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Seminario Diocesano de Santa María de Guadalupe

Aguascalientes

KIERKEGAARD:
Estamos solos ante nosotros mismos y ante Dios.
Trabajo Final

Brian Obed Pérez Hernández


Grupo 1°- Sección de Filosofía
Lógica
Pbro. Lic. Martín González García
Aguascalientes, Ags., 11 de diciembre de 2017
Índice
Introducción 3
De nada sirve una filosofía que no puede ser vivida 4
El individuo contra el sistema 4
Etapas en el camino de la vida 6
La verdad subjetiva 8
Conclusión 9

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Introducción
Kierkegaard fue un hombre que vivió en el siglo XIX, apasionado y dedicado a todo
aquello que él creía como cierto, y que no solo lo creía, sino que lo defendía de las
mejores maneras que él lo podía hacer. Él menciona que la única manera de sacar
al hombre de la indiferencia es el vivir apasionado para salir de ese pozo sin fondo.
Es motivado a dedicarse a escribir filosofía a costa de las burlas y el desprecio de
la sociedad en la que vivía, por la promesa que hizo a su padre acerca de terminar
de estudiar teología y por la trivialidad de la época. Kierkegaard, en contraposición
al racionalismo afirma que debemos de encontrarnos a nosotros mismos dentro de
nosotros mismos precisamente. Es pues necesario que, para entender la filosofía
de Kierkegaard, podamos analizar y comprender la teoría de los estadios pues es
en ella que se basa la mayoría de sus escritos. A continuación, veamos cómo es
que Kierkegaard se basó para elaborar su teoría en la que llega a la conclusión de
que estamos solos ante nosotros mismos y ante Dios.

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De nada sirve una filosofía que no puede ser vivida
Søren Aabye Kierkegaard nació el 5 de mayo de 1813 en Copenhague. Vino al
mundo en plena crisis económica, pues el banco de Dinamarca había entrado en
bancarrota. Desde pequeño él prefería los juegos dialécticos a diferencia de los
niños de su edad, esto pudo ser causado por la deformidad física que tenía debido
a una caída que tuvo en su patio. Además, en su familia tenía cierto rechazo pues
él consideraba que ésta se hallaba presa de una maldición (pues al poco tiempo
muró su madre y cinco de sus hermanos) y ese rechazo también por parte de la
comunidad tal vez fue lo que le hizo aislarse y recluirse en su intimidad y en su
actividad de escritor. En aquel tiempo estaba muy de moda la filosofía hegeliana
con la cual él no tenía nada en común, pues Kierkegaard veía demasiada razón y
exceso de abstracción, lo cual anulaba al individuo lo cual decía era una angustia
para el ser que ha venido al mundo para vivir, no para entender.
Los principales problemas que se dedicó a combatir fue el inmovilismo de la
tradición griega y el cristianismo acomodado, pues a pesar de que su educación
religiosa fue muy estricta, tuvo problemas después con el obispo de la iglesia
danesa Hans Lassen Martensen, pues al regresar de París vino convertido al
Hegelianismo, y a Kierkegaard no le pareció como impartió un curso de Dogmática
especulativa al que asistió. Vivió una suerte de experiencia mística, la cual al ser
por él: “indescriptible” y un “estribillo celestial”, hizo que éste fuera su punto de
inflexión en su turbulenta existencia personal. Tres años más tarde recibió el título
de magister artium en su doctorado de teología.
En cuanto a su filosofía…
Lo que le interesaba de Sócrates era su relación con la ironía, pues solo de esta
manera se podía conseguir eso que Kierkegaard quería, un vacío, una nada, una
ignorancia y esto lo utilizaría para explicar la relación con el cuerpo y el alma. Y
además al estar en este estado necesitamos de tener autoridad, pues es esa falta
de autoridad la que nos tiene sometidos a la obediencia de un genio o daimon. Sin
embargo, no se puede demostrar la verdad porque la verdad no se tiene, sino que
se vive en la existencia personal. Es necesario que esa verdad subjetiva salga de
la interioridad, por eso Kierkegaard se basó en el discurso irónico, que consiste en
decir lo contrario de lo que se piensa, pues la razón en esta época sofoca al
individuo y es pues la ironía la que oxigena al hombre, la que le da alas y lo libera a
la subjetividad. Es después de esto que traduce la ignorancia socrática en un no ser
cristiano.

El individuo contra el sistema


Las cuestiones existenciales del ser humano no caben en un mundo donde la razón
se impone a la realidad del sujeto, y esta conclusión a la que Kierkegaard llegó, la
plasmo en sus escritos seudónimos. En O lo uno o lo otro expresa la ruptura
definitiva con el pensamiento hegeliano, pues frente a la triada que propone Hegel

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(tesis, antítesis y síntesis) presenta dos alternativas de existencia: la concepción
estética frente a la ética. Ante la dialéctica conjuntiva, que propone que en las
etapas de la evolución (que no se anulan) que aportan y favorecen cada estadio
hasta el final del proceso de una manera particular y depurada; Kierkegaard se
opone con la dialéctica disyuntiva, cuya base es la elección verdaderamente
existencial, en la que los momentos no se acumulan, sino que se contraponen.
Es la existencia de esta manera el centro de la filosofía Kierkegaardiana, pues esta
es un proceso temporal en que el individuo construye su propia subjetividad, sin
embargo, para llegar a esto se exige el ejercicio de la libertad, pues entraña pasión.
De esta manera Kierkegaard nos hace ver que el pensamiento abstracto y racional
son incompatibles con la existencia real; pues la existencia real del individuo no
puede ser captada por el conocimiento objetivo sino únicamente por el conocimiento
subjetivo-pasional, pues la existencia siempre es temporal. La única forma que tiene
la lógica de integrar el movimiento en su sistema estético es por la mediación; pues
solo por éste medio, la razón humana es capaz de asumir las aparentes
contradicciones y superar todo límite y oposición. La primera mediación es el
devenir, pues es la superación de lo aparente contradicción entre el ser y no-ser
aunque ninguna mediación no puede abarcar ni asumir la contradicción que abarca
la existencia cristiana. Es importante que tengamos en cuenta que la conciencia es
de naturaleza dialéctica y en ella se lleva a cabo el cruce de idealidad y realidad, y
la relación entre ambas es lo que produce la conciencia, y ese choque entre realidad
e idealidad es lo que llamamos repetición.
La repetición consiste en una reduplicación de la realidad en la conciencia, lo cual
se puede entender en un doble sentido: Primero, de la relación entre la realidad y la
idealidad se da el conocimiento; Segundo, de la idealidad con relación con la
realidad tenemos la ética, el obrar. Y de esta manera la conciencia puede tener
grados de determinación:
Conciencia estética: Se basa en el momento, en la realidad, en la temporalidad, y
constantemente el esteta se desvanece y disuelve en una existencia imaginaria y/o
poética.
Conciencia Ética: Se inclina hacia lo ideal, hacia la necesidad de la necesidad y
universalidad del deber, aunque aun así no descubre el verdadero absoluto, en otras
palabras, el verdadero sentido de la eternidad porque confunde el verdadero
fundamento moral con la obligación moral, y con ello provoca una caída en el
arrepentimiento por el error cometido y de esta manera se abre paso hacia una
nueva forma de conciencia: la religiosa.
Conciencia Religiosa: ésta es la auténtica repetición, pues con el tiempo, se va
adquiriendo la inmersión en la eternidad y solo de ésta manera conoce
verdaderamente la realidad lo cual será su fundamento en lo eterno.

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Mientras que la reminiscencia hace imposible un movimiento trascendente, la
repetición lleva a cabo un movimiento real de existencia, pues los actos de la
existencia son siempre nuevos.

Etapas en el camino de la vida


Para comprender el pensamiento de Kierkegaard es necesario que comprendamos
la conocida doctrina de las etapas, en la que bajo la dialéctica existencia del hombre
estético, ético y religioso se plantean los tres estadios por los que el hombre pasa a
lo largo de su vida. La angustia y la desesperación son manifestaciones que ponen
en claro la fragilidad y debilidad humana, sin embargo, a la vez debemos considerar
algo importante de estos estados que es precisamente que un ser libre y solo un
ser libre, puede sufrir estos estados de conciencia.
Hombre Estético: Vive de la inmediatez, es hedonista, es dependiente de las cosas
y no se compromete con nada ni con nadie. Por este estilo de vida cae en la
desesperación pues cae en la imposibilidad de encontrar la eternidad, y esto surge
a raíz de no poder recuperar los momentos felices y la única forma de huir de esta
crisis es optar por una vida ética.
Es importante resaltar que antes de caer en la cuenta de que debe optar por una
vida ética, se cae en el aburrimiento, al que Kierkegaard describe como un
panteísmo demoniaco, del cuan nos explica dos tipos en los que nos hace ver que
la raíz de todos los males es primordialmente eso, el aburrimiento en sí. El primer
tipo de aburrimiento es la mezcla de la admiración y la indiferencia, que estas serían
las características más relevantes del aburrimiento, y eso es lo que expresa
precisamente el vacío de la vida. El segundo tipo de aburrimiento es la inmediatez
que hemos adquirido de la sociedad la cual la aprendimos y la hemos practicado
mediante la vivencia de una diversión equivocada, pues el tipo de diversión que
tenemos, es exactamente erróneo pues ésta se torna generalmente excéntrica.
Entonces si la solución para la ociosidad es el trabajo, para el aburrimiento
solamente puede ser salvado por la diversión, de esto que muchas personas
intenten salir del aburrimiento mediante un activismo infatigable, que a final de
cuentas se termine confundiendo el aburrimiento con la ociosidad. Esta situación
Kierkegaard pretende solucionarlo mediante la Rotación de Cultivos.
La rotación se puede observar desde dos sentidos distintos; el primero como una
renovación, como un cambio continuo de los terrenos o formas de diversión. Ésta
rotación propone un método intensivo en el que no se busca el sentido de la
extensión de las experiencias sino la intensidad, y estas experiencias deben
englobar una experiencia vital y por esto el método que el esteta utiliza se divide en
cuatro aspectos:
1. El individuo que quiera huir del aburrimiento deberá controlar el recuerdo y el
olvido, pues al dominar estas dos cosas supune el dominar de alguna manera

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las experiencias pasadas. El recuerdo será así capaz de guardar lo agradable
y el olvido se encargará de hacer desaparecer lo desagradable.
2. El esteta deberá abstenerse de la amistad, un amigo para él no es pues lo
que la filosofía clásica llamaba el otro imprescindible, sino que en realidad es
un tercero innecesario, pues la amistad será considerada un estorbo u
obstáculo si no se es provechosa en algún sentido (con respecto al
pensamiento). Es importante que si el esteta tiene amigos los valla
cambiando frecuentemente pues esto le ayudará a evitar rodo compromiso
que lo ate y no le permita conocer la verdad de las cosas que él busca.
3. Evitar a toda costa el matrimonio, pues al asumir ésta responsabilidad se
elimina la libertad y hace imposible en sí misma la rotación de cultivos.
4. No comprometerse con nada ni con nadie, esta es una receta epicúrea no
aceptar cargos públicos.
Lo más importante no es el camino que se siga para legar a ese terreno, sino
que tengamos realmente un cambio o transformación con nosotros mismos; pero
para hacer esto es necesario una exigencia en nuestra propia manera de
concebir la realidad, pus ésta merece una evolución constante. El camino de la
etapa estética comienza disertando sobre el alcance y la importancia del
recuerdo.
Hombre Ético: Está instalado en lo general, es decir, actúa como todo el mundo y
como ejemplo tenemos que es el típico hombre del compromiso matrimonial, pues
el matrimonio refleja claramente el estado en el que la sensibilidad del esteta se
recupera ante la vivencia de las diversas circunstancias, pero de una manera
elevada y racional. La ética como tal es importante, pero necesita de la estética,
pues con el apoyo de ésta se brinda un nuevo sentido a la vida como lo es la libertad.
Pero cuando la ética tiene que afrontar el problema del pecado surge en el alma del
ser humano un cierto temor, el arrepentimiento, que le obliga al individuo a optar por
un plano superior y mejor, entonces el individuo queda solo ante Dios en donde
la universalidad moral ya no puede ayudarlo.
Hombre Religioso: Al final de las palabras sobre el matrimonio que menciona
Kierkegaard con relación a la vida del hombre ético, tenemos que se hace mención
de una excepción religiosa, en la que el individuo que ha apostado en lo más alto,
ve en lo religioso el amor supremo. Así pues, tenemos que el hombre religioso es
aquel que ha hecho una elección de lo absoluto, en donde el norte de su vida es
Dios y su única arma es la fe; todo esto porque se ha escogido un Amor que
sobrepasa la racionalidad ética, y es por eso que Kierkegaard llama a este estado
la soledad del individuo, solo ante Dios. Es pues su obra O lo uno o lo otro, es u
movimiento entre lo racional y lo ideal, y esto termina donde acaba la razón
precisamente; pues, aunque para Kant la razón es el tribunal que juzga los actos
humanos. En la ética Kantiana Dios queda subordinado a la ley moral, cuando
debería de ser su fundamento, un tal sistema ético se muestra impotente para

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afrontar las evidencias existenciales del individuo singular, por ejemplo, el pecado
o el sacrificio.
Hay casos que no pueden resolverse con categorías éticas, y esto es porque éstas
categorías son limitadas, cerradas. En la excepción religiosa se encuentra
intrínsecamente la prueba que es una categoría temporal que apunta hacia lo
eterno, pues las personas o sucesores que se relacionan con éste tipo de categoría
son temporales (por su relación con lo material y su estancia en el mundo) pero su
origen es eterno, así como de igual manera sucede con su finalidad. Y por eso la
persona que opte por la excepción que como Kierkegaard lo llamó, es un caballero
de la fe, pues constantemente se encontrará sometido a la prueba y estará
dispuesto a vivir en una zozobra constante y a cada instante existe la posibilidad de
que su angustia se eche atrás y reingrese en lo general. Ejemplos claros tenemos
en nuestra vida como lo es el héroe trágico, el cual renuncia a sí mismo para
expresar lo general, pero por el contrario tenemos al caballero de la fe que renuncia
a lo general para convertirse en un singular. Para la ética racionalista no cabe la
excepción, pues el momento del singular se afirma como tal, peca, y esto le hace
caer en un estado de Anfaegtelse (Duda, tentación, inquietud) sin embargo éstas
son las únicas que le pueden brindar al individuo un estado en el que el hombre se
encuentre en el umbral de lo divino. El Caballero de lo absoluto tiene como su única
justificación lo paradójico, en donde no será juzgado en virtud de su integración en
lo general sino en la razón de cualidad singular.

La verdad subjetiva
El conocimiento objetivo de las cosas resulta muy favorable a nivel intelectual, pero
paraliza el espíritu, porque para la objetividad el individuo existente resulta
indiferente. Por eso Kierkegaard abogaba y defendía una verdad subjetiva con la
que el sujeto pueda reestablecer una relación personal y en la que la apropiación
de conocimientos, experiencias y verdades sea tan decisiva como el contenido.

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Conclusión
Kierkegaard en un hombre que en lo personal no supo cómo equilibrar su vida a
pesar de que, en su filosofía y escritos, lo plantea de una excelente, manera en la
que el hombre es el que se va haciendo a sí mismo y esto debido a que el encerrarse
a sí mismo en su mundo intelectual y por buscar una solución nunca quiso ser una
persona conformista con lo que se le había inculcado y principalmente con lo que él
creía y enseñaba en sus obras. Se me hizo interesante como por el mismo miedo a
lo que la gente dijera o criticara sus acciones y formas de pensar y por tanto de
actuar, las primeras publicaciones que realizó fueron de manera seudónima, de tal
modo que a nadie conocer quién era, no se detenían para hacer críticas más
objetivas que si solamente fueran negativas debido a conocer quien las escribió
realmente; pero esta forma de presentar sus obras no funcionó por mucho tiempo
pues las personas que los leían se dieron cuenta muy rápido, quién era el autor de
esas obras aunque estuvieran firmados por autores desconocidos. La manera en
que Kierkegaard se entregó a la demostración que estamos solos ante nosotros
mismos y ante Dios es impresionante, pues esa pasión con la que él se dedicó a
estudiar tanto teología como documentos filosóficos, de los cuales sus favoritos eran
los de la dialéctica de Sócrates (Método que utilizó para desarrollar sus estadios de
vida). Estamos pues inmersos en un mudo que nos ha distorsionado la realidad y
eso mismo sucedió con el cristianismo, de tal manera que la verdadera
interiorización y encuentro con Dios se dejó de lado y solo se tomó en cuenta aquello
que podíamos alcanzar por medio de la razón y en ese paso del mito al logos que
se vivió en siglo XIX en la iglesia protestante Danesa, la racionalización llego tan al
extremo, que como dice Kierkegaard, se perdió de vista al individuo y se tomaba
como algo externo y contingente, siendo que es alguien necesario para el desarrollo
de el mismo cristianismo. Es pues en que la vida del hombre se divide en tres
estadios distintos que van marcando la respuesta del hombre ante ese racionalismo,
como el esteta que se deja llevar por lo más superficial de la vida y al caer en ese
aburrimiento y desesperación por no poder mantener los momentos felices por más
tiempo (que son los que le dan una razón por la cual vivir) opta por una vida que va
más allá: la ética; después de dar ese paso a la ética en la que se cumplen normas
morales, también la ética llega a su tope: el pecado, por lo que se opta por una
solución que solo se encuentra en la vida del hombre religioso, y es pues que aquí
nos encontramos solos ante Dios, pues el compromiso para una vida superior solo
se encuentra por medio de la relación con Dios.

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