo si aparece
vinculado a existencia de situaciones-límite.
Respecto del orden jurídico, esto tiene poco sentido, pero en cambio ha revelado
posibilidades más fecundas como teoría política. Por eso la filosofía existencial
puede culminar en una filosofía de la tiranía, politizando totalmente al hombre y
cegándole la visión de lo dado en la naturaleza y en la historia.
No son propiamente existencialistas otros tipos de filosofía jurídica que han creído
preciso partir de un concepto claro de la existencia del hombre para construir la
idea del Derecho. Tal como ocurre con la doctrina de F. Elías de Tejada, que a sí
mismo califica de existencialista jurídico cristiano. Ciertamente él ha partido de la
consideración de las dimensiones del existir humano, una de plano horizontal, el
ámbito de la convivencia, la politicidad, y otra vertical, la dimensión de la
trascendencia del hombre, la moralidad. El punto o línea en que ambos planos
coinciden es el Derecho. El Derecho es una norma política de contenido ético. La
doctrina de Elías de Tejada se encuentra en un "horizonte existencial" que es
propio del pensamiento moderno en general; pero los conceptos que utiliza no
autorizan la calificación de "existencialismo", si no se quiere que este concepto
quede completamente desvaído.
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