La corrupción reduce las capacidades del país para invertir en programas
relacionados con la salud, educación y nutrición en las comunidades más
pobres del país. La corrupción en el sistema educativo usualmente se deriva de la presencia de culturas organizacionales en las que sistemáticamente se desplazan objetivos institucionales para impulsar algunos individuales. Este tipo de cultura y las prácticas que surgen a su amparo, es lo que se denomina como “corrupción educacional”. La corrupción educacional se observa en diversas regiones del mundo. Por ejemplo, en Filipinas se ha encontrado que candidatos a maestros sobornan a las autoridades educativas con el fin de ser contratados (Chua, 1999); en México, el mal uso de fondos ha resultado en una distribución insuficiente de libros de texto a las escuelas (Martínez, 2004). En África, la exigencia de cuotas de inscripción ilegales se asocia a altas tasas de deserción (Cockroft, 1998) y en Estados Unidos, algunos maestros han alterado programas de incentivos (Jacob y Levitt, 2003).